DEVOCIONALES DIARIOS
Martes 17 de septiembre, 2024
“Ay, aguijón”
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:7-9.
La mayoría de los eruditos bíblicos coinciden en que el aguijón del apóstol Pablo podía ser una enfermedad en sus ojos. Según algunos argumentos, cuando Saulo cayó bajo la luz divina camino a Damasco quedó ciego, y aunque después de tres días recuperó la vista, aparentemente sus ojos quedaron debilitados. Años más tarde, cuando Pablo va a Galacia, menciona que les predicó en medio de una “enfermedad en su cuerpo” (Gálatas 4:13) y que ellos estuvieron tan dispuestos a cuidarlo que hasta se hubieran “sacado sus propios ojos para dárselos” (Gálatas 4:15), refiriéndose a la disposición para ayudarlo. Esta es la única alusión directa a un problema de salud del apóstol. Lo cierto es que Dios tuvo un propósito en no revelar la naturaleza exacta del aguijón de Pablo, por lo que más allá de cual fuera esa condición, lo importante es lo que el Señor nos quiere enseñar.
En la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la palabra skolops, aguijón, da la idea de algo que frustra y causa problemas en la vida de aquellos que son afligidos. La aparente enfermedad de Pablo no era su principal problema, sino lo que producía en su estado de ánimo.
Pablo oró, clamó, rogó tres veces de manera intensa a Dios para que le quitara ese aguijón, pero la respuesta fue: “¡Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad!” Pablo no sería liberado de su debilidad física, pero sería capacitado sobrenaturalmente para sobrellevarla.
Sabemos que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios, pero el Señor permitió ese aguijón con un propósito y Pablo lo tenía claro: “Para que no me exaltase desmedidamente”. Wow, Dios prefería un siervo humilde que acabara la carrera con gozo que un héroe indestructible perdido por su orgullo.
Esta debilidad, paradójicamente, hizo más fuerte y útil a Pablo “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Co. 12:9). ¡Aleluya! ¡Dios hace la diferencia cuando nos apoyamos y dependemos de Él!
¿Cuáles son tus debilidades? ¿Tienes algún aguijón que te perturba? Recuerda el consejo de Pablo: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Co. 12:10).
Cuando estamos conscientes de nuestras debilidades y permitimos que Dios nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos.
¡Qué victoria más grande obtiene todo hombre y toda mujer que está asido así de firme a Cristo! Aunque nos sintamos débiles, realmente somos fuertes.
Pastor Pablo Giovanini
“Ay, aguijón”
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:7-9.
La mayoría de los eruditos bíblicos coinciden en que el aguijón del apóstol Pablo podía ser una enfermedad en sus ojos. Según algunos argumentos, cuando Saulo cayó bajo la luz divina camino a Damasco quedó ciego, y aunque después de tres días recuperó la vista, aparentemente sus ojos quedaron debilitados. Años más tarde, cuando Pablo va a Galacia, menciona que les predicó en medio de una “enfermedad en su cuerpo” (Gálatas 4:13) y que ellos estuvieron tan dispuestos a cuidarlo que hasta se hubieran “sacado sus propios ojos para dárselos” (Gálatas 4:15), refiriéndose a la disposición para ayudarlo. Esta es la única alusión directa a un problema de salud del apóstol. Lo cierto es que Dios tuvo un propósito en no revelar la naturaleza exacta del aguijón de Pablo, por lo que más allá de cual fuera esa condición, lo importante es lo que el Señor nos quiere enseñar.
En la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la palabra skolops, aguijón, da la idea de algo que frustra y causa problemas en la vida de aquellos que son afligidos. La aparente enfermedad de Pablo no era su principal problema, sino lo que producía en su estado de ánimo.
Pablo oró, clamó, rogó tres veces de manera intensa a Dios para que le quitara ese aguijón, pero la respuesta fue: “¡Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad!” Pablo no sería liberado de su debilidad física, pero sería capacitado sobrenaturalmente para sobrellevarla.
Sabemos que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios, pero el Señor permitió ese aguijón con un propósito y Pablo lo tenía claro: “Para que no me exaltase desmedidamente”. Wow, Dios prefería un siervo humilde que acabara la carrera con gozo que un héroe indestructible perdido por su orgullo.
Esta debilidad, paradójicamente, hizo más fuerte y útil a Pablo “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Co. 12:9). ¡Aleluya! ¡Dios hace la diferencia cuando nos apoyamos y dependemos de Él!
¿Cuáles son tus debilidades? ¿Tienes algún aguijón que te perturba? Recuerda el consejo de Pablo: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Co. 12:10).
Cuando estamos conscientes de nuestras debilidades y permitimos que Dios nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos.
¡Qué victoria más grande obtiene todo hombre y toda mujer que está asido así de firme a Cristo! Aunque nos sintamos débiles, realmente somos fuertes.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 16 de septiembre, 2024
“Anhelo por Dios”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 15 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Qué tienes en tu mano”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 13 de septiembre, 2024
“Realistas, pero avanzando en fe”
“¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.” Deuteronomio 1:28-30.
El pueblo de Dios estaba frente a la tierra prometida y Moisés envió 12 espías para traer un informe de ella. Durante cuarenta días, estos “agentes 007 de Israel”, observaron el lugar y quedaron asombrados. Sin embargo, diez de ellos pusieron su mirada en la estatura de los gigantes a quienes debían conquistar, y ¡adiós a la fe en las promesas de Dios!
Sí, era cierto que esos enemigos parecían invencibles, era cierto que le llegaban a la cintura, era cierto que eran guerreros experimentados, y las murallas impenetrables… “¡Hombre, hay que ser realista!”, me parece oírle decir a uno de los espías miedosos. Sin embargo, Dios había dicho que Él iba con ellos y que pelearía por Israel, por lo tanto, tenían la victoria asegurada. Mientras la realidad indicaba imposibilidad, la fe debía movilizarlos a la conquista.
¡Qué problema es sacar a Dios de la ecuación! Las dudas en sus promesas terminan provocando incredulidad, y Dios aborrece la incredulidad. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Además, la incredulidad arrastra a otros. Observa esta frase: “Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón”. Los comentarios de los espías se esparcieron por el pueblo y todos dejaron de creer en la promesa de Dios. El final fue castigo y prohibición de entrar a la tierra prometida por cuarenta años.
Hay que ser realista, buen observador, calcular los costos y organizarse bien. Pero después, ¡hay que avanzar! Un hijo de Dios no puede quedarse llorando por la realidad cuando tiene miles de promesas divinas que le aseguran la guía, el cuidado y la provisión de Dios.
“Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor”. Salmo 5:11-12.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 12 de septiembre, 2024
“El deseo que controla nuestras decisiones”
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte…” Isaías 26:8-9a.
¿Has tenido que enfrentar consecuencias difíciles de sobrellevar después de haber hecho una mala decisión? ¿Has contraído una deuda de la que no puedes salir? ¿Estás arrepentido de haber hecho lo que hizo la mayoría y ahora no sabes cómo arreglar la situación? Piensa en el momento en donde todo comenzó. No, no fue en la decisión, fue mucho antes, cuando en tu mente y corazón “deseaste” algo que no era bueno.
Hay algunos deseos que pueden matar, tanto el espíritu como el alma y el cuerpo. La palabra “deseo” en hebreo es la palabra taavá que significa “anhelo, deleite, satisfacción, encanto, querer”. Pero también esta palabra proviene de avá que significa “codicia, incitar, querer, vehemencia.” De aquí también se desprende la palabra Kibrot-hataava, nombre dado al lugar donde el pueblo de Israel deseó comer carne y se quejaron y menospreciaron la provisión de Dios (Números 11:34). Eso significa que nuestros deseos pueden ser buenos si está enfocados en lo correcto, pero malos si no están alineados con la voluntad de Dios.
En los versículos que acabamos de leer, Isaías hace una oración mostrándonos el principio controlador de nuestros deseos: “Tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma “. Si primero deseamos que el nombre de Dios sea honrado en nuestras vidas, los demás deseos serán bien canalizados.
Si deseamos la guía de Dios, su dirección, entonces lo vamos a buscar. Así lo dice Isaías: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte”. Nuestros deseos nos mueven a buscar con pasión lo que anhelamos. Si anhelamos a Dios y hacer su voluntad, lo vamos a buscar hasta encontrarlo.
Comienza tu día deseando conocer más al Señor y eso te llevará a buscarlo con determinación. Entonces tus deseos serán controlados por el Espíritu Santo y tendrás mayor sabiduría para hacer tus decisiones diarias.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 11 de septiembre, 2024
“Dios es Dueño de todo”
“Todo lo que hay debajo del cielo es mío”. Job 41:11b.
Tenemos la ilusión de ser dueños de nuestras cosas, pero la realidad bíblica es que todo le pertenece a Dios. El Señor fue contundente al recordarle esto a Job.
No somos dueños, somos administradores de todo lo que Dios nos dio. ¿Tienes un lugar donde vivir? Es de Dios. ¿Tienes un vehículo? Es de Dios. Tú solo lo administras. Cada elemento que se usó para construir tu casa y tu carro ha sido extraído de la tierra de Dios. ¡Nada viene de otro planeta! Y si hubiera sido así, el universo es de Dios.
¿Tienes trabajo? Dios te lo ha provisto para darte sustento, pero la Fuente siempre es el Señor. Quizás tu trabajo sea temporal y Dios tenga en mente uno mejor para ti. Mientras tanto, dale gracias por el trabajo que tienes y da lo mejor de ti.
¿Tienes a tu lado personas que te aman? Son de Dios. Tu cónyuge está hecho a imagen de Dios, tus hijos también, tus padres y familiares. Cada persona le pertenece a Dios y un día cada persona deberá rendirle cuentas por la forma en que ha vivido. Dale gracias por las personas que Dios ha puesto a tu lado.
Tu iglesia es de Dios. El pastor y los líderes son suyos y ellos darán también cuenta de todo. Dale gracias al Señor por tu iglesia, tus hermanos, tus líderes. Estás siendo formado en ese entorno, creciendo espiritualmente y siendo bendecido. La iglesia no es del pastor ni de una organización, la Iglesia le pertenece a Cristo. “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio… para que en todo tenga la preeminencia”. (Col. 1:18).
Todo lo que amas, todo lo que anhelas, todo lo que disfrutas es de Dios, y un día compareceremos ante su Tribunal para rendirle cuentas como administradores. Recordar esto nos debe servir para evaluarnos como mayordomos de lo que le pertenece al Señor y para ser agradecidos por lo que hace por nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 10 de septiembre, 2024
“Esperamos en Ti”
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Eclesiastés 3:11a.
Como seres limitados por el tiempo, podemos encontrar la espera muy frustrante. Sin embargo, Dios no percibe el tiempo como nosotros.
Alguien dijo que “la espera no es un accidente, es un propósito”. En esas “salas de espera” es que Dios llama nuestra atención y cumple muchos de sus propósitos en nuestra vida.
En los tiempos de espera Dios trata con nuestro carácter. En momento así el Señor puede exponer aspectos de nuestro carácter que deben ser transformados. Piensa por un momento, ¿cómo has reaccionado las últimas veces que el Señor te hizo esperar? ¿Fuiste paciente, le diste gracias antes de que llegara la respuesta, o en cambio te preocupaste, te enojaste e incluso decidiste darle un “ultimátum” a Dios?
Cuando debemos esperar nuestra fe es probada. ¿Creemos realmente que Dios puede hacer todo lo que dice? ¿Vamos a mantenernos confiando en Él mientras esperamos sus respuestas o tomaremos el asunto en nuestras manos? Si entendemos de verdad quién es el Señor, podremos confiar en Él; y si lo hacemos, podremos esperar por su tiempo perfecto.
Durante el proceso de espera debemos recordar que el Señor siempre cumple sus promesas y responde a todo aquel que clama. Por lo tanto, debemos descansar y seguir el consejo del salmista: “Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”. (Salmo 33:20-22).
Siempre que te sientas invadido por una sensación de urgencia o incertidumbre, recuerda quién es Dios y lo que Él te ha prometido.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 9 de septiembre, 2024
“Contagia lo bueno”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!” Números 11:4.
Cuando el pueblo hebreo salió rumbo a Canaán, algunos egipcios se unieron a ellos y en el transcurso del viaje comenzaron a avivar un deseo desenfrenado por comer carne. Cuando empezaron a recordar las barbacoas de Egipto se les hizo agua la boca… y se les derritió el espíritu. Este deseo los llevó a otros pecados como la murmuración, la queja, el descontento, a tal punto que “oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda” (v.10). Increíble, llorar al recordar una comida cuando todos los días tenían pan del cielo.
“Vivo deseo” en hebreo es avá taavá, que significa “codicioso anhelo, querer algo con vehemencia, incitado por un apetito de la carne”. Un grupo minoritario contagió a un pueblo de casi tres millones de personas y sufrieron las consecuencias.
En su misericordia, Dios les envió milagrosamente tantas perdices que el pueblo tuvo comida para ¡un mes entero!, pero se desenfrenaron y quisieron comerlo todo en una cena. Imagínate la indigestión y los problemas que eso acarreó. Además, los codiciosos sufrieron una plaga mortal terrible. El lugar donde sepultaron a todos los que murieron ese día lo llamaron “Kibrot-hataava”, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” (v. 34).
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Hay muchas personas que pueden despertar en nosotros algún “vivo deseo” para codiciar cosas que no nos edifican o que no están de acuerdo con la voluntad de Dios.
Si estás rodeado de ese tipo de personas, recuerda lo que Dios le dijo a Jeremías: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer. 15:19). ¡Contagia el contentamiento, la generosidad y el ser agradecido por las muchas misericordias que el Señor renueva cada día en tu vida!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 8 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Usa tus sentidos”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero…”. Hebreos 10:19-22.
Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 6 de septiembre, 2024
“No actúes por impulsos”
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham... Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré…” Génesis 26:1-3.
Isaac se encontraba en una encrucijada, no podía quedarse en esa tierra porque debía alimentar a mucha gente, pero la única opción que conocía era ir temporalmente a Egipto, el país donde siempre había alimento debido al agua potable del río Nilo. Él conocía la historia de Abraham, su padre. Durante la primera hambre se había ido a Egipto sin consultar con Dios y tuvo que regresar al mismo lugar desde donde había salido (Génesis 12:10). A diferencia de Abraham, Isaac se quedó a pesar de la hambruna obedeciendo la voz de Dios y creyendo lo que le había prometido.
La obediencia de Isaac tuvo su recompensa, Dios lo bendijo y fue prosperado. “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.” (vs. 12 y 13).
Tal vez nosotros tengamos disyuntivas como las de Isaac en tiempos de crisis. ¿Cómo estamos actuando? ¿Consultamos a Dios para lo que debemos hacer o nos dejamos llevar por impulsos justificándonos en lo que otros hacen o en lo que se espera de nosotros? Antes de tomar cualquier decisión debemos escuchar a Dios; y después de tener su dirección, debemos obedecerle.
El Espíritu Santo que habita en ti está listo para hablarte y mostrarte la voluntad de Dios. A veces no sabemos ni cómo orar, y Él intercede por nosotros. Confía en su dirección y obedece su voz. Las consecuencias déjalas en sus manos.
El Señor tiene recursos inagotables para cuidar de su pueblo. Cuando confiamos en su protección experimentamos paz y seguridad porque sabemos que nuestra vida descansa en las manos de Aquel que nunca se olvida de sus hijos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 5 de septiembre, 2024
“El Fuerte”
“El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos…” Jeremías 50:34.
En las profecías de Jeremías se ve a Israel siendo oprimido por los babilonios, el recurso extremo que Dios permitió para que se volvieran a Él de todo corazón. El profeta anunció, una y otra vez, que el juicio vendría y ya no había manera de detenerlo. Sin embargo, el Señor les reveló que después de ese tiempo de disciplina en una tierra extraña, los perdonaría, restauraría y los haría regresar a la tierra prometida. Si lees los libros de Esdras y Nehemías verás que Dios cumplió su Palabra.
Cuando el Señor habla hay que prestar atención a cada una de sus palabras. En la promesa que le dio a su pueblo a través de Jeremías les dice que iban a ser redimidos por “el Fuerte”. ¡Qué tremendo título para que el pueblo pudiera ver a Dios como el que nunca puede ser vencido! La palabra hebrea para este título es kjazác que significa “firme, fortísimo, audaz, poderoso, recio, valiente”. Nunca es un Dios débil, incapaz, vulnerable, indiferente o pasivo. ¡Es el que se hace cargo de las luchas de su pueblo!
Los enemigos de Israel eran superiores en número y armamentos, sin embargo, eran “más los que estaban con ellos que los que estaban en su contra” (2 Reyes 6:16). El Fuerte tiene un ejército celestial invencible. ¿Quién puede contra Él?
Israel necesitaba ser liberado de la opresión, esclavitud e injusticia, por eso el Fuerte prometió que “abogaría la causa de ellos”. Abogar en hebreo es la palabra rib que significa “luchar, defender, alegar, amparar, juzgar, sustentar”. Además de ser el Juez de toda la tierra, también es el Abogado defensor de sus hijos. Se hace cargo de cada caso, saca a luz la verdad y hace justicia.
¿Estás necesitando que el Fuerte intervenga en tu vida? ¿Tienes situaciones que ya no sabes cómo manejar? Es hora de ponerte en las manos del Todopoderoso para que pelee por ti.
Dios te pide que creas en Él. Confiar significa entregarle tu caso sin reservas y esperar en lo que hará a favor de ti. Tú redentor es el Fuerte. ¡No hay nadie como Él!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 4 de septiembre, 2024
“Contacto directo con Jesús”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 3 de septiembre, 2024
“Amemos sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir únicamente la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio Hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 2 de septiembre, 2024
“Sigue adelante caminante”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 1 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No te canses de buscar”
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:6).
Hay asuntos espirituales que solo maneja Dios. Las respuestas a nuestras oraciones llegan en el tiempo definido por Él. Por eso la exhortación de la Palabra es perseverar en oración y seguir tocando a la puerta.
Buscar ser llenos del Espíritu es muy probable que no sea el resultado de una sola oración. Lo que nos dijo Jesús es que debemos buscar hasta encontrar. Tal vez Dios quiere ver cuánto lo deseamos, si de veras estamos comprometidos con la obra espiritual que quiere llevar a cabo el Espíritu Santo. Dios tiene muchos propósitos al hacernos esperar una respuesta.
Esperar con paciencia sin abandonar la búsqueda nos hace más sensibles espiritualmente hablando. Nuestro oído se afina para escuchar mejor a Dios. Estamos más expectantes de lo que Él hará. Nos enfocamos más en las cosas trascendentales que en las pasajeras. Damos prioridad a los asuntos eternos más que a los temporales.
Cuando el Espíritu Santo nos llena, debe evidenciarse lo sobrenatural. Fíjate que cuando el Espíritu así lo hacía en los primeros discípulos de la iglesia de Hechos, cosas extraordinarias ocurrían: hablaban en lenguas desconocidas, estaban llenos de gozo aunque sufrían persecución, hablaban proféticamente las maravillas de Dios, predicaban con denuedo, hacían muchos milagros. Nadie detenía a los que eran llenos del Espíritu.
No te conformes con una "mojadita" del rio de agua viva cuando lo que necesitas es que te cubra por completo. Puede que lo primero que haga el Señor al comenzar a llenarte sea limpiar tu vaso, purificar tu alma, darte poder para vencer tentaciones. Y eso es solo el principio. Hay mucho más. Quiere seguir llenándote para manifestar sus dones en tu vida. Dios quiere usarte poderosamente, y la única manera es siendo controlado y capacitado por el Espíritu Santo.
No te canses de buscar. Sigue orando. Dios cumplirá su promesa.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 30 de agosto, 2024
“Recibir para compartir”
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Lucas 24:49.
Antes de ascender a los cielos, el Señor reunió a sus discípulos y les dio la orden de quedarse en Jerusalén temporalmente. Había un propósito en la espera, y era nada más ni nada menos que aguardar el descenso del Espíritu Santo que los iba a investir de poder. En otras palabras, Jesús les estaba diciendo: “No hagan nada antes de ser llenos del poder del Espíritu”. Era imposible cumplir la misión de ir por todo el mundo con el evangelio si no tenían el poder necesario.
Si lees los primeros capítulos del libro de Hechos, verás que los discípulos obedecieron a Jesús y después de diez días de estar orando juntos, el Consolador llegó a sus vidas con manifestaciones extraordinarios. Lee la historia en Hechos 2.
Ahora sí que estaban listos. Entonces comenzaron a predicar y compartir las buenas nuevas de Jesús… en Jerusalén. Y solo en Jerusalén. ¿Qué pasó con ir a predicar a todo el mundo? Bueno, de alguna manera estaban acomodados a Jerusalén, su trabajo estaba ahí, la familia, los amigos, los recuerdos de la infancia. Pero Jesús dijo que después de haber sido llenos con el Espíritu Santo debían ir más allá de lo conocido.
Tuvo que venir una persecución para que salieran de Jerusalén. ¡Ay! “En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles… Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:1b,4).
Nosotros, aquí y ahora, tenemos la misma misión que los primeros discípulos, y también necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. Sin embargo, debemos hacer nuestra parte, y es movilizarnos y no esperar que nos movilicen. Tenemos que salir de nuestra comodidad, lo conocido, nuestras cuatro paredes, para compartir el mensaje de Jesús a los que se pierden sin esperanza. No te conformes con “tu Jerusalén”. ¿No te está inquietando el Espíritu Santo?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 29 de agosto, 2024
“Vida espiritual plena”
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3:11.
Hagamos alusión intencional al apodo de Juan… el “bautista”. Se ganó el segundo nombre por ser obediente al llamado de Dios de predicar y bautizar para arrepentimiento de pecados. Muchos venían para ser sumergidos en las aguas del río Jordán como símbolo de limpieza y purificación de pecados. El simbolismo estaba claro: así como el agua cubría todo el cuerpo, la persona era “sepultada” para morir al pecado y “levantada” a una nueva vida. Atrás quedaba la vieja vida de pecado para vivir por fe en el perdón divino.
Sin embargo, este bautismo no era suficiente. Ya lo dijo Juan, quién se definió como un servidor del que haría una obra mayor. “El que viene después de mí” era nada menos que el Mesías, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios enviado al mundo, no solo para llevar a cabo el sacrificio perfecto en la cruz, sino para “bautizar” en Espíritu Santo y fuego.
Si Juan, que bautizaba en agua, dice que hay otro bautismo, hay que prestar atención. Él se refería a una vida sobrenatural, una vida de fe plena, simbolizada por la inmersión en fuego. Definitivamente esta obra la hace el Espíritu Santo, y este es el plan eterno de Jesucristo quien lo enviaría a la iglesia para capacitarla con poder para cumplir la misión que le encomendó.
Para recibir este bautismo es necesario anhelarlo, esperarlo con pasión, desearlo como el agua cuando uno tiene sed. Jesús mismo dijo, y presta atención a cada una de sus palabras: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37b-39a).
¿Anhelas ser bautizado en el Espíritu? ¿Deseas que tu vida espiritual se desarrolle al máximo de su potencial? ¿Quieres una vida de satisfacción interior desbordante? Presta atención a la exhortación de Pedro: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 28 de agosto, 2024
“Gozo inalterable”
“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.” Hechos 13:52.
Pablo y Bernabé habían ido a Antioquía de Pisidia a predicar el evangelio y causaron una revolución en el pueblo. Sin embargo, la oposición del diablo no tardó mucho en aparecer. Un grupo de judíos que no querían aceptar el mensaje de la gracia de Jesucristo, se levantaron en contra de ellos y los expulsaron de la región. Pensaríamos que esto habría apagado el deseo de evangelizar, pero no fue así, por el contrario, Pablo y Bernabé siguieron predicando con mucha más pasión y energía. ¿Qué los movilizaba?
Los discípulos estaban “llenos de gozo y del Espíritu Santo”. Si un creyente tiene verdadero gozo, lo es como resultado de la obra del Consolador. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo…” (Gálatas 5:22).
La palabra gozo en griego es la palabra jará que significa “estar alegre, bien feliz, deleite, regocijarse”. Claro, podemos estar alegres cuando las circunstancias son favorables. ¡Quién no tiene gozo cuando le aumentan el sueldo! Pero cuando pasamos momentos difíciles, ya es otra cosa. El único gozo que permanece inalterable a pesar de la oposición es el que proviene del Espíritu Santo.
Si sigues leyendo la historia de la iglesia verás que siempre que estaban llenos del Espíritu, manifestaban gozo verdadero. Por supuesto que hay circunstancias que no admiten expresiones de júbilo, sin embargo, interiormente el gozo del Señor se mantiene porque estamos creyendo en sus promesas, confiando en su protección, seguridad y cuidado hacia nosotros.
Alguien escribió: “Así como toda el agua del mundo no puede apagar el fuego del Espíritu Santo, tampoco pueden todos los problemas del mundo aplastar el gozo que el Espíritu Santo produce en todo hijo de Dios”.
Que tu relación con el Espíritu Santo se fortalezca hoy, y produzca en ti un gozo tan real que ninguna circunstancia lo pueda apagar.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 27 de agosto, 2024
“Nos conviene el Espíritu Santo”
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” Juan 16:7.
Imagínate la escena. Los discípulos se acaban de enterar de que Jesús ya no estaría con ellos. Hacía tres años y medio que estaban juntos, y cada día era una nueva oportunidad para ver las manifestaciones gloriosas del Hijo de Dios. Sus palabras, su compasión, su sabiduría, su poder… ¡Cuántas cosas para aprender y en las que pensar! Pero ahora el Maestro ya no estaría con ellos, nada sería igual. La tristeza llenó el alma de cada discípulo.
Sin embargo, Jesús irrumpió con una declaración que los dejó perplejos: “Les conviene que me vaya…” ¿Nos conviene? ¿En serio? La palabra “conviene” en griego es sumféro que significa “ser ventajoso; mejor, de mayor beneficio, provechoso”. En realidad, el Señor no los dejaría solos, enviaría al Espíritu Santo para hacer morada en ellos y esto sería provechoso.
¡Qué tremenda conveniencia! El mismo autor de la Biblia ahora está trabajando en nuestro espíritu, el mismo que inspiró a profetas y sacerdotes para hablar de parte de Dios está ahora en nosotros guiándonos, hablándonos y movilizándonos para hacer la voluntad de Dios.
Pero claro, todas estas bendiciones espirituales están a disposición… de todo aquel que cree. Hay que poner la fe en marcha. En primer lugar, creyendo que Él habita en nuestro espíritu y quiere tener una relación estrecha con nosotros. A partir de allí, cada día necesitamos profundizar esa relación en oración y meditando en la Palabra. Y otro detallecito… Hay que obedecerlo.
¿Deseas esta vida de fe, plena en el Espíritu? Comienza a orar y dale tiempo al Espíritu Santo para que te hable, porque lo hará. Entrégale todo tu ser. Vive la vida abundante que Cristo nos prometió a través de Su Espíritu Santo.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 26 de agosto, 2024
“Las incomparables palabras de Jesús”
“Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron: ¿Por qué no lo trajeron? ¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! -contestaron los guardias.” Juan 7:45-46.
Muchas veces los religiosos intentaron echarle mano a Jesús pero no pudieron. Estaban tan enojados con el Señor por decirles la verdad, que solo querían deshacerse de Él para acallar el mensaje intranquilizador de sus conciencias. Pero no había caso, una y otra vez fallaban en sus intentos. No sabían que la hora de Dios para que Jesucristo entregase su vida no había llegado.
En cierta ocasión enviaron a la “policía” de esa época para arrestar a Jesús, pero las palabras que estos hombres escucharon del Señor produjeron tal convicción en sus vidas que regresaron sin Él porque no encontraron ningún motivo para arrestarlo.
Las mismas palabras de Jesús son apreciadas por corazones espiritualmente sensibles y odiadas por corazones duros. El Señor sabe quiénes son los que habrán de creer y también quiénes rendirán sus vidas completamente a Él. Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.” (Juan 6:63-64).
El Señor sigue hablando. Sus palabras quedaron registradas en la Biblia para seguir transmitiendo vida. Él sigue salvando, libertando, restaurando y sanando, pero se requiere fe para que cada una de sus promesas se haga realidad en nosotros. Nuestra respuesta a sus palabras hará la diferencia. Si podemos creer que ellas todo cambiará en nuestra vida.
Quiera Dios que nuestra respuesta sea la misma que la de sus discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Juan 6:68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 25 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Plenamente convencidos”
“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Romanos 4:20-21.
