DEVOCIONALES DIARIOS
Sábado 17 de mayo, 2025
“No desaproveches las oportunidades” “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” Hechos 28:30-31. ¡Cuántas situaciones difíciles tuvo que atravesar el apóstol Pablo para que se cumpliera este versículo! Fue apresado en Jerusalén; un grupo de judíos ultra religiosos planeó matarlo; fue eximido de ser juzgado en Jerusalén por haber apelado al César. Sufrió un naufragio, fue picado por una serpiente venenosa. Incluso algunos dudaban de que fuera un apóstol de Cristo. ¿Qué más podía pasarle? Pablo dice que todos sus sufrimientos redundaron en beneficio del reino de Dios (Filipenses 1:13). En esos años, muchos recibieron a Cristo como Salvador, el evangelio fue predicado a las personas más prominentes e influyentes de su época. Pablo fue llamado “una plaga” para el mundo pecador (Hechos 24:5), uno que “trastornaba el mundo” (Hechos 17:6), un “sectario” (Hechos 28:22). Sin embargo, a través de él, muchos estaban conociendo la verdad que trae salvación eterna. Al llegar a Roma, mientras esperaba ser juzgado, Pablo siguió predicando el evangelio. Él se encontraba en una casa alquilada y bajo la custodia permanente de un soldado romano, pero podía predicar abiertamente y sin impedimento. Hacía tiempo que no había experimentado esa libertad religiosa, y por supuesto no desaprovechó un solo momento. Siguió cumpliendo con la misión que Dios le había encomendado. Pablo nos dejó un gran ejemplo: Aprovechar las oportunidades que tenemos hoy. Si esperamos a que llegue el momento ideal para hablar del Señor, se nos pasará la vida y nos estaremos lamentando por haber perdido las ocasiones que se nos presentaron. ¿A quién estás compartiendo lo que Dios está haciendo en tu vida? Tal vez en este tiempo de pandemia las personas no vengan mucho a visitarte, pero estoy seguro que tienes un celular. Revisa el historial de tu teléfono. ¿Cuáles son las aplicaciones que más usas? ¿Qué sitios de internet frecuentas? ¿Qué compartes en tus redes sociales? ¿Quiénes son las personas con quien más has hablado? ¿A cuántas de ellas les has compartido una palabra de Dios? Vivimos en un país con libertad de expresión… pero para los cristianos verdaderos esa libertad está restringida. Sin embargo, tenemos ámbitos en donde todavía podemos hablar “abiertamente y sin impedimento” de Jesús. Hay personas que todavía no han escuchado la palabra de Verdad, que no tienen esperanza de vida eterna, y el tiempo se acorta. Tú tienes el mensaje, ¡compártelo! Pastor Pablo Giovanini Más devocionales en el libro "Tiempos de Refrigerio". Puedes adquirirlo por Amazon. |
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Viernes 16 de mayo, 2025
“Compromiso de integridad”
“¡Lejos esté de mí el darles la razón! Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad” Job 27:5.
¿Qué es ser íntegro? Esta palabra en hebreo es tummá que significa “inocencia, ser completo; perfecto, andar rectamente”. Es interesante que esta es la raíz de la palabra Tummín, que significa “perfecciones”, uno de los objetos que se hallaban en el pectoral del sumo sacerdote como emblema de la verdad.
Satanás insinuó que Job era íntegro por todo lo que Dios le había dado. “Extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”, le dijo al Señor (v. 11). Sin embargo, cuando perdió todo, Job no pronunció ningún juicio contra Dios. Es más, ni siquiera cuando su cuerpo estaba lleno de llagas maldijo.
No te sorprendas si alguna vez en el cielo te enteras de que el diablo también te acusaba delante de Dios diciendo que tú eras cristiano por todas las bendiciones que el Señor te daba. Él acusa todo el tiempo (Ap. 12:10). Pero espero que siempre nos acuse con mentiras…
Tú y yo hemos sido llamados a vivir una vida diferente, bajo las demandas de la verdad de Dios. Cada día nos ajustamos a ella para ser perfeccionados por el Espíritu Santo. Somos santos los domingos en la iglesia (¡por supuesto!), el domingo por la tarde cuando estamos en familia, el lunes cuando comenzamos nuestro trabajo, a mitad de semana cuando más cansados estamos, y también los viernes cuando nuestros compañeros de estudio o trabajo decretan el inicio de fiestas desenfrenadas.
La integridad comienza en nuestra mente. Si nuestros pensamientos están ajustados a la Palabra de Dios, entonces nuestra conducta será íntegra. En Filipenses 4:8 leemos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Evaluemos nuestra integridad. ¿Hay algún aspecto de nuestra vida que no está alineado con lo que Dios nos enseña en su Palabra? Ojalá podamos decir como Job: “Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad”.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 15 de mayo, 2025
“Vencedores”
“Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.” Isaías 59:19.
No debería sorprendernos que Satanás se nos oponga. Isaías nos dice que puede venir como un rio, haciendo alusión a las corrientes de aguas que arrasan todo por donde pasan.
Muchas veces el diablo influirá a personas que están a nuestro alrededor para intimidarnos, ofendernos, despreciarnos. Debemos recordar que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12). Nuestra lucha no es contra personas, sino contra Satanás que está detrás de ellas.
El enemigo también vendrá como un rio para probar nuestra fe, atacando nuestras convicciones. ¿Recuerdas la parábola de la casa edificada sobre la roca? “Vinieron ríos” contra ella, pero permaneció firme porque estaba edificada sobre el cimiento correcto. (Mt. 7:24-25). Satanás no puede derribar lo que Dios construye en nuestra vida desde el momento que decidimos confiar en Jesús.
Satanás lanzara sus dardos de fuego para tratar de intimidarnos, hacernos retroceder o que caigamos de nuestra firmeza, ¡pero el escudo de la fe los apaga! (Efesios 6:16).
El diablo seguirá intentándolo hasta el final de los tiempos, pero la sangre de Cristo vence toda provocación y ataque de Satanás: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero…” (Apocalipsis 12:10-11a).
¡En la cruz Jesús logró la victoria sobre Satanás y nos delegó su autoridad y poder para vivir en victoria!
Proclama la verdad y las promesas de Dios sobre tu vida. Recuérdale al diablo que está vencido. No tengas temor, avanza por fe, estás cubierto con la sangre de Cristo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 14 de mayo, 2025
“Cada día te bendeciré”
“Todos los días te bendeciré, por siempre alabaré tu nombre. Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; su grandeza es inescrutable.” Salmo 145:2-3.
¿Cómo empezaste la mañana? ¿Tuviste una mala noche? ¿Te despertaste pensando en los problemas que tienes que resolver? Si no comenzaste bien tu día, es momento de enderezar el rumbo.
El salmista David nos recuerda que lo mejor que podemos hacer es “bendecir cada día a Dios”. La palabra “bendecir”, en hebreo barak, significa “arrodillarse en actitud de adoración y agradecimiento”, pero también se usaba para “saludar, dar la bienvenida”. ¿No crees que puedes darle la bienvenida al Espíritu Santo cada mañana y entregarle el control de tu vida para que te guíe?
Recuerda que es David el que escribió estos versículos. Si lees detenidamente todos sus salmos notarás que tuvo días en que se sintió solo, inseguro, angustiado, con temor. En otras palabras, era tan humano como nosotros.
Sí, es difícil bendecir cuando tus amigos te traicionan, tus familiares más íntimos de abandonan, tus hijos te rechazan, y todo el mundo se vuelve en tu contra. David experimentó todo esto en carne propia, sin embargo, había resuelto bendecir a Dios cada día pase lo que pase.
¿Por qué era tan fuerte su determinación? Porque conocía a Dios, sabía en Quién creía y lo que podía hacer. Él podía decir: “Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; su grandeza es inescrutable.” Dios es más grande que nuestros problemas, es más grande que nuestras necesidades, es más grande que nuestro enemigo, ¡y su grandeza es inescrutable! Esta palabra en hebreo es áyin-kjéquer que significa “aquello imposible de comprender o de conocer dada su profundidad, infinito”.
¡Cómo no bendecir al Dios que hace grandes cosas, al que es Inigualable, Eterno, Todopoderoso! Hoy nos postramos delante de Él para reconocer su grandeza y darle la gloria que merece por siempre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 13 de mayo, 2025
“No desaproveches las oportunidades”
“Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” Hechos 28:30-31.
¡Cuántas situaciones difíciles tuvo que atravesar el apóstol Pablo para que se cumpliera este versículo! Fue apresado en Jerusalén; un grupo de judíos ultra religiosos planeó matarlo; fue eximido de ser juzgado en Jerusalén por haber apelado al César. Sufrió un naufragio, fue picado por una serpiente venenosa. Incluso algunos dudaban de que fuera un apóstol de Cristo. ¿Qué más podía pasarle?
Pablo dice que todos sus sufrimientos redundaron en beneficio del reino de Dios (Filipenses 1:13). En esos años, muchos recibieron a Cristo como Salvador, el evangelio fue predicado a las personas más prominentes e influyentes de su época. Pablo fue llamado “una plaga” para el mundo pecador (Hechos 24:5), uno que “trastornaba el mundo” (Hechos 17:6), un “sectario” (Hechos 28:22). Sin embargo, a través de él, muchos estaban conociendo la verdad que trae salvación eterna.
Al llegar a Roma, mientras esperaba ser juzgado, Pablo siguió predicando el evangelio. Él se encontraba en una casa alquilada y bajo la custodia permanente de un soldado romano, pero podía predicar abiertamente y sin impedimento. Hacía tiempo que no había experimentado esa libertad religiosa, y por supuesto no desaprovechó un solo momento. Siguió cumpliendo con la misión que Dios le había encomendado.
Pablo nos dejó un gran ejemplo: Aprovechar las oportunidades que tenemos hoy. Si esperamos a que llegue el momento ideal para hablar del Señor, se nos pasará la vida y nos estaremos lamentando por haber perdido las ocasiones que se nos presentaron.
¿A quién estás compartiendo lo que Dios está haciendo en tu vida? Tal vez en este tiempo de pandemia las personas no vengan mucho a visitarte, pero estoy seguro que tienes un celular. Revisa el historial de tu teléfono. ¿Cuáles son las aplicaciones que más usas? ¿Qué sitios de internet frecuentas? ¿Qué compartes en tus redes sociales? ¿Quiénes son las personas con quien más has hablado? ¿A cuántas de ellas les has compartido una palabra de Dios?
Vivimos en un país con libertad de expresión… pero para los cristianos verdaderos esa libertad está restringida. Sin embargo, tenemos ámbitos en donde todavía podemos hablar “abiertamente y sin impedimento” de Jesús. Hay personas que todavía no han escuchado la palabra de Verdad, que no tienen esperanza de vida eterna, y el tiempo se acorta. Tú tienes el mensaje, ¡compártelo!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 12 de mayo, 2025
“A cada día sus propios problemas”
“Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con sus propios problemas! Mateo 6:34.
No es ningún secreto que las enseñanzas de Jesús son sabias. Lo que dijo hace dos mil años sirve para cualquier época, incluyendo la nuestra.
Al comenzar la semana, estamos propensos a preocuparnos en un solo día por todos los problemas que podríamos tener los próximos siete días, o diez días, o veinte días… Hay asuntos que ni siquiera sabemos si se van a presentar y sin embargo nos angustiamos. Si seguimos el consejo de Jesús, no deberíamos preocuparnos hasta el momento en que toque hacerlo. “Un día a la vez”, exactamente.
Recuerda que Dios es quien está controlando tu vida. Si todavía hay algo que mantiene detenido, no es por olvido o descuido; el Señor está trabajando de manera integral en tu vida. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:8-9.
Su providencia está en funcionamiento desde que Dios creó los cielos y la tierra. Su sabiduría es inagotable. Su fidelidad inalterable, lo mismo que su amor y misericordia. Si sabes que Dios está de tu parte, entonces es suficiente para que puedas descansar.
No te adelantes a resolver lo que tienes que hacer mañana si Dios te ha dicho que esperes. No estés en ansiosa inquietud si Él te dijo que se hará cargo. Tu parte es creer, los milagros… déjaselos al Especialista.
Hoy es un gran día. Es el tiempo oportuno de ver a Dios en acción. “Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.” (Salmo 118:24). No permitas que las preocupaciones y temores te roben el gozo. ¡Alégrate en tu Creador y verás su intervención!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 11 de mayo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mimados por Dios”
“Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.” Isaías 66:12.
Este pasaje tiene una doble referencia. Proféticamente se cumplirá cuando venga el Mesías y restaure por completo a Israel; pero hoy, se aplica a cada hijo de Dios que pone su fe diariamente en el Padre Celestial.
Muchas veces la religión ha sembrado la idea de que Dios es un anciano de larga barba blanca con el ceño fruncido, listo para enviar fuego del cielo a todo aquel que no ora más de cuatro horas por día y lee cien capítulos de la Biblia. ¡Qué imagen más alejada de la realidad! Según el mismo Hijo Eterno que conoce al Padre como nadie, dice que su amor y su misericordia se extienden sobre cada uno de sus hijos. Incluso está esperando con los brazos abiertos a los hijos pródigos que deciden regresar a su casa.
Veamos las maravillosas promesas que encierra este pasaje de Isaías.
Lo primero que menciona es que Dios “extiende paz como un río” a los que regresan a Él. “El Dios de paz y de amor estará con vosotros.” (2 Corintios 13:11). Al estar en el seno del Padre nos sentimos protegidos, cuidados y confiados gracias a la paz que derrama en nuestro corazón y al amor que experimentamos.
Continúa diciendo que los hijos de Dios serán alimentados por Él, como una madre alimenta a sus hijos. Una promesa de provisión.
“En los brazos seréis traídos”. ¡Cuántas veces nos cansamos de caminar! Como un niño pequeño le pedimos al Padre que nos levante y Él extiende sus brazos para sostenernos y darnos descanso.
“Sobre las rodillas seréis mimados”. ¡Qué expresión más tierna! La palabra “mimado” en hebreo es shaá que significa “mirar con complacencia, acariciar, agradar, fijar la mirada, regocijarse”. Wow… qué maneras más maravillosas de demostrarte cuánto te ama el Señor.
Cuando estás en la presencia de Dios, solo puedes sentirte amado. Puedes imaginarlo mirándote por largo tiempo, con una sonrisa en su cara, disfrutando del momento y reconfortando tu alma.
Necesitas hacer una pausa. Deja por un momento lo que estás haciendo y conéctate con el Señor. Experimenta su amor que sobrepasa todo entendimiento. ¡Eres un hijo mimado por Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 9 de mayo, 2025
“Aprovecha el tiempo”
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16.
Si realmente anhelamos ser sabios en todo, debemos considerar seriamente esta exhortación del apóstol Pablo. No necesitamos un devocional para saber que los días son malos, pero debemos preguntarnos si realmente estamos aprovechando bien el tiempo.
La palabra griega para “aprovechar” es exagorazo que significa “comprar, rescatar, redimir, liberar”. Esta frase se usa también con el sentido de “comprar una oportunidad”. Por supuesto que el tiempo no se puede comprar, pero ¿cuánto pagarías por un día más de vida? Tu respuesta manifestará el valor que le das a tu tiempo. Estoy seguro que si tuviéramos que pagar por él, lo invertiríamos mucho mejor.
Hay tres verdades que siempre deberíamos tener presentes a la hora de decidir cómo usar el tiempo:
- “El tiempo no nos pertenece”. Es un regalo de Dios, por lo tanto, Él tiene derecho de involucrase en nuestra vida y es sabio acudir al Señor para pedir que nos guíe.
- “El tiempo es irreversible”. No vuelve atrás. Es breve. Nuestra vida tiene principio y fin.
- “El tiempo no se ahorra, se invierte”. No es dónde lo guardo, sino cómo lo uso.
Alguien dijo en una oportunidad que “apoderarse del día es difícil para la mayoría e imposible para algunos. Por lo tanto, cuando el día se apodera de mí, cuando las cosas se salen de control, es el momento de detenerme y orar para pedir más sabiduría”.
Nunca es demasiado tarde para poner en orden las próximas 24 horas, y las siguientes… Pon tu confianza en el Señor, pídale que te guíe, y podrás experimentar la satisfacción de un día bien vivido.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 8 de mayo, 2025
“¡Esfuérzate!”
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.
¡Tremendo versículo! Es para todos… los que lo creen. Para que sea una realidad en nuestra vida y podamos ver victorias espirituales, comencemos por el principio.
¿Qué significa “esfuérzate”? La palabra hebrea original es kjazác que significa “estar fijo en algo; ser fuerte, reparar, fortificar, conquistar”. Esta palabra tiene muchas connotaciones, por lo que se han usado diferentes vocablos para profundizar en su significado. Vamos a considerar los que se aplican a nosotros para obtener victorias espirituales.
1. “Recibir poder”. Es la manera de salir victoriosos cuando enfrentamos luchas espirituales. El Espíritu Santo nos capacita con poder para vencer en tiempos en que nos sentimos débiles.
2. “Ceñirse”. Echar mano de la armadura espiritual, empuñar la espada del Espíritu y levantar el escudo de la fe. Sin armas espirituales no hay victoria.
3. “Estar resuelto”. Incluso significa “ser obstinado, firme, insistente”. Debe haber determinación en nuestro espíritu. No huir, sino enfrentar las batallas, seguros de que somos más que vencedores a través de Cristo. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31).
4. “Arrebatar”. Hay muchas cosas que parecen estar en manos del diablo y debemos arrebatárselas. No permitas que Satanás te robe el gozo, la paz, incluso a tu familia. Pelea por lo que amas y revístete de poder en el Señor.
5. “Reforzar”. Quizás haya algunos aspectos de tu vida que han sido dañados por el pecado. Debes esforzarte para reparar lo dañado, restaurar lo que esté destruido, afirmar lo que está débil. Ponte manos a la obra y verás como Dios trabaja en tu restauración.
6. “Darse ánimo”. Un guerrero del Señor no se dice a sí mismo que no puede. Debes alentarte con las promesas de Dios. Cree a lo que Dios dice y anímate.
7. “Nunca verse vencido”. Aunque parezca que la batalla está perdida, nunca bajes los brazos. Aunque a veces puedan ser más los que están en tu contra, recuerda que con Dios somos más que vencedores. “En todas las cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).
Toma esta palabra de Dios para ti y haz tu parte. ¡Levántate y pelea! La victoria viene del cielo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 7 de mayo, 2025
“Tipos de terrenos”
“Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.” Mateo 13:3-9.
Las enseñanzas de Jesús son fáciles de comprender, pero a la vez nos llevan a pensar más profundamente. El Señor sembró la semilla de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar, pero no siempre produjo el crecimiento esperado. ¿Era culpa el sembrador? No. ¿La semilla no quería crecer? Tampoco. La variable más importante para evaluar si habrá buena cosecha o no es el tipo de terreno donde se siembra.
Jesús se tomó el tiempo de explicarles a sus discípulos el significado de esta parábola en los versículos 19 al 23. Cada suelo corresponde a un tipo de corazón.
Junto al camino: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (v. 19). Este es el que solo escucha y no reflexiona sobre la Palabra, el oidor que no es hacedor, el que cree que el sermón fue muy apropiado… para la persona que no fue ese día a la iglesia. El diablo arrebata la semilla de muchas maneras. A través de argumentos falsos, con orgullo para no aceptar corrección, con auto justificación, poniendo la mirada en otros. La palabra sembrada desaparece en menos de 24 horas.
En pedregales: “El que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (vs. 20-21). El que sigue el camino de sus sentimientos. Le encanta la música que se toca en la iglesia, los sermones antropocéntricos, siente que le hace bien llorar o reír en los servicios, pero ante las burlas de los incrédulos, la presión de grupo, la pérdida de amistades o cuando todos sus deseos no son satisfechos, abandona el camino. No hay profundidad en su relación con Cristo.
Entre espinos: “El que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (v. 22). El que tiene como prioridad su carrera profesional, el trabajo, el dinero, los bienes materiales, la comodidad antes que su vida espiritual. Puede ganar el mundo pero al fin pierde su alma.
Buena tierra: “El que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (v. 23). El que abre su corazón para obedecer todo lo que dice Dios. Escucha la Palabra y enseguida busca al Señor para ayudarle a cambiar, a poner en orden sus prioridades. Quiere que otros experimenten lo que Él ha experimentado. Vive como un verdadero hijo de Dios.
¿Qué tipo de tierra somos? De ello dependerá nuestro crecimiento y los frutos que vayamos a producir. No cambiemos al Sembrador, tampoco alteremos la semilla, trabajemos en nuestro corazón para que sea buena tierra, sensible, moldeable y dispuesto a aplicar la Palabra de Dios siempre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 6 de mayo, 2025
“¿En qué piensas?”
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” Romanos 8:5.
Si somos hijos de Dios, el Espíritu Santo ha venido a morar en nosotros. Él habla a nuestra mente, a nuestra conciencia, y nos ayuda a discernir entre lo que nos edifica y lo que no.
El Espíritu Santo no nos impone nada porque está sujeto a nuestro libre albedrío. En su amor, el Señor nos dio la libertad de escoger, pero también nos enseña cuáles serán las consecuencias de nuestras elecciones. Si queremos una vida espiritual victoriosa, debemos comenzar por nuestra mente. Como alguna vez dijo el pastor Charles Stanley: “La mente es nuestra torre de control”.
La verdad es que nuestros pensamientos nos afectan más de lo que podemos darnos cuenta. Nuestra manera de pensar determina nuestras actitudes, emociones, deseos y acciones. Por eso, cuanto más lugar le demos al Espíritu Santo, mayor será nuestra fortaleza para ganar las batallas que se libran en nuestra mente.
Debemos tener una mente pura. En Filipenses 4:8 leemos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. ¿Tienes problemas con pensamientos impuros? Examina lo que estás dejando entrar a tu mente. El Espíritu Santo quiere ayudarnos a filtrar diariamente nuestros pensamientos porque sabe que del pensamiento a la decisión de pecar hay un paso.
Debemos tener una mente positiva. No es positivismo, no es confesión positiva, es pensar con fe, con actitud de vencedor, recordando las promesas de Dios. Dedica tiempo a la Palabra de Dios, llenando tu mente con verdades que te mantengan firme y creyendo.
Debemos tener una mente productiva. Escuché decir una vez que una “mente ociosa es el taller de Satanás”. ¿Recuerdas lo que le sucedió a David mientras estaba aburrido y ocioso en su terraza? Todo comenzó con una mirada y luego sus pensamientos lo condujeron a pecar. Usa bien tú tiempo. Pon atención a tu crecimiento. “Ustedes también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto…” 2 Pedro 1:5-8.
¿Quieres ser fuerte a la hora de enfrentar tentaciones? Pregúntate con qué has estado alimentado tu mente últimamente. “Poned la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:2). Guiados por el Espíritu Santo podemos elegir qué pensar y cómo actuar.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 5 de mayo, 2025
“Yo soy tu Consolador”
“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” Isaías 51:11.
En este capítulo, Isaías menciona que el pueblo de Dios estaba siendo presionado por personas que se oponían a los planes del Señor. En ese momento que reciben una palabra de Dios: “No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes” (v. 7). Dios sabía lo que estaban pasando, y la presión que estaban sufriendo tenía un límite, no iría más allá de lo que Él permitiera.
Para animar a su pueblo les dice que Él es su “Consolador”. Esta palabra en hebreo es nakjám que significa “aliento, aliviar, moverse por misericordia”. Ellos debían recordar que nunca estarían solos. Dios les daría las fuerzas para levantarse, el valor para enfrentar las presiones y avanzar, y el ánimo para mantenerse confiados.
Antes de ascender a los cielos, Jesús les dijo a sus discípulos que les convenía que Él se fuera para poder enviar al Consolador. Después de Pentecostés, el mismo Dios Consolador de los tiempos antiguos sigue con su pueblo. El Espíritu Santo ahora habita en cada uno de los que recibieron a Cristo como Salvador de sus vidas.
¿Te sientes presionado en este momento por personas o circunstancias difíciles? Dios sabe por lo que estás pasando. Él es tu Consolador, el que te sostiene para que no resbales, el que te levanta si has caído, el que te protege durante los tiempos más oscuros, el que te da paz sobrenatural.
La ayuda que el Señor nos brinda es personal, continua y está siempre a nuestro alcance. Recibimos su consuelo por medio del Espíritu Santo, quien vive en nosotros y es suficiente para satisfacer cualquier necesidad.
“En el día que temo, yo en ti confío… En Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?” (Salmo 56:3-4).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 4 de mayo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Sano o salvo?”
“Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” Mateo 9:5.
En cierta ocasión, cuatro amigos trajeron a un paralítico para que Jesús lo sanara. Como no podían pasar la cama por la puerta debido a la multitud, decidieron hacer un agujero en el techo y bajarlo por allí. De pronto, el paralitico se encontraba cara a cara con Jesús. ¿Qué haría el Maestro? Conociendo al Señor lo sanaría… Pero le dice: “Tus pecados te son perdonados”. Todos se quedaron en silencio por unos segundos y de repente se escuchó un murmullo: “¿Cómo….? ¿Qué dijo…?” Sí, lo que escucharon. No lo sanó inmediatamente, sino que le perdonó sus pecados.
Entonces comenzaron a mirarse unos a otros y a acusar a Jesús de blasfemo. “¡Solo Dios puede perdonar pecados!” En ese momento Jesús los interrumpe y les pregunta: “¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o levántate y anda?” Imagino a algunos cabizbajos y a otros mirando hacia el agujero en el techo. “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (le dice al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” (v. 6). ¡Y el paralitico se levantó y comenzó a caminar! ¡Aleluya!
