DEVOCIONALES DIARIOS
Lunes 2 de diciembre, 2024
“Mira hacia adelante”
“Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:25-27.
Salomón, el rey sabio por excelencia, nos deja este consejo inspirado por el Espíritu Santo. Debemos tener nuestra mirada en lo que nos edifica, en lo productivo, en lo que trae crecimiento.
Para que esto sea posible, cada día de nuestra vida debemos saber muy bien a quién miramos. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. (Hebreos 12:2a). Jesús ya ha pasado por el camino que nosotros estamos transitando, sabe de qué se trata y puede ayudarnos a recorrerlo para que no nos salgamos del camino.
Satanás no quiere que avancemos en línea recta. Hará todo lo posible para desviar nuestra mirada del Señor. Cuando aparecen situaciones difíciles de resolver tratará de sembrar dudas acerca del poder de Dios y nos animará a creer que las “soluciones” están en nosotros u otras personas, pero no en Dios. Ya sabemos que el diablo es un mentiroso, por lo tanto, no debemos desviar nuestra mirada del Todopoderoso.
El diablo también nos animará constantemente a tomar atajos, vías alternativas que parecen más rápidas o placenteras, pero que nos alejarán de nuestro destino. Jesús nos dijo que el camino de rectitud que nos lleva a la vida eterna es angosto. Por eso no debemos “desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda”.
Tengamos en cuenta que tampoco sirve mirar hacia atrás porque tropezaremos. Si solo nos aferramos a los recuerdos, no daremos lugar a lo nuevo. Si damos lugar a la culpa antes que al perdón de Dios, detendremos nuestra marcha. El apóstol Pablo nos exhorta a “olvidar lo que queda atrás, y extendernos a lo que está delante” (Filipenses 3:13b).
Cuando el camino te parezca difícil, mantén tu mirada en Jesús. Él estará sosteniendo tu mano para que no tropieces. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. (Isaías 41:13).
Pastor Pablo Giovanini
“Mira hacia adelante”
“Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal.” Proverbios 4:25-27.
Salomón, el rey sabio por excelencia, nos deja este consejo inspirado por el Espíritu Santo. Debemos tener nuestra mirada en lo que nos edifica, en lo productivo, en lo que trae crecimiento.
Para que esto sea posible, cada día de nuestra vida debemos saber muy bien a quién miramos. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. (Hebreos 12:2a). Jesús ya ha pasado por el camino que nosotros estamos transitando, sabe de qué se trata y puede ayudarnos a recorrerlo para que no nos salgamos del camino.
Satanás no quiere que avancemos en línea recta. Hará todo lo posible para desviar nuestra mirada del Señor. Cuando aparecen situaciones difíciles de resolver tratará de sembrar dudas acerca del poder de Dios y nos animará a creer que las “soluciones” están en nosotros u otras personas, pero no en Dios. Ya sabemos que el diablo es un mentiroso, por lo tanto, no debemos desviar nuestra mirada del Todopoderoso.
El diablo también nos animará constantemente a tomar atajos, vías alternativas que parecen más rápidas o placenteras, pero que nos alejarán de nuestro destino. Jesús nos dijo que el camino de rectitud que nos lleva a la vida eterna es angosto. Por eso no debemos “desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda”.
Tengamos en cuenta que tampoco sirve mirar hacia atrás porque tropezaremos. Si solo nos aferramos a los recuerdos, no daremos lugar a lo nuevo. Si damos lugar a la culpa antes que al perdón de Dios, detendremos nuestra marcha. El apóstol Pablo nos exhorta a “olvidar lo que queda atrás, y extendernos a lo que está delante” (Filipenses 3:13b).
Cuando el camino te parezca difícil, mantén tu mirada en Jesús. Él estará sosteniendo tu mano para que no tropieces. “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”. (Isaías 41:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 1 de diciembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Zorras pequeñas”
“Atrapen las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en flor”. Cantares 2:15.
El libro Cantar de los Cantares es un poema de Salomón dedicado a su esposa y contiene muchas figuras literarias que hacen alusión tanto a la relación matrimonial como a la relación entre Cristo y su Iglesia. En este versículo la esposa menciona un gran problema para la viña que está floreciendo: las pequeñas zorras.
El reconocido escritor Watchman Nee dice que “el zorro se come el fruto de la vid, pero las zorras pequeñas estropean los tiernos pámpanos”, es decir, atacan los primeros brotes e impiden que haya fruto. Esto significa que a menos que se atienda con urgencia ese problema, se provocarán daños irreparables.
El misionero en China Hudson Taylor, en una de sus exposiciones, dijo que las zorras pequeñas son las cosas que dañan nuestra relación con Cristo: “Los enemigos pueden ser pequeños, pero el mal hecho es grande… Y qué numerosas son las zorras pequeñas. Pequeños compromisos con el mundo; desobediencia en las pequeñas cosas; descuido del deber; actuar con maldad en cosas pequeñas alcanzar un objetivo; y la belleza, lo fructífero del viñedo es sacrificado”. Parece increíble que esta frase fuera dicha hace más de cien años y tenga tanta vigencia.
Hoy por hoy, el mundo es una “Sociedad Protectora de Zorras Pequeñas”. Observa cómo la gente describe sus deslices: “Una insignificante mentirita blanca”, “es una ex novia de mi juventud”, “es solo un compañero de trabajo que se porta muy bien conmigo”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” Siempre hay justificativos para lo que el Señor desaprueba.
Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual, y si dejamos pasar las cosas pequeñas que están mal, luego vendrán los males mayores. Por eso la Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23). Cuando nuestro corazón comienza a endurecerse, nuestra vida toma un camino descendente. “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. (Efesios 4:19).
¿Puedes identificar alguna “zorra pequeña” en tu vida que intenta destruir tu relación con el Señor? Cualquier situación que para otros puede ser “normal” pero es pecado a los ojos de Dios, es una “zorra pequeña que destruye” y trae consecuencias devastadoras en tu vida espiritual, personal, familiar y termina afectando cada área de tu vida. Mantente atento, no permitas que nada ni nadie asalte tu viña. Actúa a tiempo.
Cuando nuestra “vid” espiritual está limpia, libre de todo lo que pueda dañarla, producirá fruto en abundancia y el Padre Celestial recibirá gloria a través de nuestra vida. Dijo Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Juan 15:5,8.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 29 de noviembre, 2024
“Reconocer al Espíritu de Dios”
“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?” Génesis 41:38.
Observa bien el versículo. Fíjate que esta declaración no la hacen los levitas, gente hebrea prominente, ni siquiera gente que temiera a Dios. El rey de Egipto, dedicado a todo tipo de idolatría, es quien habla. Alguien que no conocía a Dios se da cuenta que en José había algo sobrenatural. ¡Claro que sí, era el mismo Espíritu de Dios!
Este joven marcaba la diferencia en donde estaba, sea en la casa de Potifar o en la cárcel egipcia. Sus actitudes eran diferentes, sus palabras llenas de gracia, su deseo de ayudar y servir como ninguno. Y todo esto también se manifestó en la corte del Faraón, interpretando un sueño muy extraño.
José, como tantos otros personajes de la Biblia, dejaron huellas porque el Espíritu Santo se movió a través de sus vidas. Entonces, ¿no debería ser igual en nosotros? El mismo Espíritu está dentro de ti. ¡Debería ser imposible pasar desapercibidos en un mundo como el que vivimos!
Para que nosotros podamos hacer una diferencia como la hizo José, necesitamos darle lugar al Espíritu Santo y atrevernos a seguir su dirección. Muchas veces nos podrá parecer una locura lo que nos pida, pero créeme, Él siempre sabe lo que está haciendo.
¿Qué hará hoy el Espíritu Santo a través de ti? ¿Estás dispuesto a hacer lo que te pida, a decir lo que te diga, a moverte en la dirección que te señale, aunque a otros les parezca una locura? En algún momento tienen que darse cuenta: “Tú eres diferente”. Deberían comenzar a preguntarse: ¿Qué tienes? ¿Por qué no haces lo que hacen todos? ¿Por qué siempre eres agradecido? ¿Por qué sienten paz cuando están contigo?
Atrévete a ser diferente. Hoy puede ser un día en donde vean a Dios en acción a través de ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 28 de noviembre, 2024
“Siempre agradecidos”
“Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas. Pero yo siempre anunciaré y cantaré alabanzas al Dios de Jacob”. Salmo 75:1,9.
Hoy es día de darle gracias a Dios por todo lo que hace en nosotros. El salmista dice: “Los hombres cuentan tus maravillas”. Dejemos de lado hoy las peticiones y concentrémonos en darle gracias a Dios por lo que ha hecho hasta aquí.
Nuestro primer agradecimiento a Dios es por habernos salvado. Las cosas materiales van y vienen, pero su salvación es eterna. Merecíamos la condenación, pero Él envió a Su Hijo para “que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan. 3:16). ¡Qué privilegio tenemos de ser sus hijos! Tenemos acceso directo a su presencia en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.
Demos gracias por nuestra familia. Aunque de vez en cuando puede haber alguna desavenencia, podemos seguir amándonos, perdonándonos y ayudándonos para permanecer unidos. Dios nos da los recursos para seguir creciendo juntos.
Agradezcamos al Señor habernos dado una familia espiritual a través de la iglesia. El amor de Dios derramado en nosotros hace posible que estemos conectados permanentemente para seguir unidos y compartiendo unos con otros.
Pongamos atención hoy en lo que tenemos y no en lo que nos falta. ¿Cómo hemos visto la provisión y cuidado de Dios en nuestra casa?
Si Dios usó a alguien para bendecirnos, démosle gracias también a esa persona. Si nos hemos mantenido saludables, seamos agradecidos; si estuvimos enfermos, démosle gracias a Dios porque ha estado continuamente a nuestro lado. Tal vez hubo momentos en que no lo hayamos sentido cerca, pero la Biblia dice que siempre está con nosotros.
Démosle gracias a Dios por todo lo que nos ha dado sin olvidar nada. “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. (Salmo 103:2).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 27 de noviembre, 2024
“Nadie puede contra ti”
“Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti”. Josué 10:8
No era un rey contra Josué, ¡eran cinco! Si un enemigo es preocupante, imagínate cinco. Además eran reyes experimentados en la guerra que conocían muy bien el lugar. A los ojos humanos, Josué era un novato, pero tenía un arma secreta, bueno… no tan secreta: ¡Al Dios Todopoderoso! Ya había visto lo que podía hacer con un río imposible de cruzar, con unas murallas impenetrables, con una ciudad infranqueable. Debía seguir confiando en Él.
En esa situación, Dios le da una promesa a Josué: “Yo los he entregado en tu mano, y ninguno prevalecerá contra ti”. ¡Qué palabra reconfortante! Sus enemigos podrían ser muchos, tener grandes estrategias de combate, usar nuevas armas, pero no le vencerían.
Por favor, lee esta historia. Dios interviene directamente en la guerra. “Jehová los llenó de consternación delante de Israel” (v. 10). “Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos” (v.11). “Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel” (v. 12). Y como si esto fuera poco, oyó la oración de Josué e hizo detener la puesta del sol por casi un día entero (v. 3). “¿Necesitas algo más?”, parecía decirle el Señor. “Yo hago todo por ti”. ¡Aleluya!
Presta atención a otro detalle: No hubo ni una sola baja en el ejército israelí. “Todo el pueblo volvió sano y salvo a Josué, al campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua contra ninguno de los hijos de Israel.” (v. 21).
Josué capturó a los cinco reyes amorreos y les dio una lección de fe y valor a los líderes del pueblo. “Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.” (vs. 24-25). El enemigo está sometido bajo los pies de los hijos de Dios que se mueven con fe y autoridad.
¿Estás siendo atacado espiritualmente por el enemigo? Ya sabes que nuestra lucha no es contra las personas sino contra las huestes del diablo. “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies.” (Romanos 16:20). Nuestra fe y confianza debe ser la misma que la de Josué. Dios pelea por ti. Nadie podrá hacerte frente. No tengas temor, ese enemigo interno que nos debilita, ni te intimides, porque el Poderoso Gigante pelea por ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 26 de noviembre
“En los brazos de Dios”
“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”. Salmo 27:10.
David sabía muy bien que la protección y cuidado de Dios son superiores a las que nos ofrecen las relaciones humanas más estrechas. Aun así, sabía muy bien que Dios les había dado responsabilidades a los padres que no podían ignorar.
La palabra hebrea para “dejar” es azáb y significa “soltar, renunciar, abandonar, apartar, cesar, desamparar, desechar, fallar”. Qué triste es ver hijos abandonados, rechazados, abusados y olvidados por sus padres cuando en realidad deberían ser valorados, protegidos, guiados y amados.
¡Qué contraste con el Padre Celestial! La palabra “recogerá”, en hebreo asaf, significa “reunir para un propósito; recibir, acoger, buscar, juntar, sanar, tomar, traer, unir”. Esto es la que el Señor hace por nosotros. Jamás se olvida ni deja de atender las necesidades de sus hijos.
Quizás, algunos de los que lean este devocional, aún carguen con heridas provocadas por aquellos que debían amarlos y no lo hicieron. Si es tu caso, quiero que sepas el Señor vino para hacerte libre de esa prisión de dolor, amargura y resentimiento. No permanezcas llorando en silencio el resto de tu vida por lo que debió haber sido y no fue. Ve al Señor, Él puede sanar tus heridas y llenar tu corazón de su amor, un amor perfecto y desbordante.
En momentos de soledad, si hacemos silencio y ajustamos nuestro oído espiritual, vamos a escuchar a Dios decirnos: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Isaías 49:15-16a. ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 25 de noviembre, 2024
“No pierdas el ancla”
“…hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma.” Hebreos 6:18-19.
No hace mucho tiempo, leí esta noticia. Cinco náufragos fueron rescatados por los servicios de emergencias después de escribir la palabra SOS en la arena de una pequeña y desierta isla situada en el este de Australia. Según los informes, este grupo había quedado atrapado en ese islote durante varias horas hasta que fueron encontrados. Menos mal que la historia terminó bien.
Pero lo interesante de esta historia, fue cómo terminaron en esa isla. Ese día, este grupo de personas decidieron salir a bucear en una zona de rocas y bancos de arena. Al llegar al lugar, se encargaron de anclar su pequeña embarcación y se lanzaron al agua. La sorpresa se la llevaron cuando volvieron a la superficie. ¡El barco ya no estaba! Había perdido el ancla y terminó a la deriva empujado por la marea…
El ancla de un barco es fundamental para mantenerse firme en un lugar sin ser llevado por las olas de una parte a otra. Imagínate en una tormenta. Toda embarcación andaría a la deriva sin un ancla que la mantenga firme.
¡Qué ilustración tan clara sobre nuestra vida espiritual! El mundo es más inestable que un mar embravecido y a menos que afirmemos bien nuestra ancla para permanecer firmes, seremos arrastrados de un lugar a otro.
El autor de Hebreos nos dice que los creyentes hemos puesta nuestra esperanza y seguridad en Cristo, de tal manera que es nuestra “ancla del alma”. Podremos atravesar momentos de difíciles, pero si estamos agarrados de Él, nos mantendremos seguros.
Afirma tu vida en Cristo. ¡No pierdas tu ancla!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 24 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No olvides sus beneficios”
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. Salmo 103:2.
Sé que tenemos muchas peticiones que hacerle al Señor, pero necesitamos hacer un alto y recordar las bendiciones que derramó sobre nuestras vidas. Normalmente estamos más pendientes de lo que nos falta que de lo que recibimos, pero es necesario agradecer a Dios y dar lugar en nuestros corazones al gozo que produce ser bendecidos por el Señor de múltiples maneras.
La palabra bendecir en hebreo es Barak, y significa “arrodillarse en actitud de adoración y agradecimiento” en referencia a la respuesta del hombre a las bondades y beneficios recibidos. Cuando hablamos de “beneficios” no estamos hablando únicamente de cosas materiales. Muchas veces los beneficios que recibimos del Señor son invisibles a los ojos. Solo en el cielo nos enteraremos de las veces que intervino a nuestro favor sin que nosotros lo supiéramos.
Es verdad que no merecemos nada, pero el amor de Dios es tan grande hacia nuestras vidas que desea bendecirnos. Por eso, cómo olvidarte de darle gracias por todo lo que te ha dado.
- Ha perdonado todos tus pecados (v.3a). Te ha hecho libre de culpa y puedes entrar a su presencia con total libertad.
- Sana tus dolencias (v.3b). El Padre Celestial cuida de ti en todo tiempo.
- Te levanta cuando estás caído (v.4). Cuando la ansiedad y el temor comienzan a apoderarse de tu alma, te da paz y te recuerda que puedes confiar en Él.
- Te alimenta y provee incluso delicias (v.5a). Dios está en cada detalle de tu vida, hasta en las pequeñas cosas.
- Te da nuevas fuerzas cada día (v.5b). Dios te renueva con su poder y te da nueva motivación para seguir adelante.
- Es tu justicia (v.6). Te defiende, es tu Juez justo y escudo alrededor de ti.
- Cada día renueva sus misericordias (v.8). Su fidelidad es eterna.
Hoy es día de dar gracias. Haz una lista de las bendiciones recibidas este año y toma tiempo para reconocer todo lo que Dios ha hecho por ti y alábalo.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 22 de noviembre, 2024
“¿De dónde proviene?”
“Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.” Daniel 1:15, 19, 20.
¡Quién no quisiera alimentarse todos los días de la comida de un rey! Imagina a los mejores chefs del mundo cocinando sus mejores recetas y con los mejores productos traídos de todas partes del mundo. Quién se negaría a disfrutar de desayunos, almuerzos y cenas de este tipo. Bueno… Daniel, Ananías, Misael y Azarías se negaron.
Estos cuatro jóvenes hebreos sabían que todo ese lujo estaba sustentado en algo que Dios había prohibido a sus hijos: todo estaba consagrado y ofrecido a los ídolos babilónicos. Eso era suficiente para estos cuatro amigos. Si Dios no está en este asunto, mejor ni nos metemos.
Aunque no era fácil desafiar al rey y su sistema de gobierno, ellos confiaron en el Rey que rige el universo. Así que Daniel decidió ir a hablar con el encargado de cuidar de él y de sus amigos, y le pidió que por diez días los pusiera a prueba alimentándolos solo con legumbres y agua. ¿Solo frijolitos? ¿Ni una alita de pollo babilónica? Pues no, comieron solo cosas que no estaban sacrificadas a los ídolos y eso fue suficiente. Al cabo de diez días, ¡fueron hallados diez veces mejores que todos los jóvenes del imperio! ¡Qué tremendo el respaldo de Dios a los que le obedecen!
Nosotros también vamos a ser probados. Hay muchos placeres con los que podemos ser tentados diariamente. El sistema nos empuja a la vanidad, la ostentación, el disfrute descontrolado, y sabemos que en nada de esto está Dios. Sin embargo, algunos prefieren vivir como “reyes” aunque tengan que hacer concesiones a su moralidad, integridad y hasta en su relación con el Señor.
El principio de Daniel fue sencillo y firme: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía” (v. 8). La palabra “contaminarse” en el original significa “ensuciarse, profanar, deshonrar, hacerse inmundo, manchar”. Este joven no quiso que el pecado manchara su vida espiritual y Dios lo respaldó. Si lees todo el libro de Daniel verás que el Señor fue fiel con él hasta su ancianidad.
Mantente firme en tus convicciones. Que no te seduzcan los cantos de sirenas, el placer fuera de la voluntad de Dios. Los que permanecen fieles al Señor y obedientes a su Palabra vivirán por una eternidad como reyes y sacerdotes. Y créeme, ¡nada puede compararse con esto!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 21 de noviembre, 2024
“En la dirección correcta”
“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”. Lamentaciones 3:40.
¿Has conducido alguna vez sin darte cuenta que ibas por la calle incorrecta? Pensaste que había que doblar a la derecha y luego seguir algunas millas más hasta que… terminaste en otro lugar. Y que de aquellos que por manejar mirando su celular han avanzado por una calle que es contramano. Cuántos accidentes ocurren por no prestar atención al camino.
Algo parecido puede ocurrirnos en nuestra vida espiritual cuando avanzamos en dirección contraria a la voluntad de Dios. Por eso Jeremías nos exhorta a analizar bien hacia dónde nos dirigimos.
Necesitamos “escudriñar” nuestro camino. Esta palabra en hebreo es kjafás que significa “buscar o dejar que lo busquen; inquirir exactamente, investigación”. Tiene el sentido tanto de investigar como de ser investigado. El que se escudriña a sí mismo se dispone a que su corazón sea analizado, se muestra vulnerable y acepta ser corregido. Esta es una clara manifestación de humildad.
Una vez que nos disponemos a analizar nuestro camino, debemos estar dispuestos a enderezar el rumbo. Jeremías dice que debemos “buscar”. La palabra que él señaló en hebreo es kjacár que significa “penetrar; examinar íntimamente, explorar bien”. Fíjate que es una expresión más específica que la anterior. Ahora es buscar la causa del extravío y arrepentirnos ante Dios. No podemos buscar al Señor sin permitirle que Él nos cambie. Cuando le buscamos de veras, estamos listos para ser transformados.
Y por último, Jeremías nos exhorta a “volvernos” a Jehová. Esta palabra significa “cambiar de sentido”, es decir, dar un giro de 180 grados. No alcanza con llorar en su presencia, reconocer las faltas si después seguimos haciendo las mismas cosas. Debemos cambiar de dirección y seguir el camino que el Señor trazó para nuestra vida.
Si queremos las bendiciones de Dios debemos andar en el camino de Dios. Los atajos y caminos torcidos no están en su mapa. La Biblia, la Palabra de Dios, es luz en nuestro camino y el Espíritu Santo el mejor GPS para nuestro espíritu.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 20 de noviembre, 2024
“Amor proactivo”
“El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies…. Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.” 2 Samuel 9:3,13.
En cierta ocasión, David expresó su deseo de hacer misericordia a la descendencia de Saúl, más específicamente, a la de Jonatán. Si lees el pasaje con atención notarás que no vinieron a hablarle de una necesidad, sino que David buscó la oportunidad de bendecir a alguien. Esa persona fue Mefi-boset.
David mandó a buscar al hijo de su mejor amigo y lo sacó de la miseria, le devolvió las tierras de su familia y además compartió su mesa con él todos los días. Este hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies debido a una trágica caída por un descuido de su niñera, ahora era reivindicado, podía vivir con dignidad y disfrutar de todo lo que David puso a su disposición.
Esta historia es un ejemplo en menor escala de lo que es el amor de Dios por nosotros. Estábamos hundidos en la miseria del pecado, sin valor alguno, incapacitados para avanzar por nosotros mismos, perdidos, pero fuimos rescatados por Dios al aceptar a Cristo como nuestro Salvador. Desde ese día pasamos a ser hijos adoptados de Dios, recibiendo sus bendiciones continuas, descubriendo su amor incondicional e incluso con la promesa de ser coherederos con Cristo de todas las cosas. ¡Aleluya!
Dios no nos amó porque nosotros se lo pedimos o porque nosotros lo merecíamos. Dios tomó la iniciativa de amarnos aun siendo sus enemigos. Y ahora “nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
Como hijos de Dios, debemos imitar al Padre manifestando un amor proactivo. No ames solo cuando alguien lo merezca. Toma la iniciativa de dar sin esperar nada a cambio. Cuando amas de esa manera, el mundo sabrá que ese amor no es de este mundo. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35).
¿Hay alguien a quien hoy puedas mostrarle misericordia como Dios lo ha hecho contigo?
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 19 de noviembre, 2024
“Las oraciones que agradan a Dios”
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable. Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios”. Proverbios 28:9,14a.
¿Dios se agrada de todas las oraciones? No, definitivamente. Lo acabamos de leer. Por más increíble que nos parezca, hay oraciones “abominables”. Esta palabra en hebreo es toebá que significa “algo repugnante, asqueroso; una abominación como la idolatría”. Dios dice claramente que hay oraciones que le resultan aborrecibles.
¿Cuándo sucede esto? Cuando perseveramos en un pecado. El pecado es una barrera que se levanta entre Dios y nosotros. Por eso no podemos pedirle a Dios que nos bendiga mientras continuamos en pecado. Esa oración le resulta repugnante al Señor.
Dios dice en su Palabra que Él perdonará todo pecado confesado, no importa el tipo ni la cantidad, siempre hay perdón. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (v.13). Si encubrimos nuestro pecado no vamos a prosperar. Antes de decir: “Señor bendíceme”, debemos decir: “Señor perdóname”.
Observa con atención este pasaje: “No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo” (Isaías 1:13-16). Los sacrificios, ofrendas, ayunos, oraciones, incluso las fiestas, son insoportables para Dios si no nos apartamos del pecado.
Recuerda la oración del fariseo y la del publicano (Lc. 18:9-14). El pecador fue justificado delante de Dios porque su oración expresaba arrepentimiento. En cambio, el fariseo, “oraba consigo mismo”. Dios no escucha oraciones hipócritas, aunque sean bien expresadas o políticamente correctas. Una oración es atendida por el Señor cuando caminamos en obediencia.
Dios oye las oraciones “de los justos”, es decir, de los que ya expresaron arrepentimiento y viven bajo la justicia de Cristo. Son los eternamente bendecidos por el Padre (Efesios 1:3). “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones” (1 Pero 3:12a).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 18 de noviembre, 2024
“Las bendiciones de los que le temen”
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.” Salmo 145:18-19.
¡Quién no desea que sus deseos sean concedidos! Pero esto puede resultar muy peligroso dependiendo de lo que realmente deseemos. El salmista dice que Dios cumplirá el deseo de los que le temen. Entonces el principio del cumplimiento está en temer a Dios. A partir de allí, todos nuestros deseos deberían alinearse con lo que Dios desea para nuestra vida.
La palabra hebrea para deseo es ratsón que significa “deleite, agradable, benevolencia, contentamiento, grato, voluntad”. No se refiere a deseos malos, pecaminosos, peligrosos, corrompidos o mundanos. Habla de la satisfacción de aquello que es agradable a Dios y en consecuencia también lo es para el que ha sido justificado por Cristo. Así que Dios concede los deseos que están de acuerdo con su voluntad y honran su nombre.
¡Quién no desea que su clamor sea oído por Dios! Cuando nos acercamos a Él con fe y ponemos nuestras necesidades en sus manos, debemos estar seguros que desde ese mismo momento nos ha escuchado y actuará en nuestro favor.
¡Y quién no quiere ser salvado por la gracia y misericordia de Dios! Hay salvación en Jesucristo. Salvación del alma, salvación del infierno, salvación de los peligros, salvación de las trampas del diablo, salvación completa y segura lograda por nuestro Redentor.
Todas estas bendiciones están a disposición de los que le temen a Dios, pero hay algo más que dice el salmista: Hay que invocarlo, ¡e invocarlo de veras! No basta con hacer una oración superficial, sino que necesitamos acercarnos a Dios de manera auténtica y humilde. Invocarlo de veras implica una entrega total y un deseo de que se haga su voluntad en nuestra vida.
Haz una pausa en tu día e invócalo de veras. Experimenta su presencia. Entrégale tus cargas y confía que Él hará lo mejor para ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 17 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Conforme al Espíritu”
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:1
Antes de conocer a Cristo estábamos condenados. Nuestros pecados evidenciaban que no podíamos tener una relación con Dios y estábamos alejados de sus planes eternos. Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, lo reconocimos como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida, entonces todo cambió. Nos dio una nueva vida, el Espíritu Santo vino a morar a nuestro espíritu, nos inscribió en el Libro de la Vida y nos dio como destino una eternidad junto a Él. ¡Qué tremenda ha sido la obra del Señor!
Pero la obra de Cristo no quedó terminada el día que lo aceptamos como Salvador. El apóstol Pablo, en Romanos, nos dice que la clave es estar “en” Cristo, en presente continuo, en una relación permanente con Él. La evidencia de esto es que no andamos “conforme a la carne”. Obviamente aquí hay un simbolismo. La “carne” se refiere a nuestra baja naturaleza viciada por el pecado, los malos deseos que nos llevan a desobedecer a Dios, nuestros pensamientos contaminados por nuestro viejo estilo de vida sin Jesús. Si decimos estar en Cristo, pero seguimos viviendo como antes de conocerlo, deberíamos preguntarnos si realmente le entregamos nuestra vida a Él.
Nosotros vivimos “conforme al Espíritu”, eso significa que vamos siendo transformados por el Espíritu Santo en la medida que obedecemos su voz y lo que dice la Palabra de Dios. Nadie llegará a ser perfecto en la tierra y tampoco la transformación se produce en un día, pero sí debemos ver cambios en nuestra vida que nos indiquen que le estamos dando lugar al Espíritu para transformarnos.
El desafío es diario. No podemos volver atrás porque sabemos que significa perdición. Hacia adelante y en Cristo está nuestro destino eterno. Observa todo el párrafo de Romanos 8:1-27 y podrás descubrir aquellas cosas que nos ayudan en nuestro crecimiento como hijos de Dios:
- V. 5. Pensar en las cosas del Espíritu.
- V. 6. Ocuparse en las cosas que nos edifican espiritualmente.
- V. 14. Buscar la guía continua del Espíritu para cualquier decisión.
- V. 15. Relacionarnos con Dios como nuestro Padre que nos ama incondicionalmente.
- V. 18. Recordar que somos coherederos con Jesús de todas las cosas.
- V. 26. Orar en el Espíritu Santo y escuchar lo que tiene para decirnos.
Estas son algunas de las cosas que debemos poner en práctica, comenzando ahora mismo. Si lo haces, los resultados estarán a la vista. Recuerda, el Espíritu Santo es tu Ayudador.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 15 de noviembre, 2024
“Alumbra mis ojos”
“Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos… Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación”. Salmo 13:3,5.
Hay muchas circunstancias que pueden empañar nuestra visión espiritual. Cuando pasamos por pruebas severas y no podemos ver la intervención de Dios; cuando somos tentados y no vemos que el enemigo es quien está detrás de la escena; cuando las tormentas de la vida nos ahogan y no vemos a Jesús caminando sobre esas circunstancias y llamándonos a caminar con Él, se nos “nubla la vista” espiritual.
David lo sabía muy bien. Más de una vez puso su mirada en las situaciones antes que en Dios, y por eso necesitó pedirle que alumbrara sus ojos.
La palabra hebrea para “alumbrar” es or que significa “aclarar, dar luz, encender, iluminar”. Cuando el salmista ora pidiendo una respuesta divina, también pide que el discernimiento del Espíritu invada su ser para poder ver con claridad desde perspectiva de Dios.
Puede ser que nuestra vista física esté perfecta, pero en nuestro interior sentimos que algo no marcha bien. Necesitamos esa revelación de Dios sentado sobre su trono reinando, manifestando su autoridad sobre todas las cosas y viendo cómo se cumple su voluntad perfecta. Necesitamos una experiencia con el Oculista Divino.
David podía levantar sus ojos al cielo y clamar al que está reinando. Sabía con certeza que la solución a cualquier circunstancia difícil vendría de arriba. Por fe podía asegurar: “Mi corazón se alegrará en tu salvación”. ¡Aleluya! Ya podía ver la victoria.
¿Cómo está tu visión espiritual? ¿Ves las cosas desde la perspectiva de Dios? Es la manera en que tu alma halle descanso y seguridad. Mira a Jesús. Toma tiempo en su presencia para experimentarlo y cree que Él está interviniendo en tus circunstancias difíciles.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 14 de noviembre, 2024
“Acabará lo que ha determinado”
“Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí; y muchas cosas como estas hay en él.” Job 23:13-14.
No se le puede añadir más pruebas a una sola persona. En un solo día Job perdió sus bienes, sus hijos, su casa, sus criados, sus animales… Wow, demasiado para un justo.
Pero lo más impactante de su historia no fueron las pérdidas sino la fe en los propósitos de Dios. Cuando se enteró de todo lo que estaba pasando, solo pudo decir que el Señor le había dado todo, y si Él quería quitárselo, estaba bien, que su nombre fuera bendito. En Job 1:22 leemos: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. Ahí estaba la clave de su confianza: Job sabía que no hay “despropósitos” en lo que Dios hace.
Lo que Dios “determina” lo cumplirá. Esta palabra en hebreo es kjoc y significa “promulgación, decreto, ordenación, plazo”. Dios trazó el plan eterno y dictamina cuándo y cómo se cumplirá, no hay nada que pueda impedir lo que Él ha establecido.
Si conoces la historia sabrás que al final Dios bendijo a Job doblemente después de sus pruebas. ¿Ese sería el propósito primordial de Dios? No, la verdad es que no. El Señor quería que Job lo conociera más profundamente, se relacionara con Él de una manera nueva, única, y dependiera para todo de Él. Esto queda claro por lo que afirma Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (42:5).
¿Estás pasando por alguna prueba severa? ¿Te sientes como el Job de este tiempo? Contágiate de la fe de este hombre de Dios hasta el punto de decir que esperarás en Él hasta que cumpla los propósitos que trazó para tu vida. El Señor no hace nada sin tener un propósito en mente.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 13 de noviembre, 2024
“¿Alguien en contra?”
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31.
La respuesta a la pregunta de Pablo en Romanos es obvia: Nadie en contra de nosotros. ¡Aleluya! ¡Qué verdad tan reconfortante! Y esto es a pesar de cómo nos sintamos. A veces nuestros sentimientos nos juegan una mala pasada y pensamos que esta promesa debe ser para algunos hijos especiales. Y no, no es así porque Dios no tiene favoritos.
¿Cómo afirmar entonces nuestra fe para creer que la promesa de victoria espiritual es para nosotros? Esta pregunta requiere de su contexto. Por favor, lee con cuidado todo el párrafo de Romanos 8:28-39 y verás los beneficios de pertenecer a Jesucristo.
- Estamos libres de condenación. V. 34. Nadie ni nada puede condenarnos porque Jesucristo pagó por nuestra liberación. Las acusaciones del diablo no tienen fundamento cuando alguien ha hecho a Jesucristo Señor de su vida.
- La culpa no puede contra nosotros. V. 33. Sí, todos sabemos lo culposos que nos sentimos por causa de nuestros pecados. Pero la Palabra de Dios dice que hemos sido perdonados, nuestros pecados borrados y limpiado nuestro historial, a tal punto que Dios no se acuerda más de ellos. ¡Maravilloso!
- Nuestras necesidades están satisfechas por Dios. Jesucristo nos dijo que no debemos afanarnos (Mateo 6:34) porque el Padre se ocupa de nuestras necesidades. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (v. 32).
- Nada ni nadie nos puede separar del amor de Cristo. ¿Leíste la lista que presenta este pasaje? Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada, la muerte, la vida, ángeles, principados, potestades, lo presente, lo por venir, lo alto, lo profundo, ni ninguna otra cosa creada… ¡Absolutamente nada nos puede separar del Señor!
Por eso es que el apóstol Pablo puede decirnos con toda certeza que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (v. 37). El secreto de tus victorias no está en ti mismo sino en el que te rescató. ¡Y toda la gloria sean dadas al Rey de reyes y Señor de señores por siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 12 de noviembre, 2024
“Confianza aprobada”
“Hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte…” Josué 14:10b-12a.