Qué impactante es la historia de Abraham. Ha sido declarado el padre de la fe de todas los creyentes en Cristo. Su fe fue probada muchas veces, pero permaneció firme en sus convicciones espirituales. Tuvo encuentros con Dios transformadores donde escuchó promesas tan maravillosas que parecían imposibles de concretarse. Imagínate que te digan que serás padre de multitudes cuando tu esposa es estéril y acaba de soplar noventa velitas…
¿Cómo hizo Abraham para permanecer creyendo en las promesas que Dios le hizo a pesar del tiempo que debió esperar para su cumplimiento? El texto de Hebreos nos dice que se fortaleció en fe “dando gloria a Dios”. Me imagino que cuando este hombre de Dios era atacado con dudas, se respondía a sí mismo cantando alguna alabanza que afirmaba su fe. “Bueno es Dios, siempre fiel”, “Eres Todopoderoso, “No hay nadie como Tú”, “A Dios sea la gloria”, en fin, imagina tú las alabanzas que traigan gloria a Dios en medio de la espera. Abraham había hecho de su relación con el Señor una prioridad y la alimentaba continuamente.
Si le damos lugar a las dudas, terminamos siendo incrédulos, por eso Abraham no permitía que ninguna se alojara en sus pensamientos. Confiaba en las promesas de Dios y esperaba su cumplimiento sabiendo que Dios no miente. Nadie podía hacerlo dudar de eso. Dice el texto que estaba “plenamente convencido”. Esta expresión en griego es la palabra pleroforéo que significa “estar completamente seguro, ser ciertísimo, cargado abundantemente de evidencias”. Es decir que cada vez que una duda venía a la mente de Abraham, él recordaba sus encuentros con Dios y afirmaba su fe en la verdad de Quién es el Señor. Tenía suficientes evidencias como para saber que Dios cumple sus promesas.
Siendo honestos, nosotros tenemos más evidencias que Abraham. ¡Tenemos una Biblia entera que nos habla del poder de Dios! Por eso, cuando nuestra fe sea probada al pasar por momentos difíciles, desafiantes y de espera, no podemos dar lugar a los dardos del diablo cargados de dudas e incredulidad. Es nuestra responsabilidad afirmar nuestra fe en el Todopoderoso.
Si Dios te ha dado una promesa, confía en Él hasta ver su cumplimiento. No desmayes durante la espera. El Señor sigue haciendo milagros. Recuerda lo que nos dijo Jesús en Juan 11:40: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 23 de agosto, 2024
“¿Otro Goliat?”
“Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.” 2 Samuel 21:19.
¿Cómo? ¿Había dos Goliat? ¿No era suficiente con uno que tenía que haber otro? Pues, así era. Varios años después de que el joven David matara al primero con una piedra, apareció otro que también enfrentó al pueblo de Israel. Esta vez el héroe de la fe fue Elhanán. Hasta es difícil pronunciar su nombre.
Lo que hizo este guerrero de Israel debe ser celebrado tanto como lo que hizo David con Goliat. El gigante que enfrentó tenía una lanza similar a la de su predecesor: “El asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar”. Venía con la misma intención de destruir al pueblo de Dios, pero Elhanán lo enfrentó y este gigante también cayó.
Lamentablemente sabemos poco del hijo de Jaare-oregim, tenemos solo un versículo, pero es suficiente para dejarnos una tremenda lección.
¿Tienes tú un nuevo “Goliat” en tu vida? ¿Habías creído que ya nunca más te lo ibas a enfrentar? ¿Pensaste que una victoria te iba a permitir descansar de los ataques del enemigo? Esta historia nos dice que debemos velar diariamente, vigilar por nuestra vida espiritual, nuestra casa, nuestra iglesia.
Satanás no descansa. Él usa infinidad de estrategias para intimidarnos, debilitar nuestra autoridad y que nuestra fe desfallezca. Sin embargo, el Espíritu Santo que está dentro de nosotros sabe cómo mantenernos alertas y vigilantes. Él nos recordará que debemos tomar la armadura espiritual cada día y no tenerle miedo al enemigo.
Tus victorias pasadas te ayudarán a recordar que Dios sigue peleando tus batallas, y es Él quien te ayudará a vencer. Confía, descansa en sus promesas y actúa con la autoridad que te ha delegado. ¡Hay victoria en Jesús!
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 22 de agosto, 2024
“Nadie estorba a Dios”
“Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” Isaías 43:13.
Nuestro Dios es Omnipotente. ¡No hay nada que no pueda hacer! Él existe desde la eternidad y seguirá existiendo hasta la eternidad. Por eso es Eterno e Infinito. A veces tratamos de entender su grandeza con dimensiones naturales y nos equivocamos.
Cuando leas que el telescopio Webb ha recopilado una extraordinaria colección de imágenes desde los confines más lejanos del universo, créeme, hay mucho más de lo que pudo observar. Estrellas, planetas, nebulosas, galaxias, todo es pequeño a la luz de Quien los creó.
Entonces, ¿crees que algo o alguien podría “estorbar” a Dios o cambiar su plan eterno? Nadie puede “desbaratarlo”, “deshacerlo”, “contrarrestarlo”, “impedirlo”, “torcerlo”, “resistirlo”, estos son algunos de los significados de la palabra estorbar en hebreo. Lo que Dios ha determinado se cumplirá.
Dios ha determinado que la salvación de la humanidad es solo a través de Jesucristo, su Hijo Unigénito (Juan 3:16). ¿Alguien puede cambiar esto? ¡Nadie! Él dice que todos los que le recibieron son hechos hijos de Dios (Juan 1:12). ¿Hay algo que pueda separarnos del amor de Dios? ¡Ni el mismo diablo! Jesús dijo que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. ¿Acaso puede abandonarnos temporalmente? ¡Nunca! Jesús dijo que vendrá otra vez para llevarnos a vivir con Él por la eternidad ¿Faltará a su promesa? ¡No!
Con semejantes declaraciones, ¿podríamos pensar que Dios se ha olvidado de nosotros, que no se compadece de nuestras necesidades, que no entiende nuestro quebranto? Jesús mismo, el Hijo de Dios, se hizo hombre para ser nuestro Salvador, intercesor, abogado, amigo fiel.
Si has aceptado a Cristo como tu Salvador, eres parte del pueblo de Dios que vive bajo su cuidado permanente. ¡El Dios Omnipotente es tu Padre! ¿Cómo no se ocupará de ti? Pon tu fe en marcha y deja que te guíe a hacer su voluntad. Nadie podrá estorbar lo que Él ya ha planificado para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 21 de agosto, 2024
“No te ‘apoderes’ de Jesús”
“Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.” Juan 6:15.
La palabra “apoderar” en griego es jarpázo y significa “arrebatar, tomar para uno mismo”, es decir, manipular, controlar para satisfacción de nuestros deseos, adueñarse de lo que uno cree conveniente. Creo que se explica mejor el término si pensamos en Jesús como el rey que quiero para… La frase podemos terminarla de muchas maneras: “… para que me dé una casa nueva”, “para que sane mi cuerpo”, “para tener suficiente dinero”, “para tener control sobre las personas…”.
Eso les pasó a los israelitas cuando Jesús multiplicó los panes y los peces. Pensaron: ¡Este es el rey que buscamos! ¡Alguien que nos dé de comer y no tengamos que trabajar! ¿Te imaginas a Jesús viniendo al mundo para eso? No… Sabes que ese no era el plan de Jesús.
El Señor no es el “genio de la lámpara” que vino para cumplir nuestros deseos. ¡Es el Dios Todopoderoso, Rey del universo! Él no existe para hacer realidad nuestras pretensiones, sino que nosotros existimos para llevar a cabo los planes que trazó para nuestra vida. Él traza las normas de su reino y como hijos debemos obedecerlas.
Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Hay una orden, y es buscar su reino, es decir, poner en prioridad lo que Él quiere, hacer su voluntad. También hay una promesa: Todas las cosas que necesitamos las proveerá al cumplir la primer premisa. Si lo buscamos por las añadiduras, entonces buscamos “apoderarnos” de Él de la manera incorrecta.
Permite que Jesús se apodere de ti. Cuando Él controla tu vida a través del Espíritu Santo, llega la satisfacción total a tu corazón, el gozo de la salvación se renueva en ti, la seguridad de su venida te llena de esperanza y sabrás que todo lo que necesites será provisto por Aquel que te ama y quiere lo mejor para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 20 de agosto, 2024
“Prepara el camino”
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” Lucas 1:16-17.
Estos versículos se refieren a Juan el Bautista, quien tuvo la tarea de “preparar el camino” para que la gente recibiera a Jesús como el Salvador. A nosotros también se nos ha delegado la tarea de presentar a Cristo. Observemos las similitudes.
Proclamamos un mensaje de conversión. Como Juan, hablamos de Cristo para “que muchos se conviertan al Señor” (v.16). “Convertirse”, en el original griego, es epistrefo y significa “hacer que una persona se vuelva; dar un giro de 180º”. El mensaje del evangelio dice que Dios perdona los pecados de aquel que se arrepiente y se convierte de sus caminos. Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Proclamamos un mensaje de reconciliación. El pecado separó al hombre de su Creador, pero Jesucristo logró la reconciliación por medio de su sacrificio. Todos aquellos que somos hijos de Dios tenemos también el privilegio de compartir este mensaje. Dice 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
Proclamamos un mensaje de transformación. Solo el poder del Espíritu Santo es capaz de transformar a una persona. El cambio que se requiere es nada menos que una operación divina: mente y corazón nuevos.
¿Cómo es posible llevar adelante semejante tarea? Según los versículos 15-17, Juan el Bautista lo haría con la misma autoridad y poder del Espíritu de Dios que también actuó en Elías. Hoy, este poder también está disponible para todo creyente que se somete al Espíritu Santo. “No se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. Mateo 13:11.
¡Aprovecha este día para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 19 de agosto, 2024
“¿Conoces al Mediador?”
“Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio. Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”. Job 9:32-33.
Job estaba sumido en un profundo dolor sin saber las causas de su sufrimiento. Trataba de encontrar una explicación y no la hallaba. Exponía su queja a Dios y no había respuesta. Entonces llegó a esta conclusión: Dios no es humano como yo para entenderme y para que podamos disputar en un juicio. ¡Necesito un Mediador! ¡Wow, qué clamor tan significativo!
Job sentía la gran distancia entre él y Dios, y al no tener respuestas sentía que era tratado injustamente. Había perdido la esperanza de poder exponer su caso delante de Dios y demostrar su inocencia. Tenía un pensamiento muy terrenal: “Dios está en su trono, Todopoderoso, Soberano, Perfecto, Santo, y yo solo soy un ser humano lleno de debilidades que soporta dolor y angustia. Dios no me entiende… ¡Si fuera humano sabría lo que estoy sintiendo!” Entonces expresó un deseo desde lo más profundo de su corazón: “Si hubiera alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”.
El anhelo de Job también está latente en nuestros corazones, aunque ya hace más de 2000 años que tiene respuesta. Lamentablemente Job todavía no sabía del “Arbitro” que iba a llegar, alguien que se identificaría con el ser humano, pero sin pecado, para que pudiera interceder constantemente ante Dios por sus hijos.
¡Jesús es el Mediador entre Dios y nosotros! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). Un hombre perfecto que puede identificarse con nosotros en cualquier aspecto de la vida humana. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).
El Señor te entiende; conoce tus sufrimientos, angustia y dolor y está esperando que te refugies en Él. Recuerda cómo ha obrado en tiempos anteriores en tu vida y ten la seguridad de que esta situación será otra oportunidad para mostrarte su fidelidad. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…” (Deuteronomio 33:27).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 18 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios es Santo”
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” Levítico 19:2.
Los nombres de Dios revelan su carácter. Uno de ellos es “El Santo”, del hebreo kadosh que significa “sagrado, apartado del pecado, pureza de carácter”. El Señor es santo y demanda que toda persona que se relacione con Él también lo sea.
Desde que los israelitas supieron esto intentaron estar a la altura de este requerimiento, pero fracasaron en todos sus intentos. Los sacrificios no eran suficientes para cubrir todos sus pecados. En menos de 24 horas el oferente volvía a pecar y debía presentar otro sacrificio. Es que el problema estaba en la naturaleza interior del ser humano.
Entonces el remedio vino directamente del cielo. Jehová Kadosh envió a su Santo Hijo para ser el sacrificio perfecto y definitivo. Toda persona que recibe por la fe a Jesús como su Salvador es perdonada instantáneamente y Dios la ve como si nunca hubiera pecado. ¡Al fin santos delante de Dios! “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.” (Hebreos 2:11).
Para que esta obra no sea efectiva solo el día de haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, Dios envió al Espíritu Santo para habitar dentro de los que hemos sido justificados. De esta manera, Él mismo nos sigue santificando diariamente hasta pasar a la eternidad. “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
Pero hay una parte que debemos hacer nosotros en colaboración con el Espíritu Santo, y es abandonar el pecado y someternos a Su control para que nuestras decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 7:1).
Nunca te desanimes. El proceso de santificación se completará cuando estemos en la presencia de Dios, en ese momento seremos perfectos. Lo que parecía imposible, Dios lo ha hecho posible, así que: “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.” Isaías 12:6.
¡Gracias Señor por salvarnos y santificarnos por tu Espíritu!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 16 de agosto, 2024
“Con paciencia en su presencia”
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia… Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.” Génesis 15:6,12.
Dios le dijo a Abram que le daría una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo, y para confirmar esta promesa el patriarca debía presentar un sacrificio y esperar en la presencia del Señor. Así que el padre de la fe preparó el altar y los animales para el sacrificio y esperó, pero solo había silencio. Siguió esperando y nada. Miraba hacia los cielos pero no había respuesta.
Entonces Abram tuvo sueño. Sí, el padre de la fe empezó a dormirse durante el tiempo devocional… La palabra “sueño” en hebreo es tardemá que significa “letargo, entorpecer”. ¿Te resulta familiar? Por supuesto, seguramente durante un tiempo de oración, en donde nos hemos acercado al Señor con el deseo de escucharlo, de pronto el sueño parece dominarnos.
Abram no solo tenía sueño, también sentía temor porque podía ser atacado por un animal salvaje. Entonces, en ese momento, Dios intervino dándole una revelación tremenda de lo que le acontecería a su descendencia en los próximos ¡cuatrocientos años! ¡Menos mal que el patriarca pudo mantenerse despierto! Allí mismo Dios hace un pacto con Abram prometiéndole, no solo una innumerable descendencia a través de la que Él se iba a glorificar, sino también la configuración del territorio que le daría por haberle creído.
¡Qué aplicación tan clara para nosotros! Cuántas veces nos hemos presentado ante el Señor con nuestras preguntas, peticiones e inquietudes y creemos que Él nos va a responder, pero durante la espera entramos en un período de adormecimiento, letargo, y finalmente se produce la desconexión con el Señor. Él se ha quedado con la respuesta en sus labios porque no hemos podido perseverar hasta escuchar su voz.
En el Salmo 40:1 leemos: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. David sabía que la clave para escuchar a Dios era permanecer con paciencia en su presencia. Muchas veces el Señor nos prueba para saber hasta qué punto estamos interesados en conocer lo que tiene que decirnos. Toda espera que Él permite tiene un propósito.
No permitas que el adormecimiento se apodere de tu alma. Sigue orando, intercediendo, clamando, que el Señor ha oído tus ruegos y la respuesta está en camino.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 15 de agosto, 2024
“¿Oramos eficazmente?”
“La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16b.
¿Habrá algo más importante que la oración en la vida del cristiano? Si en la Biblia la palabra oración se repite más de 650 veces, entonces debe ser crucial.
La realidad es que si no oramos…
- Perdemos bendiciones.
- Se enfría nuestra relación con Dios.
- Se debilita nuestra fe porque confiamos más en nosotros mismos
- No sabemos lo que Dios quiere, cuáles son sus propósitos y planes.
- Perdemos la capacidad para reconocer los ataques del diablo.
- Cedemos a las tentaciones.
- No tenemos visión de eternidad porque vemos solo lo inmediato y material.
- Se debilitan las relaciones y ponemos en peligro a la familia.
Santiago nos exhorta a hacer oraciones eficaces. La palabra eficaz en griego es energéo que significa “ser activo, eficiente, obrar, operar”. La oración eficaz es la que se caracteriza por su seriedad, fervor y energía. Es la que se considera una prioridad.
El recurso más poderoso de un cristiano es su comunión con Dios mediante la oración. A menudo vemos poco resultados a nuestras oraciones porque oramos solo cuando nos sobra tiempo o cuando estamos en apuros, pero Dios espera otra actitud de sus hijos. Si queremos ver respuestas, entonces debemos orar con fe, fervor y perseverancia.
La oración eficaz es la que nos mantiene en una comunión ininterrumpida con el Señor. Por eso Pablo nos exhorta a “orar sin cesar” (1 Tes. 5:17) y a “perseverar en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col. 4:2). Escucha también al salmista: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.” (Sal. 55:17).
No abandones la oración. Es la manera de experimentar a Dios diariamente. Abre tu corazón para que Dios te hable hoy y lo verás hacer grandes cosas en y a través de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 14 de agosto, 2024
“Ahí viene el Esposo”
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.” Mateo 25:6-7.
En la iglesia donde nací, un domingo, mientras el pastor predicaba con mucho entusiasmo acerca de la venida de Cristo, dijo con toda su fuerza: “¡Cristo puede venir hoy!”. En ese momento se levantó una ancianita y le respondió: “¡Ay, no, justo esta semana que le dan un aumento a los jubilados…!”
¿Hay algo que a ti te impida gozarte con la exclamación: “¡Ahí viene el Esposo!”?
En esta parábola, el Esposo de la Iglesia, el Señor Jesús, nos advirtió que va a volver otra vez y que será en cualquier momento. Por lo que leemos en las Escrituras, es muy probable que la Iglesia esté medio dormida a su regreso. Uy… entonces sin duda puede venir hoy mismo.
Si prestamos atención a la condición de la Iglesia de Cristo en este tiempo, podemos afirmar que está cabeceando y dormida. Nos hemos detenido en muchas áreas. Estamos ocupados en millones de cosas, y en lo último que nos detenemos a pensar es que el Señor puede venir hoy. Eso significa que todo lo que estemos haciendo se va a terminar. Entonces, ¿qué es lo que realmente vale la pena a la luz del arrebatamiento de la Iglesia?
Debemos escuchar el clamor: “Ahí viene el esposo, salid a recibirle”. Se refiere a estar atentos a las señales.
“Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero… Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. (Lucas 21:9-11,25-26). Todo está cumplido.
Frente a esta realidad, te pregunto: ¿qué harías que no estás haciendo, y qué dejarías de hacer? ¿Cuáles serían tus prioridades y motivaciones si Cristo viniera esta semana?
¿Y qué pasa si el Señor se retrasa? ¿Perdemos tiempo? ¿Vivimos como si no fuera a regresar? La realidad de su venida debería ajustar varias cosas en nuestra vida: nuestra relación con Cristo, la dedicación a la misión que nos encomendó, corregir nuestra escala de valores, determinar lo que es prioritario. Estas son las cosas que realmente tienen valor eterno.
¿Estás listo si el Señor viniera hoy? ¿O has dejado que todo lo que te rodea te haya adormecido? Mira que somos muchos los que día a día estamos escuchando el clamor que dice “¡El Esposo viene!”
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 13 de agosto, 2024
“Tú me vivificarás”
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:7ª.
David sabía muy bien lo que es vivir bajo presiones que producen angustia. Las pruebas que ha tenido que pasar han sido muy variadas, pero en cada una de ellas vio la liberación de Dios. Presiones del enemigo, presiones de la familia, presiones del pueblo, presiones de los líderes. Era un experto en angustias.
La fe y confianza de David en Dios son dignas de imitar. En momentos difíciles donde la angustia llegaba a su pico más alto, podía declarar su confianza en Dios, con la seguridad de que de Él venía su salvación. Sabía que podía recurrir al Señor porque Él lo iba a “vivificar”.
La palabra vivificar en hebreo es kjaiá que significa “dar vida o revivir; avivar, conservar, infundir, reanimar, resucitar”. Cuando parece que la angustia nos quita el último aliento, cuando todo parece terminado, ¡Dios trae nueva vida!
¡De cuántas situaciones Dios libró a David! Observa todos los salmos que describe la liberación de Dios en tiempo oportuno. Cuando el salmista estaba pasando por situaciones de injusticia donde parecía que iba a perderlo todo, confiaba en la justicia divina y Dios lo vivificaba: “Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia.” (Salmo 143:11).
¡Qué buena enseñanza para nosotros! Cuando estamos en angustia, además de recurrir a la oración, debemos alimentar nuestra alma con la Palabra de Dios. En el Salmo 119, el autor menciona 10 veces que la Palabra vivifica su alma. “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.” (Salmo 119:25). ¡Su Palabra vivifica nuestro espíritu!
En su obra en la cruz Jesús logró la redención de todo aquel que cree en Él y le otorga vida eterna. Hoy somos renovados continuamente por el Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu. Jesús lo envió para hacer realidad su vida abundante en nosotros: “…mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6). En tiempos de angustia, Él tiene los recursos para renovarnos, fortalecernos, mostrarnos la salida, y llenarnos de su gozo inquebrantable.
Si estás pasando por angustias, recuerda que tienes al Dios que vivifica. Cuando todo parece haber muerto, Él lo resucita, cuando parezca que tus fuerzas se agotaron, Él trae renovación, cuando la fe desmaya, la aviva con el fuego del Espíritu. Proclama con certeza la obra del Dios Todopoderoso en ti: “¡Tú me vivificarás!”
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 12 de agosto, 2024
“El que se humilla será enaltecido”
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Lucas 14:11.
En cierta ocasión, Jesús fue invitado a comer a la casa de un gobernante fariseo y al ver como las personas intentaban ocupar los mejores lugares de la mesa, el Señor aprovechó la situación para enseñar acerca de la humildad con estas palabras: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.
La palabra “humillar” viene del latín humiliare (de aquí humus) que significa “hacer que uno se postre, obligar a reconocer su bajeza ante otro, postrarse”. Bajar el orgullo hasta el humus (suelo) para reconocer que otros pueden tener mayor honor. En términos bíblicos, morir a nuestra carne para permitir que el Espíritu controle nuestra vida.
Sin embargo, los mensajes que recibimos diariamente nos invitan a actuar como si todo girara alrededor nuestro, como si todo se tratara de nosotros; incluso, en algunos lugares donde se predica la Palabra de Dios se ha infiltrado la idea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. Nada más alejado de lo que el Señor nos ha enseñado y demostrado con su propia vida.
En Filipenses 2:5-8 leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
El pasaje comienza diciendo que debemos “tener la misma actitud que tuvo Cristo” ¿Cuáles es esa actitud? La humildad. Como hijos de Dios debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses para poder pensar en el bien de los demás.
Mira algunas de las promesas que Dios le hace a aquel que realmente camina en humildad:
“Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23b.
“Dios da gracia a los humildes.” Santiago 4:6b.
“Comerán los humildes, y serán saciados...”. Salmo 22:26ª.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde...”. Salmo138:6.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15.
Algunos que hoy parecen muy “grandes” desaparecerán en el futuro; otros que reciben reconocimiento en este tiempo, no tendrán recompensas eternas. Pero los que se conducen con humildad, el Señor lo enaltecerá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 11 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Amar es un mandamiento, no lo olvides”
“Esto os mando: Que os améis unos a otros.” Juan 15:17
Antes de ir a la cruz, el Señor Jesús les compartió muchas enseñanzas a sus discípulos. ¡Cuántas cosas tenía que decirles el Maestro! ¿Cuál sería la mejor recomendación a sus seguidores para que pudieran permanecer unidos? ¿Cómo decirlo en pocas palabras para que nunca se les olvide?
Así es que Jesús les da un mandamiento. No es una recomendación, no es una opinión, tampoco es una declaración filosófica que hay que saber interpretar. ¡Nada de eso! Es una orden que debe acatarse sin excepciones: Debemos amar.
Creo que habrás escuchado que hay varias palabras griegas para expresar el tipo de amor que podemos compartir. Eros para el amor romántico, fileos para el amor por afinidad, y ágape para el amor que viene de Dios. ¿Quieres adivinar a cuál de las tres se refiere el Señor? Pues sí, al amor ágape. Amar sin esperar nada a cambio. Amar sin condiciones. Amar a pesar de las circunstancias. Amar unilateralmente, aunque no haya reciprocidad. En otras palabras, amar como Jesús nos ama.
El Señor no le da este mandamiento a la gente que no lo sigue. No, es un mensaje para sus discípulos, los que le han recibido en su corazón como Salvador y Señor de sus vidas. Por eso, no podemos pensar que los que no han tenido un encuentro con Jesús amen con este amor. De hecho, Él nos dijo que esperemos del mundo más bien aborrecimiento que amor.
No podemos esperar “sentir” para amar. Recordemos que es una orden. Pero, ¿amar a los que nos hacen daño, o a una persona tóxica? Bueno, Jesús nos dijo que debemos amar a nuestros enemigos. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). No pudo ser más claro.
El amor de Cristo me lleva a perdonar a quienes me hicieron daño, entregando esa situación injusta al Señor para que Él se encargue. Sin rencores, sin amarguras, sin deseos de venganza. El amor lo hace posible.
No puedo pedirle a Jesús que me dé amor para amar, porque Él ya me lo dio. “…el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5). Lo que debemos hacer es negarnos a nosotros mismos y obedecer la Palabra con la ayuda del Espíritu Santo.
Los que aman como Jesús, son los únicos que realmente hacen una diferencia en este mundo. Ese amor es el único que puede transformar vidas para su gloria.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 9 de agosto, 2024
“Vigor al alma”
“El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma.” Salmo 138:3
El salmista David pasó por muchas situaciones difíciles. En ocasiones sentía que no tenía fuerzas para luchar, pero era en esos momentos donde experimentaba la ayuda de Dios.
David tuvo que batallar contra su propio hijo que había levantado al pueblo para que se opusiera a la autoridad de su padre. También contra un primo que estaba en contra de su reinado. En otras ocasiones tuvo que enfrentar a sus propios amigos, esos a los que les compartía sus pensamientos más personales, en quienes había depositado su confianza, y sin embargo lo traicionaron. Y qué decir de los enemigos de Israel que atacaban de manera sorpresiva y no permitían que David bajara ni por un momento la guardia.
Así que el salmo 138, uno de los últimos de David, expresa claramente la ayuda y las fuerzas que recibía cada vez que debía enfrentar una batalla, usando la frase: recibir “vigor a su alma”. La palara hebrea para “vigor” es rajáb que significa “hacer osado, envalentonar, asegurar, levantar”. ¡La valentía venía del mismo Señor!
A nosotros muchas veces nos pasa lo mismo que a David. Nos quedamos sin fuerzas, sin motivaciones, incluso nos llenamos de ansiedad y temores. Pero podemos levantar los ojos al cielo y clamar a nuestro Dios Todopoderoso. Su ayuda siempre llega a tiempo, sus salidas son oportunas, y nos capacita con valentía para seguir adelante y hacer su voluntad.
No bajes los brazos. Sigue confiando en Aquel a quien le has clamado. Dios no se ha olvidado de ti. ¡Hoy llenará tu alma de su vigor sobrenatural!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 8 de agosto, 2024
“Jesús, nuestro Yeshúa”
“He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.” Isaías 12:2.
El profeta Isaías escribió este capítulo como un cántico al Señor. En él proclama que Dios es su salvación, su fortaleza y su canción.
La palabra salvación en hebreo es yeshúa, de donde proviene el nombre Jesús, que significa “algo que es salvado; liberación; auxilio, triunfo, victoria”.
Cuando decimos que Dios en nuestra salvación, no es solo el que nos salva del infierno, sino también el que interviene para librarnos de peligros, de tentaciones y de toda trampa del enemigo. ¡La liberación de Dios es completa!
Jesús venció en la cruz al pecado, el diablo y sus huestes para darnos victoria. Por eso leemos en Romanos 8:37 que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.
Ahora, Isaías también nos dice que constantemente debemos “asegurarnos” de esta verdad. En hebreo esta palabra significa “apresurarse a refugiarse, confiar, esperar, estar tranquilo”. Significa que nuestra relación diaria con el Señor afirma nuestra fe, sostiene nuestra confianza, renueva nuestra esperanza y aleja todo temor. ¡Él es nuestra fortaleza y salvación en tiempos de angustia!
Que el gozo de la salvación se mantenga constantemente en tu corazón, y en tu mente haya perpetua alabanza. ¡La gloria a nuestro Salvador por siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 7 de agosto, 2024
“Aprendiendo a escuchar al Espíritu Santo”
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan 14:26).
El Espíritu Santo ha venido a morar en el corazón de todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador y Señor de su vida. Habita en nosotros con muchos propósitos y uno de ellos es hablar a nuestro espíritu.
Desde que el Espíritu Santo irrumpió en la Iglesia a partir de Hechos 2, ha sido notorio que Él habla permanentemente a los creyentes. No se expresa a través una voz audible a nuestros oídos, sino que es esa voz interior que debemos aprender a reconocer.
Presta atención a los siguientes pasajes bíblicos: “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan”. (Hch. 10:19). “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar”. (Hch. 11:12). “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. (Hch. 13:2). “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.” (Hch. 21:11). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:7ª). El Espíritu Santo habla a todo aquel que le quiere oír.
Aprendemos a escuchar… escuchando. No se trata de tomar un curso, sino de desarrollar nuestros oídos espirituales a través de una comunión diaria con el Espíritu Santo. Él te hablará y nada de lo que te diga se contradecirá con la Palabra de Dios. Esto te servirá también para distinguir Su voz de otras voces.