Jesús primero perdonó los pecados del paralitico y después lo sanó. Primero atacó la raíz de todos los problemas quitando el pecado del medio. El Señor dejó claro que el perdón de pecados es más importante que la sanidad. De nada sirve tener la mejor salud del mundo y perdernos en el infierno. En el Salmo 103:3 leemos: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. Primero nos perdona y después sana nuestras dolencias. Está claro el orden de prioridades.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y sigue haciendo milagros. Pero primero es el Salvador, el que nos reconcilia con el Padre, el que nos da vida nueva y nos adopta como hijos de Dios. Siempre estaremos agradecidos al Señor por los milagros que hace en nuestra vida, pero no olvidemos que la obra más grande que se llevó a cabo en la cruz fue el perdón de nuestros pecados.
“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 2 de mayo, 2025
“Cosas magníficas”
“Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.” Isaías 12:5.
¿Cómo describimos las obras de Dios? ¿Son para nosotros acciones naturales o eventos que manifiestan su poder, su gloria y su presencia en medio nuestro? Recuerda la última oración que Dios te contestó, ¿le atribuiste el poder y la gloria que Él se merece?
El profeta Isaías, cuyos encuentros con Dios lo movilizaron a cantarle alabanzas y a exaltar su nombre, nos anima a entonar canciones a Dios porque solo Él hace “cosas magníficas”.
La palabra “magnífica” en hebreo es gueut y significa “ser majestuoso, engrandecer, alzar, triunfar”. Da la idea de hacer obras con braveza, que manifiestan majestad, grandeza y gloria. ¡Sí, son expresiones de alabanza a nuestro Dios por sus obras grandiosas!
Sus obras son incomparables. Nadie ni nada puede hacer lo que Él hace. Empecemos por el perfecto plan de salvación. Dios nos amó, nos buscó, mandó a su Hijo a morir en la cruz para pagar por nuestros pecados, nos perdonó y nos adoptó como sus hijos por la eternidad. ¿Te suena a poco? ¿Existe algún otro dios, creencia o religión que haya hecho algo parecido? Solo Jesucristo es el Salvador.
Sus obras a nuestro favor son constantes. No hay un solo día en que Dios se tome un recreo y nos deje a merced de nuestras circunstancias. Más allá de lo que sintamos, nunca nos deja, su presencia nos acompaña y obra según su providencia. Un día en el cielo nos enteraremos de todo lo que ha hecho de manera invisible a nuestro favor.
Sus obras son elocuentes. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmo 19:1). Pero no solo la creación, también lo que hace diariamente en nuestras vidas: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmo 139:14).
Hoy es día de proclamar la grandeza de Dios. Tienes muchas razones para hacerlo. Has experimentado su amor, poder y gracia. Solo queda responder a la pregunta del Salmo 106:2: “¿Quién puede describir lo grande que es el Señor? ¿O alabar a Dios de la manera que él merece?”
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 1 de mayo, 2025
“Me libró de todos mis temores”
“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.” Salmo 34:4.
Al leer el encabezamiento de este Salmo sabrás que David estaba huyendo de Saúl. Es muy probable que escribiera estas palabras en la cueva de Adulam, mientras buscaba refugiarse del peligro que lo rodeaba. En medio de la persecución y al borde de la muerte, David pudo alabar a Dios diciendo que Él le había librado de todos sus temores. ¿Todos? Bueno, dice exactamente eso.
La palabra temor en hebreo es megorá que significa “miedo, terror, pavor”. Es mucho más que una preocupación. Cuando sientes esta clase de temor, sientes que puedes perderlo todo en un segundo, incluyendo tu vida.
Podemos sentir megorá cuando nuestro matrimonio está a punto de quebrarse, cuando alguno de nuestros hijos está en peligro de muerte, cuando nuestro futuro parece derrumbarse, cuando podríamos perder la libertad, cuando todo lo que habíamos construido empieza a derrumbarse.
¿Puede un hijo de Dios sentir esta clase de temor? David dice que sí: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (v. 19). ¡Hay liberación en el Señor! ¿Qué hizo David para librarse de todos estos temores? ¿Cuál fue el secreto?
Lee todo el Salmo 34. El salmista se había propuesto bendecir a Dios en todo tiempo, aun en medio del temor. ¡Hay que cantar cuando estamos aterrorizados! Buscó el rostro de Dios y fue alumbrado, clamó al Señor y fue liberado, pidió protección y el ángel de Dios lo defendió milagrosamente.
¿A qué le tienes temor? ¿Crees que Dios no puede controlar eso? Debes atreverte a confiar en Él. Da un paso de fe y pon tus temores en las manos del Señor. “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” (v. 8). Él es quien tiene la respuesta a tu necesidad y si crees, quitará toda carga que pueda estar agobiándote en ese momento. El Señor es tu refugio.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de abril, 2025
“Clama a mí y Yo te responderé”
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Jeremías 33:3.
Jeremías vivía rodeado de personas en una condición espiritual deplorable. El pecado abundaba, la disciplina prometida por Dios no llegaba y el profeta parecía predicarle a las rocas y a los árboles. A nadie le interesaba escucharlo, la mayoría seguía el camino de sus propios deseos; y por predicar la verdad, Jeremías terminó en la cárcel. Entonces recurre a Dios, y la respuesta que recibe es: “Clama, porque voy a mostrarte cosas grandes y ocultas que aún no conoces”.
La palabra hebrea para clamar es cará que significa “llamar fuera para, aclamar, anunciar, gritar, invocar, llamar, nombrar, pedir, pregonar, proclamar, dar voces.” Evidentemente un clamor no pasa desapercibido.
El clamor está relacionado con la pasión, el celo, la determinación de escuchar al Señor bajo cualquier circunstancia, pero también se refiere a la angustia que provoca el pecado y sus consecuencias, la tristeza por la desidia e indiferencia ante los llamados de Dios.
Quienes claman buscan alejarse de la mediocridad espiritual, son los que no se conforman con migajas pues saben que en la mesa del Padre hay pan que satisface verdaderamente al alma; son los que buscan agua de vida donde apagar su sed interior. Clamar a Dios es mucho más que un mero hábito de oración, es expresar con gran sentimiento lo que hay en nuestro corazón, pedir una intervención divina urgente.
El pastor E.M. Bounds, en los comienzos del siglo pasado, escribió: “El deseo da fervor a la oración. El alma no puede permanecer indiferente cuando algún gran deseo la atrae y la inflama... Deseos fuertes producen oraciones fuertes. El descuido de la oración es la señal temible de la muerte de los deseos espirituales. El alma se ha alejado de Dios cuando el deseo por él ya no la impulsa a orar. No puede haber verdadera oración sin el deseo”.
Tal vez deberíamos comenzar pidiéndole a Dios que despierte el deseo de orar, de pasar tiempo con Él en su presencia. Aprendemos a clamar orando. Como dice el Pastor Jim Cymbala: “La oración produce más oración”.
Dios nunca fue indiferente al clamor de sus hijos. Siempre libró, hizo justicia, milagros, proveyó, abrió puertas, trazó nuevos caminos, reveló secretos, pero cuando se clamó con todo el corazón. “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. (Jeremías 29:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de abril, 2025
“Impaciencia”
“Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía… Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho?” 1 Samuel 13:8-11.
El rey Saúl debía esperar a Samuel, ya que solo los sacerdotes podían ofrecer sacrificios. Pero Saúl miró las circunstancias a su alrededor, se asustó y decidió encargarse de eso personalmente. Resultado: su impaciencia lo llevó a tomar una decisión fuera de la voluntad de Dios y esto le costó su reino. Los costos de la impaciencia son siempre más altos que los beneficios que pensamos que podemos obtener ignorando la voluntad de Dios.
¿Alguna vez ha considerado lo que revela la impaciencia acerca de nuestra actitud hacia el Señor?
Orgullo. Si lees las historias de Saúl verás que solo quería quedar bien ante los ojos del pueblo. Buscaba el reconocimiento y la adulación. Ser aprobado. ¡Qué celoso se puso cuando el pueblo cantaba que David había vencido a diez mil y él solo a mil!
Sabios en nuestra propia opinión. Podemos llegar a pensar que manejamos el tiempo mejor que Dios. Que podemos ayudarlo con sus “retrasos”. Que si Él no hace lo que dijo que iba a hacer, nosotros podemos encargarnos. Ser sabio en su propia opinión llevó a Saúl a tomar el lugar del sacerdote, cosa que Dios había prohibido, y sufrió las consecuencias.
Independencia. Presta atención a las palabras de Saúl: “Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto”. “No he implorado”, “me esforcé”, “ofrecí”. ¡Qué ciego estaba al pensar que podía ignorar a Dios!
Muchas veces nosotros sabemos por la Palabra de Dios lo que es correcto, pero las presiones de los demás, los plazos que nos imponen, la ayuda que no llega, nos impacienta y empezamos a tomar decisiones fuera de la voluntad del Señor.
La madurez espiritual se manifiesta en la capacidad de esperar con tranquila confianza, teniendo fe de que, en el tiempo de Dios, llegaran las respuestas que necesitamos.
No sigamos el ejemplo de Saúl o viviremos con consecuencias dolorosas. En cambio, tomemos ejemplo de David, el rey que sustituyó a Saúl: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios”. Salmo 40:1-3.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de abril, 2025
“Yo y mi casa serviremos al Señor”
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Josué 24:15.
Josué tuvo la misión de guiar al pueblo de Dios a la conquista de Canaán. Al final de sus días reunió a los líderes y al pueblo y les exhortó a tomar decisiones que estuvieran de acuerdo con lo que Dios les había mandado. Los enemigos externos habían sido derrotados y la tierra les pertenecía a los israelitas, pero había que atacar a los enemigos internos, los más peligrosos, los que se infiltran sigilosamente y nos apartan de Dios.
Muchas veces el pueblo de Israel escuchó más la voz de Satanás que la de Dios. El diablo siempre actúa con astucia para que miremos y hagamos lo que hacen los demás antes que la voluntad de Dios. “Si la mayoría lo hace, no debe estar mal”, un pensamiento tan viejo como la idolatría en Israel. Dios nunca dijo que hagamos lo que hace la mayoría, sino que le obedezcamos a Él.
Josué lo tenía muy claro y se lo dijo al pueblo sin reparos: “Ustedes hagan lo que quieran y afronten las consecuencias de sus decisiones… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
La palabra servir en hebreo es abad que significa “trabajar (en todo sentido); hacer tareas de un siervo, adorar, dar culto, honrar, ministrar, servir”. Josué y su casa estaban decididos a trabajar 24/7 para Dios. Todo lo que hacían estaba enfocado en el Señor, aun las tareas diarias, su tiempo de descanso, con todo querían honrar a Dios. Ningún ídolo, material o simbólico, tenía lugar en el corazón de este hijo de Dios.
No sé qué harán los demás. No sé si mis amigos o familiares irán a la iglesia, pero nosotros hemos tomado la decisión de seguir a Jesús y serle fieles en todo. Tal vez otros retrocedan y se aparten, nosotros no, seguiremos firmes. Incluso muchos puedan seguir a Jesús de manera nominal, cumpliendo solo con la asistencia a un servicio una hora por semana. Nosotros no, hemos dedicado nuestras vidas enteras a Jesucristo. Otros serán espectadores; pero nosotros no, serviremos a Dios en cualquier cosa que nos pida. Tal vez seamos los únicos, tal vez en algunos momentos nos encontremos solos, pero sabemos en Quién hemos creído, confiado y a Quién hemos rendido nuestras vidas.
Yo tomé esta decisión hace cincuenta y cuatro años atrás y nunca la he cambiado por nada: “Yo y mi casa serviremos al Señor”. ¿Cuál es tu decisión?
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Ay Capernaum…”
“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habrías permanecido hasta el día de hoy”. Mateo 11:23.
Si buscas en internet “Capernaum”, encontrarás que es un lugar en ruinas, solo atractivo para los arqueólogos e historiadores que buscan saber cómo habría sido esta ciudad en tiempos remotos.
Capernaum, también llamada Cafarnaún, fue la ciudad de residencia de Jesús mientras desarrolló su ministerio durante un poco más de 3 años. “Y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí” (Mateo 4:13). Allí Jesús enseñó las verdades del Reino de Dios a sus discípulos e hizo muchos milagros… Sin embargo, rechazaron a Jesús como Mesías Salvador, y eso trajo serias consecuencias.
Es interesante observar que Capernaúm es un vocablo hebreo que significa “aldea del confort”. Imagina repetirte cada día que vives en la aldea confortable, llega un momento que te sientes orgullo de ser parte de ese lugar. “Somos la única ciudad en Israel verdaderamente confortable”. “No necesitamos nada más; qué placentera es la vida aquí”.
¿Qué crees? ¿Es bueno el confort? Por supuesto que todos lo anhelamos, queremos estar cómodos todos los días de nuestra vida. Pero se convierte en un problema si nos aleja de Jesús. Cuando pensamos que estamos demasiado bien como para cambiar nuestro estilo de vida por el que nos ofrece Jesús, caemos en la auto justificación. ¿Para qué queremos lo que ofrece Jesús si estamos bien? ¡Eso sí es un problema! Y eso fue lo que les pasó a los cafarnaítas. Rechazaron a Jesús y sufrieron las consecuencias.
Si el placer, la comodidad y las cosas materiales se convierten en lo que perseguimos con más dedicación, entonces tarde o temprano nos daremos cuenta de que estaremos rodeados de cosas, pero secos y vacíos espiritualmente como los restos de Capernaum.
Dale el primer lugar en tu vida a Jesús. Deja aquello que te aleja de Él y te priva de recibir lo que tiene verdadero valor hoy y que hará una diferencia en la eternidad. Lo que el Señor quiere darte, no se compara con lo que puede ofrecerte este mundo.
Pablo Giovanini
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Viernes 25 de abril, 2025
“Salvos por su misericordia”
“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Tito 3:4-5.
La historia de la humanidad se divide en dos: Antes y después de Cristo. Nuestra historia también. Antes de conocer a Jesús y recibirlo como nuestro Salvador y Señor éramos uno más de la multitud que sigue el camino que conduce al infierno: “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.” (v. 3). ¡Pero algo maravilloso sucedió! Escuchamos la verdad del evangelio y decidimos entregarle nuestra vida entera a Jesucristo.
La Palabra de Dios nos exhorta a recordar que hemos sido salvos por misericordia y no por “obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho”. ¿Qué está primero, la salvación o los mandamientos? Algunos piensan que primero deben obedecer los mandamientos de Cristo para ser salvos, pero la Palabra de Dios nos dice lo contrario: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado “ (Gálatas 2:16). “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9). Una vez que somos salvos, entonces obedecemos los mandamientos de Cristo. Si pensamos que es al revés, debemos recordar este versículo.
Según la Palabra de Dios, nadie puede guardar los mandamientos de Cristo si primero no ha sido salvo, antes necesitamos una obra sobrenatural en nuestro espíritu llamada regeneración, y solo el Espíritu Santo puede producir una nueva vida, una nueva naturaleza en nosotros.
¡Somos justificados por la gracia de Dios! Él nos ve como si nunca hubiésemos pecado, y nos ha librado de culpa y cargo. Tenemos entrada a su presencia continuamente, somos capacitados con poder del Espíritu para obedecerle y además, nos espera una herencia eterna en los cielos. “Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” (v. 7).
¿No te parecen razones suficientes para pasar todo el día agradeciendo y alabando al Señor por lo que hizo en tu vida?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de abril, 2025
“Dios me está viendo”
“Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.” Salmo 11:4.
Dios es Omnipresente, está en todo lugar. El salmista escribe poniendo su atención en dos lugares en particular.
1. “Dios está en su santo templo”. Su presencia era real y visible en el templo de Jerusalén. Dios mismo se manifestaba en forma de una nube gloriosa y con voz audible. Daba guía y dirección a su pueblo permanentemente; pero debido a la desobediencia y rebeldía de Israel, Él permitió que ese templo fuera destruido, primero por los babilonios y luego por los romanos. ¿Entonces el Señor ya no tiene un lugar donde habitar aquí en la tierra?
¡Hoy habita en los corazones de los que han recibido a Jesús como Salvador y Señor de sus vidas! “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Y también dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). La exhortación es a no ignorar esta verdad, a no descuidar este regalo maravilloso, y a dejarnos controlar por el Espíritu Santo.
2. Además, “Dios tiene en el cielo su trono”. Eso significa que Él reina soberanamente. Dios tiene la última palabra en todo. Ni siquiera el diablo puede actuar sin su permiso. Dios pone y quita reyes, tiene el control de la historia, con su providencia mueve las circunstancias para cumplir sus propósitos, y al fin, sus promesas proféticas sobre el final de los tiempos se cumplirán.
Por estas dos verdades decimos que Dios es el Juez. Un día toda persona comparecerá delante de Él para rendir cuentas de todo lo que haya pensado, hablado, actuado e incluso se expondrán las intenciones y motivaciones más íntimas. “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz” (Lucas 8:17). ¿Esto te inquieta o te provoca alabanza?
Los ojos de Dios “examinan a los hijos de los hombres”. Muchas veces podemos pensar: “menos mal que nadie me ha visto” o “qué pena que nadie me ha visto”. Para bien o para mal, Dios todo lo sabe porque nos ve en todo tiempo. ¡Qué diferente serían nuestras decisiones diarias si viviríamos conscientes de que Dios nos ve!
Te propongo este reto: Desde este mismo momento, comienza a vivir el resto del día pensando que Dios te está viendo a cada instante y su presencia te acompaña en todo momento. Al final del día, piensa cómo te fue.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de abril, 2025
“El gozo de servir”
“Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.” Marcos 1:30-31.
La suegra de Pedro se encontraba muy enferma y él se acercó a Jesús para pedirle que la sanara. Entonces el Señor la tomó de la mano y la levantó. La fiebre desapareció inmediatamente. En ese mismo momento, leemos en la Palabra de Dios, ella comenzó a servirles.
Jesús sanó a mucha gente, pero muy pocos se concentraron en servirle después de la sanidad. La mayoría corría a disfrutar lo que antes no podían hacer. En cierta ocasión Jesús sanó a diez leprosos y solo uno, alguien que no pertenecía al pueblo de Dios, volvió agradecido. Es muy llamativa la pregunta que le hace el Señor: “¿Y los nueve dónde están?” Los ibas a encontrar en cualquier lugar menos agradeciendo, adorando y sirviendo a Jesús.
La actitud de la suegra de Pedro nos enseña cómo actúa un corazón lleno de gratitud: sirviendo. Hoy en una sociedad egoísta, ambiciosa por alcanzar logros personales, que piensa solo en su propia comodidad, servir a Jesús y a los demás parece cosa de otra época, pero la realidad es que un cristiano que ha sido bendecido por Cristo anhela servir.
El Señor Jesucristo se humilló, renunció a sus derechos y obedeció al Padre hasta el punto de morir en la cruz. Servir comienza con la misma actitud. Cuando tú obedeces a Dios y sirves a los demás con alegría, ejemplificas la actitud de Cristo e inviertes en algo de valor eterno.
Si esperamos mantener siempre una actitud de agradecimiento, debemos encontrar una motivación firme, y esa es Cristo mismo y todo lo que Él hizo y hace por nosotros.
¿Qué ha hecho el Señor por ti? ¿Puedes expresar agradecimiento por eso? No hay mayor satisfacción que servirle con gozo al Salvador de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de abril, 2025
“Pronto amanecerá”
“Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana… en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él.” Salmo 130:6-7.
Las noches se hacían largas para los centinelas y vigilantes. Ellos debían estar atentos a cualquier ruido y amenaza. La noche los hacía más vulnerables y aumentaba su ansiedad. Su atención debía ser absoluta. Por eso esperaban con ansias el amanecer. Ese primer rayo de luz traía mucho alivio a sus vidas.
Así es como se sentía el escritor de este salmo. Desde el primer versículo podemos notar la situación de angustia en la que se encontraba. Dice: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”. En el lenguaje retórico de los salmos, cuando alguien se sentía en angustia, tristeza profunda, depresión, temor paralizante, lo expresaba usando la frase “en lo profundo”.
Seguramente nos hemos sentido como el salmista en alguna oportunidad. El tiempo que transcurre desde el momento en que elevamos nuestro clamor a Dios y su respuesta, nos puede parecer una eternidad. Podemos sentirnos como los vigías, rodeados de oscuridad y deseando ver pronto ese primer rayo de luz.
Aunque todavía esté oscuro, pronto llegará la luz del día. La respuesta está en camino. No desesperes, siempre habrá un nuevo amanecer. La base de nuestra confianza es la abundante misericordia de Dios. Él sabe lo que necesitamos. Es el único que puede disipar la más densa oscuridad y hacer que resplandezca en nosotros la esperanza.
El centinela no dudaba que la mañana llegaría, solo vigilaba su llegada diligentemente. Aunque a nuestro alrededor todo parezca seguir oscuro, pronto amanecerá. “…mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” (Isaías 60:2).
¡Que hoy Dios manifieste su gloria en ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de abril, 2025
“Agradar a Dios”
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. Gálatas 1:10.
Podríamos intentar poner a Pablo frente al dilema de agradar a los hombres o agradar a Dios y esta decisión nunca sería un problema para él. Siempre vivió para servir a Dios y agradarlo solo a Él.
Los hermanos de Galacia estaban apartándose de la gracia y volviéndose a guardar la Ley de Moisés creyendo que así obtendrían la salvación. Entonces Pablo les dice claramente que quien sigue “otro evangelio” diferente al de la gracia de Cristo, sea maldito. ¿Por qué es tan contundente? Porque quiere agradar a Dios antes que a los hombres.
La palabra “agradar” en griego es aresko y significa “complacer a otros con emoción”, “adaptarse a las opiniones y deseos de otros para complacerlos”. Por supuesto el apóstol jamás iba a complacer a los que seguían sus propios caminos, falsas enseñanzas o torcían la Palabra de Dios. Pablo sabía a quién iba a rendirle cuentas. Fíjate cómo lo dice: “Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones”. (1 Tesalonicenses 2:4).
No está mal agradar a los que amamos, a los hermanos en la fe, a los que necesitan del Señor. El apóstol Pablo también lo hacía. El problema radica en poner a Dios en segundo lugar para no perder ciertos beneficios otorgados por los hombres, como aceptación, estima, compañía, seguridad, dinero, bienes materiales, reconocimiento, y la lista sigue.
Cuando entendemos que el Señor es todo para nosotros, que nos ha dado vida eterna y abundante, que nos delegó autoridad para vivir en victoria, que además nos colma de bendiciones, pero por sobre todas las cosas que es nuestro Padre, Señor y Rey, entonces podemos compartir la misma convicción del apóstol: Si no agradara a Dios, no sería siervo de Cristo.
¿A quién estás sirviendo? ¿Eres un siervo del Señor o un sirviente de los demás? ¿De quién estás buscando aprobación? No hay mayor gozo para un hijo de Dios que agradar a su Padre Celestial, ahora y por la eternidad. ¡Que mi vida entera sea agradable a ti Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La aparición del Cristo resucitado”
“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. 1 Corintios 15:4-8.
Lee todo el Nuevo Testamento y no vas a encontrar ningún versículo que diga que Jesús se le apareció resucitado a alguien que no había creído en Él. En el pasaje que acabamos de leer, el apóstol Pablo lo confirma. Después que Jesús resucitó, se les apareció solo a los creyentes. Luego ascendió a los cielos y los que lo vieron por última vez fueron sus discípulos. Solo Pablo tuvo una experiencia posterior porque sería uno de los apóstoles enviado a los gentiles.
Ahora, si yo hubiera sido el resucitado, a los primeros que me hubiera manifestado sería a los religiosos que me condenaron: “A ver… ¿qué dicen ahora?”. “¡Ustedes que me mandaron a crucificar, ¿qué van a hacer?”. Me presentaría a los soldados romanos con un clavo y un martillo y les diría: “¿Les gustaría saber cuánto duele?”. Haría un tour visitando a Pilato, Herodes, a cada persona que me hubiera insultado, escupido, por lo menos para darles un buen susto... Bueno, el Señor no es como yo, tiene otro corazón y otros propósitos…
Jesús sabía que a sus propios discípulos les iba a costar creer en su resurrección. Por eso se les presenta en diferentes momentos. Se le aparece a María y las demás mujeres, a Pedro, a los que iban camino a Emaús, después a los once reunidos, a su hermano Jacobo. Incluso a uno de sus discípulos que dudaba fuertemente de las evidencias de su resurrección, Jesús se le manifiesta y le hace tocar sus cicatrices para afirmar su fe.
Si el Señor hubiera querido, desde su resurrección en adelante se habría aparecido todos los años en algún lugar determinado para que lo veamos y comprobemos que ha resucitado. Pero no funciona así para Dios. Las experiencias maravillosas con el Resucitado solo son para los que tienen fe en Él sin haberle visto. “… bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. (Juan 20:29b).
Hoy podemos tener encuentros maravillosos con Jesús porque Él vive. No ponemos nuestra fe en una persona que se ha quedado en el sepulcro. ¡Cristo vive y nosotros somos la evidencia de su obra salvadora y transformadora! ¡Gloria a Jesucristo nuestro Salvador, Rey de reyes y Señor de señores!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de abril, 2025
“Fortalecido antes que librado”
“Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.” Lucas 22:42-43.
La oración de Jesús en Getsemaní evidencia su total humanidad. Nadie puede pensar que Él no era semejante a nosotros después de leer este pasaje. El Señor sabía lo que se avecinaba y le pidió al Padre que lo librara de esa copa de sufrimiento. Nadie en su sano juicio quiere pasar por tanto sufrimiento, desprecios, burlas, injusticia y maldad.