¿Aceptarías el reto de una persona de 85 años para competirle en una pulseada? “No te metas con Caleb… -te dirían en Judá- las apariencias engañan. Este anciano conquistó Hebrón”. Si conoces la historia, Caleb no peleó contra los habitantes más débiles del lugar, ¡se enfrentó a gigantes! Los mismos que cuarenta años atrás intimidaron a los israelitas para que no entraran a la tierra prometida.
Un hombre extraordinario, una persona en quien había un espíritu diferente (Números 14:24). Definido por Dios mismo como “mi siervo”.
¿Qué lo hacía tan especial? Su fe en Dios y en sus promesas. Si el Todopoderoso decía que iban a conquistar Canaán, para él eso era suficiente; solo había que avanzar. Si Dios dijo que tenían que esperar cuarenta años para entrar a la tierra prometida, entonces había que esperar. Pero a la hora señalada por Dios, había que volver a la línea de batalla y conquistar la promesa.
Si te sentaras a tomar un café con Caleb, el tiempo te pasaría demasiado rápido. No querrías dejar de escuchar sobre sus conquistas, los milagros y las intervenciones de Dios para librarlo de situaciones comprometidas. Caleb te diría con una gran sonrisa: “Dios está conmigo. Yo le creí y Él jamás me dejó avergonzado”.
Su familia aprendió de su fe y contagió su valentía a cada uno de sus parientes. Después que murió Caleb, Dios levantó a uno de sus sobrinos para que fuera juez en Israel (Jueces 1:11; 3:9-11). Tremenda familia, generación de creyentes valientes que sabían confiar en el Señor.
Hoy más que nunca necesitamos “Calebs” que no le teman al enemigo, que le crean a Dios hasta las últimas consecuencias, que estén dispuestos a hacer realidad las promesas de Dios y que proclamen su glorioso Nombre. El mundo necesita verdaderos líderes que sepan hacia donde van y proclamen la verdad. ¿Eres uno de ellos?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 11 de noviembre, 2024
“Poder para resistir la tentación”
De tanto en tanto necesitamos que nos recuerden que hay un tentador invisible observando nuestros pasos para ponernos algún tropiezo en el camino. “Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. (1 Pedro 5:8).
Eva caminaba fascinada por el huerto del Edén contemplando las obras perfectas y majestuosas de Dios. Sabía que todo le era permitido excepto comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Había millones de beneficios en ese nuevo mundo a disposición del ser humano, pero de manera imprevista llegó una tentación a través de la serpiente. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. (Génesis 3:4-5).
A partir de ese momento, Eva comenzó a observar el árbol de manera distinta. Su mirada inocente ahora se volvió inquietante, curiosa. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…” (Génesis 3:6ª).
Me parece escuchar a uno de los ángeles diciéndole a Dios: “Uy… esto no parece terminar bien… Señor, ¿intervenimos? ¿Quitamos el árbol o matamos a la serpiente?” Silencio celestial. No hay órdenes divinas nuevas. El árbol se queda y la serpiente también. Ay… “y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6b). Adiós a la inocencia.
Somos más parecidos a Eva de lo que estamos dispuestos a aceptar. El apóstol Pablo se lo hizo saber a los corintios con estas palabras: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. 2 Corintios 11:3.
De maneras inesperadas, sin aviso, aparecen situaciones que tratan de menoscabar nuestra fe, fidelidad y amor al Señor. Las oportunidades de pecar golpean diariamente a nuestra puerta y debemos saber que Dios no quitará la tentación ni al tentador. Sin embargo, ha trazado un nuevo camino para que seamos victoriosos sobre las tentaciones. ¡La obra redentora de Jesucristo! Él ha vencido al diablo en la cruz, está sentado en su trono y ha enviado al Espíritu Santo para darnos poder contra el enemigo. No vencemos con nuestro “poder”, sino con el poder de Aquel que vive en nosotros.
Cuando seas acosado por el enemigo, recuerda: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13). ¡Hay victoria en Cristo!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 10 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La gloria solo al Señor”
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan 3:30.
El comienzo del ministerio de Juan fue muy fructífero. Mucha gente aceptaba el mensaje de arrepentimiento y era bautizada. Juan empezó a tener muchos discípulos y su fama se extendía por todo Israel. Entonces apareció Jesús, a quien estaba representando, y muchos de sus discípulos se fueron tras el Maestro. ¡Jesús en menos tiempo estaba haciendo más discípulos que él! Sus seguidores se preocuparon y fueron a hablar con Juan.
La respuesta de Juan expresa su admirable humildad y obediencia: “El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido” (v. 29). Su gozo se debía al privilegio de haber sido enviado para preparar a la gente para el encuentro con el Esposo divino. No había celos, envidia, ni malas intenciones. ¡Qué ejemplo digno de imitar!
Además, termina diciendo algo que los cristianos de todas las épocas hemos sabido tomar como un principio espiritual fundamental: El que debe crecer es Jesús y nosotros debemos “menguar”. La palabra menguar en griego es elatóo que significa “disminuir en rango, hacerse más pequeño”.
Como instrumentos del Señor nunca olvidemos que Él es quien merece todo el crédito, el reconocimiento y la gloria. Nuestro “yo” (vale mencionar que en griego es la palabra ego) debe menguar, reducirse a nada, hacerse polvo. Al único que deberían ver en nosotros es a Cristo. El mensaje es Cristo, los milagros son hechos por Cristo, la restauración y la transformación son llevadas a cabo solo por Él.
¿Hay algunos aspectos de nuestro “yo” que debamos someter al Señor? ¿Nos agrada demasiado la vanagloria del mundo, la popularidad, la fama, el reconocimiento? ¿Estamos seguros de que nuestra motivación es que Jesús se lleve siempre toda la gloria? Es necesario que Él siga creciendo en nuestro carácter, pensamientos, conducta, intenciones, y que nuestro ego mengüe.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 8 de noviembre, 2024
“Camino derecho”
“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.” Esdras 8:21.
Esdras tenía un desafío inmenso por delante: debía llevar a una gran parte de la población judía desde Babilonia a Jerusalén. Estaban volviendo del cautiverio a su tierra llevando bienes materiales, los rollos de las Escrituras, y a muchas familias.
En sus manos estaba la seguridad de toda esa gente y sabía que necesitaba mucho más que un grupo de soldados acompañándolos. Por eso invitó al pueblo a ayunar y orar a Dios para pedir que Él les dé un “camino derecho”.
La palabra hebrea para camino es dérek que significa “sendero transitado; conducir, rumbo, viaje”, y la palabra derecho es yashar, que significa “recto, bueno, justo”. Necesitaban una dirección que se ajustara a la voluntad de Dios, sin desviaciones en el camino, sin alianzas perjudiciales, sin cambiar de dirección por miedo a los enemigos. ¡Excelente enseñanza para nosotros!
En primer lugar, pedían un camino recto para cada uno de ellos. Por supuesto, si queremos guiar a otros debemos comenzar por nosotros mismos, siendo guiados por el Señor en todos los aspectos de nuestra vida. Nosotros como ellos necesitamos dirección, pero también integridad; necesitamos ayuda, pero que sea divina.
En segundo lugar, para sus niños. ¡Qué pedido tan actual! Nuestros niños están siendo guiados por maestros y medios sociales ateos y humanistas más que por padres comprometidos con las enseñanzas bíblicas. Es hora de unirnos a la oración de Esdras para comenzar a conducir a nuestros hijos en el temor de Dios, para que cuando sean mayores no se aparten del Camino.
Y por último, también necesitamos dirección para saber administrar los bienes que Dios nos dé. No somos dueños, somos mayordomos. Necesitamos sabiduría para tomar decisiones que estén de acuerdo con la voluntad de Dios, el dueño de todas las cosas.
Tenemos al mismo Dios de Esdras, y Él actúa a favor de los que le invocan. Comencemos cada día pidiéndole más sabiduría, dirección y protección.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 7 de noviembre, 2024
“El Señor nos ama multientrañablemente”
“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Santiago 5:11.
Nadie quiere sufrir gratuitamente o pasar por momentos dolorosos ni por un segundo. Sin embargo, Santiago nos dice que se puede sacar algo bueno del sufrimiento ineludible, siempre y cuando hayamos puesto nuestra confianza en el Señor.
Con el sufrimiento aprendemos mucho. Aprendemos a depender y confiar más en Dios; a tener empatía por aquel que sufre por una situación que nosotros mismos hemos experimentado. Podemos aprender el verdadero significado de la obediencia. Es fácil obedecer lo que nos gusta, pero distinto es someternos a la voluntad de Dios abandonando nuestros deseos.
Es interesante que Santiago nos lleve a recordar que al final de cada prueba reconoceremos que el Señor es “muy misericordioso”. Esta palabra en griego es polysplancnos y significa “multientrañable”. Que Dios nos ame con amor entrañable nos recuerda a Jesús, el que tiene las mismas entrañas que nosotros y siente como nosotros. Pero también su misericordia es “poly”, y eso significa que se manifiesta de múltiples maneras. El Señor puede manifestar su multiforme misericordia librándonos del sufrimiento, pero también durante el proceso de sufrimiento.
¿Estás pasando por una etapa de sufrimiento? Jesús te conoce, sabe lo que sientes. Pero sobre todo, sabe hasta dónde puedes soportar, cuáles son tus límites. “Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla” (1 Corintios 10:13).
Depende de su gracia y misericordia, Él te sostendrá y guiará hacia la salida de esa prueba.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 6 de noviembre, 2024
“Queremos ver a Jesús”
“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.” Juan 12:20-22.
Todos querían conocer a Jesús. Muchos querían saber a quién iban a crucificar, pero otros lo buscaban sinceramente porque reconocían que nadie podía hacer las señales sobrenaturales que Él hacía si no hubiera sido enviado de Dios.
Jesús era admirado, aun hasta por sus enemigos. Tenía una forma de relacionarse única. Una mirada suya y las vidas eran impactadas. Un abrazo suyo y los leprosos eran limpiados. Jesús transformaba vidas (no pienses que sólo lo hacía en el pasado, sigue cambiando vidas, incluyendo la del que escribe este devocional). Los que se encontraban con Jesús eran transformados.
Hasta unos griegos se acercaron para conocerlo. Cuando vieron a Felipe y Andrés, los protagonistas del milagro de la multiplicación de los panes y peces, les pidieron ver a Jesús. Ellos no estamos interesados en un encuentro con sus discípulos, sino con el Maestro. Menos mal que Felipe y Andrés era conscientes de que ellos no tenían nada que dar si no fuera por Jesús.
La transformación de una vida viene por un encuentro directo con Cristo, no por las voces de un grupo de alabanza, no por la elocuencia de un predicador, no por las actividades de un ministerio, ni tampoco por un gran edificio. Solo Jesús nos transforma.
La gente necesita a Jesús y debemos llevarlos a Él. De hecho, nuestra oración debería ser que no nos vean a nosotros, sino a Jesús a través de nosotros. La tarea que nos encomendó el Señor es hacer discípulos, no nuestros sino suyos. Si solo nos siguen a nosotros, ay…
Ojalá que nunca obstaculicemos la llegada de las personas a los pies de Cristo, por el contrario, que seamos los instrumentos que Él pueda usar. De la transformación, se encarga Cristo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 5 de noviembre, 2024
“Dios nos escucha en la angustia”
“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.” Salmo 18:6.
Todos podemos pasar tiempos de “angustia”. Esta palabra en hebreo es tsar y significa “estar estrecho; en lugar apretado; sufrir oposición; tener adversarios, estar en aflicción, congoja o tribulación.” Sabemos muy bien de qué se trata esta palabra.
Cuando pasamos por situaciones apremiantes hasta nos cuesta articular palabras delante del Señor. Tal vez lo único que podemos expresar desde lo más profundo de nuestro corazón es: “Señor, ayúdame por favor…” ¿Será que Dios puede escuchar una oración tan corta y sin tantos detalles? ¿Atiende el Señor una oración sin largos prólogos ni argumentos coloridos?
La Palabra de Dios nos dice que Él escucha todas las oraciones que se hacen con fe. Más allá de las palabras que usemos, se trata de Quién es el que escucha la oración. De acuerdo al Salmo 18, lo primero que hizo el salmista fue “invocar” a Jehová. ¡Ahí radica el secreto! Invocar significa “llamar por nombre, dar voces”. ¿Podemos creer que tan solo mencionando el nombre de Dios en nuestra angustia Él viene en nuestra ayuda?
¿Recuerdas el caso del ciego Bartimeo? Invocó y clamó a Jesús desesperadamente. Su voz se hizo oír hasta que el Señor hizo el milagro. Así sucede diariamente. El Señor siempre está atento a nuestra invocación. El apóstol Pablo nos dice que para alcanzar salvación todo comienza con una invocación al Dios verdadero. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13).
Después de invocar a Dios en la angustia, debemos saber que Él estará con nosotros durante ese tiempo difícil, pero también traerá la respuesta en el momento indicado, nos mostrará la salida. “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré”. Salmo 91:15.
No esperes ni un minuto más. Acércate a la misma presencia de Dios, allí donde te encuentras e invoca el nombre del Señor. ¡La respuesta está en camino!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 4 de noviembre, 2024
“Nuestras fuerzas vienen de Dios”
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10.
Como seres humanos tenemos límites. Podemos enfermarnos, quebrarnos un hueso, lastimarnos un músculo, torcernos un tobillo… todos somos vulnerables. Otras veces tenemos las fuerzas físicas pero nos faltan las fuerzas emocionales, mentales y hasta espirituales. El desánimo, la frustración, la tristeza, la ansiedad puede dejarnos más debilitados que correr un maratón completo.
Dios conoce a su pueblo; sabe cuáles son sus límites. Cuando llegamos al final de lo que nosotros podemos hacer, Dios nos dice: “Yo soy tu Dios que te esfuerzo”.
La palabra hebrea usada aquí para la expresión “te esfuerzo” es amats que significa “estar alerta, tanto física como mentalmente; afirmar, alentar, animar, ayudar, confirmar, consolidar, fortalecer, hacer fuerte, prevalecer, ser valiente”. Vuelve a leer esta definición y presta atención a lo que Dios hace en ti. ¡Es extraordinario!
¿Cómo podemos estar seguros de que Dios lo hará si nunca lo hemos experimentado? ¿Cómo podemos saber que veremos actuar a Dios al enfrentarnos a nuestros límites? Lee todo el versículo y verás sobre qué apoyar tu confianza.
El Señor promete “ayudarnos” siempre. Por supuesto que no hace todo el trabajo, pero nos ayuda en nuestra debilidad. Cuando las fuerzas nos fallan, Él obra milagrosamente.
Promete “sustentarnos” siempre. Dios es justo para perdonarnos, limpiarnos, santificarnos; pero también es nuestra justicia, nuestra fuente de todo bien y el que suple nuestras necesidades.
Nos toma de la mano cuando caemos, nos levanta y fortalece. Jamás nos dejará caídos, nos da las fuerzas y el ánimo para avanzar.
“Yo estoy contigo” te dice el Señor, por tanto no debes temer. El autor de Hebreos también nos anima para depositar nuestra fe en el Dios que nunca falla: “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. (Hebreos 13:6).
Toma tiempo para estar en la presencia de Dios en oración. Recibe del Señor las fuerzas que necesitas. Él es quien te esfuerza en este día.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 3 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Qué hay en tu zurrón?”
“Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” 1 Samuel 17:40.
La pelea de David era despareja… Qué podemos añadir al relato de la historia cuando todo el mundo sabe quién era Goliat. Imposible que un muchacho que nunca había sido entrenado para la guerra pudiera competirle de igual a igual a un gigante experimentado.
Por eso el rey Saúl intentó equipar a David para la pelea con su armadura, pero la rechazó porque no sabía usarla y le pesaba. En cambio, fue al lecho de un arroyo y escogió cinco piedras lisas que guardó en su zurrón junto con su honda.
Cinco piedras en una bolsa no atemorizan a ningún enemigo, pero no se trataba de las piedras sino en el nombre de Quién serían arrojadas esas piedras. Goliat no sabía que David tenía un Dios Todopoderoso que se manifiesta a favor de los que confían en Él.
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré…” (1 Samuel 17:45-46).
Ya conocemos el final de la historia: una sola piedra incrustada en la frente de Goliat por el poder de Dios fue la foto principal de las portadas del diario matutino. El gigante fue vencido.
¿Qué tienes hoy en tus manos que Dios pueda usar para manifestar su poder? ¿Qué hay en tu “zurrón”? Aquello que tú puedes llamar común, Dios lo puede usar para glorificarse.
Llena tu “zurrón” de fe y cree que Dios te puede usar para su gloria. Atrévete a enfrentar a tus “gigantes” en el nombre del Señor y Él te dará la victoria.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 1 de noviembre, 2024
“Él está en las tribulaciones”
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…” Salmo 46:1-2a.
¿Tribulaciones? ¿Alguien ha pasado por alguna de ellas? Claro que sí… Sabemos lo que significa soportar presiones de todo tipo, enfrentar desafíos más grandes de los que imaginamos, situaciones que producen angustia, estrés, ansiedad.
La diferencia entre salir o no airoso de esas presiones la hace en Quién nos apoyamos. Si le preguntamos a los salmistas hijos de Coré, la respuesta es clara: ¡Dios! El Señor hace la diferencia.
De acuerdo con las palabras del Salmo 46, Dios hace tres cosas por nosotros al pasar por momentos difíciles. En primer lugar es nuestro “amparo”. En hebreo significa “refugio, confianza, esperanza”. En momentos de persecuciones y guerras, los hebreos tenían refugios para protegerse de los ataques inesperados. Hoy, Dios es ese refugio para los que confían en Él. En el Señor encontramos protección y cuidado oportunos.
Dios también es nuestra “fortaleza”. La palabra hebrea significa “fuerza, fortificar, fuerte, poderío, potencia, vigor.” ¡El poder viene de Dios! Cuando algo parece imposible para nuestras capacidades humanas, Dios interviene con su poder y obra de manera sobrenatural para ofrecernos seguridad.
En tercer lugar, Dios es nuestro pronto “auxilio”. En hebreo es la palabra ezrá que significa “ayuda, socorrer, esperar la respuesta”. Observa que no dice que Dios hace todo el trabajo, sino que nos ayuda oportunamente. Hay una coparticipación con Él. Nosotros cumplimos con nuestras responsabilidades y Dios hace los milagros. ¡Nunca es al revés! El Señor siempre provee los recursos necesarios para vencer a los que ya están en marcha; da las armas a los que están listos para la batalla.
Conociendo lo que nos promete el Señor, ¡no temeremos! No importa cuán fuerte ruja la tormenta o cuánto tiemble la tierra, tenemos un Dios Todopoderoso en quien podemos confiar y estar seguros.
No tengas temor, el que creó los cielos y la tierra es tu Ayudador.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 31 de octubre, 2024
“Solo creer”
“Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Juan 20:29.
¿Sabías que hay más evidencias de la existencia de Jesús que del filósofo griego Sócrates? Aparte de los Evangelios, hubo historiadores seculares como Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, Plinio el joven que mencionaron a Jesús llamado el Cristo en sus escritos. Puedes investigar todo esto en internet, no es ningún secreto. Sin embargo, todavía existen personas que no creen que Jesús existió.
La historia dice que existió, hizo milagros, habló de parte de Dios, fue crucificado, murió en una cruz, fue sepultado, pero nadie encontró los huesos de Jesús. Por supuesto, ¡es que ya resucitó! Hubo más de 500 personas (1 Corintios 15:6) que fueron testigos presenciales de la resurrección de Cristo. ¡Más de 500!
Además, piensa en esto: durante casi 2000 años, millones de personas (sí, millones) dicen haber experimentado su presencia, sus intervenciones milagrosas y la transformación de sus vidas. ¡Es difícil presuponer que Jesús no existe!
Ahora, si sabemos que Jesús existió, debemos seguir creyendo en todo lo que dice la Biblia. Ella dice que Jesús resucitó y ascendió a los cielos, ¡y reina desde el trono celestial! También dice que regresará otra vez a reinar en este mundo junto a todos los que creen en Él. Esa es la condición: creer.
Jesús dijo que somos bienaventurados, muy felices y bendecidos, si creemos en Él sin haberle visto. Una aparición física no haría a Jesús más real de lo que ahora es. Aunque nuestros ojos físicos no puedan verle, nuestra vida da testimonio de que Él está vivo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de octubre, 2024
“Esfuérzate y aliéntate”
“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.” Daniel 10:19.
Sabemos lo que significa enfrentar un día sin fuerzas. Aunque tomemos café y abramos las ventanas para que el aire nos despeje, todo nos cuesta el doble. Los motivos pueden ser muy variados. Podemos sentirnos físicamente agotados por alguna actividad intensa, o también debido a alguna enfermedad. Hay situaciones que nos agotan emocionalmente, como relaciones rotas, personas difíciles, estrés laboral… Mentalmente también podemos desgastarnos. Y por supuesto espiritualmente. Las batallas contra el mismo diablo nos roban fuerzas.
Daniel sabía muy bien lo que era quedarse sin fuerzas, pero en el pasaje citado, nos descubre cómo recuperarlas.
Al ir a la presencia de Dios en oración, él escuchó estas palabras: “Esfuérzate y aliéntate”. Es interesante notar que en hebreo se usa la misma palabra para las dos. Esta palabra, kjazác, significa “fijarse en, ser fuerte, valiente, abrazar, afirmar, ceñirse, echar mano, reforzar, resistir, estar resuelto”. Este fue el mensaje que recibió Daniel: “Fija tus ojos en Dios, agárrate fuerte de Él, abrázalo, refuerza tu fe, resuelve depender del Señor en todo”. Este es el mensaje que Dios quiere hacerte llegar hoy a ti.
Cuando Dios toca nuestro espíritu, comenzamos a ser renovados en las demás áreas de nuestra vida. Nuestras emociones comienzan a aquietarse, nuestra mente a despejarse y hasta nuestro cuerpo experimenta renovación. Daniel pudo decir: “¡Me has fortalecido!”.
Hoy el Padre Celestial tiene sus ojos puestos en ti. Es tu Fuente de fortaleza. Si lo buscas sabrás lo que significa ser renovado, y podrás continuar con tu día agradecido por la obra que hizo en ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de octubre, 2024
“¿Problema u oportunidad?”
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.” 1 Pedro 4:12-13.
A veces nos parece que atravesamos todos los momentos difíciles de la vida en una sola semana. En medio de tantas dificultades podemos llegar a pensar que todo se debe a un “error de cálculos” divino. ¡Cómo nos podrían pasar a nosotros, hijos del Rey!
El apóstol Pedro se ocupó de esclarecernos el tema de las pruebas y no solo mencionó en su segunda epístola que no debíamos sorprendernos cuando llegaran a nuestra vida, sino que en 1 Pedro 5:9 añade que “los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.
Uno de los propósitos de las pruebas es ayudarnos a crecer y transformarnos en las personas que Dios quiere que seamos. Las pruebas, como parte del proceso de refinamiento, consumen toda impureza, fortalecen nuestra fe y nos hacen más útiles para el Señor.
Quizás no te guste la forma en la que Dios está interviniendo en tu vida. Recuerda que muchas veces nosotros somos los que hacemos más difícil el proceso porque nos cuesta rendirnos, escuchar su voz y aceptar seguir su dirección.
Piensa por un momento en los desafíos que has tenido que enfrentar… ¿Puedes ver sólo los problemas o reconoces una oportunidad para crecer?
Si aún no puedes entender qué propósitos tienen esas pruebas, toma un tiempo a solas con Dios y pregúntale: “Señor, ¿estás tratando de decirme algo?” Cuando lo escuches, no ignores sus palabras o dejes para “más adelante” lo que quiere hacer. Confía y da ese primer paso que comenzará a transformar tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de octubre, 2024
“Cuando las cosas se ponen difíciles”
“Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado… Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” Daniel 3:19, 25.
Sadrac, Mesac y Abed-nego habían desafiado al rey. Mientras todos se arrodillaban con orgullo ante la estatua del monarca, estos tres valientes decidieron mantener su postura de fe a pesar de la presión social, política y religiosa. Ellos sabían que solo podían adorar a Dios, al Creador de todas las cosas.
Estos tres amigos de Daniel no estaban pensando que el rey haría una excepción con ellos porque eran hijos de Dios. Había un horno de fuego muy real esperando a los que desobedecieran las órdenes oficiales. Y esto fue lo que respondieron frente a esta amenaza: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (vs. 17-18). Vuelve a leer otra vez estos versículos. ¿Notaste la frase “y si no”? Ese “y si no” significa que estaban dispuestos a enfrentar la muerte porque nunca cambiarían sus convicciones.
¿Seríamos capaces de ponernos en sus zapatos? ¿Obedeceríamos a Dios o nos rendiríamos ante las presiones? La amenaza de un horno de fuego es algo poco probable en nuestro tiempo, pero todos los días enfrentamos presiones que demandan de nosotros una decisión: Mantenernos firmes en lo que creemos o darle la espalda a Dios.
¿Conoces el final de la historia? El mismo ángel de Dios se paseó en medio del fuego con estos tres valientes. Fueron librados, no “del” fuego, sino “en” en el fuego. ¡Aleluya!
El diablo quiere que te doblegues ante sus ídolos contemporáneos, que cedas a las tentaciones, que retrocedas en tu compromiso con el Señor, pero Dios promete ayudarte y estar a tu lado en medio de tus luchas. Esta es su promesa: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu Salvador…” (Isaías 43:2-3a).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Antes del oasis”
“Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas… Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron…Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.” Éxodo 15:23-27.
Israel había visto la mano poderosa de Dios secando el Mar Rojo para que cruzaran al otro lado, y luego haciendo que las aguas recuperaran su curso normal y sepultaran a todo el ejército egipcio. Un milagro tremendo, pero había que seguir adelante y atravesar el desierto para llegar a la tierra de la promesa.
No hay tierra de leche y miel sin antes pasar por tierra seca y amarga. “¿Falta mucho para llegar? El GPS dice que no hay gasolineras en los próximos ¡mil kilómetros!” “Los chicos están cansados y aburridos. Aquí no hay wi-fi”. “A la abuela le duele la cintura y tiene sed”. “¡Ya no tenemos agua… buaaaa!”. ¿Te imaginas lo que habrá sido llevar a este pueblo a la tierra prometida?
Aunque ellos no lo sabían, Dios había preparado una parada maravillosa con setenta palmeras y doce fuentes de agua. Un verdadero oasis en el desierto, pero antes Israel debía pasar por Mara. El agua de ese lugar no se podía beber porque era amarga, y en vez de clamar a Dios por ayuda, el pueblo siguió quejándose. Sin embargo, Dios les mostró una vez más que estaba cuidándoles e hizo que las aguas se volvieran dulces. Un nuevo milagro que no detuvo las murmuraciones. Uf… complicado. Y ya te adelanto que ni siquiera Elim detuvo las quejas.
Tal vez no somos tan diferentes a los israelitas. Empezamos proyectos confiando en el Señor, pero ante la primera adversidad nos detenemos a protestar. Las quejas y la murmuración nos estancan, nos paralizan, nos consumen las fuerzas y no nos permiten ver que después de “Mara” hay un “Elim”. Dios siempre tiene los recursos necesarios para sacarnos de la amargura temporal. Siempre hay respuestas cuando le buscamos de la manera correcta.
El oasis está muy cerca. Ya falta poco para llegar a “Elim”. No te quedes estancado en la amargura y las quejas. Entrégale a Dios lo que te molesta, lo que te ha desgastado y te ha quitado las energías y sigue avanzando. Mira hacia adelante. El lugar de descanso y calma que el Señor preparó para ti puede estar más cerca de lo que crees.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 25 de octubre, 2024
“La voluntad de Dios”
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2.
Hacer la voluntad de Dios… ¿es un placer o una carga? ¿Qué piensas?
Según el pasaje de Romanos, depende de una decisión. Podemos conformarnos al sistema o dejarnos transformar por el Espíritu Santo. Si nos adaptamos al sistema, hacer la voluntad de Dios nos parecerá difícil, aburrido y una carga. Por el contrario, si damos lugar al Señor para que transforme nuestra vida vamos a comprobar que es un placer hacer la voluntad de Dios.
La primera característica de la voluntad de Dios es que es “buena”. Esta palabra en el original griego es agathós que significa “bueno en cualquier sentido; que tiene favor, que son buenas cosas; algo hermoso, valioso, virtuoso”. ¡Nada mejor que agradar a Dios para un cristiano! Lo que Dios quiere para nuestra vida siempre es lo mejor.
La segunda característica es que es “agradable”. Esta palabra en griego es euárestos que significa “completamente gustoso, que trae contentamiento, que es bien apropiado, justo lo que se necesita”. Cuando vemos la intervención del Señor en nuestras vidas al obedecerle experimentamos una alegría y paz desbordantes.
La tercera característica es que es “perfecta”, del griego téleios que significa “completo; alcanzar madurez, ser perfeccionado”. Ajustarnos a su plan nos lleva a crecer, madurar, estar completos en Cristo.
Tendremos esta perspectiva de la voluntad de Dios si primero el Espíritu Santo transforma nuestros deseos, motivaciones, intenciones, forma de pensar, para que cada día nos parezcamos más al Señor Jesús. Todo comienza con un primer paso de obediencia, para luego dar el segundo y ya no detenernos más.
Según la Palabra de Dios, “el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de octubre, 2024
“La clave de la victoria”
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Romanos 6:11.
“Sé lo que debo hacer de acuerdo con la Palabra de Dios, pero en este momento me conviene hacer otra cosa…” ¿Has pensado alguna vez de esta manera? Hay cosas que nos atraen, nos seducen, y por naturaleza hacemos lo que nos dijeron que era peligroso y mortal. Ay… nuestra “carne”, parece que no hay remedio para nuestras debilidades.
Sí, hay remedio, pero no está en este mundo, ni en nosotros mismos, sino en la persona del Espíritu Santo. Sin Él es imposible, aunque lo intentemos muchas veces. Pero será siempre una coparticipación con Él. Hay una parte que debemos hacer nosotros, y el apóstol Pablo lo expresa de esta manera: “Debemos considerarnos muertos al pecado”.
La palabra “considerar”, en griego logízomai, significa “tener por cierto, concluir, tomar en cuenta, pensar”. Se refiere a recordarnos a nosotros mismos las decisiones que tomamos. De hecho, esta palabra está relacionada con logos, que significa “algo dicho, inclusive en el pensamiento; palabra, plática, discurso”.
El apóstol nos lleva a tener constantemente un diálogo interno recordándonos que somos hijos de Dios, que hemos dejado atrás la vida del pecado, que ahora nuestro enfoque es la vida espiritual. A la hora de la tentación, debemos recordar nuestro compromiso con el Señor: “Soy un hijo de Dios y vivo para agradarlo. No voy a ser un juguete del diablo con esta tentación. Las consecuencias de una mala decisión serán desastrosas. ¡Espíritu Santo, toma todo el control de mi alma, ayúdame a vivir para agradar a Dios!”. Y además considera que estás vivo por la gracia de Dios, porque Él te sostiene, porque Jesucristo ha vencido a Satanás, el mundo y al pecado para darte esa victoria a ti. ¡La victoria está ganada por Él!
Cuando te enfrentes a la próxima tentación, considérate muerto al pecado. Si has alimentado tu relación con el Espíritu Santo, tus deseos estarán sometidos a Él y te ayudará a vencer. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de octubre, 2024
“Nunca desamparados”
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:6
El deseo desmedido de cosas materiales con el afán de amontonarlas sin compartirlas con otros no es la actitud de un verdadero discípulo de Cristo. En contraste, vivimos agradecidos a Dios por cada bendición provista.
¿Cómo sabemos que tendremos todo lo suficiente? ¡Porque Dios mismo es nuestro Protector, Proveedor y Ayudador! El Señor dijo: “No te desampararé, ni te dejaré”. En este pasaje, en el original griego contiene ¡cinco veces la palabra “no”! Spurgeon, reconocido predicador del siglo XIX, dijo sobre este versículo: “Aquí la palabra “no” tienen una fuerza quíntuple. Es como si Dios dijera: ‘No, no te dejaré, Yo nunca, no, nunca te desampararé’”. Bajo ninguna circunstancia Dios va a desampararnos y mucho menos abandonarnos. ¿No te hace sentir seguro saber esto?
Observa que el Señor es nuestro “Ayudador”. Eso no significa que Él hace todo. Hay una parte que nosotros debemos hacer. Debemos afrontar nuestras responsabilidades con solicitud y diligencia, pero también con gozo y agradecimiento. Es nuestro deber permanecer firmes en la fe, alimentar nuestro espíritu y poner en práctica la Palabra de Dios. Entonces Dios nos ayudará en aquello que no podemos hacer, para lo que no estamos capacitados o no tenemos las fuerzas suficientes.
Tampoco “temeremos a lo que nos pueda hacer la gente”. No vivimos para agradar a todas las personas, sino en primer lugar a Dios. Cuando nuestro enfoque es el Señor y sabemos que Él está con nosotros, el miedo se va y las dudas se despejan.
¿Estás pasando por un tiempo difícil? ¡Dios nunca desampara a sus hijos! Podemos decir confiadamente que Él es nuestro Ayudador. Haz tu parte y deja que Dios se encargue de los milagros. Vive este día tomado de la mano del Señor, porque está claro que Él nunca, y cinco veces nunca, te dejará.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de octubre, 2024
“Anunciar su poder a la próxima generación”
“Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir”. Salmo 71:17-18.
¿Cuántos años tienes? Sí, ya sé, no te acuerdas… Te hago esta pregunta porque cada año que cumplimos no es solo para sumar, sino para manifestar lo que el Señor hace en nosotros. Quienes están a nuestro alrededor deberían ver de qué manera Dios está presente en nuestras vidas; y lo que hemos recibido de gracia, debemos darlo de gracia a las próximas generaciones.
El salmista ya era anciano, sin embargo, todavía podía escribir, alabar a Dios e incluso tocar instrumentos musicales. Parece que el desgaste natural de su cuerpo no era impedimento para seguir sirviendo al Señor. Su mayor deseo era que Dios le diera fuerzas para seguir “anunciando su poder a la posteridad”, es decir, a la siguiente generación.
Qué bendición es conocer al Señor desde la niñez. Salomón lo sabía muy bien y por eso dio este consejo: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22:6). Por eso insistimos en la necesidad de enseñar toda la Palabra de Dios a nuestros hijos, llevarlos a clases de educación cristiana, y permitirles compartir momentos en donde puedan poner en práctica lo aprendido.
Yo soy producto de lo que mis padres, maestros de escuela dominical y líderes de jóvenes formaron en mí desde pequeño. Ahora mi meta es que nuestros hijos glorifiquen a Dios con sus vidas si el Señor no viene antes. Es terrible pensar que se levante una nueva generación que no conozca al Señor ni haya sido testigo de su poder. Este fue el caso de Israel: “Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía al Señor, ni sabía lo que el Señor había hecho por Israel. Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor, y adoraron a los baales.” Jueces 2:10-11.
Tal vez no tengas hijos naturales, pero puedes ser un padre o una madre espiritual para muchos. El anciano salmista se había propuesto esto y clamaba a Dios para que no le faltaran las fuerzas. Si ese es tu deseo, permite que el Espíritu Santo te capacite para hacerlo con amor, paciencia y sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de octubre, 2024
“Jesús es Admirable”
“Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas”. Salmo 77:13-14a.