Dedica suficiente tiempo a la comunión con el Espíritu Santo. Él no hablará con nadie que tenga prisa. Permítele enseñarte las cosas profundas y ocultas de Dios. Cuanto más nos rindamos a Él, más transformados seremos a imagen de Cristo, más dispuestos estaremos a llevar a cabo la voluntad de Dios y mejor equipados para servirle.
Ser guiados por el Espíritu Santo debe ser el estilo de vida de todo hijo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 6 de agosto, 2024
“Librados en aguas impetuosas”
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán… Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…” Isaías 43:2-3.
Es importante notar que el v. 2 comienza afirmando que “vamos a pasar por las aguas”. No dice “si es que pasas por las aguas”. Eso significa que en algún momento de nuestra vida atravesaremos dificultades, pero Dios nos hace una promesa: “Estaré contigo protegiéndote”.
Puede ser que en algún momento sintamos “el agua al cuello”, que no podamos ver la orilla, pero podemos estar seguros que no vamos a morir “anegados”. ¿Recuerdas el momento en el que Pedro se atrevió a salir de la barca? El Señor extendió su mano y no dejó que se ahogara.
Aprendemos mucho de las situaciones que nos sobrepasan. Conocemos algunos aspectos de las formas en las que Dios obra, pero también descubrimos cosas sobre nosotros mismos. Aspectos de nuestro carácter, nuestra relación con el Señor, la firmeza de nuestra fe, entre muchas otras cosas.
La forma en la que reaccionamos al pasar por “aguas profundas”, también puede ser un testimonio de la fidelidad de Dios para los demás, si pueden vernos confiar y depender de Él.
¿Estás pasando por una experiencia difícil? Sea que tus pies solo estén mojados o sientas que la fuerza del agua quiere arrastrarte, puedes estar seguro de que el Señor jamás soltará tu mano. ¡Confía que Dios te hará pasar al otro lado!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 5 de agosto, 2024
“Contaré tus maravillas”
“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo”. Salmo 9:1-2.
La palabra hebrea para alabar es yadá que significa “extender la mano, reverenciar, adorar con manos extendidas, aclamar, celebrar, exaltar, glorificar, dar gracias”. El salmista podía expresar su confianza en Dios, su agradecimiento, pero sobre todo su dependencia del Señor. Alababa levantando sus manos en señal de entrega, como un niño pequeño pidiendo a su padre que lo sujete entre sus brazos.
Cuando alabamos a Dios de todo corazón también “contamos sus maravillas”. Cuando tenemos una victoria espiritual no solo debemos alabar y dar gracias al Señor, sino también contarlo a otros. La palabra “contar” en hebreo es safár que significa “registrar, enumerar, anunciar, dar cuenta, declarar, publicar, referir”. También hace alusión a un escribano o secretario que lleva un registro de notas y puede declarar con exactitud cada hecho. Es decir, “yo doy fe” de lo que Dios hace y lo hago público para que todos lo sepan.
Si esa alabanza es genuina también nos alegraremos, regocijaremos y cantaremos al Altísimo. Seguramente tenemos muchos más motivos para celebrar que para entristecernos. (Espero que seas un buen safár y tengas un registro de sus maravillas a tu favor).
Piensa en las últimas tres intervenciones que Dios realizó por ti. ¿Tu corazón sigue vibrando como consecuencia del amor y la misericordia que te manifestó el Señor? Recordar lo que Dios hizo en el pasado nos ayuda a alimentar nuestra fe y afirma nuestra confianza en Aquel que todo lo puede.
Alaba a Dios y verás que las cosas empiezan a verse diferente. Tu espíritu se renovará y experimentarás su dulce presencia. ¡Vamos a alabar al Señor de todo corazón y contar todas sus maravillas!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 4 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mira hacia adelante”
“Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:25-27.
Salomón, el rey sabio por excelencia, nos deja este consejo inspirado por el Espíritu Santo. Debemos tener nuestra mirada en lo que nos edifica, en lo productivo, en lo que trae crecimiento.
Para que esto sea posible, cada día de nuestra vida debemos saber muy bien a quién miramos. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. (Hebreos 12:2ª). Jesús ya ha pasado por el camino que nosotros estamos transitando, sabe de qué se trata y puede ayudarnos a recorrerlo para que no nos salgamos del camino.
Satanás no quiere que avancemos en línea recta. Hará todo lo posible para desviar nuestra mirada del Señor. Cuando aparecen situaciones difíciles de resolver tratará de sembrar dudas acerca del poder de Dios y nos animará a creer que las “soluciones” están en nosotros u otras personas, pero no en Dios. Ya sabemos que el diablo es un mentiroso, por lo tanto, no debemos desviar nuestra mirada del Todopoderoso.
El diablo también nos animará constantemente a tomar atajos, vías alternativas que parecen más rápidas o placenteras, pero que nos alejarán de nuestro destino. Jesús nos dijo que el camino de rectitud que nos lleva a la vida eterna es angosto. Por eso no debemos “desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda”.
Tengamos en cuenta que tampoco sirve mirar hacia atrás porque tropezaremos. Si solo nos aferramos a los recuerdos, no daremos lugar a lo nuevo. Si damos lugar a la culpa antes que al perdón de Dios, detendremos nuestra marcha. El apóstol Pablo nos exhorta a “olvidar lo que queda atrás, y extendernos a lo que está delante” (Filipenses 3:13b).
Cuando el camino te parezca difícil, mantén tu mirada en Jesús. Él estará sosteniendo tu mano para que no tropieces. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. (Isaías 41:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 2 de agosto, 2024
“¡Señor, despierta mi espíritu!”
“Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén” Esdras 1:5
Hacía 70 años que los judíos habían sido llevados cautivos a Babilonia. Ya se había levantado una tercera generación desde que habían llegado a esas lejanas tierras como consecuencia de haberse apartado de Dios. ¿Tendría deseos esta nueva generación de regresar a Jerusalén, la tierra de sus padres, o ya se habrían acomodado a la idiosincrasia babilónica-persa al punto de parecerles ridículo salir de ese lugar? A pesar de su realidad, el plan de Dios con ellos no había cambiado y lo llevaría a cabo. Eran su pueblo y debían adorarlo de la manera y en el lugar que Él había determinado.
Pero nos dice la Palabra que sus espíritus estaban adormecidos. “Despertar” en hebreo es ur y tiene el significado de “abrir los ojos; alzar, avivar, levantar, mover, suscitar”. Sus ojos espirituales estaban cerrados y fue Dios quien los despertó a tiempo.
Esdras dice que después que Dios abrió sus ojos espirituales, “se levantaron” y actuaron. Si lees todo el libro de Esdras verás que fueron a su tierra, reconstruyeron el templo y fueron avivados espiritualmente por la Palabra de Dios.
Hoy, Dios sigue despertando el espíritu de su pueblo, sacándolos de la pereza, abriendo sus ojos espirituales, levantándolos de las caídas para formar un pueblo celoso de buenas obras, que ponga en prioridad la edificación espiritual de sus vidas, sus casas y sus iglesias.
Si has leído hasta aquí, quiero decirte que Dios está despertando tu espíritu para que te sometas a su voluntad, sus planes y propósitos. Eres parte del remanente que Dios usará en este último tiempo para manifestar que Él es el único que tiene poder para cambiar vidas.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 1 de agosto, 2024
“Dios perdona ampliamente”
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” Isaías 55:7.
No hay carga más pesada que la culpa por haber pecado; y es aún peor si le hemos fallado a Dios en algo sobre lo que ya le pedimos perdón varias veces. ¿Cómo deshacernos de ese peso? ¿Podremos compensar a Dios haciendo buenas obras o “castigándonos” de alguna manera? ¿Será que habremos agotado las oportunidades de ser perdonados por Dios?
Hay una respuesta divina a todas estas preguntas que no deja de asombrarme: El Dios nuestro es “amplio” en perdonar a todo aquel que se arrepiente sinceramente.
La palabra amplio en hebreo es rabá que significa “aumentar, abundante, colmar, dar demasiado, ensanchar, exceder, mayor, mucho, multiplicar, numeroso”. No hay cantidad de pecados que la gracia de Dios no pueda alcanzar. Si el pecado abunda, sobreabunda la gracia divina (Romanos 5:20).
Por supuesto no debemos tomar su gracia livianamente, como un permiso para seguir viviendo en pecado. El apóstol Pablo lo dijo de esta manera: “¿Seguiremos pecando para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?” (Romanos 6:1-2). El Espíritu Santo no solo nos da convicción cuando pecamos, sino también poder para vencer toda tentación. ¡Hay victoria sobre el pecado!
Cuando Dios perdona, olvida. No guarda rencor ni tiene deseos de venganza contra el arrepentido. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” (Miqueas 7:18).
El perdón de Dios está disponible ahora mismo. Cristo dio su vida para hacerte libre, así que no te quedes encadenado a la culpa.
Si hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, ese gozo también estará en el corazón del arrepentido. ¡Bendito sea Dios que es amplio en perdonar!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 31 de julio, 2024
“La puerta parece cerrada”
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.” Apocalipsis 3:7.
Simbólicamente, una “puerta abierta” en las Escrituras es una oportunidad que Dios presenta para avanzar. Puede abrir un nuevo camino, mostrar una salida, responder una oración. En la revelación a Juan, el Santo y Verdadero dice que cuando Él abre una puerta nadie la cierra y si Él la cierra, nadie la abre.
Por otro lado, el mismo Jesús nos ha dicho que debemos “llamar” para que se abra una puerta. “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:9). Aquí no hay contradicción, sino que se refiere a la sincronía que debe haber entre Dios y nosotros. La llave la tiene el Señor y la puerta se abrirá cuando llamemos.
Pero hay algo que no podemos olvidar, y es que debemos estar frente a la puerta correcta para que se abra. Dios no abre cualquier puerta, sino aquellas por las que quiere que pasemos. Hay “puertas” que nos atraen, pero por los motivos incorrectos, esas no se abrirán. Dios sabe lo que es mejor para nosotros, entonces lo que debemos hacer es preguntarle delante de qué puerta debemos pararnos y llamar.
Quizás ya sepas cuál es la puerta, pero has estado llamado por mucho tiempo y aún no se abre, eso no significa que no se vaya a abrir. Dios lo hace en el tiempo perfecto. Pedro, por ejemplo, lo experimentó cuando estuvo toda la noche pescando y no logró nada (Lucas 5:1-11). Pero cuando Jesús le dio la orden, el discípulo vio como su red se rompía por la cantidad de peces que había atrapado. Dios hace todo perfecto en su tiempo. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo de los cielos tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).
¿Estás enfrentando una puerta cerrada? ¿Has orado sin ver una respuesta? Sigue llamado y creyendo. La llave está en la mano del Señor y nada ni nadie podrá detener lo que Él ha prometido hacer. Él es el que abre y ninguno cierra.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 30 de julio, 2024
“Jesús está pendiente de ti”
“Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.” Marcos 6:48.
Los discípulos estaban pasando unas de las peores tormentas de sus vidas y físicamente Jesús no estaba con ellos. El Señor los había obligado a cruzar el lago mientras él despedía a la multitud que se había reunido para escuchar sus enseñanzas, y ahora ellos no sabían qué hacer.
Imagino algunos de sus pensamientos: “¿Por qué Jesús nos habrá metido en este lío? ¿Acaso él no sabía lo que iba a pasar? ¿Es más importante la multitud de oyentes infieles que nosotros? ¡Deberíamos habernos quedado en la orilla! ¡Esto nos pasa por ser demasiado obedientes! ¡Buaaa… Jesús nos ha abandonado…!”
¿Qué hubiéramos hecho nosotros? O más bien, qué hacemos nosotros en nuestras “tempestades”. Estoy seguro que más de una vez hemos pensado que Jesús nos ha dejado solos.
La verdad es que aunque Jesús no estaba presente en el barco, sí estaba pendiente de sus discípulos. Observa que el texto dice que el Señor los “vio remar con gran fatiga”. Además de verlos, sabía lo que sentían, conocía lo que significaba tener una gran fatiga, esas que te ponen mal, que te hacen enojar o te frustran.
Todos sabemos que nuestras tempestades no son meteorológicas, sino espirituales, y el Señor sabe lo que sientes en medios de tus dificultades, conoce tu corazón. Por eso, Él nos prometió estar a nuestro lado siempre, lo puedas sentir o no. Él está ahora mismo a tu lado, afirmando tu fe para que sigas creyendo que preparó una salida.
Deja que tome el control de lo que te preocupa y verás que la tormenta pasará gracias a su poderosa intervención.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 29 de julio, 2024
“Decida con sabiduría”
Gran parte de nuestra vida puede resumirse a través de las decisiones que hemos hecho. Quienes somos en el presente es el resultado de las decisiones que hicimos en el pasado. Por lo tanto, nuestro futuro también estará determinado por las decisiones que hagamos a partir de hoy.
Muchos cristianos están tomando decisiones sin que se les pase por la mente buscar a Dios. Piensan que el sentido común es una buena medida para decidir o incluso las “impresiones” o preferencias.
Investigaciones llevadas a cabo por The Barna Group revelan que ¡menos de un diez por ciento de los cristianos que asisten a la iglesia toman las decisiones importantes de su vida considerando la voluntad de Dios y Su Palabra!
¿Alguna vez ha tomado cierto camino y al final lamentó la decisión que hizo? ¿Qué tuvo en cuenta al hacer esa elección? ¿Le acompañan algunas consecuencias de esas decisiones hasta hoy?
Leí esta historia hace algún tiempo. “Un padre, interesado en que su hijo aprendiera acerca de las consecuencias de sus decisiones, le dio un martillo y le pidió que clavara un clavo en la pared. Luego le dijo que tomara el martillo y quitara el clavo. Una vez que lo hizo le dijo: - Ahora, toma el martillo y saca el agujero que hizo el clavo. - ¡Es imposible! - dijo el joven - No se puede sacar un agujero. Así es, la mejor manera de evitar las consecuencias de malas decisiones es no hacer decisiones equivocadas”.
Nuestras elecciones siempre vienen acompañadas de consecuencias. Piense por un momento en las decisiones que ha tomado últimamente. ¿Podría decir que contaban con la aprobación del Señor? ¿Cómo lo sabe?
Eclesiastés 8:5-6ª dice: “El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y las formas. Sí, para todo hay tiempo y manera…”.
Dios ha prometido guiar a todos los que le buscan. Isaías 30:21 dice: “Tus oídos lo escucharán. Detrás de ti, una voz dirá: Este es el camino por el que debes ir”. El Señor sabe lo que es mejor para nosotros. Su deseo como Padre es dirigirnos por el camino correcto, pero para que esto sea posible debemos rendirnos a su señorío, solo así tendremos la capacidad de escuchar su voz y recibir su dirección.
¿Cómo está manejando los desafíos que enfrenta ahora mismo? Recuerde, nuestras elecciones definirán nuestro futuro; por lo tanto, piense con cuidado al tomar alguna decisión. Discierna y decida con sabiduría.
Alexandra Giovanini
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Domingo 28 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Presiones con propósito”
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
Dios no hace nada sin tener un propósito en mente. Si en su sabiduría permite aquello que podría evitar en su poder, entonces podemos estar seguros de que es con una finalidad.
Estamos viviendo tiempos difíciles, sin embargo, las presiones suelen exponer cosas que en otras circunstancias pasaríamos por alto. Por eso el Señor muchas veces se vale de este recurso para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento y maduración.
En la Biblia encontramos muchas historias en las que podemos identificar fácilmente lo que perseguía Dios al permitir situaciones límites. Por ejemplo, Jonás fue tragado por un gran pez. Moisés se encontró frente a un mar imposible de cruzar. José fue a parar a una prisión. Gedeón debió ir a la guerra solo con trescientos hombres. Todas esas circunstancias tuvieron un propósito. En algunos era aprender obediencia, en otros fortalecer su fe y dependencia, en otros tratar con un aspecto de su carácter…
Y usted, ¿pudo descubrir con qué propósito el Señor ha permitido las presiones por las que está pasando?
A través de los distintos escenarios de nuestra vida: familia, trabajo, matrimonio, ministerio… Dios puede estar llamando nuestra atención sobre algunos aspectos que necesitan ser tratados. El problema es que muchas veces vemos las presiones solo como presiones, o las circunstancias adversas solo como eso, y no nos detenemos a pensar que pueden ser oportunidades de Dios para ayudarnos a crecer en algún área de nuestra vida.
Piense en los desafíos que ha tenido que enfrentar. Puede ver sólo los problemas o reconoce una oportunidad para hacer cambios que podrían resultar en relaciones más saludables, un trabajo mejor hecho, crecer espiritualmente o tener un carácter más parecido al de Cristo.
Tal vez usted siente que está siendo sacudido en las mismas áreas de siempre y no puede explicarse por qué… Quizás sea hora de admitir que hay cosas que el Señor cree que necesita cambiar o deben salir de su vida.
El Señor nos ama demasiado como para cruzarse de brazos y simplemente ver cómo perdemos bendiciones por no dar lugar a los cambios que quiere llevar a cabo en nosotros. Algo hará para despertarnos y ayudarnos a poner la atención en lo que quiere mostrarnos.
Quizás no le guste la forma en la que Dios está interviniendo en su vida. Recuerde que muchas veces nosotros somos los que hacemos más difícil el proceso porque nos cuesta rendirnos, escuchar su voz y aceptar seguir su dirección.
Si aún no puede entender qué propósitos tienen las presiones por las que está pasando, tome un tiempo a solas con Dios y pregúntele: “Señor, ¿estás tratando de decirme algo?” Cuando lo escuche, no ignore sus palabras o deje para “más adelante” lo que quiere hacer. Confíe y dé ese primer paso que comenzará a transformar su vida.
Alexandra Giovanini
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Viernes 26 de julio, 2024
“Reverenciar a Dios”
“Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre”. Nehemías 1:11a.
Nehemías, después de enterarse de la deplorable situación de Jerusalén, lo primero que hizo fue orar. Por favor, lee todo el capítulo uno de su libro y encontrarás detalles que te permitirán descubrir su corazón.
Creo que es cierta la famosa frase que dice que “podemos encontrar de todo en la viña del Señor”, y aunque normalmente se menciona cuando tenemos la atención puesta sobre algo negativo, personalmente prefiero enfocarme en ese grupo de cristianos sinceros que se destaca por el gozo que experimentan al honrar a Dios en todo tiempo. Son como Nehemías, nada los hace retroceder; pueden enfrentar desafíos, oposición, pruebas, tentaciones y seguirán amando al Señor y determinados a hacer su voluntad. Nehemías los llama los “siervos que desean reverenciar el nombre de Dios”.
Esta frase merece profundizarse. En primer lugar, la palabra deseo, jafets en hebreo, es mucho más que una simple apetencia o gusto, significa “deleitarse, estar complacido, tener contentamiento, delicia”. La palabra reverenciar en hebreo es yare que significa “temer, respetar, honrar, tener en estima”. Nehemías está diciendo que él es parte del grupo que se deleita con gran placer en honrar a Dios con todo lo que hace. ¡Cómo Dios no va a respaldar a los que tienen tal corazón!
Los que se complacen en honrar a Dios no son los que esperan que el Señor lo arregle todo, o quienes esperan que alguien más se ocupe de las necesidades, son lo que oran: Dios, úsame a mí.
Nehemías acudió a Dios, le presentó el problema y se puso a su disposición de Él para hacer lo que fuera necesario. Actuó en fe confiando que Dios lo respaldaría y animó a otros a que se unieran a él. La historia dice que en solo 52 días terminaron la reconstrucción del muro de Jerusalén, Dios les dio la victoria sobre sus enemigos y recuperaron su dignidad.
Déjame preguntarte: ¿Eres parte del grupo de los siervos que desean reverenciar a Dios?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 25 de julio, 2024
¡Crea que le ama!
¿Cree que Dios le ama? ¿Siente su amor por usted?
Creo que la mayoría de los cristianos saben del amor de Dios hacia ellos teológicamente, pero siguen sin experimentar Su amor. Dudan de que Él los pueda amar.
Muchos hoy viven bajo una nube de culpa, temor y condenación. Nunca han sido realmente libres, nunca han podido descansar en el amor de Dios por ellos; llevan una carga secreta en sus corazones todo el tiempo. Sirven al Señor, alzan sus manos en adoración, comparten con otros su fe, se acercan a su presencia en oración, son fieles, y a pesar de todo siguen esforzándose cada día por hacer las paces con Dios y conseguir ser amados.
Yo estuve en ese lugar, y hasta que resolví que no se trataba de confiar en lo que dictaban mis sentimientos sino en lo que Dios me prometía en Su Palabra, no sentí gozo, paz, y tampoco podía entender quién era en Cristo.
La seguridad del amor de Dios por usted es la verdad fundamental bajo la cual todas las otras verdades se deben construir. “Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. Espero que puedan comprender cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios”. (Efesios 3:17-19).
El Señor no nos salvó para que vivamos en culpa y condenación, sino para hacernos libres. Dios no es nuestro enemigo, es nuestro Padre. Usted es verdaderamente amado por Él. No es cuestión de elaborar esto en su mente, sino de decidir creer en lo que Dios dice.
Tome un momento y dígale al Señor: “Quiero conocer tu corazón. No puedo recibir una revelación de tu amor hacia mí a través de ninguno libro, ni de lo que alguien más me pueda decir, solo puede venir de ti. ¡Quiero mi propia revelación de tu amor, directamente de tu corazón, y que eso cambie para siempre mi relación contigo!”
“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros…” 1 Juan 4:16. ¡Este es el día de experimentar el amor de Dios en su vida!
Alexandra Giovanini
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Miércoles 24 de julio, 2024
“Mi Señor”
“Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.” Salmo 16:2.
El Salmo 16 contiene promesas y bendiciones tremendas (te animo a leerlo todo), pero quiero enfocarme especialmente en la frase “mi Señor”, en hebreo Adonai (Adon: Señor; ai: mío) que significa: “Soberano, amo, dueño, quien tiene el control”. Esta palabra hace alusión al derecho de Dios de ejecutar su voluntad según sus planes sin la más mínima posibilidad de que algo o alguien los impida.
La palabra Adonai tiene la particularidad de ser una confesión personal. Cuando decimos que Jesús es nuestro Señor, no debería ser solo una frase, sino que a través de nuestra vida deberíamos manifestar esta verdad.
En el Nuevo Testamento, que fue escrito en griego, el término kyrios tiene el mismo significado. En el tiempo de la iglesia primitiva, quien llamara Kyrios a Jesús se manifestaba rebelde al “kyrios” César, ya que todo ciudadano debía someterse a su voluntad. “Nadie puede servir a dos señores” dijo Jesús, y esto también aplicaba a la declaración pública de Jesús como el amo y dueño de la vida en oposición al César. A partir de aquí fue que tantos cristianos fueron martirizados por el imperio romano.
Que Jesús sea “mi” Señor no significa que Él esté a merced de mis deseos y deba moverse de inmediato para contestar todas mis peticiones. En ese caso, yo estaría tomando el lugar de adonai o kyrios… Cuando decimos “mi” Señor, estamos manifestando nuestra completa rendición a su voluntad, nuestro sometimiento a su gobierno, nuestra renuncia al control personal para ser controlados por el Espíritu Santo.
¿Realmente Jesús es tu Adonai? ¿Lo dices diariamente? ¡Tú eres mi Señor! ¡Existo para amarte, servirte y adorarte por toda la eternidad! Cuando lo puedes decir sinceramente y seguro de que es una realidad en ti, entonces también podrás decir: “No hay para mí bien fuera de ti.”
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 23 de julio, 2024
“Pero Dios… nunca llega tarde”
Recientemente recordé una preciosa canción que lleva por título: “Pero Dios…”. Una de sus estrofas dice: “Sé que tu corazón se está rompiendo, el dolor viene en oleadas. Donde quiera que miras parece que no hay paz. Tu visión ha sido cegada y nada tiene sentido. Intentas no rendirte, pero en cualquier momento podrías aceptar la derrota. Pero Dios… ve los milagros que están más allá de tu vista. Al final no hay otra respuesta que: ‘Pero Dios’”.
Piense por un momento en eso que le preocupa o le hace derramar lágrimas… Ahora déjeme recordarle estas dos palabras: “Pero Dios…”. Puede ser que usted no vea ninguna salida, pero Dios… tiene la última palabra.
Cuántas veces parecía ser el final de algo, pero Dios… llegó a tiempo. La Biblia está llena de ejemplos. Dios detuvo las aguas en un montón cuando parecía que su pueblo moriría a manos de los egipcios. La harina y el aceite comenzaron a multiplicarse cuando una madre y su hijo ya no tenían esperanzas de sobrevivir. Daniel fue arrojado a los leones, pero Dios cerró la boca de los animales. Cuando un grupo de atemorizados discípulos pensaron que morirían ahogados, el Señor reprendió al viento y a las olas y hubo una gran calma.
Dios sigue siendo el mismo y no se ha olvidado de usted. Esta es su promesa: “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.” Isaías 43:2-3.
Si permanece firme, confiando en Él y rechazando las mentiras del diablo que buscan convencerle de que ya no hay salida para su situación, entonces Dios le mostrará una vez más que nunca llega tarde.
Alexandra Giovanini
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Lunes 22 de julio, 2024
“Necesito una señal”
“Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo.” Jueces 6:17.
Cuántas veces pedimos más señales que nos confirmen lo que Dios nos habló! Esta es tu señal: Dios existe, está a tu lado, tiene un propósito y lo cumplirá en tu vida. Es su promesa y está dada para todos los que creen en Él y le obedecen. Eres parte de los llamados por Dios para darle gloria. Entonces, toma decisiones que le honren y aprovecha los desafíos para tener más testimonios de su poder.
A veces nos paralizamos después de escuchar una palabra de Dios. Por supuesto, al principio, en su paciencia y misericordia Dios movilizará algunas circunstancias para ayudarnos a creer como lo hizo con Gedeón. Pero si ya hemos alcanzado cierta madurez en el camino del Señor, debemos dejar de lado las señales y empezar a actuar por fe.
Gedeón tenía al mismo ángel de Jehová enfrente de él y aun así le pidió una señal. ¿En serio? Bueno, el ángel hizo un milagro para ayudarle a creer. Pero Gedeón seguía inseguro, no sabía si debía enfrentar a los madianitas, entonces le pide otra prueba a Dios: “Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua” (vs. 36-38). Otro milagro. ¿Cuántos más?
Gedeón tenía este problema, siempre buscaba señales. Nunca creció su fe en este aspecto. Fíjate que al final de sus días le pidió al pueblo que le proveyera el material para hacerse un efod y tenerlo en su casa. Este atuendo solo lo usaba el sacerdote para determinar lo que Dios quería hacer. ¡Parecía que esto solucionaba el problema de las señales! Sin embargo, fue de tropiezo para su vida y para todo Israel. “Y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa”. (Jueces 8:27).
Nunca olvides que a Dios le agrada la fe. “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan.” (Hebreos 11:6).
A partir del descenso del Espíritu Santo, ya no son necesarias las señales para conocer la voluntad de Dios. De hecho, habrá señales, pero “le seguirán” a los que creen. (Marcos 16:17).
Hoy es día de avanzar por fe en lo que Dios te ha hablado. No dudes, Dios está contigo, obedece a su Palabra y sus promesas se cumplirán.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 21 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Qué tipo de terreno somos?”
“Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.” Mateo 13:3-9.
Las enseñanzas de Jesús son fáciles de comprender, pero a la vez nos llevan a pensar más profundamente. El Señor sembró la semilla de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar, pero no siempre produjo el crecimiento esperado. ¿Era culpa el sembrador? No. ¿La semilla no quería crecer? Tampoco. La variable más importante para evaluar si habrá buena cosecha o no es el tipo de terreno donde se siembra.
Jesús se tomó el tiempo de explicarles a sus discípulos el significado de esta parábola en los versículos 19 al 23. Cada suelo corresponde a un tipo de corazón.
Junto al camino: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (v. 19). Este es el que solo escucha y no reflexiona sobre la Palabra, el oidor que no es hacedor.
En pedregales: “El que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (vs. 20-21). El que sigue el camino de sus sentimientos. Ante las burlas de los incrédulos, la presión de grupo, la pérdida de amistades o cuando todos sus deseos no son satisfechos, abandona el camino. No hay profundidad en su relación con Cristo.
Entre espinos: “El que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (v. 22). El que tiene como prioridad su carrera profesional, el trabajo, el dinero, los bienes materiales, la comodidad antes que su vida espiritual. Puede ganar el mundo pero al fin pierde su alma.
Buena tierra: “El que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (v. 23). El que abre su corazón para obedecer todo lo que dice Dios. Escucha la Palabra y enseguida busca al Señor para ayudarle a cambiar, a poner en orden sus prioridades. Vive como un verdadero hijo de Dios.