La expresión “pasa de mí esta copa”, creo que la oramos casi todos los días con otras palabras; pero la segunda parte de la oración de Jesús, “no se haga mi voluntad sino la tuya”, esa sí que no nos resulta tan fácil pronunciar…
Jesús podía expresarle al Padre sus sentimientos y anhelos, pero nunca demandarle el cumplimiento de sus deseos personales. En su boca no existía el “cancelo esta copa”, “decreto que esto no va a suceder” o “paro ahora de sufrir”. Nada de eso. Él sabía que debía pasar por el sufrimiento de la cruz para después recibir la gloria de la resurrección. Sin copa no había corona.
De pronto… ¡se le apareció un ángel! Wow… ahora sí llegó la liberación celestial que tanto necesitaba Jesús. Que se preparen los soldados romanos y los hipócritas religiosos. Ahora verán lo que les espera… Pero no, el ángel no vino para librarlo, sino para “fortalecerlo”.
La palabra fortalecer en griego es enisjúo que significa “vigorizar, dar fuerza, empoderar, valerse, dar potencia, prevalecer”. Jesús fue capacitado con poder extraordinario para ir a la cruz y cumplir con todo lo que estaba escrito.
¡Qué lección impactante para nosotros! Si Jesús no estuvo exento de pasar por sufrimientos, ¿por qué pensamos que nosotros sí? Definitivamente pasaremos por momentos difíciles aunque nuestro deseo sea “pasar de nosotros la copa”. Sin embargo, siempre habrá ayuda sobrenatural. El mismo Señor que venció la muerte promete estar con nosotros en todo tiempo y ayudarnos a pasar las pruebas.
¿Estás atravesando un tiempo difícil? ¿Has orado y la liberación no llega? Quiero recordarte una promesa de Dios para ti hoy: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán… Porque yo Jehová, Dios tuyo, soy tu Salvador” (Isaías 43:2-3).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 17 de abril, 2025
“Trabajar por el alimento eterno”
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:35.
Jesús tenía taaaaanta paciencia… Mucha gente le seguía, pero no porque quisieran ser sus seguidores, sino para que Él supliera sus necesidades. Cuando vieron el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, rápidamente quisieron hacerlo Rey de la “Secretaría de Consumo y Alimentos” y cerrar para siempre la Secretaría de Trabajo. Pocos entendieron que el Señor había venido para darles algo superior a las cosas materiales.
No podemos enojarnos con esa gente, porque no sabemos qué hubiéramos hecho nosotros en ese momento. Cuando el afán nos atrapa y tenemos necesidad de algunas cosas materiales, muchas veces no pensamos con cordura. Bueno, a menos que hayamos tenido un encuentro verdadero con Aquel que es el Pan de Vida.
Nuestro cuerpo puede pasar momentos de hambre y sed, pero nuestro espíritu no. De hecho, muchas veces la Biblia nos enseña a tomar un tiempo de ayuno y oración para buscar lo más importante (Mt. 6:16-18). Jesús dijo que el alimento espiritual es prioritario antes que el material. “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre.” (v. 27).
Jesús dijo que Él es el Pan de Vida, pero hay que “trabajar por la comida que a vida eterna permanece”. ¿Qué significa “trabajar”? ¿Acaso una relación con Jesús se obtiene a través de esfuerzos personales? No, nada de eso. Somo salvos por gracia, es un regalo de Dios, pero una vez que somos hechos sus hijos, debemos cultivar nuestra relación con Él.
Nos alimentamos para cuidar de nuestra vida física, de la misma manera, nuestra vida espiritual debe ser cuidada a través de una correcta y creciente relación con el Señor. Él es el Pan de vida, pero el pan debe comerse, cómo. Necesitamos acercarnos a Él cada día a través de la oración, leyendo su Palabra, debemos permitir al Espíritu Santo hacer su obra en nuestra vida. Si queremos el verdadero alimento, debemos ir por él.
Comienza el día “trabajando” por el alimento espiritual para que tu alma sea saciada. Verás que cuando Cristo es lo más importante en tu vida, todo lo demás será añadido.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de abril, 2025
“La corona de los vencedores”
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 2:10.
Esta es una promesa que se cumplirá cuando estemos en la eternidad. Es algo que el apóstol Pablo tenía presente siempre, incluso al momento de su muerte le aseguró a Timoteo que su carrera había acabado y que ahora le esperaba la corona de justicia. (2 Tim. 4:8).
Hay dos palabras griegas para “corona”. Una es diadema que hace referencia a la corona de un rey como símbolo de gobierno y autoridad. En el Nuevo Testamento leemos que esta corona está puesta en Jesucristo y nunca se la menciona sobre las cabezas de los cristianos. La otra palabra es stéfanos que hace alusión a la corona de laureles que recibían los atletas griegos que lograban la victoria en sus competencias. Esta es la corona que cada hijo de Dios recibirá, una stéfanos, simbolizando su victoria al llegar a la meta final.
No todos recibirán la corona celestial. Según el apóstol Pablo, algunos serán salvos “como por fuego” (1 Corintios 3:15) sin recompensa eterna porque siguieron a Cristo pero sus motivaciones e intenciones no fueron las correctas. Muchos van a ser salvos en tiempos de la tribulación al precio de su propia vida (Ap. 7:9,14). Juan vio el número de los que salieron de la tribulación, pero solo tenían palmas en las manos, no había corona sobre sus cabezas. No hicieron nada digno de recompensa, excepto dar sus vidas por ser salvos.
El apóstol Pablo nos dice que diariamente debemos pelear la batalla de la fe y que un día recibiremos la recompensa. “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” (1 Corintios 9:25). Todo lo que hacemos para el Señor cuenta.
Imagínate el momento en que estemos delante de Cristo y nos coloque una corona stéfanas. El gozo será desbordante, la felicidad eterna, la satisfacción de haber vivido para su gloria no tendrá límites. Sin embargo, en el mismo momento que la recibamos, ¡sabremos que no la merecemos! ¡Si ha sido Jesús quien nos ha dado la salvación por su gracia y el que nos capacitó con poder para vencer! Todo ha sido obra del Señor.
Por eso, haremos lo mismo que los veinticuatro ancianos que vio Juan simbolizando a la Iglesia de todos los tiempos, nos postraremos ante el Señor y arrojaremos nuestra corona a sus pies. “Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” (Ap. 4:10-11).
Medita en lo que has alcanzado, ¿no es todo mérito de Jesús? La recompensa suprema será proclamar la gloria de Dios por toda la eternidad. ¡Digno es el Señor de recibir toda la gloria, honra y alabanza, hoy y siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de abril, 2025
“Asidos de la Palabra”
“Asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” Filipenses 2:16.
Imagina que estás en un pequeño barco en medio de una tempestad. Cuando el barco comienza a sacudirse de un lado al otro, ¿qué es lo primero que harías? ¡Sujetarte, por supuesto! ¿De dónde? De tu cartera, de tu chaqueta. No… de algo seguro y firme.
Como cristianos, vamos a atravesar tormentas, por eso es muy importante saber a qué debemos sujetarnos para que nuestra fe permanezca firme. El apóstol Pablo nos dice que debemos estar siempre “asidos de la palabra de vida”. El vocablo “asido” en griego es epéjo que significa “aferrarse, retener; prestar atención, atento”.
No podemos asirnos a lo que cambia constantemente, tampoco a personas que hoy pueden prometernos seguridad y mañana terminan alejándose de nosotros en nuestros momentos de necesidad. Solo hay una Fuente de confianza verdadera, y es la Palabra de Dios que permanece para siempre (1 Pedro 1:25). Por eso nuestra fe debe estar anclada a lo que dijo Dios.
No sé si conoces el viejo himno que dice:
Todas las promesas del Señor Jesús
Son apoyo poderoso de mi fe;
Mientras luche aquí buscando yo su luz,
Siempre en sus promesas confiaré.
Grandes, fieles, las promesas que el Señor Jesús ha dado,
Grandes, fieles, en ellas para siempre confiaré.
Aférrate a la Palabra de Dios, lee la Biblia diariamente, atesorarla en tu corazón y en tu mente memorizándola, porque durante tus tormentas, el Espíritu Santo te recordará las promesas que Dios te hizo y que siempre cumple, porque son en Él ¡sí, y Amén! (2 Corintios 1:20a).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de abril, 2025
“Repara tu saco”
“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová”. Hageo 1:6-8.
Israel estaba pasando por momentos de mucha necesidad. Pobreza extrema, sequía, cosechas arruinadas, incluso lo que habían podido recoger parecía desaparecer rápidamente. En esas circunstancias, Dios levanta a Hageo para hablar a Su pueblo.
Hay una imagen muy fácil de entender en el mensaje del profeta. Tenían el “saco roto”. Todo lo que ganaban se esfumaba por un agujero; cuando iban a buscar a la bolsa ya no había nada. Aunque siguieran añadiendo, ahorrando o trabajando más, todo se perdería. Una muy buena ilustración para nuestra vida espiritual.
Muchas veces experimentamos lo mismo que Israel a nivel emocional, espiritual y también material. Conseguimos lo que hemos estado buscando y en un par de días volvemos a estar vacíos. Nos llenamos de amor por un día. Recibimos poder y gozo del Espíritu Santo del domingo al lunes. Nada dura más que eso. Sin duda, necesitamos encontrar el “agujero” interno que debemos reparar.
Dios le dijo al pueblo que debía comenzar por el principio, ordenando bien sus prioridades. En el caso de Israel era construir, literalmente, el templo que había sido destruido por los enemigos; en nuestro caso, edificar nuestro espíritu. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16).
Podemos recibir mucho de Dios, pero si la sensación es la de estar siempre vacíos, entonces es hora de reparar nuestra vida espiritual. Jeremías ilustró esto de una manera muy clara: “Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:13). Si no estamos conectados permanentemente con el Señor, todo se perderá.
¿Qué tipo de “agujeros” pueden estar alejándonos de las bendiciones de Dios? Pecados ocultos, pereza espiritual, dudas, incredulidad, conformismo, mediocridad, autocomplacencia, orgullo, vanidad, amargura, resentimiento, o algo que solo el Espíritu Santo nos puede mostrar. Apenas lo descubras, repáralo inmediatamente o las pérdidas serán cada vez mayores.
Toma la decisión hoy de no perder nada de lo que recibas de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El arrullo hipnotizador del diablo”
“En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje. La noche está muy avanzada, y se acerca el día; por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y pongámonos las armas de la luz.” Romanos 13:11-12.
La estrategia actual de Satanás para debilitar nuestra fe es el adormecimiento. Si nos dormimos no peleamos; y si no peleamos, seremos vencidos.
El apóstol Pablo usa en este versículo la palabra “sueño” que en griego es “hypnos” (¡de aquí viene la palabra hipnotismo!) para describir el estado del alma, el conformismo espiritual que lleva a muchos a mezclar lo espiritual con el sistema de “no valores” del mundo.
Debemos entender el tiempo en que estamos viviendo. Una de las características que menciona la Palabra es la tibieza espiritual. Según Mateo 25:8 la iglesia está representada por cinco vírgenes prudentes y cinco insensatas. Observe que las vírgenes insensatas querían quitarle el aceite a las prudentes. “Dadnos de vuestro aceite” en vez de buscarlo directamente del Espíritu Santo. Pero las prudentes se pusieron firmes y les dijeron: ¡Vayan a comprar! La responsabilidad es personal.
El diablo está preparando el terreno para la apostasía final. Pablo profetizó que: “…En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita… éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.” (2 Ti. 3:1-5,8).
El despertador está sonando, observe las señales. Ya no queda mucho tiempo. Debemos vivir como personas que pertenecen al reino de la luz y ponernos la armadura de Dios “para poder estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Ef. 6:11b).
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17).
No permitas que el diablo te arrulle. Levántate, resiste con las armas que el Señor te ha dado y conquista lo que aún te queda por alcanzar. ¡Cristo viene pronto!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de abril, 2025
“Corazón encaminado”
“Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo.” 2 Tesalonicenses 3:5.
Habrás escuchado la vieja frase que dice “sigue tu corazón”. Ese consejo significa que, si vas a tomar una decisión, tómala en base a lo que sientes, a lo que más te guste, a tus deseos. Lamentablemente, al seguir este consejo, solo tomamos malas decisiones y después sufrimos las consecuencias.
¿Sabes lo que dice la Biblia del corazón humano? “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). ¡Ay corazón…! Si es engañoso, no es posible tomar decisiones solo en base a lo que sentimos.
El deseo del apóstol Pablo es que Dios “encamine” nuestros corazones. Esta palabra en griego es el vocablo kateudsúno que significa “enderezar totalmente, dirigir, gobernar”. Esta palabra se aplica a algo que va en dirección equivocada y hay que corregirle el rumbo, a una planta que no crece recta y hay que enderezarla, a un marinero que está desorientado y hay que dirigirlo a buen puerto.
Hay dos virtudes que necesitan ser “encaminadas” en nuestro corazón:
1. El amor. No podemos amar como ama el mundo porque el amor está condicionado a la satisfacción de los propios deseos. Para amar verdaderamente nuestro amor debe proceder de Dios, porque “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Cuando le conocemos y experimentamos su amor, entonces podemos amar como Él nos ama.
2. La paciencia. Las decisiones sabias se toman en el momento justo, ni antes ni después. Por eso necesitamos tener verdadera paciencia. La verdadera paciencia no es “contar hasta 10”, sino saber esperar el tiempo señalado por Dios.
Toma tiempo para analizar tu corazón. ¿Amas a Dios como Él te ama? ¿Amas a los demás con el mismo amor? ¿Y qué tal tu paciencia? ¿Sabes esperar las respuestas de Dios sin desesperarte? Permite que Dios encamine tu corazón.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de abril, 2025
“Todo es posible”
“Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. Marcos 10:27.
Un joven rico llegó corriendo y se postró a los pies de Jesús. Con una actitud así uno pensaría que era alguien deseoso de rendir su vida al Señor. Pero lo que parecía un comienzo prometedor, terminó en una decepción.
Dios conoce lo que hay en cada corazón, quienes creen, quienes dudan y quienes nunca lo seguirán. El Señor conocía a este joven mejor que él mismo, por eso fue directo a lo que necesitaba escuchar: “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y sígueme”. Cuando escuchó esto, se fue triste porque tenía muchas posesiones. El problema no eran sus bienes, sino el lugar que tenían en su corazón. Él no iba a renunciar a su avaricia y materialismo por seguir a Jesús.
Después de esto, el Señor usa una hipérbole o exageración para que sus discípulos entendieran que era difícil que alguien que hizo de sus riquezas un ídolo pudiera entrar en el reino de los cielos: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico al reino de Dios”. Al oír esto, los discípulos se sorprendieron y se preguntaban: Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús los miró y les dijo: “Para Dios todo es posible” ¡Aleluya!
Los ricos pueden cambiar, porque todas las cosas son posibles para Dios. Los arrogantes y orgullosos pueden ser transformados en personas mansas y humildes porque todas las cosas son posibles para Dios. Los enfermos pueden ser sanados, los necesitados recibir sustento, los pecadores llegan a ser santos, ¿sabes por qué? ¡Porque todas las cosas son posibles para Dios!
Jesús nos sigue diciendo lo mismo hoy frente a una puerta de trabajo cerrada, una relación que parece estar terminada, alguien muy querido que se niega a escuchar del Señor, y frente a todo desafío que parece sobrepasarnos.
No te concentres en lo difícil que pueda ser la situación, levanta tus ojos al cielo y confía en el Señor. Él te dio esta palabra: “Todas las cosas son posibles para Dios”. Muévete por fe y vive a la expectativa de lo que Dios hará.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de abril, 2025
“Jehová de los ejércitos”
“Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.” Salmo 46:7.
Los nombres de Dios revelan su carácter y su obra. Uno de los más mencionados en la Biblia es “Jehová de los ejércitos”, en hebreo es tsabá o tsebaoth. Cuando leemos “ejércitos” podemos llegar a pensar que se trata de los ejércitos de Israel, pero este nombre, en primer lugar, se refiere a los ejércitos celestiales conformados por los ángeles.
Recordemos la visión de la gloria de Dios revelada a Isaías. Vio el trono celestial y a los serafines proclamando la santidad de Dios con este nombre. “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:3).
El ejército celestial está a favor de los hijos de Dios, los que heredan salvación (Hebreos 1:14). No los vemos, pero están continuamente ayudando al pueblo de Dios. Tal vez recuerdes la historia de Eliseo cuando un gran ejército sirio fue a apresarlo. Su siervo tuvo mucho temor, entonces el profeta oró para que pudiera ver al ejército celestial que los estaba defendiendo. “Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” (2 Reyes 6:16-17). ¡Dios los estaba protegiendo con su ejército celestial!
¿No crees que debemos sentirnos confiados al saber que nuestra vida está en las manos de Jehová Tsebaoth? ¿Qué podría sucedernos que Dios no supiera? ¿Crees que le faltarían recursos para cuidarnos? Nuestra confianza no está en sus ejércitos celestiales sino en Dios mismo. No oramos a los ángeles sino a Creador de todo. Él es quien envía la ayuda que necesitemos. “Porque Él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.” (Sal. 91:11).
Tal vez hoy te sientas preocupado y desprotegido. Quiero animarte a que recuerdes quién es tu Dios. Con una orden suya, un ejército invisible entrará en acción a tu favor. “Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.” Salmo 84:12.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de abril, 2025
“¿Quién decís que soy yo?”
“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Mateo 16:15.
Jesús siempre supo hacer las preguntas correctas, las que llevaban a sus oyentes a reflexionar. En esta oportunidad, el Señor iba hacia Cesarea con sus discípulos y les pregunta: ¿Quién dice la gente que soy? Las respuestas fueron: que eres Juan el Bautista, Elías, Jeremías, o algún otro profeta. Hasta allí llegaba el conocimiento de la sociedad de esa época. La multitud lo comparaba solo con hombres de Dios del pasado.
Entonces Jesús les hace la misma pregunta a sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Ahora de manera individual debían dar una respuesta. Imagino a los discípulos en silencio, cruzando las miradas unos con otros, con pensamientos como: “Dale, Juan, habla tú, eres el discípulo amado…” “Natanael, eres el más reflexivo, di algo…” “Tomás, responde, aunque sea por las dudas…” Pero de pronto se oyó la voz de Pedro. “Nooo, Pedro, no, el que habla y después piensa… por favor, que se calle…” Pero Pedro, con una seguridad inusual y con autoridad espiritual respondió asertivamente: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Las miradas de todos se dirigieron a Jesús. ¿Cómo estuvo Pedro…?
El Señor sonrió porque sabía que el Padre había hecho algo sobrenatural. “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (v. 17). ¡Aleluya! ¡El pescador más impulsivo tuvo la revelación más importante!
El Señor nos sigue haciendo la misma pregunta: Y para ti, ¿quién es Jesús realmente? ¿Es el profeta más ilustrado de la historia? ¿Fue el rey de los judíos? ¿Fue una persona noble que terminó clavado en una cruz por envidia? ¿O es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador de la humanidad, quien está vivo y sentado en su trono reinando por la eternidad?
La gente puede decir lo que quiera, pero hoy Jesús te está haciendo la preguntando a ti: “Y tú, ¿quién dices que soy Yo?” Solo si has recibido a Jesús como Salvador y Señor de tu vida podrás tener una revelación más profunda de su persona y eso debería afectar cada área de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de abril, 2025
“La maravillosa presencia de Dios”
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:5,7.
David sabía que Dios es Omnipresente, que está en todo lugar. En este salmo hace una descripción maravillosa de este atributo divino contándonos algunos detalles que a veces pasamos por alto. Por favor, toma un minuto y lee todo el salmo.
David dice que si él pudiera subir al cielo, allí estaría Dios, y si fuera a las profundidades más bajas de la tierra, también se encontraría con Él. Si pudiera volar como un ave e irse al extremo del mar, Dios lo estaría esperando (¿No leyó Jonás este salmo?).
¿Y si me encuentra la noche en un lugar peligroso? “Si dijera: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí” (v. 11). ¡Wow! La presencia de Dios es luz que rompe la oscuridad.
¿Se le habrá pasado por alto a Dios algún detalle de tu cuerpo cuando estabas en la matriz de tu madre? Tampoco. Dios estaba allí, entretejiéndote, formándote, y atento a cada detalle. “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (v. 16).
¿Estás preocupado por tu sueño? ¿Crees que Dios se ha olvidado de ti alguna noche? David dice que no. “Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (v. 18). La presencia del Señor está a nuestro lado cuando nos acostamos, y cuando despertamos, sigue allí.
¿Acaso Dios se tomará algún recreo de tu día para olvidarse de ti? Jamás. Si estás tomado de su mano, hoy cumplirá su propósito que ha escrito para ti. Será diferente nuestro día si tomamos conciencia en cada minuto que Dios está a nuestro lado permanentemente. Observa la última frase de este salmo, que creo que debe ser la primera de nuestras mañanas: “Guíame en el camino eterno” (v. 24).
Si Cristo es nuestro Salvador y Señor, y andamos en obediencia delante de Él, deberíamos experimentar paz al saber que Él está a nuestro lado siempre. Su presencia continua también es un gran consuelo. Nunca atravesaremos solos los desafíos o las pruebas pues tenemos plena confianza de que Él siempre nos ayuda, protege y guía.
“Tu presencia me envuelve por completo; tu mano reposa sobre mí” (v.5). ¡Gracias Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No desmayes”
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.
Josué fue elegido por Dios para ser el sucesor de Moisés. ¡Tremenda responsabilidad! Sin embargo, Dios le dice que debía esforzarse y ser valiente, no tener temor, ni tampoco desmayar. Josué tenía un objetivo desafiante que alcanzar y una congregación difícil de guiar, por eso Dios le da estas instrucciones.
“Desmayar” en hebreo es kjatát que significa “postrado por violencia, derribado por confusión y temor, acobardado, amedrentado, intimidado”. Alude a una persona que se ha quedado en el suelo después de haber recibido un duro golpe. Emocionalmente hablando, es una persona desanimada, desmotivada, deprimida por una situación adversa.
Muchos hombres y mujeres de Dios pasaron por circunstancias tan difíciles que llegaron a sentir que estaban a punto de desmayar. David, en uno de sus Salmos, lo expresó de esta manera: ¡Clamo a ti desde los confines de la tierra, pues ya mi corazón desfallece! Llévame a una roca más alta que yo”. (Salmo 61:2).
Hay personas que nos hacen desmayar. No es fácil sobrellevar relaciones con personas negativas, incrédulas, injustas, hasta burlonas. A veces podemos sentir que no solo estamos perdiendo la paciencia sino nuestro ánimo. Dios sabe cómo motivarnos para seguir adelante. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9).
El mismo Dios que estuvo con Josué está contigo. Y las palabras con las que lo alentó a seguir adelante, son las mismas con las que quiere animarte hoy: “Esfuérzate y se valiente. No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”.
La confianza frente a los desafíos que nos plantea el Señor nunca viene de nosotros mismos. Cuando creemos en lo que nos ha prometido y no en nuestros sentimientos, Él nos da la capacidad y la valentía para seguir adelante y hacer su voluntad.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de abril, 2025
“Alistados para la batalla”
“El caballo se alista para el día de la batalla; mas Jehová es el que da la victoria.” Proverbios 21:31.
Durante las épocas de conquista, Israel experimentaba esta verdad bíblica cada vez que salía a la guerra. Desde el mismo día que salieron de Egipto, el Señor les dijo que, si confiaban en Él, pelearía por ellos siempre. “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éxodo 14:14).
Era evidente que Dios les daba la victoria, porque Israel se enfrentaba a ejércitos muy superiores en número, estrategias militares, carros de combate e incluso artilugios de guerra. Sin embargo, no todo lo hacía el Señor, había una parte que debía hacer el pueblo, y Salomón lo dijo así: “El caballo se alista para el día de la batalla”. Hay que alistarse. Esta palabra en hebreo es kun y significa “estar erguido, firme, levantarse, prepararse, arreglar, asegurar, disponer, ordenar”. Esto no lo hace Dios, lo debe hacer el soldado.
Lo primero y más importante que les pedía Dios era prepararse espiritualmente. Sí, antes que el entrenamiento, afilar las espadas o preparar los escudos, y Josué lo sabía muy bien: “Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.” (Josué 3:5). De hecho, muchas veces Israel perdió batallas porque no estaban bien con Dios. El pecado cancelaba las victorias.
No hay diferencia con nuestras luchas espirituales diarias. Necesitamos prepararnos espiritualmente. Dios nos promete victorias si estamos conectados con Él, andando en santidad y ponemos toda nuestra confianza en el Señor. Observa los siguientes versículos:
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago 4:7).
“Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.” (1 Juan 2:14b)
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4).
“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18).
¿Cómo está tu relación con el Señor, tu santidad y tu fe? Haz tu parte, y el Señor te dará la victoria en cada una de tus batallas.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de abril, 2025
“Mi Dios suplirá”
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19.
Fíjate como empieza este versículo: “Mi Dios”. Pablo puede hacer esta tremenda aseveración porque conoce muy bien al Dador. Es “mi” Dios, a quien sirvo, con quien me relaciono ininterrumpidamente, el que ha provisto tantas veces y lo seguirá haciendo debido a su eterna fidelidad.
El apóstol Pablo estaba preparado para todo: “En todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”. Fil. 4:12. Ni las necesidades ni la abundancia le hacían perder su dependencia de Dios. Su vida estaba completamente rendida a Él y sabía que si algo le faltaba, el Señor lo supliría.