¿Sabemos exactamente en quién estamos depositando nuestra confianza? Si son personas, debemos considerar la posibilidad de que nos fallen, se equivoquen o cambien de parecer. Si son cosas materiales, puede que se pierdan, las roben, o se echen a perder. Si es dinero, ya sabemos que se puede ir tan rápido como llegó. Sin embargo, al confiar en Dios, sabemos que no cambia y que ¡no hay nadie más grande que Él!
El salmista testifica que nuestro Dios es el que hace maravillas. La palabra “maravilla” en hebreo es péle, que significa “milagros, persona admirable, que hace prodigios, que es sorprendente”. ¿Sabías que esta palabra hace referencia directa a Jesucristo? Se encuentra en la profecía de Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” El primer nombre que hace referencia al Salvador es “Admirable”, y en hebreo péle.
Jesús siempre fue admirado por sus palabras, sus acciones, su influencia, su poder. La gente estaba admirada de su doctrina (Mt. 7:28), de su sabiduría (Mr. 6:2). Incluso el apóstol Pablo dice que seguirá siendo admirado por todos nosotros cuando le veamos cara a cara. (2 Tes. 1:10).
Es cierto que cuando atravesamos dificultades nos olvidamos fácilmente del Dios que hace maravillas. Por eso es necesario recordar siempre sus obras. “Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca” (Salmo 105:5). Si Dios ha sido fiel en el pasado, también lo seguirá siendo ahora porque no hay manera de que cambie. Recuerda que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya!
Deposita tu confianza en Él y lo verás obrar en todo aquello que te parece imposible de resolver. “Dios mío, los cielos te alaban por tus grandes hechos; todos los ángeles del cielo hablan de tu fidelidad y solo a ti te honran. Eres un Dios incomparable; ¡eres grande y maravilloso! Señor y Dios del universo, ¡no hay Dios como tú, tan fiel y poderoso!” Salmo 89:6-8.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La mano de Dios”
“Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:10,13.
Hace un tiempo atrás tuve un sueño extraordinario. Supe en el momento que me desperté que el Señor me había hablado. No soy de las personas que cree que todos los sueños son revelaciones, de hecho, todas las noches tengo sueños muy variados y hasta extraños, pero sé cuándo Dios me habla usando este recurso, y no es muy usual.
Soñé que estaba bajo una nube, muy baja, a pocas pulgadas de mi cabeza. En ese momento tenía la necesidad de que Dios me hablara, sentirlo cerca. De pronto escuché una voz desde esa nube que me decía: “¡Extiende tu mano hacia arriba, tengo mi mano sobre ti! Solo debes atreverte a levantarla y tomar la mía”. Eso hice. Levanté mi mano derecha y empecé a dar manotazos a la nube, revolviéndola para ver si podía hacer contacto. De pronto sentí un escalofrío… ¡toqué la mano de Dios dentro de esa nube! La agarré y la empecé a jalar hacia mí. Empezó a estirarse como una goma elástica, hasta que la pude ver. En ese momento estaba mi esposa y mi hijo conmigo y les digo: “¡Miren, la mano de Dios está con nosotros!” La solté y volvió a cubrirla la nube. En ese momento escucho que Dios me dice: “Pablo, mi mano siempre está sobre ti, solo tienes que tomarla por fe cuando la necesites”.
Fue tan impactante, quedé asombrado; esta experiencia cambió mi vida. Nunca podré olvidarla. Cada vez que paso momentos difíciles, literalmente estiro mi mano hacia arriba porque sé que Dios está allí, con su mano extendida.
Estoy totalmente convencido de que esta promesa no es solo para mí. Dios no tiene hijos favoritos. Él ama a todos sus hijos con el mismo amor. Por favor, no compares al Padre Celestial con tu padre terrenal. Podríamos haber tenido al mejor papá del mundo y aun así, su amor no podrá compararse con el del Señor. Y no hablemos si has tenido un padre ausente, abusivo o indiferente. Tenemos que conocer a Dios pero no a través de comparaciones humanas porque nos vamos a equivocar.
El pasaje de Isaías 41 también se escribió para ti. En cualquier momento difícil, debes mirar hacia arriba y extender por fe tu mano hacia Dios. Él va a tomar tu mano y te dirá: “No temas, ¡Yo te ayudo!”
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de octubre, 2024
"Tú y tu casa”
“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Hechos 16:30-32.
No fue nada fácil el comienzo de la iglesia en Filipos. Pablo y Silas terminaron en la cárcel por predicar el evangelio. Sin embargo, Dios intervino de manera sobrenatural provocando un terremoto, rompiendo las cadenas y abriendo las puertas de las celdas. Cuando el carcelero vio semejante intervención divina, cayó de rodillas rendido ante Dios y dijo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”
El mensaje era claro y sencillo: Dios nos ofrece la salvación gratuitamente y por su gracia. La condición es creer que la obra de Cristo en la cruz es el único medio para limpiar todos nuestros pecados y reconciliarnos con Dios.
Es necesario escuchar y creer todo el mensaje del evangelio. Pablo y Silas “les hablaron la palabra del Señor” a todos los que habitaban en la casa del carcelero y cada uno puso su fe en marcha y creyó. El resultado fue que toda la casa alcanzó salvación ese día. ¡El gozo había llegado a ese hogar! Ahora Jesucristo era el centro de sus vidas y a partir de ese momento todo sería diferente.
La Palabra de Dios nos sigue hablando de la misma manera. Tal vez tú ya has creído en Cristo pero tu familia no. Muchas veces debemos tener paciencia, sembrar la Palabra con amor y esperar la obra que hará el Espíritu Santo en sus vidas. Si nos desesperamos y solo los intimidamos con las graves consecuencias que vendrán por no ser cristianos, cerraremos sus corazones a la obra que solo puede hacer el Señor.
Nunca dejes de orar, de interceder por tu familia. Dios les ofrecerá cada día oportunidades para le conozcan. Sigue creyendo, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo y actuando con sabiduría. Él está obrando.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 17 de octubre, 2024
“¿Quién guía tu futuro?”
“Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.” 2 Reyes 23:5.
El rey Josías fue tremendamente impactado por la Palabra de Dios cuando fueron hallados los antiguos rollos de la ley en el templo. Después de muchos años, el rey volvió a limpiar a Jerusalén de la idolatría y de todo lo relacionado con “los signos del zodíaco”: astrología, adivinación y hechicería. Cuando ellos se volvieron a Dios y pusieron su confianza en Él, volvió la paz y la prosperidad al pueblo.
Los años han pasado y nada ha cambiado. El hombre sigue tratando de interpretar lo que “dicen” los astros sobre su destino. Muchos siguen creyendo que los signos del zodíaco tienen algo que decirles. Millones de personas diariamente consultan el horóscopo para saber lo que les deparará el día y ponen su confianza en ello. ¡Qué engaño del diablo!
Tengo un amigo en Argentina que antes de conocer a Cristo trabajó en un medio de comunicación. Cuando se ausentaba el astrólogo de turno, encargado de decirle a la gente lo que podía espera ese día según su signo zodiacal, le pedían a él que escribiera algo para el horóscopo del día… ¡Imagínate las cosas que inventaba! Podía escribir lo que se le ocurriera, y muchos seguirían al pie de la letra sus disparates.
Es difícil de creer que tantas personas confíen más en lo que supuestamente “dicen” los astros que en lo que dice el Creador de todo lo que existe.
La verdad sobre nuestro futuro la encontramos en la Palabra de Dios. Si necesitamos dirección, consejo o saber lo que podemos esperar en nuestro día a día, solo debemos abrir la Biblia y leer lo que Dios tiene que decirnos. Él es el único que conoce nuestro presente, pasado y futuro. Él único a quien le debemos confiar nuestra vida.
Como dijo David en el Salmo 16:5, 7,11: “Tú, Señor, eres… mi herencia; tú eres quien me sostiene. Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun en las noches me enseña mi conciencia. Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de octubre, 2024
“Estimados para Dios”
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4.
¿Qué vio el Señor en nosotros para amarnos? Sigue siendo la pregunta del millón.
¿Has visto la mirada de una madre ante su hijo recién nacido? Creo que se aproxima un poquito al amor que Dios siente por nosotros. Ella ama a ese bebé sin haberlo visto y sin importar lo que sucederá a partir del momento de su nacimiento. Está dispuesta a dar su vida por alguien que solo llora y pide comida. Sin embargo, sabe que es parte de ella, lo ha llevado en su vientre por varios meses y siente algo que… ¿Cómo explicarlo? No soy madre, pero he visto esa mirada. Si tú eres mamá, entiendes lo que quiero decir.
Dios nos mira con ojos llenos de amor; para Él somos de “gran estima”. Pero no nos confundamos, no somos valiosos por nosotros mismos sino a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Fuimos comprados con su sangre y valemos su misma vida. Además para Él somos “honorables”. Esta palabra en hebreo es kabad que significa “con honor, distinguido, ilustre, insigne, noble, renombrado”. ¡Wow Señor! ¿Así nos ves? ¡Qué amor!
Observa que Dios no dice “yo te amaré”, dice “yo te amé”. Tiempo pasado. Nos ama desde la eternidad y nada ni nadie puede cambiar eso. Su amor es inalterable, infinito, incondicional, ininterrumpido. Dios tiene su mirada sobre ti, no se cansa de contemplarte. Te ama porque te creó, pero además porque te volvió a comprar para que seas doblemente suyo.
Cuando comprendemos que somos amados sin merecerlo, solo podemos corresponder a ese amor entregando nuestra vida al Señor sin reservas. A través de esa relación de amor Padre-hijo llegamos a entender para qué fuimos creados y nos envuelve una profunda seguridad de que el Señor cumplirá sus planes en nuestra vida, hoy y por la eternidad. Si esa es tu confianza, ¿cómo no creer que Él se ocupará de cada detalle de tu vida?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de octubre, 2024
“El Señor y el Maestro”
“Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. Juan 13:13-14.
Jesús y los discípulos estaban reunimos para celebrar la Pascua y nadie dio el primer paso para lavar los pies de los demás como era costumbre. A Simón el celote no lo movieron sus fuertes impulsos. Tomás estaba dudando si hacerlo era conveniente. Judas estaba haciendo cálculos para ahorrar agua. Juan pensaba en recostarse sobre el pecho de Jesús bien lejos de sus pies, y Pedro tal vez estaría pensando que él no era el sirviente de nadie. Mientras se miraban unos a otros, Jesús tomó el lebrillo, la toalla y comenzó a hacer el trabajo sucio.
Después de terminar su lección objetiva, Jesús los miró a todos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro…”. ¡Jesús cambió el orden de las palabras! Fue como decirles: “Ustedes me llaman Maestro y Señor y es verdad, porque lo soy, pero el orden es incorrecto. Ustedes siempre esperan que les enseñe lo que deben hacer, que les dé explicaciones del por qué deben servir. A ustedes les encantan mis enseñanzas, pero parece que no las ponen en práctica. Pues sepan que primero soy su Señor y después su Maestro. Primero les digo lo que deben hacer y después, si lo creo conveniente, les doy las explicaciones. Si son mis discípulos deben ser hacedores de la Palabra más que oidores. Si yo, el Señor y Maestro, les he servido, ustedes deben hacerlo también en obediencia a mi mandato”.
Esta enseñanza sigue siendo tan cierta como en esos días. Cada hijo de Dios debe tener claro que Él sigue siendo primero Señor y después Maestro. Un verdadero discípulo obedece a todo lo que Jesús le mande. Si Él dijo que debemos “amarnos unos a otros”, no hay excepciones. Si dijo: “Amarás al Señor tu Dios de todo corazón”, esto no significa amar más las cosas materiales que a Dios. Si dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”, no podemos alterar el orden. Y si dijo que debemos perdonar a todo aquel que nos ofenda, no debemos esperar que primero nos explique por qué.
Te pregunto, ¿qué lugar ocupa el Señor en tu vida? ¿Es tu Señor? ¿Le obedeces sin cuestionamientos, quejas, o reproches? Cuando le hemos rendido todo nuestro ser al Rey de reyes y Señor de señores, nuestra voluntad debe estar sometida a Él. El Señor mismo nos enseñó que aun en las peores circunstancias debemos responder: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de octubre, 2024
“Salvados en el día de conflicto”
“Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda.” Salmo 20:1.
Hay días más difíciles que otros, hay momentos en que el mismo diablo parece haber concentrado todos sus ataques sobre nosotros, nuestra familia, trabajo, iglesia, incluso usando a las personas que menos podríamos imaginar. David lo llama el día de “conflicto”. Esta palabra en hebreo es tsará que significa “aprieto, problema, aflicción, angustia, calamidad, tribulación, ataque de un rival”.
Los días de conflicto nos llegan a todos, a veces inesperadamente, otras veces los vemos venir. Sin embargo, si tenemos un corazón como el de David sabremos recurrir al Señor, el único que nos “defiende”. Otra palabra interesante. En hebreo es sagáb que significa “estar elevado, inaccesible, seguro, fuerte; enaltecer, engrandecer, exaltar, levantar.” ¡Wow! ¿Todo eso hace Dios cuando nos defiende? Es mucho más que hacerse cargo del conflicto, el Señor nos pone en alto, en Él estamos seguros y su nombre es exaltado. ¡Aleluya!
Es tremendo cómo Dios transforma un día de conflicto en día de victoria y celebración. Lo que podría destruirnos Dios lo usa para que crezcamos, lo conozcamos más y tengamos más motivos para dar gracias y alabarlo.
Por favor, toma unos minutos más y lee todo el Salmo. Parece que el mismo David estuviera orando por nosotros. Él le pide a Dios que nos envíe ayuda (v. 20), que cumpla los deseos de nuestro corazón (v. 4), que nos alegremos en su salvación y conceda todas nuestras peticiones (v. 5). Si tu corazón está conectado con el de Dios, entonces todos tus deseos serán los mismos que los suyos y verás respuestas a tus peticiones porque estarán de acuerdo con su voluntad.
Además, en el v. 8 vemos que hay una gran diferencia entre los que confían en Dios y los que solo lo hacen en sus propios recursos. Cuando tropiezan, no se pueden levantar. Pero el que está sostenido por la mano poderosa de Dios, ¡siempre se levanta! “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie”.
¡Bendito sea Dios nuestro Ayudador!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No estamos solos”
“He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Juan 16:32.
Los discípulos de Jesús, en momentos de crisis, solo pensaron en “sálvese quien pueda”. Todos habían afirmado que estarían dispuestos a dar la vida por su Maestro, pero cuando la presión fue fuerte, los compromisos se esfumaron.
Siempre hemos escuchado que los verdaderos amigos se ven en los momentos difíciles. Cuando el Señor no enfrentó dificultades los discípulos estuvieron a su lado y fueron sus fieles seguidores. Pero cuando comenzaron los verdaderos problemas, cuando debían velar una hora con Jesús en Getsemaní, enfrentar a la turba o dar su opinión ante el sanedrín, Jesús estaba solo, humanamente hablando.
El Hijo de Dios tenía claro que su hora había llegado y que nadie podía ayudarlo a redimir al ser humano, nadie podía tomar la cruz y morir por los pecados de la humanidad siendo el sustituto perfecto y sin pecado sino solo Él.
Sin embargo, esta situación de soledad de Jesús también tenía el propósito de manifestar al Hijo de Dios hecho hombre. Él entiende lo que nosotros sentimos porque experimentó dolor, sufrimiento, angustia, soledad. Cuando decimos “me quedé solo”, el Señor sabe lo que significa.
Jesús hace una declaración que debemos tener muy en cuenta: “No estoy solo, porque el Padre está conmigo”. ¡Qué tremenda verdad, no solo para Él sino para nosotros! Jesús nos mostró el camino al Padre, nos relacionó con Él, nos enseñó los beneficios de esa relación para que nosotros pudiéramos experimentar esa cercanía.
Muchas veces vamos a atravesar momentos difíciles que parecen conducirnos a la misma muerte. Jesús te entiende, Él lo pasó. Miramos a cada lado y no hay nadie que nos aliente, nadie que esté a nuestro lado… por lo menos visiblemente. En esas circunstancias es que toman un tremendo significado las palabras de Jesús: “¡No estoy solo, porque el Padre está conmigo!”
Nunca estás solo, sientas o no la presencia del Padre, Él ha prometido estar a tu lado siempre. “… He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:20b.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de octubre, 2024
“Gustar y ver a Dios”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
Si no eres argentino, puedo explicarte detalladamente qué es un alfajor: Dos galletas dulces unidas en el medio por una buena cantidad de dulce de leche y finalmente cubiertas de chocolate. Si nunca probaste un alfajor, ahora puedes imaginarte de que se trata, pero solo si lo saboreas ¡no podrás parar hasta acabártelo! Más que darte explicaciones, tienes que usar tus sentidos para disfrutarlo.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo. “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (Vs. 17-19)
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de octubre, 2024
“Solo creer”
“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. Lucas 8:50.
Jairo, un principal de la sinagoga, vino desesperado a Jesús. No era para menos, su hija de doce años estaba muriendo. Por su posición, seguramente contaba con los mejores médicos de la época, sin embargo, Jesús era su única esperanza. Al escuchar su pedido, el Señor aceptó ir a su casa.
Mientras iban de camino se encontraron con uno de los empleados de Jairo que le dijo: “Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro” (v. 49). ¿Molestia para Jesús? ¡Se nota que no le conocía! El Señor inmediatamente se acercó a este padre desesperado y le dijo: “No temas; cree solamente, y será salva”. La palabra “solamente” requiere especial atención. En griego es el adverbio mónon que proviene de otras palabras que significan “permanecer en una sola cosa, lo único, perseverar, persistir en una cosa”. En otras palabras, Jesús le dice: Solo ten fe y olvídate de lo que se dice por ahí.
Si decimos que confiamos en Jesús, espera que sea solamente en Él. No es Jesús y otras alternativas por las dudas. Nuestra confianza, seguridad y esperanza deben estar puestas solo en las manos del Señor. Jairo puso su fe en Cristo, pero en el camino los comentarios de sus amigos probaron su fe. Aparentemente, mientras había vida podían creer, pero una vez muerta la niña… No sabían que la muerte no era un problema para Aquel que es la “resurrección y la vida”. Si Jesús dijo que la niña sería salva, eso es lo que pasaría.
Cree solamente, sin añadir nada más. Jesús quiere que vayamos a Él con una fe no fingida como Pablo le dice a Timoteo. (2 Timoteo 1:5).
Cree solamente, sin preocuparte de lo que argumenten los que están a tu alrededor.
Cree solamente, como un niño. En cierta ocasión el Maestro puso en medio de sus discípulos a un niño como ejemplo de la fe genuina (Mateo 18:3). Para un niño, lo que Jesús dice lo cumple, y se mantendrá esperando la respuesta.
Cree solamente y luego adórale. Dale gracias de antemano por lo que hará. No temas, lo verás actuando de manera sobrenatural en tu necesidad. ¡Solamente cree!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de octubre, 2024
“La fidelidad de Jesús”
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” 2 Timoteo 2:13.
Apenas escuchó que la piedra que cubría la tumba de Jesús había sido removida, Pedro salió corriendo a ver lo que había sucedido. Llevaba tres días con un peso terrible en su alma por haber negado a Jesús. La profecía se había cumplido. ¡Qué angustia insoportable!
María llegó diciendo que el Maestro había resucitado, que su cuerpo no estaba en la tumba y que dos ángeles le dieron el anuncio. Pedro tenía que verlo con sus propios ojos. Al llegar, se dio cuenta que el anuncio era cierto. La tumba vacía era la evidencia. ¿Y ahora? ¿Qué pasaría si se encontraba cara a cara con Jesús? ¿Cómo decirle que estaba tan arrepentido de haberle negado?
Cuando el Señor se le presentó a Pedro, el apóstol pudo experimentar el perdón genuino. No había rencor, ni reproches, ni siquiera un “te lo dije”. El Señor permaneció fiel. Su fidelidad es inalterable, incomprensible, incomparable.
Muchas veces podemos sentir esa misma carga de Pedro. Sabemos que le hemos fallado al Señor y eso nos pesa. Incluso llegamos a pensar si podrá perdonarnos una vez más. En esos momentos Jesús nos vuelve a recordar cuánto nos ama y que Él entiende nuestras luchas y debilidades. Entonces nos abraza y nos dice: “Yo siempre te perdono y olvido”. Y cuando volvemos a preguntarnos si es posible, nos recuerda que Él no puede negarse a sí mismo. Es eternamente fiel y no hay nada que pueda cambiar eso. Esta es una verdad en la que tú puedes confiar el resto de tu vida sin importar tu situación.
El cielo está lleno de “Pedros” perdonados y transformados por el Espíritu Santo. Ellos son parte de una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, perfeccionada para vivir por la eternidad con Cristo.
Si las viejas dudas quieran invadir tu corazón, aprópiate de las palabras del apóstol Pedro en su epístola: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva” (1 Pedro 1:3). ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de octubre, 2024
“Velad y orad”
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Mateo 26:41.
Jesús no compartió esta enseñanza durante un evento multitudinario, lo hizo mientras se encontraba solo con sus discípulos poco antes de ser crucificado. El Señor quería que estuvieran conscientes de la posibilidad de ser tentados por el diablo y cómo responder.
Ya sabemos que las tentaciones son muchas y muy variadas. Además, la mayoría son sorpresivas. Por eso la importancia de “velar”. Esta palabra en griego es gregoreuo que significa “mantenerse despierto, estar vigilantes, alertas, preparados en todo momento”.
Dios comprende nuestra lucha por no caer en tentación y elegir la rectitud, por eso ha enviado a su Espíritu Santo para ayudarnos a vivir con integridad. Él es quien nos ayuda a mantenernos vigilantes, nos da discernimiento y nos recuerda cuáles son nuestras armas espirituales para vencer cada ataque de Satanás.
También debemos “orar”. En griego es la palabra proseújomai que significa “dialogar con Dios, suplicar, adorar, pedir, anhelo por acercarme a Dios”. En 1 Tesalonicenses 5:17 leemos: “Orar sin cesar”. ¿Es posible esto? Sí. Aunque nuestra boca esté cerrada, o incluso estemos haciendo alguna actividad, nuestro espíritu puede estar en comunión permanente con Dios pidiendo fortaleza para ser librados del mal, y pendientes de la dirección que el Señor nos pueda dar.
Quizás pienses que hay tentaciones que son demasiado fuertes y casi imposibles de resistir. No es cierto. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1 Corintios 10:13.
Protege tu mente con la Palabra de Dios, mantente alerta y en oración y el Señor te dará la victoria sobre toda tentación.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de octubre, 2024
“Viviendo en su presencia”
“Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.” 2 Samuel 6:11.
El arca de Jehová era también llamado el arca de la presencia de Dios. La construyó Moisés cuando hizo toda la obra del tabernáculo. Cuando Israel conquisto Canaán, en tiempos de Josué, el tabernáculo quedó situado en Silo y permaneció incluso hasta el tiempo del rey Saúl.
David sabía que el arca significaba contar con la misma presencia de Dios y se propuso traerla a Jerusalén donde estaba reinando. Pero la forma que usó para trasladarla no era la permitida por Dios, por lo que una de las personas que la cargaba murió fulminado por tocarla. Fue un día de temor y angustia y David decidió dejarla en la casa de Obed-edom.
El arca quedó en la casa de este levita y resultó que al poco tiempo comenzó a prosperar. Sus rebaños se multiplicaban, todo lo que sembraba crecía. Si lees su biografía sabrás que tenía muchos hijos y todos le servían a Dios. “Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael, el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom. Semaías hijo de Obed también tuvo hijos que fueron jefes de la familia de sus padres. Eran hombres muy valientes y esforzados… Todos estos eran descendientes de Obed Edom. Todos ellos, con sus hijos y hermanos, eran sesenta y dos hombres robustos y fuertes para el servicio.” (1 Crónicas 26:4-6,8).
¡Cuánta bendición para esta familia! El secreto radicaba en… Bueno, ¡no era ningún secreto! ¡El arca de la presencia de Dios residía en su hogar! Cuando David se enteró de esto, estudió en la Palabra cómo debía trasladar el arca y así lo hizo. Ahora todo Israel recibía bendiciones.
¡Qué bueno que ya no necesitamos un arca física para ser bendecidos! Ahora somos bendecidos por Jesucristo. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3).
Pero las bendiciones de Dios son consecuencia de nuestra relación con Él. Todo comienza con una vida de comunión diaria con el Señor. ¡Qué diferente sería el ambiente en nuestros hogares si todos vivieran conscientes de la presencia de Dios en nuestra casa!
Si hoy comienzas tu día buscando a Dios, creyendo que Él habita en tu hogar, y si esto mismo lo transmites a los que viven contigo, te aseguro que hoy será diferente. Cuando estamos viviendo bajo la presencia de Dios tenemos una visión distinta, dependemos más de Él a la hora de tomar decisiones, perdonamos más rápidamente, corregimos con amor, disfrutamos el gozo del Espíritu y somos bendecidos por su presencia
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de octubre, 2024
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“Está a la puerta”
“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”. Génesis 4:6-7.
Caín le trajo a Dios una ofrenda de frutos de la tierra y estaba ansioso por recibir su aprobación. Sin embargo, el Señor no aceptó su ofrenda. La Biblia no dice por qué Dios la rechazó. Quizá la actitud de Caín fue inapropiada, o quizá su ofrenda no cumplía las normas de Dios. En cambio, recibió con agrado la ofrenda de Abel, su hermano. ¡Qué rabia! El semblante de Caín reflejaba el enojo que sentía.
Entonces Dios, como un Padre amoroso, le preguntó qué le pasaba. Él lo sabía, pero quería que Caín reconociera lo que le estaba molestando. Dios le advirtió sobre el poder destructivo del pecado. Caín tenía ante él la oportunidad de hacer lo correcto o abrir la puerta al pecado que estaba acechándole. La historia bíblica dice que terminó siendo el primer homicida de la tierra.
Todos tenemos que tomar diariamente la decisión de Caín: Hacer el bien o el mal. El pecado está ante la puerta de nuestro corazón. Una puerta es un límite y nosotros somos quienes decidimos lo que dejamos entrar. Hoy, la palabra puerta ya no se refiere solo a una tabla de madera con bisagras, hay también puertas tecnológicas que se abren solo con un clic y que encierran enormes peligros.
Dios le dijo a Caín: “El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo”. Eso significa que cada uno es responsable de controlar sus deseos. Nosotros decidimos si queremos vencer la tentación o dejarnos seducir.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él nos liberta de la esclavitud del pecado y nos da poder a través del Espíritu Santo para ser vencedores. El pecado seguirá estando a la puerta, pero ya no luchamos contra él en nuestras fuerzas. Si le damos lugar al Espíritu Santo nos capacitará para no ser dominados por aquello que nos separa de Dios. La decisión es nuestra.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de octubre, 2024
“Para qué vino Jesús”
“Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” Juan 18:37b.
Pocas horas antes de ir a la cruz, Jesús reveló el propósito de su nacimiento al gobernador Pilato. Al Señor no lo tomaron desprevenido en el huerto de Getsemaní, tampoco fue una sorpresa para Él la negación de Pedro ni se desesperó por tener que comparecer ante el Sanedrín. El Señor sabía lo que le esperaba: ir a la cruz para consumar la obra perfecta de redención.
Jesús fue claro y contundente a la hora de manifestar el propósito de su venida al mundo: “Para dar testimonio de la verdad”. Desde que Adán y Eva pecaron, el mundo vive bajo el engaño de Satanás. (Juan 8:44). Este sistema cree que rechazar la existencia de Dios es evolucionar en la manera de pensar, que la fe en Cristo es algo pasado de moda y que el hombre es bueno por naturaleza… Mentiras y más mentiras.
Todos somos pecadores por naturaleza. Así hemos nacido y nuestros hechos lo confirman. Realmente no hay bueno ni siquiera uno. Podemos ser políticamente correctos e intentar actuar por un tiempo diplomáticamente, pero nuestro corazón está lleno de envidia, celos, egoísmo, orgullo, soberbia, lujuria, avaricia y codicia. La única solución para esto fue, es y seguirá siendo Cristo. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (Juan 8:32).
No hay otro camino a Dios que no sea Jesucristo. En la Biblia leemos que “nadie puede ir al Padre sino por Él” (Juan 14:6). Solo la gracia de Dios nos salva por la fe en Jesús. La verdadera paz y la liberación de la culpa, se obtienen solo por la fe en lo que Cristo hizo por nosotros. “Para que todo aquel que en Él cree… (¡que en Él cree!), no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, son perdonados nuestros pecados, tenemos paz con Dios y libre acceso a su presencia. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” Hebreos 10:19-22.
Al saber el propósito de su venida, tenemos motivos suficientes para regocijarnos y darle gracias por lo que hizo por nosotros. ¡Qué privilegio ser hijos de Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de octubre, 2024
“Santidad al Señor”
“Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la sujetarás con un cordón azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la mitra estará.” Éxodo 28:36-37.
Dios mismo le dijo a Moisés cómo debía construir el Tabernáculo, incluyendo las vestiduras de los sacerdotes. No dejó nada a libre elección o deseo del pueblo, sino que les ordenó cumplir con todo. Y Moisés siguió todas las indicaciones.
Dios tenía un propósito con todo lo que había ordenado. Cada elemento del Tabernáculo, incluso, es un símbolo de la obra de Cristo para redimir a la humanidad. Por eso hay que prestar atención a las enseñanzas que tiene para nosotros.
Es el caso de las vestiduras del sumo sacerdote, el principal de los levitas a cargo de la alabanza y adoración a Dios. En los versículos que mencionamos al principio Dios mandó que tuviera una mitra, un sombrero, con un detalle muy especial, visible para todo el que lo observara. En la parte frontal de la mitra debía incluirse una placa de oro con la frase: “Santidad a Jehová”. ¿Qué enseñanza nos deja esto?
No es difícil la aplicación de este símbolo para nosotros. Como creyentes en Cristo, hemos sido constituidos sus sacerdotes desde el momento que recibimos a Cristo como nuestro Salvador y Señor. Observa cómo lo dice Juan: “Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apocalipsis 1:5-6).
Como sacerdotes de Dios somos llamados a vivir en santidad y la santidad comienza en nuestra mente. No es en las acciones, porque ellas son resultado de lo que procesamos en nuestra mente (Romanos 8:5-9). Podemos cantar bonito, ayudar a los necesitados, servir a todo el mundo, pero si nuestros pensamientos son pecaminosos, de nada sirve todo lo que hagamos.
Dios nos llama a santificar nuestra mente. ¿Cuáles son los pensamientos santos? Pablo lo dice claramente: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8).
¿Qué piensas las 24 horas del día? ¿En qué te concentras durante tus tiempos de ocio? Las canciones que retumban en tu mente, ¿glorifican a Dios? ¿Qué imágenes grabas en tu mente después de estar conectado a internet? ¿En qué tipo de lectura te enfocas? Las respuestas a estas y otras tantas preguntas te indicarán si tu mente está siendo santificada.
Tenemos ayuda sobrenatural, el Espíritu Santo es el encargado de perfeccionar la santidad en nuestras vidas. Si nos relacionamos más profundamente con Él, si le encomendamos nuestros pensamientos, y dejamos que nos guíe a toda verdad, entonces nuestra mente será un tabernáculo de Dios, un lugar de alabanza permanente para su gloria.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de octubre, 2024
“Confía en el Señor”
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” Salmo 125:1-2.
Este salmo era un “cántico gradual” usado por los judíos peregrinos que iban a Jerusalén a adorar a Dios por lo menos tres veces al año. Durante el viaje, y llegando a la ciudad capital, entonaban esta canción que expresaba su confianza en Dios.
Las promesas de este salmo son para aquellos que han hecho de Dios su seguridad; los que abandonaron los “montes” en donde depositaban su confianza y decidieron poner sus vidas en las manos del Señor. Todo ídolo, imagen, amuleto, incluso el dinero y los bienes materiales son inútiles a la hora de brindarnos verdadera protección. Pero en Cristo podemos estar seguros, sin importar lo fuerte que sean las tormentas que lleguen a nuestra vida.
La Biblia dice que las personas que no depositan su fe en Cristo son como las olas del mar llevadas de una parte a otra, como la arena del desierto, como el tamo que se lleva el viento, pero los que esperan en el Señor permanecen firmes. Como la cadena continua de montañas alrededor de Jerusalén, así Dios rodea a sus hijos y los preserva de todo daño. Él es un muro de protección para su pueblo.
En uno de sus escritos Martín Lutero dijo sobre estos versículos: “Por encima de nosotros está el cielo; a ambos lados Él es un muro; debajo de nosotros Él es como una roca firme sobre la que nos hallamos; de modo que estamos a salvo y seguros por todos lados. Ahora bien, si Satanás nos lanza sus dardos a través de estas fortificaciones, solo podrá llegar al Señor antes que a nosotros”.
Dios promete rodearte con su protección, no temas, en Él puedes estar seguro siempre. “Yo seré para _________ (pon aquí tu nombre) una muralla de fuego que le rodeará…” Zacarías 2:5a.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de octubre, 2024
“La oración cambia las cosas”
“Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.” Hechos 12:5.
Tengo en mi memoria una frase que me dijo mi papá cuando era niño: “La oración cambia las cosas”. Hasta el día de hoy resuena en mis oídos, y lo he comprobado durante toda mi vida. Vuelve a leer el versículo de Hechos y presta atención a la manera en que reaccionó la iglesia frente a una situación que parecía sin esperanza.
Jacobo ya había muerto martirizado y todo indicaba que el nombre de Pedro seguía en la lista. Hasta aquí llegaba el ministerio de Pedro. ¡Adiós al pescador extrovertido! Pero la iglesia creía en la oración; sabían que Dios puede cambiar cualquier cosa cuando clamamos a Él con fe y pedimos de acuerdo con su voluntad. Lee la historia completa y recuerda su intervención maravillosa para salvar a Pedro.
Muchas veces atravesamos situaciones que nos parecen imposibles de cambiar, a tal punto que ni siquiera oramos por eso. Cuando nos dicen que será difícil encontrar un trabajo, o que el pronóstico de nuestra enfermedad no es bueno, o que no tendremos los recursos para completar nuestros estudios…, es en ese momento donde debemos tomar una decisión: aceptamos lo que nos dicen o vamos a Dios con fe pidiendo que intervenga milagrosamente.
Recordemos que la incredulidad y la apatía nunca nos va a permitir ver lo que Dios es capaz de hacer. Debemos aprender a perseguir con determinación y entrega lo que Dios nos ha prometido o aquello que solo Él nos puede dar.
Tal vez hasta ahora no tomaste la oración como primera opción y ahora te diriges hacia ese final anunciado, pero déjame decirte que estás a tiempo de corregir el rumbo. Ve a al Señor ahora mismo y ora. La Palabra de Dios dice: “Buscad y hallaréis”.
Créeme, ¡la oración cambia las cosas!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 30 de septiembre, 2024
“Somos la luz”
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” 1 Juan 1:5.
Hay una época del año en donde la mayoría de nuestros países celebran la oscuridad, la muerte, el miedo y las tinieblas, incluso algunos lo festejan regalando dulces y chocolates. Pero antes de ser parte de cualquier celebración, deberíamos saber de qué se tratan las representaciones simbólicas de esas festividades.