¿Qué tipo de terreno somos? De ello dependerá nuestro crecimiento y los frutos que vayamos a producir. No cambiemos al Sembrador, tampoco alteremos la semilla, trabajemos en nuestro corazón para que sea buena tierra.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 19 de julio, 2024
“Confiar y estar tranquilos”
“En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.” 2 Reyes 18:5.
Cuando Ezequías asumió como rey de Judá, el pueblo estaba apartado de Dios. Su padre Acaz tuvo mucho que ver con esto. Sin embargo, a pesar de su juventud y del mal ejemplo de su padre, él comenzó a buscar al Señor.
Su reinado no fue nada fácil. Además de limpiar a Jerusalén de la idolatría y volver a reestablecer a los sacerdotes a sus funciones de acuerdo a lo establecido por Dios, tuvo que resistir al poderoso ejército Asirio que ya había destruido al reino del norte y se había llevado cautivos a los israelitas.
En un momento de intensa presión, Ezequías oró a Dios y le pidió a Isaías que intercediera por el pueblo. Entonces el profeta le envió este mensaje: “Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil…”. (2 Reyes 19:20,32-35).
¿Cuál fue el secreto de su victoria? El versículo es claro al decir que “en Jehová puso su esperanza”. La palabra que se traduce como esperanza en hebreo es batakj que significa “apresurarse a refugiarse, confiar, estar seguro, apoyarse, esperar, fiar, estar tranquilo”. Es poner toda nuestra confianza en Dios y estar seguros de que nos ayudará. No importa cuán difícil se vea la situación, podemos permanecer confiados.
¿Ezequías fue perfecto? La verdad que no. Se equivocó varias veces, pero se arrepintió a tiempo y Dios lo ayudó hasta el final de sus días. Incluso le dio quince años más de vida sanándolo de una enfermedad mortal.
No importa cuál sea nuestra historia, ni la situación que estemos enfrentando, si ponemos nuestra esperanza en Dios, Él puede cambiar todas las cosas. El Señor nunca te defraudará.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 18 de julio, 2024
“Respaldados por Dios”
“Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”. 1 Samuel 14:6.
Jonatán no se parecía en nada a su padre Saúl; tenía otra manera de ver las cosas y confiaba completamente en Dios. Mientras su padre estaba preocupado por mantener su puesto de rey, Jonatán estaba enfocado en ganar batallas para la gloria de Dios.
En cierta ocasión se atrevió a invadir al enemigo solo con su paje de armas. La manera en que decidió atacarlos fue irrisoria, pero creía en lo que Dios podía hacer. La declaración de Jonatán habla por sí misma: “No es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”.
Para llegar a la guarnición filistea Jonatán cruzó un paso entre dos peñascos y su paje de armas se mantuvo detrás de él. “Y subió Jonatán, trepando con manos y pies, y seguido por su escudero, y empezó a luchar contra los filisteos; a los que caían delante de él, su escudero los mataba. En esa primera lucha mataron como a veinte hombres en un espacio reducido. Entonces el pánico se apoderó de todo el campamento… Los filisteos estaban tan confundidos que unos a otros se atacaban con sus espadas” (vs. 13-15,20).
¡Dios le dio la victoria a Israel porque dos personas confiaron en su poder! El Señor respaldó las palabras que Jonatán le habló a su escudero: “Ven, sígueme, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel” (v. 12).
Dios sigue respaldando a los que confían en Él. Hay batallas que deberemos enfrentar solo con el Señor, y otras en las que tendremos que unirnos a otros. Jesús dijo: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 17 de julio, 2024
“Perdón primero”
“Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” Mateo 9:5.
En cierta ocasión, cuatro amigos trajeron a un paralítico para que Jesús lo sanara. Como no podían pasar la cama por la puerta debido a la multitud, decidieron hacer un agujero en el techo y bajarlo por allí. De pronto, el paralitico se encontró cara a cara con Jesús. ¿Qué haría el Maestro? Conociendo al Señor lo sanaría… sin embargo le dijo: “Tus pecados te son perdonados”. Todos se quedaron en silencio por unos segundos y de repente se escuchó un murmullo: “¿Cómo….? ¿Qué dijo…?” Sí, lo que escucharon. No lo sanó inmediatamente, sino que le perdonó sus pecados.
Entonces comenzaron a mirarse unos a otros y a acusar a Jesús de blasfemo. “¡Solo Dios puede perdonar pecados!” En ese momento Jesús los interrumpe y les pregunta: “¿Qué es más fácil, decir tus pecados te son perdonados, o levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados, mirando al paralítico le dijo: Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” (v. 6). ¡Y el paralitico se levantó y comenzó a caminar! ¡Aleluya!
Jesús primero perdonó los pecados del paralitico y después lo sanó. El Señor dejó claro que el perdón de pecados es más importante que la sanidad. De nada sirve tener la mejor salud del mundo y perdernos en el infierno.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y sigue haciendo milagros. Pero primero es el Salvador, el que nos reconcilia con el Padre, el que nos da vida nueva y nos adopta como hijos de Dios. Siempre estaremos agradecidos al Señor por los milagros que hace en nuestra vida, pero no olvidemos que la obra más grande que se llevó a cabo en la cruz fue el perdón de nuestros pecados.
“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 16 de julio, 2024
“Busca, clama”
“Clama a mí, y yo te responderé…”. Jeremías 33:3a
La palabra hebrea para clamar es cará que significa “invocar, llamar, nombrar, pedir, pregonar, proclamar, dar voces.” Evidentemente, un clamor no pasa desapercibido.
El clamor está relacionado con la pasión, el celo, la determinación de escuchar al Señor bajo cualquier circunstancia, pero también se refiere a la angustia que provoca el pecado y sus consecuencias, la tristeza por la desidia e indiferencia ante los llamados de Dios.
Quienes claman buscan alejarse de la mediocridad espiritual, son los que no se conforman con migajas pues saben que en la mesa del Padre hay pan que satisface verdaderamente al alma; son los que buscan agua de vida donde apagar su sed interior. Clamar a Dios es mucho más que un mero hábito de oración, es expresar con gran sentimiento lo que hay en nuestro corazón, pedir una intervención divina urgente.
Un conocido escritor del siglo pasado escribió: “El deseo da fervor a la oración. El alma no puede permanecer indiferente cuando algún gran deseo la inflama... Deseos fuertes producen oraciones fuertes. El descuido de la oración es la señal temible de la muerte de los deseos espirituales. El alma se ha alejado de Dios cuando el deseo por él ya no la impulsa a orar. No puede haber verdadera oración sin el deseo”.
Tal vez deberíamos comenzar pidiéndole a Dios que despierte el deseo de orar, de pasar tiempo con Él en su presencia.
Dios nunca fue indiferente al clamor de sus hijos. Siempre libró, obró milagros, proveyó, abrió puertas, trazó nuevos caminos, reveló secretos, pero lo hizo cuando se clamó con todo el corazón.
Su promesa no ha cambiado: “Si me buscan de todo corazón me hallaréis”. (Jeremías 29:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 15 de julio, 2024
“Preguntas para reflexionar”
“Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás”. Job. 40:7.
Cuando atravesamos momentos difíciles necesitamos respuestas, queremos que Dios nos dé alguna explicación, esperamos entender lo que para nosotros no tiene sentido. Pero, ¿qué tal si Dios nos responde con más preguntas? ¿Tiene derecho a hacerlo? Claro que sí, lo hizo con Job.
¿Alguien más habrá atravesado las pruebas de Job? Seguramente alguna de sus pruebas, pero no sé si todas al mismo tiempo. Perder a sus hijos, su casa, todos sus bienes, su ganado y sus trabajadores, todo el mismo día. Además su cuerpo se cubrió de sarna de pies a cabeza. ¿No crees que era lógico que Job quisiera saber por qué?
Si lees el libro de Job te darás cuenta que Dios le respondió… ¡con preguntas! Ayúdame a contarlas. Creo que son 69. Déjame saber si se me escapa alguna. A veces no sabemos qué responder a una sola pregunta, imagínate a sesenta y nueve. ¿Por qué el Señor le respondió con tantas preguntas? Sin duda era para que Job reflexionara. Todas las preguntas de Dios conducían a una sola respuesta: ¡Señor, tú lo sabes todo!
Cuando no sepas lo que está sucediendo, cuando creas que el plan de Dios es defectuoso, cuando te parezca que la balanza de su justicia está desequilibrada, la única respuesta que puede traer paz a tu alma es saber que Dios sigue siendo Soberano y nada pasa sin que Él lo sepa.
Dios sabe lo que estás atravesando y las respuestas que estás esperando. Quizás su respuesta sean más preguntas. ¿Puedes confiar en mí? ¿Eres capaz de esperar que se cumpla mí tiempo? ¿Sabes lo que estoy haciendo en silencio? ¿Sabes que mi propósito es salvar antes que condenar? El Señor nos hace reflexionar para que le respondamos con fe: ¡Señor, tú lo sabes todo!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 14 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Majestuoso y poderoso”
“Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.” Isaías 12:5.
El capítulo 12 de Isaías está escrito desde el corazón de un adorador; y nos motiva a alabar al Redentor de la humanidad por sus hechos magníficos.
La palabra “magnífica” en hebreo es gueut que significa “braveza, magnificencia, majestad, engrandecer”. Una palabra apropiada para describir a un Rey en todo su esplendor y majestad. Así lo expresa también el Salmo 93:1: “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá.”
Los salmos describen la grandeza de Dios. Las canciones de los salmistas nos hacen recordar las cosas magnificas que siempre ha hecho, a tal punto que renuevan nuestra fe y nos animan a seguir esperando cosas grandes del Señor.
Observa las palabras del rey David en reconocimiento a la magnificencia de Dios: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos”. 1 Crónicas 29:11-12. ¡Magnífico es nuestro Dios!
¿Puedes ver a Jesús en toda su majestad? No podemos quedarnos únicamente con la imagen de la cruz porque solo estuvo unas horas allí para consumar su obra salvadora. Él resucitó y el Padre lo exaltó hasta lo sumo para reinar por los siglos de los siglos.
Cuando Juan vio la magnificencia de Jesús cayó como muerto. Observa la descripción que hizo el apóstol: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén”. (Apocalipsis 1:12-18). ¡Aleluya!
¿Estás maravillado ante su presencia y sus hechos? ¡Que glorioso es nuestro Salvador! ¡Cómo no exaltarlo siempre! Toma tiempo hoy para alabarlo porque solo Él es digno de nuestra adoración.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 12 de julio, 2024
“Continúa con tu misión”
“Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. 1 Samuel 8:6-7.
Samuel fue un profeta que cumplía al pie de la letra todo lo que Dios le decía, pero eso no significaba que todas las personas aceptaran su liderazgo sin quejarse. Después de muchos años de ser dirigidos por este fiel hombre de Dios, el pueblo le pide un rey “como tienen las demás naciones”. Ya no querían ser dirigidos por Samuel, ahora querían lo que tenían los otros países, sin importar si era bueno o malo.
“Pero no agradó a Samuel esta palabra”. Ponte en sus zapatos. Después de invertir su vida en guiar y cuidar al pueblo, ahora simplemente lo desechan. Frente a esta situación, lo mejor que pudo hacer el profeta fue ir a Dios y expresarle lo que sentía. La respuesta fue muy significativa: “No te han desechado a ti sino a mí”. En otras palabras: “No lo tomes como algo personal, esta petición significa que ya no quieren que reine sobre ellos. Dales lo que quieren”. El resto es historia. Israel muy pocas veces disfrutó de reyes compasivos, bondadosos y espirituales.
A veces nos sentimos identificados con Samuel cuando hablamos de Cristo con amor y nos rechazan, cuando nos brindamos con todo nuestro ser y nos devuelven mal. Sí, oramos como Samuel y le manifestamos toda nuestra tristeza, frustración, enojo e impotencia a Dios. La respuesta será la misma: “No lo tomes como algo personal, no te están rechazando a ti sino a mí”.
¿Qué hizo Samuel después de escuchar a Dios? Siguió siendo fiel, sabía que su misión terminaría solo cuando Dios se lo dijera. Muchos años después, cuando Saúl ya reinaba sobre ellos, Samuel dijo: “Lejos estará de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por ustedes; al contrario, me comprometo a instruirlos en el camino bueno y recto”. (1 Samuel 12:23).
No desmayes por la opinión que otros tengan de ti. Mantén tu corazón sano. Continúa con tu misión escuchando solo a Dios. Espera en la justicia divina, pero sobre todo en su misericordia. Un día delante del tribunal de Cristo escucharás al Señor decir: “Bien buen siervo y fiel”.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 11 de julio, 2024
“Virtudes”
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”. 2 Pedro 1:5-7.
En este pasaje se nos exhorta a revisar nuestras virtudes cristianas y a desarrollarlas si acaso no mostramos señales claras de crecimiento. A la fe inicial, la que comenzamos a desarrollar desde el mismo momento en que entregamos nuestra vida a Cristo para que sea nuestro Salvador y Señor, debemos “añadirle” otras virtudes.
La palabra griega para añadir es epijoregeo que significa “sumar a lo que está, suplir completamente, contribuir a lo establecido”. Aplicado al contexto de este versículo, significa desarrollar una virtud mediante el ejercicio de otra. En la antigüedad se usaba la palabra epijoregeo cuando se buscaba ensamblar las voces de un coro para que suenen en perfecta armonía.
Pedro usa esta palabra para exhortarnos a ensamblar todas las virtudes cristianas de modo que resulten en perfecta armonía. De nada sirve tener una voz principal excelente si el resto del coro desafina. Podemos tener mucho conocimiento, pero si no “entonamos” bien en el amor, sonamos como címbalo que retiñe.
Te invito a que tomes un tiempo para analizar cómo están “sonando” tus virtudes y cuáles de ellas tal vez necesitan ser perfeccionadas. Si somos sinceros, sabremos exactamente en qué debemos crecer.
Permítele al Espíritu Santo obrar en tu vida. No cierres tus oídos a su voz y sigue creciendo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 10 de julio, 20245
“Gracia en lugar de enojo”
“Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?” Jonás 4:2-4.
La palabra “enojo” usada aquí, en hebreo es kjará, significa “arder de cólera, airarse, encenderse, encolerizarse, ensañarse, inflamarse”. ¿Has experimentado alguna vez este sentimiento? Para qué entrar en detalles… A veces nos parecemos a Jonás cuando las cosas no se hacen como nosotros queremos.
Entonces Dios le respondió a Jonás con una pregunta: “¿Haces tú bien en enojarte tanto?” ¡Wow! ¿Qué pasaría si el Señor nos hiciera la misma pregunta hoy? La respuesta debería ser: No. Cada vez que nos enojamos como Jonás, solo podemos esperar consecuencias negativas.
Al final del relato, Dios prepara una lección objetiva para el profeta a través de una calabacera y le enseña que Él nunca dejará de mostrar compasión por el ser humano perdido. Por lo tanto, si era misericordioso con Israel a pesar de sus rebeldías, también podía serlo con otros pueblos que se encontraban en la misma posición. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23).
La gracia de Dios está más allá de nuestro entendimiento. No nos toca a nosotros decirle a Dios cómo debe actuar; mucho menos cuando nosotros somos objeto de su misericordia diariamente.
Te pregunto, ¿albergas ira en tu corazón? Renuncia a ella en favor del perdón. Deja que el Espíritu Santo cambie lo que sientes. Con cada paso de obediencia que damos, la paz de Cristo aumentará y la ira desaparecerá.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 9 de julio, 2024
“¿Cuál es tu decisión?”
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Josué 24:15.
Josué tuvo la misión de guiar al pueblo de Dios a la conquista de Canaán. Al final de sus días reunió a los líderes y al pueblo y les exhortó a tomar decisiones que estuvieran de acuerdo con lo que Dios les había mandado. Los enemigos externos habían sido derrotados y la tierra les pertenecía, pero había que atacar a los enemigos internos, los más peligrosos, los que se infiltran sigilosamente y nos apartan de Dios.
Muchas veces el pueblo de Israel escuchó más la voz de Satanás que la de Dios. El diablo siempre actúa con astucia para que miremos y hagamos lo que hacen los demás antes que la voluntad de Dios. “Si la mayoría lo hace, no debe estar mal”, un pensamiento tan viejo como la idolatría en Israel. Dios nunca dijo que hagamos lo que hace la mayoría, sino que le obedezcamos a Él.
Josué lo tenía muy claro y se lo dijo al pueblo sin reparos: “Ustedes hagan lo que quieran y afronten las consecuencias de sus decisiones… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
No sé qué harán los demás. No sé si mis amigos o familiares irán a la iglesia, pero nosotros hemos tomado la decisión de seguir a Jesús y serle fieles en todo. Tal vez otros retrocedan y se aparten, nosotros no, seguiremos firmes. Incluso muchos puedan seguir a Jesús de manera nominal, cumpliendo solo con la asistencia a un servicio una hora por semana. Nosotros no, hemos dedicado nuestras vidas enteras a Jesucristo. Otros serán espectadores; pero nosotros no, serviremos a Dios en cualquier cosa que nos pida. Tal vez seamos los únicos, tal vez en algunos momentos nos encontremos solos, pero sabemos en Quién hemos creído, confiado y a Quién hemos rendido nuestras vidas.
Y tú, ¿puedes decir lo mismo que Josué?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 8 de julio, 2024
“Hacedor y Formador”
“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” Isaías 44:2.
Dios no se apartó del mundo después que lo creó. Es una herejía pensar que Dios dejó funcionando al mundo y lo abandonó completamente. En la Biblia podemos leer muchísimos pasajes que hablan de las intervenciones permanente de Dios y cómo está llevando a cabo sus planes.
Sin embargo, cuando Israel era disciplinado por sus pecados, pensaban que Dios los olvidaría para siempre, que ya no tendrían oportunidad de recuperar lo perdido. ¡Pero Dios nunca abandona a su pueblo! Y se lo hizo saber a través del profeta Isaías. Si Israel se humillaba y se alejaba de sus malos caminos Dios actuaría con misericordia, gracia y perdón porque era su “Hacedor”.
La palabra hebrea para Hacedor es Asá, que significa: “El que actúa, administra, aprovecha, cambia, concede, construye, dispone, consuma, ejecuta, crea, cumple, designa, favorece, que se ocupa, ordena, el que trabaja con sus manos”. ¡Wow! ¡Que Dios tan activo tenemos! No hay nada que Él no pueda hacer.
La palabra “Asá” está acompañada por la palabra “Formador”, que en el original hebreo significa “moldear; dar forma como el alfarero”. Observa que Isaías dice que Él es nuestro Formador desde el vientre de nuestra madre. Él nos dio características especiales que nos hacen únicos para su gloria, y no solamente en el aspecto físico, sino también en nuestra personalidad. Nos creó con un propósito y ha intervenido siempre para que sus planes se cumplan en nosotros.
No creas que estamos terminados ni mucho menos. Como el Alfarero, Dios nos sigue formando momento a momento. Puede ser que en este mismo instante esté usando situaciones complejas, difíciles de entender, pero Él sabe exactamente lo que está haciendo, y siempre es bueno. No te ha abandonado.
Dios conoce tu situación y quiere ayudarte. Da lugar a su amor, cuidado, fuerza y visión renovada. ¡Él es tu Hacedor y Formador! Por eso, aplica lo que dice Isaías a tu corazón: ¡No temas, porque Él te ha escogido y cumplirá lo que ha planeado para ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 7 de julio, 2024
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“Hay que animarse”
“En el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas… Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.” 2 Crónicas 23:1,3.
Atalía, hija del perverso rey Acab, cuando vio que su hijo Ocozías había muerto, ¡mandó matar a todos sus nietos y se autoproclamó reina de Judá! Después de este inicio, imagínate el resto. Idolatría, violencia, injusticia, corrupción, y toda transgresión a la ley de Dios estaban a la orden del día. Pero había una esperanza…
Josabet, una hermana del rey, escondió a un hijo de Ocozías en el templo. Era el único sobreviviente con sangre real para ascender al trono. Lo ocultaron allí por seis años y al fin, Joiada “se animó”.
La palabra animarse en hebreo es kjazác que significa “valentía, obstinarse en reparar, conquistar; alentarse, ceñirse, empuñar, hacerse fuerte, resistir, estar resuelto”. Hoy en día diríamos “ponerse las pilas”, actuar decididamente. La resolución de Joiada cambió la historia. Él “se animó” a ordenar las cosas de acuerdo con la Palabra de Dios. Había que tomar una decisión muy difícil: eliminar a la reina impostora y a todo su séquito para reestablecer el trono a la descendencia de David, y lo hizo. “Entonces Joiada hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor” (v.16).
Después de esto todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes. Entonces Joiada restituyó a los sacerdotes y levitas a sus funciones y puso también porteros a las puertas de la casa de Dios para que no permitieran que entrara nada inmundo. Y finalmente, sentaron al rey en su trono. Leemos en el v. 21 que “se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila”.
Los cambios vinieron porque uno se animó. Alguien no estuvo de acuerdo con que se siguiera ignorando la voluntad de Dios. Hoy el Señor sigue buscando a los Joiadas contemporáneos que se animen a enfrentar el statu quo espiritual actual. Hombres y mujeres que quieran reestablecer los principios de la Palabra de Dios en sus hogares, iglesias, y en todo lugar en donde el Señor les permita ejercer influencia.
Solo cuando ponemos las cosas en el orden que estableció el Señor, gozaremos de la paz y las bendiciones que nos prometió Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 5 de julio, 2024
“Rodeados con cánticos de liberación”
“Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Salmo 32:7.
¡Qué descanso trae a nuestra alma saber que hemos sido perdonados por Dios! Esta es la declaración de David en este salmo. Son muy bienaventurados aquellos que han sido justificados. Ahora sabemos que Dios puso nuestros pecados sobre Jesucristo en el Calvario y nos liberó del peso de la culpa.
David nos dice que Dios era su “refugio”. Esta palabra en hebreo es séter que significa “bajo cubierta, escondedero, esconder, oculto, rodear, secretamente”. Cuando los susurros maliciosos del diablo o recuerdos de nuestra vieja y pecaminosa historia vienen a nuestra mente, estamos escondidos, protegidos bajo la cubierta de la cruz. Ahora Dios ya no nos ve como injustos, sino como sus hijos. ¡Él mismo es nuestra protección!
Dios nos guarda de la angustia y otras veces en la angustia. Cuando enfrentamos situaciones difíciles o consecuencias de decisiones pasadas, Dios guarda nuestro corazón. El Espíritu Santo siempre tiene una palabra reconfortante, una promesa que aplica a nuestra situación que nos levanta y nos ayuda a seguir adelante.
Somos rodeados con cánticos de “liberación”. En hebreo esta palabra es palát que significa “librar, guardar, libertar, salvar, dar seguridad”. El Espíritu Santo nos envuelve no solo con pensamientos de justicia sino también con cánticos de alabanza. Muchas veces nos trae a memoria alguna canción que hemos aprendido en la iglesia que nos recuerda lo que Cristo hizo por nosotros. Cuando alabamos a Dios estamos recordando sus grandes obras. “¡Grande y Fuerte es nuestro Dios!” ¡Eres Todopoderoso, eres Grande y Majestuoso!” “¡Te doy gloria, gloria, a ti Jesús!”
Este Salmo termina así: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” (v. 11). Le alabamos y nos gozamos por la maravillosa seguridad que llena nuestro corazón: Somos hijos de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 4 de Julio, 2024
“Alimentarnos de Jesús”
“Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.” Juan 6:57.
Jesús siempre nos dijo toda la verdad, nunca nos ocultó información. Ser un discípulo del Señor implica apropiarse de todo lo que es Jesús. Sin embargo, “muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él” (v. 66) cuando escucharon esta palabra. Hoy sigue pasando lo mismo.
Jesús dijo que debemos “comerlo”. ¿Qué significa esto? Alimentarnos de Él; cuando lo hacemos somos transformados, nos da su mismo corazón y se fortalece nuestra relación con Él.
A Jesús hay que incorporarlo en todas las áreas de nuestra vida. El Señor debe estar presente en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, cuando fijamos nuestras metas y ordenamos nuestras finanzas, debe estar presente en nuestros momentos de ocio y descanso, en la iglesia, en nuestra casa. Jesús debe ser el centro de nuestros pensamientos, el forjador de nuestra conducta, el transformador de nuestros hábitos. Debemos incorporar a Jesús a nuestra vida a tal punto ¡que nos confundan con Él!
Hubo muchos discípulos que solo querían el “pan” de Jesús, su provisión, sus milagros, pero esto de comerlo todo el tiempo… era demasiado. “Un poco está bien, pero todo el tiempo…”. Eran clientes, no discípulos. Las cosas no han cambiado mucho.
No podemos tomar algo de Jesús y otro poco del mundo, un poco de las cosas de Dios y otro poco de las filosofías del sistema. La verdad es que el Señor nos llama a tomar una decisión, es Jesús o nada. Vida eterna o muerte eterna irreversible.
A la multitud le gusta seguir a Jesús hasta que llega el momento de rendirlo todo a Él, entonces muchos se alejan. Pero los verdaderos discípulos son los que dicen: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vs. 68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 3 de julio, 2024
“Prosperado en la cárcel”
“No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.” Génesis 39:23.
¡Qué impactante es la vida de José! Desde que Dios le habló en su adolescencia acerca de la posición de liderazgo que ocuparía, nunca dejó de depender del Señor a pesar de las circunstancias. Fue aborrecido por sus hermanos, vendido a unos mercaderes, comprado por Potifar en Egipto para servirle como esclavo, acosado por la mujer de su amo y llevado preso por las acusaciones falsas de esta mujer, y aun así nunca perdió su temor a Dios y se mantuvo fiel a los principios divinos.
No había ni un vestigio de esperanza de que José pudiera salir de esa prisión. ¿Qué haría el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad? Deprimirse, vociferar tras las rejas que era inocente, que la vida era injusta y que odiaba a todo el mundo. No, el hijo de Jacob era diferente.
Me hubiera gustado tener más detalles de sus días en la cárcel, pero puedo imaginarme a José calmando peleas y discusiones entre sus compañeros de celda; animando al deprimido; haciendo más del trabajo que se le asignaba. Su comportamiento sin duda fue ejemplar porque llamó la atención del administrador de la prisión que pronto le delegó varias responsabilidades; prácticamente era el líder de ese despreciable lugar.
A través de su historia podemos reconocer varios motivos por los que marcaba una diferencia:
José era un joven temeroso de Dios y fiel. Ninguna circunstancia le hizo desviar su mirada del Señor.
En segundo lugar, Jehová estaba con él. José vivía bajo la presencia de Dios continuamente. Pienso qué diferente serían nuestras vidas si viviéramos momento a momento conscientes de la presencia de Dios alrededor nuestro. Cuántas cosas veríamos de manera diferente.
Y por último, Jehová lo prosperaba. No me refiero a dinero. De hecho, en la cárcel no se le pagaba a nadie ni podían recibir cosas valiosas. Entonces qué significa que era prosperado. La palabra hebrea usada aquí es tsalákj que significa “empujar hacia adelante, acometer, éxito, lograr”. ¡Dios movía a José hacia adelante para cumplir los planes que había trazado para él! En todo lo que hacía se veía la mano de Dios.
Cuántas lecciones valiosas aprendemos al estudiar la vida de José. Pero quiero recordarte que tienes al mismo Dios, poderoso para mantenerte fiel a Él y ayudarte a través de las situaciones difíciles que debas enfrentar para que sus propósitos perfectos se cumplan en tu vida. Decide confiar y apoyarte en Él cada día y lo verás hacer grandes cosas.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 2 de julio, 2024
“Conservarnos en el amor”
“Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” Judas 1:21
Cuando era adolescente, fui a ayudar a un familiar que había comprado un campo y necesitaba remover la tierra para hacer un pequeño huerto. Mientras cavaba, por el ruido, creí que había tocado algún elemento de vidrio, entonces las personas que estaban conmigo me dijeron que me detuviera y tratara de sacar con cuidado lo que estuviera enterrado. Para nuestra sorpresa era una botella de salsa de tomate que estaba intacta, y según los campesinos, lista para usarse. No sabíamos cuánto tiempo había estado allí, pero la manera de prepararla y cerrarla herméticamente la había conservado en perfecto estado.
Judas, el hermano de Jesús, escribe esta pequeña epístola exhortándonos a “conservarnos” en el amor de Dios. Esta palabra en griego es teréo y significa “guardar de pérdida o daño, preservar, mantener custodiado, reservar”.
Vivimos en un mundo corrompido, donde diariamente estamos expuestos a diferentes “agentes contaminantes” que quieren destruir lo que Dios ha depositado en nuestro corazón, por eso el Señor nos ha provisto de un conservante extraordinario: su amor eterno. Ese amor se cree, se recibe, se vive y se experimenta diariamente, de esa manera podemos preservar lo que nos ha sido dado.
No te canses de proteger lo que Dios te ha regalado. Evita lo que puede contaminar tu corazón. Pablo le dijo a Timoteo: “Consérvate puro” (1 Ti. 5:22). Sí, es la misma palabra griega. Si nos enfocamos en mantenernos puros, el diablo tendrá menos oportunidad de corromper nuestro corazón.