La palabra suplir en griego es pleróo, que significa “repleto, cubierto por encima, satisfacer, llenar, completar”. ¡Aleluya! La medida con la que Dios suple a sus hijos está más allá de lo que podemos imaginar. Como nuestro Padre, asume la responsabilidad de satisfacer nuestras necesidades a su manera y en su tiempo.
“Conforme a sus riquezas en gloria”. Esta frase enfatiza la suficiencia de la provisión de Dios. No hay limitaciones para Él; todo le pertenece. No existe la posibilidad de que cuando lleguemos pidiendo ayuda, el Señor haya distribuido todas las bendiciones que tenía disponibles.
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, quedamos bajo el maravilloso amparo de su protección y cuidado. Si diariamente ponemos nuestra confianza en Él, podemos estar seguros de que proveerá para todas nuestras necesidades.
¿Estás pasando necesidades? ¿Crees que Dios es tu fuente? Hoy el Señor nos invita a descansar en Él y a vivir en la seguridad de su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de abril, 2025
“Cuenta tus días”
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Salmo 90:12.
En el mismo dispositivo que estás usando para leer este devocional, también tienes una calculadora. ¿Cuándo fue la última vez que la usaste? Quizás para ver tus entradas y salidas del mes, para hacer tus impuestos, para ver cómo están creciendo tus ganancias… O tal vez seas un genio de las matemáticas y no necesites calculadora. Pero todos hacemos cuentas diariamente.
En este salmo, Moisés, su autor, nos confronta con una realidad: no sabemos “contar nuestros días”. Esto significa que pocas veces, o ninguna, pensamos en cómo estamos usando el tiempo que tenemos de vida. No quiero sonar dramático, pero ¿se te ocurrió pensar que hoy puede ser tu último día de vida? Imagino que no. Creer que nuestra vida en la tierra nunca acabará, o que tenemos muchos años de vida por delante no es de sabios.
Moisés, en los vs. 5 y 6 de este salmo, dice que sus días vuelan y pasan como “la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca”. Ay… ¿cuánto tiempo nos queda? ¿A alguien se le ocurrió poner en su pastel de cumpleaños los años que le quedan por vivir? No… nunca descontamos.
Necesitamos “aprender a contar” nuestros días, y para eso debemos prestar atención a la voz del Espíritu Santo. Él está listo para guiar nuestros pasos. Muchas veces nos alertará para que no usemos el tiempo en lo que no conviene, lo que no edifica. De hecho, está usando este devocional para recordarte que la vida es más corta de lo que imaginas. ¿Tienes algún asunto muy importante pendiente? ¿Hay alguna relación que debes restaurar? ¿Puedes decir que has invertido todas las habilidades y talentos que el Señor te dio en lo que Él quiere? ¿Está en orden tu relación con Dios?
La petición de Moisés fue: enséñanos, esto significa que cada día debemos aprender a andar como sabios, no es algo que traigamos con nosotros, debemos adquirir sabiduría.
Si consideramos cada día como parte de un plan perfecto que Dios ha trazado para nuestras vidas, entonces permitiremos que Él dirija cada una de las elecciones y decisiones que hagamos y de esa manera sabremos “contar nuestros días”.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de abril, 2025
“La salvación es del Señor”
“Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.”
¿Sabes quién escribió estos versículos? ¿Recuerdas en qué situación fueron escritos? Hum… te daré algunas pistas: no fue David ni Salomón. Tampoco fue Asaf ni los hijos de Coré. Si piensas que fue Moisés… tampoco. ¿Quién fue entonces?
Quizás te sorprenda descubrir que esta expresión de alabanza fue escrita por… ¡Jonás! ¡Sí, el profeta que fue tragado por un gran pez! Sus palabras quedaron registradas en Jonás 2:6,7,9 y fueron expresadas mientras se encontraba en el vientre del pez. Fue allí donde reaccionó y se dio cuenta de que había desobedecido a Dios; y luego que hubo orado, ¡el pez lo vomitó en la tierra a la que no quería ir, Nínive!
El profeta conocía muy bien la ley, los mandamientos, y las demandas divinas para que su pueblo fuera “luz a las naciones” y que en la simiente de Abraham fueran benditas todas las familias de la tierra. Pero se mantuvo cerrado y con deseos de venganza. Realmente no quería que los ninivitas fueran salvos. ¡Él quería condenación y castigo! Así fue como terminó en el vientre del pez, pero después de 3 días pudo reconocer que “la salvación es del Señor” y había que compartirla.
No juzguemos tan rápido a Jonás. Nos parecemos bastante a la hora de tener que compartir el evangelio a los que nos hacen la vida difícil, los burladores, los soberbios, los violentos… ¿También hay que predicarle al jefe desconsiderado? ¿Y al vecino insoportable? Bueno… Jonás después de reconocer lo que Dios esperaba de él fue a Nínive, predicó la Palabra y esa generación se arrepintió de sus pecados.
Quiera Dios que reaccionemos a tiempo frente a su llamado de compartir la Palabra con los que lo necesitan. Gracias a Dios que hoy no nos mueve a través de algún monstruo marino, pero quizás podamos descubrir que Él sigue creando oportunidades para que compartamos el mensaje de salvación.
Piensa por un momento, ¿dejaste pasar alguna oportunidad para ayudar a alguien en los últimos días? ¿Te encontraste con alguien que te dijo que se sentía solo, deprimido o con ansiedad? Mira, hay algunas oportunidades que no volverán nunca más, y puede que luego sea tarde para hablarles de Cristo. Si el Espíritu Santo te mueve a hablarle a alguna persona de Cristo, solo obedece y verás que Él te dará las palabras para hacerlo. “…no se preocupen por lo que deben decir, sino sólo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. (Mr. 13:11).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 31 de marzo, 2025
“¿Qué visión tienes de Jesús?”
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Apocalipsis 19:16.
Hay muchas personas que solo mantienen en sus mentes la imagen del Jesús bebé. Lo ven con ternura y simpatía, pero les parece una criatura frágil y necesitada de cuidados. En el caso de los hispanos con tradición religiosa, la mayoría tienen la imagen del Jesús sufriente, clavado en la cruz con una corona de espinas, en eterna agonía. Les resulta difícil acerarse a Él porque creen que necesita más ayuda que ellos mismos. Como se escuchó decir a alguien en un cine mientras veía la película La Pasión: “¡Ay, pobre Jesús!”
Sin embargo, hay muchos que pueden vislumbrarlo en todo su poder y gloria. Pueden creer que el Jesús glorioso está sentado en su trono, preparándose para venir a juzgar al mundo y a reinar por la eternidad. Han leído toda la Palabra de Dios y saben, por el relato de Juan en Apocalipsis 1:13-16, cómo se ve nuestro Señor: “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Sí, celebramos a Jesús porque sabemos a qué vino al mundo: a salvarnos y a perdonar nuestros pecados (Mateo 1:21). Se hizo hombre con el propósito de identificarse con nosotros, tomar nuestros pecados, crucificarlos en la cruz y regalarnos la vida eterna.
¡Hoy, el Jesús glorioso es el Rey de reyes y Señor de señores, digno de toda alabanza y adoración! En el cielo hay fiesta permanente, ¡cómo no va a haberla también aquí en la tierra!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 30 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Corazón cercado”
“Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios”. Josué 23:11.
La emoción de las primeras conquistas había pasado. Israel ya no comía el maná del cielo sino que disfrutaba de las delicias de la tierra de Canaán. Habían visto la mano poderosa de Dios en todas las batallas, se maravillaron de los acontecimientos sobrenaturales que les acompañaron como el granizo contra los ejércitos enemigos, el río Jordán seco, el sol y la luna manteniéndose en la misma posición hasta acabar una pelea, y tantas promesas cumplidas.
Pero Josué ya era anciano, y conocía muy bien al pueblo. Sabía que debía exhortarlos a cuidar sus corazones para no dejar de hacer la voluntad de Dios. Por eso, antes de morir, les dice que “guardaran” sus almas para amar a Dios fielmente. Esta palabra en hebreo es shamár que significa “cercar alrededor, proteger, cuidar, ser centinela, custodiar, vigilar”. Cuando un campesino quería “guardar” un pedazo de tierra para que el ganado no lo tocara y no se echara a perder lo sembrado, lo cercaba muy bien.
La misma exhortación aplica para nuestras vidas hoy. Sabemos que el diablo no descansa, su propósito es apartarnos del Señor y destruir nuestras vidas. Él tiene muchos recursos y envía sus dardos de fuego a nuestro corazón constantemente a través de mensajes de texto, películas, sitios de internet, redes sociales, y hasta en encuentros personales.
Por eso necesitamos pedirle al Espíritu Santo que nos alerte y nos ayude a mantenernos firme en la fe, pero también debemos ser intencionales y proactivos para guardar nuestro corazón. Debemos hacerlo “diligentemente”. Vamos a tener que decir que “¡no!” a muchas cosas que nos ofrecen diariamente, incluso a favores que nos desvían del Camino o quieren afectar nuestra integridad.
Evaluemos los “enamoramientos” del corazón a cosas superficiales o lo que es peor, a lo que nos destruye. Si tomamos la decisión de amar a Dios por sobre todas las cosas, seguiremos por el camino correcto y nuestro corazón cada día estará más seguro y confiado.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 28 de mazro, 2025
“Respuestas blandas”
“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.” Proverbios 15:1.
La facilidad para comunicarnos en el presente a través de la tecnología ha facilitado muchas cosas, pero no todas buenas. Hoy vemos a muchos “haters” (odiadores) expresándose con maldad, perversidad y una violencia sin límites. Pero lo que es peor es que las estadísticas han demostrado que hay más interés en este tipo de contenidos, que en aquellos que son positivos, instructivos o que nos acercan a cosas buenas. ¡Qué caos!
Aunque no hace falta la tecnología para escuchar palabras hirientes, degradantes, o violentas. En cualquier momento puedes ser parte de una conversación tóxica. ¿Qué vas a hacer entonces? ¿Cómo vas a responder? La Palabra de Dios nos dice que nuestra respuesta a expresiones duras tiene que ser “blanda”. Pero, ¿esto no es debilidad? ¿No significa que perdemos autoridad? No, la verdad bíblica dice que no. La palabra “blanda” en hebreo es el vocablo rac que significa “suavizar, conmover, enternecer”. Somos llamados a dar respuestas afables, que apaguen el fuego del odio, que quiten el resentimiento, que sean un muro de contención a este río de violencia.
Lo contrario a rac (blanda) es etseb (áspera), palabra que connota cólera, enojo, escozor, rasguño, herida del cuerpo o del alma. Si respondes a una agresión con etseb, vas a hacer subir el furor, y la discusión será interminable. No es el camino que debemos seguir.
¿Quiénes pueden dar respuestas rac? Los sabios para Dios. Proverbios 15:2 dice: “La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces”. Por favor, léete todo el capítulo 15 de Proverbios. Al finalizarlo encontrarás el secreto de un sabio verdadero: “El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad.” (v. 33).
No necesitas el placer de ver aplastado a tu enemigo con comentarios ásperos. En cambio, sentirás la satisfacción de haber hecho la voluntad de Dios cuando tus respuestas sean apacibles y te mantengas en el camino de la sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 27 de marzo, 2025
“Nuestros pies en la red”
“Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red”. Salmo 25:15.
Hay días que nos enredamos con asuntos improductivos, inútiles, que no edifican. Lo que es peor, nos atrapan sentimientos que no vienen del Señor, sino que son el resultado de haber creído mentiras del diablo. Todo esto nos incapacita para avanzar. Parece cumplirse lo que dijo el salmista: nuestros pies están enredados.
Observemos la descripción que hace David de su situación.
V. 16. “Estoy solo y afligido”. ¿El rey David solo? ¿No estaba rodeado de miles de personas que lo apoyaban constantemente? Sí, pero aun así experimentó soledad. Por eso va a Dios y le implora que mire su situación y tenga misericordia de él.
V. 17. “Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas”. Estaba pasando por situaciones que lo llenaban de angustia y congoja, en el original significa “sentirse asfixiado”. Las presiones eran grandes y necesitaba que Dios le diera paz y descanso.
V. 18ª. “Mira mi aflicción y mi trabajo…”. Todos tenemos que trabajar, pero comienza a ser un problema cuando solo nos produce aflicción y no vemos resultados. Por eso necesitamos urgente la guía y dirección del Espíritu Santo para estar seguros de estar invirtiendo bien nuestro tiempo y esfuerzos.
V. 18b. “…y perdona todos mis pecados”. David reconoce que ha cometidos pecados que inquietan su alma. Solo el arrepentimiento genuino nos conecta otra vez con Dios y podemos experimentar la paz de su perdón.
V. 19. “Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen”. Hay personas que solo quieren vernos caer. ¿Qué hacer cuando sabemos que nosotros no podemos cambiar a nadie? Clamar al Señor como lo hizo David: “Guarda mi alma, y líbrame” (v. 20ª)
Dios es el único que puede tomar las situaciones que nos enredan, detienen y hasta asfixian y cambiarlas en victorias, pero debemos confiar en Él. El salmista lo expresó así: “No sea yo avergonzado, porque en ti confié” (v. 20b). ¿Cómo está tu confianza en el Señor? Pon tu fe en Cristo, y Él hará una salida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 26 de marzo, 2025
“Libres del lazo del cazador”
“Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.” Salmo 124:7
Tenía un primo al que le gustaba cazar pájaros jilgueros. Colocaba en el patio de su casa a uno de ellos en una jaula y al otro lado una jaula con comida llamada “trampera". Cuando algún jilguero entraba en ella, la jaula se cerraba rápidamente. ¿Cómo era atraído a esa trampa? Por el canto del ave encerrada. Un apuesto jilguero atrapado por el canto seductor de una jilguerita. Mmm… me suena haber escuchado esta historia entre los humanos.
David compara al alma con un ave (ya lo había hecho en el Salmo 11:1). Él sabía lo que era ser atraído hacia una trampa del enemigo, caer en ella y quedar atrapado por mucho tiempo. Así sucede con el pecado. Cuando el alma es seducida por una tentación y cedemos, caemos en la trampa y sufrimos las trágicas consecuencias.
Dios no quiere que nuestras almas vivan atrapadas por los engaños del diablo, por eso ha provisto una salida y es a través del sacrificio de Jesucristo. “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). ¡Jesús ha roto el lazo que nos tenía esclavizados!
Ahora, por su sacrificio, podemos escapar del pecado y de la culpa. La palabra “escapar” en hebreo es malat y sigifica “librar o rescatar; fugar, huir, libertar, salvar”. Malat también significa “sacar jóvenes”, es decir, liberar a los jóvenes que están atrapados. ¡Jesús les da vida! Él es el único que puede dar libertad. “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). ¡Aleluya!
Si te sientes atrapado por una tentación o por la culpa debido a malas decisiones que en algún momento hiciste, debes ir a los brazos de Jesús para alcanzar plena libertad. Su poder rompe las ataduras del diablo. Su amor es restaurador. Su guía es segura. ¡Jesús rompe el lazo del cazador!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 25 de marzo, 2025
“Lo único que permanece”
“La hierba se seca, y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.” Isaías 40:8.
¿Cuál es el mayor legado que podemos dejar a este mundo? Si el Señor se tarda en venir, ¿qué le dejamos a la próxima generación? ¿Cómo te gustaría que te recuerden cuando ya no estés?
Podemos pensar en muchas cosas, pero lo que puede hacer una diferencia tendrá que venir de Dios. Él dice que su Palabra es la que permanece para siempre, lo demás se seca, se marchita.
Empecemos por nosotros. ¿Qué transformaciones están produciendo en ti las verdades bíblicas? No hay mejor explicación de la Palabra que la que se refleja a través de nuestra conducta. ¿Lo que decimos es lo mismo que vivimos?
Si queremos hacer una diferencia en nuestra familia, debemos compartirles la Palabra de Dios. Nuestros hijos necesitan escuchar quién es Jesús, por qué murió en la cruz, y por qué solo su sacrificio perdona nuestros pecados y nos hace justos delante de Dios. Necesitan saber que necesitamos tener encuentros diarios con Él; y también deben saber que Cristo viene pronto a buscar a su Iglesia verdadera.
Nuestros familiares y amigos necesitan saber lo que dice la Palabra de Dios. Es lo que producirá cambios en sus vidas. Jesús dijo que sus palabras son “espíritu y vida” (Juan 6:63).
Lo que recibiste hoy de Dios compártelo con alguien. Eso es lo que realmente podrá hacer una diferencia en los que te escuchen y determinará también su futuro. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Juan 5:24.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 24 de marzo, 2025
“Si el Señor volviera hoy”
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” Mateo 24:40-42.
La Segunda Venida de Cristo será repentina y sorpresiva. No habrá oportunidad de reflexión, ni de arrepentimiento de último minuto. La elección que ya hayamos hecho determinará nuestro destino eterno.
El propósito de Jesús al referirse a su regreso no es estimular predicciones ni cálculos acerca de la fecha, sino advertirnos que debemos estar preparados.
El arrebatamiento sucederá en un día normal. La gente estará trabajando, comiendo, durmiendo, estudiando, leyendo devocionales… y “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos… los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” 1 Corintios 15:52.
¿Te has puesto a pensar que sucedería si Cristo viniera a buscarnos ahora mismo? Si el rapto fuese hoy…
Deberíamos estar en plena comunión con el Señor. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”. 1 Juan 1:6.
Deberíamos estar comprometidos con nuestra santificación, porque sin santidad nadie verá al Señor. Hebreos 12:14.
Deberíamos estar usando nuestros talentos naturales y dones espirituales para servir al Señor, porque no podemos “enterrar” lo que se nos asignó.
Deberíamos haber arreglado toda “cuenta pendiente”. Romanos 12:18: “En cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. Como hijos de Dios debemos promover la concordia y no estar enredados en pleitos y peleas.
Deberíamos haber compartido el evangelio con las personas que están a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, de estudio, incluso con aquellos desconocidos a los que el Espíritu Santo nos impulsó a hablarles de Cristo.
Pero no podemos vivir en el “deberíamos”, tenemos que vivir y tomar decisiones aquí y ahora, como si el Señor volviera hoy. “Entiendan lo siguiente: Si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, se mantendría alerta y no dejaría que asaltara su casa. Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen”. Mateo 24:43-44.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 23 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mimados por Dios”
“Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.” Isaías 66:12.
Este pasaje tiene una doble referencia. Proféticamente se cumplirá cuando venga el Mesías y restaure por completo a Israel; pero hoy, se aplica a cada hijo de Dios que pone su fe diariamente en el Padre Celestial.
Muchas veces la religión ha sembrado la idea de que Dios es un anciano de larga barba blanca con el ceño fruncido, listo para enviar fuego del cielo a todo aquel que no ora más de cuatro horas por día y lee cien capítulos de la Biblia. ¡Qué imagen más alejada de la realidad! Según el mismo Hijo Eterno que conoce al Padre como nadie, dice que su amor y su misericordia se extienden sobre cada uno de sus hijos. Incluso está esperando con los brazos abiertos a los hijos pródigos que deciden regresar a su casa.
Veamos las maravillosas promesas que encierra este pasaje de Isaías.
Lo primero que menciona es que Dios “extiende paz como un río” a los que regresan a Él. “El Dios de paz y de amor estará con vosotros.” (2 Corintios 13:11). Al estar en el seno del Padre nos sentimos protegidos, cuidados y confiados gracias a la paz que derrama en nuestro corazón y al amor que experimentamos.
Continúa diciendo que los hijos de Dios serán alimentados por Él, como una madre alimenta a sus hijos. Una promesa de provisión.
“En los brazos seréis traídos”. ¡Cuántas veces nos cansamos de caminar! Como un niño pequeño le pedimos al Padre que nos levante y Él extiende sus brazos para sostenernos y darnos descanso.
“Sobre las rodillas seréis mimados”. ¡Qué expresión más tierna! La palabra “mimado” en hebreo es shaá que significa “mirar con complacencia, acariciar, agradar, fijar la mirada, regocijarse”. Wow… qué maneras más maravillosas de demostrarte cuánto te ama el Señor.
Cuando estás en la presencia de Dios, solo puedes sentirte amado. Puedes imaginarlo mirándote por largo tiempo, con una sonrisa en su cara, disfrutando del momento y reconfortando tu alma.
Necesitas hacer una pausa. Deja por un momento lo que estás haciendo y conéctate con el Señor. Experimenta su amor que sobrepasa todo entendimiento. ¡Eres un hijo mimado por Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 21 de marzo, 2025
“Serás salvo, tú y tu casa”
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:31.
Pablo y Silas habían ido a Filipos siguiendo la dirección del Espíritu Santo; sin embargo, terminaron en la cárcel de la ciudad. Si yo fuera Silas le hubiera preguntado a Pablo: ¿Estabas seguro de que debíamos venir a esta ciudad? ¿Fue Dios quién te dirigió? ¿No habrá sido el diablo? Bueno, la verdad es que tanto Pablo como Silas sabían que eso era propósito de Dios. En vez de quejarse, comenzaron a cantar y alabar a Dios hasta que un terremoto milagroso los liberó, y para abreviar la historia, el carcelero le preguntó a estos siervos de Dios qué debía hacer para ser salvo. La respuesta fue: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.
Observa los planes y propósitos de Dios. Pablo y Silas terminaron presos en Filipos porque había un carcelero que necesitaba salvación. No solo él, sino toda su familia; y por este hecho comenzó la iglesia de los filipenses. El carcelero escuchó la Palabra de Dios y creyó. Ese mismo día, toda su familia se bautizó como señal de haber aceptado el mensaje del evangelio.
¿Qué hay de ti? ¿Te ha hablado Dios con esta misma promesa? Si prestamos atención a lo que nos dice la Escritura, sabremos que para que una promesa se cumpla, muchas veces nosotros debemos hacer una parte. En este caso, sembrar la Palabra de Dios. Fíjate que Dios no produce plantas con solo declarar una verdad. ¡Hay que sembrar!
Si creemos que nuestra casa será salva, entonces nosotros somos los responsables de hablar de Jesús a nuestra familia. Por eso, déjame darte tres recomendaciones:
Debes hacerlo con regularidad, continuidad. No alcanza con hablar a la familia una vez y “que sea lo que Dios quiera”. Debes persistir en sembrar y regar la semilla. Mira lo que Dios les dice a los padres: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:6-9).
Habla la verdad con amor. “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15). Decir versículos bíblicos con ira, amargura o miedo, no permite que la semilla penetre en el corazón de nadie. Nuestras palabras deben ser acompañadas con amor y paciencia.
Cree tú mismo lo que dice Dios. No solo debes dar testimonio con tus palabras, debes demostrar lo que crees con tu conducta. Nuestra familia nos conoce muy bien, saben si vivimos lo que creemos.
No te canses de sembrar la verdad con amor. Dios dará el crecimiento. Haz tu parte y cree que tu familia será salva.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 20 de marzo, 2025
“Recupera lo robado”
“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.” 1 Samuel 30:6.
¿Te han robado alguna vez? A mí me asaltaron a mano armada tres veces. Da escalofríos solo recordar un revólver calibre 32 apuntándome en la cabeza. Sin embargo, Dios siempre resguardó mi vida; incluso, en una de esas oportunidades, pude hablarle de Cristo al ladrón.
La situación de David fue mucho peor. Había sido llamado para ir a una guerra en donde no debía estar, y al regresar, la ciudad donde vivía y su ejército, había sido saqueado. Se llevaron todo: mujeres, niños, bienes materiales, hasta los alimentos. Imagínate el cuadro. Los “valientes de David” estaban tan dolidos que pensaron en apedrearlo. ¡Wow, qué seguidores más inestables! Pero la situación era desesperante. ¿Qué iba a hacer ahora David?
“Pero David se fortaleció en Dios”. Fortalecerse en hebreo es kjazác que significa “agarrarse fuerte, ser valiente, conquistar, ampararse, reanimarse, reparar, sostenerse”. Antes de hacer algo, David se agarró de Dios. Obtuvo fuerzas, sabiduría, valentía y determinación para recuperar todo lo que el enemigo les había robado. Al final de la historia, leemos que obtuvo un botín mayor que el que se habían llevado. ¡Qué tremenda es la ayuda divina!
Aprendemos mucho de esta historia. Como David, podemos angustiarnos mucho por lo que el diablo, el enemigo de Dios, nos ha robado, o decidimos levantarnos y fortalecernos en Dios.
El Señor ya nos advirtió que el “el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir...” (Juan 10:10a). El trata de hurtarnos la fe, la paz, el gozo, la esperanza, pero también nuestra familia, hijos, cónyuges, relaciones, ministerios, bienes materiales. Sin embargo, Jesús vino para darnos vida abundante.
Por eso, ya no más lamentos y angustias que te paralizan. Hoy es día de levantarte y fortalecerte en Dios. El Señor quiere que clames a Él y des pasos de fe para recuperar lo que el enemigo te robó. ¡Tu Poderoso Gigante pelea tus batallas! ¡Él ya venció al enemigo!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 19 de marzo, 2025
“Una palabra de ánimo”
“He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.” Isaías 40:10.
Cuando servimos al Señor, una de las estrategias del diablo para desenfocarnos, debilitarnos y hacernos desistir es desanimarnos. Comenzamos a pensar que nada produce resultados, que las oraciones no tienen respuesta, que lo que sembramos cae en tierra de pedregales, que a nuestras palabras se las lleva el viento…
Dios nos conoce, sabe cómo nos sentimos, por eso en momentos críticos nos recuerda una promesa, nos da una palara de ánimo y nos renueva las fuerzas para seguir adelante. Todos necesitamos una palabra de aliento porque hay mucho camino por recorrer, muchas montañas que escalar, muchos valles que cruzar.