Según la Palabra de Dios, cuando venimos a Cristo, automáticamente abandonamos las tinieblas porque Él nos coloca en posición de hijos de luz. “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.” (1 Tesalonicenses 5:5). En la Biblia, las tinieblas simbolizan el ámbito en donde se mueve el diablo.
Dios nos ha dejado claro en Su Palabra que no debemos participar en asuntos promovidos por Satanás: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”. (Efesios 5:11). ¿De qué cosas no deberíamos participar? La respuesta está en la Biblia:
Deuteronomio 18:10-12: “No sea hallado en ti... quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas”.
2 Reyes 23:5: “Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.”
Colosenses 2:8: “Cuídense de que nadie los engañe mediante filosofías y huecas sutilezas, que siguen tradiciones humanas y principios de este mundo, pero que no van de acuerdo con Cristo”.
Como hijos de Dios, tenemos un estilo de vida diferente. Si la luz de Jesús está en nosotros, no podemos dejar de resplandecer, aun en las más densas tinieblas en que podamos estar viviendo. ¡Sé una luz a donde Dios te ha puesto!
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” 2 Corintios 4:6.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 29 de septiembre, 2024
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“Socorro en la tentación”
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15.
Nadie está exento de ser tentado. Desde Adán y Eva hasta hoy, la Serpiente sigue tentando a cada ser humano para que haga su propia voluntad y desobedezca a Dios. Hasta lo hizo con el mismo Señor Jesús (Mateo 4:1-11).
La Biblia nos dice que Jesús fue tentado en todo y por eso se “compadece” de nosotros. Esta palabra en griego es la palabra sumpatheo que significa “sentir simpatía, sufrir con otro, ser afectado similarmente, tener compasión”. Cuando estamos soportando una tentación, Jesús nos entiende porque Él sintió y siente lo mismo que nosotros.
Cuando pasemos por una tentación, debemos hacer lo mismo que hizo Jesús, usar la Palabra de Dios y permitir al Espíritu Santo que tome el control y nos ayude en nuestra debilidad. Seguramente, lo primero que oigas de Él sea: “¡No te metas ahí! ¡Huye!”
Siempre recuerdo una ilustración que aprendí cuando era niño en la Escuela Dominical. Había una avispa muy orgullosa que se creía muy fuerte y pasaba muy cerca de una telaraña creyendo que nunca iba a caer en ella. Pero un día hizo un mal movimiento y una de sus patas quedó atrapada. Mientras intentaba librarse, vino la araña y le atrapó otra de sus patas con su tela. Ahora era más difícil escapar. Volvió entonces la araña y siguió envolviendo el resto del cuerpo de la avispa hasta inmovilizarla completamente y entonces fue una presa fácil para devorarla. Del mismo modo trabaja el diablo en nuestras vidas a través de sus tentaciones.
Si parece que ya tienes una “pata atada” a una tentación, pídele a Dios la fortaleza y sabiduría para huir de ella. No creas que puedes salir solo. Necesitas ayuda sobrenatural. Clama al Señor y te dará la ayuda que necesitas. Él sabe cómo librarnos de cada tentación.
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2:18.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 27 de septiembre, 2024
“La mirada de Jesús”
“Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.” Lucas 22:61.
Si hay un evento que Pedro nunca va a olvidar es cuando vio a Jesús después de haberle negado tres veces. Sólo bastó una mirada del Señor y eso le partió el corazón.
Los ojos de Jesús expresan verdad. Con su mirada nos dice: “Te lo dije”, después de haber sido advertidos sobre aquellas cosas que Él no aprueba y sin embargo hacemos. Él lo sabe todo. Sabe de nuestras debilidades y errores, pero también sabe si realmente estamos arrepentidos.
A pesar de nuestros fallos, su mirada sigue manifestándonos amor. El Señor no busca herirnos al mostrarnos nuestros errores, sino atraernos hacia Él para recibir su perdón. Por eso después de su resurrección el Señor buscó a Pedro y mirándolo a los ojos le preguntó: “¿Me amas?”. El Señor conocía el corazón de Pedro y sabía de su arrepentimiento y amor sincero por Él. Jesús perdonó y olvidó.
Los ojos de Jesús también expresan afirmación y dirección. En otra oportunidad, los religiosos le trajeron al Señor una mujer adúltera condenándola por su pecado. Cuando esta mujer quedó sola porque nadie pudo arrojar su piedra, Jesús la perdonó pero también le dio dirección: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11).
La mirada de Jesús nos revela las nuevas oportunidades que nos da después de haber fallado. Él nos rescata de donde nos haya llevado la desobediencia y nos muestra su compasión y bondad. Solo espera que vayamos a Él arrepentidos sinceramente, y aceptemos el regalo de su amor y perdón.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 26 de septiembre, 2024
“Respuestas a sus intervenciones”
“Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y enseguida recibieron la vista; y le siguieron.” Mateo 20:33.
Una multitud seguía a Jesús, pero dos hombres no podían ver lo que sucedía a las afueras de Jericó. Eran ciegos y lo único que podían hacer era sentarse junto al camino a pedir limosna. Pero de repente escucharon que el Maestro estaba cerca, y aunque el gentío que se había juntado no les hacía fácil un encuentro con el Hijo de Dios, sabían que la única solución para su ceguera estaba en las manos de Jesús y no iban a dejar pasar la oportunidad. Entonces comenzaron a clamar con todas sus fuerzas: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!” (v. 30).
El clamor era fuerte, cada vez gritaban con mayor desesperación hasta el punto que la gente les pedía que se callaran. Para muchos eran dos hombres molestos que interrumpían el gozo del desfile, pero para ellos se trataba del encuentro más importante de sus vidas. Entonces sucedió lo tan esperado, Jesús detuvo a la multitud y los mandó a llamar. ¡Al fin el momento anhelado! Ya estaban listos para el milagro.
De pronto Jesús les hizo una pregunta que seguramente confundió a muchos: “¿Qué queréis que os haga?”. ¿En serio? ¿No era obvia la necesidad? Sin embargo, Él quería que expresaran su necesidad: “Señor, que sean abiertos nuestros ojos”.
Su pedido y la forma en que lo dijeron tocó a Jesús, a tal punto que “se compadeció”. La palabra griega usada aquí es splagcnizomai que significa “ser movido en las entrañas de uno”. Es un sentimiento de angustia por las necesidades, sufrimiento y dolor del prójimo. Entonces el Señor tocó sus ojos y enseguida recibieron la vista. ¡Aleluya! ¡Qué milagro!
El Señor sabe de nuestros dolores, angustias y quebrantos. Su compasión nunca ha cambiado. Cuando clamamos a Él con fe, sabiendo que es el único que puede hacer lo imposible, interviene a nuestro favor.
Cuando nos encontramos cara a cara con el Señor y experimentamos su toque poderoso, debería ser imposible alejarnos y olvidarnos de lo que hizo por nosotros. Por el contrario, nuestra respuesta debería ser la de estos dos hombres que fueron sanados: “Le siguieron”.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 25 de septiembre, 2024
“Esperanza renovada”
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” Hebreos 10:23.
La esperanza es una virtud que expresa expectativa de un bien futuro. La palabra griega elpidzo indica “la feliz espera del bien”. Ahora, solo podemos estar seguros de que algo es para nuestro bien cuando vamos a la Palabra de Dios. Allí está expresada la buena voluntad para sus hijos. Cuando estamos alineados a ella, nuestra esperanza tiene un fundamento correcto.
Así es como la esperanza nos da la convicción de que Dios está trabajando en una situación para bien. Jeremías lo expresó de esta manera: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11). Cuando nuestra espera está relacionada con los buenos deseos de Dios, nuestra fe se afirma en lo que Él hará.
La exhortación de Hebreos es a mantener firme nuestra esperanza. Si Dios nos ha hablado, nos ha dado una promesa, debemos vivir como si estuviese por cumplirse hoy mismo. Nunca dejar de creer aunque muchos duden, otros se burlen o cuestionen nuestra confianza.
Abraham es un buen ejemplo de vivir con esperanza. Dios le había prometido un hijo y que a través de él su descendencia sería tan numerosa como la arena del mar. Sin embargo, los años pasaban y la respuesta no llegaba. Este patriarca habrá tenido sus luchas como todos nosotros. Sin embargo, vio el cumplimiento de esa promesa. Romanos 4:24 dice que “creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho…”
¿Estás esperando una respuesta de Dios? Debes mantenerte sin fluctuar. La palabra fluctuar significa “sin doblarse”, como el mástil de acero de una bandera que enfrenta fuertes vientos y sin embargo sigue firme.
A pesar de no ver una respuesta inmediata, y lo difícil que puede ser la espera, sigue creyendo. Dios cumple todo lo que promete, no lo dudes ni un instante.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 24 de septiembre, 2024
“Convicciones probadas por la Palabra”
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:6.
Cuántas veces hemos escuchado o leído acerca de la fe. Podemos hablar mucho sobre la fe, pero en la práctica, la fe se evidencia por las convicciones espirituales que nos mueven diariamente.
La palabra “convicción” en griego es élegjos, que significa “prueba, refutación, convencimiento”. Es la seguridad que tenemos en nuestro espíritu del cumplimiento de las promesas de Dios en nuestra vida. Es estar seguros de que, si Dios lo dijo, se hará.
Si lees todo el capítulo once de Hebreos verás que cada héroe no fue un teórico de la fe sino que la manifestó de manera práctica. “Abel ofreció”, “Noé preparó”, “Abraham obedeció”, “Moisés rehusó”, todos se movieron por esa convicción en sus espíritus. Nadie se movió “por las dudas”. No, había un fuego en sus almas, una fuerza que los movilizaba.
Nada ha cambiado para nosotros, es la misma Palabra, el mismo Dios, y las mismas expectativas divinas: que vivamos de acuerdo con nuestras convicciones espirituales. Lo que hemos aprendido de la Palabra de Dios, debemos ejercitarlo. Lo que nos ha dicho el Espíritu Santo, debemos obedecerlo.
A veces nuestro intelecto puede justificar acciones que Dios condena o podemos encapricharnos con un deseo disfrazándolo de convicción. Si las decisiones que hacemos no se ajustan a la Palabra de Dios, no podemos decir que sean convicciones espirituales. Necesitamos depender más del Espíritu Santo para saber diferenciar entre la fe verdadera o los deseos engañosos.
Mira qué gran promesa: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 23 de septiembre, 2024
“Dispuesto a oírlo”
“Jehová el Señor me ha dado una lengua de sabios, para saber cómo consolar a los cansados. Todas las mañanas despierta mis oídos para que escuche como los sabios. Dios me ha abierto los oídos…”. Isaías 50:4-5ª.
¿Sabes quién pronunció estas palabras? ¡Jesús! Si sigues leyendo los siguientes versículos sabrás que habla el Mesías sufriente, el que entregó su vida en rescate por muchos. Vuelve a leer el versículo ahora teniendo en mente que lo dice el Salvador del mundo.
El Mesías habló proféticamente de su maravillosa, profunda y diaria relación con el Padre. “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1:35). “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:16). El Mesías podía hablar con la lengua de los sabios porque todos los días aprendía a oír a Dios.
¿Jesús necesitaba orar? No como Hijo de Dios, porque en esencia era el mismo Dios, pero humanamente sí, tal como nosotros. Lo hizo por Él, pero también para dejarnos ejemplo de la tremenda necesidad de comunión íntima con el Padre.
Si le dedicáramos tiempo y nos acercáramos más a Él, el resultado sería una mente y un espíritu alineado con la voz de Dios, sensibilidad a su presencia y obediencia.
Alimenta tu relación con el Señor cada día. Despierta cada mañana dispuesto a oírle. Él te dará entendimiento de su voluntad y llenará tu vida de sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 22 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Fe condicional o incondicional?”
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Hebreos 11:8.
Abraham nunca le puso condiciones a Dios para obedecerlo. No hizo un pacto con Dios, fue Dios quien hizo un pacto con él. No estaba en condiciones de hacer arreglos con Dios, ni mejorarle los planes eternos. El Señor le dio una promesa incondicional y requería de él una fe incondicional. Para ello era necesario dejar su tierra, su parentela, su viejo estilo de vida, y aprender a depender de Dios diariamente.
La fe incondicional de Abraham lo llevó a obedecer y Dios cumplió la promesa de bendecir a todas las familias de la tierra a través de su descendencia porque encontró en él a un hombre dispuesto a creer pase lo que pase.
Pensando de manera lógica, si Dios que es eternamente sabio y fiel hizo un plan y nos da una promesa, ¿por qué deberíamos añadir alguna condición? Solo nos resta obedecer y estar a la expectativa de lo que hará.
La fe condicional no es fe. Cuando ponemos condiciones estamos manifestando dudas, temor, inseguridad, desconfianza, incredulidad. Para que nuestra fe sea verdadera debe estar despojada de todo esto y confirmada por nuestra obediencia a lo que Dios nos dijo.
Abraham era tan humano como nosotros, y si él pudo caminar con Dios por la fe, nosotros también podemos. Él es un ejemplo digno de imitar. “Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe.” (Gálatas 3:7). También leemos en la Biblia que nosotros tenemos mejores promesas (Hebreos 8:6) y que en nosotros reside el Espíritu Santo para capacitarnos con poder y afirmar nuestra fe. (Juan 14:17).
¿Cómo está tu fe? ¿Consideras que es condicional o incondicional? ¿La confianza y la seguridad en el Señor caracterizan tu vida?
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 20 de septiembre, 2024
“Brazos extendidos”
“Oh Señor, ten misericordia de nosotros, pues nosotros esperamos en ti. Tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”. Isaías 33:2.
La expresión de Isaías “brazo de ellos”, en hebreo zeroá, significa “brazo estirado hacia afuera”. Se refiere al brazo en movimiento, no a un brazo inmóvil. Israel le pide a Dios que su brazo se extienda para ayudarlos porque estaban siendo amenazados por Asiria.
Es interesante notar que le piden a Dios que su brazo se extienda desde el inicio del día. No claman pidiendo ayuda para el final de su jornada, cuando ya habían intentado todo en sus propias fuerzas. Por el contrario, su oración es que Dios los ayude “desde la mañana”.
Desde tiempos antiguos Dios se había manifestado a su pueblo como el Todopoderoso que salva con su brazo extendido: “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy Jehová; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes” (Éxodo 6:6). También lo menciona en Deuteronomio 4:34; 5:15; 7:19; 11:2; 26:8; 2 Reyes 17:36; Salmo 98:1 y muchos pasajes más. Cuando oraban haciendo referencia al brazo extendido de Dios sabían muy bien de qué se trataba.
¿Puedes imaginar a Dios con su brazo extendido ayudando a su pueblo? Ahora… ¿puedes imaginarlo con sus brazos extendidos para darte salvación? Sin duda que nuestra mente viaja rápidamente al monte Calvario, donde Cristo fue crucificado en nuestro lugar para salvarnos. Pero, ¿puedes imaginarlo hoy con sus brazos extendidos desde su trono ayudándote?
Los brazos del Señor siguen extendidos para sanar, renovar, liberar, ayudar a todo el que se acerque con fe a Él. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…”. Deuteronomio 33:27a
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 19 de septiembre, 2024
“Apóyate en Dios”
“Para nosotros, Jehová es nuestro Dios, y jamás lo hemos dejado… Nosotros somos obedientes a la ordenanza del Señor nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado. Tomen en cuenta que Dios es nuestro jefe, y que sus sacerdotes tocarán jubilosos contra ustedes sus trompetas. ¡Israelitas, no peleen contra el Señor, el Dios de sus padres porque no saldrán victoriosos!” 2 Crónicas 13:10-12.
Jeroboam, el rey idólatra del norte de Israel, le presentó batalla a Abías con ochocientos mil soldados frente a la mitad de hombres que tenía el rey de Judá. A pesar de la diferencia, Abías se apoyó en Jehová y se lo hizo saber a Jeroboam: “Dios es nuestro jefe”. ¡Aleluya! Nadie que tiene a Dios por jefe pierde una batalla.
Cuando parecía el final de Judá, sucedió algo extraordinario: “… clamaron al Señor y los sacerdotes tocaron las trompetas; entonces los de Judá gritaron con todas sus fuerzas y en el momento en que gritaron, Dios desbarató a Jeroboam y a todos los israelitas en favor de Abías y de Judá” (vs. 14,15). ¡Dios intervino cuando los sacerdotes comenzaron a alabar! El ejército de Judá deshizo al de Jeroboam. Aquel día ¡perdieron a quinientos mil hombres! (v. 17). No hubo ayuda de ningún dios para ellos.
La historia termina así: “Fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres” (v. 18). ¡El Señor fue su punto de apoyo!
¡Qué gran enseñanza para nosotros hoy! Las victorias se obtienen cuando nos apoyamos en Dios. No importa si el desafío que tenemos por delante es más grande que nuestras fuerzas y recursos, o los que se nos oponen nos doblan en número, si hemos puesto a Dios al mando, ¡Él tendrá la última palabra!
Comienza este día enfocado en Cristo y dependiendo de Él para enfrentar cualquier dificultad. El Señor está listo para mostrarte su asombroso poder en medio de tus batallas.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 18 de septiembre, 2024
“El comienzo de un plan eterno”
“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” Salmo 139:16
¡Qué hermoso salmo! Por favor, toma tiempo para leerlo completo pensando que se escribió exclusivamente para ti.
Cuando eras solamente un pequeño embrión, tan pequeño e imperceptible al ojo humano, Dios ya había puesto su mirada en ti. Ese fue solo el comienzo de su plan eterno para ti.
Cuando estabas creciendo, Dios seguía poniendo su mirada en ti. Nadie dijo que ibas a ser perfecto (¡bienvenido al mundo de los humanos!), pero el Señor te amó siempre, tal cual eras. Él encuentra hermosura hasta en las imperfecciones, porque en cada debilidad tiene una oportunidad para intervenir con su poder y gracia.
El tiempo ha pasado desde el día en que naciste, pero cada uno de tus días Dios los conoce. Sabe de los momentos difíciles que has pasado, de los días de enfermedad, pero también de tus celebraciones, tus alegrías y tus logros en la vida. No ha sido fácil vivir en un mundo caído como consecuencia del pecado, con conflictos armados, hambre, pestes, y tantos males inventados por el hombre. Dios nunca quiso que fuera así, por eso tiene un plan de restauración maravilloso que comenzará cuando Jesús venga por segunda vez a reinar.
Hoy estás aquí, frente a este versículo. Tu pasado ha sido entregado a Cristo desde el mismo día que lo recibiste como Salvador y Señor. Dios te amó, te ama y te seguirá amando, porque no hay nada que haga cambiar lo que siente por ti. Sin embargo, como dijo el escritor Max Lucado: “Dios te ama tal como eres, pero no quiere dejarte así”.
Estás en las Manos del Alfarero, que sigue formando tu alma y espíritu. Su plan se está desarrollando en ti. Ten paciencia con sus tiempos. A veces va más rápido de lo que pensamos, y otras veces más lento, pero nunca está inactivo. Él te ha adoptado hijo suyo y se hará cargo de ti hasta la eternidad. Solo te pide que confíes en Él, en sus promesas y sus propósitos. Los resultados que verás serán maravillosos y traerán gloria a Su Nombre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 17 de septiembre, 2024
“Ay, aguijón”
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:7-9.
La mayoría de los eruditos bíblicos coinciden en que el aguijón del apóstol Pablo podía ser una enfermedad en sus ojos. Según algunos argumentos, cuando Saulo cayó bajo la luz divina camino a Damasco quedó ciego, y aunque después de tres días recuperó la vista, aparentemente sus ojos quedaron debilitados. Años más tarde, cuando Pablo va a Galacia, menciona que les predicó en medio de una “enfermedad en su cuerpo” (Gálatas 4:13) y que ellos estuvieron tan dispuestos a cuidarlo que hasta se hubieran “sacado sus propios ojos para dárselos” (Gálatas 4:15), refiriéndose a la disposición para ayudarlo. Esta es la única alusión directa a un problema de salud del apóstol. Lo cierto es que Dios tuvo un propósito en no revelar la naturaleza exacta del aguijón de Pablo, por lo que más allá de cual fuera esa condición, lo importante es lo que el Señor nos quiere enseñar.
En la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la palabra skolops, aguijón, da la idea de algo que frustra y causa problemas en la vida de aquellos que son afligidos. La aparente enfermedad de Pablo no era su principal problema, sino lo que producía en su estado de ánimo.
Pablo oró, clamó, rogó tres veces de manera intensa a Dios para que le quitara ese aguijón, pero la respuesta fue: “¡Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad!” Pablo no sería liberado de su debilidad física, pero sería capacitado sobrenaturalmente para sobrellevarla.
Sabemos que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios, pero el Señor permitió ese aguijón con un propósito y Pablo lo tenía claro: “Para que no me exaltase desmedidamente”. Wow, Dios prefería un siervo humilde que acabara la carrera con gozo que un héroe indestructible perdido por su orgullo.
Esta debilidad, paradójicamente, hizo más fuerte y útil a Pablo “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Co. 12:9). ¡Aleluya! ¡Dios hace la diferencia cuando nos apoyamos y dependemos de Él!
¿Cuáles son tus debilidades? ¿Tienes algún aguijón que te perturba? Recuerda el consejo de Pablo: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Co. 12:10).
Cuando estamos conscientes de nuestras debilidades y permitimos que Dios nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos.
¡Qué victoria más grande obtiene todo hombre y toda mujer que está asido así de firme a Cristo! Aunque nos sintamos débiles, realmente somos fuertes.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 16 de septiembre, 2024
“Anhelo por Dios”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 15 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Qué tienes en tu mano”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 13 de septiembre, 2024
“Realistas, pero avanzando en fe”
“¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.” Deuteronomio 1:28-30.
El pueblo de Dios estaba frente a la tierra prometida y Moisés envió 12 espías para traer un informe de ella. Durante cuarenta días, estos “agentes 007 de Israel”, observaron el lugar y quedaron asombrados. Sin embargo, diez de ellos pusieron su mirada en la estatura de los gigantes a quienes debían conquistar, y ¡adiós a la fe en las promesas de Dios!
Sí, era cierto que esos enemigos parecían invencibles, era cierto que le llegaban a la cintura, era cierto que eran guerreros experimentados, y las murallas impenetrables… “¡Hombre, hay que ser realista!”, me parece oírle decir a uno de los espías miedosos. Sin embargo, Dios había dicho que Él iba con ellos y que pelearía por Israel, por lo tanto, tenían la victoria asegurada. Mientras la realidad indicaba imposibilidad, la fe debía movilizarlos a la conquista.
¡Qué problema es sacar a Dios de la ecuación! Las dudas en sus promesas terminan provocando incredulidad, y Dios aborrece la incredulidad. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Además, la incredulidad arrastra a otros. Observa esta frase: “Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón”. Los comentarios de los espías se esparcieron por el pueblo y todos dejaron de creer en la promesa de Dios. El final fue castigo y prohibición de entrar a la tierra prometida por cuarenta años.
Hay que ser realista, buen observador, calcular los costos y organizarse bien. Pero después, ¡hay que avanzar! Un hijo de Dios no puede quedarse llorando por la realidad cuando tiene miles de promesas divinas que le aseguran la guía, el cuidado y la provisión de Dios.
“Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor”. Salmo 5:11-12.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 12 de septiembre, 2024
“El deseo que controla nuestras decisiones”
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte…” Isaías 26:8-9a.
¿Has tenido que enfrentar consecuencias difíciles de sobrellevar después de haber hecho una mala decisión? ¿Has contraído una deuda de la que no puedes salir? ¿Estás arrepentido de haber hecho lo que hizo la mayoría y ahora no sabes cómo arreglar la situación? Piensa en el momento en donde todo comenzó. No, no fue en la decisión, fue mucho antes, cuando en tu mente y corazón “deseaste” algo que no era bueno.
Hay algunos deseos que pueden matar, tanto el espíritu como el alma y el cuerpo. La palabra “deseo” en hebreo es la palabra taavá que significa “anhelo, deleite, satisfacción, encanto, querer”. Pero también esta palabra proviene de avá que significa “codicia, incitar, querer, vehemencia.” De aquí también se desprende la palabra Kibrot-hataava, nombre dado al lugar donde el pueblo de Israel deseó comer carne y se quejaron y menospreciaron la provisión de Dios (Números 11:34). Eso significa que nuestros deseos pueden ser buenos si está enfocados en lo correcto, pero malos si no están alineados con la voluntad de Dios.
En los versículos que acabamos de leer, Isaías hace una oración mostrándonos el principio controlador de nuestros deseos: “Tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma “. Si primero deseamos que el nombre de Dios sea honrado en nuestras vidas, los demás deseos serán bien canalizados.
Si deseamos la guía de Dios, su dirección, entonces lo vamos a buscar. Así lo dice Isaías: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte”. Nuestros deseos nos mueven a buscar con pasión lo que anhelamos. Si anhelamos a Dios y hacer su voluntad, lo vamos a buscar hasta encontrarlo.
Comienza tu día deseando conocer más al Señor y eso te llevará a buscarlo con determinación. Entonces tus deseos serán controlados por el Espíritu Santo y tendrás mayor sabiduría para hacer tus decisiones diarias.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 11 de septiembre, 2024
“Dios es Dueño de todo”
“Todo lo que hay debajo del cielo es mío”. Job 41:11b.
Tenemos la ilusión de ser dueños de nuestras cosas, pero la realidad bíblica es que todo le pertenece a Dios. El Señor fue contundente al recordarle esto a Job.
No somos dueños, somos administradores de todo lo que Dios nos dio. ¿Tienes un lugar donde vivir? Es de Dios. ¿Tienes un vehículo? Es de Dios. Tú solo lo administras. Cada elemento que se usó para construir tu casa y tu carro ha sido extraído de la tierra de Dios. ¡Nada viene de otro planeta! Y si hubiera sido así, el universo es de Dios.
¿Tienes trabajo? Dios te lo ha provisto para darte sustento, pero la Fuente siempre es el Señor. Quizás tu trabajo sea temporal y Dios tenga en mente uno mejor para ti. Mientras tanto, dale gracias por el trabajo que tienes y da lo mejor de ti.
¿Tienes a tu lado personas que te aman? Son de Dios. Tu cónyuge está hecho a imagen de Dios, tus hijos también, tus padres y familiares. Cada persona le pertenece a Dios y un día cada persona deberá rendirle cuentas por la forma en que ha vivido. Dale gracias por las personas que Dios ha puesto a tu lado.
Tu iglesia es de Dios. El pastor y los líderes son suyos y ellos darán también cuenta de todo. Dale gracias al Señor por tu iglesia, tus hermanos, tus líderes. Estás siendo formado en ese entorno, creciendo espiritualmente y siendo bendecido. La iglesia no es del pastor ni de una organización, la Iglesia le pertenece a Cristo. “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio… para que en todo tenga la preeminencia”. (Col. 1:18).
Todo lo que amas, todo lo que anhelas, todo lo que disfrutas es de Dios, y un día compareceremos ante su Tribunal para rendirle cuentas como administradores. Recordar esto nos debe servir para evaluarnos como mayordomos de lo que le pertenece al Señor y para ser agradecidos por lo que hace por nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 10 de septiembre, 2024
“Esperamos en Ti”
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Eclesiastés 3:11a.
Como seres limitados por el tiempo, podemos encontrar la espera muy frustrante. Sin embargo, Dios no percibe el tiempo como nosotros.
Alguien dijo que “la espera no es un accidente, es un propósito”. En esas “salas de espera” es que Dios llama nuestra atención y cumple muchos de sus propósitos en nuestra vida.
En los tiempos de espera Dios trata con nuestro carácter. En momento así el Señor puede exponer aspectos de nuestro carácter que deben ser transformados. Piensa por un momento, ¿cómo has reaccionado las últimas veces que el Señor te hizo esperar? ¿Fuiste paciente, le diste gracias antes de que llegara la respuesta, o en cambio te preocupaste, te enojaste e incluso decidiste darle un “ultimátum” a Dios?
Cuando debemos esperar nuestra fe es probada. ¿Creemos realmente que Dios puede hacer todo lo que dice? ¿Vamos a mantenernos confiando en Él mientras esperamos sus respuestas o tomaremos el asunto en nuestras manos? Si entendemos de verdad quién es el Señor, podremos confiar en Él; y si lo hacemos, podremos esperar por su tiempo perfecto.
Durante el proceso de espera debemos recordar que el Señor siempre cumple sus promesas y responde a todo aquel que clama. Por lo tanto, debemos descansar y seguir el consejo del salmista: “Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”. (Salmo 33:20-22).
Siempre que te sientas invadido por una sensación de urgencia o incertidumbre, recuerda quién es Dios y lo que Él te ha prometido.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 9 de septiembre, 2024
“Contagia lo bueno”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!” Números 11:4.
Cuando el pueblo hebreo salió rumbo a Canaán, algunos egipcios se unieron a ellos y en el transcurso del viaje comenzaron a avivar un deseo desenfrenado por comer carne. Cuando empezaron a recordar las barbacoas de Egipto se les hizo agua la boca… y se les derritió el espíritu. Este deseo los llevó a otros pecados como la murmuración, la queja, el descontento, a tal punto que “oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda” (v.10). Increíble, llorar al recordar una comida cuando todos los días tenían pan del cielo.
“Vivo deseo” en hebreo es avá taavá, que significa “codicioso anhelo, querer algo con vehemencia, incitado por un apetito de la carne”. Un grupo minoritario contagió a un pueblo de casi tres millones de personas y sufrieron las consecuencias.
En su misericordia, Dios les envió milagrosamente tantas perdices que el pueblo tuvo comida para ¡un mes entero!, pero se desenfrenaron y quisieron comerlo todo en una cena. Imagínate la indigestión y los problemas que eso acarreó. Además, los codiciosos sufrieron una plaga mortal terrible. El lugar donde sepultaron a todos los que murieron ese día lo llamaron “Kibrot-hataava”, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” (v. 34).
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Hay muchas personas que pueden despertar en nosotros algún “vivo deseo” para codiciar cosas que no nos edifican o que no están de acuerdo con la voluntad de Dios.
Si estás rodeado de ese tipo de personas, recuerda lo que Dios le dijo a Jeremías: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer. 15:19). ¡Contagia el contentamiento, la generosidad y el ser agradecido por las muchas misericordias que el Señor renueva cada día en tu vida!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 8 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Usa tus sentidos”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero…”. Hebreos 10:19-22.
Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 6 de septiembre, 2024
“No actúes por impulsos”
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham... Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré…” Génesis 26:1-3.
Isaac se encontraba en una encrucijada, no podía quedarse en esa tierra porque debía alimentar a mucha gente, pero la única opción que conocía era ir temporalmente a Egipto, el país donde siempre había alimento debido al agua potable del río Nilo. Él conocía la historia de Abraham, su padre. Durante la primera hambre se había ido a Egipto sin consultar con Dios y tuvo que regresar al mismo lugar desde donde había salido (Génesis 12:10). A diferencia de Abraham, Isaac se quedó a pesar de la hambruna obedeciendo la voz de Dios y creyendo lo que le había prometido.
La obediencia de Isaac tuvo su recompensa, Dios lo bendijo y fue prosperado. “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.” (vs. 12 y 13).
Tal vez nosotros tengamos disyuntivas como las de Isaac en tiempos de crisis. ¿Cómo estamos actuando? ¿Consultamos a Dios para lo que debemos hacer o nos dejamos llevar por impulsos justificándonos en lo que otros hacen o en lo que se espera de nosotros? Antes de tomar cualquier decisión debemos escuchar a Dios; y después de tener su dirección, debemos obedecerle.
El Espíritu Santo que habita en ti está listo para hablarte y mostrarte la voluntad de Dios. A veces no sabemos ni cómo orar, y Él intercede por nosotros. Confía en su dirección y obedece su voz. Las consecuencias déjalas en sus manos.
El Señor tiene recursos inagotables para cuidar de su pueblo. Cuando confiamos en su protección experimentamos paz y seguridad porque sabemos que nuestra vida descansa en las manos de Aquel que nunca se olvida de sus hijos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 5 de septiembre, 2024
“El Fuerte”
“El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos…” Jeremías 50:34.
En las profecías de Jeremías se ve a Israel siendo oprimido por los babilonios, el recurso extremo que Dios permitió para que se volvieran a Él de todo corazón. El profeta anunció, una y otra vez, que el juicio vendría y ya no había manera de detenerlo. Sin embargo, el Señor les reveló que después de ese tiempo de disciplina en una tierra extraña, los perdonaría, restauraría y los haría regresar a la tierra prometida. Si lees los libros de Esdras y Nehemías verás que Dios cumplió su Palabra.
Cuando el Señor habla hay que prestar atención a cada una de sus palabras. En la promesa que le dio a su pueblo a través de Jeremías les dice que iban a ser redimidos por “el Fuerte”. ¡Qué tremendo título para que el pueblo pudiera ver a Dios como el que nunca puede ser vencido! La palabra hebrea para este título es kjazác que significa “firme, fortísimo, audaz, poderoso, recio, valiente”. Nunca es un Dios débil, incapaz, vulnerable, indiferente o pasivo. ¡Es el que se hace cargo de las luchas de su pueblo!
Los enemigos de Israel eran superiores en número y armamentos, sin embargo, eran “más los que estaban con ellos que los que estaban en su contra” (2 Reyes 6:16). El Fuerte tiene un ejército celestial invencible. ¿Quién puede contra Él?
Israel necesitaba ser liberado de la opresión, esclavitud e injusticia, por eso el Fuerte prometió que “abogaría la causa de ellos”. Abogar en hebreo es la palabra rib que significa “luchar, defender, alegar, amparar, juzgar, sustentar”. Además de ser el Juez de toda la tierra, también es el Abogado defensor de sus hijos. Se hace cargo de cada caso, saca a luz la verdad y hace justicia.
¿Estás necesitando que el Fuerte intervenga en tu vida? ¿Tienes situaciones que ya no sabes cómo manejar? Es hora de ponerte en las manos del Todopoderoso para que pelee por ti.
Dios te pide que creas en Él. Confiar significa entregarle tu caso sin reservas y esperar en lo que hará a favor de ti. Tú redentor es el Fuerte. ¡No hay nadie como Él!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 4 de septiembre, 2024
“Contacto directo con Jesús”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 3 de septiembre, 2024
“Amemos sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir únicamente la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio Hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 2 de septiembre, 2024
“Sigue adelante caminante”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 1 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No te canses de buscar”
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:6).
Hay asuntos espirituales que solo maneja Dios. Las respuestas a nuestras oraciones llegan en el tiempo definido por Él. Por eso la exhortación de la Palabra es perseverar en oración y seguir tocando a la puerta.
Buscar ser llenos del Espíritu es muy probable que no sea el resultado de una sola oración. Lo que nos dijo Jesús es que debemos buscar hasta encontrar. Tal vez Dios quiere ver cuánto lo deseamos, si de veras estamos comprometidos con la obra espiritual que quiere llevar a cabo el Espíritu Santo. Dios tiene muchos propósitos al hacernos esperar una respuesta.
Esperar con paciencia sin abandonar la búsqueda nos hace más sensibles espiritualmente hablando. Nuestro oído se afina para escuchar mejor a Dios. Estamos más expectantes de lo que Él hará. Nos enfocamos más en las cosas trascendentales que en las pasajeras. Damos prioridad a los asuntos eternos más que a los temporales.