Pasa tiempo en la presencia de Dios, y si te das cuenta de que algo está interfiriendo tu relación con Él, toma la decisión de quitarlo de tu vida. Consérvate en el amor de Cristo porque la eternidad está más cerca de lo que imaginas.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 1 de julio, 2024
“En días de adversidad”
“¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?” Salmo 49:5.
Hay días que quisiéramos que nunca lleguen. Preferimos escondernos, irnos al otro extremo del mundo y no tener que lidiar con los problemas que se avecinan o desafíos que parecen superarnos. A esos días el salmista los define como “de adversidad”. En hebreo es la palabra rah que se traduce primeramente como “malo”, sin embargo tiene muchas acepciones que detallan como pueden ser esos días: “Aflicción, agravio, calamidad, calumnia, desastre, desgracia, difícil, doloroso, duro, fastidioso, injusto, malestar, malicia, molesto, penoso, terrible, triste”. Creo que todos hemos pasado algún “día de adversidad”, pero ¿cómo lo afrontamos?
A los días de adversidad hay que enfrentarlos en oración. Dios puede mostrarnos el propósito por el cual enfrentamos esa época difícil y la salida que tiene preparada. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con fe. El salmista se pregunta: ¿Por qué he de temer? No está diciendo que tiene temor, sino que se dice a sí mismo: “No tienes por qué sentir miedo. ¡Vives bajo el cuidado de Dios! Cuántas veces el Señor intervino en una situación que parecía no tener solución.
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con valentía. Son días que sirven para saber cómo está nuestra fe, nuestra dependencia, nuestro sometimiento a los propósitos perfectos de Dios. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con el poder del Espíritu Santo. Todos los recursos que necesitamos para vencer vienen de Él. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6)
Recuerda que hemos sido redimidos por Cristo, le pertenecemos a Él y ha prometido estar con nosotros todos los días. Nuestras vidas están en sus manos. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. (Salmo 62:5).
Pastor Pablo Giovanini
Lunes 16 de septiembre, 2024
“Anhelo por Dios”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 15 de septiembre, 2024
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“Qué tienes en tu mano”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 13 de septiembre, 2024
“Realistas, pero avanzando en fe”
“¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.” Deuteronomio 1:28-30.
El pueblo de Dios estaba frente a la tierra prometida y Moisés envió 12 espías para traer un informe de ella. Durante cuarenta días, estos “agentes 007 de Israel”, observaron el lugar y quedaron asombrados. Sin embargo, diez de ellos pusieron su mirada en la estatura de los gigantes a quienes debían conquistar, y ¡adiós a la fe en las promesas de Dios!
Sí, era cierto que esos enemigos parecían invencibles, era cierto que le llegaban a la cintura, era cierto que eran guerreros experimentados, y las murallas impenetrables… “¡Hombre, hay que ser realista!”, me parece oírle decir a uno de los espías miedosos. Sin embargo, Dios había dicho que Él iba con ellos y que pelearía por Israel, por lo tanto, tenían la victoria asegurada. Mientras la realidad indicaba imposibilidad, la fe debía movilizarlos a la conquista.
¡Qué problema es sacar a Dios de la ecuación! Las dudas en sus promesas terminan provocando incredulidad, y Dios aborrece la incredulidad. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Además, la incredulidad arrastra a otros. Observa esta frase: “Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón”. Los comentarios de los espías se esparcieron por el pueblo y todos dejaron de creer en la promesa de Dios. El final fue castigo y prohibición de entrar a la tierra prometida por cuarenta años.
Hay que ser realista, buen observador, calcular los costos y organizarse bien. Pero después, ¡hay que avanzar! Un hijo de Dios no puede quedarse llorando por la realidad cuando tiene miles de promesas divinas que le aseguran la guía, el cuidado y la provisión de Dios.
“Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor”. Salmo 5:11-12.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 12 de septiembre, 2024
“El deseo que controla nuestras decisiones”
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte…” Isaías 26:8-9a.
¿Has tenido que enfrentar consecuencias difíciles de sobrellevar después de haber hecho una mala decisión? ¿Has contraído una deuda de la que no puedes salir? ¿Estás arrepentido de haber hecho lo que hizo la mayoría y ahora no sabes cómo arreglar la situación? Piensa en el momento en donde todo comenzó. No, no fue en la decisión, fue mucho antes, cuando en tu mente y corazón “deseaste” algo que no era bueno.
Hay algunos deseos que pueden matar, tanto el espíritu como el alma y el cuerpo. La palabra “deseo” en hebreo es la palabra taavá que significa “anhelo, deleite, satisfacción, encanto, querer”. Pero también esta palabra proviene de avá que significa “codicia, incitar, querer, vehemencia.” De aquí también se desprende la palabra Kibrot-hataava, nombre dado al lugar donde el pueblo de Israel deseó comer carne y se quejaron y menospreciaron la provisión de Dios (Números 11:34). Eso significa que nuestros deseos pueden ser buenos si está enfocados en lo correcto, pero malos si no están alineados con la voluntad de Dios.
En los versículos que acabamos de leer, Isaías hace una oración mostrándonos el principio controlador de nuestros deseos: “Tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma “. Si primero deseamos que el nombre de Dios sea honrado en nuestras vidas, los demás deseos serán bien canalizados.
Si deseamos la guía de Dios, su dirección, entonces lo vamos a buscar. Así lo dice Isaías: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte”. Nuestros deseos nos mueven a buscar con pasión lo que anhelamos. Si anhelamos a Dios y hacer su voluntad, lo vamos a buscar hasta encontrarlo.
Comienza tu día deseando conocer más al Señor y eso te llevará a buscarlo con determinación. Entonces tus deseos serán controlados por el Espíritu Santo y tendrás mayor sabiduría para hacer tus decisiones diarias.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 11 de septiembre, 2024
“Dios es Dueño de todo”
“Todo lo que hay debajo del cielo es mío”. Job 41:11b.
Tenemos la ilusión de ser dueños de nuestras cosas, pero la realidad bíblica es que todo le pertenece a Dios. El Señor fue contundente al recordarle esto a Job.
No somos dueños, somos administradores de todo lo que Dios nos dio. ¿Tienes un lugar donde vivir? Es de Dios. ¿Tienes un vehículo? Es de Dios. Tú solo lo administras. Cada elemento que se usó para construir tu casa y tu carro ha sido extraído de la tierra de Dios. ¡Nada viene de otro planeta! Y si hubiera sido así, el universo es de Dios.
¿Tienes trabajo? Dios te lo ha provisto para darte sustento, pero la Fuente siempre es el Señor. Quizás tu trabajo sea temporal y Dios tenga en mente uno mejor para ti. Mientras tanto, dale gracias por el trabajo que tienes y da lo mejor de ti.
¿Tienes a tu lado personas que te aman? Son de Dios. Tu cónyuge está hecho a imagen de Dios, tus hijos también, tus padres y familiares. Cada persona le pertenece a Dios y un día cada persona deberá rendirle cuentas por la forma en que ha vivido. Dale gracias por las personas que Dios ha puesto a tu lado.
Tu iglesia es de Dios. El pastor y los líderes son suyos y ellos darán también cuenta de todo. Dale gracias al Señor por tu iglesia, tus hermanos, tus líderes. Estás siendo formado en ese entorno, creciendo espiritualmente y siendo bendecido. La iglesia no es del pastor ni de una organización, la Iglesia le pertenece a Cristo. “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio… para que en todo tenga la preeminencia”. (Col. 1:18).
Todo lo que amas, todo lo que anhelas, todo lo que disfrutas es de Dios, y un día compareceremos ante su Tribunal para rendirle cuentas como administradores. Recordar esto nos debe servir para evaluarnos como mayordomos de lo que le pertenece al Señor y para ser agradecidos por lo que hace por nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 10 de septiembre, 2024
“Esperamos en Ti”
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Eclesiastés 3:11a.
Como seres limitados por el tiempo, podemos encontrar la espera muy frustrante. Sin embargo, Dios no percibe el tiempo como nosotros.
Alguien dijo que “la espera no es un accidente, es un propósito”. En esas “salas de espera” es que Dios llama nuestra atención y cumple muchos de sus propósitos en nuestra vida.
En los tiempos de espera Dios trata con nuestro carácter. En momento así el Señor puede exponer aspectos de nuestro carácter que deben ser transformados. Piensa por un momento, ¿cómo has reaccionado las últimas veces que el Señor te hizo esperar? ¿Fuiste paciente, le diste gracias antes de que llegara la respuesta, o en cambio te preocupaste, te enojaste e incluso decidiste darle un “ultimátum” a Dios?
Cuando debemos esperar nuestra fe es probada. ¿Creemos realmente que Dios puede hacer todo lo que dice? ¿Vamos a mantenernos confiando en Él mientras esperamos sus respuestas o tomaremos el asunto en nuestras manos? Si entendemos de verdad quién es el Señor, podremos confiar en Él; y si lo hacemos, podremos esperar por su tiempo perfecto.
Durante el proceso de espera debemos recordar que el Señor siempre cumple sus promesas y responde a todo aquel que clama. Por lo tanto, debemos descansar y seguir el consejo del salmista: “Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”. (Salmo 33:20-22).
Siempre que te sientas invadido por una sensación de urgencia o incertidumbre, recuerda quién es Dios y lo que Él te ha prometido.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 9 de septiembre, 2024
“Contagia lo bueno”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!” Números 11:4.
Cuando el pueblo hebreo salió rumbo a Canaán, algunos egipcios se unieron a ellos y en el transcurso del viaje comenzaron a avivar un deseo desenfrenado por comer carne. Cuando empezaron a recordar las barbacoas de Egipto se les hizo agua la boca… y se les derritió el espíritu. Este deseo los llevó a otros pecados como la murmuración, la queja, el descontento, a tal punto que “oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda” (v.10). Increíble, llorar al recordar una comida cuando todos los días tenían pan del cielo.
“Vivo deseo” en hebreo es avá taavá, que significa “codicioso anhelo, querer algo con vehemencia, incitado por un apetito de la carne”. Un grupo minoritario contagió a un pueblo de casi tres millones de personas y sufrieron las consecuencias.
En su misericordia, Dios les envió milagrosamente tantas perdices que el pueblo tuvo comida para ¡un mes entero!, pero se desenfrenaron y quisieron comerlo todo en una cena. Imagínate la indigestión y los problemas que eso acarreó. Además, los codiciosos sufrieron una plaga mortal terrible. El lugar donde sepultaron a todos los que murieron ese día lo llamaron “Kibrot-hataava”, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” (v. 34).
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Hay muchas personas que pueden despertar en nosotros algún “vivo deseo” para codiciar cosas que no nos edifican o que no están de acuerdo con la voluntad de Dios.
Si estás rodeado de ese tipo de personas, recuerda lo que Dios le dijo a Jeremías: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer. 15:19). ¡Contagia el contentamiento, la generosidad y el ser agradecido por las muchas misericordias que el Señor renueva cada día en tu vida!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 8 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Usa tus sentidos”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero…”. Hebreos 10:19-22.
Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 6 de septiembre, 2024
“No actúes por impulsos”
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham... Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré…” Génesis 26:1-3.
Isaac se encontraba en una encrucijada, no podía quedarse en esa tierra porque debía alimentar a mucha gente, pero la única opción que conocía era ir temporalmente a Egipto, el país donde siempre había alimento debido al agua potable del río Nilo. Él conocía la historia de Abraham, su padre. Durante la primera hambre se había ido a Egipto sin consultar con Dios y tuvo que regresar al mismo lugar desde donde había salido (Génesis 12:10). A diferencia de Abraham, Isaac se quedó a pesar de la hambruna obedeciendo la voz de Dios y creyendo lo que le había prometido.
La obediencia de Isaac tuvo su recompensa, Dios lo bendijo y fue prosperado. “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.” (vs. 12 y 13).
Tal vez nosotros tengamos disyuntivas como las de Isaac en tiempos de crisis. ¿Cómo estamos actuando? ¿Consultamos a Dios para lo que debemos hacer o nos dejamos llevar por impulsos justificándonos en lo que otros hacen o en lo que se espera de nosotros? Antes de tomar cualquier decisión debemos escuchar a Dios; y después de tener su dirección, debemos obedecerle.
El Espíritu Santo que habita en ti está listo para hablarte y mostrarte la voluntad de Dios. A veces no sabemos ni cómo orar, y Él intercede por nosotros. Confía en su dirección y obedece su voz. Las consecuencias déjalas en sus manos.
El Señor tiene recursos inagotables para cuidar de su pueblo. Cuando confiamos en su protección experimentamos paz y seguridad porque sabemos que nuestra vida descansa en las manos de Aquel que nunca se olvida de sus hijos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 5 de septiembre, 2024
“El Fuerte”
“El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos…” Jeremías 50:34.
En las profecías de Jeremías se ve a Israel siendo oprimido por los babilonios, el recurso extremo que Dios permitió para que se volvieran a Él de todo corazón. El profeta anunció, una y otra vez, que el juicio vendría y ya no había manera de detenerlo. Sin embargo, el Señor les reveló que después de ese tiempo de disciplina en una tierra extraña, los perdonaría, restauraría y los haría regresar a la tierra prometida. Si lees los libros de Esdras y Nehemías verás que Dios cumplió su Palabra.
Cuando el Señor habla hay que prestar atención a cada una de sus palabras. En la promesa que le dio a su pueblo a través de Jeremías les dice que iban a ser redimidos por “el Fuerte”. ¡Qué tremendo título para que el pueblo pudiera ver a Dios como el que nunca puede ser vencido! La palabra hebrea para este título es kjazác que significa “firme, fortísimo, audaz, poderoso, recio, valiente”. Nunca es un Dios débil, incapaz, vulnerable, indiferente o pasivo. ¡Es el que se hace cargo de las luchas de su pueblo!
Los enemigos de Israel eran superiores en número y armamentos, sin embargo, eran “más los que estaban con ellos que los que estaban en su contra” (2 Reyes 6:16). El Fuerte tiene un ejército celestial invencible. ¿Quién puede contra Él?
Israel necesitaba ser liberado de la opresión, esclavitud e injusticia, por eso el Fuerte prometió que “abogaría la causa de ellos”. Abogar en hebreo es la palabra rib que significa “luchar, defender, alegar, amparar, juzgar, sustentar”. Además de ser el Juez de toda la tierra, también es el Abogado defensor de sus hijos. Se hace cargo de cada caso, saca a luz la verdad y hace justicia.
¿Estás necesitando que el Fuerte intervenga en tu vida? ¿Tienes situaciones que ya no sabes cómo manejar? Es hora de ponerte en las manos del Todopoderoso para que pelee por ti.
Dios te pide que creas en Él. Confiar significa entregarle tu caso sin reservas y esperar en lo que hará a favor de ti. Tú redentor es el Fuerte. ¡No hay nadie como Él!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 4 de septiembre, 2024
“Contacto directo con Jesús”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 3 de septiembre, 2024
“Amemos sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir únicamente la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio Hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 2 de septiembre, 2024
“Sigue adelante caminante”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 1 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No te canses de buscar”
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:6).
Hay asuntos espirituales que solo maneja Dios. Las respuestas a nuestras oraciones llegan en el tiempo definido por Él. Por eso la exhortación de la Palabra es perseverar en oración y seguir tocando a la puerta.
Buscar ser llenos del Espíritu es muy probable que no sea el resultado de una sola oración. Lo que nos dijo Jesús es que debemos buscar hasta encontrar. Tal vez Dios quiere ver cuánto lo deseamos, si de veras estamos comprometidos con la obra espiritual que quiere llevar a cabo el Espíritu Santo. Dios tiene muchos propósitos al hacernos esperar una respuesta.
Esperar con paciencia sin abandonar la búsqueda nos hace más sensibles espiritualmente hablando. Nuestro oído se afina para escuchar mejor a Dios. Estamos más expectantes de lo que Él hará. Nos enfocamos más en las cosas trascendentales que en las pasajeras. Damos prioridad a los asuntos eternos más que a los temporales.
Cuando el Espíritu Santo nos llena, debe evidenciarse lo sobrenatural. Fíjate que cuando el Espíritu así lo hacía en los primeros discípulos de la iglesia de Hechos, cosas extraordinarias ocurrían: hablaban en lenguas desconocidas, estaban llenos de gozo aunque sufrían persecución, hablaban proféticamente las maravillas de Dios, predicaban con denuedo, hacían muchos milagros. Nadie detenía a los que eran llenos del Espíritu.
No te conformes con una "mojadita" del rio de agua viva cuando lo que necesitas es que te cubra por completo. Puede que lo primero que haga el Señor al comenzar a llenarte sea limpiar tu vaso, purificar tu alma, darte poder para vencer tentaciones. Y eso es solo el principio. Hay mucho más. Quiere seguir llenándote para manifestar sus dones en tu vida. Dios quiere usarte poderosamente, y la única manera es siendo controlado y capacitado por el Espíritu Santo.
No te canses de buscar. Sigue orando. Dios cumplirá su promesa.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 30 de agosto, 2024
“Recibir para compartir”
“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” Lucas 24:49.
Antes de ascender a los cielos, el Señor reunió a sus discípulos y les dio la orden de quedarse en Jerusalén temporalmente. Había un propósito en la espera, y era nada más ni nada menos que aguardar el descenso del Espíritu Santo que los iba a investir de poder. En otras palabras, Jesús les estaba diciendo: “No hagan nada antes de ser llenos del poder del Espíritu”. Era imposible cumplir la misión de ir por todo el mundo con el evangelio si no tenían el poder necesario.
Si lees los primeros capítulos del libro de Hechos, verás que los discípulos obedecieron a Jesús y después de diez días de estar orando juntos, el Consolador llegó a sus vidas con manifestaciones extraordinarios. Lee la historia en Hechos 2.
Ahora sí que estaban listos. Entonces comenzaron a predicar y compartir las buenas nuevas de Jesús… en Jerusalén. Y solo en Jerusalén. ¿Qué pasó con ir a predicar a todo el mundo? Bueno, de alguna manera estaban acomodados a Jerusalén, su trabajo estaba ahí, la familia, los amigos, los recuerdos de la infancia. Pero Jesús dijo que después de haber sido llenos con el Espíritu Santo debían ir más allá de lo conocido.
Tuvo que venir una persecución para que salieran de Jerusalén. ¡Ay! “En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles… Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:1b,4).
Nosotros, aquí y ahora, tenemos la misma misión que los primeros discípulos, y también necesitamos ser llenos del Espíritu Santo. Sin embargo, debemos hacer nuestra parte, y es movilizarnos y no esperar que nos movilicen. Tenemos que salir de nuestra comodidad, lo conocido, nuestras cuatro paredes, para compartir el mensaje de Jesús a los que se pierden sin esperanza. No te conformes con “tu Jerusalén”. ¿No te está inquietando el Espíritu Santo?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 29 de agosto, 2024
“Vida espiritual plena”
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.” Mateo 3:11.
Hagamos alusión intencional al apodo de Juan… el “bautista”. Se ganó el segundo nombre por ser obediente al llamado de Dios de predicar y bautizar para arrepentimiento de pecados. Muchos venían para ser sumergidos en las aguas del río Jordán como símbolo de limpieza y purificación de pecados. El simbolismo estaba claro: así como el agua cubría todo el cuerpo, la persona era “sepultada” para morir al pecado y “levantada” a una nueva vida. Atrás quedaba la vieja vida de pecado para vivir por fe en el perdón divino.
Sin embargo, este bautismo no era suficiente. Ya lo dijo Juan, quién se definió como un servidor del que haría una obra mayor. “El que viene después de mí” era nada menos que el Mesías, el Señor Jesucristo, el Hijo de Dios enviado al mundo, no solo para llevar a cabo el sacrificio perfecto en la cruz, sino para “bautizar” en Espíritu Santo y fuego.
Si Juan, que bautizaba en agua, dice que hay otro bautismo, hay que prestar atención. Él se refería a una vida sobrenatural, una vida de fe plena, simbolizada por la inmersión en fuego. Definitivamente esta obra la hace el Espíritu Santo, y este es el plan eterno de Jesucristo quien lo enviaría a la iglesia para capacitarla con poder para cumplir la misión que le encomendó.
Para recibir este bautismo es necesario anhelarlo, esperarlo con pasión, desearlo como el agua cuando uno tiene sed. Jesús mismo dijo, y presta atención a cada una de sus palabras: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él” (Juan 7:37b-39a).
¿Anhelas ser bautizado en el Espíritu? ¿Deseas que tu vida espiritual se desarrolle al máximo de su potencial? ¿Quieres una vida de satisfacción interior desbordante? Presta atención a la exhortación de Pedro: “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 28 de agosto, 2024
“Gozo inalterable”
“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.” Hechos 13:52.
Pablo y Bernabé habían ido a Antioquía de Pisidia a predicar el evangelio y causaron una revolución en el pueblo. Sin embargo, la oposición del diablo no tardó mucho en aparecer. Un grupo de judíos que no querían aceptar el mensaje de la gracia de Jesucristo, se levantaron en contra de ellos y los expulsaron de la región. Pensaríamos que esto habría apagado el deseo de evangelizar, pero no fue así, por el contrario, Pablo y Bernabé siguieron predicando con mucha más pasión y energía. ¿Qué los movilizaba?
Los discípulos estaban “llenos de gozo y del Espíritu Santo”. Si un creyente tiene verdadero gozo, lo es como resultado de la obra del Consolador. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo…” (Gálatas 5:22).
La palabra gozo en griego es la palabra jará que significa “estar alegre, bien feliz, deleite, regocijarse”. Claro, podemos estar alegres cuando las circunstancias son favorables. ¡Quién no tiene gozo cuando le aumentan el sueldo! Pero cuando pasamos momentos difíciles, ya es otra cosa. El único gozo que permanece inalterable a pesar de la oposición es el que proviene del Espíritu Santo.
Si sigues leyendo la historia de la iglesia verás que siempre que estaban llenos del Espíritu, manifestaban gozo verdadero. Por supuesto que hay circunstancias que no admiten expresiones de júbilo, sin embargo, interiormente el gozo del Señor se mantiene porque estamos creyendo en sus promesas, confiando en su protección, seguridad y cuidado hacia nosotros.
Alguien escribió: “Así como toda el agua del mundo no puede apagar el fuego del Espíritu Santo, tampoco pueden todos los problemas del mundo aplastar el gozo que el Espíritu Santo produce en todo hijo de Dios”.
Que tu relación con el Espíritu Santo se fortalezca hoy, y produzca en ti un gozo tan real que ninguna circunstancia lo pueda apagar.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 27 de agosto, 2024
“Nos conviene el Espíritu Santo”
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” Juan 16:7.
Imagínate la escena. Los discípulos se acaban de enterar de que Jesús ya no estaría con ellos. Hacía tres años y medio que estaban juntos, y cada día era una nueva oportunidad para ver las manifestaciones gloriosas del Hijo de Dios. Sus palabras, su compasión, su sabiduría, su poder… ¡Cuántas cosas para aprender y en las que pensar! Pero ahora el Maestro ya no estaría con ellos, nada sería igual. La tristeza llenó el alma de cada discípulo.
Sin embargo, Jesús irrumpió con una declaración que los dejó perplejos: “Les conviene que me vaya…” ¿Nos conviene? ¿En serio? La palabra “conviene” en griego es sumféro que significa “ser ventajoso; mejor, de mayor beneficio, provechoso”. En realidad, el Señor no los dejaría solos, enviaría al Espíritu Santo para hacer morada en ellos y esto sería provechoso.
¡Qué tremenda conveniencia! El mismo autor de la Biblia ahora está trabajando en nuestro espíritu, el mismo que inspiró a profetas y sacerdotes para hablar de parte de Dios está ahora en nosotros guiándonos, hablándonos y movilizándonos para hacer la voluntad de Dios.
Pero claro, todas estas bendiciones espirituales están a disposición… de todo aquel que cree. Hay que poner la fe en marcha. En primer lugar, creyendo que Él habita en nuestro espíritu y quiere tener una relación estrecha con nosotros. A partir de allí, cada día necesitamos profundizar esa relación en oración y meditando en la Palabra. Y otro detallecito… Hay que obedecerlo.
¿Deseas esta vida de fe, plena en el Espíritu? Comienza a orar y dale tiempo al Espíritu Santo para que te hable, porque lo hará. Entrégale todo tu ser. Vive la vida abundante que Cristo nos prometió a través de Su Espíritu Santo.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 26 de agosto, 2024
“Las incomparables palabras de Jesús”
“Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron: ¿Por qué no lo trajeron? ¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! -contestaron los guardias.” Juan 7:45-46.
Muchas veces los religiosos intentaron echarle mano a Jesús pero no pudieron. Estaban tan enojados con el Señor por decirles la verdad, que solo querían deshacerse de Él para acallar el mensaje intranquilizador de sus conciencias. Pero no había caso, una y otra vez fallaban en sus intentos. No sabían que la hora de Dios para que Jesucristo entregase su vida no había llegado.
En cierta ocasión enviaron a la “policía” de esa época para arrestar a Jesús, pero las palabras que estos hombres escucharon del Señor produjeron tal convicción en sus vidas que regresaron sin Él porque no encontraron ningún motivo para arrestarlo.
Las mismas palabras de Jesús son apreciadas por corazones espiritualmente sensibles y odiadas por corazones duros. El Señor sabe quiénes son los que habrán de creer y también quiénes rendirán sus vidas completamente a Él. Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.” (Juan 6:63-64).
El Señor sigue hablando. Sus palabras quedaron registradas en la Biblia para seguir transmitiendo vida. Él sigue salvando, libertando, restaurando y sanando, pero se requiere fe para que cada una de sus promesas se haga realidad en nosotros. Nuestra respuesta a sus palabras hará la diferencia. Si podemos creer que ellas todo cambiará en nuestra vida.
Quiera Dios que nuestra respuesta sea la misma que la de sus discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Juan 6:68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 25 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Plenamente convencidos”
“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Romanos 4:20-21.
Qué impactante es la historia de Abraham. Ha sido declarado el padre de la fe de todas los creyentes en Cristo. Su fe fue probada muchas veces, pero permaneció firme en sus convicciones espirituales. Tuvo encuentros con Dios transformadores donde escuchó promesas tan maravillosas que parecían imposibles de concretarse. Imagínate que te digan que serás padre de multitudes cuando tu esposa es estéril y acaba de soplar noventa velitas…
¿Cómo hizo Abraham para permanecer creyendo en las promesas que Dios le hizo a pesar del tiempo que debió esperar para su cumplimiento? El texto de Hebreos nos dice que se fortaleció en fe “dando gloria a Dios”. Me imagino que cuando este hombre de Dios era atacado con dudas, se respondía a sí mismo cantando alguna alabanza que afirmaba su fe. “Bueno es Dios, siempre fiel”, “Eres Todopoderoso, “No hay nadie como Tú”, “A Dios sea la gloria”, en fin, imagina tú las alabanzas que traigan gloria a Dios en medio de la espera. Abraham había hecho de su relación con el Señor una prioridad y la alimentaba continuamente.
Si le damos lugar a las dudas, terminamos siendo incrédulos, por eso Abraham no permitía que ninguna se alojara en sus pensamientos. Confiaba en las promesas de Dios y esperaba su cumplimiento sabiendo que Dios no miente. Nadie podía hacerlo dudar de eso. Dice el texto que estaba “plenamente convencido”. Esta expresión en griego es la palabra pleroforéo que significa “estar completamente seguro, ser ciertísimo, cargado abundantemente de evidencias”. Es decir que cada vez que una duda venía a la mente de Abraham, él recordaba sus encuentros con Dios y afirmaba su fe en la verdad de Quién es el Señor. Tenía suficientes evidencias como para saber que Dios cumple sus promesas.
Siendo honestos, nosotros tenemos más evidencias que Abraham. ¡Tenemos una Biblia entera que nos habla del poder de Dios! Por eso, cuando nuestra fe sea probada al pasar por momentos difíciles, desafiantes y de espera, no podemos dar lugar a los dardos del diablo cargados de dudas e incredulidad. Es nuestra responsabilidad afirmar nuestra fe en el Todopoderoso.
Si Dios te ha dado una promesa, confía en Él hasta ver su cumplimiento. No desmayes durante la espera. El Señor sigue haciendo milagros. Recuerda lo que nos dijo Jesús en Juan 11:40: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 23 de agosto, 2024
“¿Otro Goliat?”
“Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar.” 2 Samuel 21:19.
¿Cómo? ¿Había dos Goliat? ¿No era suficiente con uno que tenía que haber otro? Pues, así era. Varios años después de que el joven David matara al primero con una piedra, apareció otro que también enfrentó al pueblo de Israel. Esta vez el héroe de la fe fue Elhanán. Hasta es difícil pronunciar su nombre.
Lo que hizo este guerrero de Israel debe ser celebrado tanto como lo que hizo David con Goliat. El gigante que enfrentó tenía una lanza similar a la de su predecesor: “El asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar”. Venía con la misma intención de destruir al pueblo de Dios, pero Elhanán lo enfrentó y este gigante también cayó.
Lamentablemente sabemos poco del hijo de Jaare-oregim, tenemos solo un versículo, pero es suficiente para dejarnos una tremenda lección.