A través de Isaías, hoy el Señor nos recuerda que cuando hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance, Dios hará lo sobrenatural, “vendrá con poder”. Muchas veces nos cansamos de tratar de hacer lo que solo Dios puede hacer. Nosotros no hacemos milagros. No transformamos a nadie. No somos la fuente de provisión. ¡Solo Dios es el Todopoderoso! No solo es agotador tratar de tomar su lugar sino que nos destruye. Hay una viejo refrán que dice: “El que se mete a redentor, muere crucificado”. Cuidado, nosotros no podemos hacer las obras que solo hace Cristo.
Nuestra parte es confiar en Él, entonces veremos su “brazo enseñorear”, tomar el control, dirigirnos hacia adelante. Eso nos da descanso. Nos recuerda que Alguien mayor que nosotros está en control de todas las cosas.
Si somos obedientes y servimos al Señor con fidelidad, entonces veremos la última parte de este versículo cumplida en nosotros: “su recompensa viene con él”. El Señor nos recuerda que nada de lo que hagamos para Él se quedará sin su recompensa eterna. Dios es justo y sabe galardonar a cada uno según su obra.
No permitas que el cansancio, la monotonía o la resignación invadan tu corazón. Cristo viene pronto y tu recompensa con Él. Nada de lo que haces es en vano. Un día verás los frutos que ha producido una palabra tuya, una acción solidaria, una ayuda oportuna. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9). No desmayes, hay recompensa para tu trabajo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 18 de marzo, 2025
“Te alabo 7 veces al día”
“Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios”. Salmo 119:164.
Si tomamos el promedio de horas que aprovecha una persona por día, quitando las horas de descanso, para identificarnos con el salmista deberíamos estar cantando alguna alabanza cada 2 horas. ¿Hacemos esto? Mmm… no lo creo, por lo menos audiblemente. Quizás cantemos “en nuestra mente”…
La palabra “alabar” usada en este pasaje es jalál que significa “dar un sonido claro, brillar, celebrar, aclamar, cantar, glorificar, júbilo”. Bueno, definitivamente no es cantar bajito o con el pensamiento, es exaltar a Dios con júbilo.
Si lees el contexto, podrás descubrir por qué el salmista le cantaba a Dios de esta manera, ¡y siete veces al día! Veamos algunas de las cosas que motivaban su alabanza.
V. 162: Se gozaba en la Palabra de Dios al descubrir verdades espirituales para su vida. ¡Me encantaría ver algún video en el cielo de los tiempos devocionales que tenía este salmista! Realmente disfrutaba estar en la presencia de Dios.
V. 165: Por la paz que Dios le da a los que le obedecen, porque pueden caminar confiados sin tropezar. ¡Cómo no alabar a Dios si nuestro corazón puede sentirse seguro y confiado en su Palabra!
V. 166: Por la salvación. Teníamos un destino de perdición, pero Jesús lo cambió desde que le recibimos como Salvador y Señor. ¡Alabado sea Él por su obra perfecta en la cruz!
V. 167: Cantaba porque amaba sus mandamientos y se complacía en obedecerlos. ¡Qué bendición es cumplir los mandatos del Señor! Nos libra de tantos dolores de cabeza…
V. 168: Alababa a Dios porque sabía que si todas sus decisiones estaban de acuerdo con su Palabra, podría esperar un final feliz. Cada día el salmista se proponía vivir con el gozo de Dios, y antes de tomar una decisión, oraba, meditaba y se cercioraba de hacer su voluntad.
Comienza tu día alabando. Ojalá que tengas siete o más oportunidades de hacerlo. Suceden cosas maravillosas en nuestra vida cuando alabamos al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 17 de marzo, 2025
“Tú eres valioso para Dios”
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir… con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:18-19
Tú eres muy valioso. Fuiste comprado con la “sangre preciosa de Cristo”. ¿Sabes el alto costo de esa sangre?
El mundo no entiende, no conoce, no sabe de “negocios eternos”. Pueden ponerle precio a un automóvil, una casa, una joya, pero no pueden valorar el alma de una persona. Solo Dios lo sabe y puede hacerlo. Él consideró que tu vida era tan valiosa que no tuvo reparos en enviar a su Hijo Unigénito a pagar el costo en la cruz (Juan 3:16).
Jesús no vino al mundo para salvar un territorio, al arrecife de coral, a una empresa multinacional o a los osos polares. Todo eso tiene su valor, pero no se comparan con una vida humana. Es increíble que celebrities e influencers hagan campañas para salvar a los pulpos mientras día a día mueren miles de niños por abortos despiadados. Este mundo no sabe apreciar el valor de la vida. Hay muchos que hablan y filosofan sobre ella, pero no la conocen. Nunca han tenido un encuentro real con la Vida (Juan 14:6) como para entender que los humanos sin Cristo estamos perdidos.
Tú eres diferente. Desde que recibiste a Jesucristo como tu Salvador y Señor, eres un hijo de Dios (Juan 1:12). Millones de ángeles en el cielo hicieron fiesta ese día. Tú has sido y eres el motivo de las fiestas eternas en los cielos (Lucas 15:7). Tienes un propósito que cumplir en esta vida. Dios te ha diseñado en la eternidad y sus planes se desarrollarán en ti porque has puesto tu fe en Él. Recibes ayuda extraordinaria. El mismo Espíritu Santo que habita en ti es tu Consejero, Ayudador, Amigo fiel. Además te capacita con poder para ser vencedor en cada uno de tus días.
Tú tienes que valorar lo que Cristo ha hecho, hace y hará en ti. No puedes permitir que nadie te quite el valor que Dios te ha dado. Pablo le dice a su discípulo: “Nadie te menosprecie” (Tito 2:15). Puede que muchos se burlen de ti por ser cristiano, pero deberás dejar pasar esas ofensas para que ninguna se instale en tu corazón. No le creas a las mentiras del enemigo. Escucha lo que Dios dice de ti en Isaías 43:4: “Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Levanta tus ojos al cielo, que de allí viene tu identidad. ¡Eres hijo amado del Padre Eterno!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 16 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El día de mi retoño”
“…Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación.” Job 14:14
Hay una realidad espiritual que acontece alrededor nuestro que no podemos verla a menos que Dios quiera revelarla. Pasamos pruebas severas, enfrentamos tentaciones, vienen desafíos inesperados que no habíamos planeado, y llegan a nuestra vida con el propósito de que crezcamos en la fe. Le pasó a Job, pero nunca imaginó que las pruebas iban a ser tan duras.
Job buscó y buscó en su corazón si había alguna situación que él hubiera generado para merecerlo, si algún pecado no hubiera confesado, si hubiera faltado a algunos de los mandamientos de Dios, pero nada podía quebrar el fundamento de su integridad. Vinieron tres amigos para consolarlo, y terminaron siendo jueces condenatorios dando solo argumentos humanos para tratar de dar una explicación a algo que desconocían. Al fin, Job sabe que de esas pruebas tan duras solo podía librarlo el Señor.
La confianza de este hombre en Dios fue total, a tal punto que proclama que iba a esperar si fuera necesario hasta el último día de su vida con tal de ver la liberación divina. La palabra “liberación” en hebreo es kjalifá que tiene el significado de “alternación, mudar, cambiar el turno, pasar, saltar, renovar, retoñar”. Me encanta la palabra “retoñar”. En la región de New England donde vivimos, los inviernos arrasan con toda la vegetación. Si tú vieras por primera vez las tormentas de nieve y sintieras los 20 grados bajo cero, pensarías que nada verde volvería a crecer. Sin embargo, en cada primavera las plantas vuelven a “retoñar”, los árboles florecen y reverdecen. Como dice Eclesiastés, “todo tiene su tiempo”.
Job tenía su fe puesta en el Señor de manera tal que aunque estuviera pasando los peores inviernos, sabía que un día todo volvería a retoñar. De hecho, su confianza era tan firme que se atrevió a decir: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Wow, Job, ¡qué confianza!
No estoy seguro de que tú estés pasando las mismas pruebas que Job, pero quizás te sientas muy familiarizado con él. No te identifiques solo con sus pruebas como para consolarte de manera temporal. Aprópiate de su fe y esperanza. Job esperó pacientemente hasta el día en que llegó su liberación, el día de su retoño. Dios fue quien lo vindicó, levantó su cabeza, y además le prosperó mucho más de lo que tenía antes de las pruebas.
¿Sabes que tu día de liberación llegará? ¿Tienes tu confianza puesta en Cristo hasta las últimas consecuencias? ¿Le has entregado todas tus cargas a Él, tus temores, fracasos, angustias? Hoy el Señor quiere renovar tu fe, recordarte que sus promesas se cumplirán en el momento oportuno. Espera con paciencia la intervención divina, porque tu tiempo de retoño será maravilloso.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 14 de marzo, 2025
“En tierra de aflicción”
“Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.” Génesis 41:52
Inmigrante involuntario. Eso fue José, el hijo predilecto de Jacob. Por ser obediente a su padre, fue a ver cómo estaban sus hermanos sin saber que terminaría vendido como esclavo a unos mercaderes madianitas. Invisiblemente, el camino providencial de Dios tenía a Egipto como destino. De la casa de Potifar, a la cárcel, y de allí a gobernador de Egipto. No creas que todo pasó muy rápido. No, fueron trece largos años de sufrimiento, dolor, agotamiento, castigo, soledad, desprecio y olvido. Para José, Egipto fue la tierra de su aflicción.
“Aflicción” en hebreo es oní que significa “depresión, miseria, angustia, esfuerzo, pobreza”. ¿Tienes alguna circunstancia, persona, situación o lugar que signifique para ti una “tierra de aflicción”? Puede ser que incluso hayas tenido altas expectativas de un nuevo comienzo y de pronto, en solo tres días, todo se vino abajo y terminaste solo, sin ayuda, desprotegido, sin recursos. Quizás pusiste tu confianza en una persona y te defraudó. Me atrevo a decir que hasta tuviste una supuesta “palabra de Dios” que alguien te dio, creíste que era revelación y terminaste muy mal… Por lo menos hasta ahora.
De pronto, en un minuto todo puede cambiar, como le pasó a José. Hay un tiempo señalado en el reloj de Dios que dice “ahora es el comienzo de la fructificación”. A partir de ese momento, comienzas a ver cambios favorables que tú no controlas, se abren puertas que parecían cerradas, hay personas que empiezan a mirarte de manera positiva. Quizás estabas orando y clamando a Dios que te sacara de la tierra de aflicción, y resulta ser que esa misma tierra es… ¡de fructificación!
“Fructificación” es hebreo es pará que significa “llevar fruto”, es decir, producir resultados favorables como manifestación de la gracia de Dios. Esos resultados pueden ser espirituales, emocionales, materiales, ministeriales. Para que una planta produzca fruto hay que darle tiempo. Cuando recién está creciendo y echando raíces, hay que abonarla, podarla, regarla, quitarle insectos dañinos, hasta que llega el día del primer fruto. ¡Qué alegría para el que ha cultivado con tanto esmero esa planta! Vale la pena el esfuerzo.
El secreto es permanecer con esperanza, mantener la fe a pesar de la realidad, afirmar la confianza en Dios que tiene el control de todo, sin dejar de esperar en su Providencia y Soberanía, porque sus planes son lo mejor que nos puede pasar en esta vida. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).
Dios me guio a escribir este devocional para ti, para animarte en fe, levantarte el espíritu y recordarte las promesas que Él te ha hecho. Dios quiere fructificarte en la tierra de aflicción. Tu fe manifestará la expectativa de lo que el Señor hará a partir de hoy.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 13 de marzo, 2025
“Muro de fuego”
“Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.” Zacarías 2:5
Si tú le hubieras tomado una fotografía a Jerusalén en tiempos del profeta Zacarías, tendrías un panorama desolador; no encontrarías ningún lado bueno para fotografiar. Después de casi 70 años, la ciudad se veía destruida, quemada, abandonada, producto del ataque de los babilonios en el 586 a.C. Si miraras todos los días esa foto podrías llegar a pensar que ya no habría posibilidad de reconstrucción de la ciudad que en sus tiempos de apogeo llegó a ser la más esplendorosa del mundo.
La profecía decía que los cautivos iban a regresar y que Dios haría el milagro de la restitución. Mucho más que el ave Fénix, Jerusalén se volvería a levantar, pero ahora no con gloria humana sino divina. Por esa misma ciudad caminaría el Mesías. Sin embargo, para que la profecía tuviera cumplimiento, había una parte que el pueblo de Dios debía hacer: trabajar duro para reconstruir.
¿Cómo comenzar si ni siquiera tenían protección de los enemigos? ¿Cómo empezar a sembrar en un lugar desbastado por los robos de las naciones vecinas? ¿Valía la pena comenzar sin protección? Todas estas preguntas impedían al pueblo marchar hacia adelante. Entonces Dios les respondió con una promesa que tuvo su cumplimiento en ese tiempo y sigue siendo real hoy para su pueblo. Él mismo sería un muro de fuego a su alrededor. ¡Qué tremenda promesa! Les hacía recordar la muralla de fuego que había puesto entre los israelitas y el ejército de Faraón cuando salieron de Egipto. Había que confiar en esa promesa y poner manos a la obra.
La historia de Esdras y Nehemías nos dicen que reconstruyeron el templo, la ciudad y las murallas, y en el proceso Dios intervino milagrosamente. ¡Él siempre cumple sus promesas!
Estoy seguro que esta palabra de Dios es para ti. Tienes muchas fotos en tu mente de fracasos pasados, de proyectos que se cayeron, de una devastación del enemigo en tu alma, incluso parece que solo quedaron cenizas de tu relación con Dios. ¡Hoy es día de recomenzar! Dios te da una promesa y debes apropiártela. Desde hoy en adelante, el Señor mismo será un muro de fuego alrededor de ti, protegiéndote, animándote, respaldándote, si tomas la decisión de creerle y actuar en base a su promesa.
No tengas miedo, su muro es impenetrable. No tengas vergüenza, su intervención levanta tu cabeza. No te detengas, Dios mismo pelea tus batallas. Eres más que vencedor en Cristo. Confía que Jehová de los ejércitos está de tu lado, y su promesa es ser un muro de fuego a tu alrededor.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 12 de marzo, 2025
“Fuerzas para comenzar”
“Así ha dicho Ezequías: Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas… por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda”. 2 Reyes 19:3-4
Los habitantes de Jerusalén en el tiempo del rey Ezequías estaban gozando de prosperidad, paz y crecimiento. Las familias estaban estables y muchas de ellas con la ilusión de un nuevo miembro en la casa. Las embarazadas habían hecho sus baby showers y todo parecía ir a ritmo de fiesta. ¡Qué ilusiones generan los bebés a punto de nacer! Pero algo sucedió que conmovió a toda la ciudad. Los asirios habían llegado con todo su ejército con la intención de tomar la ciudad, matar a los líderes y llevarse cautivos a los niños. La idea de un futuro terrible mató la ilusión de muchos hogares hebreos, a tal punto que el rey expresa: “la que da a luz no tiene fuerzas”. Ya empezaban a surgir preguntas como: ¿qué haremos con nuestros hijos? ¿cómo los alimentaremos? ¿y si se los llevan cautivos? Incluso alguien podría haber pensado para qué traer hijos a este mundo lleno de dolor. A las madres parturientas les estaba faltando las fuerzas. La única solución era clamar a Dios para que la ayuda venga del cielo.
Si lees la historia verás cómo el Señor intervino poderosamente dando liberación extraordinaria. Ni un solo asirio sobrevivió. Ya las familias podían celebrar sus nacimientos, sus cumpleaños y la esperanza de un futuro seguro en las manos de Dios.
Pensemos en nosotros y nuestra realidad. ¡Qué animados estamos cuando nos hemos motivado para comenzar una nueva atapa! Tal vez inconscientemente recordamos los días en que comenzábamos un cuaderno nuevo: escribíamos prolijo y sin manchas, por lo menos los primeros tres días antes de que los extremos de las hojas comenzaran a enrizarse. Nos encanta comenzar un nuevo tiempo lleno de esperanza. Nuestras ilusiones crecen y damos rienda suelta a nuestra imaginación.
Sin embargo, para comenzar una nueva etapa no solo hace falta motivación inicial sino fuerzas para emprenderla. Cuando vienen las dificultades, la oposición, los desafíos, problemas inesperados, parece que no tenemos la fuerza para que nuestros proyectos salgan a la luz, que nuestras resoluciones se lleven a cabo, que nuestras determinaciones espirituales se concreten. Parece que es fácil “concebir” ideas fantásticas, pero otra cosa es que “den a luz” bajo presión. Necesitamos ayuda sobrenatural.
¿Cómo estás tú? ¿Está naciendo en ti una fe dependiente de Dios? ¿Tienes la motivación de emprender nuevas cosas para Dios? Necesitas “elevar tu oración” pidiendo las fuerzas espirituales para alcanzar la victoria. Para que una nueva etapa nazca, la tenemos que acompañar de fuerzas del Espíritu para no detenernos más. Que nada ni nadie te quite el impulso de agradar a Dios con tu vida entera.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 11 de marzo, 2025
“Dios me oirá”
“Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:6-7.
Miqueas fue llamado a profetizar lo que le sucedería a Israel y a Judá por haberse apartado de los caminos de Dios. Eran tiempos difíciles para alguien que quería ser fiel al Señor. No se podía confiar en los líderes políticos ni religiosos, tampoco en los amigos (v.5) ni en la familia. Los justos eran condenados y los ricos opresores actuaban con total impunidad.
Hoy vivimos tiempos parecidos. De hecho, Jesús lo profetizó: “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” (Lucas 12:53). Lamentablemente, para muchos seguidores de Jesús, la familia ha dejado de ser el ámbito de protección, seguridad y confianza.
Aunque Miqueas se sentía solo, tomó la mejor decisión de su vida: “Mas yo a Jehová miraré”. Es la manera de no desilusionarse cuando los que se suponen deben apoyarte de manera incondicional en los momentos difíciles, te abandonan. Hebreos nos anima a hacer lo mismo que Miqueas: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:2-3).
Hay momentos en que lo único que podemos hacer por nuestros seres queridos es orar ya que hemos agotado todos los recursos y argumentos posibles para acercarlos al Señor sin ver resultados. Miqueas estaba seguro de que Dios lo oiría y esa debe ser también nuestra seguridad.
No bajes los brazos. Pon tu mirada en Cristo y continúa orando por tus seres queridos. Tus oraciones hacen la diferencia.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 10 de marzo, 2025
“No edites la Verdad”
“Compra la verdad, y no la vendas.” Proverbios 23:23.
Siempre pensamos que antes de compartir lo que escribimos es necesario “editar”. Antes de que el libro de devocionales “Tiempos de Refrigerio” fuera publicado, tuvo que ser editado. Había muchas palabras que podían interpretarse de manera diferente para alguna cultura, mal interpretarse en otras, frases que podían traer confusión, en fin, un sinnúmero de correcciones necesarias para que quien lo leyera, tuviera claro lo que el autor quiso decir.
Para nuestro diccionario, editar significa “preparar la publicación de un texto, una revista o un libro, cuidando su forma y contenido y añadiendo en ocasiones notas o comentarios”. En muchos casos, la edición es tan exhaustiva que queda poco del original.
En cierta ocasión, varios líderes de diferentes denominaciones y religiones se reunieron para compartir el Padrenuestro, la oración modelo de Jesús. Pero alguien comenzó a argumentar que no estaba tan seguro de que Dios estuviera en los cielos. Otro dio una versión diferente de cómo santificar su Nombre. Un liberal también alegó que era difícil aceptar que su reino viniera físicamente al mundo y que su voluntad jamás se haría en la tierra como en el cielo. Uno tras otro dio su punto de vista sobre la oración de Jesús… En fin, la conclusión de esa reunión fue que la única frase del Padrenuestro aceptada por todos era “Padre nuestro”, y nada más. ¡Qué terrible es cuando editamos la Verdad de Dios con nuestras ideas!
Dios nos dice en su Palabra que debemos adquirir su Verdad y no venderla. En otras palabras, no es negociable. Se acepta o se rechaza, pero no se “edita”. Dios es nuestro Padre si somos sus hijos, y la única manera de llegar a serlo es a través de Jesucristo. No hay manera de llegar a Él por otros caminos. Jesús es el Camino. Nadie tiene el derecho de editar esta verdad establecida por el Creador.
No podemos parcializar la Verdad. Observa el Salmo 119:160: “La suma de tu palabra es verdad”. La vida cristiana no está basada en un solo versículo. Nos basamos en la suma de todo lo que Dios ha dicho.
Tampoco podemos añadir algo más a la Verdad de Dios. También esto está claro en la Biblia: “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.” (Proverbios 30:6).
Tienes la Verdad, no la edites. Dios no necesita corrección. ¡Vive su Palabra!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 8 de marzo, 2025
“Perdió todo por un dólar”
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. Lucas 12:15.
Jaime era un cristiano gozoso, servicial, trabajador, muy responsable en el cuidado de su familia y obediente a Dios en todo. Un día le ofrecieron un trabajo en el que ganaría un dólar más la hora. Empezó a hacer cuentas, y vio que con ese aumento podría pagar la cuota de un nuevo automóvil. Pero Jaime no consideró que el nuevo trabajo le quedaba más lejos y que eso le robaría tiempo para estar con su familia.
Al poco tiempo, Jaime pensó que si añadía otro dólar más a sus ganancias podía pagar la cuota de un pequeño bote para salir a pescar los fines de semana con su familia. Aunque la pesca no era el deporte favorito de sus hijos, le permitiría pasar tiempo con ellos. Pero no podía pedir un aumento de sueldo, entonces la solución fue trabajar horas extras, lo que hizo que al llegar a su casa solo pudiera ver a sus hijos durmiendo; pero se consolaba pensando que los vería al día siguiente.
Luego del carro y el bote, siguieron otras cosas, pero necesitaba ganar un dólar más para cubrir esos gastos. Entonces decidió trabajar los fines de semana. “El Señor entiende -pensó-. Si por unas semanas no voy a la iglesia y miro los servicios por internet es lo mismo”. Entonces dejó de congregarse y su esposa e hijos asistían solos a la iglesia.
Con el tiempo comenzaron los problemas en la familia, y Jaime solo podía pensar que nadie valoraba los esfuerzos que estaba haciendo. Entonces empezó a compartir más tiempo con una compañera de trabajo que parecía más divertida, comprensible y cariñosa que su esposa… Tal vez puedas imaginar el resto de la historia…
Jaime perdió a su esposa, a sus hijos, su iglesia y su relación con Dios. Y todo comenzó por ganar un dólar más. En realidad, el problema no fue el dinero, sino la avaricia, la ambición desmedida terminó atrapándolo.
Crecer y prosperar financieramente no es malo, pero si lo hacemos sin contar con la sabiduría que Dios promete darnos, terminaremos cambiando las prioridades, atrapados en el materialismo y perdiendo lo que es realmente valioso.
Jesús terminó su mensaje con un principio que debe regir nuestra vida: “Mas buscad primeramente el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas” (v. 31). Si Dios está en primer lugar en tu vida, entonces lo siguiente debe ser tu familia. Las demás cosas, si confías en Él, las añadirá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 7 de marzo, 2025
“El enemigo tiene un límite”
“Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron... Dios es el que me ciñe de poder… Quien adiestra mis manos para la batalla”. Salmo 18:4,32,34.
Hay días espiritualmente malos, en donde sentimos que el diablo lanzó todo su arsenal sobre nosotros. David lo expresó con esta frase: “Torrentes de perversidad me atemorizaron”. En el original hebreo dice “torrentes de Belial”, la misma palabra que usa el apóstol Pablo para hablar de Satanás (2 Corintios 6:15).
También el profeta Isaías hace una descripción similar. “Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19b). Tanto David como Isaías mencionan que el enemigo de Dios y de su pueblo en algunos momentos fue contra ellos como un río furioso, moviéndose con mucho ímpetu. Sin embargo, nunca pasó, ni podrá pasar más allá del límite que Dios le ha establecido.
Tienes que saber que en la cruz Jesús le quitó toda autoridad al diablo y a sus huestes. “Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15). Aunque ya ha sido derrotado por Cristo, todavía está bajo “libertad condicional” hasta que llegue el día de su sentencia final. Mientras tanto, “el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).
El salmista David dice que frente a esas batallas, Dios nos ciñe de poder. ¡Aleluya! ¡Satanás no puede avanzar cuando ejercemos la autoridad espiritual que nos fue delegada por Dios! Hay poder del Espíritu Santo sobre nosotros para ser vencedores. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8).
Aunque experimentes un día malo, con ataques semejantes a un río impetuoso, permanece firme en la posición de victoria que Cristo te concedió. Satanás no puede hacer nada contra un hijo de Dios que vive en obediencia al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 6 de marzo, 2025
“La obediencia es superior a la opinión”
“Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros”. Josué 4:4-6ª.
Doce hombres entraron al río Jordán, cada uno con una gran piedra en sus hombros. Estaban pisando en seco en medio de un río que se había abierto milagrosamente por mandato divino. Mientras estos hombres llevaban sus piedras al centro del río podían ver las paredes de agua como si un cristal detuviera su paso. Uno a uno, fueron dejando sus rocas hasta levantar un altar que se conservó por mucho tiempo como testimonio del poder de Dios.