Cuando el Espíritu Santo nos llena, debe evidenciarse lo sobrenatural. Fíjate que cuando el Espíritu así lo hacía en los primeros discípulos de la iglesia de Hechos, cosas extraordinarias ocurrían: hablaban en lenguas desconocidas, estaban llenos de gozo aunque sufrían persecución, hablaban proféticamente las maravillas de Dios, predicaban con denuedo, hacían muchos milagros. Nadie detenía a los que eran llenos del Espíritu.
No te conformes con una "mojadita" del rio de agua viva cuando lo que necesitas es que te cubra por completo. Puede que lo primero que haga el Señor al comenzar a llenarte sea limpiar tu vaso, purificar tu alma, darte poder para vencer tentaciones. Y eso es solo el principio. Hay mucho más. Quiere seguir llenándote para manifestar sus dones en tu vida. Dios quiere usarte poderosamente, y la única manera es siendo controlado y capacitado por el Espíritu Santo.
No te canses de buscar. Sigue orando. Dios cumplirá su promesa.
Pastor Pablo Giovanini
Domingo 1 de diciembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Zorras pequeñas”
“Atrapen las zorras, las zorras pequeñas que echan a perder las viñas; porque nuestras viñas están en flor”. Cantares 2:15.
El libro Cantar de los Cantares es un poema de Salomón dedicado a su esposa y contiene muchas figuras literarias que hacen alusión tanto a la relación matrimonial como a la relación entre Cristo y su Iglesia. En este versículo la esposa menciona un gran problema para la viña que está floreciendo: las pequeñas zorras.
El reconocido escritor Watchman Nee dice que “el zorro se come el fruto de la vid, pero las zorras pequeñas estropean los tiernos pámpanos”, es decir, atacan los primeros brotes e impiden que haya fruto. Esto significa que a menos que se atienda con urgencia ese problema, se provocarán daños irreparables.
El misionero en China Hudson Taylor, en una de sus exposiciones, dijo que las zorras pequeñas son las cosas que dañan nuestra relación con Cristo: “Los enemigos pueden ser pequeños, pero el mal hecho es grande… Y qué numerosas son las zorras pequeñas. Pequeños compromisos con el mundo; desobediencia en las pequeñas cosas; descuido del deber; actuar con maldad en cosas pequeñas alcanzar un objetivo; y la belleza, lo fructífero del viñedo es sacrificado”. Parece increíble que esta frase fuera dicha hace más de cien años y tenga tanta vigencia.
Hoy por hoy, el mundo es una “Sociedad Protectora de Zorras Pequeñas”. Observa cómo la gente describe sus deslices: “Una insignificante mentirita blanca”, “es una ex novia de mi juventud”, “es solo un compañero de trabajo que se porta muy bien conmigo”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” Siempre hay justificativos para lo que el Señor desaprueba.
Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual, y si dejamos pasar las cosas pequeñas que están mal, luego vendrán los males mayores. Por eso la Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23). Cuando nuestro corazón comienza a endurecerse, nuestra vida toma un camino descendente. “Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. (Efesios 4:19).
¿Puedes identificar alguna “zorra pequeña” en tu vida que intenta destruir tu relación con el Señor? Cualquier situación que para otros puede ser “normal” pero es pecado a los ojos de Dios, es una “zorra pequeña que destruye” y trae consecuencias devastadoras en tu vida espiritual, personal, familiar y termina afectando cada área de tu vida. Mantente atento, no permitas que nada ni nadie asalte tu viña. Actúa a tiempo.
Cuando nuestra “vid” espiritual está limpia, libre de todo lo que pueda dañarla, producirá fruto en abundancia y el Padre Celestial recibirá gloria a través de nuestra vida. Dijo Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Juan 15:5,8.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 29 de noviembre, 2024
“Reconocer al Espíritu de Dios”
“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios?” Génesis 41:38.
Observa bien el versículo. Fíjate que esta declaración no la hacen los levitas, gente hebrea prominente, ni siquiera gente que temiera a Dios. El rey de Egipto, dedicado a todo tipo de idolatría, es quien habla. Alguien que no conocía a Dios se da cuenta que en José había algo sobrenatural. ¡Claro que sí, era el mismo Espíritu de Dios!
Este joven marcaba la diferencia en donde estaba, sea en la casa de Potifar o en la cárcel egipcia. Sus actitudes eran diferentes, sus palabras llenas de gracia, su deseo de ayudar y servir como ninguno. Y todo esto también se manifestó en la corte del Faraón, interpretando un sueño muy extraño.
José, como tantos otros personajes de la Biblia, dejaron huellas porque el Espíritu Santo se movió a través de sus vidas. Entonces, ¿no debería ser igual en nosotros? El mismo Espíritu está dentro de ti. ¡Debería ser imposible pasar desapercibidos en un mundo como el que vivimos!
Para que nosotros podamos hacer una diferencia como la hizo José, necesitamos darle lugar al Espíritu Santo y atrevernos a seguir su dirección. Muchas veces nos podrá parecer una locura lo que nos pida, pero créeme, Él siempre sabe lo que está haciendo.
¿Qué hará hoy el Espíritu Santo a través de ti? ¿Estás dispuesto a hacer lo que te pida, a decir lo que te diga, a moverte en la dirección que te señale, aunque a otros les parezca una locura? En algún momento tienen que darse cuenta: “Tú eres diferente”. Deberían comenzar a preguntarse: ¿Qué tienes? ¿Por qué no haces lo que hacen todos? ¿Por qué siempre eres agradecido? ¿Por qué sienten paz cuando están contigo?
Atrévete a ser diferente. Hoy puede ser un día en donde vean a Dios en acción a través de ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 28 de noviembre, 2024
“Siempre agradecidos”
“Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas. Pero yo siempre anunciaré y cantaré alabanzas al Dios de Jacob”. Salmo 75:1,9.
Hoy es día de darle gracias a Dios por todo lo que hace en nosotros. El salmista dice: “Los hombres cuentan tus maravillas”. Dejemos de lado hoy las peticiones y concentrémonos en darle gracias a Dios por lo que ha hecho hasta aquí.
Nuestro primer agradecimiento a Dios es por habernos salvado. Las cosas materiales van y vienen, pero su salvación es eterna. Merecíamos la condenación, pero Él envió a Su Hijo para “que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan. 3:16). ¡Qué privilegio tenemos de ser sus hijos! Tenemos acceso directo a su presencia en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia.
Demos gracias por nuestra familia. Aunque de vez en cuando puede haber alguna desavenencia, podemos seguir amándonos, perdonándonos y ayudándonos para permanecer unidos. Dios nos da los recursos para seguir creciendo juntos.
Agradezcamos al Señor habernos dado una familia espiritual a través de la iglesia. El amor de Dios derramado en nosotros hace posible que estemos conectados permanentemente para seguir unidos y compartiendo unos con otros.
Pongamos atención hoy en lo que tenemos y no en lo que nos falta. ¿Cómo hemos visto la provisión y cuidado de Dios en nuestra casa?
Si Dios usó a alguien para bendecirnos, démosle gracias también a esa persona. Si nos hemos mantenido saludables, seamos agradecidos; si estuvimos enfermos, démosle gracias a Dios porque ha estado continuamente a nuestro lado. Tal vez hubo momentos en que no lo hayamos sentido cerca, pero la Biblia dice que siempre está con nosotros.
Démosle gracias a Dios por todo lo que nos ha dado sin olvidar nada. “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. (Salmo 103:2).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 27 de noviembre, 2024
“Nadie puede contra ti”
“Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti”. Josué 10:8
No era un rey contra Josué, ¡eran cinco! Si un enemigo es preocupante, imagínate cinco. Además eran reyes experimentados en la guerra que conocían muy bien el lugar. A los ojos humanos, Josué era un novato, pero tenía un arma secreta, bueno… no tan secreta: ¡Al Dios Todopoderoso! Ya había visto lo que podía hacer con un río imposible de cruzar, con unas murallas impenetrables, con una ciudad infranqueable. Debía seguir confiando en Él.
En esa situación, Dios le da una promesa a Josué: “Yo los he entregado en tu mano, y ninguno prevalecerá contra ti”. ¡Qué palabra reconfortante! Sus enemigos podrían ser muchos, tener grandes estrategias de combate, usar nuevas armas, pero no le vencerían.
Por favor, lee esta historia. Dios interviene directamente en la guerra. “Jehová los llenó de consternación delante de Israel” (v. 10). “Jehová arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos” (v.11). “Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel” (v. 12). Y como si esto fuera poco, oyó la oración de Josué e hizo detener la puesta del sol por casi un día entero (v. 3). “¿Necesitas algo más?”, parecía decirle el Señor. “Yo hago todo por ti”. ¡Aleluya!
Presta atención a otro detalle: No hubo ni una sola baja en el ejército israelí. “Todo el pueblo volvió sano y salvo a Josué, al campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua contra ninguno de los hijos de Israel.” (v. 21).
Josué capturó a los cinco reyes amorreos y les dio una lección de fe y valor a los líderes del pueblo. “Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis.” (vs. 24-25). El enemigo está sometido bajo los pies de los hijos de Dios que se mueven con fe y autoridad.
¿Estás siendo atacado espiritualmente por el enemigo? Ya sabes que nuestra lucha no es contra las personas sino contra las huestes del diablo. “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies.” (Romanos 16:20). Nuestra fe y confianza debe ser la misma que la de Josué. Dios pelea por ti. Nadie podrá hacerte frente. No tengas temor, ese enemigo interno que nos debilita, ni te intimides, porque el Poderoso Gigante pelea por ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 26 de noviembre
“En los brazos de Dios”
“Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”. Salmo 27:10.
David sabía muy bien que la protección y cuidado de Dios son superiores a las que nos ofrecen las relaciones humanas más estrechas. Aun así, sabía muy bien que Dios les había dado responsabilidades a los padres que no podían ignorar.
La palabra hebrea para “dejar” es azáb y significa “soltar, renunciar, abandonar, apartar, cesar, desamparar, desechar, fallar”. Qué triste es ver hijos abandonados, rechazados, abusados y olvidados por sus padres cuando en realidad deberían ser valorados, protegidos, guiados y amados.
¡Qué contraste con el Padre Celestial! La palabra “recogerá”, en hebreo asaf, significa “reunir para un propósito; recibir, acoger, buscar, juntar, sanar, tomar, traer, unir”. Esto es la que el Señor hace por nosotros. Jamás se olvida ni deja de atender las necesidades de sus hijos.
Quizás, algunos de los que lean este devocional, aún carguen con heridas provocadas por aquellos que debían amarlos y no lo hicieron. Si es tu caso, quiero que sepas el Señor vino para hacerte libre de esa prisión de dolor, amargura y resentimiento. No permanezcas llorando en silencio el resto de tu vida por lo que debió haber sido y no fue. Ve al Señor, Él puede sanar tus heridas y llenar tu corazón de su amor, un amor perfecto y desbordante.
En momentos de soledad, si hacemos silencio y ajustamos nuestro oído espiritual, vamos a escuchar a Dios decirnos: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida”. Isaías 49:15-16a. ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 25 de noviembre, 2024
“No pierdas el ancla”
“…hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma.” Hebreos 6:18-19.
No hace mucho tiempo, leí esta noticia. Cinco náufragos fueron rescatados por los servicios de emergencias después de escribir la palabra SOS en la arena de una pequeña y desierta isla situada en el este de Australia. Según los informes, este grupo había quedado atrapado en ese islote durante varias horas hasta que fueron encontrados. Menos mal que la historia terminó bien.
Pero lo interesante de esta historia, fue cómo terminaron en esa isla. Ese día, este grupo de personas decidieron salir a bucear en una zona de rocas y bancos de arena. Al llegar al lugar, se encargaron de anclar su pequeña embarcación y se lanzaron al agua. La sorpresa se la llevaron cuando volvieron a la superficie. ¡El barco ya no estaba! Había perdido el ancla y terminó a la deriva empujado por la marea…
El ancla de un barco es fundamental para mantenerse firme en un lugar sin ser llevado por las olas de una parte a otra. Imagínate en una tormenta. Toda embarcación andaría a la deriva sin un ancla que la mantenga firme.
¡Qué ilustración tan clara sobre nuestra vida espiritual! El mundo es más inestable que un mar embravecido y a menos que afirmemos bien nuestra ancla para permanecer firmes, seremos arrastrados de un lugar a otro.
El autor de Hebreos nos dice que los creyentes hemos puesta nuestra esperanza y seguridad en Cristo, de tal manera que es nuestra “ancla del alma”. Podremos atravesar momentos de difíciles, pero si estamos agarrados de Él, nos mantendremos seguros.
Afirma tu vida en Cristo. ¡No pierdas tu ancla!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 24 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No olvides sus beneficios”
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”. Salmo 103:2.
Sé que tenemos muchas peticiones que hacerle al Señor, pero necesitamos hacer un alto y recordar las bendiciones que derramó sobre nuestras vidas. Normalmente estamos más pendientes de lo que nos falta que de lo que recibimos, pero es necesario agradecer a Dios y dar lugar en nuestros corazones al gozo que produce ser bendecidos por el Señor de múltiples maneras.
La palabra bendecir en hebreo es Barak, y significa “arrodillarse en actitud de adoración y agradecimiento” en referencia a la respuesta del hombre a las bondades y beneficios recibidos. Cuando hablamos de “beneficios” no estamos hablando únicamente de cosas materiales. Muchas veces los beneficios que recibimos del Señor son invisibles a los ojos. Solo en el cielo nos enteraremos de las veces que intervino a nuestro favor sin que nosotros lo supiéramos.
Es verdad que no merecemos nada, pero el amor de Dios es tan grande hacia nuestras vidas que desea bendecirnos. Por eso, cómo olvidarte de darle gracias por todo lo que te ha dado.
- Ha perdonado todos tus pecados (v.3a). Te ha hecho libre de culpa y puedes entrar a su presencia con total libertad.
- Sana tus dolencias (v.3b). El Padre Celestial cuida de ti en todo tiempo.
- Te levanta cuando estás caído (v.4). Cuando la ansiedad y el temor comienzan a apoderarse de tu alma, te da paz y te recuerda que puedes confiar en Él.
- Te alimenta y provee incluso delicias (v.5a). Dios está en cada detalle de tu vida, hasta en las pequeñas cosas.
- Te da nuevas fuerzas cada día (v.5b). Dios te renueva con su poder y te da nueva motivación para seguir adelante.
- Es tu justicia (v.6). Te defiende, es tu Juez justo y escudo alrededor de ti.
- Cada día renueva sus misericordias (v.8). Su fidelidad es eterna.
Hoy es día de dar gracias. Haz una lista de las bendiciones recibidas este año y toma tiempo para reconocer todo lo que Dios ha hecho por ti y alábalo.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 22 de noviembre, 2024
“¿De dónde proviene?”
“Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.” Daniel 1:15, 19, 20.
¡Quién no quisiera alimentarse todos los días de la comida de un rey! Imagina a los mejores chefs del mundo cocinando sus mejores recetas y con los mejores productos traídos de todas partes del mundo. Quién se negaría a disfrutar de desayunos, almuerzos y cenas de este tipo. Bueno… Daniel, Ananías, Misael y Azarías se negaron.
Estos cuatro jóvenes hebreos sabían que todo ese lujo estaba sustentado en algo que Dios había prohibido a sus hijos: todo estaba consagrado y ofrecido a los ídolos babilónicos. Eso era suficiente para estos cuatro amigos. Si Dios no está en este asunto, mejor ni nos metemos.
Aunque no era fácil desafiar al rey y su sistema de gobierno, ellos confiaron en el Rey que rige el universo. Así que Daniel decidió ir a hablar con el encargado de cuidar de él y de sus amigos, y le pidió que por diez días los pusiera a prueba alimentándolos solo con legumbres y agua. ¿Solo frijolitos? ¿Ni una alita de pollo babilónica? Pues no, comieron solo cosas que no estaban sacrificadas a los ídolos y eso fue suficiente. Al cabo de diez días, ¡fueron hallados diez veces mejores que todos los jóvenes del imperio! ¡Qué tremendo el respaldo de Dios a los que le obedecen!
Nosotros también vamos a ser probados. Hay muchos placeres con los que podemos ser tentados diariamente. El sistema nos empuja a la vanidad, la ostentación, el disfrute descontrolado, y sabemos que en nada de esto está Dios. Sin embargo, algunos prefieren vivir como “reyes” aunque tengan que hacer concesiones a su moralidad, integridad y hasta en su relación con el Señor.
El principio de Daniel fue sencillo y firme: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía” (v. 8). La palabra “contaminarse” en el original significa “ensuciarse, profanar, deshonrar, hacerse inmundo, manchar”. Este joven no quiso que el pecado manchara su vida espiritual y Dios lo respaldó. Si lees todo el libro de Daniel verás que el Señor fue fiel con él hasta su ancianidad.
Mantente firme en tus convicciones. Que no te seduzcan los cantos de sirenas, el placer fuera de la voluntad de Dios. Los que permanecen fieles al Señor y obedientes a su Palabra vivirán por una eternidad como reyes y sacerdotes. Y créeme, ¡nada puede compararse con esto!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 21 de noviembre, 2024
“En la dirección correcta”
“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová”. Lamentaciones 3:40.
¿Has conducido alguna vez sin darte cuenta que ibas por la calle incorrecta? Pensaste que había que doblar a la derecha y luego seguir algunas millas más hasta que… terminaste en otro lugar. Y que de aquellos que por manejar mirando su celular han avanzado por una calle que es contramano. Cuántos accidentes ocurren por no prestar atención al camino.
Algo parecido puede ocurrirnos en nuestra vida espiritual cuando avanzamos en dirección contraria a la voluntad de Dios. Por eso Jeremías nos exhorta a analizar bien hacia dónde nos dirigimos.
Necesitamos “escudriñar” nuestro camino. Esta palabra en hebreo es kjafás que significa “buscar o dejar que lo busquen; inquirir exactamente, investigación”. Tiene el sentido tanto de investigar como de ser investigado. El que se escudriña a sí mismo se dispone a que su corazón sea analizado, se muestra vulnerable y acepta ser corregido. Esta es una clara manifestación de humildad.
Una vez que nos disponemos a analizar nuestro camino, debemos estar dispuestos a enderezar el rumbo. Jeremías dice que debemos “buscar”. La palabra que él señaló en hebreo es kjacár que significa “penetrar; examinar íntimamente, explorar bien”. Fíjate que es una expresión más específica que la anterior. Ahora es buscar la causa del extravío y arrepentirnos ante Dios. No podemos buscar al Señor sin permitirle que Él nos cambie. Cuando le buscamos de veras, estamos listos para ser transformados.
Y por último, Jeremías nos exhorta a “volvernos” a Jehová. Esta palabra significa “cambiar de sentido”, es decir, dar un giro de 180 grados. No alcanza con llorar en su presencia, reconocer las faltas si después seguimos haciendo las mismas cosas. Debemos cambiar de dirección y seguir el camino que el Señor trazó para nuestra vida.
Si queremos las bendiciones de Dios debemos andar en el camino de Dios. Los atajos y caminos torcidos no están en su mapa. La Biblia, la Palabra de Dios, es luz en nuestro camino y el Espíritu Santo el mejor GPS para nuestro espíritu.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 20 de noviembre, 2024
“Amor proactivo”
“El rey le dijo: ¿No ha quedado nadie de la casa de Saúl, a quien haga yo misericordia de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún ha quedado un hijo de Jonatán, lisiado de los pies…. Y moraba Mefi-boset en Jerusalén, porque comía siempre a la mesa del rey; y estaba lisiado de ambos pies.” 2 Samuel 9:3,13.
En cierta ocasión, David expresó su deseo de hacer misericordia a la descendencia de Saúl, más específicamente, a la de Jonatán. Si lees el pasaje con atención notarás que no vinieron a hablarle de una necesidad, sino que David buscó la oportunidad de bendecir a alguien. Esa persona fue Mefi-boset.
David mandó a buscar al hijo de su mejor amigo y lo sacó de la miseria, le devolvió las tierras de su familia y además compartió su mesa con él todos los días. Este hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies debido a una trágica caída por un descuido de su niñera, ahora era reivindicado, podía vivir con dignidad y disfrutar de todo lo que David puso a su disposición.
Esta historia es un ejemplo en menor escala de lo que es el amor de Dios por nosotros. Estábamos hundidos en la miseria del pecado, sin valor alguno, incapacitados para avanzar por nosotros mismos, perdidos, pero fuimos rescatados por Dios al aceptar a Cristo como nuestro Salvador. Desde ese día pasamos a ser hijos adoptados de Dios, recibiendo sus bendiciones continuas, descubriendo su amor incondicional e incluso con la promesa de ser coherederos con Cristo de todas las cosas. ¡Aleluya!
Dios no nos amó porque nosotros se lo pedimos o porque nosotros lo merecíamos. Dios tomó la iniciativa de amarnos aun siendo sus enemigos. Y ahora “nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
Como hijos de Dios, debemos imitar al Padre manifestando un amor proactivo. No ames solo cuando alguien lo merezca. Toma la iniciativa de dar sin esperar nada a cambio. Cuando amas de esa manera, el mundo sabrá que ese amor no es de este mundo. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. (Juan 13:35).
¿Hay alguien a quien hoy puedas mostrarle misericordia como Dios lo ha hecho contigo?
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 19 de noviembre, 2024
“Las oraciones que agradan a Dios”
“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable. Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios”. Proverbios 28:9,14a.
¿Dios se agrada de todas las oraciones? No, definitivamente. Lo acabamos de leer. Por más increíble que nos parezca, hay oraciones “abominables”. Esta palabra en hebreo es toebá que significa “algo repugnante, asqueroso; una abominación como la idolatría”. Dios dice claramente que hay oraciones que le resultan aborrecibles.
¿Cuándo sucede esto? Cuando perseveramos en un pecado. El pecado es una barrera que se levanta entre Dios y nosotros. Por eso no podemos pedirle a Dios que nos bendiga mientras continuamos en pecado. Esa oración le resulta repugnante al Señor.
Dios dice en su Palabra que Él perdonará todo pecado confesado, no importa el tipo ni la cantidad, siempre hay perdón. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (v.13). Si encubrimos nuestro pecado no vamos a prosperar. Antes de decir: “Señor bendíceme”, debemos decir: “Señor perdóname”.
Observa con atención este pasaje: “No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo” (Isaías 1:13-16). Los sacrificios, ofrendas, ayunos, oraciones, incluso las fiestas, son insoportables para Dios si no nos apartamos del pecado.
Recuerda la oración del fariseo y la del publicano (Lc. 18:9-14). El pecador fue justificado delante de Dios porque su oración expresaba arrepentimiento. En cambio, el fariseo, “oraba consigo mismo”. Dios no escucha oraciones hipócritas, aunque sean bien expresadas o políticamente correctas. Una oración es atendida por el Señor cuando caminamos en obediencia.
Dios oye las oraciones “de los justos”, es decir, de los que ya expresaron arrepentimiento y viven bajo la justicia de Cristo. Son los eternamente bendecidos por el Padre (Efesios 1:3). “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones” (1 Pero 3:12a).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 18 de noviembre, 2024
“Las bendiciones de los que le temen”
“Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.” Salmo 145:18-19.
¡Quién no desea que sus deseos sean concedidos! Pero esto puede resultar muy peligroso dependiendo de lo que realmente deseemos. El salmista dice que Dios cumplirá el deseo de los que le temen. Entonces el principio del cumplimiento está en temer a Dios. A partir de allí, todos nuestros deseos deberían alinearse con lo que Dios desea para nuestra vida.
La palabra hebrea para deseo es ratsón que significa “deleite, agradable, benevolencia, contentamiento, grato, voluntad”. No se refiere a deseos malos, pecaminosos, peligrosos, corrompidos o mundanos. Habla de la satisfacción de aquello que es agradable a Dios y en consecuencia también lo es para el que ha sido justificado por Cristo. Así que Dios concede los deseos que están de acuerdo con su voluntad y honran su nombre.
¡Quién no desea que su clamor sea oído por Dios! Cuando nos acercamos a Él con fe y ponemos nuestras necesidades en sus manos, debemos estar seguros que desde ese mismo momento nos ha escuchado y actuará en nuestro favor.
¡Y quién no quiere ser salvado por la gracia y misericordia de Dios! Hay salvación en Jesucristo. Salvación del alma, salvación del infierno, salvación de los peligros, salvación de las trampas del diablo, salvación completa y segura lograda por nuestro Redentor.
Todas estas bendiciones están a disposición de los que le temen a Dios, pero hay algo más que dice el salmista: Hay que invocarlo, ¡e invocarlo de veras! No basta con hacer una oración superficial, sino que necesitamos acercarnos a Dios de manera auténtica y humilde. Invocarlo de veras implica una entrega total y un deseo de que se haga su voluntad en nuestra vida.
Haz una pausa en tu día e invócalo de veras. Experimenta su presencia. Entrégale tus cargas y confía que Él hará lo mejor para ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 17 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Conforme al Espíritu”
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.” Romanos 8:1
Antes de conocer a Cristo estábamos condenados. Nuestros pecados evidenciaban que no podíamos tener una relación con Dios y estábamos alejados de sus planes eternos. Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador, lo reconocimos como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida, entonces todo cambió. Nos dio una nueva vida, el Espíritu Santo vino a morar a nuestro espíritu, nos inscribió en el Libro de la Vida y nos dio como destino una eternidad junto a Él. ¡Qué tremenda ha sido la obra del Señor!
Pero la obra de Cristo no quedó terminada el día que lo aceptamos como Salvador. El apóstol Pablo, en Romanos, nos dice que la clave es estar “en” Cristo, en presente continuo, en una relación permanente con Él. La evidencia de esto es que no andamos “conforme a la carne”. Obviamente aquí hay un simbolismo. La “carne” se refiere a nuestra baja naturaleza viciada por el pecado, los malos deseos que nos llevan a desobedecer a Dios, nuestros pensamientos contaminados por nuestro viejo estilo de vida sin Jesús. Si decimos estar en Cristo, pero seguimos viviendo como antes de conocerlo, deberíamos preguntarnos si realmente le entregamos nuestra vida a Él.
Nosotros vivimos “conforme al Espíritu”, eso significa que vamos siendo transformados por el Espíritu Santo en la medida que obedecemos su voz y lo que dice la Palabra de Dios. Nadie llegará a ser perfecto en la tierra y tampoco la transformación se produce en un día, pero sí debemos ver cambios en nuestra vida que nos indiquen que le estamos dando lugar al Espíritu para transformarnos.
El desafío es diario. No podemos volver atrás porque sabemos que significa perdición. Hacia adelante y en Cristo está nuestro destino eterno. Observa todo el párrafo de Romanos 8:1-27 y podrás descubrir aquellas cosas que nos ayudan en nuestro crecimiento como hijos de Dios:
- V. 5. Pensar en las cosas del Espíritu.
- V. 6. Ocuparse en las cosas que nos edifican espiritualmente.
- V. 14. Buscar la guía continua del Espíritu para cualquier decisión.
- V. 15. Relacionarnos con Dios como nuestro Padre que nos ama incondicionalmente.
- V. 18. Recordar que somos coherederos con Jesús de todas las cosas.
- V. 26. Orar en el Espíritu Santo y escuchar lo que tiene para decirnos.
Estas son algunas de las cosas que debemos poner en práctica, comenzando ahora mismo. Si lo haces, los resultados estarán a la vista. Recuerda, el Espíritu Santo es tu Ayudador.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 15 de noviembre, 2024
“Alumbra mis ojos”
“Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos… Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación”. Salmo 13:3,5.
Hay muchas circunstancias que pueden empañar nuestra visión espiritual. Cuando pasamos por pruebas severas y no podemos ver la intervención de Dios; cuando somos tentados y no vemos que el enemigo es quien está detrás de la escena; cuando las tormentas de la vida nos ahogan y no vemos a Jesús caminando sobre esas circunstancias y llamándonos a caminar con Él, se nos “nubla la vista” espiritual.
David lo sabía muy bien. Más de una vez puso su mirada en las situaciones antes que en Dios, y por eso necesitó pedirle que alumbrara sus ojos.
La palabra hebrea para “alumbrar” es or que significa “aclarar, dar luz, encender, iluminar”. Cuando el salmista ora pidiendo una respuesta divina, también pide que el discernimiento del Espíritu invada su ser para poder ver con claridad desde perspectiva de Dios.
Puede ser que nuestra vista física esté perfecta, pero en nuestro interior sentimos que algo no marcha bien. Necesitamos esa revelación de Dios sentado sobre su trono reinando, manifestando su autoridad sobre todas las cosas y viendo cómo se cumple su voluntad perfecta. Necesitamos una experiencia con el Oculista Divino.
David podía levantar sus ojos al cielo y clamar al que está reinando. Sabía con certeza que la solución a cualquier circunstancia difícil vendría de arriba. Por fe podía asegurar: “Mi corazón se alegrará en tu salvación”. ¡Aleluya! Ya podía ver la victoria.
¿Cómo está tu visión espiritual? ¿Ves las cosas desde la perspectiva de Dios? Es la manera en que tu alma halle descanso y seguridad. Mira a Jesús. Toma tiempo en su presencia para experimentarlo y cree que Él está interviniendo en tus circunstancias difíciles.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 14 de noviembre, 2024
“Acabará lo que ha determinado”
“Pero si él determina una cosa, ¿quién lo hará cambiar? Su alma deseó, e hizo. Él, pues, acabará lo que ha determinado de mí; y muchas cosas como estas hay en él.” Job 23:13-14.
No se le puede añadir más pruebas a una sola persona. En un solo día Job perdió sus bienes, sus hijos, su casa, sus criados, sus animales… Wow, demasiado para un justo.
Pero lo más impactante de su historia no fueron las pérdidas sino la fe en los propósitos de Dios. Cuando se enteró de todo lo que estaba pasando, solo pudo decir que el Señor le había dado todo, y si Él quería quitárselo, estaba bien, que su nombre fuera bendito. En Job 1:22 leemos: “En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno”. Ahí estaba la clave de su confianza: Job sabía que no hay “despropósitos” en lo que Dios hace.
Lo que Dios “determina” lo cumplirá. Esta palabra en hebreo es kjoc y significa “promulgación, decreto, ordenación, plazo”. Dios trazó el plan eterno y dictamina cuándo y cómo se cumplirá, no hay nada que pueda impedir lo que Él ha establecido.
Si conoces la historia sabrás que al final Dios bendijo a Job doblemente después de sus pruebas. ¿Ese sería el propósito primordial de Dios? No, la verdad es que no. El Señor quería que Job lo conociera más profundamente, se relacionara con Él de una manera nueva, única, y dependiera para todo de Él. Esto queda claro por lo que afirma Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven” (42:5).
¿Estás pasando por alguna prueba severa? ¿Te sientes como el Job de este tiempo? Contágiate de la fe de este hombre de Dios hasta el punto de decir que esperarás en Él hasta que cumpla los propósitos que trazó para tu vida. El Señor no hace nada sin tener un propósito en mente.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 13 de noviembre, 2024
“¿Alguien en contra?”
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31.
La respuesta a la pregunta de Pablo en Romanos es obvia: Nadie en contra de nosotros. ¡Aleluya! ¡Qué verdad tan reconfortante! Y esto es a pesar de cómo nos sintamos. A veces nuestros sentimientos nos juegan una mala pasada y pensamos que esta promesa debe ser para algunos hijos especiales. Y no, no es así porque Dios no tiene favoritos.
¿Cómo afirmar entonces nuestra fe para creer que la promesa de victoria espiritual es para nosotros? Esta pregunta requiere de su contexto. Por favor, lee con cuidado todo el párrafo de Romanos 8:28-39 y verás los beneficios de pertenecer a Jesucristo.
- Estamos libres de condenación. V. 34. Nadie ni nada puede condenarnos porque Jesucristo pagó por nuestra liberación. Las acusaciones del diablo no tienen fundamento cuando alguien ha hecho a Jesucristo Señor de su vida.
- La culpa no puede contra nosotros. V. 33. Sí, todos sabemos lo culposos que nos sentimos por causa de nuestros pecados. Pero la Palabra de Dios dice que hemos sido perdonados, nuestros pecados borrados y limpiado nuestro historial, a tal punto que Dios no se acuerda más de ellos. ¡Maravilloso!
- Nuestras necesidades están satisfechas por Dios. Jesucristo nos dijo que no debemos afanarnos (Mateo 6:34) porque el Padre se ocupa de nuestras necesidades. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (v. 32).
- Nada ni nadie nos puede separar del amor de Cristo. ¿Leíste la lista que presenta este pasaje? Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro, espada, la muerte, la vida, ángeles, principados, potestades, lo presente, lo por venir, lo alto, lo profundo, ni ninguna otra cosa creada… ¡Absolutamente nada nos puede separar del Señor!
Por eso es que el apóstol Pablo puede decirnos con toda certeza que “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (v. 37). El secreto de tus victorias no está en ti mismo sino en el que te rescató. ¡Y toda la gloria sean dadas al Rey de reyes y Señor de señores por siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 12 de noviembre, 2024
“Confianza aprobada”
“Hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte…” Josué 14:10b-12a.
¿Aceptarías el reto de una persona de 85 años para competirle en una pulseada? “No te metas con Caleb… -te dirían en Judá- las apariencias engañan. Este anciano conquistó Hebrón”. Si conoces la historia, Caleb no peleó contra los habitantes más débiles del lugar, ¡se enfrentó a gigantes! Los mismos que cuarenta años atrás intimidaron a los israelitas para que no entraran a la tierra prometida.
Un hombre extraordinario, una persona en quien había un espíritu diferente (Números 14:24). Definido por Dios mismo como “mi siervo”.
¿Qué lo hacía tan especial? Su fe en Dios y en sus promesas. Si el Todopoderoso decía que iban a conquistar Canaán, para él eso era suficiente; solo había que avanzar. Si Dios dijo que tenían que esperar cuarenta años para entrar a la tierra prometida, entonces había que esperar. Pero a la hora señalada por Dios, había que volver a la línea de batalla y conquistar la promesa.
Si te sentaras a tomar un café con Caleb, el tiempo te pasaría demasiado rápido. No querrías dejar de escuchar sobre sus conquistas, los milagros y las intervenciones de Dios para librarlo de situaciones comprometidas. Caleb te diría con una gran sonrisa: “Dios está conmigo. Yo le creí y Él jamás me dejó avergonzado”.
Su familia aprendió de su fe y contagió su valentía a cada uno de sus parientes. Después que murió Caleb, Dios levantó a uno de sus sobrinos para que fuera juez en Israel (Jueces 1:11; 3:9-11). Tremenda familia, generación de creyentes valientes que sabían confiar en el Señor.
Hoy más que nunca necesitamos “Calebs” que no le teman al enemigo, que le crean a Dios hasta las últimas consecuencias, que estén dispuestos a hacer realidad las promesas de Dios y que proclamen su glorioso Nombre. El mundo necesita verdaderos líderes que sepan hacia donde van y proclamen la verdad. ¿Eres uno de ellos?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 11 de noviembre, 2024
“Poder para resistir la tentación”
De tanto en tanto necesitamos que nos recuerden que hay un tentador invisible observando nuestros pasos para ponernos algún tropiezo en el camino. “Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. (1 Pedro 5:8).