¿Tienes tú un nuevo “Goliat” en tu vida? ¿Habías creído que ya nunca más te lo ibas a enfrentar? ¿Pensaste que una victoria te iba a permitir descansar de los ataques del enemigo? Esta historia nos dice que debemos velar diariamente, vigilar por nuestra vida espiritual, nuestra casa, nuestra iglesia.
Satanás no descansa. Él usa infinidad de estrategias para intimidarnos, debilitar nuestra autoridad y que nuestra fe desfallezca. Sin embargo, el Espíritu Santo que está dentro de nosotros sabe cómo mantenernos alertas y vigilantes. Él nos recordará que debemos tomar la armadura espiritual cada día y no tenerle miedo al enemigo.
Tus victorias pasadas te ayudarán a recordar que Dios sigue peleando tus batallas, y es Él quien te ayudará a vencer. Confía, descansa en sus promesas y actúa con la autoridad que te ha delegado. ¡Hay victoria en Jesús!
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Romanos 8:37
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 22 de agosto, 2024
“Nadie estorba a Dios”
“Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?” Isaías 43:13.
Nuestro Dios es Omnipotente. ¡No hay nada que no pueda hacer! Él existe desde la eternidad y seguirá existiendo hasta la eternidad. Por eso es Eterno e Infinito. A veces tratamos de entender su grandeza con dimensiones naturales y nos equivocamos.
Cuando leas que el telescopio Webb ha recopilado una extraordinaria colección de imágenes desde los confines más lejanos del universo, créeme, hay mucho más de lo que pudo observar. Estrellas, planetas, nebulosas, galaxias, todo es pequeño a la luz de Quien los creó.
Entonces, ¿crees que algo o alguien podría “estorbar” a Dios o cambiar su plan eterno? Nadie puede “desbaratarlo”, “deshacerlo”, “contrarrestarlo”, “impedirlo”, “torcerlo”, “resistirlo”, estos son algunos de los significados de la palabra estorbar en hebreo. Lo que Dios ha determinado se cumplirá.
Dios ha determinado que la salvación de la humanidad es solo a través de Jesucristo, su Hijo Unigénito (Juan 3:16). ¿Alguien puede cambiar esto? ¡Nadie! Él dice que todos los que le recibieron son hechos hijos de Dios (Juan 1:12). ¿Hay algo que pueda separarnos del amor de Dios? ¡Ni el mismo diablo! Jesús dijo que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. ¿Acaso puede abandonarnos temporalmente? ¡Nunca! Jesús dijo que vendrá otra vez para llevarnos a vivir con Él por la eternidad ¿Faltará a su promesa? ¡No!
Con semejantes declaraciones, ¿podríamos pensar que Dios se ha olvidado de nosotros, que no se compadece de nuestras necesidades, que no entiende nuestro quebranto? Jesús mismo, el Hijo de Dios, se hizo hombre para ser nuestro Salvador, intercesor, abogado, amigo fiel.
Si has aceptado a Cristo como tu Salvador, eres parte del pueblo de Dios que vive bajo su cuidado permanente. ¡El Dios Omnipotente es tu Padre! ¿Cómo no se ocupará de ti? Pon tu fe en marcha y deja que te guíe a hacer su voluntad. Nadie podrá estorbar lo que Él ya ha planificado para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 21 de agosto, 2024
“No te ‘apoderes’ de Jesús”
“Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.” Juan 6:15.
La palabra “apoderar” en griego es jarpázo y significa “arrebatar, tomar para uno mismo”, es decir, manipular, controlar para satisfacción de nuestros deseos, adueñarse de lo que uno cree conveniente. Creo que se explica mejor el término si pensamos en Jesús como el rey que quiero para… La frase podemos terminarla de muchas maneras: “… para que me dé una casa nueva”, “para que sane mi cuerpo”, “para tener suficiente dinero”, “para tener control sobre las personas…”.
Eso les pasó a los israelitas cuando Jesús multiplicó los panes y los peces. Pensaron: ¡Este es el rey que buscamos! ¡Alguien que nos dé de comer y no tengamos que trabajar! ¿Te imaginas a Jesús viniendo al mundo para eso? No… Sabes que ese no era el plan de Jesús.
El Señor no es el “genio de la lámpara” que vino para cumplir nuestros deseos. ¡Es el Dios Todopoderoso, Rey del universo! Él no existe para hacer realidad nuestras pretensiones, sino que nosotros existimos para llevar a cabo los planes que trazó para nuestra vida. Él traza las normas de su reino y como hijos debemos obedecerlas.
Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Hay una orden, y es buscar su reino, es decir, poner en prioridad lo que Él quiere, hacer su voluntad. También hay una promesa: Todas las cosas que necesitamos las proveerá al cumplir la primer premisa. Si lo buscamos por las añadiduras, entonces buscamos “apoderarnos” de Él de la manera incorrecta.
Permite que Jesús se apodere de ti. Cuando Él controla tu vida a través del Espíritu Santo, llega la satisfacción total a tu corazón, el gozo de la salvación se renueva en ti, la seguridad de su venida te llena de esperanza y sabrás que todo lo que necesites será provisto por Aquel que te ama y quiere lo mejor para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 20 de agosto, 2024
“Prepara el camino”
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” Lucas 1:16-17.
Estos versículos se refieren a Juan el Bautista, quien tuvo la tarea de “preparar el camino” para que la gente recibiera a Jesús como el Salvador. A nosotros también se nos ha delegado la tarea de presentar a Cristo. Observemos las similitudes.
Proclamamos un mensaje de conversión. Como Juan, hablamos de Cristo para “que muchos se conviertan al Señor” (v.16). “Convertirse”, en el original griego, es epistrefo y significa “hacer que una persona se vuelva; dar un giro de 180º”. El mensaje del evangelio dice que Dios perdona los pecados de aquel que se arrepiente y se convierte de sus caminos. Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Proclamamos un mensaje de reconciliación. El pecado separó al hombre de su Creador, pero Jesucristo logró la reconciliación por medio de su sacrificio. Todos aquellos que somos hijos de Dios tenemos también el privilegio de compartir este mensaje. Dice 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
Proclamamos un mensaje de transformación. Solo el poder del Espíritu Santo es capaz de transformar a una persona. El cambio que se requiere es nada menos que una operación divina: mente y corazón nuevos.
¿Cómo es posible llevar adelante semejante tarea? Según los versículos 15-17, Juan el Bautista lo haría con la misma autoridad y poder del Espíritu de Dios que también actuó en Elías. Hoy, este poder también está disponible para todo creyente que se somete al Espíritu Santo. “No se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. Mateo 13:11.
¡Aprovecha este día para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 19 de agosto, 2024
“¿Conoces al Mediador?”
“Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio. Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”. Job 9:32-33.
Job estaba sumido en un profundo dolor sin saber las causas de su sufrimiento. Trataba de encontrar una explicación y no la hallaba. Exponía su queja a Dios y no había respuesta. Entonces llegó a esta conclusión: Dios no es humano como yo para entenderme y para que podamos disputar en un juicio. ¡Necesito un Mediador! ¡Wow, qué clamor tan significativo!
Job sentía la gran distancia entre él y Dios, y al no tener respuestas sentía que era tratado injustamente. Había perdido la esperanza de poder exponer su caso delante de Dios y demostrar su inocencia. Tenía un pensamiento muy terrenal: “Dios está en su trono, Todopoderoso, Soberano, Perfecto, Santo, y yo solo soy un ser humano lleno de debilidades que soporta dolor y angustia. Dios no me entiende… ¡Si fuera humano sabría lo que estoy sintiendo!” Entonces expresó un deseo desde lo más profundo de su corazón: “Si hubiera alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”.
El anhelo de Job también está latente en nuestros corazones, aunque ya hace más de 2000 años que tiene respuesta. Lamentablemente Job todavía no sabía del “Arbitro” que iba a llegar, alguien que se identificaría con el ser humano, pero sin pecado, para que pudiera interceder constantemente ante Dios por sus hijos.
¡Jesús es el Mediador entre Dios y nosotros! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). Un hombre perfecto que puede identificarse con nosotros en cualquier aspecto de la vida humana. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).
El Señor te entiende; conoce tus sufrimientos, angustia y dolor y está esperando que te refugies en Él. Recuerda cómo ha obrado en tiempos anteriores en tu vida y ten la seguridad de que esta situación será otra oportunidad para mostrarte su fidelidad. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…” (Deuteronomio 33:27).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 18 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios es Santo”
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” Levítico 19:2.
Los nombres de Dios revelan su carácter. Uno de ellos es “El Santo”, del hebreo kadosh que significa “sagrado, apartado del pecado, pureza de carácter”. El Señor es santo y demanda que toda persona que se relacione con Él también lo sea.
Desde que los israelitas supieron esto intentaron estar a la altura de este requerimiento, pero fracasaron en todos sus intentos. Los sacrificios no eran suficientes para cubrir todos sus pecados. En menos de 24 horas el oferente volvía a pecar y debía presentar otro sacrificio. Es que el problema estaba en la naturaleza interior del ser humano.
Entonces el remedio vino directamente del cielo. Jehová Kadosh envió a su Santo Hijo para ser el sacrificio perfecto y definitivo. Toda persona que recibe por la fe a Jesús como su Salvador es perdonada instantáneamente y Dios la ve como si nunca hubiera pecado. ¡Al fin santos delante de Dios! “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.” (Hebreos 2:11).
Para que esta obra no sea efectiva solo el día de haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, Dios envió al Espíritu Santo para habitar dentro de los que hemos sido justificados. De esta manera, Él mismo nos sigue santificando diariamente hasta pasar a la eternidad. “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
Pero hay una parte que debemos hacer nosotros en colaboración con el Espíritu Santo, y es abandonar el pecado y someternos a Su control para que nuestras decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 7:1).
Nunca te desanimes. El proceso de santificación se completará cuando estemos en la presencia de Dios, en ese momento seremos perfectos. Lo que parecía imposible, Dios lo ha hecho posible, así que: “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.” Isaías 12:6.
¡Gracias Señor por salvarnos y santificarnos por tu Espíritu!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 16 de agosto, 2024
“Con paciencia en su presencia”
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia… Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.” Génesis 15:6,12.
Dios le dijo a Abram que le daría una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo, y para confirmar esta promesa el patriarca debía presentar un sacrificio y esperar en la presencia del Señor. Así que el padre de la fe preparó el altar y los animales para el sacrificio y esperó, pero solo había silencio. Siguió esperando y nada. Miraba hacia los cielos pero no había respuesta.
Entonces Abram tuvo sueño. Sí, el padre de la fe empezó a dormirse durante el tiempo devocional… La palabra “sueño” en hebreo es tardemá que significa “letargo, entorpecer”. ¿Te resulta familiar? Por supuesto, seguramente durante un tiempo de oración, en donde nos hemos acercado al Señor con el deseo de escucharlo, de pronto el sueño parece dominarnos.
Abram no solo tenía sueño, también sentía temor porque podía ser atacado por un animal salvaje. Entonces, en ese momento, Dios intervino dándole una revelación tremenda de lo que le acontecería a su descendencia en los próximos ¡cuatrocientos años! ¡Menos mal que el patriarca pudo mantenerse despierto! Allí mismo Dios hace un pacto con Abram prometiéndole, no solo una innumerable descendencia a través de la que Él se iba a glorificar, sino también la configuración del territorio que le daría por haberle creído.
¡Qué aplicación tan clara para nosotros! Cuántas veces nos hemos presentado ante el Señor con nuestras preguntas, peticiones e inquietudes y creemos que Él nos va a responder, pero durante la espera entramos en un período de adormecimiento, letargo, y finalmente se produce la desconexión con el Señor. Él se ha quedado con la respuesta en sus labios porque no hemos podido perseverar hasta escuchar su voz.
En el Salmo 40:1 leemos: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. David sabía que la clave para escuchar a Dios era permanecer con paciencia en su presencia. Muchas veces el Señor nos prueba para saber hasta qué punto estamos interesados en conocer lo que tiene que decirnos. Toda espera que Él permite tiene un propósito.
No permitas que el adormecimiento se apodere de tu alma. Sigue orando, intercediendo, clamando, que el Señor ha oído tus ruegos y la respuesta está en camino.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 15 de agosto, 2024
“¿Oramos eficazmente?”
“La oración eficaz del justo puede mucho”. Santiago 5:16b.
¿Habrá algo más importante que la oración en la vida del cristiano? Si en la Biblia la palabra oración se repite más de 650 veces, entonces debe ser crucial.
La realidad es que si no oramos…
- Perdemos bendiciones.
- Se enfría nuestra relación con Dios.
- Se debilita nuestra fe porque confiamos más en nosotros mismos
- No sabemos lo que Dios quiere, cuáles son sus propósitos y planes.
- Perdemos la capacidad para reconocer los ataques del diablo.
- Cedemos a las tentaciones.
- No tenemos visión de eternidad porque vemos solo lo inmediato y material.
- Se debilitan las relaciones y ponemos en peligro a la familia.
Santiago nos exhorta a hacer oraciones eficaces. La palabra eficaz en griego es energéo que significa “ser activo, eficiente, obrar, operar”. La oración eficaz es la que se caracteriza por su seriedad, fervor y energía. Es la que se considera una prioridad.
El recurso más poderoso de un cristiano es su comunión con Dios mediante la oración. A menudo vemos poco resultados a nuestras oraciones porque oramos solo cuando nos sobra tiempo o cuando estamos en apuros, pero Dios espera otra actitud de sus hijos. Si queremos ver respuestas, entonces debemos orar con fe, fervor y perseverancia.
La oración eficaz es la que nos mantiene en una comunión ininterrumpida con el Señor. Por eso Pablo nos exhorta a “orar sin cesar” (1 Tes. 5:17) y a “perseverar en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col. 4:2). Escucha también al salmista: “Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.” (Sal. 55:17).
No abandones la oración. Es la manera de experimentar a Dios diariamente. Abre tu corazón para que Dios te hable hoy y lo verás hacer grandes cosas en y a través de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 14 de agosto, 2024
“Ahí viene el Esposo”
“Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.” Mateo 25:6-7.
En la iglesia donde nací, un domingo, mientras el pastor predicaba con mucho entusiasmo acerca de la venida de Cristo, dijo con toda su fuerza: “¡Cristo puede venir hoy!”. En ese momento se levantó una ancianita y le respondió: “¡Ay, no, justo esta semana que le dan un aumento a los jubilados…!”
¿Hay algo que a ti te impida gozarte con la exclamación: “¡Ahí viene el Esposo!”?
En esta parábola, el Esposo de la Iglesia, el Señor Jesús, nos advirtió que va a volver otra vez y que será en cualquier momento. Por lo que leemos en las Escrituras, es muy probable que la Iglesia esté medio dormida a su regreso. Uy… entonces sin duda puede venir hoy mismo.
Si prestamos atención a la condición de la Iglesia de Cristo en este tiempo, podemos afirmar que está cabeceando y dormida. Nos hemos detenido en muchas áreas. Estamos ocupados en millones de cosas, y en lo último que nos detenemos a pensar es que el Señor puede venir hoy. Eso significa que todo lo que estemos haciendo se va a terminar. Entonces, ¿qué es lo que realmente vale la pena a la luz del arrebatamiento de la Iglesia?
Debemos escuchar el clamor: “Ahí viene el esposo, salid a recibirle”. Se refiere a estar atentos a las señales.
“Y cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os alarméis; porque es necesario que estas cosas acontezcan primero… Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo. Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. (Lucas 21:9-11,25-26). Todo está cumplido.
Frente a esta realidad, te pregunto: ¿qué harías que no estás haciendo, y qué dejarías de hacer? ¿Cuáles serían tus prioridades y motivaciones si Cristo viniera esta semana?
¿Y qué pasa si el Señor se retrasa? ¿Perdemos tiempo? ¿Vivimos como si no fuera a regresar? La realidad de su venida debería ajustar varias cosas en nuestra vida: nuestra relación con Cristo, la dedicación a la misión que nos encomendó, corregir nuestra escala de valores, determinar lo que es prioritario. Estas son las cosas que realmente tienen valor eterno.
¿Estás listo si el Señor viniera hoy? ¿O has dejado que todo lo que te rodea te haya adormecido? Mira que somos muchos los que día a día estamos escuchando el clamor que dice “¡El Esposo viene!”
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 13 de agosto, 2024
“Tú me vivificarás”
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:7ª.
David sabía muy bien lo que es vivir bajo presiones que producen angustia. Las pruebas que ha tenido que pasar han sido muy variadas, pero en cada una de ellas vio la liberación de Dios. Presiones del enemigo, presiones de la familia, presiones del pueblo, presiones de los líderes. Era un experto en angustias.
La fe y confianza de David en Dios son dignas de imitar. En momentos difíciles donde la angustia llegaba a su pico más alto, podía declarar su confianza en Dios, con la seguridad de que de Él venía su salvación. Sabía que podía recurrir al Señor porque Él lo iba a “vivificar”.
La palabra vivificar en hebreo es kjaiá que significa “dar vida o revivir; avivar, conservar, infundir, reanimar, resucitar”. Cuando parece que la angustia nos quita el último aliento, cuando todo parece terminado, ¡Dios trae nueva vida!
¡De cuántas situaciones Dios libró a David! Observa todos los salmos que describe la liberación de Dios en tiempo oportuno. Cuando el salmista estaba pasando por situaciones de injusticia donde parecía que iba a perderlo todo, confiaba en la justicia divina y Dios lo vivificaba: “Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia.” (Salmo 143:11).
¡Qué buena enseñanza para nosotros! Cuando estamos en angustia, además de recurrir a la oración, debemos alimentar nuestra alma con la Palabra de Dios. En el Salmo 119, el autor menciona 10 veces que la Palabra vivifica su alma. “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.” (Salmo 119:25). ¡Su Palabra vivifica nuestro espíritu!
En su obra en la cruz Jesús logró la redención de todo aquel que cree en Él y le otorga vida eterna. Hoy somos renovados continuamente por el Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu. Jesús lo envió para hacer realidad su vida abundante en nosotros: “…mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6). En tiempos de angustia, Él tiene los recursos para renovarnos, fortalecernos, mostrarnos la salida, y llenarnos de su gozo inquebrantable.
Si estás pasando por angustias, recuerda que tienes al Dios que vivifica. Cuando todo parece haber muerto, Él lo resucita, cuando parezca que tus fuerzas se agotaron, Él trae renovación, cuando la fe desmaya, la aviva con el fuego del Espíritu. Proclama con certeza la obra del Dios Todopoderoso en ti: “¡Tú me vivificarás!”
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 12 de agosto, 2024
“El que se humilla será enaltecido”
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Lucas 14:11.
En cierta ocasión, Jesús fue invitado a comer a la casa de un gobernante fariseo y al ver como las personas intentaban ocupar los mejores lugares de la mesa, el Señor aprovechó la situación para enseñar acerca de la humildad con estas palabras: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.
La palabra “humillar” viene del latín humiliare (de aquí humus) que significa “hacer que uno se postre, obligar a reconocer su bajeza ante otro, postrarse”. Bajar el orgullo hasta el humus (suelo) para reconocer que otros pueden tener mayor honor. En términos bíblicos, morir a nuestra carne para permitir que el Espíritu controle nuestra vida.
Sin embargo, los mensajes que recibimos diariamente nos invitan a actuar como si todo girara alrededor nuestro, como si todo se tratara de nosotros; incluso, en algunos lugares donde se predica la Palabra de Dios se ha infiltrado la idea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. Nada más alejado de lo que el Señor nos ha enseñado y demostrado con su propia vida.
En Filipenses 2:5-8 leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
El pasaje comienza diciendo que debemos “tener la misma actitud que tuvo Cristo” ¿Cuáles es esa actitud? La humildad. Como hijos de Dios debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses para poder pensar en el bien de los demás.
Mira algunas de las promesas que Dios le hace a aquel que realmente camina en humildad:
“Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23b.
“Dios da gracia a los humildes.” Santiago 4:6b.
“Comerán los humildes, y serán saciados...”. Salmo 22:26ª.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde...”. Salmo138:6.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15.
Algunos que hoy parecen muy “grandes” desaparecerán en el futuro; otros que reciben reconocimiento en este tiempo, no tendrán recompensas eternas. Pero los que se conducen con humildad, el Señor lo enaltecerá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 11 de agosto, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Amar es un mandamiento, no lo olvides”
“Esto os mando: Que os améis unos a otros.” Juan 15:17
Antes de ir a la cruz, el Señor Jesús les compartió muchas enseñanzas a sus discípulos. ¡Cuántas cosas tenía que decirles el Maestro! ¿Cuál sería la mejor recomendación a sus seguidores para que pudieran permanecer unidos? ¿Cómo decirlo en pocas palabras para que nunca se les olvide?
Así es que Jesús les da un mandamiento. No es una recomendación, no es una opinión, tampoco es una declaración filosófica que hay que saber interpretar. ¡Nada de eso! Es una orden que debe acatarse sin excepciones: Debemos amar.
Creo que habrás escuchado que hay varias palabras griegas para expresar el tipo de amor que podemos compartir. Eros para el amor romántico, fileos para el amor por afinidad, y ágape para el amor que viene de Dios. ¿Quieres adivinar a cuál de las tres se refiere el Señor? Pues sí, al amor ágape. Amar sin esperar nada a cambio. Amar sin condiciones. Amar a pesar de las circunstancias. Amar unilateralmente, aunque no haya reciprocidad. En otras palabras, amar como Jesús nos ama.
El Señor no le da este mandamiento a la gente que no lo sigue. No, es un mensaje para sus discípulos, los que le han recibido en su corazón como Salvador y Señor de sus vidas. Por eso, no podemos pensar que los que no han tenido un encuentro con Jesús amen con este amor. De hecho, Él nos dijo que esperemos del mundo más bien aborrecimiento que amor.
No podemos esperar “sentir” para amar. Recordemos que es una orden. Pero, ¿amar a los que nos hacen daño, o a una persona tóxica? Bueno, Jesús nos dijo que debemos amar a nuestros enemigos. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). No pudo ser más claro.
El amor de Cristo me lleva a perdonar a quienes me hicieron daño, entregando esa situación injusta al Señor para que Él se encargue. Sin rencores, sin amarguras, sin deseos de venganza. El amor lo hace posible.
No puedo pedirle a Jesús que me dé amor para amar, porque Él ya me lo dio. “…el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:5). Lo que debemos hacer es negarnos a nosotros mismos y obedecer la Palabra con la ayuda del Espíritu Santo.
Los que aman como Jesús, son los únicos que realmente hacen una diferencia en este mundo. Ese amor es el único que puede transformar vidas para su gloria.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 9 de agosto, 2024
“Vigor al alma”
“El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma.” Salmo 138:3
El salmista David pasó por muchas situaciones difíciles. En ocasiones sentía que no tenía fuerzas para luchar, pero era en esos momentos donde experimentaba la ayuda de Dios.
David tuvo que batallar contra su propio hijo que había levantado al pueblo para que se opusiera a la autoridad de su padre. También contra un primo que estaba en contra de su reinado. En otras ocasiones tuvo que enfrentar a sus propios amigos, esos a los que les compartía sus pensamientos más personales, en quienes había depositado su confianza, y sin embargo lo traicionaron. Y qué decir de los enemigos de Israel que atacaban de manera sorpresiva y no permitían que David bajara ni por un momento la guardia.
Así que el salmo 138, uno de los últimos de David, expresa claramente la ayuda y las fuerzas que recibía cada vez que debía enfrentar una batalla, usando la frase: recibir “vigor a su alma”. La palara hebrea para “vigor” es rajáb que significa “hacer osado, envalentonar, asegurar, levantar”. ¡La valentía venía del mismo Señor!
A nosotros muchas veces nos pasa lo mismo que a David. Nos quedamos sin fuerzas, sin motivaciones, incluso nos llenamos de ansiedad y temores. Pero podemos levantar los ojos al cielo y clamar a nuestro Dios Todopoderoso. Su ayuda siempre llega a tiempo, sus salidas son oportunas, y nos capacita con valentía para seguir adelante y hacer su voluntad.
No bajes los brazos. Sigue confiando en Aquel a quien le has clamado. Dios no se ha olvidado de ti. ¡Hoy llenará tu alma de su vigor sobrenatural!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 8 de agosto, 2024
“Jesús, nuestro Yeshúa”
“He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí.” Isaías 12:2.
El profeta Isaías escribió este capítulo como un cántico al Señor. En él proclama que Dios es su salvación, su fortaleza y su canción.
La palabra salvación en hebreo es yeshúa, de donde proviene el nombre Jesús, que significa “algo que es salvado; liberación; auxilio, triunfo, victoria”.
Cuando decimos que Dios en nuestra salvación, no es solo el que nos salva del infierno, sino también el que interviene para librarnos de peligros, de tentaciones y de toda trampa del enemigo. ¡La liberación de Dios es completa!
Jesús venció en la cruz al pecado, el diablo y sus huestes para darnos victoria. Por eso leemos en Romanos 8:37 que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.
Ahora, Isaías también nos dice que constantemente debemos “asegurarnos” de esta verdad. En hebreo esta palabra significa “apresurarse a refugiarse, confiar, esperar, estar tranquilo”. Significa que nuestra relación diaria con el Señor afirma nuestra fe, sostiene nuestra confianza, renueva nuestra esperanza y aleja todo temor. ¡Él es nuestra fortaleza y salvación en tiempos de angustia!
Que el gozo de la salvación se mantenga constantemente en tu corazón, y en tu mente haya perpetua alabanza. ¡La gloria a nuestro Salvador por siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 7 de agosto, 2024
“Aprendiendo a escuchar al Espíritu Santo”
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan 14:26).
El Espíritu Santo ha venido a morar en el corazón de todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador y Señor de su vida. Habita en nosotros con muchos propósitos y uno de ellos es hablar a nuestro espíritu.
Desde que el Espíritu Santo irrumpió en la Iglesia a partir de Hechos 2, ha sido notorio que Él habla permanentemente a los creyentes. No se expresa a través una voz audible a nuestros oídos, sino que es esa voz interior que debemos aprender a reconocer.
Presta atención a los siguientes pasajes bíblicos: “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan”. (Hch. 10:19). “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar”. (Hch. 11:12). “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. (Hch. 13:2). “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.” (Hch. 21:11). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:7ª). El Espíritu Santo habla a todo aquel que le quiere oír.
Aprendemos a escuchar… escuchando. No se trata de tomar un curso, sino de desarrollar nuestros oídos espirituales a través de una comunión diaria con el Espíritu Santo. Él te hablará y nada de lo que te diga se contradecirá con la Palabra de Dios. Esto te servirá también para distinguir Su voz de otras voces.
Dedica suficiente tiempo a la comunión con el Espíritu Santo. Él no hablará con nadie que tenga prisa. Permítele enseñarte las cosas profundas y ocultas de Dios. Cuanto más nos rindamos a Él, más transformados seremos a imagen de Cristo, más dispuestos estaremos a llevar a cabo la voluntad de Dios y mejor equipados para servirle.
Ser guiados por el Espíritu Santo debe ser el estilo de vida de todo hijo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 6 de agosto, 2024
“Librados en aguas impetuosas”
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán… Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador…” Isaías 43:2-3.
Es importante notar que el v. 2 comienza afirmando que “vamos a pasar por las aguas”. No dice “si es que pasas por las aguas”. Eso significa que en algún momento de nuestra vida atravesaremos dificultades, pero Dios nos hace una promesa: “Estaré contigo protegiéndote”.
Puede ser que en algún momento sintamos “el agua al cuello”, que no podamos ver la orilla, pero podemos estar seguros que no vamos a morir “anegados”. ¿Recuerdas el momento en el que Pedro se atrevió a salir de la barca? El Señor extendió su mano y no dejó que se ahogara.
Aprendemos mucho de las situaciones que nos sobrepasan. Conocemos algunos aspectos de las formas en las que Dios obra, pero también descubrimos cosas sobre nosotros mismos. Aspectos de nuestro carácter, nuestra relación con el Señor, la firmeza de nuestra fe, entre muchas otras cosas.
La forma en la que reaccionamos al pasar por “aguas profundas”, también puede ser un testimonio de la fidelidad de Dios para los demás, si pueden vernos confiar y depender de Él.
¿Estás pasando por una experiencia difícil? Sea que tus pies solo estén mojados o sientas que la fuerza del agua quiere arrastrarte, puedes estar seguro de que el Señor jamás soltará tu mano. ¡Confía que Dios te hará pasar al otro lado!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 5 de agosto, 2024
“Contaré tus maravillas”
“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo”. Salmo 9:1-2.
La palabra hebrea para alabar es yadá que significa “extender la mano, reverenciar, adorar con manos extendidas, aclamar, celebrar, exaltar, glorificar, dar gracias”. El salmista podía expresar su confianza en Dios, su agradecimiento, pero sobre todo su dependencia del Señor. Alababa levantando sus manos en señal de entrega, como un niño pequeño pidiendo a su padre que lo sujete entre sus brazos.