Cuarenta años antes de este evento, Dios también había escogido a doce hombres, uno de cada tribu, para observar la tierra de Canaán y dar una descripción de lo que Dios les había prometido. Pero fracasaron porque atemorizaron al pueblo al decirles lo imposible que sería la misión. Dios nunca les pidió sus opiniones, solo les dio un mandato, y al no creer en lo que Él les había prometido, ninguno de esa generación entró a la tierra prometida.
¡Qué diferentes fueron los hombres enviados por Josué! Sus opiniones personales estaban sujetas a la obediencia. Si Dios les había dado la orden de pisar el Jordán, eso había que hacer. No se movían por el criterio de la mayoría, sino por mandato de Dios.
Tremenda lección para nosotros. Muchas veces nuestra percepción de la realidad se contradice con lo que Dios nos está diciendo y resolvemos actuar de acuerdo con lo que percibimos humanamente, olvidándonos de lo que Dios nos habló. ¡Qué error! Actuar fuera de lo que Dios nos dice solo nos aleja de lo que nos ha prometido. Cuando Dios habla, hay que hacer silencio y obedecer. Esa siempre ha sido la clave de toda victoria. Menos opiniones y más pasos de fe.
¿Qué promesas te ha dado Dios? ¿Vas a discutir con Él o te vas a mover en dirección a esas promesas? Dios sigue abriendo “Jordanes” a aquellos que le obedecen.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 5 de marzo, 2025
“¿Izquierda o derecha?”
“Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda… Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Lucas 23:33, 39-42.
Dos ladrones fueron crucificados al lado de Jesús, uno a la derecha y el otro a la izquierda. El malhechor de la derecha se dirigió a Jesús burlonamente, tentándole para que se bajara de la cruz y los librara a ellos también de esa terrible sentencia. Este hombre es un prototipo de las personas que hablan de Jesús como si fuera un simple mortal. No creen que es el Hijo de Dios. Hacen comentarios sarcásticos y se burlan de los que creen en Él. No tienen interés en la vida eterna, solo creen en lo temporal. La palabra Dios está en sus bocas solo si se encuentran en apuros.
El ladrón de la izquierda es diferente. Sabe que es culpable y merece el castigo. Está arrepentido, aunque entiende que es demasiado tarde para reparar los daños que provocó. Sin embargo, pone su esperanza en Jesús. Para él es evidente que el Señor está recibiendo un castigo que no merece. Su único pedido es que se acuerde de Él en su reino. La respuesta de Jesús a estas sencillas palabras fue: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Te pregunto: ¿De qué lado estás tú? La discusión no es si eres un pecador a los ojos de Dios. Eso está claro; todos hemos nacido bajo pecado y separados de Dios. La pregunta es si eres la persona de la derecha o de la izquierda. La posición del primero te lleva a la condenación eterna, pero del otro lado hay esperanza de vida eterna.
El mensaje sigue siendo el mismo: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:7b-9).
¡Haz la decisión correcta!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 4 de marzo, 2025
“Alumbra hacia adelante”
“Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero.” Números 8:2
Dios le ordenó a Moisés construir un candelero de oro con siete brazos y en cada uno de ellos había una lámpara que debía estar encendida permanentemente en el lugar santo del tabernáculo. Llama la atención la disposición que tenían las lámparas. No estaban allí para alumbrar a los costados o hacia atrás; debían alumbrar hacia adelante. Interesante.
Tiene una buena aplicación para nuestra vida. Dios es luz y alumbra nuestro caminar diario. Nos ha dado su Palabra que es “lumbrera a nuestro camino” (Salmo 119). La luz está enfocada hacia adelante. Dios no quiere que retrocedamos o nos quedemos detenidos en situaciones que no nos ayudan a crecer. Debemos seguir su luz y avanzar.
El apóstol Pablo lo tenía claro: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14). ¿Sabes cuántas historias oscuras tuvo el apóstol persiguiendo a la iglesia? ¿Cuántos motivos para culparse por lo que había hecho en el pasado? Sin embargo, sabía que el Señor lo había perdonado y ahora tenía una nueva vida. La luz estaba iluminando hacia adelante.
Muchos hermanos de la iglesia de Corinto tenían un pasado cargado de pecados. Fíjate lo que dice 1 Corintios 6:9-11: “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos…” Habían vivido dejando mucho que desear según la ley de Dios. Pero ahora habían recibido a Jesucristo como Salvador y Señor de sus vidas, sus pecados fueron perdonados, y eran hijos de Dios. Terminemos de leer el versículo 11: “…mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. ¡Aleluya! ¡Ahora libres el pecado podían mirar hacia adelante y construir un nuevo rumbo en Cristo!
¿Y tú? ¿Eres más propenso a enfocarte en el pasado que en el presente y el futuro? ¿Te paralizan tus viejas historias al punto de detenerte y no avanzar? ¿Las malas decisiones que has tomado hace mucho tiempo todavía están vivas en tu memoria que no te ayudan a mirar hacia adelante?
Hoy el Señor te recuerda que tus pecados han sido perdonados, tu pasado está crucificado con Cristo y tienes un nuevo camino para avanzar hacia adelante. ¡Sigue la luz de Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 3 de marzo, 2025
“Sabios para el bien, ingenuos para el mal”
“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.” Romanos 16:19.
El apóstol Pablo les escribe a los hermanos de Roma con mucho gozo porque mostraban obediencia a Dios en todo lo que hacían y ese testimonio recorría el mundo. Sin embargo, conocía muy bien el contexto que les rodeaba. En la capital del imperio todo estaba centralizado en el placer, la lujuria y el desenfreno.
¿Te resulta familiar esto? Por supuesto, son las mismas cosas a las que nos enfrentamos cada día porque el “príncipe de este mundo” es el mismo de todos los tiempos. Satanás está detrás de la filosofía que impera en el mundo con el mismo propósito de siempre: Cegar el entendimiento de las personas enredándolas en los placeres del mundo para alejarlas del plan de salvación de Dios.
Sabiendo esto, el apóstol Pablo da dos consejos a los que debemos prestar mucha atención: “Ser sabios para el bien e ingenuos para el mal”.
Debemos ser “sabios” para el bien, sofós en griego, que significa “ser claro, sensato, sagaz, de carácter cauto; prudente, cuerdo”. En estos tiempos es necesario proceder con prudencia. Analizar muy bien todo antes de tomar cualquier decisión. Es preferible esperar para estar seguros de lo que el Señor quiere, que actuar precipitadamente y meternos en problemas.
Además debemos ser “ingenuos” para el mal. En griego es la palabra akéraios que significa “sin mezcla, inocente, sencillo”. Esta palabra está relacionada con una expresión usada para decir que algo no estaba mezclado con otra cosa. Así es como el apóstol aconseja a no mezclarse con el mal, ni siquiera un poco, porque ese ínfimo porcentaje será el veneno mortal que nos perjudique por completo.
Cuidado que el orden de los factores en este caso sí altera el producto. No seamos ingenuos para el bien y sabios para el mal. En Isaías 5:20 leemos: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”
La Palabra de Dios es la verdad objetiva y absoluta para todos, por eso necesitamos hacer decisiones que estén respaldadas por la Palabra, no por las circunstancias o emociones.
Deja que el Espíritu Santo te guie a toda verdad y que tu obediencia al Señor sea un claro testimonio que le hable al mundo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 2 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Agua para el sediento”
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Juan 7:37-38
¡Qué desesperación produce tener sed y no hallar nada para beber! Recuerdo en mi niñez haber ido a una zona suburbana para jugar al fútbol con mis amigos de la iglesia. Estuvimos mucho tiempo bajo el sol y nadie había llevado agua para beber. Hasta que alguien recordó que había una canilla de agua potable cerca. Corrimos a ese lugar y desesperados bebimos agua hasta saciarnos. Nunca había sentido una satisfacción tan grande después de haber experimentado la sed más profunda. ¿Tienes alguna historia parecida a esta? Entonces sabes de qué estoy hablando.
Dios usa muchas veces en su Palabra el ejemplo de la sed para simbolizar los deseos y las necesidades profundas del alma que solo puede saciar Él. No hay ninguna fuente fuera del Señor que pueda hacer esto. Sin embargo, a veces pensamos que es posible.
Tenemos el ejemplo del pueblo de Israel, muchas veces creyó que podía arreglárselas sin Dios y sufrió las consecuencias. El profeta Jeremías lo dijo de esta manera: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:3). La sed interior jamás fue satisfecha desconectados de la Fuente Eterna.
Sin Dios nos resquebrajamos, nos secamos y todo muere. Lo único que puede revertir esta condición es ir al Manantial de Vida que es Cristo.
¿Te sientes seco interiormente? ¿Tu sed espiritual no se ha apagado? ¿Has buscado fuera del Señor calmar tu sed y solo estás más sediento? Jesús te llama a volver a Él. Nunca echa fuera al que se acerca arrepentido y reconociendo su necesidad. Jesús te sigue diciendo: “Si tienes sed, ven a mí y bebe del agua de vida”. En el Señor, hay abundancia y satisfacción plena. No es solo un poco de agua, correrán ríos de agua viva desde tu interior.
Pastor Pablo Giovanini
Viernes 16 de mayo, 2025
“Compromiso de integridad”
“¡Lejos esté de mí el darles la razón! Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad” Job 27:5.
¿Qué es ser íntegro? Esta palabra en hebreo es tummá que significa “inocencia, ser completo; perfecto, andar rectamente”. Es interesante que esta es la raíz de la palabra Tummín, que significa “perfecciones”, uno de los objetos que se hallaban en el pectoral del sumo sacerdote como emblema de la verdad.
Satanás insinuó que Job era íntegro por todo lo que Dios le había dado. “Extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia”, le dijo al Señor (v. 11). Sin embargo, cuando perdió todo, Job no pronunció ningún juicio contra Dios. Es más, ni siquiera cuando su cuerpo estaba lleno de llagas maldijo.
No te sorprendas si alguna vez en el cielo te enteras de que el diablo también te acusaba delante de Dios diciendo que tú eras cristiano por todas las bendiciones que el Señor te daba. Él acusa todo el tiempo (Ap. 12:10). Pero espero que siempre nos acuse con mentiras…
Tú y yo hemos sido llamados a vivir una vida diferente, bajo las demandas de la verdad de Dios. Cada día nos ajustamos a ella para ser perfeccionados por el Espíritu Santo. Somos santos los domingos en la iglesia (¡por supuesto!), el domingo por la tarde cuando estamos en familia, el lunes cuando comenzamos nuestro trabajo, a mitad de semana cuando más cansados estamos, y también los viernes cuando nuestros compañeros de estudio o trabajo decretan el inicio de fiestas desenfrenadas.
La integridad comienza en nuestra mente. Si nuestros pensamientos están ajustados a la Palabra de Dios, entonces nuestra conducta será íntegra. En Filipenses 4:8 leemos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Evaluemos nuestra integridad. ¿Hay algún aspecto de nuestra vida que no está alineado con lo que Dios nos enseña en su Palabra? Ojalá podamos decir como Job: “Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad”.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 15 de mayo, 2025
“Vencedores”
“Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.” Isaías 59:19.
No debería sorprendernos que Satanás se nos oponga. Isaías nos dice que puede venir como un rio, haciendo alusión a las corrientes de aguas que arrasan todo por donde pasan.
Muchas veces el diablo influirá a personas que están a nuestro alrededor para intimidarnos, ofendernos, despreciarnos. Debemos recordar que “no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12). Nuestra lucha no es contra personas, sino contra Satanás que está detrás de ellas.
El enemigo también vendrá como un rio para probar nuestra fe, atacando nuestras convicciones. ¿Recuerdas la parábola de la casa edificada sobre la roca? “Vinieron ríos” contra ella, pero permaneció firme porque estaba edificada sobre el cimiento correcto. (Mt. 7:24-25). Satanás no puede derribar lo que Dios construye en nuestra vida desde el momento que decidimos confiar en Jesús.
Satanás lanzara sus dardos de fuego para tratar de intimidarnos, hacernos retroceder o que caigamos de nuestra firmeza, ¡pero el escudo de la fe los apaga! (Efesios 6:16).
El diablo seguirá intentándolo hasta el final de los tiempos, pero la sangre de Cristo vence toda provocación y ataque de Satanás: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero…” (Apocalipsis 12:10-11a).
¡En la cruz Jesús logró la victoria sobre Satanás y nos delegó su autoridad y poder para vivir en victoria!
Proclama la verdad y las promesas de Dios sobre tu vida. Recuérdale al diablo que está vencido. No tengas temor, avanza por fe, estás cubierto con la sangre de Cristo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 14 de mayo, 2025
“Cada día te bendeciré”
“Todos los días te bendeciré, por siempre alabaré tu nombre. Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; su grandeza es inescrutable.” Salmo 145:2-3.
¿Cómo empezaste la mañana? ¿Tuviste una mala noche? ¿Te despertaste pensando en los problemas que tienes que resolver? Si no comenzaste bien tu día, es momento de enderezar el rumbo.
El salmista David nos recuerda que lo mejor que podemos hacer es “bendecir cada día a Dios”. La palabra “bendecir”, en hebreo barak, significa “arrodillarse en actitud de adoración y agradecimiento”, pero también se usaba para “saludar, dar la bienvenida”. ¿No crees que puedes darle la bienvenida al Espíritu Santo cada mañana y entregarle el control de tu vida para que te guíe?
Recuerda que es David el que escribió estos versículos. Si lees detenidamente todos sus salmos notarás que tuvo días en que se sintió solo, inseguro, angustiado, con temor. En otras palabras, era tan humano como nosotros.
Sí, es difícil bendecir cuando tus amigos te traicionan, tus familiares más íntimos de abandonan, tus hijos te rechazan, y todo el mundo se vuelve en tu contra. David experimentó todo esto en carne propia, sin embargo, había resuelto bendecir a Dios cada día pase lo que pase.
¿Por qué era tan fuerte su determinación? Porque conocía a Dios, sabía en Quién creía y lo que podía hacer. Él podía decir: “Grande es el Señor, y digno de suprema alabanza; su grandeza es inescrutable.” Dios es más grande que nuestros problemas, es más grande que nuestras necesidades, es más grande que nuestro enemigo, ¡y su grandeza es inescrutable! Esta palabra en hebreo es áyin-kjéquer que significa “aquello imposible de comprender o de conocer dada su profundidad, infinito”.
¡Cómo no bendecir al Dios que hace grandes cosas, al que es Inigualable, Eterno, Todopoderoso! Hoy nos postramos delante de Él para reconocer su grandeza y darle la gloria que merece por siempre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 13 de mayo, 2025
“No desaproveches las oportunidades”
“Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.” Hechos 28:30-31.
¡Cuántas situaciones difíciles tuvo que atravesar el apóstol Pablo para que se cumpliera este versículo! Fue apresado en Jerusalén; un grupo de judíos ultra religiosos planeó matarlo; fue eximido de ser juzgado en Jerusalén por haber apelado al César. Sufrió un naufragio, fue picado por una serpiente venenosa. Incluso algunos dudaban de que fuera un apóstol de Cristo. ¿Qué más podía pasarle?
Pablo dice que todos sus sufrimientos redundaron en beneficio del reino de Dios (Filipenses 1:13). En esos años, muchos recibieron a Cristo como Salvador, el evangelio fue predicado a las personas más prominentes e influyentes de su época. Pablo fue llamado “una plaga” para el mundo pecador (Hechos 24:5), uno que “trastornaba el mundo” (Hechos 17:6), un “sectario” (Hechos 28:22). Sin embargo, a través de él, muchos estaban conociendo la verdad que trae salvación eterna.
Al llegar a Roma, mientras esperaba ser juzgado, Pablo siguió predicando el evangelio. Él se encontraba en una casa alquilada y bajo la custodia permanente de un soldado romano, pero podía predicar abiertamente y sin impedimento. Hacía tiempo que no había experimentado esa libertad religiosa, y por supuesto no desaprovechó un solo momento. Siguió cumpliendo con la misión que Dios le había encomendado.
Pablo nos dejó un gran ejemplo: Aprovechar las oportunidades que tenemos hoy. Si esperamos a que llegue el momento ideal para hablar del Señor, se nos pasará la vida y nos estaremos lamentando por haber perdido las ocasiones que se nos presentaron.
¿A quién estás compartiendo lo que Dios está haciendo en tu vida? Tal vez en este tiempo de pandemia las personas no vengan mucho a visitarte, pero estoy seguro que tienes un celular. Revisa el historial de tu teléfono. ¿Cuáles son las aplicaciones que más usas? ¿Qué sitios de internet frecuentas? ¿Qué compartes en tus redes sociales? ¿Quiénes son las personas con quien más has hablado? ¿A cuántas de ellas les has compartido una palabra de Dios?
Vivimos en un país con libertad de expresión… pero para los cristianos verdaderos esa libertad está restringida. Sin embargo, tenemos ámbitos en donde todavía podemos hablar “abiertamente y sin impedimento” de Jesús. Hay personas que todavía no han escuchado la palabra de Verdad, que no tienen esperanza de vida eterna, y el tiempo se acorta. Tú tienes el mensaje, ¡compártelo!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 12 de mayo, 2025
“A cada día sus propios problemas”
“Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con sus propios problemas! Mateo 6:34.
No es ningún secreto que las enseñanzas de Jesús son sabias. Lo que dijo hace dos mil años sirve para cualquier época, incluyendo la nuestra.
Al comenzar la semana, estamos propensos a preocuparnos en un solo día por todos los problemas que podríamos tener los próximos siete días, o diez días, o veinte días… Hay asuntos que ni siquiera sabemos si se van a presentar y sin embargo nos angustiamos. Si seguimos el consejo de Jesús, no deberíamos preocuparnos hasta el momento en que toque hacerlo. “Un día a la vez”, exactamente.
Recuerda que Dios es quien está controlando tu vida. Si todavía hay algo que mantiene detenido, no es por olvido o descuido; el Señor está trabajando de manera integral en tu vida. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isaías 55:8-9.
Su providencia está en funcionamiento desde que Dios creó los cielos y la tierra. Su sabiduría es inagotable. Su fidelidad inalterable, lo mismo que su amor y misericordia. Si sabes que Dios está de tu parte, entonces es suficiente para que puedas descansar.
No te adelantes a resolver lo que tienes que hacer mañana si Dios te ha dicho que esperes. No estés en ansiosa inquietud si Él te dijo que se hará cargo. Tu parte es creer, los milagros… déjaselos al Especialista.
Hoy es un gran día. Es el tiempo oportuno de ver a Dios en acción. “Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.” (Salmo 118:24). No permitas que las preocupaciones y temores te roben el gozo. ¡Alégrate en tu Creador y verás su intervención!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 11 de mayo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mimados por Dios”
“Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.” Isaías 66:12.
Este pasaje tiene una doble referencia. Proféticamente se cumplirá cuando venga el Mesías y restaure por completo a Israel; pero hoy, se aplica a cada hijo de Dios que pone su fe diariamente en el Padre Celestial.
Muchas veces la religión ha sembrado la idea de que Dios es un anciano de larga barba blanca con el ceño fruncido, listo para enviar fuego del cielo a todo aquel que no ora más de cuatro horas por día y lee cien capítulos de la Biblia. ¡Qué imagen más alejada de la realidad! Según el mismo Hijo Eterno que conoce al Padre como nadie, dice que su amor y su misericordia se extienden sobre cada uno de sus hijos. Incluso está esperando con los brazos abiertos a los hijos pródigos que deciden regresar a su casa.
Veamos las maravillosas promesas que encierra este pasaje de Isaías.
Lo primero que menciona es que Dios “extiende paz como un río” a los que regresan a Él. “El Dios de paz y de amor estará con vosotros.” (2 Corintios 13:11). Al estar en el seno del Padre nos sentimos protegidos, cuidados y confiados gracias a la paz que derrama en nuestro corazón y al amor que experimentamos.
Continúa diciendo que los hijos de Dios serán alimentados por Él, como una madre alimenta a sus hijos. Una promesa de provisión.
“En los brazos seréis traídos”. ¡Cuántas veces nos cansamos de caminar! Como un niño pequeño le pedimos al Padre que nos levante y Él extiende sus brazos para sostenernos y darnos descanso.
“Sobre las rodillas seréis mimados”. ¡Qué expresión más tierna! La palabra “mimado” en hebreo es shaá que significa “mirar con complacencia, acariciar, agradar, fijar la mirada, regocijarse”. Wow… qué maneras más maravillosas de demostrarte cuánto te ama el Señor.
Cuando estás en la presencia de Dios, solo puedes sentirte amado. Puedes imaginarlo mirándote por largo tiempo, con una sonrisa en su cara, disfrutando del momento y reconfortando tu alma.
Necesitas hacer una pausa. Deja por un momento lo que estás haciendo y conéctate con el Señor. Experimenta su amor que sobrepasa todo entendimiento. ¡Eres un hijo mimado por Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 9 de mayo, 2025
“Aprovecha el tiempo”
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” Efesios 5:15-16.
Si realmente anhelamos ser sabios en todo, debemos considerar seriamente esta exhortación del apóstol Pablo. No necesitamos un devocional para saber que los días son malos, pero debemos preguntarnos si realmente estamos aprovechando bien el tiempo.
La palabra griega para “aprovechar” es exagorazo que significa “comprar, rescatar, redimir, liberar”. Esta frase se usa también con el sentido de “comprar una oportunidad”. Por supuesto que el tiempo no se puede comprar, pero ¿cuánto pagarías por un día más de vida? Tu respuesta manifestará el valor que le das a tu tiempo. Estoy seguro que si tuviéramos que pagar por él, lo invertiríamos mucho mejor.
Hay tres verdades que siempre deberíamos tener presentes a la hora de decidir cómo usar el tiempo:
- “El tiempo no nos pertenece”. Es un regalo de Dios, por lo tanto, Él tiene derecho de involucrase en nuestra vida y es sabio acudir al Señor para pedir que nos guíe.
- “El tiempo es irreversible”. No vuelve atrás. Es breve. Nuestra vida tiene principio y fin.
- “El tiempo no se ahorra, se invierte”. No es dónde lo guardo, sino cómo lo uso.
Alguien dijo en una oportunidad que “apoderarse del día es difícil para la mayoría e imposible para algunos. Por lo tanto, cuando el día se apodera de mí, cuando las cosas se salen de control, es el momento de detenerme y orar para pedir más sabiduría”.
Nunca es demasiado tarde para poner en orden las próximas 24 horas, y las siguientes… Pon tu confianza en el Señor, pídale que te guíe, y podrás experimentar la satisfacción de un día bien vivido.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 8 de mayo, 2025
“¡Esfuérzate!”
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.
¡Tremendo versículo! Es para todos… los que lo creen. Para que sea una realidad en nuestra vida y podamos ver victorias espirituales, comencemos por el principio.
¿Qué significa “esfuérzate”? La palabra hebrea original es kjazác que significa “estar fijo en algo; ser fuerte, reparar, fortificar, conquistar”. Esta palabra tiene muchas connotaciones, por lo que se han usado diferentes vocablos para profundizar en su significado. Vamos a considerar los que se aplican a nosotros para obtener victorias espirituales.
1. “Recibir poder”. Es la manera de salir victoriosos cuando enfrentamos luchas espirituales. El Espíritu Santo nos capacita con poder para vencer en tiempos en que nos sentimos débiles.
2. “Ceñirse”. Echar mano de la armadura espiritual, empuñar la espada del Espíritu y levantar el escudo de la fe. Sin armas espirituales no hay victoria.
3. “Estar resuelto”. Incluso significa “ser obstinado, firme, insistente”. Debe haber determinación en nuestro espíritu. No huir, sino enfrentar las batallas, seguros de que somos más que vencedores a través de Cristo. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31).
4. “Arrebatar”. Hay muchas cosas que parecen estar en manos del diablo y debemos arrebatárselas. No permitas que Satanás te robe el gozo, la paz, incluso a tu familia. Pelea por lo que amas y revístete de poder en el Señor.
5. “Reforzar”. Quizás haya algunos aspectos de tu vida que han sido dañados por el pecado. Debes esforzarte para reparar lo dañado, restaurar lo que esté destruido, afirmar lo que está débil. Ponte manos a la obra y verás como Dios trabaja en tu restauración.
6. “Darse ánimo”. Un guerrero del Señor no se dice a sí mismo que no puede. Debes alentarte con las promesas de Dios. Cree a lo que Dios dice y anímate.
7. “Nunca verse vencido”. Aunque parezca que la batalla está perdida, nunca bajes los brazos. Aunque a veces puedan ser más los que están en tu contra, recuerda que con Dios somos más que vencedores. “En todas las cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Rom. 8:37).
Toma esta palabra de Dios para ti y haz tu parte. ¡Levántate y pelea! La victoria viene del cielo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 7 de mayo, 2025
“Tipos de terrenos”
“Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.” Mateo 13:3-9.
Las enseñanzas de Jesús son fáciles de comprender, pero a la vez nos llevan a pensar más profundamente. El Señor sembró la semilla de la Palabra de Dios en todo tiempo y lugar, pero no siempre produjo el crecimiento esperado. ¿Era culpa el sembrador? No. ¿La semilla no quería crecer? Tampoco. La variable más importante para evaluar si habrá buena cosecha o no es el tipo de terreno donde se siembra.
Jesús se tomó el tiempo de explicarles a sus discípulos el significado de esta parábola en los versículos 19 al 23. Cada suelo corresponde a un tipo de corazón.
Junto al camino: “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (v. 19). Este es el que solo escucha y no reflexiona sobre la Palabra, el oidor que no es hacedor, el que cree que el sermón fue muy apropiado… para la persona que no fue ese día a la iglesia. El diablo arrebata la semilla de muchas maneras. A través de argumentos falsos, con orgullo para no aceptar corrección, con auto justificación, poniendo la mirada en otros. La palabra sembrada desaparece en menos de 24 horas.