Eva caminaba fascinada por el huerto del Edén contemplando las obras perfectas y majestuosas de Dios. Sabía que todo le era permitido excepto comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Había millones de beneficios en ese nuevo mundo a disposición del ser humano, pero de manera imprevista llegó una tentación a través de la serpiente. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. (Génesis 3:4-5).
A partir de ese momento, Eva comenzó a observar el árbol de manera distinta. Su mirada inocente ahora se volvió inquietante, curiosa. “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría…” (Génesis 3:6ª).
Me parece escuchar a uno de los ángeles diciéndole a Dios: “Uy… esto no parece terminar bien… Señor, ¿intervenimos? ¿Quitamos el árbol o matamos a la serpiente?” Silencio celestial. No hay órdenes divinas nuevas. El árbol se queda y la serpiente también. Ay… “y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.” (Génesis 3:6b). Adiós a la inocencia.
Somos más parecidos a Eva de lo que estamos dispuestos a aceptar. El apóstol Pablo se lo hizo saber a los corintios con estas palabras: “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. 2 Corintios 11:3.
De maneras inesperadas, sin aviso, aparecen situaciones que tratan de menoscabar nuestra fe, fidelidad y amor al Señor. Las oportunidades de pecar golpean diariamente a nuestra puerta y debemos saber que Dios no quitará la tentación ni al tentador. Sin embargo, ha trazado un nuevo camino para que seamos victoriosos sobre las tentaciones. ¡La obra redentora de Jesucristo! Él ha vencido al diablo en la cruz, está sentado en su trono y ha enviado al Espíritu Santo para darnos poder contra el enemigo. No vencemos con nuestro “poder”, sino con el poder de Aquel que vive en nosotros.
Cuando seas acosado por el enemigo, recuerda: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” (1 Corintios 10:13). ¡Hay victoria en Cristo!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 10 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La gloria solo al Señor”
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan 3:30.
El comienzo del ministerio de Juan fue muy fructífero. Mucha gente aceptaba el mensaje de arrepentimiento y era bautizada. Juan empezó a tener muchos discípulos y su fama se extendía por todo Israel. Entonces apareció Jesús, a quien estaba representando, y muchos de sus discípulos se fueron tras el Maestro. ¡Jesús en menos tiempo estaba haciendo más discípulos que él! Sus seguidores se preocuparon y fueron a hablar con Juan.
La respuesta de Juan expresa su admirable humildad y obediencia: “El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido” (v. 29). Su gozo se debía al privilegio de haber sido enviado para preparar a la gente para el encuentro con el Esposo divino. No había celos, envidia, ni malas intenciones. ¡Qué ejemplo digno de imitar!
Además, termina diciendo algo que los cristianos de todas las épocas hemos sabido tomar como un principio espiritual fundamental: El que debe crecer es Jesús y nosotros debemos “menguar”. La palabra menguar en griego es elatóo que significa “disminuir en rango, hacerse más pequeño”.
Como instrumentos del Señor nunca olvidemos que Él es quien merece todo el crédito, el reconocimiento y la gloria. Nuestro “yo” (vale mencionar que en griego es la palabra ego) debe menguar, reducirse a nada, hacerse polvo. Al único que deberían ver en nosotros es a Cristo. El mensaje es Cristo, los milagros son hechos por Cristo, la restauración y la transformación son llevadas a cabo solo por Él.
¿Hay algunos aspectos de nuestro “yo” que debamos someter al Señor? ¿Nos agrada demasiado la vanagloria del mundo, la popularidad, la fama, el reconocimiento? ¿Estamos seguros de que nuestra motivación es que Jesús se lleve siempre toda la gloria? Es necesario que Él siga creciendo en nuestro carácter, pensamientos, conducta, intenciones, y que nuestro ego mengüe.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 8 de noviembre, 2024
“Camino derecho”
“Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes.” Esdras 8:21.
Esdras tenía un desafío inmenso por delante: debía llevar a una gran parte de la población judía desde Babilonia a Jerusalén. Estaban volviendo del cautiverio a su tierra llevando bienes materiales, los rollos de las Escrituras, y a muchas familias.
En sus manos estaba la seguridad de toda esa gente y sabía que necesitaba mucho más que un grupo de soldados acompañándolos. Por eso invitó al pueblo a ayunar y orar a Dios para pedir que Él les dé un “camino derecho”.
La palabra hebrea para camino es dérek que significa “sendero transitado; conducir, rumbo, viaje”, y la palabra derecho es yashar, que significa “recto, bueno, justo”. Necesitaban una dirección que se ajustara a la voluntad de Dios, sin desviaciones en el camino, sin alianzas perjudiciales, sin cambiar de dirección por miedo a los enemigos. ¡Excelente enseñanza para nosotros!
En primer lugar, pedían un camino recto para cada uno de ellos. Por supuesto, si queremos guiar a otros debemos comenzar por nosotros mismos, siendo guiados por el Señor en todos los aspectos de nuestra vida. Nosotros como ellos necesitamos dirección, pero también integridad; necesitamos ayuda, pero que sea divina.
En segundo lugar, para sus niños. ¡Qué pedido tan actual! Nuestros niños están siendo guiados por maestros y medios sociales ateos y humanistas más que por padres comprometidos con las enseñanzas bíblicas. Es hora de unirnos a la oración de Esdras para comenzar a conducir a nuestros hijos en el temor de Dios, para que cuando sean mayores no se aparten del Camino.
Y por último, también necesitamos dirección para saber administrar los bienes que Dios nos dé. No somos dueños, somos mayordomos. Necesitamos sabiduría para tomar decisiones que estén de acuerdo con la voluntad de Dios, el dueño de todas las cosas.
Tenemos al mismo Dios de Esdras, y Él actúa a favor de los que le invocan. Comencemos cada día pidiéndole más sabiduría, dirección y protección.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 7 de noviembre, 2024
“El Señor nos ama multientrañablemente”
“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”. Santiago 5:11.
Nadie quiere sufrir gratuitamente o pasar por momentos dolorosos ni por un segundo. Sin embargo, Santiago nos dice que se puede sacar algo bueno del sufrimiento ineludible, siempre y cuando hayamos puesto nuestra confianza en el Señor.
Con el sufrimiento aprendemos mucho. Aprendemos a depender y confiar más en Dios; a tener empatía por aquel que sufre por una situación que nosotros mismos hemos experimentado. Podemos aprender el verdadero significado de la obediencia. Es fácil obedecer lo que nos gusta, pero distinto es someternos a la voluntad de Dios abandonando nuestros deseos.
Es interesante que Santiago nos lleve a recordar que al final de cada prueba reconoceremos que el Señor es “muy misericordioso”. Esta palabra en griego es polysplancnos y significa “multientrañable”. Que Dios nos ame con amor entrañable nos recuerda a Jesús, el que tiene las mismas entrañas que nosotros y siente como nosotros. Pero también su misericordia es “poly”, y eso significa que se manifiesta de múltiples maneras. El Señor puede manifestar su multiforme misericordia librándonos del sufrimiento, pero también durante el proceso de sufrimiento.
¿Estás pasando por una etapa de sufrimiento? Jesús te conoce, sabe lo que sientes. Pero sobre todo, sabe hasta dónde puedes soportar, cuáles son tus límites. “Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla” (1 Corintios 10:13).
Depende de su gracia y misericordia, Él te sostendrá y guiará hacia la salida de esa prueba.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 6 de noviembre, 2024
“Queremos ver a Jesús”
“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.” Juan 12:20-22.
Todos querían conocer a Jesús. Muchos querían saber a quién iban a crucificar, pero otros lo buscaban sinceramente porque reconocían que nadie podía hacer las señales sobrenaturales que Él hacía si no hubiera sido enviado de Dios.
Jesús era admirado, aun hasta por sus enemigos. Tenía una forma de relacionarse única. Una mirada suya y las vidas eran impactadas. Un abrazo suyo y los leprosos eran limpiados. Jesús transformaba vidas (no pienses que sólo lo hacía en el pasado, sigue cambiando vidas, incluyendo la del que escribe este devocional). Los que se encontraban con Jesús eran transformados.
Hasta unos griegos se acercaron para conocerlo. Cuando vieron a Felipe y Andrés, los protagonistas del milagro de la multiplicación de los panes y peces, les pidieron ver a Jesús. Ellos no estamos interesados en un encuentro con sus discípulos, sino con el Maestro. Menos mal que Felipe y Andrés era conscientes de que ellos no tenían nada que dar si no fuera por Jesús.
La transformación de una vida viene por un encuentro directo con Cristo, no por las voces de un grupo de alabanza, no por la elocuencia de un predicador, no por las actividades de un ministerio, ni tampoco por un gran edificio. Solo Jesús nos transforma.
La gente necesita a Jesús y debemos llevarlos a Él. De hecho, nuestra oración debería ser que no nos vean a nosotros, sino a Jesús a través de nosotros. La tarea que nos encomendó el Señor es hacer discípulos, no nuestros sino suyos. Si solo nos siguen a nosotros, ay…
Ojalá que nunca obstaculicemos la llegada de las personas a los pies de Cristo, por el contrario, que seamos los instrumentos que Él pueda usar. De la transformación, se encarga Cristo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 5 de noviembre, 2024
“Dios nos escucha en la angustia”
“En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.” Salmo 18:6.
Todos podemos pasar tiempos de “angustia”. Esta palabra en hebreo es tsar y significa “estar estrecho; en lugar apretado; sufrir oposición; tener adversarios, estar en aflicción, congoja o tribulación.” Sabemos muy bien de qué se trata esta palabra.
Cuando pasamos por situaciones apremiantes hasta nos cuesta articular palabras delante del Señor. Tal vez lo único que podemos expresar desde lo más profundo de nuestro corazón es: “Señor, ayúdame por favor…” ¿Será que Dios puede escuchar una oración tan corta y sin tantos detalles? ¿Atiende el Señor una oración sin largos prólogos ni argumentos coloridos?
La Palabra de Dios nos dice que Él escucha todas las oraciones que se hacen con fe. Más allá de las palabras que usemos, se trata de Quién es el que escucha la oración. De acuerdo al Salmo 18, lo primero que hizo el salmista fue “invocar” a Jehová. ¡Ahí radica el secreto! Invocar significa “llamar por nombre, dar voces”. ¿Podemos creer que tan solo mencionando el nombre de Dios en nuestra angustia Él viene en nuestra ayuda?
¿Recuerdas el caso del ciego Bartimeo? Invocó y clamó a Jesús desesperadamente. Su voz se hizo oír hasta que el Señor hizo el milagro. Así sucede diariamente. El Señor siempre está atento a nuestra invocación. El apóstol Pablo nos dice que para alcanzar salvación todo comienza con una invocación al Dios verdadero. “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” (Romanos 10:13).
Después de invocar a Dios en la angustia, debemos saber que Él estará con nosotros durante ese tiempo difícil, pero también traerá la respuesta en el momento indicado, nos mostrará la salida. “Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré”. Salmo 91:15.
No esperes ni un minuto más. Acércate a la misma presencia de Dios, allí donde te encuentras e invoca el nombre del Señor. ¡La respuesta está en camino!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 4 de noviembre, 2024
“Nuestras fuerzas vienen de Dios”
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10.
Como seres humanos tenemos límites. Podemos enfermarnos, quebrarnos un hueso, lastimarnos un músculo, torcernos un tobillo… todos somos vulnerables. Otras veces tenemos las fuerzas físicas pero nos faltan las fuerzas emocionales, mentales y hasta espirituales. El desánimo, la frustración, la tristeza, la ansiedad puede dejarnos más debilitados que correr un maratón completo.
Dios conoce a su pueblo; sabe cuáles son sus límites. Cuando llegamos al final de lo que nosotros podemos hacer, Dios nos dice: “Yo soy tu Dios que te esfuerzo”.
La palabra hebrea usada aquí para la expresión “te esfuerzo” es amats que significa “estar alerta, tanto física como mentalmente; afirmar, alentar, animar, ayudar, confirmar, consolidar, fortalecer, hacer fuerte, prevalecer, ser valiente”. Vuelve a leer esta definición y presta atención a lo que Dios hace en ti. ¡Es extraordinario!
¿Cómo podemos estar seguros de que Dios lo hará si nunca lo hemos experimentado? ¿Cómo podemos saber que veremos actuar a Dios al enfrentarnos a nuestros límites? Lee todo el versículo y verás sobre qué apoyar tu confianza.
El Señor promete “ayudarnos” siempre. Por supuesto que no hace todo el trabajo, pero nos ayuda en nuestra debilidad. Cuando las fuerzas nos fallan, Él obra milagrosamente.
Promete “sustentarnos” siempre. Dios es justo para perdonarnos, limpiarnos, santificarnos; pero también es nuestra justicia, nuestra fuente de todo bien y el que suple nuestras necesidades.
Nos toma de la mano cuando caemos, nos levanta y fortalece. Jamás nos dejará caídos, nos da las fuerzas y el ánimo para avanzar.
“Yo estoy contigo” te dice el Señor, por tanto no debes temer. El autor de Hebreos también nos anima para depositar nuestra fe en el Dios que nunca falla: “De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”. (Hebreos 13:6).
Toma tiempo para estar en la presencia de Dios en oración. Recibe del Señor las fuerzas que necesitas. Él es quien te esfuerza en este día.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 3 de noviembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Qué hay en tu zurrón?”
“Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.” 1 Samuel 17:40.
La pelea de David era despareja… Qué podemos añadir al relato de la historia cuando todo el mundo sabe quién era Goliat. Imposible que un muchacho que nunca había sido entrenado para la guerra pudiera competirle de igual a igual a un gigante experimentado.
Por eso el rey Saúl intentó equipar a David para la pelea con su armadura, pero la rechazó porque no sabía usarla y le pesaba. En cambio, fue al lecho de un arroyo y escogió cinco piedras lisas que guardó en su zurrón junto con su honda.
Cinco piedras en una bolsa no atemorizan a ningún enemigo, pero no se trataba de las piedras sino en el nombre de Quién serían arrojadas esas piedras. Goliat no sabía que David tenía un Dios Todopoderoso que se manifiesta a favor de los que confían en Él.
“Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré…” (1 Samuel 17:45-46).
Ya conocemos el final de la historia: una sola piedra incrustada en la frente de Goliat por el poder de Dios fue la foto principal de las portadas del diario matutino. El gigante fue vencido.
¿Qué tienes hoy en tus manos que Dios pueda usar para manifestar su poder? ¿Qué hay en tu “zurrón”? Aquello que tú puedes llamar común, Dios lo puede usar para glorificarse.
Llena tu “zurrón” de fe y cree que Dios te puede usar para su gloria. Atrévete a enfrentar a tus “gigantes” en el nombre del Señor y Él te dará la victoria.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 1 de noviembre, 2024
“Él está en las tribulaciones”
“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…” Salmo 46:1-2a.
¿Tribulaciones? ¿Alguien ha pasado por alguna de ellas? Claro que sí… Sabemos lo que significa soportar presiones de todo tipo, enfrentar desafíos más grandes de los que imaginamos, situaciones que producen angustia, estrés, ansiedad.
La diferencia entre salir o no airoso de esas presiones la hace en Quién nos apoyamos. Si le preguntamos a los salmistas hijos de Coré, la respuesta es clara: ¡Dios! El Señor hace la diferencia.
De acuerdo con las palabras del Salmo 46, Dios hace tres cosas por nosotros al pasar por momentos difíciles. En primer lugar es nuestro “amparo”. En hebreo significa “refugio, confianza, esperanza”. En momentos de persecuciones y guerras, los hebreos tenían refugios para protegerse de los ataques inesperados. Hoy, Dios es ese refugio para los que confían en Él. En el Señor encontramos protección y cuidado oportunos.
Dios también es nuestra “fortaleza”. La palabra hebrea significa “fuerza, fortificar, fuerte, poderío, potencia, vigor.” ¡El poder viene de Dios! Cuando algo parece imposible para nuestras capacidades humanas, Dios interviene con su poder y obra de manera sobrenatural para ofrecernos seguridad.
En tercer lugar, Dios es nuestro pronto “auxilio”. En hebreo es la palabra ezrá que significa “ayuda, socorrer, esperar la respuesta”. Observa que no dice que Dios hace todo el trabajo, sino que nos ayuda oportunamente. Hay una coparticipación con Él. Nosotros cumplimos con nuestras responsabilidades y Dios hace los milagros. ¡Nunca es al revés! El Señor siempre provee los recursos necesarios para vencer a los que ya están en marcha; da las armas a los que están listos para la batalla.
Conociendo lo que nos promete el Señor, ¡no temeremos! No importa cuán fuerte ruja la tormenta o cuánto tiemble la tierra, tenemos un Dios Todopoderoso en quien podemos confiar y estar seguros.
No tengas temor, el que creó los cielos y la tierra es tu Ayudador.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 31 de octubre, 2024
“Solo creer”
“Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.” Juan 20:29.
¿Sabías que hay más evidencias de la existencia de Jesús que del filósofo griego Sócrates? Aparte de los Evangelios, hubo historiadores seculares como Flavio Josefo, Tácito, Suetonio, Plinio el joven que mencionaron a Jesús llamado el Cristo en sus escritos. Puedes investigar todo esto en internet, no es ningún secreto. Sin embargo, todavía existen personas que no creen que Jesús existió.
La historia dice que existió, hizo milagros, habló de parte de Dios, fue crucificado, murió en una cruz, fue sepultado, pero nadie encontró los huesos de Jesús. Por supuesto, ¡es que ya resucitó! Hubo más de 500 personas (1 Corintios 15:6) que fueron testigos presenciales de la resurrección de Cristo. ¡Más de 500!
Además, piensa en esto: durante casi 2000 años, millones de personas (sí, millones) dicen haber experimentado su presencia, sus intervenciones milagrosas y la transformación de sus vidas. ¡Es difícil presuponer que Jesús no existe!
Ahora, si sabemos que Jesús existió, debemos seguir creyendo en todo lo que dice la Biblia. Ella dice que Jesús resucitó y ascendió a los cielos, ¡y reina desde el trono celestial! También dice que regresará otra vez a reinar en este mundo junto a todos los que creen en Él. Esa es la condición: creer.
Jesús dijo que somos bienaventurados, muy felices y bendecidos, si creemos en Él sin haberle visto. Una aparición física no haría a Jesús más real de lo que ahora es. Aunque nuestros ojos físicos no puedan verle, nuestra vida da testimonio de que Él está vivo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de octubre, 2024
“Esfuérzate y aliéntate”
“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.” Daniel 10:19.
Sabemos lo que significa enfrentar un día sin fuerzas. Aunque tomemos café y abramos las ventanas para que el aire nos despeje, todo nos cuesta el doble. Los motivos pueden ser muy variados. Podemos sentirnos físicamente agotados por alguna actividad intensa, o también debido a alguna enfermedad. Hay situaciones que nos agotan emocionalmente, como relaciones rotas, personas difíciles, estrés laboral… Mentalmente también podemos desgastarnos. Y por supuesto espiritualmente. Las batallas contra el mismo diablo nos roban fuerzas.
Daniel sabía muy bien lo que era quedarse sin fuerzas, pero en el pasaje citado, nos descubre cómo recuperarlas.
Al ir a la presencia de Dios en oración, él escuchó estas palabras: “Esfuérzate y aliéntate”. Es interesante notar que en hebreo se usa la misma palabra para las dos. Esta palabra, kjazác, significa “fijarse en, ser fuerte, valiente, abrazar, afirmar, ceñirse, echar mano, reforzar, resistir, estar resuelto”. Este fue el mensaje que recibió Daniel: “Fija tus ojos en Dios, agárrate fuerte de Él, abrázalo, refuerza tu fe, resuelve depender del Señor en todo”. Este es el mensaje que Dios quiere hacerte llegar hoy a ti.
Cuando Dios toca nuestro espíritu, comenzamos a ser renovados en las demás áreas de nuestra vida. Nuestras emociones comienzan a aquietarse, nuestra mente a despejarse y hasta nuestro cuerpo experimenta renovación. Daniel pudo decir: “¡Me has fortalecido!”.
Hoy el Padre Celestial tiene sus ojos puestos en ti. Es tu Fuente de fortaleza. Si lo buscas sabrás lo que significa ser renovado, y podrás continuar con tu día agradecido por la obra que hizo en ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de octubre, 2024
“¿Problema u oportunidad?”
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.” 1 Pedro 4:12-13.
A veces nos parece que atravesamos todos los momentos difíciles de la vida en una sola semana. En medio de tantas dificultades podemos llegar a pensar que todo se debe a un “error de cálculos” divino. ¡Cómo nos podrían pasar a nosotros, hijos del Rey!
El apóstol Pedro se ocupó de esclarecernos el tema de las pruebas y no solo mencionó en su segunda epístola que no debíamos sorprendernos cuando llegaran a nuestra vida, sino que en 1 Pedro 5:9 añade que “los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”.
Uno de los propósitos de las pruebas es ayudarnos a crecer y transformarnos en las personas que Dios quiere que seamos. Las pruebas, como parte del proceso de refinamiento, consumen toda impureza, fortalecen nuestra fe y nos hacen más útiles para el Señor.
Quizás no te guste la forma en la que Dios está interviniendo en tu vida. Recuerda que muchas veces nosotros somos los que hacemos más difícil el proceso porque nos cuesta rendirnos, escuchar su voz y aceptar seguir su dirección.
Piensa por un momento en los desafíos que has tenido que enfrentar… ¿Puedes ver sólo los problemas o reconoces una oportunidad para crecer?
Si aún no puedes entender qué propósitos tienen esas pruebas, toma un tiempo a solas con Dios y pregúntale: “Señor, ¿estás tratando de decirme algo?” Cuando lo escuches, no ignores sus palabras o dejes para “más adelante” lo que quiere hacer. Confía y da ese primer paso que comenzará a transformar tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de octubre, 2024
“Cuando las cosas se ponen difíciles”
“Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado… Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” Daniel 3:19, 25.
Sadrac, Mesac y Abed-nego habían desafiado al rey. Mientras todos se arrodillaban con orgullo ante la estatua del monarca, estos tres valientes decidieron mantener su postura de fe a pesar de la presión social, política y religiosa. Ellos sabían que solo podían adorar a Dios, al Creador de todas las cosas.
Estos tres amigos de Daniel no estaban pensando que el rey haría una excepción con ellos porque eran hijos de Dios. Había un horno de fuego muy real esperando a los que desobedecieran las órdenes oficiales. Y esto fue lo que respondieron frente a esta amenaza: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (vs. 17-18). Vuelve a leer otra vez estos versículos. ¿Notaste la frase “y si no”? Ese “y si no” significa que estaban dispuestos a enfrentar la muerte porque nunca cambiarían sus convicciones.
¿Seríamos capaces de ponernos en sus zapatos? ¿Obedeceríamos a Dios o nos rendiríamos ante las presiones? La amenaza de un horno de fuego es algo poco probable en nuestro tiempo, pero todos los días enfrentamos presiones que demandan de nosotros una decisión: Mantenernos firmes en lo que creemos o darle la espalda a Dios.
¿Conoces el final de la historia? El mismo ángel de Dios se paseó en medio del fuego con estos tres valientes. Fueron librados, no “del” fuego, sino “en” en el fuego. ¡Aleluya!
El diablo quiere que te doblegues ante sus ídolos contemporáneos, que cedas a las tentaciones, que retrocedas en tu compromiso con el Señor, pero Dios promete ayudarte y estar a tu lado en medio de tus luchas. Esta es su promesa: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderán en ti. Yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy tu Salvador…” (Isaías 43:2-3a).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Antes del oasis”
“Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas… Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron…Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.” Éxodo 15:23-27.
Israel había visto la mano poderosa de Dios secando el Mar Rojo para que cruzaran al otro lado, y luego haciendo que las aguas recuperaran su curso normal y sepultaran a todo el ejército egipcio. Un milagro tremendo, pero había que seguir adelante y atravesar el desierto para llegar a la tierra de la promesa.
No hay tierra de leche y miel sin antes pasar por tierra seca y amarga. “¿Falta mucho para llegar? El GPS dice que no hay gasolineras en los próximos ¡mil kilómetros!” “Los chicos están cansados y aburridos. Aquí no hay wi-fi”. “A la abuela le duele la cintura y tiene sed”. “¡Ya no tenemos agua… buaaaa!”. ¿Te imaginas lo que habrá sido llevar a este pueblo a la tierra prometida?
Aunque ellos no lo sabían, Dios había preparado una parada maravillosa con setenta palmeras y doce fuentes de agua. Un verdadero oasis en el desierto, pero antes Israel debía pasar por Mara. El agua de ese lugar no se podía beber porque era amarga, y en vez de clamar a Dios por ayuda, el pueblo siguió quejándose. Sin embargo, Dios les mostró una vez más que estaba cuidándoles e hizo que las aguas se volvieran dulces. Un nuevo milagro que no detuvo las murmuraciones. Uf… complicado. Y ya te adelanto que ni siquiera Elim detuvo las quejas.
Tal vez no somos tan diferentes a los israelitas. Empezamos proyectos confiando en el Señor, pero ante la primera adversidad nos detenemos a protestar. Las quejas y la murmuración nos estancan, nos paralizan, nos consumen las fuerzas y no nos permiten ver que después de “Mara” hay un “Elim”. Dios siempre tiene los recursos necesarios para sacarnos de la amargura temporal. Siempre hay respuestas cuando le buscamos de la manera correcta.
El oasis está muy cerca. Ya falta poco para llegar a “Elim”. No te quedes estancado en la amargura y las quejas. Entrégale a Dios lo que te molesta, lo que te ha desgastado y te ha quitado las energías y sigue avanzando. Mira hacia adelante. El lugar de descanso y calma que el Señor preparó para ti puede estar más cerca de lo que crees.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 25 de octubre, 2024
“La voluntad de Dios”
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2.
Hacer la voluntad de Dios… ¿es un placer o una carga? ¿Qué piensas?
Según el pasaje de Romanos, depende de una decisión. Podemos conformarnos al sistema o dejarnos transformar por el Espíritu Santo. Si nos adaptamos al sistema, hacer la voluntad de Dios nos parecerá difícil, aburrido y una carga. Por el contrario, si damos lugar al Señor para que transforme nuestra vida vamos a comprobar que es un placer hacer la voluntad de Dios.
La primera característica de la voluntad de Dios es que es “buena”. Esta palabra en el original griego es agathós que significa “bueno en cualquier sentido; que tiene favor, que son buenas cosas; algo hermoso, valioso, virtuoso”. ¡Nada mejor que agradar a Dios para un cristiano! Lo que Dios quiere para nuestra vida siempre es lo mejor.
La segunda característica es que es “agradable”. Esta palabra en griego es euárestos que significa “completamente gustoso, que trae contentamiento, que es bien apropiado, justo lo que se necesita”. Cuando vemos la intervención del Señor en nuestras vidas al obedecerle experimentamos una alegría y paz desbordantes.
La tercera característica es que es “perfecta”, del griego téleios que significa “completo; alcanzar madurez, ser perfeccionado”. Ajustarnos a su plan nos lleva a crecer, madurar, estar completos en Cristo.
Tendremos esta perspectiva de la voluntad de Dios si primero el Espíritu Santo transforma nuestros deseos, motivaciones, intenciones, forma de pensar, para que cada día nos parezcamos más al Señor Jesús. Todo comienza con un primer paso de obediencia, para luego dar el segundo y ya no detenernos más.
Según la Palabra de Dios, “el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de octubre, 2024
“La clave de la victoria”
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Romanos 6:11.
“Sé lo que debo hacer de acuerdo con la Palabra de Dios, pero en este momento me conviene hacer otra cosa…” ¿Has pensado alguna vez de esta manera? Hay cosas que nos atraen, nos seducen, y por naturaleza hacemos lo que nos dijeron que era peligroso y mortal. Ay… nuestra “carne”, parece que no hay remedio para nuestras debilidades.
Sí, hay remedio, pero no está en este mundo, ni en nosotros mismos, sino en la persona del Espíritu Santo. Sin Él es imposible, aunque lo intentemos muchas veces. Pero será siempre una coparticipación con Él. Hay una parte que debemos hacer nosotros, y el apóstol Pablo lo expresa de esta manera: “Debemos considerarnos muertos al pecado”.
La palabra “considerar”, en griego logízomai, significa “tener por cierto, concluir, tomar en cuenta, pensar”. Se refiere a recordarnos a nosotros mismos las decisiones que tomamos. De hecho, esta palabra está relacionada con logos, que significa “algo dicho, inclusive en el pensamiento; palabra, plática, discurso”.
El apóstol nos lleva a tener constantemente un diálogo interno recordándonos que somos hijos de Dios, que hemos dejado atrás la vida del pecado, que ahora nuestro enfoque es la vida espiritual. A la hora de la tentación, debemos recordar nuestro compromiso con el Señor: “Soy un hijo de Dios y vivo para agradarlo. No voy a ser un juguete del diablo con esta tentación. Las consecuencias de una mala decisión serán desastrosas. ¡Espíritu Santo, toma todo el control de mi alma, ayúdame a vivir para agradar a Dios!”. Y además considera que estás vivo por la gracia de Dios, porque Él te sostiene, porque Jesucristo ha vencido a Satanás, el mundo y al pecado para darte esa victoria a ti. ¡La victoria está ganada por Él!
Cuando te enfrentes a la próxima tentación, considérate muerto al pecado. Si has alimentado tu relación con el Espíritu Santo, tus deseos estarán sometidos a Él y te ayudará a vencer. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de octubre, 2024
“Nunca desamparados”
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” Hebreos 13:6
El deseo desmedido de cosas materiales con el afán de amontonarlas sin compartirlas con otros no es la actitud de un verdadero discípulo de Cristo. En contraste, vivimos agradecidos a Dios por cada bendición provista.
¿Cómo sabemos que tendremos todo lo suficiente? ¡Porque Dios mismo es nuestro Protector, Proveedor y Ayudador! El Señor dijo: “No te desampararé, ni te dejaré”. En este pasaje, en el original griego contiene ¡cinco veces la palabra “no”! Spurgeon, reconocido predicador del siglo XIX, dijo sobre este versículo: “Aquí la palabra “no” tienen una fuerza quíntuple. Es como si Dios dijera: ‘No, no te dejaré, Yo nunca, no, nunca te desampararé’”. Bajo ninguna circunstancia Dios va a desampararnos y mucho menos abandonarnos. ¿No te hace sentir seguro saber esto?
Observa que el Señor es nuestro “Ayudador”. Eso no significa que Él hace todo. Hay una parte que nosotros debemos hacer. Debemos afrontar nuestras responsabilidades con solicitud y diligencia, pero también con gozo y agradecimiento. Es nuestro deber permanecer firmes en la fe, alimentar nuestro espíritu y poner en práctica la Palabra de Dios. Entonces Dios nos ayudará en aquello que no podemos hacer, para lo que no estamos capacitados o no tenemos las fuerzas suficientes.
Tampoco “temeremos a lo que nos pueda hacer la gente”. No vivimos para agradar a todas las personas, sino en primer lugar a Dios. Cuando nuestro enfoque es el Señor y sabemos que Él está con nosotros, el miedo se va y las dudas se despejan.
¿Estás pasando por un tiempo difícil? ¡Dios nunca desampara a sus hijos! Podemos decir confiadamente que Él es nuestro Ayudador. Haz tu parte y deja que Dios se encargue de los milagros. Vive este día tomado de la mano del Señor, porque está claro que Él nunca, y cinco veces nunca, te dejará.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de octubre, 2024
“Anunciar su poder a la próxima generación”
“Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir”. Salmo 71:17-18.
¿Cuántos años tienes? Sí, ya sé, no te acuerdas… Te hago esta pregunta porque cada año que cumplimos no es solo para sumar, sino para manifestar lo que el Señor hace en nosotros. Quienes están a nuestro alrededor deberían ver de qué manera Dios está presente en nuestras vidas; y lo que hemos recibido de gracia, debemos darlo de gracia a las próximas generaciones.
El salmista ya era anciano, sin embargo, todavía podía escribir, alabar a Dios e incluso tocar instrumentos musicales. Parece que el desgaste natural de su cuerpo no era impedimento para seguir sirviendo al Señor. Su mayor deseo era que Dios le diera fuerzas para seguir “anunciando su poder a la posteridad”, es decir, a la siguiente generación.
Qué bendición es conocer al Señor desde la niñez. Salomón lo sabía muy bien y por eso dio este consejo: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. (Proverbios 22:6). Por eso insistimos en la necesidad de enseñar toda la Palabra de Dios a nuestros hijos, llevarlos a clases de educación cristiana, y permitirles compartir momentos en donde puedan poner en práctica lo aprendido.
Yo soy producto de lo que mis padres, maestros de escuela dominical y líderes de jóvenes formaron en mí desde pequeño. Ahora mi meta es que nuestros hijos glorifiquen a Dios con sus vidas si el Señor no viene antes. Es terrible pensar que se levante una nueva generación que no conozca al Señor ni haya sido testigo de su poder. Este fue el caso de Israel: “Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía al Señor, ni sabía lo que el Señor había hecho por Israel. Los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor, y adoraron a los baales.” Jueces 2:10-11.
Tal vez no tengas hijos naturales, pero puedes ser un padre o una madre espiritual para muchos. El anciano salmista se había propuesto esto y clamaba a Dios para que no le faltaran las fuerzas. Si ese es tu deseo, permite que el Espíritu Santo te capacite para hacerlo con amor, paciencia y sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de octubre, 2024
“Jesús es Admirable”
“Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas”. Salmo 77:13-14a.
¿Sabemos exactamente en quién estamos depositando nuestra confianza? Si son personas, debemos considerar la posibilidad de que nos fallen, se equivoquen o cambien de parecer. Si son cosas materiales, puede que se pierdan, las roben, o se echen a perder. Si es dinero, ya sabemos que se puede ir tan rápido como llegó. Sin embargo, al confiar en Dios, sabemos que no cambia y que ¡no hay nadie más grande que Él!
El salmista testifica que nuestro Dios es el que hace maravillas. La palabra “maravilla” en hebreo es péle, que significa “milagros, persona admirable, que hace prodigios, que es sorprendente”. ¿Sabías que esta palabra hace referencia directa a Jesucristo? Se encuentra en la profecía de Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” El primer nombre que hace referencia al Salvador es “Admirable”, y en hebreo péle.
Jesús siempre fue admirado por sus palabras, sus acciones, su influencia, su poder. La gente estaba admirada de su doctrina (Mt. 7:28), de su sabiduría (Mr. 6:2). Incluso el apóstol Pablo dice que seguirá siendo admirado por todos nosotros cuando le veamos cara a cara. (2 Tes. 1:10).
Es cierto que cuando atravesamos dificultades nos olvidamos fácilmente del Dios que hace maravillas. Por eso es necesario recordar siempre sus obras. “Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca” (Salmo 105:5). Si Dios ha sido fiel en el pasado, también lo seguirá siendo ahora porque no hay manera de que cambie. Recuerda que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya!
Deposita tu confianza en Él y lo verás obrar en todo aquello que te parece imposible de resolver. “Dios mío, los cielos te alaban por tus grandes hechos; todos los ángeles del cielo hablan de tu fidelidad y solo a ti te honran. Eres un Dios incomparable; ¡eres grande y maravilloso! Señor y Dios del universo, ¡no hay Dios como tú, tan fiel y poderoso!” Salmo 89:6-8.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La mano de Dios”
“Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:10,13.