Cuando alabamos a Dios de todo corazón también “contamos sus maravillas”. Cuando tenemos una victoria espiritual no solo debemos alabar y dar gracias al Señor, sino también contarlo a otros. La palabra “contar” en hebreo es safár que significa “registrar, enumerar, anunciar, dar cuenta, declarar, publicar, referir”. También hace alusión a un escribano o secretario que lleva un registro de notas y puede declarar con exactitud cada hecho. Es decir, “yo doy fe” de lo que Dios hace y lo hago público para que todos lo sepan.
Si esa alabanza es genuina también nos alegraremos, regocijaremos y cantaremos al Altísimo. Seguramente tenemos muchos más motivos para celebrar que para entristecernos. (Espero que seas un buen safár y tengas un registro de sus maravillas a tu favor).
Piensa en las últimas tres intervenciones que Dios realizó por ti. ¿Tu corazón sigue vibrando como consecuencia del amor y la misericordia que te manifestó el Señor? Recordar lo que Dios hizo en el pasado nos ayuda a alimentar nuestra fe y afirma nuestra confianza en Aquel que todo lo puede.
Alaba a Dios y verás que las cosas empiezan a verse diferente. Tu espíritu se renovará y experimentarás su dulce presencia. ¡Vamos a alabar al Señor de todo corazón y contar todas sus maravillas!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 4 de agosto, 2024
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“Mira hacia adelante”
“Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:25-27.
Salomón, el rey sabio por excelencia, nos deja este consejo inspirado por el Espíritu Santo. Debemos tener nuestra mirada en lo que nos edifica, en lo productivo, en lo que trae crecimiento.
Para que esto sea posible, cada día de nuestra vida debemos saber muy bien a quién miramos. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. (Hebreos 12:2ª). Jesús ya ha pasado por el camino que nosotros estamos transitando, sabe de qué se trata y puede ayudarnos a recorrerlo para que no nos salgamos del camino.
Satanás no quiere que avancemos en línea recta. Hará todo lo posible para desviar nuestra mirada del Señor. Cuando aparecen situaciones difíciles de resolver tratará de sembrar dudas acerca del poder de Dios y nos animará a creer que las “soluciones” están en nosotros u otras personas, pero no en Dios. Ya sabemos que el diablo es un mentiroso, por lo tanto, no debemos desviar nuestra mirada del Todopoderoso.
El diablo también nos animará constantemente a tomar atajos, vías alternativas que parecen más rápidas o placenteras, pero que nos alejarán de nuestro destino. Jesús nos dijo que el camino de rectitud que nos lleva a la vida eterna es angosto. Por eso no debemos “desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda”.
Tengamos en cuenta que tampoco sirve mirar hacia atrás porque tropezaremos. Si solo nos aferramos a los recuerdos, no daremos lugar a lo nuevo. Si damos lugar a la culpa antes que al perdón de Dios, detendremos nuestra marcha. El apóstol Pablo nos exhorta a “olvidar lo que queda atrás, y extendernos a lo que está delante” (Filipenses 3:13b).
Cuando el camino te parezca difícil, mantén tu mirada en Jesús. Él estará sosteniendo tu mano para que no tropieces. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. (Isaías 41:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 2 de agosto, 2024
“¡Señor, despierta mi espíritu!”
“Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén” Esdras 1:5
Hacía 70 años que los judíos habían sido llevados cautivos a Babilonia. Ya se había levantado una tercera generación desde que habían llegado a esas lejanas tierras como consecuencia de haberse apartado de Dios. ¿Tendría deseos esta nueva generación de regresar a Jerusalén, la tierra de sus padres, o ya se habrían acomodado a la idiosincrasia babilónica-persa al punto de parecerles ridículo salir de ese lugar? A pesar de su realidad, el plan de Dios con ellos no había cambiado y lo llevaría a cabo. Eran su pueblo y debían adorarlo de la manera y en el lugar que Él había determinado.
Pero nos dice la Palabra que sus espíritus estaban adormecidos. “Despertar” en hebreo es ur y tiene el significado de “abrir los ojos; alzar, avivar, levantar, mover, suscitar”. Sus ojos espirituales estaban cerrados y fue Dios quien los despertó a tiempo.
Esdras dice que después que Dios abrió sus ojos espirituales, “se levantaron” y actuaron. Si lees todo el libro de Esdras verás que fueron a su tierra, reconstruyeron el templo y fueron avivados espiritualmente por la Palabra de Dios.
Hoy, Dios sigue despertando el espíritu de su pueblo, sacándolos de la pereza, abriendo sus ojos espirituales, levantándolos de las caídas para formar un pueblo celoso de buenas obras, que ponga en prioridad la edificación espiritual de sus vidas, sus casas y sus iglesias.
Si has leído hasta aquí, quiero decirte que Dios está despertando tu espíritu para que te sometas a su voluntad, sus planes y propósitos. Eres parte del remanente que Dios usará en este último tiempo para manifestar que Él es el único que tiene poder para cambiar vidas.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 1 de agosto, 2024
“Dios perdona ampliamente”
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” Isaías 55:7.
No hay carga más pesada que la culpa por haber pecado; y es aún peor si le hemos fallado a Dios en algo sobre lo que ya le pedimos perdón varias veces. ¿Cómo deshacernos de ese peso? ¿Podremos compensar a Dios haciendo buenas obras o “castigándonos” de alguna manera? ¿Será que habremos agotado las oportunidades de ser perdonados por Dios?
Hay una respuesta divina a todas estas preguntas que no deja de asombrarme: El Dios nuestro es “amplio” en perdonar a todo aquel que se arrepiente sinceramente.
La palabra amplio en hebreo es rabá que significa “aumentar, abundante, colmar, dar demasiado, ensanchar, exceder, mayor, mucho, multiplicar, numeroso”. No hay cantidad de pecados que la gracia de Dios no pueda alcanzar. Si el pecado abunda, sobreabunda la gracia divina (Romanos 5:20).
Por supuesto no debemos tomar su gracia livianamente, como un permiso para seguir viviendo en pecado. El apóstol Pablo lo dijo de esta manera: “¿Seguiremos pecando para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?” (Romanos 6:1-2). El Espíritu Santo no solo nos da convicción cuando pecamos, sino también poder para vencer toda tentación. ¡Hay victoria sobre el pecado!
Cuando Dios perdona, olvida. No guarda rencor ni tiene deseos de venganza contra el arrepentido. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” (Miqueas 7:18).
El perdón de Dios está disponible ahora mismo. Cristo dio su vida para hacerte libre, así que no te quedes encadenado a la culpa.
Si hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, ese gozo también estará en el corazón del arrepentido. ¡Bendito sea Dios que es amplio en perdonar!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 31 de julio, 2024
“La puerta parece cerrada”
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.” Apocalipsis 3:7.
Simbólicamente, una “puerta abierta” en las Escrituras es una oportunidad que Dios presenta para avanzar. Puede abrir un nuevo camino, mostrar una salida, responder una oración. En la revelación a Juan, el Santo y Verdadero dice que cuando Él abre una puerta nadie la cierra y si Él la cierra, nadie la abre.
Por otro lado, el mismo Jesús nos ha dicho que debemos “llamar” para que se abra una puerta. “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:9). Aquí no hay contradicción, sino que se refiere a la sincronía que debe haber entre Dios y nosotros. La llave la tiene el Señor y la puerta se abrirá cuando llamemos.
Pero hay algo que no podemos olvidar, y es que debemos estar frente a la puerta correcta para que se abra. Dios no abre cualquier puerta, sino aquellas por las que quiere que pasemos. Hay “puertas” que nos atraen, pero por los motivos incorrectos, esas no se abrirán. Dios sabe lo que es mejor para nosotros, entonces lo que debemos hacer es preguntarle delante de qué puerta debemos pararnos y llamar.
Quizás ya sepas cuál es la puerta, pero has estado llamado por mucho tiempo y aún no se abre, eso no significa que no se vaya a abrir. Dios lo hace en el tiempo perfecto. Pedro, por ejemplo, lo experimentó cuando estuvo toda la noche pescando y no logró nada (Lucas 5:1-11). Pero cuando Jesús le dio la orden, el discípulo vio como su red se rompía por la cantidad de peces que había atrapado. Dios hace todo perfecto en su tiempo. “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo de los cielos tiene su hora” (Eclesiastés 3:1).
¿Estás enfrentando una puerta cerrada? ¿Has orado sin ver una respuesta? Sigue llamado y creyendo. La llave está en la mano del Señor y nada ni nadie podrá detener lo que Él ha prometido hacer. Él es el que abre y ninguno cierra.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 30 de julio, 2024
“Jesús está pendiente de ti”
“Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.” Marcos 6:48.
Los discípulos estaban pasando unas de las peores tormentas de sus vidas y físicamente Jesús no estaba con ellos. El Señor los había obligado a cruzar el lago mientras él despedía a la multitud que se había reunido para escuchar sus enseñanzas, y ahora ellos no sabían qué hacer.
Imagino algunos de sus pensamientos: “¿Por qué Jesús nos habrá metido en este lío? ¿Acaso él no sabía lo que iba a pasar? ¿Es más importante la multitud de oyentes infieles que nosotros? ¡Deberíamos habernos quedado en la orilla! ¡Esto nos pasa por ser demasiado obedientes! ¡Buaaa… Jesús nos ha abandonado…!”
¿Qué hubiéramos hecho nosotros? O más bien, qué hacemos nosotros en nuestras “tempestades”. Estoy seguro que más de una vez hemos pensado que Jesús nos ha dejado solos.
La verdad es que aunque Jesús no estaba presente en el barco, sí estaba pendiente de sus discípulos. Observa que el texto dice que el Señor los “vio remar con gran fatiga”. Además de verlos, sabía lo que sentían, conocía lo que significaba tener una gran fatiga, esas que te ponen mal, que te hacen enojar o te frustran.
Todos sabemos que nuestras tempestades no son meteorológicas, sino espirituales, y el Señor sabe lo que sientes en medios de tus dificultades, conoce tu corazón. Por eso, Él nos prometió estar a nuestro lado siempre, lo puedas sentir o no. Él está ahora mismo a tu lado, afirmando tu fe para que sigas creyendo que preparó una salida.
Deja que tome el control de lo que te preocupa y verás que la tormenta pasará gracias a su poderosa intervención.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 29 de julio, 2024
“Decida con sabiduría”
Gran parte de nuestra vida puede resumirse a través de las decisiones que hemos hecho. Quienes somos en el presente es el resultado de las decisiones que hicimos en el pasado. Por lo tanto, nuestro futuro también estará determinado por las decisiones que hagamos a partir de hoy.
Muchos cristianos están tomando decisiones sin que se les pase por la mente buscar a Dios. Piensan que el sentido común es una buena medida para decidir o incluso las “impresiones” o preferencias.
Investigaciones llevadas a cabo por The Barna Group revelan que ¡menos de un diez por ciento de los cristianos que asisten a la iglesia toman las decisiones importantes de su vida considerando la voluntad de Dios y Su Palabra!
¿Alguna vez ha tomado cierto camino y al final lamentó la decisión que hizo? ¿Qué tuvo en cuenta al hacer esa elección? ¿Le acompañan algunas consecuencias de esas decisiones hasta hoy?
Leí esta historia hace algún tiempo. “Un padre, interesado en que su hijo aprendiera acerca de las consecuencias de sus decisiones, le dio un martillo y le pidió que clavara un clavo en la pared. Luego le dijo que tomara el martillo y quitara el clavo. Una vez que lo hizo le dijo: - Ahora, toma el martillo y saca el agujero que hizo el clavo. - ¡Es imposible! - dijo el joven - No se puede sacar un agujero. Así es, la mejor manera de evitar las consecuencias de malas decisiones es no hacer decisiones equivocadas”.
Nuestras elecciones siempre vienen acompañadas de consecuencias. Piense por un momento en las decisiones que ha tomado últimamente. ¿Podría decir que contaban con la aprobación del Señor? ¿Cómo lo sabe?
Eclesiastés 8:5-6ª dice: “El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y las formas. Sí, para todo hay tiempo y manera…”.
Dios ha prometido guiar a todos los que le buscan. Isaías 30:21 dice: “Tus oídos lo escucharán. Detrás de ti, una voz dirá: Este es el camino por el que debes ir”. El Señor sabe lo que es mejor para nosotros. Su deseo como Padre es dirigirnos por el camino correcto, pero para que esto sea posible debemos rendirnos a su señorío, solo así tendremos la capacidad de escuchar su voz y recibir su dirección.
¿Cómo está manejando los desafíos que enfrenta ahora mismo? Recuerde, nuestras elecciones definirán nuestro futuro; por lo tanto, piense con cuidado al tomar alguna decisión. Discierna y decida con sabiduría.
Alexandra Giovanini
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Domingo 28 de julio, 2024
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“Presiones con propósito”
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
Dios no hace nada sin tener un propósito en mente. Si en su sabiduría permite aquello que podría evitar en su poder, entonces podemos estar seguros de que es con una finalidad.
Estamos viviendo tiempos difíciles, sin embargo, las presiones suelen exponer cosas que en otras circunstancias pasaríamos por alto. Por eso el Señor muchas veces se vale de este recurso para ayudarnos en nuestro proceso de crecimiento y maduración.
En la Biblia encontramos muchas historias en las que podemos identificar fácilmente lo que perseguía Dios al permitir situaciones límites. Por ejemplo, Jonás fue tragado por un gran pez. Moisés se encontró frente a un mar imposible de cruzar. José fue a parar a una prisión. Gedeón debió ir a la guerra solo con trescientos hombres. Todas esas circunstancias tuvieron un propósito. En algunos era aprender obediencia, en otros fortalecer su fe y dependencia, en otros tratar con un aspecto de su carácter…
Y usted, ¿pudo descubrir con qué propósito el Señor ha permitido las presiones por las que está pasando?
A través de los distintos escenarios de nuestra vida: familia, trabajo, matrimonio, ministerio… Dios puede estar llamando nuestra atención sobre algunos aspectos que necesitan ser tratados. El problema es que muchas veces vemos las presiones solo como presiones, o las circunstancias adversas solo como eso, y no nos detenemos a pensar que pueden ser oportunidades de Dios para ayudarnos a crecer en algún área de nuestra vida.
Piense en los desafíos que ha tenido que enfrentar. Puede ver sólo los problemas o reconoce una oportunidad para hacer cambios que podrían resultar en relaciones más saludables, un trabajo mejor hecho, crecer espiritualmente o tener un carácter más parecido al de Cristo.
Tal vez usted siente que está siendo sacudido en las mismas áreas de siempre y no puede explicarse por qué… Quizás sea hora de admitir que hay cosas que el Señor cree que necesita cambiar o deben salir de su vida.
El Señor nos ama demasiado como para cruzarse de brazos y simplemente ver cómo perdemos bendiciones por no dar lugar a los cambios que quiere llevar a cabo en nosotros. Algo hará para despertarnos y ayudarnos a poner la atención en lo que quiere mostrarnos.
Quizás no le guste la forma en la que Dios está interviniendo en su vida. Recuerde que muchas veces nosotros somos los que hacemos más difícil el proceso porque nos cuesta rendirnos, escuchar su voz y aceptar seguir su dirección.
Si aún no puede entender qué propósitos tienen las presiones por las que está pasando, tome un tiempo a solas con Dios y pregúntele: “Señor, ¿estás tratando de decirme algo?” Cuando lo escuche, no ignore sus palabras o deje para “más adelante” lo que quiere hacer. Confíe y dé ese primer paso que comenzará a transformar su vida.
Alexandra Giovanini
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Viernes 26 de julio, 2024
“Reverenciar a Dios”
“Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre”. Nehemías 1:11a.
Nehemías, después de enterarse de la deplorable situación de Jerusalén, lo primero que hizo fue orar. Por favor, lee todo el capítulo uno de su libro y encontrarás detalles que te permitirán descubrir su corazón.
Creo que es cierta la famosa frase que dice que “podemos encontrar de todo en la viña del Señor”, y aunque normalmente se menciona cuando tenemos la atención puesta sobre algo negativo, personalmente prefiero enfocarme en ese grupo de cristianos sinceros que se destaca por el gozo que experimentan al honrar a Dios en todo tiempo. Son como Nehemías, nada los hace retroceder; pueden enfrentar desafíos, oposición, pruebas, tentaciones y seguirán amando al Señor y determinados a hacer su voluntad. Nehemías los llama los “siervos que desean reverenciar el nombre de Dios”.
Esta frase merece profundizarse. En primer lugar, la palabra deseo, jafets en hebreo, es mucho más que una simple apetencia o gusto, significa “deleitarse, estar complacido, tener contentamiento, delicia”. La palabra reverenciar en hebreo es yare que significa “temer, respetar, honrar, tener en estima”. Nehemías está diciendo que él es parte del grupo que se deleita con gran placer en honrar a Dios con todo lo que hace. ¡Cómo Dios no va a respaldar a los que tienen tal corazón!
Los que se complacen en honrar a Dios no son los que esperan que el Señor lo arregle todo, o quienes esperan que alguien más se ocupe de las necesidades, son lo que oran: Dios, úsame a mí.
Nehemías acudió a Dios, le presentó el problema y se puso a su disposición de Él para hacer lo que fuera necesario. Actuó en fe confiando que Dios lo respaldaría y animó a otros a que se unieran a él. La historia dice que en solo 52 días terminaron la reconstrucción del muro de Jerusalén, Dios les dio la victoria sobre sus enemigos y recuperaron su dignidad.
Déjame preguntarte: ¿Eres parte del grupo de los siervos que desean reverenciar a Dios?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 25 de julio, 2024
¡Crea que le ama!
¿Cree que Dios le ama? ¿Siente su amor por usted?
Creo que la mayoría de los cristianos saben del amor de Dios hacia ellos teológicamente, pero siguen sin experimentar Su amor. Dudan de que Él los pueda amar.
Muchos hoy viven bajo una nube de culpa, temor y condenación. Nunca han sido realmente libres, nunca han podido descansar en el amor de Dios por ellos; llevan una carga secreta en sus corazones todo el tiempo. Sirven al Señor, alzan sus manos en adoración, comparten con otros su fe, se acercan a su presencia en oración, son fieles, y a pesar de todo siguen esforzándose cada día por hacer las paces con Dios y conseguir ser amados.
Yo estuve en ese lugar, y hasta que resolví que no se trataba de confiar en lo que dictaban mis sentimientos sino en lo que Dios me prometía en Su Palabra, no sentí gozo, paz, y tampoco podía entender quién era en Cristo.
La seguridad del amor de Dios por usted es la verdad fundamental bajo la cual todas las otras verdades se deben construir. “Entonces Cristo habitará en el corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. Espero que puedan comprender cuán ancho, cuán largo, cuán alto y cuán profundo es su amor. Es mi deseo que experimenten el amor de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de Dios”. (Efesios 3:17-19).
El Señor no nos salvó para que vivamos en culpa y condenación, sino para hacernos libres. Dios no es nuestro enemigo, es nuestro Padre. Usted es verdaderamente amado por Él. No es cuestión de elaborar esto en su mente, sino de decidir creer en lo que Dios dice.
Tome un momento y dígale al Señor: “Quiero conocer tu corazón. No puedo recibir una revelación de tu amor hacia mí a través de ninguno libro, ni de lo que alguien más me pueda decir, solo puede venir de ti. ¡Quiero mi propia revelación de tu amor, directamente de tu corazón, y que eso cambie para siempre mi relación contigo!”
“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros…” 1 Juan 4:16. ¡Este es el día de experimentar el amor de Dios en su vida!
Alexandra Giovanini
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Miércoles 24 de julio, 2024
“Mi Señor”
“Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.” Salmo 16:2.
El Salmo 16 contiene promesas y bendiciones tremendas (te animo a leerlo todo), pero quiero enfocarme especialmente en la frase “mi Señor”, en hebreo Adonai (Adon: Señor; ai: mío) que significa: “Soberano, amo, dueño, quien tiene el control”. Esta palabra hace alusión al derecho de Dios de ejecutar su voluntad según sus planes sin la más mínima posibilidad de que algo o alguien los impida.
La palabra Adonai tiene la particularidad de ser una confesión personal. Cuando decimos que Jesús es nuestro Señor, no debería ser solo una frase, sino que a través de nuestra vida deberíamos manifestar esta verdad.
En el Nuevo Testamento, que fue escrito en griego, el término kyrios tiene el mismo significado. En el tiempo de la iglesia primitiva, quien llamara Kyrios a Jesús se manifestaba rebelde al “kyrios” César, ya que todo ciudadano debía someterse a su voluntad. “Nadie puede servir a dos señores” dijo Jesús, y esto también aplicaba a la declaración pública de Jesús como el amo y dueño de la vida en oposición al César. A partir de aquí fue que tantos cristianos fueron martirizados por el imperio romano.
Que Jesús sea “mi” Señor no significa que Él esté a merced de mis deseos y deba moverse de inmediato para contestar todas mis peticiones. En ese caso, yo estaría tomando el lugar de adonai o kyrios… Cuando decimos “mi” Señor, estamos manifestando nuestra completa rendición a su voluntad, nuestro sometimiento a su gobierno, nuestra renuncia al control personal para ser controlados por el Espíritu Santo.
¿Realmente Jesús es tu Adonai? ¿Lo dices diariamente? ¡Tú eres mi Señor! ¡Existo para amarte, servirte y adorarte por toda la eternidad! Cuando lo puedes decir sinceramente y seguro de que es una realidad en ti, entonces también podrás decir: “No hay para mí bien fuera de ti.”
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 23 de julio, 2024
“Pero Dios… nunca llega tarde”
Recientemente recordé una preciosa canción que lleva por título: “Pero Dios…”. Una de sus estrofas dice: “Sé que tu corazón se está rompiendo, el dolor viene en oleadas. Donde quiera que miras parece que no hay paz. Tu visión ha sido cegada y nada tiene sentido. Intentas no rendirte, pero en cualquier momento podrías aceptar la derrota. Pero Dios… ve los milagros que están más allá de tu vista. Al final no hay otra respuesta que: ‘Pero Dios’”.
Piense por un momento en eso que le preocupa o le hace derramar lágrimas… Ahora déjeme recordarle estas dos palabras: “Pero Dios…”. Puede ser que usted no vea ninguna salida, pero Dios… tiene la última palabra.
Cuántas veces parecía ser el final de algo, pero Dios… llegó a tiempo. La Biblia está llena de ejemplos. Dios detuvo las aguas en un montón cuando parecía que su pueblo moriría a manos de los egipcios. La harina y el aceite comenzaron a multiplicarse cuando una madre y su hijo ya no tenían esperanzas de sobrevivir. Daniel fue arrojado a los leones, pero Dios cerró la boca de los animales. Cuando un grupo de atemorizados discípulos pensaron que morirían ahogados, el Señor reprendió al viento y a las olas y hubo una gran calma.
Dios sigue siendo el mismo y no se ha olvidado de usted. Esta es su promesa: “Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador.” Isaías 43:2-3.
Si permanece firme, confiando en Él y rechazando las mentiras del diablo que buscan convencerle de que ya no hay salida para su situación, entonces Dios le mostrará una vez más que nunca llega tarde.
Alexandra Giovanini
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Lunes 22 de julio, 2024
“Necesito una señal”
“Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo.” Jueces 6:17.
Cuántas veces pedimos más señales que nos confirmen lo que Dios nos habló! Esta es tu señal: Dios existe, está a tu lado, tiene un propósito y lo cumplirá en tu vida. Es su promesa y está dada para todos los que creen en Él y le obedecen. Eres parte de los llamados por Dios para darle gloria. Entonces, toma decisiones que le honren y aprovecha los desafíos para tener más testimonios de su poder.
A veces nos paralizamos después de escuchar una palabra de Dios. Por supuesto, al principio, en su paciencia y misericordia Dios movilizará algunas circunstancias para ayudarnos a creer como lo hizo con Gedeón. Pero si ya hemos alcanzado cierta madurez en el camino del Señor, debemos dejar de lado las señales y empezar a actuar por fe.
Gedeón tenía al mismo ángel de Jehová enfrente de él y aun así le pidió una señal. ¿En serio? Bueno, el ángel hizo un milagro para ayudarle a creer. Pero Gedeón seguía inseguro, no sabía si debía enfrentar a los madianitas, entonces le pide otra prueba a Dios: “Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua” (vs. 36-38). Otro milagro. ¿Cuántos más?
Gedeón tenía este problema, siempre buscaba señales. Nunca creció su fe en este aspecto. Fíjate que al final de sus días le pidió al pueblo que le proveyera el material para hacerse un efod y tenerlo en su casa. Este atuendo solo lo usaba el sacerdote para determinar lo que Dios quería hacer. ¡Parecía que esto solucionaba el problema de las señales! Sin embargo, fue de tropiezo para su vida y para todo Israel. “Y todo Israel se prostituyó tras de ese efod en aquel lugar; y fue tropezadero a Gedeón y a su casa”. (Jueces 8:27).
Nunca olvides que a Dios le agrada la fe. “Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar a quienes lo buscan.” (Hebreos 11:6).
A partir del descenso del Espíritu Santo, ya no son necesarias las señales para conocer la voluntad de Dios. De hecho, habrá señales, pero “le seguirán” a los que creen. (Marcos 16:17).
Hoy es día de avanzar por fe en lo que Dios te ha hablado. No dudes, Dios está contigo, obedece a su Palabra y sus promesas se cumplirán.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 21 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Qué tipo de terreno somos?”
“Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.” Mateo 13:3-9.
Las enseñanzas de Jesús son fáciles de comprender, pero a la vez nos llevan a pensar más profundamente. El Señor sembró la semilla de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar, pero no siempre produjo el crecimiento esperado. ¿Era culpa el sembrador? No. ¿La semilla no quería crecer? Tampoco. La variable más importante para evaluar si habrá buena cosecha o no es el tipo de terreno donde se siembra.
Jesús se tomó el tiempo de explicarles a sus discípulos el significado de esta parábola en los versículos 19 al 23. Cada suelo corresponde a un tipo de corazón.
Junto al camino: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (v. 19). Este es el que solo escucha y no reflexiona sobre la Palabra, el oidor que no es hacedor.
En pedregales: “El que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (vs. 20-21). El que sigue el camino de sus sentimientos. Ante las burlas de los incrédulos, la presión de grupo, la pérdida de amistades o cuando todos sus deseos no son satisfechos, abandona el camino. No hay profundidad en su relación con Cristo.
Entre espinos: “El que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (v. 22). El que tiene como prioridad su carrera profesional, el trabajo, el dinero, los bienes materiales, la comodidad antes que su vida espiritual. Puede ganar el mundo pero al fin pierde su alma.
Buena tierra: “El que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (v. 23). El que abre su corazón para obedecer todo lo que dice Dios. Escucha la Palabra y enseguida busca al Señor para ayudarle a cambiar, a poner en orden sus prioridades. Vive como un verdadero hijo de Dios.
¿Qué tipo de terreno somos? De ello dependerá nuestro crecimiento y los frutos que vayamos a producir. No cambiemos al Sembrador, tampoco alteremos la semilla, trabajemos en nuestro corazón para que sea buena tierra.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 19 de julio, 2024
“Confiar y estar tranquilos”
“En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.” 2 Reyes 18:5.
Cuando Ezequías asumió como rey de Judá, el pueblo estaba apartado de Dios. Su padre Acaz tuvo mucho que ver con esto. Sin embargo, a pesar de su juventud y del mal ejemplo de su padre, él comenzó a buscar al Señor.
Su reinado no fue nada fácil. Además de limpiar a Jerusalén de la idolatría y volver a reestablecer a los sacerdotes a sus funciones de acuerdo a lo establecido por Dios, tuvo que resistir al poderoso ejército Asirio que ya había destruido al reino del norte y se había llevado cautivos a los israelitas.
En un momento de intensa presión, Ezequías oró a Dios y le pidió a Isaías que intercediera por el pueblo. Entonces el profeta le envió este mensaje: “Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído. Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil…”. (2 Reyes 19:20,32-35).
¿Cuál fue el secreto de su victoria? El versículo es claro al decir que “en Jehová puso su esperanza”. La palabra que se traduce como esperanza en hebreo es batakj que significa “apresurarse a refugiarse, confiar, estar seguro, apoyarse, esperar, fiar, estar tranquilo”. Es poner toda nuestra confianza en Dios y estar seguros de que nos ayudará. No importa cuán difícil se vea la situación, podemos permanecer confiados.
¿Ezequías fue perfecto? La verdad que no. Se equivocó varias veces, pero se arrepintió a tiempo y Dios lo ayudó hasta el final de sus días. Incluso le dio quince años más de vida sanándolo de una enfermedad mortal.
No importa cuál sea nuestra historia, ni la situación que estemos enfrentando, si ponemos nuestra esperanza en Dios, Él puede cambiar todas las cosas. El Señor nunca te defraudará.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 18 de julio, 2024
“Respaldados por Dios”
“Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”. 1 Samuel 14:6.
Jonatán no se parecía en nada a su padre Saúl; tenía otra manera de ver las cosas y confiaba completamente en Dios. Mientras su padre estaba preocupado por mantener su puesto de rey, Jonatán estaba enfocado en ganar batallas para la gloria de Dios.