En pedregales: “El que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza” (vs. 20-21). El que sigue el camino de sus sentimientos. Le encanta la música que se toca en la iglesia, los sermones antropocéntricos, siente que le hace bien llorar o reír en los servicios, pero ante las burlas de los incrédulos, la presión de grupo, la pérdida de amistades o cuando todos sus deseos no son satisfechos, abandona el camino. No hay profundidad en su relación con Cristo.
Entre espinos: “El que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” (v. 22). El que tiene como prioridad su carrera profesional, el trabajo, el dinero, los bienes materiales, la comodidad antes que su vida espiritual. Puede ganar el mundo pero al fin pierde su alma.
Buena tierra: “El que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno” (v. 23). El que abre su corazón para obedecer todo lo que dice Dios. Escucha la Palabra y enseguida busca al Señor para ayudarle a cambiar, a poner en orden sus prioridades. Quiere que otros experimenten lo que Él ha experimentado. Vive como un verdadero hijo de Dios.
¿Qué tipo de tierra somos? De ello dependerá nuestro crecimiento y los frutos que vayamos a producir. No cambiemos al Sembrador, tampoco alteremos la semilla, trabajemos en nuestro corazón para que sea buena tierra, sensible, moldeable y dispuesto a aplicar la Palabra de Dios siempre.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 6 de mayo, 2025
“¿En qué piensas?”
“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” Romanos 8:5.
Si somos hijos de Dios, el Espíritu Santo ha venido a morar en nosotros. Él habla a nuestra mente, a nuestra conciencia, y nos ayuda a discernir entre lo que nos edifica y lo que no.
El Espíritu Santo no nos impone nada porque está sujeto a nuestro libre albedrío. En su amor, el Señor nos dio la libertad de escoger, pero también nos enseña cuáles serán las consecuencias de nuestras elecciones. Si queremos una vida espiritual victoriosa, debemos comenzar por nuestra mente. Como alguna vez dijo el pastor Charles Stanley: “La mente es nuestra torre de control”.
La verdad es que nuestros pensamientos nos afectan más de lo que podemos darnos cuenta. Nuestra manera de pensar determina nuestras actitudes, emociones, deseos y acciones. Por eso, cuanto más lugar le demos al Espíritu Santo, mayor será nuestra fortaleza para ganar las batallas que se libran en nuestra mente.
Debemos tener una mente pura. En Filipenses 4:8 leemos: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. ¿Tienes problemas con pensamientos impuros? Examina lo que estás dejando entrar a tu mente. El Espíritu Santo quiere ayudarnos a filtrar diariamente nuestros pensamientos porque sabe que del pensamiento a la decisión de pecar hay un paso.
Debemos tener una mente positiva. No es positivismo, no es confesión positiva, es pensar con fe, con actitud de vencedor, recordando las promesas de Dios. Dedica tiempo a la Palabra de Dios, llenando tu mente con verdades que te mantengan firme y creyendo.
Debemos tener una mente productiva. Escuché decir una vez que una “mente ociosa es el taller de Satanás”. ¿Recuerdas lo que le sucedió a David mientras estaba aburrido y ocioso en su terraza? Todo comenzó con una mirada y luego sus pensamientos lo condujeron a pecar. Usa bien tú tiempo. Pon atención a tu crecimiento. “Ustedes también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto…” 2 Pedro 1:5-8.
¿Quieres ser fuerte a la hora de enfrentar tentaciones? Pregúntate con qué has estado alimentado tu mente últimamente. “Poned la mirada en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:2). Guiados por el Espíritu Santo podemos elegir qué pensar y cómo actuar.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 5 de mayo, 2025
“Yo soy tu Consolador”
“Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” Isaías 51:11.
En este capítulo, Isaías menciona que el pueblo de Dios estaba siendo presionado por personas que se oponían a los planes del Señor. En ese momento que reciben una palabra de Dios: “No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes” (v. 7). Dios sabía lo que estaban pasando, y la presión que estaban sufriendo tenía un límite, no iría más allá de lo que Él permitiera.
Para animar a su pueblo les dice que Él es su “Consolador”. Esta palabra en hebreo es nakjám que significa “aliento, aliviar, moverse por misericordia”. Ellos debían recordar que nunca estarían solos. Dios les daría las fuerzas para levantarse, el valor para enfrentar las presiones y avanzar, y el ánimo para mantenerse confiados.
Antes de ascender a los cielos, Jesús les dijo a sus discípulos que les convenía que Él se fuera para poder enviar al Consolador. Después de Pentecostés, el mismo Dios Consolador de los tiempos antiguos sigue con su pueblo. El Espíritu Santo ahora habita en cada uno de los que recibieron a Cristo como Salvador de sus vidas.
¿Te sientes presionado en este momento por personas o circunstancias difíciles? Dios sabe por lo que estás pasando. Él es tu Consolador, el que te sostiene para que no resbales, el que te levanta si has caído, el que te protege durante los tiempos más oscuros, el que te da paz sobrenatural.
La ayuda que el Señor nos brinda es personal, continua y está siempre a nuestro alcance. Recibimos su consuelo por medio del Espíritu Santo, quien vive en nosotros y es suficiente para satisfacer cualquier necesidad.
“En el día que temo, yo en ti confío… En Dios he confiado; no temeré; ¿qué puede hacerme el hombre?” (Salmo 56:3-4).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 4 de mayo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“¿Sano o salvo?”
“Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” Mateo 9:5.
En cierta ocasión, cuatro amigos trajeron a un paralítico para que Jesús lo sanara. Como no podían pasar la cama por la puerta debido a la multitud, decidieron hacer un agujero en el techo y bajarlo por allí. De pronto, el paralitico se encontraba cara a cara con Jesús. ¿Qué haría el Maestro? Conociendo al Señor lo sanaría… Pero le dice: “Tus pecados te son perdonados”. Todos se quedaron en silencio por unos segundos y de repente se escuchó un murmullo: “¿Cómo….? ¿Qué dijo…?” Sí, lo que escucharon. No lo sanó inmediatamente, sino que le perdonó sus pecados.
Entonces comenzaron a mirarse unos a otros y a acusar a Jesús de blasfemo. “¡Solo Dios puede perdonar pecados!” En ese momento Jesús los interrumpe y les pregunta: “¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o levántate y anda?” Imagino a algunos cabizbajos y a otros mirando hacia el agujero en el techo. “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (le dice al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” (v. 6). ¡Y el paralitico se levantó y comenzó a caminar! ¡Aleluya!
Jesús primero perdonó los pecados del paralitico y después lo sanó. Primero atacó la raíz de todos los problemas quitando el pecado del medio. El Señor dejó claro que el perdón de pecados es más importante que la sanidad. De nada sirve tener la mejor salud del mundo y perdernos en el infierno. En el Salmo 103:3 leemos: “Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias”. Primero nos perdona y después sana nuestras dolencias. Está claro el orden de prioridades.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y sigue haciendo milagros. Pero primero es el Salvador, el que nos reconcilia con el Padre, el que nos da vida nueva y nos adopta como hijos de Dios. Siempre estaremos agradecidos al Señor por los milagros que hace en nuestra vida, pero no olvidemos que la obra más grande que se llevó a cabo en la cruz fue el perdón de nuestros pecados.
“Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Tito 2:14.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 2 de mayo, 2025
“Cosas magníficas”
“Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.” Isaías 12:5.
¿Cómo describimos las obras de Dios? ¿Son para nosotros acciones naturales o eventos que manifiestan su poder, su gloria y su presencia en medio nuestro? Recuerda la última oración que Dios te contestó, ¿le atribuiste el poder y la gloria que Él se merece?
El profeta Isaías, cuyos encuentros con Dios lo movilizaron a cantarle alabanzas y a exaltar su nombre, nos anima a entonar canciones a Dios porque solo Él hace “cosas magníficas”.
La palabra “magnífica” en hebreo es gueut y significa “ser majestuoso, engrandecer, alzar, triunfar”. Da la idea de hacer obras con braveza, que manifiestan majestad, grandeza y gloria. ¡Sí, son expresiones de alabanza a nuestro Dios por sus obras grandiosas!
Sus obras son incomparables. Nadie ni nada puede hacer lo que Él hace. Empecemos por el perfecto plan de salvación. Dios nos amó, nos buscó, mandó a su Hijo a morir en la cruz para pagar por nuestros pecados, nos perdonó y nos adoptó como sus hijos por la eternidad. ¿Te suena a poco? ¿Existe algún otro dios, creencia o religión que haya hecho algo parecido? Solo Jesucristo es el Salvador.
Sus obras a nuestro favor son constantes. No hay un solo día en que Dios se tome un recreo y nos deje a merced de nuestras circunstancias. Más allá de lo que sintamos, nunca nos deja, su presencia nos acompaña y obra según su providencia. Un día en el cielo nos enteraremos de todo lo que ha hecho de manera invisible a nuestro favor.
Sus obras son elocuentes. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.” (Salmo 19:1). Pero no solo la creación, también lo que hace diariamente en nuestras vidas: “Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmo 139:14).
Hoy es día de proclamar la grandeza de Dios. Tienes muchas razones para hacerlo. Has experimentado su amor, poder y gracia. Solo queda responder a la pregunta del Salmo 106:2: “¿Quién puede describir lo grande que es el Señor? ¿O alabar a Dios de la manera que él merece?”
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 1 de mayo, 2025
“Me libró de todos mis temores”
“Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores.” Salmo 34:4.
Al leer el encabezamiento de este Salmo sabrás que David estaba huyendo de Saúl. Es muy probable que escribiera estas palabras en la cueva de Adulam, mientras buscaba refugiarse del peligro que lo rodeaba. En medio de la persecución y al borde de la muerte, David pudo alabar a Dios diciendo que Él le había librado de todos sus temores. ¿Todos? Bueno, dice exactamente eso.
La palabra temor en hebreo es megorá que significa “miedo, terror, pavor”. Es mucho más que una preocupación. Cuando sientes esta clase de temor, sientes que puedes perderlo todo en un segundo, incluyendo tu vida.
Podemos sentir megorá cuando nuestro matrimonio está a punto de quebrarse, cuando alguno de nuestros hijos está en peligro de muerte, cuando nuestro futuro parece derrumbarse, cuando podríamos perder la libertad, cuando todo lo que habíamos construido empieza a derrumbarse.
¿Puede un hijo de Dios sentir esta clase de temor? David dice que sí: “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (v. 19). ¡Hay liberación en el Señor! ¿Qué hizo David para librarse de todos estos temores? ¿Cuál fue el secreto?
Lee todo el Salmo 34. El salmista se había propuesto bendecir a Dios en todo tiempo, aun en medio del temor. ¡Hay que cantar cuando estamos aterrorizados! Buscó el rostro de Dios y fue alumbrado, clamó al Señor y fue liberado, pidió protección y el ángel de Dios lo defendió milagrosamente.
¿A qué le tienes temor? ¿Crees que Dios no puede controlar eso? Debes atreverte a confiar en Él. Da un paso de fe y pon tus temores en las manos del Señor. “Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” (v. 8). Él es quien tiene la respuesta a tu necesidad y si crees, quitará toda carga que pueda estar agobiándote en ese momento. El Señor es tu refugio.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de abril, 2025
“Clama a mí y Yo te responderé”
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Jeremías 33:3.
Jeremías vivía rodeado de personas en una condición espiritual deplorable. El pecado abundaba, la disciplina prometida por Dios no llegaba y el profeta parecía predicarle a las rocas y a los árboles. A nadie le interesaba escucharlo, la mayoría seguía el camino de sus propios deseos; y por predicar la verdad, Jeremías terminó en la cárcel. Entonces recurre a Dios, y la respuesta que recibe es: “Clama, porque voy a mostrarte cosas grandes y ocultas que aún no conoces”.
La palabra hebrea para clamar es cará que significa “llamar fuera para, aclamar, anunciar, gritar, invocar, llamar, nombrar, pedir, pregonar, proclamar, dar voces.” Evidentemente un clamor no pasa desapercibido.
El clamor está relacionado con la pasión, el celo, la determinación de escuchar al Señor bajo cualquier circunstancia, pero también se refiere a la angustia que provoca el pecado y sus consecuencias, la tristeza por la desidia e indiferencia ante los llamados de Dios.
Quienes claman buscan alejarse de la mediocridad espiritual, son los que no se conforman con migajas pues saben que en la mesa del Padre hay pan que satisface verdaderamente al alma; son los que buscan agua de vida donde apagar su sed interior. Clamar a Dios es mucho más que un mero hábito de oración, es expresar con gran sentimiento lo que hay en nuestro corazón, pedir una intervención divina urgente.
El pastor E.M. Bounds, en los comienzos del siglo pasado, escribió: “El deseo da fervor a la oración. El alma no puede permanecer indiferente cuando algún gran deseo la atrae y la inflama... Deseos fuertes producen oraciones fuertes. El descuido de la oración es la señal temible de la muerte de los deseos espirituales. El alma se ha alejado de Dios cuando el deseo por él ya no la impulsa a orar. No puede haber verdadera oración sin el deseo”.
Tal vez deberíamos comenzar pidiéndole a Dios que despierte el deseo de orar, de pasar tiempo con Él en su presencia. Aprendemos a clamar orando. Como dice el Pastor Jim Cymbala: “La oración produce más oración”.
Dios nunca fue indiferente al clamor de sus hijos. Siempre libró, hizo justicia, milagros, proveyó, abrió puertas, trazó nuevos caminos, reveló secretos, pero cuando se clamó con todo el corazón. “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. (Jeremías 29:13).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de abril, 2025
“Impaciencia”
“Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía… Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho?” 1 Samuel 13:8-11.
El rey Saúl debía esperar a Samuel, ya que solo los sacerdotes podían ofrecer sacrificios. Pero Saúl miró las circunstancias a su alrededor, se asustó y decidió encargarse de eso personalmente. Resultado: su impaciencia lo llevó a tomar una decisión fuera de la voluntad de Dios y esto le costó su reino. Los costos de la impaciencia son siempre más altos que los beneficios que pensamos que podemos obtener ignorando la voluntad de Dios.
¿Alguna vez ha considerado lo que revela la impaciencia acerca de nuestra actitud hacia el Señor?
Orgullo. Si lees las historias de Saúl verás que solo quería quedar bien ante los ojos del pueblo. Buscaba el reconocimiento y la adulación. Ser aprobado. ¡Qué celoso se puso cuando el pueblo cantaba que David había vencido a diez mil y él solo a mil!
Sabios en nuestra propia opinión. Podemos llegar a pensar que manejamos el tiempo mejor que Dios. Que podemos ayudarlo con sus “retrasos”. Que si Él no hace lo que dijo que iba a hacer, nosotros podemos encargarnos. Ser sabio en su propia opinión llevó a Saúl a tomar el lugar del sacerdote, cosa que Dios había prohibido, y sufrió las consecuencias.
Independencia. Presta atención a las palabras de Saúl: “Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto”. “No he implorado”, “me esforcé”, “ofrecí”. ¡Qué ciego estaba al pensar que podía ignorar a Dios!
Muchas veces nosotros sabemos por la Palabra de Dios lo que es correcto, pero las presiones de los demás, los plazos que nos imponen, la ayuda que no llega, nos impacienta y empezamos a tomar decisiones fuera de la voluntad del Señor.
La madurez espiritual se manifiesta en la capacidad de esperar con tranquila confianza, teniendo fe de que, en el tiempo de Dios, llegaran las respuestas que necesitamos.
No sigamos el ejemplo de Saúl o viviremos con consecuencias dolorosas. En cambio, tomemos ejemplo de David, el rey que sustituyó a Saúl: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios”. Salmo 40:1-3.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de abril, 2025
“Yo y mi casa serviremos al Señor”
“Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Josué 24:15.
Josué tuvo la misión de guiar al pueblo de Dios a la conquista de Canaán. Al final de sus días reunió a los líderes y al pueblo y les exhortó a tomar decisiones que estuvieran de acuerdo con lo que Dios les había mandado. Los enemigos externos habían sido derrotados y la tierra les pertenecía a los israelitas, pero había que atacar a los enemigos internos, los más peligrosos, los que se infiltran sigilosamente y nos apartan de Dios.
Muchas veces el pueblo de Israel escuchó más la voz de Satanás que la de Dios. El diablo siempre actúa con astucia para que miremos y hagamos lo que hacen los demás antes que la voluntad de Dios. “Si la mayoría lo hace, no debe estar mal”, un pensamiento tan viejo como la idolatría en Israel. Dios nunca dijo que hagamos lo que hace la mayoría, sino que le obedezcamos a Él.
Josué lo tenía muy claro y se lo dijo al pueblo sin reparos: “Ustedes hagan lo que quieran y afronten las consecuencias de sus decisiones… pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
La palabra servir en hebreo es abad que significa “trabajar (en todo sentido); hacer tareas de un siervo, adorar, dar culto, honrar, ministrar, servir”. Josué y su casa estaban decididos a trabajar 24/7 para Dios. Todo lo que hacían estaba enfocado en el Señor, aun las tareas diarias, su tiempo de descanso, con todo querían honrar a Dios. Ningún ídolo, material o simbólico, tenía lugar en el corazón de este hijo de Dios.
No sé qué harán los demás. No sé si mis amigos o familiares irán a la iglesia, pero nosotros hemos tomado la decisión de seguir a Jesús y serle fieles en todo. Tal vez otros retrocedan y se aparten, nosotros no, seguiremos firmes. Incluso muchos puedan seguir a Jesús de manera nominal, cumpliendo solo con la asistencia a un servicio una hora por semana. Nosotros no, hemos dedicado nuestras vidas enteras a Jesucristo. Otros serán espectadores; pero nosotros no, serviremos a Dios en cualquier cosa que nos pida. Tal vez seamos los únicos, tal vez en algunos momentos nos encontremos solos, pero sabemos en Quién hemos creído, confiado y a Quién hemos rendido nuestras vidas.
Yo tomé esta decisión hace cincuenta y cuatro años atrás y nunca la he cambiado por nada: “Yo y mi casa serviremos al Señor”. ¿Cuál es tu decisión?
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Ay Capernaum…”
“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habrías permanecido hasta el día de hoy”. Mateo 11:23.
Si buscas en internet “Capernaum”, encontrarás que es un lugar en ruinas, solo atractivo para los arqueólogos e historiadores que buscan saber cómo habría sido esta ciudad en tiempos remotos.
Capernaum, también llamada Cafarnaún, fue la ciudad de residencia de Jesús mientras desarrolló su ministerio durante un poco más de 3 años. “Y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí” (Mateo 4:13). Allí Jesús enseñó las verdades del Reino de Dios a sus discípulos e hizo muchos milagros… Sin embargo, rechazaron a Jesús como Mesías Salvador, y eso trajo serias consecuencias.
Es interesante observar que Capernaúm es un vocablo hebreo que significa “aldea del confort”. Imagina repetirte cada día que vives en la aldea confortable, llega un momento que te sientes orgullo de ser parte de ese lugar. “Somos la única ciudad en Israel verdaderamente confortable”. “No necesitamos nada más; qué placentera es la vida aquí”.
¿Qué crees? ¿Es bueno el confort? Por supuesto que todos lo anhelamos, queremos estar cómodos todos los días de nuestra vida. Pero se convierte en un problema si nos aleja de Jesús. Cuando pensamos que estamos demasiado bien como para cambiar nuestro estilo de vida por el que nos ofrece Jesús, caemos en la auto justificación. ¿Para qué queremos lo que ofrece Jesús si estamos bien? ¡Eso sí es un problema! Y eso fue lo que les pasó a los cafarnaítas. Rechazaron a Jesús y sufrieron las consecuencias.
Si el placer, la comodidad y las cosas materiales se convierten en lo que perseguimos con más dedicación, entonces tarde o temprano nos daremos cuenta de que estaremos rodeados de cosas, pero secos y vacíos espiritualmente como los restos de Capernaum.
Dale el primer lugar en tu vida a Jesús. Deja aquello que te aleja de Él y te priva de recibir lo que tiene verdadero valor hoy y que hará una diferencia en la eternidad. Lo que el Señor quiere darte, no se compara con lo que puede ofrecerte este mundo.
Pablo Giovanini
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Viernes 25 de abril, 2025
“Salvos por su misericordia”
“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”. Tito 3:4-5.
La historia de la humanidad se divide en dos: Antes y después de Cristo. Nuestra historia también. Antes de conocer a Jesús y recibirlo como nuestro Salvador y Señor éramos uno más de la multitud que sigue el camino que conduce al infierno: “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.” (v. 3). ¡Pero algo maravilloso sucedió! Escuchamos la verdad del evangelio y decidimos entregarle nuestra vida entera a Jesucristo.
La Palabra de Dios nos exhorta a recordar que hemos sido salvos por misericordia y no por “obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho”. ¿Qué está primero, la salvación o los mandamientos? Algunos piensan que primero deben obedecer los mandamientos de Cristo para ser salvos, pero la Palabra de Dios nos dice lo contrario: “Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado “ (Gálatas 2:16). “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. (Efesios 2:8-9). Una vez que somos salvos, entonces obedecemos los mandamientos de Cristo. Si pensamos que es al revés, debemos recordar este versículo.
Según la Palabra de Dios, nadie puede guardar los mandamientos de Cristo si primero no ha sido salvo, antes necesitamos una obra sobrenatural en nuestro espíritu llamada regeneración, y solo el Espíritu Santo puede producir una nueva vida, una nueva naturaleza en nosotros.
¡Somos justificados por la gracia de Dios! Él nos ve como si nunca hubiésemos pecado, y nos ha librado de culpa y cargo. Tenemos entrada a su presencia continuamente, somos capacitados con poder del Espíritu para obedecerle y además, nos espera una herencia eterna en los cielos. “Para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.” (v. 7).
¿No te parecen razones suficientes para pasar todo el día agradeciendo y alabando al Señor por lo que hizo en tu vida?
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de abril, 2025
“Dios me está viendo”
“Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.” Salmo 11:4.
Dios es Omnipresente, está en todo lugar. El salmista escribe poniendo su atención en dos lugares en particular.
1. “Dios está en su santo templo”. Su presencia era real y visible en el templo de Jerusalén. Dios mismo se manifestaba en forma de una nube gloriosa y con voz audible. Daba guía y dirección a su pueblo permanentemente; pero debido a la desobediencia y rebeldía de Israel, Él permitió que ese templo fuera destruido, primero por los babilonios y luego por los romanos. ¿Entonces el Señor ya no tiene un lugar donde habitar aquí en la tierra?
¡Hoy habita en los corazones de los que han recibido a Jesús como Salvador y Señor de sus vidas! “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16). Y también dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?” (1 Corintios 6:19). La exhortación es a no ignorar esta verdad, a no descuidar este regalo maravilloso, y a dejarnos controlar por el Espíritu Santo.
2. Además, “Dios tiene en el cielo su trono”. Eso significa que Él reina soberanamente. Dios tiene la última palabra en todo. Ni siquiera el diablo puede actuar sin su permiso. Dios pone y quita reyes, tiene el control de la historia, con su providencia mueve las circunstancias para cumplir sus propósitos, y al fin, sus promesas proféticas sobre el final de los tiempos se cumplirán.
Por estas dos verdades decimos que Dios es el Juez. Un día toda persona comparecerá delante de Él para rendir cuentas de todo lo que haya pensado, hablado, actuado e incluso se expondrán las intenciones y motivaciones más íntimas. “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz” (Lucas 8:17). ¿Esto te inquieta o te provoca alabanza?
Los ojos de Dios “examinan a los hijos de los hombres”. Muchas veces podemos pensar: “menos mal que nadie me ha visto” o “qué pena que nadie me ha visto”. Para bien o para mal, Dios todo lo sabe porque nos ve en todo tiempo. ¡Qué diferente serían nuestras decisiones diarias si viviríamos conscientes de que Dios nos ve!
Te propongo este reto: Desde este mismo momento, comienza a vivir el resto del día pensando que Dios te está viendo a cada instante y su presencia te acompaña en todo momento. Al final del día, piensa cómo te fue.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de abril, 2025
“El gozo de servir”
“Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.” Marcos 1:30-31.
La suegra de Pedro se encontraba muy enferma y él se acercó a Jesús para pedirle que la sanara. Entonces el Señor la tomó de la mano y la levantó. La fiebre desapareció inmediatamente. En ese mismo momento, leemos en la Palabra de Dios, ella comenzó a servirles.
Jesús sanó a mucha gente, pero muy pocos se concentraron en servirle después de la sanidad. La mayoría corría a disfrutar lo que antes no podían hacer. En cierta ocasión Jesús sanó a diez leprosos y solo uno, alguien que no pertenecía al pueblo de Dios, volvió agradecido. Es muy llamativa la pregunta que le hace el Señor: “¿Y los nueve dónde están?” Los ibas a encontrar en cualquier lugar menos agradeciendo, adorando y sirviendo a Jesús.
La actitud de la suegra de Pedro nos enseña cómo actúa un corazón lleno de gratitud: sirviendo. Hoy en una sociedad egoísta, ambiciosa por alcanzar logros personales, que piensa solo en su propia comodidad, servir a Jesús y a los demás parece cosa de otra época, pero la realidad es que un cristiano que ha sido bendecido por Cristo anhela servir.
El Señor Jesucristo se humilló, renunció a sus derechos y obedeció al Padre hasta el punto de morir en la cruz. Servir comienza con la misma actitud. Cuando tú obedeces a Dios y sirves a los demás con alegría, ejemplificas la actitud de Cristo e inviertes en algo de valor eterno.