Hace un tiempo atrás tuve un sueño extraordinario. Supe en el momento que me desperté que el Señor me había hablado. No soy de las personas que cree que todos los sueños son revelaciones, de hecho, todas las noches tengo sueños muy variados y hasta extraños, pero sé cuándo Dios me habla usando este recurso, y no es muy usual.
Soñé que estaba bajo una nube, muy baja, a pocas pulgadas de mi cabeza. En ese momento tenía la necesidad de que Dios me hablara, sentirlo cerca. De pronto escuché una voz desde esa nube que me decía: “¡Extiende tu mano hacia arriba, tengo mi mano sobre ti! Solo debes atreverte a levantarla y tomar la mía”. Eso hice. Levanté mi mano derecha y empecé a dar manotazos a la nube, revolviéndola para ver si podía hacer contacto. De pronto sentí un escalofrío… ¡toqué la mano de Dios dentro de esa nube! La agarré y la empecé a jalar hacia mí. Empezó a estirarse como una goma elástica, hasta que la pude ver. En ese momento estaba mi esposa y mi hijo conmigo y les digo: “¡Miren, la mano de Dios está con nosotros!” La solté y volvió a cubrirla la nube. En ese momento escucho que Dios me dice: “Pablo, mi mano siempre está sobre ti, solo tienes que tomarla por fe cuando la necesites”.
Fue tan impactante, quedé asombrado; esta experiencia cambió mi vida. Nunca podré olvidarla. Cada vez que paso momentos difíciles, literalmente estiro mi mano hacia arriba porque sé que Dios está allí, con su mano extendida.
Estoy totalmente convencido de que esta promesa no es solo para mí. Dios no tiene hijos favoritos. Él ama a todos sus hijos con el mismo amor. Por favor, no compares al Padre Celestial con tu padre terrenal. Podríamos haber tenido al mejor papá del mundo y aun así, su amor no podrá compararse con el del Señor. Y no hablemos si has tenido un padre ausente, abusivo o indiferente. Tenemos que conocer a Dios pero no a través de comparaciones humanas porque nos vamos a equivocar.
El pasaje de Isaías 41 también se escribió para ti. En cualquier momento difícil, debes mirar hacia arriba y extender por fe tu mano hacia Dios. Él va a tomar tu mano y te dirá: “No temas, ¡Yo te ayudo!”
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de octubre, 2024
"Tú y tu casa”
“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Hechos 16:30-32.
No fue nada fácil el comienzo de la iglesia en Filipos. Pablo y Silas terminaron en la cárcel por predicar el evangelio. Sin embargo, Dios intervino de manera sobrenatural provocando un terremoto, rompiendo las cadenas y abriendo las puertas de las celdas. Cuando el carcelero vio semejante intervención divina, cayó de rodillas rendido ante Dios y dijo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”
El mensaje era claro y sencillo: Dios nos ofrece la salvación gratuitamente y por su gracia. La condición es creer que la obra de Cristo en la cruz es el único medio para limpiar todos nuestros pecados y reconciliarnos con Dios.
Es necesario escuchar y creer todo el mensaje del evangelio. Pablo y Silas “les hablaron la palabra del Señor” a todos los que habitaban en la casa del carcelero y cada uno puso su fe en marcha y creyó. El resultado fue que toda la casa alcanzó salvación ese día. ¡El gozo había llegado a ese hogar! Ahora Jesucristo era el centro de sus vidas y a partir de ese momento todo sería diferente.
La Palabra de Dios nos sigue hablando de la misma manera. Tal vez tú ya has creído en Cristo pero tu familia no. Muchas veces debemos tener paciencia, sembrar la Palabra con amor y esperar la obra que hará el Espíritu Santo en sus vidas. Si nos desesperamos y solo los intimidamos con las graves consecuencias que vendrán por no ser cristianos, cerraremos sus corazones a la obra que solo puede hacer el Señor.
Nunca dejes de orar, de interceder por tu familia. Dios les ofrecerá cada día oportunidades para le conozcan. Sigue creyendo, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo y actuando con sabiduría. Él está obrando.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 17 de octubre, 2024
“¿Quién guía tu futuro?”
“Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.” 2 Reyes 23:5.
El rey Josías fue tremendamente impactado por la Palabra de Dios cuando fueron hallados los antiguos rollos de la ley en el templo. Después de muchos años, el rey volvió a limpiar a Jerusalén de la idolatría y de todo lo relacionado con “los signos del zodíaco”: astrología, adivinación y hechicería. Cuando ellos se volvieron a Dios y pusieron su confianza en Él, volvió la paz y la prosperidad al pueblo.
Los años han pasado y nada ha cambiado. El hombre sigue tratando de interpretar lo que “dicen” los astros sobre su destino. Muchos siguen creyendo que los signos del zodíaco tienen algo que decirles. Millones de personas diariamente consultan el horóscopo para saber lo que les deparará el día y ponen su confianza en ello. ¡Qué engaño del diablo!
Tengo un amigo en Argentina que antes de conocer a Cristo trabajó en un medio de comunicación. Cuando se ausentaba el astrólogo de turno, encargado de decirle a la gente lo que podía espera ese día según su signo zodiacal, le pedían a él que escribiera algo para el horóscopo del día… ¡Imagínate las cosas que inventaba! Podía escribir lo que se le ocurriera, y muchos seguirían al pie de la letra sus disparates.
Es difícil de creer que tantas personas confíen más en lo que supuestamente “dicen” los astros que en lo que dice el Creador de todo lo que existe.
La verdad sobre nuestro futuro la encontramos en la Palabra de Dios. Si necesitamos dirección, consejo o saber lo que podemos esperar en nuestro día a día, solo debemos abrir la Biblia y leer lo que Dios tiene que decirnos. Él es el único que conoce nuestro presente, pasado y futuro. Él único a quien le debemos confiar nuestra vida.
Como dijo David en el Salmo 16:5, 7,11: “Tú, Señor, eres… mi herencia; tú eres quien me sostiene. Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun en las noches me enseña mi conciencia. Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de octubre, 2024
“Estimados para Dios”
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4.
¿Qué vio el Señor en nosotros para amarnos? Sigue siendo la pregunta del millón.
¿Has visto la mirada de una madre ante su hijo recién nacido? Creo que se aproxima un poquito al amor que Dios siente por nosotros. Ella ama a ese bebé sin haberlo visto y sin importar lo que sucederá a partir del momento de su nacimiento. Está dispuesta a dar su vida por alguien que solo llora y pide comida. Sin embargo, sabe que es parte de ella, lo ha llevado en su vientre por varios meses y siente algo que… ¿Cómo explicarlo? No soy madre, pero he visto esa mirada. Si tú eres mamá, entiendes lo que quiero decir.
Dios nos mira con ojos llenos de amor; para Él somos de “gran estima”. Pero no nos confundamos, no somos valiosos por nosotros mismos sino a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Fuimos comprados con su sangre y valemos su misma vida. Además para Él somos “honorables”. Esta palabra en hebreo es kabad que significa “con honor, distinguido, ilustre, insigne, noble, renombrado”. ¡Wow Señor! ¿Así nos ves? ¡Qué amor!
Observa que Dios no dice “yo te amaré”, dice “yo te amé”. Tiempo pasado. Nos ama desde la eternidad y nada ni nadie puede cambiar eso. Su amor es inalterable, infinito, incondicional, ininterrumpido. Dios tiene su mirada sobre ti, no se cansa de contemplarte. Te ama porque te creó, pero además porque te volvió a comprar para que seas doblemente suyo.
Cuando comprendemos que somos amados sin merecerlo, solo podemos corresponder a ese amor entregando nuestra vida al Señor sin reservas. A través de esa relación de amor Padre-hijo llegamos a entender para qué fuimos creados y nos envuelve una profunda seguridad de que el Señor cumplirá sus planes en nuestra vida, hoy y por la eternidad. Si esa es tu confianza, ¿cómo no creer que Él se ocupará de cada detalle de tu vida?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de octubre, 2024
“El Señor y el Maestro”
“Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. Juan 13:13-14.
Jesús y los discípulos estaban reunimos para celebrar la Pascua y nadie dio el primer paso para lavar los pies de los demás como era costumbre. A Simón el celote no lo movieron sus fuertes impulsos. Tomás estaba dudando si hacerlo era conveniente. Judas estaba haciendo cálculos para ahorrar agua. Juan pensaba en recostarse sobre el pecho de Jesús bien lejos de sus pies, y Pedro tal vez estaría pensando que él no era el sirviente de nadie. Mientras se miraban unos a otros, Jesús tomó el lebrillo, la toalla y comenzó a hacer el trabajo sucio.
Después de terminar su lección objetiva, Jesús los miró a todos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro…”. ¡Jesús cambió el orden de las palabras! Fue como decirles: “Ustedes me llaman Maestro y Señor y es verdad, porque lo soy, pero el orden es incorrecto. Ustedes siempre esperan que les enseñe lo que deben hacer, que les dé explicaciones del por qué deben servir. A ustedes les encantan mis enseñanzas, pero parece que no las ponen en práctica. Pues sepan que primero soy su Señor y después su Maestro. Primero les digo lo que deben hacer y después, si lo creo conveniente, les doy las explicaciones. Si son mis discípulos deben ser hacedores de la Palabra más que oidores. Si yo, el Señor y Maestro, les he servido, ustedes deben hacerlo también en obediencia a mi mandato”.
Esta enseñanza sigue siendo tan cierta como en esos días. Cada hijo de Dios debe tener claro que Él sigue siendo primero Señor y después Maestro. Un verdadero discípulo obedece a todo lo que Jesús le mande. Si Él dijo que debemos “amarnos unos a otros”, no hay excepciones. Si dijo: “Amarás al Señor tu Dios de todo corazón”, esto no significa amar más las cosas materiales que a Dios. Si dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”, no podemos alterar el orden. Y si dijo que debemos perdonar a todo aquel que nos ofenda, no debemos esperar que primero nos explique por qué.
Te pregunto, ¿qué lugar ocupa el Señor en tu vida? ¿Es tu Señor? ¿Le obedeces sin cuestionamientos, quejas, o reproches? Cuando le hemos rendido todo nuestro ser al Rey de reyes y Señor de señores, nuestra voluntad debe estar sometida a Él. El Señor mismo nos enseñó que aun en las peores circunstancias debemos responder: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de octubre, 2024
“Salvados en el día de conflicto”
“Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda.” Salmo 20:1.
Hay días más difíciles que otros, hay momentos en que el mismo diablo parece haber concentrado todos sus ataques sobre nosotros, nuestra familia, trabajo, iglesia, incluso usando a las personas que menos podríamos imaginar. David lo llama el día de “conflicto”. Esta palabra en hebreo es tsará que significa “aprieto, problema, aflicción, angustia, calamidad, tribulación, ataque de un rival”.
Los días de conflicto nos llegan a todos, a veces inesperadamente, otras veces los vemos venir. Sin embargo, si tenemos un corazón como el de David sabremos recurrir al Señor, el único que nos “defiende”. Otra palabra interesante. En hebreo es sagáb que significa “estar elevado, inaccesible, seguro, fuerte; enaltecer, engrandecer, exaltar, levantar.” ¡Wow! ¿Todo eso hace Dios cuando nos defiende? Es mucho más que hacerse cargo del conflicto, el Señor nos pone en alto, en Él estamos seguros y su nombre es exaltado. ¡Aleluya!
Es tremendo cómo Dios transforma un día de conflicto en día de victoria y celebración. Lo que podría destruirnos Dios lo usa para que crezcamos, lo conozcamos más y tengamos más motivos para dar gracias y alabarlo.
Por favor, toma unos minutos más y lee todo el Salmo. Parece que el mismo David estuviera orando por nosotros. Él le pide a Dios que nos envíe ayuda (v. 20), que cumpla los deseos de nuestro corazón (v. 4), que nos alegremos en su salvación y conceda todas nuestras peticiones (v. 5). Si tu corazón está conectado con el de Dios, entonces todos tus deseos serán los mismos que los suyos y verás respuestas a tus peticiones porque estarán de acuerdo con su voluntad.
Además, en el v. 8 vemos que hay una gran diferencia entre los que confían en Dios y los que solo lo hacen en sus propios recursos. Cuando tropiezan, no se pueden levantar. Pero el que está sostenido por la mano poderosa de Dios, ¡siempre se levanta! “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie”.
¡Bendito sea Dios nuestro Ayudador!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de octubre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No estamos solos”
“He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Juan 16:32.
Los discípulos de Jesús, en momentos de crisis, solo pensaron en “sálvese quien pueda”. Todos habían afirmado que estarían dispuestos a dar la vida por su Maestro, pero cuando la presión fue fuerte, los compromisos se esfumaron.
Siempre hemos escuchado que los verdaderos amigos se ven en los momentos difíciles. Cuando el Señor no enfrentó dificultades los discípulos estuvieron a su lado y fueron sus fieles seguidores. Pero cuando comenzaron los verdaderos problemas, cuando debían velar una hora con Jesús en Getsemaní, enfrentar a la turba o dar su opinión ante el sanedrín, Jesús estaba solo, humanamente hablando.
El Hijo de Dios tenía claro que su hora había llegado y que nadie podía ayudarlo a redimir al ser humano, nadie podía tomar la cruz y morir por los pecados de la humanidad siendo el sustituto perfecto y sin pecado sino solo Él.
Sin embargo, esta situación de soledad de Jesús también tenía el propósito de manifestar al Hijo de Dios hecho hombre. Él entiende lo que nosotros sentimos porque experimentó dolor, sufrimiento, angustia, soledad. Cuando decimos “me quedé solo”, el Señor sabe lo que significa.
Jesús hace una declaración que debemos tener muy en cuenta: “No estoy solo, porque el Padre está conmigo”. ¡Qué tremenda verdad, no solo para Él sino para nosotros! Jesús nos mostró el camino al Padre, nos relacionó con Él, nos enseñó los beneficios de esa relación para que nosotros pudiéramos experimentar esa cercanía.
Muchas veces vamos a atravesar momentos difíciles que parecen conducirnos a la misma muerte. Jesús te entiende, Él lo pasó. Miramos a cada lado y no hay nadie que nos aliente, nadie que esté a nuestro lado… por lo menos visiblemente. En esas circunstancias es que toman un tremendo significado las palabras de Jesús: “¡No estoy solo, porque el Padre está conmigo!”
Nunca estás solo, sientas o no la presencia del Padre, Él ha prometido estar a tu lado siempre. “… He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Mateo 28:20b.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de octubre, 2024
“Gustar y ver a Dios”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
Si no eres argentino, puedo explicarte detalladamente qué es un alfajor: Dos galletas dulces unidas en el medio por una buena cantidad de dulce de leche y finalmente cubiertas de chocolate. Si nunca probaste un alfajor, ahora puedes imaginarte de que se trata, pero solo si lo saboreas ¡no podrás parar hasta acabártelo! Más que darte explicaciones, tienes que usar tus sentidos para disfrutarlo.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo. “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (Vs. 17-19)
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de octubre, 2024
“Solo creer”
“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. Lucas 8:50.
Jairo, un principal de la sinagoga, vino desesperado a Jesús. No era para menos, su hija de doce años estaba muriendo. Por su posición, seguramente contaba con los mejores médicos de la época, sin embargo, Jesús era su única esperanza. Al escuchar su pedido, el Señor aceptó ir a su casa.
Mientras iban de camino se encontraron con uno de los empleados de Jairo que le dijo: “Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro” (v. 49). ¿Molestia para Jesús? ¡Se nota que no le conocía! El Señor inmediatamente se acercó a este padre desesperado y le dijo: “No temas; cree solamente, y será salva”. La palabra “solamente” requiere especial atención. En griego es el adverbio mónon que proviene de otras palabras que significan “permanecer en una sola cosa, lo único, perseverar, persistir en una cosa”. En otras palabras, Jesús le dice: Solo ten fe y olvídate de lo que se dice por ahí.
Si decimos que confiamos en Jesús, espera que sea solamente en Él. No es Jesús y otras alternativas por las dudas. Nuestra confianza, seguridad y esperanza deben estar puestas solo en las manos del Señor. Jairo puso su fe en Cristo, pero en el camino los comentarios de sus amigos probaron su fe. Aparentemente, mientras había vida podían creer, pero una vez muerta la niña… No sabían que la muerte no era un problema para Aquel que es la “resurrección y la vida”. Si Jesús dijo que la niña sería salva, eso es lo que pasaría.
Cree solamente, sin añadir nada más. Jesús quiere que vayamos a Él con una fe no fingida como Pablo le dice a Timoteo. (2 Timoteo 1:5).
Cree solamente, sin preocuparte de lo que argumenten los que están a tu alrededor.
Cree solamente, como un niño. En cierta ocasión el Maestro puso en medio de sus discípulos a un niño como ejemplo de la fe genuina (Mateo 18:3). Para un niño, lo que Jesús dice lo cumple, y se mantendrá esperando la respuesta.
Cree solamente y luego adórale. Dale gracias de antemano por lo que hará. No temas, lo verás actuando de manera sobrenatural en tu necesidad. ¡Solamente cree!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de octubre, 2024
“La fidelidad de Jesús”
“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” 2 Timoteo 2:13.
Apenas escuchó que la piedra que cubría la tumba de Jesús había sido removida, Pedro salió corriendo a ver lo que había sucedido. Llevaba tres días con un peso terrible en su alma por haber negado a Jesús. La profecía se había cumplido. ¡Qué angustia insoportable!
María llegó diciendo que el Maestro había resucitado, que su cuerpo no estaba en la tumba y que dos ángeles le dieron el anuncio. Pedro tenía que verlo con sus propios ojos. Al llegar, se dio cuenta que el anuncio era cierto. La tumba vacía era la evidencia. ¿Y ahora? ¿Qué pasaría si se encontraba cara a cara con Jesús? ¿Cómo decirle que estaba tan arrepentido de haberle negado?
Cuando el Señor se le presentó a Pedro, el apóstol pudo experimentar el perdón genuino. No había rencor, ni reproches, ni siquiera un “te lo dije”. El Señor permaneció fiel. Su fidelidad es inalterable, incomprensible, incomparable.
Muchas veces podemos sentir esa misma carga de Pedro. Sabemos que le hemos fallado al Señor y eso nos pesa. Incluso llegamos a pensar si podrá perdonarnos una vez más. En esos momentos Jesús nos vuelve a recordar cuánto nos ama y que Él entiende nuestras luchas y debilidades. Entonces nos abraza y nos dice: “Yo siempre te perdono y olvido”. Y cuando volvemos a preguntarnos si es posible, nos recuerda que Él no puede negarse a sí mismo. Es eternamente fiel y no hay nada que pueda cambiar eso. Esta es una verdad en la que tú puedes confiar el resto de tu vida sin importar tu situación.
El cielo está lleno de “Pedros” perdonados y transformados por el Espíritu Santo. Ellos son parte de una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, perfeccionada para vivir por la eternidad con Cristo.
Si las viejas dudas quieran invadir tu corazón, aprópiate de las palabras del apóstol Pedro en su epístola: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva” (1 Pedro 1:3). ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de octubre, 2024
“Velad y orad”
“Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Mateo 26:41.
Jesús no compartió esta enseñanza durante un evento multitudinario, lo hizo mientras se encontraba solo con sus discípulos poco antes de ser crucificado. El Señor quería que estuvieran conscientes de la posibilidad de ser tentados por el diablo y cómo responder.
Ya sabemos que las tentaciones son muchas y muy variadas. Además, la mayoría son sorpresivas. Por eso la importancia de “velar”. Esta palabra en griego es gregoreuo que significa “mantenerse despierto, estar vigilantes, alertas, preparados en todo momento”.
Dios comprende nuestra lucha por no caer en tentación y elegir la rectitud, por eso ha enviado a su Espíritu Santo para ayudarnos a vivir con integridad. Él es quien nos ayuda a mantenernos vigilantes, nos da discernimiento y nos recuerda cuáles son nuestras armas espirituales para vencer cada ataque de Satanás.
También debemos “orar”. En griego es la palabra proseújomai que significa “dialogar con Dios, suplicar, adorar, pedir, anhelo por acercarme a Dios”. En 1 Tesalonicenses 5:17 leemos: “Orar sin cesar”. ¿Es posible esto? Sí. Aunque nuestra boca esté cerrada, o incluso estemos haciendo alguna actividad, nuestro espíritu puede estar en comunión permanente con Dios pidiendo fortaleza para ser librados del mal, y pendientes de la dirección que el Señor nos pueda dar.
Quizás pienses que hay tentaciones que son demasiado fuertes y casi imposibles de resistir. No es cierto. “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1 Corintios 10:13.
Protege tu mente con la Palabra de Dios, mantente alerta y en oración y el Señor te dará la victoria sobre toda tentación.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de octubre, 2024
“Viviendo en su presencia”
“Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.” 2 Samuel 6:11.
El arca de Jehová era también llamado el arca de la presencia de Dios. La construyó Moisés cuando hizo toda la obra del tabernáculo. Cuando Israel conquisto Canaán, en tiempos de Josué, el tabernáculo quedó situado en Silo y permaneció incluso hasta el tiempo del rey Saúl.
David sabía que el arca significaba contar con la misma presencia de Dios y se propuso traerla a Jerusalén donde estaba reinando. Pero la forma que usó para trasladarla no era la permitida por Dios, por lo que una de las personas que la cargaba murió fulminado por tocarla. Fue un día de temor y angustia y David decidió dejarla en la casa de Obed-edom.
El arca quedó en la casa de este levita y resultó que al poco tiempo comenzó a prosperar. Sus rebaños se multiplicaban, todo lo que sembraba crecía. Si lees su biografía sabrás que tenía muchos hijos y todos le servían a Dios. “Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael, el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom. Semaías hijo de Obed también tuvo hijos que fueron jefes de la familia de sus padres. Eran hombres muy valientes y esforzados… Todos estos eran descendientes de Obed Edom. Todos ellos, con sus hijos y hermanos, eran sesenta y dos hombres robustos y fuertes para el servicio.” (1 Crónicas 26:4-6,8).
¡Cuánta bendición para esta familia! El secreto radicaba en… Bueno, ¡no era ningún secreto! ¡El arca de la presencia de Dios residía en su hogar! Cuando David se enteró de esto, estudió en la Palabra cómo debía trasladar el arca y así lo hizo. Ahora todo Israel recibía bendiciones.
¡Qué bueno que ya no necesitamos un arca física para ser bendecidos! Ahora somos bendecidos por Jesucristo. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3).
Pero las bendiciones de Dios son consecuencia de nuestra relación con Él. Todo comienza con una vida de comunión diaria con el Señor. ¡Qué diferente sería el ambiente en nuestros hogares si todos vivieran conscientes de la presencia de Dios en nuestra casa!
Si hoy comienzas tu día buscando a Dios, creyendo que Él habita en tu hogar, y si esto mismo lo transmites a los que viven contigo, te aseguro que hoy será diferente. Cuando estamos viviendo bajo la presencia de Dios tenemos una visión distinta, dependemos más de Él a la hora de tomar decisiones, perdonamos más rápidamente, corregimos con amor, disfrutamos el gozo del Espíritu y somos bendecidos por su presencia
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de octubre, 2024
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“Está a la puerta”
“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”. Génesis 4:6-7.
Caín le trajo a Dios una ofrenda de frutos de la tierra y estaba ansioso por recibir su aprobación. Sin embargo, el Señor no aceptó su ofrenda. La Biblia no dice por qué Dios la rechazó. Quizá la actitud de Caín fue inapropiada, o quizá su ofrenda no cumplía las normas de Dios. En cambio, recibió con agrado la ofrenda de Abel, su hermano. ¡Qué rabia! El semblante de Caín reflejaba el enojo que sentía.
Entonces Dios, como un Padre amoroso, le preguntó qué le pasaba. Él lo sabía, pero quería que Caín reconociera lo que le estaba molestando. Dios le advirtió sobre el poder destructivo del pecado. Caín tenía ante él la oportunidad de hacer lo correcto o abrir la puerta al pecado que estaba acechándole. La historia bíblica dice que terminó siendo el primer homicida de la tierra.
Todos tenemos que tomar diariamente la decisión de Caín: Hacer el bien o el mal. El pecado está ante la puerta de nuestro corazón. Una puerta es un límite y nosotros somos quienes decidimos lo que dejamos entrar. Hoy, la palabra puerta ya no se refiere solo a una tabla de madera con bisagras, hay también puertas tecnológicas que se abren solo con un clic y que encierran enormes peligros.
Dios le dijo a Caín: “El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo”. Eso significa que cada uno es responsable de controlar sus deseos. Nosotros decidimos si queremos vencer la tentación o dejarnos seducir.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él nos liberta de la esclavitud del pecado y nos da poder a través del Espíritu Santo para ser vencedores. El pecado seguirá estando a la puerta, pero ya no luchamos contra él en nuestras fuerzas. Si le damos lugar al Espíritu Santo nos capacitará para no ser dominados por aquello que nos separa de Dios. La decisión es nuestra.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de octubre, 2024
“Para qué vino Jesús”
“Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” Juan 18:37b.
Pocas horas antes de ir a la cruz, Jesús reveló el propósito de su nacimiento al gobernador Pilato. Al Señor no lo tomaron desprevenido en el huerto de Getsemaní, tampoco fue una sorpresa para Él la negación de Pedro ni se desesperó por tener que comparecer ante el Sanedrín. El Señor sabía lo que le esperaba: ir a la cruz para consumar la obra perfecta de redención.
Jesús fue claro y contundente a la hora de manifestar el propósito de su venida al mundo: “Para dar testimonio de la verdad”. Desde que Adán y Eva pecaron, el mundo vive bajo el engaño de Satanás. (Juan 8:44). Este sistema cree que rechazar la existencia de Dios es evolucionar en la manera de pensar, que la fe en Cristo es algo pasado de moda y que el hombre es bueno por naturaleza… Mentiras y más mentiras.
Todos somos pecadores por naturaleza. Así hemos nacido y nuestros hechos lo confirman. Realmente no hay bueno ni siquiera uno. Podemos ser políticamente correctos e intentar actuar por un tiempo diplomáticamente, pero nuestro corazón está lleno de envidia, celos, egoísmo, orgullo, soberbia, lujuria, avaricia y codicia. La única solución para esto fue, es y seguirá siendo Cristo. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (Juan 8:32).
No hay otro camino a Dios que no sea Jesucristo. En la Biblia leemos que “nadie puede ir al Padre sino por Él” (Juan 14:6). Solo la gracia de Dios nos salva por la fe en Jesús. La verdadera paz y la liberación de la culpa, se obtienen solo por la fe en lo que Cristo hizo por nosotros. “Para que todo aquel que en Él cree… (¡que en Él cree!), no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador, son perdonados nuestros pecados, tenemos paz con Dios y libre acceso a su presencia. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe…” Hebreos 10:19-22.
Al saber el propósito de su venida, tenemos motivos suficientes para regocijarnos y darle gracias por lo que hizo por nosotros. ¡Qué privilegio ser hijos de Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de octubre, 2024
“Santidad al Señor”
“Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. Y la sujetarás con un cordón azul, y estará sobre la mitra; por la parte delantera de la mitra estará.” Éxodo 28:36-37.
Dios mismo le dijo a Moisés cómo debía construir el Tabernáculo, incluyendo las vestiduras de los sacerdotes. No dejó nada a libre elección o deseo del pueblo, sino que les ordenó cumplir con todo. Y Moisés siguió todas las indicaciones.
Dios tenía un propósito con todo lo que había ordenado. Cada elemento del Tabernáculo, incluso, es un símbolo de la obra de Cristo para redimir a la humanidad. Por eso hay que prestar atención a las enseñanzas que tiene para nosotros.
Es el caso de las vestiduras del sumo sacerdote, el principal de los levitas a cargo de la alabanza y adoración a Dios. En los versículos que mencionamos al principio Dios mandó que tuviera una mitra, un sombrero, con un detalle muy especial, visible para todo el que lo observara. En la parte frontal de la mitra debía incluirse una placa de oro con la frase: “Santidad a Jehová”. ¿Qué enseñanza nos deja esto?
No es difícil la aplicación de este símbolo para nosotros. Como creyentes en Cristo, hemos sido constituidos sus sacerdotes desde el momento que recibimos a Cristo como nuestro Salvador y Señor. Observa cómo lo dice Juan: “Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre” (Apocalipsis 1:5-6).
Como sacerdotes de Dios somos llamados a vivir en santidad y la santidad comienza en nuestra mente. No es en las acciones, porque ellas son resultado de lo que procesamos en nuestra mente (Romanos 8:5-9). Podemos cantar bonito, ayudar a los necesitados, servir a todo el mundo, pero si nuestros pensamientos son pecaminosos, de nada sirve todo lo que hagamos.
Dios nos llama a santificar nuestra mente. ¿Cuáles son los pensamientos santos? Pablo lo dice claramente: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8).
¿Qué piensas las 24 horas del día? ¿En qué te concentras durante tus tiempos de ocio? Las canciones que retumban en tu mente, ¿glorifican a Dios? ¿Qué imágenes grabas en tu mente después de estar conectado a internet? ¿En qué tipo de lectura te enfocas? Las respuestas a estas y otras tantas preguntas te indicarán si tu mente está siendo santificada.
Tenemos ayuda sobrenatural, el Espíritu Santo es el encargado de perfeccionar la santidad en nuestras vidas. Si nos relacionamos más profundamente con Él, si le encomendamos nuestros pensamientos, y dejamos que nos guíe a toda verdad, entonces nuestra mente será un tabernáculo de Dios, un lugar de alabanza permanente para su gloria.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de octubre, 2024
“Confía en el Señor”
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” Salmo 125:1-2.
Este salmo era un “cántico gradual” usado por los judíos peregrinos que iban a Jerusalén a adorar a Dios por lo menos tres veces al año. Durante el viaje, y llegando a la ciudad capital, entonaban esta canción que expresaba su confianza en Dios.
Las promesas de este salmo son para aquellos que han hecho de Dios su seguridad; los que abandonaron los “montes” en donde depositaban su confianza y decidieron poner sus vidas en las manos del Señor. Todo ídolo, imagen, amuleto, incluso el dinero y los bienes materiales son inútiles a la hora de brindarnos verdadera protección. Pero en Cristo podemos estar seguros, sin importar lo fuerte que sean las tormentas que lleguen a nuestra vida.
La Biblia dice que las personas que no depositan su fe en Cristo son como las olas del mar llevadas de una parte a otra, como la arena del desierto, como el tamo que se lleva el viento, pero los que esperan en el Señor permanecen firmes. Como la cadena continua de montañas alrededor de Jerusalén, así Dios rodea a sus hijos y los preserva de todo daño. Él es un muro de protección para su pueblo.
En uno de sus escritos Martín Lutero dijo sobre estos versículos: “Por encima de nosotros está el cielo; a ambos lados Él es un muro; debajo de nosotros Él es como una roca firme sobre la que nos hallamos; de modo que estamos a salvo y seguros por todos lados. Ahora bien, si Satanás nos lanza sus dardos a través de estas fortificaciones, solo podrá llegar al Señor antes que a nosotros”.
Dios promete rodearte con su protección, no temas, en Él puedes estar seguro siempre. “Yo seré para _________ (pon aquí tu nombre) una muralla de fuego que le rodeará…” Zacarías 2:5a.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de octubre, 2024
“La oración cambia las cosas”
“Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él.” Hechos 12:5.
Tengo en mi memoria una frase que me dijo mi papá cuando era niño: “La oración cambia las cosas”. Hasta el día de hoy resuena en mis oídos, y lo he comprobado durante toda mi vida. Vuelve a leer el versículo de Hechos y presta atención a la manera en que reaccionó la iglesia frente a una situación que parecía sin esperanza.
Jacobo ya había muerto martirizado y todo indicaba que el nombre de Pedro seguía en la lista. Hasta aquí llegaba el ministerio de Pedro. ¡Adiós al pescador extrovertido! Pero la iglesia creía en la oración; sabían que Dios puede cambiar cualquier cosa cuando clamamos a Él con fe y pedimos de acuerdo con su voluntad. Lee la historia completa y recuerda su intervención maravillosa para salvar a Pedro.
Muchas veces atravesamos situaciones que nos parecen imposibles de cambiar, a tal punto que ni siquiera oramos por eso. Cuando nos dicen que será difícil encontrar un trabajo, o que el pronóstico de nuestra enfermedad no es bueno, o que no tendremos los recursos para completar nuestros estudios…, es en ese momento donde debemos tomar una decisión: aceptamos lo que nos dicen o vamos a Dios con fe pidiendo que intervenga milagrosamente.
Recordemos que la incredulidad y la apatía nunca nos va a permitir ver lo que Dios es capaz de hacer. Debemos aprender a perseguir con determinación y entrega lo que Dios nos ha prometido o aquello que solo Él nos puede dar.
Tal vez hasta ahora no tomaste la oración como primera opción y ahora te diriges hacia ese final anunciado, pero déjame decirte que estás a tiempo de corregir el rumbo. Ve a al Señor ahora mismo y ora. La Palabra de Dios dice: “Buscad y hallaréis”.
Créeme, ¡la oración cambia las cosas!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 30 de septiembre, 2024
“Somos la luz”
“Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” 1 Juan 1:5.
Hay una época del año en donde la mayoría de nuestros países celebran la oscuridad, la muerte, el miedo y las tinieblas, incluso algunos lo festejan regalando dulces y chocolates. Pero antes de ser parte de cualquier celebración, deberíamos saber de qué se tratan las representaciones simbólicas de esas festividades.
Según la Palabra de Dios, cuando venimos a Cristo, automáticamente abandonamos las tinieblas porque Él nos coloca en posición de hijos de luz. “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.” (1 Tesalonicenses 5:5). En la Biblia, las tinieblas simbolizan el ámbito en donde se mueve el diablo.
Dios nos ha dejado claro en Su Palabra que no debemos participar en asuntos promovidos por Satanás: “Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”. (Efesios 5:11). ¿De qué cosas no deberíamos participar? La respuesta está en la Biblia:
Deuteronomio 18:10-12: “No sea hallado en ti... quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas”.
2 Reyes 23:5: “Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.”
Colosenses 2:8: “Cuídense de que nadie los engañe mediante filosofías y huecas sutilezas, que siguen tradiciones humanas y principios de este mundo, pero que no van de acuerdo con Cristo”.
Como hijos de Dios, tenemos un estilo de vida diferente. Si la luz de Jesús está en nosotros, no podemos dejar de resplandecer, aun en las más densas tinieblas en que podamos estar viviendo. ¡Sé una luz a donde Dios te ha puesto!
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” 2 Corintios 4:6.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 29 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Socorro en la tentación”
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” Hebreos 4:15.
Nadie está exento de ser tentado. Desde Adán y Eva hasta hoy, la Serpiente sigue tentando a cada ser humano para que haga su propia voluntad y desobedezca a Dios. Hasta lo hizo con el mismo Señor Jesús (Mateo 4:1-11).
La Biblia nos dice que Jesús fue tentado en todo y por eso se “compadece” de nosotros. Esta palabra en griego es la palabra sumpatheo que significa “sentir simpatía, sufrir con otro, ser afectado similarmente, tener compasión”. Cuando estamos soportando una tentación, Jesús nos entiende porque Él sintió y siente lo mismo que nosotros.