En cierta ocasión se atrevió a invadir al enemigo solo con su paje de armas. La manera en que decidió atacarlos fue irrisoria, pero creía en lo que Dios podía hacer. La declaración de Jonatán habla por sí misma: “No es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos”.
Para llegar a la guarnición filistea Jonatán cruzó un paso entre dos peñascos y su paje de armas se mantuvo detrás de él. “Y subió Jonatán, trepando con manos y pies, y seguido por su escudero, y empezó a luchar contra los filisteos; a los que caían delante de él, su escudero los mataba. En esa primera lucha mataron como a veinte hombres en un espacio reducido. Entonces el pánico se apoderó de todo el campamento… Los filisteos estaban tan confundidos que unos a otros se atacaban con sus espadas” (vs. 13-15,20).
¡Dios le dio la victoria a Israel porque dos personas confiaron en su poder! El Señor respaldó las palabras que Jonatán le habló a su escudero: “Ven, sígueme, porque Jehová los ha entregado en manos de Israel” (v. 12).
Dios sigue respaldando a los que confían en Él. Hay batallas que deberemos enfrentar solo con el Señor, y otras en las que tendremos que unirnos a otros. Jesús dijo: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18:19).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 17 de julio, 2024
“Perdón primero”
“Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” Mateo 9:5.
En cierta ocasión, cuatro amigos trajeron a un paralítico para que Jesús lo sanara. Como no podían pasar la cama por la puerta debido a la multitud, decidieron hacer un agujero en el techo y bajarlo por allí. De pronto, el paralitico se encontró cara a cara con Jesús. ¿Qué haría el Maestro? Conociendo al Señor lo sanaría… sin embargo le dijo: “Tus pecados te son perdonados”. Todos se quedaron en silencio por unos segundos y de repente se escuchó un murmullo: “¿Cómo….? ¿Qué dijo…?” Sí, lo que escucharon. No lo sanó inmediatamente, sino que le perdonó sus pecados.
Entonces comenzaron a mirarse unos a otros y a acusar a Jesús de blasfemo. “¡Solo Dios puede perdonar pecados!” En ese momento Jesús los interrumpe y les pregunta: “¿Qué es más fácil, decir tus pecados te son perdonados, o levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados, mirando al paralítico le dijo: Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” (v. 6). ¡Y el paralitico se levantó y comenzó a caminar! ¡Aleluya!
Jesús primero perdonó los pecados del paralitico y después lo sanó. El Señor dejó claro que el perdón de pecados es más importante que la sanidad. De nada sirve tener la mejor salud del mundo y perdernos en el infierno.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y sigue haciendo milagros. Pero primero es el Salvador, el que nos reconcilia con el Padre, el que nos da vida nueva y nos adopta como hijos de Dios. Siempre estaremos agradecidos al Señor por los milagros que hace en nuestra vida, pero no olvidemos que la obra más grande que se llevó a cabo en la cruz fue el perdón de nuestros pecados.
“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 16 de julio, 2024
“Busca, clama”
“Clama a mí, y yo te responderé…”. Jeremías 33:3a
La palabra hebrea para clamar es cará que significa “invocar, llamar, nombrar, pedir, pregonar, proclamar, dar voces.” Evidentemente, un clamor no pasa desapercibido.
El clamor está relacionado con la pasión, el celo, la determinación de escuchar al Señor bajo cualquier circunstancia, pero también se refiere a la angustia que provoca el pecado y sus consecuencias, la tristeza por la desidia e indiferencia ante los llamados de Dios.
Quienes claman buscan alejarse de la mediocridad espiritual, son los que no se conforman con migajas pues saben que en la mesa del Padre hay pan que satisface verdaderamente al alma; son los que buscan agua de vida donde apagar su sed interior. Clamar a Dios es mucho más que un mero hábito de oración, es expresar con gran sentimiento lo que hay en nuestro corazón, pedir una intervención divina urgente.
Un conocido escritor del siglo pasado escribió: “El deseo da fervor a la oración. El alma no puede permanecer indiferente cuando algún gran deseo la inflama... Deseos fuertes producen oraciones fuertes. El descuido de la oración es la señal temible de la muerte de los deseos espirituales. El alma se ha alejado de Dios cuando el deseo por él ya no la impulsa a orar. No puede haber verdadera oración sin el deseo”.
Tal vez deberíamos comenzar pidiéndole a Dios que despierte el deseo de orar, de pasar tiempo con Él en su presencia.
Dios nunca fue indiferente al clamor de sus hijos. Siempre libró, obró milagros, proveyó, abrió puertas, trazó nuevos caminos, reveló secretos, pero lo hizo cuando se clamó con todo el corazón.
Su promesa no ha cambiado: “Si me buscan de todo corazón me hallaréis”. (Jeremías 29:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 15 de julio, 2024
“Preguntas para reflexionar”
“Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás”. Job. 40:7.
Cuando atravesamos momentos difíciles necesitamos respuestas, queremos que Dios nos dé alguna explicación, esperamos entender lo que para nosotros no tiene sentido. Pero, ¿qué tal si Dios nos responde con más preguntas? ¿Tiene derecho a hacerlo? Claro que sí, lo hizo con Job.
¿Alguien más habrá atravesado las pruebas de Job? Seguramente alguna de sus pruebas, pero no sé si todas al mismo tiempo. Perder a sus hijos, su casa, todos sus bienes, su ganado y sus trabajadores, todo el mismo día. Además su cuerpo se cubrió de sarna de pies a cabeza. ¿No crees que era lógico que Job quisiera saber por qué?
Si lees el libro de Job te darás cuenta que Dios le respondió… ¡con preguntas! Ayúdame a contarlas. Creo que son 69. Déjame saber si se me escapa alguna. A veces no sabemos qué responder a una sola pregunta, imagínate a sesenta y nueve. ¿Por qué el Señor le respondió con tantas preguntas? Sin duda era para que Job reflexionara. Todas las preguntas de Dios conducían a una sola respuesta: ¡Señor, tú lo sabes todo!
Cuando no sepas lo que está sucediendo, cuando creas que el plan de Dios es defectuoso, cuando te parezca que la balanza de su justicia está desequilibrada, la única respuesta que puede traer paz a tu alma es saber que Dios sigue siendo Soberano y nada pasa sin que Él lo sepa.
Dios sabe lo que estás atravesando y las respuestas que estás esperando. Quizás su respuesta sean más preguntas. ¿Puedes confiar en mí? ¿Eres capaz de esperar que se cumpla mí tiempo? ¿Sabes lo que estoy haciendo en silencio? ¿Sabes que mi propósito es salvar antes que condenar? El Señor nos hace reflexionar para que le respondamos con fe: ¡Señor, tú lo sabes todo!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 14 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Majestuoso y poderoso”
“Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.” Isaías 12:5.
El capítulo 12 de Isaías está escrito desde el corazón de un adorador; y nos motiva a alabar al Redentor de la humanidad por sus hechos magníficos.
La palabra “magnífica” en hebreo es gueut que significa “braveza, magnificencia, majestad, engrandecer”. Una palabra apropiada para describir a un Rey en todo su esplendor y majestad. Así lo expresa también el Salmo 93:1: “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder. Afirmó también el mundo, y no se moverá.”
Los salmos describen la grandeza de Dios. Las canciones de los salmistas nos hacen recordar las cosas magnificas que siempre ha hecho, a tal punto que renuevan nuestra fe y nos animan a seguir esperando cosas grandes del Señor.
Observa las palabras del rey David en reconocimiento a la magnificencia de Dios: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos”. 1 Crónicas 29:11-12. ¡Magnífico es nuestro Dios!
¿Puedes ver a Jesús en toda su majestad? No podemos quedarnos únicamente con la imagen de la cruz porque solo estuvo unas horas allí para consumar su obra salvadora. Él resucitó y el Padre lo exaltó hasta lo sumo para reinar por los siglos de los siglos.
Cuando Juan vio la magnificencia de Jesús cayó como muerto. Observa la descripción que hizo el apóstol: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén”. (Apocalipsis 1:12-18). ¡Aleluya!
¿Estás maravillado ante su presencia y sus hechos? ¡Que glorioso es nuestro Salvador! ¡Cómo no exaltarlo siempre! Toma tiempo hoy para alabarlo porque solo Él es digno de nuestra adoración.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 12 de julio, 2024
“Continúa con tu misión”
“Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos”. 1 Samuel 8:6-7.
Samuel fue un profeta que cumplía al pie de la letra todo lo que Dios le decía, pero eso no significaba que todas las personas aceptaran su liderazgo sin quejarse. Después de muchos años de ser dirigidos por este fiel hombre de Dios, el pueblo le pide un rey “como tienen las demás naciones”. Ya no querían ser dirigidos por Samuel, ahora querían lo que tenían los otros países, sin importar si era bueno o malo.
“Pero no agradó a Samuel esta palabra”. Ponte en sus zapatos. Después de invertir su vida en guiar y cuidar al pueblo, ahora simplemente lo desechan. Frente a esta situación, lo mejor que pudo hacer el profeta fue ir a Dios y expresarle lo que sentía. La respuesta fue muy significativa: “No te han desechado a ti sino a mí”. En otras palabras: “No lo tomes como algo personal, esta petición significa que ya no quieren que reine sobre ellos. Dales lo que quieren”. El resto es historia. Israel muy pocas veces disfrutó de reyes compasivos, bondadosos y espirituales.
A veces nos sentimos identificados con Samuel cuando hablamos de Cristo con amor y nos rechazan, cuando nos brindamos con todo nuestro ser y nos devuelven mal. Sí, oramos como Samuel y le manifestamos toda nuestra tristeza, frustración, enojo e impotencia a Dios. La respuesta será la misma: “No lo tomes como algo personal, no te están rechazando a ti sino a mí”.
¿Qué hizo Samuel después de escuchar a Dios? Siguió siendo fiel, sabía que su misión terminaría solo cuando Dios se lo dijera. Muchos años después, cuando Saúl ya reinaba sobre ellos, Samuel dijo: “Lejos estará de mí pecar contra el Señor dejando de rogar por ustedes; al contrario, me comprometo a instruirlos en el camino bueno y recto”. (1 Samuel 12:23).
No desmayes por la opinión que otros tengan de ti. Mantén tu corazón sano. Continúa con tu misión escuchando solo a Dios. Espera en la justicia divina, pero sobre todo en su misericordia. Un día delante del tribunal de Cristo escucharás al Señor decir: “Bien buen siervo y fiel”.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 11 de julio, 2024
“Virtudes”
“Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”. 2 Pedro 1:5-7.
En este pasaje se nos exhorta a revisar nuestras virtudes cristianas y a desarrollarlas si acaso no mostramos señales claras de crecimiento. A la fe inicial, la que comenzamos a desarrollar desde el mismo momento en que entregamos nuestra vida a Cristo para que sea nuestro Salvador y Señor, debemos “añadirle” otras virtudes.
La palabra griega para añadir es epijoregeo que significa “sumar a lo que está, suplir completamente, contribuir a lo establecido”. Aplicado al contexto de este versículo, significa desarrollar una virtud mediante el ejercicio de otra. En la antigüedad se usaba la palabra epijoregeo cuando se buscaba ensamblar las voces de un coro para que suenen en perfecta armonía.
Pedro usa esta palabra para exhortarnos a ensamblar todas las virtudes cristianas de modo que resulten en perfecta armonía. De nada sirve tener una voz principal excelente si el resto del coro desafina. Podemos tener mucho conocimiento, pero si no “entonamos” bien en el amor, sonamos como címbalo que retiñe.
Te invito a que tomes un tiempo para analizar cómo están “sonando” tus virtudes y cuáles de ellas tal vez necesitan ser perfeccionadas. Si somos sinceros, sabremos exactamente en qué debemos crecer.
Permítele al Espíritu Santo obrar en tu vida. No cierres tus oídos a su voz y sigue creciendo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 10 de julio, 20245
“Gracia en lugar de enojo”
“Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?” Jonás 4:2-4.
La palabra “enojo” usada aquí, en hebreo es kjará, significa “arder de cólera, airarse, encenderse, encolerizarse, ensañarse, inflamarse”. ¿Has experimentado alguna vez este sentimiento? Para qué entrar en detalles… A veces nos parecemos a Jonás cuando las cosas no se hacen como nosotros queremos.
Entonces Dios le respondió a Jonás con una pregunta: “¿Haces tú bien en enojarte tanto?” ¡Wow! ¿Qué pasaría si el Señor nos hiciera la misma pregunta hoy? La respuesta debería ser: No. Cada vez que nos enojamos como Jonás, solo podemos esperar consecuencias negativas.
Al final del relato, Dios prepara una lección objetiva para el profeta a través de una calabacera y le enseña que Él nunca dejará de mostrar compasión por el ser humano perdido. Por lo tanto, si era misericordioso con Israel a pesar de sus rebeldías, también podía serlo con otros pueblos que se encontraban en la misma posición. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” (Romanos 3:23).
La gracia de Dios está más allá de nuestro entendimiento. No nos toca a nosotros decirle a Dios cómo debe actuar; mucho menos cuando nosotros somos objeto de su misericordia diariamente.
Te pregunto, ¿albergas ira en tu corazón? Renuncia a ella en favor del perdón. Deja que el Espíritu Santo cambie lo que sientes. Con cada paso de obediencia que damos, la paz de Cristo aumentará y la ira desaparecerá.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 9 de julio, 2024
“¿Cuál es tu decisión?”
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Josué 24:15.
Josué tuvo la misión de guiar al pueblo de Dios a la conquista de Canaán. Al final de sus días reunió a los líderes y al pueblo y les exhortó a tomar decisiones que estuvieran de acuerdo con lo que Dios les había mandado. Los enemigos externos habían sido derrotados y la tierra les pertenecía, pero había que atacar a los enemigos internos, los más peligrosos, los que se infiltran sigilosamente y nos apartan de Dios.
Muchas veces el pueblo de Israel escuchó más la voz de Satanás que la de Dios. El diablo siempre actúa con astucia para que miremos y hagamos lo que hacen los demás antes que la voluntad de Dios. “Si la mayoría lo hace, no debe estar mal”, un pensamiento tan viejo como la idolatría en Israel. Dios nunca dijo que hagamos lo que hace la mayoría, sino que le obedezcamos a Él.
Josué lo tenía muy claro y se lo dijo al pueblo sin reparos: “Ustedes hagan lo que quieran y afronten las consecuencias de sus decisiones… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
No sé qué harán los demás. No sé si mis amigos o familiares irán a la iglesia, pero nosotros hemos tomado la decisión de seguir a Jesús y serle fieles en todo. Tal vez otros retrocedan y se aparten, nosotros no, seguiremos firmes. Incluso muchos puedan seguir a Jesús de manera nominal, cumpliendo solo con la asistencia a un servicio una hora por semana. Nosotros no, hemos dedicado nuestras vidas enteras a Jesucristo. Otros serán espectadores; pero nosotros no, serviremos a Dios en cualquier cosa que nos pida. Tal vez seamos los únicos, tal vez en algunos momentos nos encontremos solos, pero sabemos en Quién hemos creído, confiado y a Quién hemos rendido nuestras vidas.
Y tú, ¿puedes decir lo mismo que Josué?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 8 de julio, 2024
“Hacedor y Formador”
“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” Isaías 44:2.
Dios no se apartó del mundo después que lo creó. Es una herejía pensar que Dios dejó funcionando al mundo y lo abandonó completamente. En la Biblia podemos leer muchísimos pasajes que hablan de las intervenciones permanente de Dios y cómo está llevando a cabo sus planes.
Sin embargo, cuando Israel era disciplinado por sus pecados, pensaban que Dios los olvidaría para siempre, que ya no tendrían oportunidad de recuperar lo perdido. ¡Pero Dios nunca abandona a su pueblo! Y se lo hizo saber a través del profeta Isaías. Si Israel se humillaba y se alejaba de sus malos caminos Dios actuaría con misericordia, gracia y perdón porque era su “Hacedor”.
La palabra hebrea para Hacedor es Asá, que significa: “El que actúa, administra, aprovecha, cambia, concede, construye, dispone, consuma, ejecuta, crea, cumple, designa, favorece, que se ocupa, ordena, el que trabaja con sus manos”. ¡Wow! ¡Que Dios tan activo tenemos! No hay nada que Él no pueda hacer.
La palabra “Asá” está acompañada por la palabra “Formador”, que en el original hebreo significa “moldear; dar forma como el alfarero”. Observa que Isaías dice que Él es nuestro Formador desde el vientre de nuestra madre. Él nos dio características especiales que nos hacen únicos para su gloria, y no solamente en el aspecto físico, sino también en nuestra personalidad. Nos creó con un propósito y ha intervenido siempre para que sus planes se cumplan en nosotros.
No creas que estamos terminados ni mucho menos. Como el Alfarero, Dios nos sigue formando momento a momento. Puede ser que en este mismo instante esté usando situaciones complejas, difíciles de entender, pero Él sabe exactamente lo que está haciendo, y siempre es bueno. No te ha abandonado.
Dios conoce tu situación y quiere ayudarte. Da lugar a su amor, cuidado, fuerza y visión renovada. ¡Él es tu Hacedor y Formador! Por eso, aplica lo que dice Isaías a tu corazón: ¡No temas, porque Él te ha escogido y cumplirá lo que ha planeado para ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 7 de julio, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Hay que animarse”
“En el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas… Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.” 2 Crónicas 23:1,3.
Atalía, hija del perverso rey Acab, cuando vio que su hijo Ocozías había muerto, ¡mandó matar a todos sus nietos y se autoproclamó reina de Judá! Después de este inicio, imagínate el resto. Idolatría, violencia, injusticia, corrupción, y toda transgresión a la ley de Dios estaban a la orden del día. Pero había una esperanza…
Josabet, una hermana del rey, escondió a un hijo de Ocozías en el templo. Era el único sobreviviente con sangre real para ascender al trono. Lo ocultaron allí por seis años y al fin, Joiada “se animó”.
La palabra animarse en hebreo es kjazác que significa “valentía, obstinarse en reparar, conquistar; alentarse, ceñirse, empuñar, hacerse fuerte, resistir, estar resuelto”. Hoy en día diríamos “ponerse las pilas”, actuar decididamente. La resolución de Joiada cambió la historia. Él “se animó” a ordenar las cosas de acuerdo con la Palabra de Dios. Había que tomar una decisión muy difícil: eliminar a la reina impostora y a todo su séquito para reestablecer el trono a la descendencia de David, y lo hizo. “Entonces Joiada hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor” (v.16).
Después de esto todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes. Entonces Joiada restituyó a los sacerdotes y levitas a sus funciones y puso también porteros a las puertas de la casa de Dios para que no permitieran que entrara nada inmundo. Y finalmente, sentaron al rey en su trono. Leemos en el v. 21 que “se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila”.
Los cambios vinieron porque uno se animó. Alguien no estuvo de acuerdo con que se siguiera ignorando la voluntad de Dios. Hoy el Señor sigue buscando a los Joiadas contemporáneos que se animen a enfrentar el statu quo espiritual actual. Hombres y mujeres que quieran reestablecer los principios de la Palabra de Dios en sus hogares, iglesias, y en todo lugar en donde el Señor les permita ejercer influencia.
Solo cuando ponemos las cosas en el orden que estableció el Señor, gozaremos de la paz y las bendiciones que nos prometió Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 5 de julio, 2024
“Rodeados con cánticos de liberación”
“Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Salmo 32:7.
¡Qué descanso trae a nuestra alma saber que hemos sido perdonados por Dios! Esta es la declaración de David en este salmo. Son muy bienaventurados aquellos que han sido justificados. Ahora sabemos que Dios puso nuestros pecados sobre Jesucristo en el Calvario y nos liberó del peso de la culpa.
David nos dice que Dios era su “refugio”. Esta palabra en hebreo es séter que significa “bajo cubierta, escondedero, esconder, oculto, rodear, secretamente”. Cuando los susurros maliciosos del diablo o recuerdos de nuestra vieja y pecaminosa historia vienen a nuestra mente, estamos escondidos, protegidos bajo la cubierta de la cruz. Ahora Dios ya no nos ve como injustos, sino como sus hijos. ¡Él mismo es nuestra protección!
Dios nos guarda de la angustia y otras veces en la angustia. Cuando enfrentamos situaciones difíciles o consecuencias de decisiones pasadas, Dios guarda nuestro corazón. El Espíritu Santo siempre tiene una palabra reconfortante, una promesa que aplica a nuestra situación que nos levanta y nos ayuda a seguir adelante.
Somos rodeados con cánticos de “liberación”. En hebreo esta palabra es palát que significa “librar, guardar, libertar, salvar, dar seguridad”. El Espíritu Santo nos envuelve no solo con pensamientos de justicia sino también con cánticos de alabanza. Muchas veces nos trae a memoria alguna canción que hemos aprendido en la iglesia que nos recuerda lo que Cristo hizo por nosotros. Cuando alabamos a Dios estamos recordando sus grandes obras. “¡Grande y Fuerte es nuestro Dios!” ¡Eres Todopoderoso, eres Grande y Majestuoso!” “¡Te doy gloria, gloria, a ti Jesús!”
Este Salmo termina así: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” (v. 11). Le alabamos y nos gozamos por la maravillosa seguridad que llena nuestro corazón: Somos hijos de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 4 de Julio, 2024
“Alimentarnos de Jesús”
“Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.” Juan 6:57.
Jesús siempre nos dijo toda la verdad, nunca nos ocultó información. Ser un discípulo del Señor implica apropiarse de todo lo que es Jesús. Sin embargo, “muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él” (v. 66) cuando escucharon esta palabra. Hoy sigue pasando lo mismo.
Jesús dijo que debemos “comerlo”. ¿Qué significa esto? Alimentarnos de Él; cuando lo hacemos somos transformados, nos da su mismo corazón y se fortalece nuestra relación con Él.
A Jesús hay que incorporarlo en todas las áreas de nuestra vida. El Señor debe estar presente en nuestras relaciones, en nuestro trabajo, cuando fijamos nuestras metas y ordenamos nuestras finanzas, debe estar presente en nuestros momentos de ocio y descanso, en la iglesia, en nuestra casa. Jesús debe ser el centro de nuestros pensamientos, el forjador de nuestra conducta, el transformador de nuestros hábitos. Debemos incorporar a Jesús a nuestra vida a tal punto ¡que nos confundan con Él!
Hubo muchos discípulos que solo querían el “pan” de Jesús, su provisión, sus milagros, pero esto de comerlo todo el tiempo… era demasiado. “Un poco está bien, pero todo el tiempo…”. Eran clientes, no discípulos. Las cosas no han cambiado mucho.
No podemos tomar algo de Jesús y otro poco del mundo, un poco de las cosas de Dios y otro poco de las filosofías del sistema. La verdad es que el Señor nos llama a tomar una decisión, es Jesús o nada. Vida eterna o muerte eterna irreversible.
A la multitud le gusta seguir a Jesús hasta que llega el momento de rendirlo todo a Él, entonces muchos se alejan. Pero los verdaderos discípulos son los que dicen: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vs. 68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 3 de julio, 2024
“Prosperado en la cárcel”
“No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.” Génesis 39:23.
¡Qué impactante es la vida de José! Desde que Dios le habló en su adolescencia acerca de la posición de liderazgo que ocuparía, nunca dejó de depender del Señor a pesar de las circunstancias. Fue aborrecido por sus hermanos, vendido a unos mercaderes, comprado por Potifar en Egipto para servirle como esclavo, acosado por la mujer de su amo y llevado preso por las acusaciones falsas de esta mujer, y aun así nunca perdió su temor a Dios y se mantuvo fiel a los principios divinos.
No había ni un vestigio de esperanza de que José pudiera salir de esa prisión. ¿Qué haría el resto de su vida en una cárcel de máxima seguridad? Deprimirse, vociferar tras las rejas que era inocente, que la vida era injusta y que odiaba a todo el mundo. No, el hijo de Jacob era diferente.
Me hubiera gustado tener más detalles de sus días en la cárcel, pero puedo imaginarme a José calmando peleas y discusiones entre sus compañeros de celda; animando al deprimido; haciendo más del trabajo que se le asignaba. Su comportamiento sin duda fue ejemplar porque llamó la atención del administrador de la prisión que pronto le delegó varias responsabilidades; prácticamente era el líder de ese despreciable lugar.
A través de su historia podemos reconocer varios motivos por los que marcaba una diferencia:
José era un joven temeroso de Dios y fiel. Ninguna circunstancia le hizo desviar su mirada del Señor.
En segundo lugar, Jehová estaba con él. José vivía bajo la presencia de Dios continuamente. Pienso qué diferente serían nuestras vidas si viviéramos momento a momento conscientes de la presencia de Dios alrededor nuestro. Cuántas cosas veríamos de manera diferente.
Y por último, Jehová lo prosperaba. No me refiero a dinero. De hecho, en la cárcel no se le pagaba a nadie ni podían recibir cosas valiosas. Entonces qué significa que era prosperado. La palabra hebrea usada aquí es tsalákj que significa “empujar hacia adelante, acometer, éxito, lograr”. ¡Dios movía a José hacia adelante para cumplir los planes que había trazado para él! En todo lo que hacía se veía la mano de Dios.
Cuántas lecciones valiosas aprendemos al estudiar la vida de José. Pero quiero recordarte que tienes al mismo Dios, poderoso para mantenerte fiel a Él y ayudarte a través de las situaciones difíciles que debas enfrentar para que sus propósitos perfectos se cumplan en tu vida. Decide confiar y apoyarte en Él cada día y lo verás hacer grandes cosas.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 2 de julio, 2024
“Conservarnos en el amor”
“Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.” Judas 1:21
Cuando era adolescente, fui a ayudar a un familiar que había comprado un campo y necesitaba remover la tierra para hacer un pequeño huerto. Mientras cavaba, por el ruido, creí que había tocado algún elemento de vidrio, entonces las personas que estaban conmigo me dijeron que me detuviera y tratara de sacar con cuidado lo que estuviera enterrado. Para nuestra sorpresa era una botella de salsa de tomate que estaba intacta, y según los campesinos, lista para usarse. No sabíamos cuánto tiempo había estado allí, pero la manera de prepararla y cerrarla herméticamente la había conservado en perfecto estado.
Judas, el hermano de Jesús, escribe esta pequeña epístola exhortándonos a “conservarnos” en el amor de Dios. Esta palabra en griego es teréo y significa “guardar de pérdida o daño, preservar, mantener custodiado, reservar”.
Vivimos en un mundo corrompido, donde diariamente estamos expuestos a diferentes “agentes contaminantes” que quieren destruir lo que Dios ha depositado en nuestro corazón, por eso el Señor nos ha provisto de un conservante extraordinario: su amor eterno. Ese amor se cree, se recibe, se vive y se experimenta diariamente, de esa manera podemos preservar lo que nos ha sido dado.
No te canses de proteger lo que Dios te ha regalado. Evita lo que puede contaminar tu corazón. Pablo le dijo a Timoteo: “Consérvate puro” (1 Ti. 5:22). Sí, es la misma palabra griega. Si nos enfocamos en mantenernos puros, el diablo tendrá menos oportunidad de corromper nuestro corazón.
Pasa tiempo en la presencia de Dios, y si te das cuenta de que algo está interfiriendo tu relación con Él, toma la decisión de quitarlo de tu vida. Consérvate en el amor de Cristo porque la eternidad está más cerca de lo que imaginas.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 1 de julio, 2024
“En días de adversidad”
“¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?” Salmo 49:5.
Hay días que quisiéramos que nunca lleguen. Preferimos escondernos, irnos al otro extremo del mundo y no tener que lidiar con los problemas que se avecinan o desafíos que parecen superarnos. A esos días el salmista los define como “de adversidad”. En hebreo es la palabra rah que se traduce primeramente como “malo”, sin embargo tiene muchas acepciones que detallan como pueden ser esos días: “Aflicción, agravio, calamidad, calumnia, desastre, desgracia, difícil, doloroso, duro, fastidioso, injusto, malestar, malicia, molesto, penoso, terrible, triste”. Creo que todos hemos pasado algún “día de adversidad”, pero ¿cómo lo afrontamos?
A los días de adversidad hay que enfrentarlos en oración. Dios puede mostrarnos el propósito por el cual enfrentamos esa época difícil y la salida que tiene preparada. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con fe. El salmista se pregunta: ¿Por qué he de temer? No está diciendo que tiene temor, sino que se dice a sí mismo: “No tienes por qué sentir miedo. ¡Vives bajo el cuidado de Dios! Cuántas veces el Señor intervino en una situación que parecía no tener solución.
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con valentía. Son días que sirven para saber cómo está nuestra fe, nuestra dependencia, nuestro sometimiento a los propósitos perfectos de Dios. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con el poder del Espíritu Santo. Todos los recursos que necesitamos para vencer vienen de Él. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6)
Recuerda que hemos sido redimidos por Cristo, le pertenecemos a Él y ha prometido estar con nosotros todos los días. Nuestras vidas están en sus manos. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. (Salmo 62:5).
Pastor Pablo Giovanini