Cuando pasemos por una tentación, debemos hacer lo mismo que hizo Jesús, usar la Palabra de Dios y permitir al Espíritu Santo que tome el control y nos ayude en nuestra debilidad. Seguramente, lo primero que oigas de Él sea: “¡No te metas ahí! ¡Huye!”
Siempre recuerdo una ilustración que aprendí cuando era niño en la Escuela Dominical. Había una avispa muy orgullosa que se creía muy fuerte y pasaba muy cerca de una telaraña creyendo que nunca iba a caer en ella. Pero un día hizo un mal movimiento y una de sus patas quedó atrapada. Mientras intentaba librarse, vino la araña y le atrapó otra de sus patas con su tela. Ahora era más difícil escapar. Volvió entonces la araña y siguió envolviendo el resto del cuerpo de la avispa hasta inmovilizarla completamente y entonces fue una presa fácil para devorarla. Del mismo modo trabaja el diablo en nuestras vidas a través de sus tentaciones.
Si parece que ya tienes una “pata atada” a una tentación, pídele a Dios la fortaleza y sabiduría para huir de ella. No creas que puedes salir solo. Necesitas ayuda sobrenatural. Clama al Señor y te dará la ayuda que necesitas. Él sabe cómo librarnos de cada tentación.
“Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” Hebreos 2:18.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 27 de septiembre, 2024
“La mirada de Jesús”
“Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.” Lucas 22:61.
Si hay un evento que Pedro nunca va a olvidar es cuando vio a Jesús después de haberle negado tres veces. Sólo bastó una mirada del Señor y eso le partió el corazón.
Los ojos de Jesús expresan verdad. Con su mirada nos dice: “Te lo dije”, después de haber sido advertidos sobre aquellas cosas que Él no aprueba y sin embargo hacemos. Él lo sabe todo. Sabe de nuestras debilidades y errores, pero también sabe si realmente estamos arrepentidos.
A pesar de nuestros fallos, su mirada sigue manifestándonos amor. El Señor no busca herirnos al mostrarnos nuestros errores, sino atraernos hacia Él para recibir su perdón. Por eso después de su resurrección el Señor buscó a Pedro y mirándolo a los ojos le preguntó: “¿Me amas?”. El Señor conocía el corazón de Pedro y sabía de su arrepentimiento y amor sincero por Él. Jesús perdonó y olvidó.
Los ojos de Jesús también expresan afirmación y dirección. En otra oportunidad, los religiosos le trajeron al Señor una mujer adúltera condenándola por su pecado. Cuando esta mujer quedó sola porque nadie pudo arrojar su piedra, Jesús la perdonó pero también le dio dirección: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” (Juan 8:11).
La mirada de Jesús nos revela las nuevas oportunidades que nos da después de haber fallado. Él nos rescata de donde nos haya llevado la desobediencia y nos muestra su compasión y bondad. Solo espera que vayamos a Él arrepentidos sinceramente, y aceptemos el regalo de su amor y perdón.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 26 de septiembre, 2024
“Respuestas a sus intervenciones”
“Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y enseguida recibieron la vista; y le siguieron.” Mateo 20:33.
Una multitud seguía a Jesús, pero dos hombres no podían ver lo que sucedía a las afueras de Jericó. Eran ciegos y lo único que podían hacer era sentarse junto al camino a pedir limosna. Pero de repente escucharon que el Maestro estaba cerca, y aunque el gentío que se había juntado no les hacía fácil un encuentro con el Hijo de Dios, sabían que la única solución para su ceguera estaba en las manos de Jesús y no iban a dejar pasar la oportunidad. Entonces comenzaron a clamar con todas sus fuerzas: “¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!” (v. 30).
El clamor era fuerte, cada vez gritaban con mayor desesperación hasta el punto que la gente les pedía que se callaran. Para muchos eran dos hombres molestos que interrumpían el gozo del desfile, pero para ellos se trataba del encuentro más importante de sus vidas. Entonces sucedió lo tan esperado, Jesús detuvo a la multitud y los mandó a llamar. ¡Al fin el momento anhelado! Ya estaban listos para el milagro.
De pronto Jesús les hizo una pregunta que seguramente confundió a muchos: “¿Qué queréis que os haga?”. ¿En serio? ¿No era obvia la necesidad? Sin embargo, Él quería que expresaran su necesidad: “Señor, que sean abiertos nuestros ojos”.
Su pedido y la forma en que lo dijeron tocó a Jesús, a tal punto que “se compadeció”. La palabra griega usada aquí es splagcnizomai que significa “ser movido en las entrañas de uno”. Es un sentimiento de angustia por las necesidades, sufrimiento y dolor del prójimo. Entonces el Señor tocó sus ojos y enseguida recibieron la vista. ¡Aleluya! ¡Qué milagro!
El Señor sabe de nuestros dolores, angustias y quebrantos. Su compasión nunca ha cambiado. Cuando clamamos a Él con fe, sabiendo que es el único que puede hacer lo imposible, interviene a nuestro favor.
Cuando nos encontramos cara a cara con el Señor y experimentamos su toque poderoso, debería ser imposible alejarnos y olvidarnos de lo que hizo por nosotros. Por el contrario, nuestra respuesta debería ser la de estos dos hombres que fueron sanados: “Le siguieron”.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 25 de septiembre, 2024
“Esperanza renovada”
“Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” Hebreos 10:23.
La esperanza es una virtud que expresa expectativa de un bien futuro. La palabra griega elpidzo indica “la feliz espera del bien”. Ahora, solo podemos estar seguros de que algo es para nuestro bien cuando vamos a la Palabra de Dios. Allí está expresada la buena voluntad para sus hijos. Cuando estamos alineados a ella, nuestra esperanza tiene un fundamento correcto.
Así es como la esperanza nos da la convicción de que Dios está trabajando en una situación para bien. Jeremías lo expresó de esta manera: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11). Cuando nuestra espera está relacionada con los buenos deseos de Dios, nuestra fe se afirma en lo que Él hará.
La exhortación de Hebreos es a mantener firme nuestra esperanza. Si Dios nos ha hablado, nos ha dado una promesa, debemos vivir como si estuviese por cumplirse hoy mismo. Nunca dejar de creer aunque muchos duden, otros se burlen o cuestionen nuestra confianza.
Abraham es un buen ejemplo de vivir con esperanza. Dios le había prometido un hijo y que a través de él su descendencia sería tan numerosa como la arena del mar. Sin embargo, los años pasaban y la respuesta no llegaba. Este patriarca habrá tenido sus luchas como todos nosotros. Sin embargo, vio el cumplimiento de esa promesa. Romanos 4:24 dice que “creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho…”
¿Estás esperando una respuesta de Dios? Debes mantenerte sin fluctuar. La palabra fluctuar significa “sin doblarse”, como el mástil de acero de una bandera que enfrenta fuertes vientos y sin embargo sigue firme.
A pesar de no ver una respuesta inmediata, y lo difícil que puede ser la espera, sigue creyendo. Dios cumple todo lo que promete, no lo dudes ni un instante.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 24 de septiembre, 2024
“Convicciones probadas por la Palabra”
“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Hebreos 11:6.
Cuántas veces hemos escuchado o leído acerca de la fe. Podemos hablar mucho sobre la fe, pero en la práctica, la fe se evidencia por las convicciones espirituales que nos mueven diariamente.
La palabra “convicción” en griego es élegjos, que significa “prueba, refutación, convencimiento”. Es la seguridad que tenemos en nuestro espíritu del cumplimiento de las promesas de Dios en nuestra vida. Es estar seguros de que, si Dios lo dijo, se hará.
Si lees todo el capítulo once de Hebreos verás que cada héroe no fue un teórico de la fe sino que la manifestó de manera práctica. “Abel ofreció”, “Noé preparó”, “Abraham obedeció”, “Moisés rehusó”, todos se movieron por esa convicción en sus espíritus. Nadie se movió “por las dudas”. No, había un fuego en sus almas, una fuerza que los movilizaba.
Nada ha cambiado para nosotros, es la misma Palabra, el mismo Dios, y las mismas expectativas divinas: que vivamos de acuerdo con nuestras convicciones espirituales. Lo que hemos aprendido de la Palabra de Dios, debemos ejercitarlo. Lo que nos ha dicho el Espíritu Santo, debemos obedecerlo.
A veces nuestro intelecto puede justificar acciones que Dios condena o podemos encapricharnos con un deseo disfrazándolo de convicción. Si las decisiones que hacemos no se ajustan a la Palabra de Dios, no podemos decir que sean convicciones espirituales. Necesitamos depender más del Espíritu Santo para saber diferenciar entre la fe verdadera o los deseos engañosos.
Mira qué gran promesa: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.” (Juan 16:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 23 de septiembre, 2024
“Dispuesto a oírlo”
“Jehová el Señor me ha dado una lengua de sabios, para saber cómo consolar a los cansados. Todas las mañanas despierta mis oídos para que escuche como los sabios. Dios me ha abierto los oídos…”. Isaías 50:4-5ª.
¿Sabes quién pronunció estas palabras? ¡Jesús! Si sigues leyendo los siguientes versículos sabrás que habla el Mesías sufriente, el que entregó su vida en rescate por muchos. Vuelve a leer el versículo ahora teniendo en mente que lo dice el Salvador del mundo.
El Mesías habló proféticamente de su maravillosa, profunda y diaria relación con el Padre. “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.” (Marcos 1:35). “Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.” (Lucas 5:16). El Mesías podía hablar con la lengua de los sabios porque todos los días aprendía a oír a Dios.
¿Jesús necesitaba orar? No como Hijo de Dios, porque en esencia era el mismo Dios, pero humanamente sí, tal como nosotros. Lo hizo por Él, pero también para dejarnos ejemplo de la tremenda necesidad de comunión íntima con el Padre.
Si le dedicáramos tiempo y nos acercáramos más a Él, el resultado sería una mente y un espíritu alineado con la voz de Dios, sensibilidad a su presencia y obediencia.
Alimenta tu relación con el Señor cada día. Despierta cada mañana dispuesto a oírle. Él te dará entendimiento de su voluntad y llenará tu vida de sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 22 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Fe condicional o incondicional?”
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” Hebreos 11:8.
Abraham nunca le puso condiciones a Dios para obedecerlo. No hizo un pacto con Dios, fue Dios quien hizo un pacto con él. No estaba en condiciones de hacer arreglos con Dios, ni mejorarle los planes eternos. El Señor le dio una promesa incondicional y requería de él una fe incondicional. Para ello era necesario dejar su tierra, su parentela, su viejo estilo de vida, y aprender a depender de Dios diariamente.
La fe incondicional de Abraham lo llevó a obedecer y Dios cumplió la promesa de bendecir a todas las familias de la tierra a través de su descendencia porque encontró en él a un hombre dispuesto a creer pase lo que pase.
Pensando de manera lógica, si Dios que es eternamente sabio y fiel hizo un plan y nos da una promesa, ¿por qué deberíamos añadir alguna condición? Solo nos resta obedecer y estar a la expectativa de lo que hará.
La fe condicional no es fe. Cuando ponemos condiciones estamos manifestando dudas, temor, inseguridad, desconfianza, incredulidad. Para que nuestra fe sea verdadera debe estar despojada de todo esto y confirmada por nuestra obediencia a lo que Dios nos dijo.
Abraham era tan humano como nosotros, y si él pudo caminar con Dios por la fe, nosotros también podemos. Él es un ejemplo digno de imitar. “Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe.” (Gálatas 3:7). También leemos en la Biblia que nosotros tenemos mejores promesas (Hebreos 8:6) y que en nosotros reside el Espíritu Santo para capacitarnos con poder y afirmar nuestra fe. (Juan 14:17).
¿Cómo está tu fe? ¿Consideras que es condicional o incondicional? ¿La confianza y la seguridad en el Señor caracterizan tu vida?
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 20 de septiembre, 2024
“Brazos extendidos”
“Oh Señor, ten misericordia de nosotros, pues nosotros esperamos en ti. Tú, brazo de ellos en la mañana, sé también nuestra salvación en tiempo de la tribulación”. Isaías 33:2.
La expresión de Isaías “brazo de ellos”, en hebreo zeroá, significa “brazo estirado hacia afuera”. Se refiere al brazo en movimiento, no a un brazo inmóvil. Israel le pide a Dios que su brazo se extienda para ayudarlos porque estaban siendo amenazados por Asiria.
Es interesante notar que le piden a Dios que su brazo se extienda desde el inicio del día. No claman pidiendo ayuda para el final de su jornada, cuando ya habían intentado todo en sus propias fuerzas. Por el contrario, su oración es que Dios los ayude “desde la mañana”.
Desde tiempos antiguos Dios se había manifestado a su pueblo como el Todopoderoso que salva con su brazo extendido: “Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy Jehová; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes” (Éxodo 6:6). También lo menciona en Deuteronomio 4:34; 5:15; 7:19; 11:2; 26:8; 2 Reyes 17:36; Salmo 98:1 y muchos pasajes más. Cuando oraban haciendo referencia al brazo extendido de Dios sabían muy bien de qué se trataba.
¿Puedes imaginar a Dios con su brazo extendido ayudando a su pueblo? Ahora… ¿puedes imaginarlo con sus brazos extendidos para darte salvación? Sin duda que nuestra mente viaja rápidamente al monte Calvario, donde Cristo fue crucificado en nuestro lugar para salvarnos. Pero, ¿puedes imaginarlo hoy con sus brazos extendidos desde su trono ayudándote?
Los brazos del Señor siguen extendidos para sanar, renovar, liberar, ayudar a todo el que se acerque con fe a Él. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…”. Deuteronomio 33:27a
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 19 de septiembre, 2024
“Apóyate en Dios”
“Para nosotros, Jehová es nuestro Dios, y jamás lo hemos dejado… Nosotros somos obedientes a la ordenanza del Señor nuestro Dios, pero ustedes lo han abandonado. Tomen en cuenta que Dios es nuestro jefe, y que sus sacerdotes tocarán jubilosos contra ustedes sus trompetas. ¡Israelitas, no peleen contra el Señor, el Dios de sus padres porque no saldrán victoriosos!” 2 Crónicas 13:10-12.
Jeroboam, el rey idólatra del norte de Israel, le presentó batalla a Abías con ochocientos mil soldados frente a la mitad de hombres que tenía el rey de Judá. A pesar de la diferencia, Abías se apoyó en Jehová y se lo hizo saber a Jeroboam: “Dios es nuestro jefe”. ¡Aleluya! Nadie que tiene a Dios por jefe pierde una batalla.
Cuando parecía el final de Judá, sucedió algo extraordinario: “… clamaron al Señor y los sacerdotes tocaron las trompetas; entonces los de Judá gritaron con todas sus fuerzas y en el momento en que gritaron, Dios desbarató a Jeroboam y a todos los israelitas en favor de Abías y de Judá” (vs. 14,15). ¡Dios intervino cuando los sacerdotes comenzaron a alabar! El ejército de Judá deshizo al de Jeroboam. Aquel día ¡perdieron a quinientos mil hombres! (v. 17). No hubo ayuda de ningún dios para ellos.
La historia termina así: “Fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres” (v. 18). ¡El Señor fue su punto de apoyo!
¡Qué gran enseñanza para nosotros hoy! Las victorias se obtienen cuando nos apoyamos en Dios. No importa si el desafío que tenemos por delante es más grande que nuestras fuerzas y recursos, o los que se nos oponen nos doblan en número, si hemos puesto a Dios al mando, ¡Él tendrá la última palabra!
Comienza este día enfocado en Cristo y dependiendo de Él para enfrentar cualquier dificultad. El Señor está listo para mostrarte su asombroso poder en medio de tus batallas.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 18 de septiembre, 2024
“El comienzo de un plan eterno”
“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” Salmo 139:16
¡Qué hermoso salmo! Por favor, toma tiempo para leerlo completo pensando que se escribió exclusivamente para ti.
Cuando eras solamente un pequeño embrión, tan pequeño e imperceptible al ojo humano, Dios ya había puesto su mirada en ti. Ese fue solo el comienzo de su plan eterno para ti.
Cuando estabas creciendo, Dios seguía poniendo su mirada en ti. Nadie dijo que ibas a ser perfecto (¡bienvenido al mundo de los humanos!), pero el Señor te amó siempre, tal cual eras. Él encuentra hermosura hasta en las imperfecciones, porque en cada debilidad tiene una oportunidad para intervenir con su poder y gracia.
El tiempo ha pasado desde el día en que naciste, pero cada uno de tus días Dios los conoce. Sabe de los momentos difíciles que has pasado, de los días de enfermedad, pero también de tus celebraciones, tus alegrías y tus logros en la vida. No ha sido fácil vivir en un mundo caído como consecuencia del pecado, con conflictos armados, hambre, pestes, y tantos males inventados por el hombre. Dios nunca quiso que fuera así, por eso tiene un plan de restauración maravilloso que comenzará cuando Jesús venga por segunda vez a reinar.
Hoy estás aquí, frente a este versículo. Tu pasado ha sido entregado a Cristo desde el mismo día que lo recibiste como Salvador y Señor. Dios te amó, te ama y te seguirá amando, porque no hay nada que haga cambiar lo que siente por ti. Sin embargo, como dijo el escritor Max Lucado: “Dios te ama tal como eres, pero no quiere dejarte así”.
Estás en las Manos del Alfarero, que sigue formando tu alma y espíritu. Su plan se está desarrollando en ti. Ten paciencia con sus tiempos. A veces va más rápido de lo que pensamos, y otras veces más lento, pero nunca está inactivo. Él te ha adoptado hijo suyo y se hará cargo de ti hasta la eternidad. Solo te pide que confíes en Él, en sus promesas y sus propósitos. Los resultados que verás serán maravillosos y traerán gloria a Su Nombre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 17 de septiembre, 2024
“Ay, aguijón”
“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. 2 Corintios 12:7-9.
La mayoría de los eruditos bíblicos coinciden en que el aguijón del apóstol Pablo podía ser una enfermedad en sus ojos. Según algunos argumentos, cuando Saulo cayó bajo la luz divina camino a Damasco quedó ciego, y aunque después de tres días recuperó la vista, aparentemente sus ojos quedaron debilitados. Años más tarde, cuando Pablo va a Galacia, menciona que les predicó en medio de una “enfermedad en su cuerpo” (Gálatas 4:13) y que ellos estuvieron tan dispuestos a cuidarlo que hasta se hubieran “sacado sus propios ojos para dárselos” (Gálatas 4:15), refiriéndose a la disposición para ayudarlo. Esta es la única alusión directa a un problema de salud del apóstol. Lo cierto es que Dios tuvo un propósito en no revelar la naturaleza exacta del aguijón de Pablo, por lo que más allá de cual fuera esa condición, lo importante es lo que el Señor nos quiere enseñar.
En la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, conocida como la Septuaginta, la palabra skolops, aguijón, da la idea de algo que frustra y causa problemas en la vida de aquellos que son afligidos. La aparente enfermedad de Pablo no era su principal problema, sino lo que producía en su estado de ánimo.
Pablo oró, clamó, rogó tres veces de manera intensa a Dios para que le quitara ese aguijón, pero la respuesta fue: “¡Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad!” Pablo no sería liberado de su debilidad física, pero sería capacitado sobrenaturalmente para sobrellevarla.
Sabemos que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios, pero el Señor permitió ese aguijón con un propósito y Pablo lo tenía claro: “Para que no me exaltase desmedidamente”. Wow, Dios prefería un siervo humilde que acabara la carrera con gozo que un héroe indestructible perdido por su orgullo.
Esta debilidad, paradójicamente, hizo más fuerte y útil a Pablo “Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Co. 12:9). ¡Aleluya! ¡Dios hace la diferencia cuando nos apoyamos y dependemos de Él!
¿Cuáles son tus debilidades? ¿Tienes algún aguijón que te perturba? Recuerda el consejo de Pablo: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. (2 Co. 12:10).
Cuando estamos conscientes de nuestras debilidades y permitimos que Dios nos llene con su poder, entonces llegamos a ser mucho más fuertes de lo que pudimos haber sido jamás dependiendo de nosotros mismos.
¡Qué victoria más grande obtiene todo hombre y toda mujer que está asido así de firme a Cristo! Aunque nos sintamos débiles, realmente somos fuertes.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 16 de septiembre, 2024
“Anhelo por Dios”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 15 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Qué tienes en tu mano”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 13 de septiembre, 2024
“Realistas, pero avanzando en fe”
“¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac. Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos. Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.” Deuteronomio 1:28-30.
El pueblo de Dios estaba frente a la tierra prometida y Moisés envió 12 espías para traer un informe de ella. Durante cuarenta días, estos “agentes 007 de Israel”, observaron el lugar y quedaron asombrados. Sin embargo, diez de ellos pusieron su mirada en la estatura de los gigantes a quienes debían conquistar, y ¡adiós a la fe en las promesas de Dios!
Sí, era cierto que esos enemigos parecían invencibles, era cierto que le llegaban a la cintura, era cierto que eran guerreros experimentados, y las murallas impenetrables… “¡Hombre, hay que ser realista!”, me parece oírle decir a uno de los espías miedosos. Sin embargo, Dios había dicho que Él iba con ellos y que pelearía por Israel, por lo tanto, tenían la victoria asegurada. Mientras la realidad indicaba imposibilidad, la fe debía movilizarlos a la conquista.
¡Qué problema es sacar a Dios de la ecuación! Las dudas en sus promesas terminan provocando incredulidad, y Dios aborrece la incredulidad. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Además, la incredulidad arrastra a otros. Observa esta frase: “Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón”. Los comentarios de los espías se esparcieron por el pueblo y todos dejaron de creer en la promesa de Dios. El final fue castigo y prohibición de entrar a la tierra prometida por cuarenta años.
Hay que ser realista, buen observador, calcular los costos y organizarse bien. Pero después, ¡hay que avanzar! Un hijo de Dios no puede quedarse llorando por la realidad cuando tiene miles de promesas divinas que le aseguran la guía, el cuidado y la provisión de Dios.
“Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre. Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor”. Salmo 5:11-12.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 12 de septiembre, 2024
“El deseo que controla nuestras decisiones”
“También en el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte…” Isaías 26:8-9a.
¿Has tenido que enfrentar consecuencias difíciles de sobrellevar después de haber hecho una mala decisión? ¿Has contraído una deuda de la que no puedes salir? ¿Estás arrepentido de haber hecho lo que hizo la mayoría y ahora no sabes cómo arreglar la situación? Piensa en el momento en donde todo comenzó. No, no fue en la decisión, fue mucho antes, cuando en tu mente y corazón “deseaste” algo que no era bueno.
Hay algunos deseos que pueden matar, tanto el espíritu como el alma y el cuerpo. La palabra “deseo” en hebreo es la palabra taavá que significa “anhelo, deleite, satisfacción, encanto, querer”. Pero también esta palabra proviene de avá que significa “codicia, incitar, querer, vehemencia.” De aquí también se desprende la palabra Kibrot-hataava, nombre dado al lugar donde el pueblo de Israel deseó comer carne y se quejaron y menospreciaron la provisión de Dios (Números 11:34). Eso significa que nuestros deseos pueden ser buenos si está enfocados en lo correcto, pero malos si no están alineados con la voluntad de Dios.
En los versículos que acabamos de leer, Isaías hace una oración mostrándonos el principio controlador de nuestros deseos: “Tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra alma “. Si primero deseamos que el nombre de Dios sea honrado en nuestras vidas, los demás deseos serán bien canalizados.
Si deseamos la guía de Dios, su dirección, entonces lo vamos a buscar. Así lo dice Isaías: “Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte”. Nuestros deseos nos mueven a buscar con pasión lo que anhelamos. Si anhelamos a Dios y hacer su voluntad, lo vamos a buscar hasta encontrarlo.
Comienza tu día deseando conocer más al Señor y eso te llevará a buscarlo con determinación. Entonces tus deseos serán controlados por el Espíritu Santo y tendrás mayor sabiduría para hacer tus decisiones diarias.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 11 de septiembre, 2024
“Dios es Dueño de todo”
“Todo lo que hay debajo del cielo es mío”. Job 41:11b.
Tenemos la ilusión de ser dueños de nuestras cosas, pero la realidad bíblica es que todo le pertenece a Dios. El Señor fue contundente al recordarle esto a Job.
No somos dueños, somos administradores de todo lo que Dios nos dio. ¿Tienes un lugar donde vivir? Es de Dios. ¿Tienes un vehículo? Es de Dios. Tú solo lo administras. Cada elemento que se usó para construir tu casa y tu carro ha sido extraído de la tierra de Dios. ¡Nada viene de otro planeta! Y si hubiera sido así, el universo es de Dios.
¿Tienes trabajo? Dios te lo ha provisto para darte sustento, pero la Fuente siempre es el Señor. Quizás tu trabajo sea temporal y Dios tenga en mente uno mejor para ti. Mientras tanto, dale gracias por el trabajo que tienes y da lo mejor de ti.
¿Tienes a tu lado personas que te aman? Son de Dios. Tu cónyuge está hecho a imagen de Dios, tus hijos también, tus padres y familiares. Cada persona le pertenece a Dios y un día cada persona deberá rendirle cuentas por la forma en que ha vivido. Dale gracias por las personas que Dios ha puesto a tu lado.
Tu iglesia es de Dios. El pastor y los líderes son suyos y ellos darán también cuenta de todo. Dale gracias al Señor por tu iglesia, tus hermanos, tus líderes. Estás siendo formado en ese entorno, creciendo espiritualmente y siendo bendecido. La iglesia no es del pastor ni de una organización, la Iglesia le pertenece a Cristo. “Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio… para que en todo tenga la preeminencia”. (Col. 1:18).
Todo lo que amas, todo lo que anhelas, todo lo que disfrutas es de Dios, y un día compareceremos ante su Tribunal para rendirle cuentas como administradores. Recordar esto nos debe servir para evaluarnos como mayordomos de lo que le pertenece al Señor y para ser agradecidos por lo que hace por nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 10 de septiembre, 2024
“Esperamos en Ti”
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo”. Eclesiastés 3:11a.
Como seres limitados por el tiempo, podemos encontrar la espera muy frustrante. Sin embargo, Dios no percibe el tiempo como nosotros.
Alguien dijo que “la espera no es un accidente, es un propósito”. En esas “salas de espera” es que Dios llama nuestra atención y cumple muchos de sus propósitos en nuestra vida.
En los tiempos de espera Dios trata con nuestro carácter. En momento así el Señor puede exponer aspectos de nuestro carácter que deben ser transformados. Piensa por un momento, ¿cómo has reaccionado las últimas veces que el Señor te hizo esperar? ¿Fuiste paciente, le diste gracias antes de que llegara la respuesta, o en cambio te preocupaste, te enojaste e incluso decidiste darle un “ultimátum” a Dios?
Cuando debemos esperar nuestra fe es probada. ¿Creemos realmente que Dios puede hacer todo lo que dice? ¿Vamos a mantenernos confiando en Él mientras esperamos sus respuestas o tomaremos el asunto en nuestras manos? Si entendemos de verdad quién es el Señor, podremos confiar en Él; y si lo hacemos, podremos esperar por su tiempo perfecto.
Durante el proceso de espera debemos recordar que el Señor siempre cumple sus promesas y responde a todo aquel que clama. Por lo tanto, debemos descansar y seguir el consejo del salmista: “Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti”. (Salmo 33:20-22).
Siempre que te sientas invadido por una sensación de urgencia o incertidumbre, recuerda quién es Dios y lo que Él te ha prometido.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 9 de septiembre, 2024
“Contagia lo bueno”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!” Números 11:4.
Cuando el pueblo hebreo salió rumbo a Canaán, algunos egipcios se unieron a ellos y en el transcurso del viaje comenzaron a avivar un deseo desenfrenado por comer carne. Cuando empezaron a recordar las barbacoas de Egipto se les hizo agua la boca… y se les derritió el espíritu. Este deseo los llevó a otros pecados como la murmuración, la queja, el descontento, a tal punto que “oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda” (v.10). Increíble, llorar al recordar una comida cuando todos los días tenían pan del cielo.
“Vivo deseo” en hebreo es avá taavá, que significa “codicioso anhelo, querer algo con vehemencia, incitado por un apetito de la carne”. Un grupo minoritario contagió a un pueblo de casi tres millones de personas y sufrieron las consecuencias.
En su misericordia, Dios les envió milagrosamente tantas perdices que el pueblo tuvo comida para ¡un mes entero!, pero se desenfrenaron y quisieron comerlo todo en una cena. Imagínate la indigestión y los problemas que eso acarreó. Además, los codiciosos sufrieron una plaga mortal terrible. El lugar donde sepultaron a todos los que murieron ese día lo llamaron “Kibrot-hataava”, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso” (v. 34).
Pablo nos recuerda en 1 Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. Hay muchas personas que pueden despertar en nosotros algún “vivo deseo” para codiciar cosas que no nos edifican o que no están de acuerdo con la voluntad de Dios.
Si estás rodeado de ese tipo de personas, recuerda lo que Dios le dijo a Jeremías: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos” (Jer. 15:19). ¡Contagia el contentamiento, la generosidad y el ser agradecido por las muchas misericordias que el Señor renueva cada día en tu vida!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 8 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Usa tus sentidos”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero…”. Hebreos 10:19-22.
Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 6 de septiembre, 2024
“No actúes por impulsos”
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham... Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré…” Génesis 26:1-3.
Isaac se encontraba en una encrucijada, no podía quedarse en esa tierra porque debía alimentar a mucha gente, pero la única opción que conocía era ir temporalmente a Egipto, el país donde siempre había alimento debido al agua potable del río Nilo. Él conocía la historia de Abraham, su padre. Durante la primera hambre se había ido a Egipto sin consultar con Dios y tuvo que regresar al mismo lugar desde donde había salido (Génesis 12:10). A diferencia de Abraham, Isaac se quedó a pesar de la hambruna obedeciendo la voz de Dios y creyendo lo que le había prometido.
La obediencia de Isaac tuvo su recompensa, Dios lo bendijo y fue prosperado. “Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso.” (vs. 12 y 13).
Tal vez nosotros tengamos disyuntivas como las de Isaac en tiempos de crisis. ¿Cómo estamos actuando? ¿Consultamos a Dios para lo que debemos hacer o nos dejamos llevar por impulsos justificándonos en lo que otros hacen o en lo que se espera de nosotros? Antes de tomar cualquier decisión debemos escuchar a Dios; y después de tener su dirección, debemos obedecerle.
El Espíritu Santo que habita en ti está listo para hablarte y mostrarte la voluntad de Dios. A veces no sabemos ni cómo orar, y Él intercede por nosotros. Confía en su dirección y obedece su voz. Las consecuencias déjalas en sus manos.
El Señor tiene recursos inagotables para cuidar de su pueblo. Cuando confiamos en su protección experimentamos paz y seguridad porque sabemos que nuestra vida descansa en las manos de Aquel que nunca se olvida de sus hijos.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 5 de septiembre, 2024
“El Fuerte”
“El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos…” Jeremías 50:34.
En las profecías de Jeremías se ve a Israel siendo oprimido por los babilonios, el recurso extremo que Dios permitió para que se volvieran a Él de todo corazón. El profeta anunció, una y otra vez, que el juicio vendría y ya no había manera de detenerlo. Sin embargo, el Señor les reveló que después de ese tiempo de disciplina en una tierra extraña, los perdonaría, restauraría y los haría regresar a la tierra prometida. Si lees los libros de Esdras y Nehemías verás que Dios cumplió su Palabra.
Cuando el Señor habla hay que prestar atención a cada una de sus palabras. En la promesa que le dio a su pueblo a través de Jeremías les dice que iban a ser redimidos por “el Fuerte”. ¡Qué tremendo título para que el pueblo pudiera ver a Dios como el que nunca puede ser vencido! La palabra hebrea para este título es kjazác que significa “firme, fortísimo, audaz, poderoso, recio, valiente”. Nunca es un Dios débil, incapaz, vulnerable, indiferente o pasivo. ¡Es el que se hace cargo de las luchas de su pueblo!
Los enemigos de Israel eran superiores en número y armamentos, sin embargo, eran “más los que estaban con ellos que los que estaban en su contra” (2 Reyes 6:16). El Fuerte tiene un ejército celestial invencible. ¿Quién puede contra Él?
Israel necesitaba ser liberado de la opresión, esclavitud e injusticia, por eso el Fuerte prometió que “abogaría la causa de ellos”. Abogar en hebreo es la palabra rib que significa “luchar, defender, alegar, amparar, juzgar, sustentar”. Además de ser el Juez de toda la tierra, también es el Abogado defensor de sus hijos. Se hace cargo de cada caso, saca a luz la verdad y hace justicia.
¿Estás necesitando que el Fuerte intervenga en tu vida? ¿Tienes situaciones que ya no sabes cómo manejar? Es hora de ponerte en las manos del Todopoderoso para que pelee por ti.
Dios te pide que creas en Él. Confiar significa entregarle tu caso sin reservas y esperar en lo que hará a favor de ti. Tú redentor es el Fuerte. ¡No hay nadie como Él!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 4 de septiembre, 2024
“Contacto directo con Jesús”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 3 de septiembre, 2024
“Amemos sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir únicamente la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio Hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 2 de septiembre, 2024
“Sigue adelante caminante”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 1 de septiembre, 2024
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No te canses de buscar”
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:6).
Hay asuntos espirituales que solo maneja Dios. Las respuestas a nuestras oraciones llegan en el tiempo definido por Él. Por eso la exhortación de la Palabra es perseverar en oración y seguir tocando a la puerta.
Buscar ser llenos del Espíritu es muy probable que no sea el resultado de una sola oración. Lo que nos dijo Jesús es que debemos buscar hasta encontrar. Tal vez Dios quiere ver cuánto lo deseamos, si de veras estamos comprometidos con la obra espiritual que quiere llevar a cabo el Espíritu Santo. Dios tiene muchos propósitos al hacernos esperar una respuesta.
Esperar con paciencia sin abandonar la búsqueda nos hace más sensibles espiritualmente hablando. Nuestro oído se afina para escuchar mejor a Dios. Estamos más expectantes de lo que Él hará. Nos enfocamos más en las cosas trascendentales que en las pasajeras. Damos prioridad a los asuntos eternos más que a los temporales.
Cuando el Espíritu Santo nos llena, debe evidenciarse lo sobrenatural. Fíjate que cuando el Espíritu así lo hacía en los primeros discípulos de la iglesia de Hechos, cosas extraordinarias ocurrían: hablaban en lenguas desconocidas, estaban llenos de gozo aunque sufrían persecución, hablaban proféticamente las maravillas de Dios, predicaban con denuedo, hacían muchos milagros. Nadie detenía a los que eran llenos del Espíritu.
No te conformes con una "mojadita" del rio de agua viva cuando lo que necesitas es que te cubra por completo. Puede que lo primero que haga el Señor al comenzar a llenarte sea limpiar tu vaso, purificar tu alma, darte poder para vencer tentaciones. Y eso es solo el principio. Hay mucho más. Quiere seguir llenándote para manifestar sus dones en tu vida. Dios quiere usarte poderosamente, y la única manera es siendo controlado y capacitado por el Espíritu Santo.
No te canses de buscar. Sigue orando. Dios cumplirá su promesa.
Pastor Pablo Giovanini