Si esperamos mantener siempre una actitud de agradecimiento, debemos encontrar una motivación firme, y esa es Cristo mismo y todo lo que Él hizo y hace por nosotros.
¿Qué ha hecho el Señor por ti? ¿Puedes expresar agradecimiento por eso? No hay mayor satisfacción que servirle con gozo al Salvador de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de abril, 2025
“Pronto amanecerá”
“Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana… en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él.” Salmo 130:6-7.
Las noches se hacían largas para los centinelas y vigilantes. Ellos debían estar atentos a cualquier ruido y amenaza. La noche los hacía más vulnerables y aumentaba su ansiedad. Su atención debía ser absoluta. Por eso esperaban con ansias el amanecer. Ese primer rayo de luz traía mucho alivio a sus vidas.
Así es como se sentía el escritor de este salmo. Desde el primer versículo podemos notar la situación de angustia en la que se encontraba. Dice: “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo”. En el lenguaje retórico de los salmos, cuando alguien se sentía en angustia, tristeza profunda, depresión, temor paralizante, lo expresaba usando la frase “en lo profundo”.
Seguramente nos hemos sentido como el salmista en alguna oportunidad. El tiempo que transcurre desde el momento en que elevamos nuestro clamor a Dios y su respuesta, nos puede parecer una eternidad. Podemos sentirnos como los vigías, rodeados de oscuridad y deseando ver pronto ese primer rayo de luz.
Aunque todavía esté oscuro, pronto llegará la luz del día. La respuesta está en camino. No desesperes, siempre habrá un nuevo amanecer. La base de nuestra confianza es la abundante misericordia de Dios. Él sabe lo que necesitamos. Es el único que puede disipar la más densa oscuridad y hacer que resplandezca en nosotros la esperanza.
El centinela no dudaba que la mañana llegaría, solo vigilaba su llegada diligentemente. Aunque a nuestro alrededor todo parezca seguir oscuro, pronto amanecerá. “…mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.” (Isaías 60:2).
¡Que hoy Dios manifieste su gloria en ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de abril, 2025
“Agradar a Dios”
“Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo”. Gálatas 1:10.
Podríamos intentar poner a Pablo frente al dilema de agradar a los hombres o agradar a Dios y esta decisión nunca sería un problema para él. Siempre vivió para servir a Dios y agradarlo solo a Él.
Los hermanos de Galacia estaban apartándose de la gracia y volviéndose a guardar la Ley de Moisés creyendo que así obtendrían la salvación. Entonces Pablo les dice claramente que quien sigue “otro evangelio” diferente al de la gracia de Cristo, sea maldito. ¿Por qué es tan contundente? Porque quiere agradar a Dios antes que a los hombres.
La palabra “agradar” en griego es aresko y significa “complacer a otros con emoción”, “adaptarse a las opiniones y deseos de otros para complacerlos”. Por supuesto el apóstol jamás iba a complacer a los que seguían sus propios caminos, falsas enseñanzas o torcían la Palabra de Dios. Pablo sabía a quién iba a rendirle cuentas. Fíjate cómo lo dice: “Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones”. (1 Tesalonicenses 2:4).
No está mal agradar a los que amamos, a los hermanos en la fe, a los que necesitan del Señor. El apóstol Pablo también lo hacía. El problema radica en poner a Dios en segundo lugar para no perder ciertos beneficios otorgados por los hombres, como aceptación, estima, compañía, seguridad, dinero, bienes materiales, reconocimiento, y la lista sigue.
Cuando entendemos que el Señor es todo para nosotros, que nos ha dado vida eterna y abundante, que nos delegó autoridad para vivir en victoria, que además nos colma de bendiciones, pero por sobre todas las cosas que es nuestro Padre, Señor y Rey, entonces podemos compartir la misma convicción del apóstol: Si no agradara a Dios, no sería siervo de Cristo.
¿A quién estás sirviendo? ¿Eres un siervo del Señor o un sirviente de los demás? ¿De quién estás buscando aprobación? No hay mayor gozo para un hijo de Dios que agradar a su Padre Celestial, ahora y por la eternidad. ¡Que mi vida entera sea agradable a ti Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“La aparición del Cristo resucitado”
“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”. 1 Corintios 15:4-8.
Lee todo el Nuevo Testamento y no vas a encontrar ningún versículo que diga que Jesús se le apareció resucitado a alguien que no había creído en Él. En el pasaje que acabamos de leer, el apóstol Pablo lo confirma. Después que Jesús resucitó, se les apareció solo a los creyentes. Luego ascendió a los cielos y los que lo vieron por última vez fueron sus discípulos. Solo Pablo tuvo una experiencia posterior porque sería uno de los apóstoles enviado a los gentiles.
Ahora, si yo hubiera sido el resucitado, a los primeros que me hubiera manifestado sería a los religiosos que me condenaron: “A ver… ¿qué dicen ahora?”. “¡Ustedes que me mandaron a crucificar, ¿qué van a hacer?”. Me presentaría a los soldados romanos con un clavo y un martillo y les diría: “¿Les gustaría saber cuánto duele?”. Haría un tour visitando a Pilato, Herodes, a cada persona que me hubiera insultado, escupido, por lo menos para darles un buen susto... Bueno, el Señor no es como yo, tiene otro corazón y otros propósitos…
Jesús sabía que a sus propios discípulos les iba a costar creer en su resurrección. Por eso se les presenta en diferentes momentos. Se le aparece a María y las demás mujeres, a Pedro, a los que iban camino a Emaús, después a los once reunidos, a su hermano Jacobo. Incluso a uno de sus discípulos que dudaba fuertemente de las evidencias de su resurrección, Jesús se le manifiesta y le hace tocar sus cicatrices para afirmar su fe.
Si el Señor hubiera querido, desde su resurrección en adelante se habría aparecido todos los años en algún lugar determinado para que lo veamos y comprobemos que ha resucitado. Pero no funciona así para Dios. Las experiencias maravillosas con el Resucitado solo son para los que tienen fe en Él sin haberle visto. “… bienaventurados los que no vieron, y creyeron”. (Juan 20:29b).
Hoy podemos tener encuentros maravillosos con Jesús porque Él vive. No ponemos nuestra fe en una persona que se ha quedado en el sepulcro. ¡Cristo vive y nosotros somos la evidencia de su obra salvadora y transformadora! ¡Gloria a Jesucristo nuestro Salvador, Rey de reyes y Señor de señores!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de abril, 2025
“Fortalecido antes que librado”
“Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.” Lucas 22:42-43.
La oración de Jesús en Getsemaní evidencia su total humanidad. Nadie puede pensar que Él no era semejante a nosotros después de leer este pasaje. El Señor sabía lo que se avecinaba y le pidió al Padre que lo librara de esa copa de sufrimiento. Nadie en su sano juicio quiere pasar por tanto sufrimiento, desprecios, burlas, injusticia y maldad.
La expresión “pasa de mí esta copa”, creo que la oramos casi todos los días con otras palabras; pero la segunda parte de la oración de Jesús, “no se haga mi voluntad sino la tuya”, esa sí que no nos resulta tan fácil pronunciar…
Jesús podía expresarle al Padre sus sentimientos y anhelos, pero nunca demandarle el cumplimiento de sus deseos personales. En su boca no existía el “cancelo esta copa”, “decreto que esto no va a suceder” o “paro ahora de sufrir”. Nada de eso. Él sabía que debía pasar por el sufrimiento de la cruz para después recibir la gloria de la resurrección. Sin copa no había corona.
De pronto… ¡se le apareció un ángel! Wow… ahora sí llegó la liberación celestial que tanto necesitaba Jesús. Que se preparen los soldados romanos y los hipócritas religiosos. Ahora verán lo que les espera… Pero no, el ángel no vino para librarlo, sino para “fortalecerlo”.
La palabra fortalecer en griego es enisjúo que significa “vigorizar, dar fuerza, empoderar, valerse, dar potencia, prevalecer”. Jesús fue capacitado con poder extraordinario para ir a la cruz y cumplir con todo lo que estaba escrito.
¡Qué lección impactante para nosotros! Si Jesús no estuvo exento de pasar por sufrimientos, ¿por qué pensamos que nosotros sí? Definitivamente pasaremos por momentos difíciles aunque nuestro deseo sea “pasar de nosotros la copa”. Sin embargo, siempre habrá ayuda sobrenatural. El mismo Señor que venció la muerte promete estar con nosotros en todo tiempo y ayudarnos a pasar las pruebas.
¿Estás atravesando un tiempo difícil? ¿Has orado y la liberación no llega? Quiero recordarte una promesa de Dios para ti hoy: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán… Porque yo Jehová, Dios tuyo, soy tu Salvador” (Isaías 43:2-3).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 17 de abril, 2025
“Trabajar por el alimento eterno”
“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:35.
Jesús tenía taaaaanta paciencia… Mucha gente le seguía, pero no porque quisieran ser sus seguidores, sino para que Él supliera sus necesidades. Cuando vieron el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, rápidamente quisieron hacerlo Rey de la “Secretaría de Consumo y Alimentos” y cerrar para siempre la Secretaría de Trabajo. Pocos entendieron que el Señor había venido para darles algo superior a las cosas materiales.
No podemos enojarnos con esa gente, porque no sabemos qué hubiéramos hecho nosotros en ese momento. Cuando el afán nos atrapa y tenemos necesidad de algunas cosas materiales, muchas veces no pensamos con cordura. Bueno, a menos que hayamos tenido un encuentro verdadero con Aquel que es el Pan de Vida.
Nuestro cuerpo puede pasar momentos de hambre y sed, pero nuestro espíritu no. De hecho, muchas veces la Biblia nos enseña a tomar un tiempo de ayuno y oración para buscar lo más importante (Mt. 6:16-18). Jesús dijo que el alimento espiritual es prioritario antes que el material. “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a este señaló Dios el Padre.” (v. 27).
Jesús dijo que Él es el Pan de Vida, pero hay que “trabajar por la comida que a vida eterna permanece”. ¿Qué significa “trabajar”? ¿Acaso una relación con Jesús se obtiene a través de esfuerzos personales? No, nada de eso. Somo salvos por gracia, es un regalo de Dios, pero una vez que somos hechos sus hijos, debemos cultivar nuestra relación con Él.
Nos alimentamos para cuidar de nuestra vida física, de la misma manera, nuestra vida espiritual debe ser cuidada a través de una correcta y creciente relación con el Señor. Él es el Pan de vida, pero el pan debe comerse, cómo. Necesitamos acercarnos a Él cada día a través de la oración, leyendo su Palabra, debemos permitir al Espíritu Santo hacer su obra en nuestra vida. Si queremos el verdadero alimento, debemos ir por él.
Comienza el día “trabajando” por el alimento espiritual para que tu alma sea saciada. Verás que cuando Cristo es lo más importante en tu vida, todo lo demás será añadido.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de abril, 2025
“La corona de los vencedores”
“Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 2:10.
Esta es una promesa que se cumplirá cuando estemos en la eternidad. Es algo que el apóstol Pablo tenía presente siempre, incluso al momento de su muerte le aseguró a Timoteo que su carrera había acabado y que ahora le esperaba la corona de justicia. (2 Tim. 4:8).
Hay dos palabras griegas para “corona”. Una es diadema que hace referencia a la corona de un rey como símbolo de gobierno y autoridad. En el Nuevo Testamento leemos que esta corona está puesta en Jesucristo y nunca se la menciona sobre las cabezas de los cristianos. La otra palabra es stéfanos que hace alusión a la corona de laureles que recibían los atletas griegos que lograban la victoria en sus competencias. Esta es la corona que cada hijo de Dios recibirá, una stéfanos, simbolizando su victoria al llegar a la meta final.
No todos recibirán la corona celestial. Según el apóstol Pablo, algunos serán salvos “como por fuego” (1 Corintios 3:15) sin recompensa eterna porque siguieron a Cristo pero sus motivaciones e intenciones no fueron las correctas. Muchos van a ser salvos en tiempos de la tribulación al precio de su propia vida (Ap. 7:9,14). Juan vio el número de los que salieron de la tribulación, pero solo tenían palmas en las manos, no había corona sobre sus cabezas. No hicieron nada digno de recompensa, excepto dar sus vidas por ser salvos.
El apóstol Pablo nos dice que diariamente debemos pelear la batalla de la fe y que un día recibiremos la recompensa. “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” (1 Corintios 9:25). Todo lo que hacemos para el Señor cuenta.
Imagínate el momento en que estemos delante de Cristo y nos coloque una corona stéfanas. El gozo será desbordante, la felicidad eterna, la satisfacción de haber vivido para su gloria no tendrá límites. Sin embargo, en el mismo momento que la recibamos, ¡sabremos que no la merecemos! ¡Si ha sido Jesús quien nos ha dado la salvación por su gracia y el que nos capacitó con poder para vencer! Todo ha sido obra del Señor.
Por eso, haremos lo mismo que los veinticuatro ancianos que vio Juan simbolizando a la Iglesia de todos los tiempos, nos postraremos ante el Señor y arrojaremos nuestra corona a sus pies. “Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” (Ap. 4:10-11).
Medita en lo que has alcanzado, ¿no es todo mérito de Jesús? La recompensa suprema será proclamar la gloria de Dios por toda la eternidad. ¡Digno es el Señor de recibir toda la gloria, honra y alabanza, hoy y siempre!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de abril, 2025
“Asidos de la Palabra”
“Asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” Filipenses 2:16.
Imagina que estás en un pequeño barco en medio de una tempestad. Cuando el barco comienza a sacudirse de un lado al otro, ¿qué es lo primero que harías? ¡Sujetarte, por supuesto! ¿De dónde? De tu cartera, de tu chaqueta. No… de algo seguro y firme.
Como cristianos, vamos a atravesar tormentas, por eso es muy importante saber a qué debemos sujetarnos para que nuestra fe permanezca firme. El apóstol Pablo nos dice que debemos estar siempre “asidos de la palabra de vida”. El vocablo “asido” en griego es epéjo que significa “aferrarse, retener; prestar atención, atento”.
No podemos asirnos a lo que cambia constantemente, tampoco a personas que hoy pueden prometernos seguridad y mañana terminan alejándose de nosotros en nuestros momentos de necesidad. Solo hay una Fuente de confianza verdadera, y es la Palabra de Dios que permanece para siempre (1 Pedro 1:25). Por eso nuestra fe debe estar anclada a lo que dijo Dios.
No sé si conoces el viejo himno que dice:
Todas las promesas del Señor Jesús
Son apoyo poderoso de mi fe;
Mientras luche aquí buscando yo su luz,
Siempre en sus promesas confiaré.
Grandes, fieles, las promesas que el Señor Jesús ha dado,
Grandes, fieles, en ellas para siempre confiaré.
Aférrate a la Palabra de Dios, lee la Biblia diariamente, atesorarla en tu corazón y en tu mente memorizándola, porque durante tus tormentas, el Espíritu Santo te recordará las promesas que Dios te hizo y que siempre cumple, porque son en Él ¡sí, y Amén! (2 Corintios 1:20a).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de abril, 2025
“Repara tu saco”
“Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová”. Hageo 1:6-8.
Israel estaba pasando por momentos de mucha necesidad. Pobreza extrema, sequía, cosechas arruinadas, incluso lo que habían podido recoger parecía desaparecer rápidamente. En esas circunstancias, Dios levanta a Hageo para hablar a Su pueblo.
Hay una imagen muy fácil de entender en el mensaje del profeta. Tenían el “saco roto”. Todo lo que ganaban se esfumaba por un agujero; cuando iban a buscar a la bolsa ya no había nada. Aunque siguieran añadiendo, ahorrando o trabajando más, todo se perdería. Una muy buena ilustración para nuestra vida espiritual.
Muchas veces experimentamos lo mismo que Israel a nivel emocional, espiritual y también material. Conseguimos lo que hemos estado buscando y en un par de días volvemos a estar vacíos. Nos llenamos de amor por un día. Recibimos poder y gozo del Espíritu Santo del domingo al lunes. Nada dura más que eso. Sin duda, necesitamos encontrar el “agujero” interno que debemos reparar.
Dios le dijo al pueblo que debía comenzar por el principio, ordenando bien sus prioridades. En el caso de Israel era construir, literalmente, el templo que había sido destruido por los enemigos; en nuestro caso, edificar nuestro espíritu. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Corintios 3:16).
Podemos recibir mucho de Dios, pero si la sensación es la de estar siempre vacíos, entonces es hora de reparar nuestra vida espiritual. Jeremías ilustró esto de una manera muy clara: “Me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:13). Si no estamos conectados permanentemente con el Señor, todo se perderá.
¿Qué tipo de “agujeros” pueden estar alejándonos de las bendiciones de Dios? Pecados ocultos, pereza espiritual, dudas, incredulidad, conformismo, mediocridad, autocomplacencia, orgullo, vanidad, amargura, resentimiento, o algo que solo el Espíritu Santo nos puede mostrar. Apenas lo descubras, repáralo inmediatamente o las pérdidas serán cada vez mayores.
Toma la decisión hoy de no perder nada de lo que recibas de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El arrullo hipnotizador del diablo”
“En todo esto tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje. La noche está muy avanzada, y se acerca el día; por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y pongámonos las armas de la luz.” Romanos 13:11-12.
La estrategia actual de Satanás para debilitar nuestra fe es el adormecimiento. Si nos dormimos no peleamos; y si no peleamos, seremos vencidos.
El apóstol Pablo usa en este versículo la palabra “sueño” que en griego es “hypnos” (¡de aquí viene la palabra hipnotismo!) para describir el estado del alma, el conformismo espiritual que lleva a muchos a mezclar lo espiritual con el sistema de “no valores” del mundo.
Debemos entender el tiempo en que estamos viviendo. Una de las características que menciona la Palabra es la tibieza espiritual. Según Mateo 25:8 la iglesia está representada por cinco vírgenes prudentes y cinco insensatas. Observe que las vírgenes insensatas querían quitarle el aceite a las prudentes. “Dadnos de vuestro aceite” en vez de buscarlo directamente del Espíritu Santo. Pero las prudentes se pusieron firmes y les dijeron: ¡Vayan a comprar! La responsabilidad es personal.
El diablo está preparando el terreno para la apostasía final. Pablo profetizó que: “…En los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita… éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.” (2 Ti. 3:1-5,8).
El despertador está sonando, observe las señales. Ya no queda mucho tiempo. Debemos vivir como personas que pertenecen al reino de la luz y ponernos la armadura de Dios “para poder estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Ef. 6:11b).
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17).
No permitas que el diablo te arrulle. Levántate, resiste con las armas que el Señor te ha dado y conquista lo que aún te queda por alcanzar. ¡Cristo viene pronto!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de abril, 2025
“Corazón encaminado”
“Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de Cristo.” 2 Tesalonicenses 3:5.
Habrás escuchado la vieja frase que dice “sigue tu corazón”. Ese consejo significa que, si vas a tomar una decisión, tómala en base a lo que sientes, a lo que más te guste, a tus deseos. Lamentablemente, al seguir este consejo, solo tomamos malas decisiones y después sufrimos las consecuencias.
¿Sabes lo que dice la Biblia del corazón humano? “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). ¡Ay corazón…! Si es engañoso, no es posible tomar decisiones solo en base a lo que sentimos.
El deseo del apóstol Pablo es que Dios “encamine” nuestros corazones. Esta palabra en griego es el vocablo kateudsúno que significa “enderezar totalmente, dirigir, gobernar”. Esta palabra se aplica a algo que va en dirección equivocada y hay que corregirle el rumbo, a una planta que no crece recta y hay que enderezarla, a un marinero que está desorientado y hay que dirigirlo a buen puerto.
Hay dos virtudes que necesitan ser “encaminadas” en nuestro corazón:
1. El amor. No podemos amar como ama el mundo porque el amor está condicionado a la satisfacción de los propios deseos. Para amar verdaderamente nuestro amor debe proceder de Dios, porque “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Cuando le conocemos y experimentamos su amor, entonces podemos amar como Él nos ama.
2. La paciencia. Las decisiones sabias se toman en el momento justo, ni antes ni después. Por eso necesitamos tener verdadera paciencia. La verdadera paciencia no es “contar hasta 10”, sino saber esperar el tiempo señalado por Dios.
Toma tiempo para analizar tu corazón. ¿Amas a Dios como Él te ama? ¿Amas a los demás con el mismo amor? ¿Y qué tal tu paciencia? ¿Sabes esperar las respuestas de Dios sin desesperarte? Permite que Dios encamine tu corazón.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de abril, 2025
“Todo es posible”
“Entonces Jesús, mirándolos, dijo: Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios”. Marcos 10:27.
Un joven rico llegó corriendo y se postró a los pies de Jesús. Con una actitud así uno pensaría que era alguien deseoso de rendir su vida al Señor. Pero lo que parecía un comienzo prometedor, terminó en una decepción.
Dios conoce lo que hay en cada corazón, quienes creen, quienes dudan y quienes nunca lo seguirán. El Señor conocía a este joven mejor que él mismo, por eso fue directo a lo que necesitaba escuchar: “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y sígueme”. Cuando escuchó esto, se fue triste porque tenía muchas posesiones. El problema no eran sus bienes, sino el lugar que tenían en su corazón. Él no iba a renunciar a su avaricia y materialismo por seguir a Jesús.
Después de esto, el Señor usa una hipérbole o exageración para que sus discípulos entendieran que era difícil que alguien que hizo de sus riquezas un ídolo pudiera entrar en el reino de los cielos: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico al reino de Dios”. Al oír esto, los discípulos se sorprendieron y se preguntaban: Entonces, ¿quién podrá salvarse? Jesús los miró y les dijo: “Para Dios todo es posible” ¡Aleluya!
Los ricos pueden cambiar, porque todas las cosas son posibles para Dios. Los arrogantes y orgullosos pueden ser transformados en personas mansas y humildes porque todas las cosas son posibles para Dios. Los enfermos pueden ser sanados, los necesitados recibir sustento, los pecadores llegan a ser santos, ¿sabes por qué? ¡Porque todas las cosas son posibles para Dios!
Jesús nos sigue diciendo lo mismo hoy frente a una puerta de trabajo cerrada, una relación que parece estar terminada, alguien muy querido que se niega a escuchar del Señor, y frente a todo desafío que parece sobrepasarnos.
No te concentres en lo difícil que pueda ser la situación, levanta tus ojos al cielo y confía en el Señor. Él te dio esta palabra: “Todas las cosas son posibles para Dios”. Muévete por fe y vive a la expectativa de lo que Dios hará.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de abril, 2025
“Jehová de los ejércitos”
“Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob.” Salmo 46:7.
Los nombres de Dios revelan su carácter y su obra. Uno de los más mencionados en la Biblia es “Jehová de los ejércitos”, en hebreo es tsabá o tsebaoth. Cuando leemos “ejércitos” podemos llegar a pensar que se trata de los ejércitos de Israel, pero este nombre, en primer lugar, se refiere a los ejércitos celestiales conformados por los ángeles.
Recordemos la visión de la gloria de Dios revelada a Isaías. Vio el trono celestial y a los serafines proclamando la santidad de Dios con este nombre. “Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.” (Isaías 6:3).
El ejército celestial está a favor de los hijos de Dios, los que heredan salvación (Hebreos 1:14). No los vemos, pero están continuamente ayudando al pueblo de Dios. Tal vez recuerdes la historia de Eliseo cuando un gran ejército sirio fue a apresarlo. Su siervo tuvo mucho temor, entonces el profeta oró para que pudiera ver al ejército celestial que los estaba defendiendo. “Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” (2 Reyes 6:16-17). ¡Dios los estaba protegiendo con su ejército celestial!
¿No crees que debemos sentirnos confiados al saber que nuestra vida está en las manos de Jehová Tsebaoth? ¿Qué podría sucedernos que Dios no supiera? ¿Crees que le faltarían recursos para cuidarnos? Nuestra confianza no está en sus ejércitos celestiales sino en Dios mismo. No oramos a los ángeles sino a Creador de todo. Él es quien envía la ayuda que necesitemos. “Porque Él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.” (Sal. 91:11).
Tal vez hoy te sientas preocupado y desprotegido. Quiero animarte a que recuerdes quién es tu Dios. Con una orden suya, un ejército invisible entrará en acción a tu favor. “Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía.” Salmo 84:12.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de abril, 2025
“¿Quién decís que soy yo?”
“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Mateo 16:15.
Jesús siempre supo hacer las preguntas correctas, las que llevaban a sus oyentes a reflexionar. En esta oportunidad, el Señor iba hacia Cesarea con sus discípulos y les pregunta: ¿Quién dice la gente que soy? Las respuestas fueron: que eres Juan el Bautista, Elías, Jeremías, o algún otro profeta. Hasta allí llegaba el conocimiento de la sociedad de esa época. La multitud lo comparaba solo con hombres de Dios del pasado.
Entonces Jesús les hace la misma pregunta a sus discípulos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Ahora de manera individual debían dar una respuesta. Imagino a los discípulos en silencio, cruzando las miradas unos con otros, con pensamientos como: “Dale, Juan, habla tú, eres el discípulo amado…” “Natanael, eres el más reflexivo, di algo…” “Tomás, responde, aunque sea por las dudas…” Pero de pronto se oyó la voz de Pedro. “Nooo, Pedro, no, el que habla y después piensa… por favor, que se calle…” Pero Pedro, con una seguridad inusual y con autoridad espiritual respondió asertivamente: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (v. 16). Las miradas de todos se dirigieron a Jesús. ¿Cómo estuvo Pedro…?
El Señor sonrió porque sabía que el Padre había hecho algo sobrenatural. “Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (v. 17). ¡Aleluya! ¡El pescador más impulsivo tuvo la revelación más importante!
El Señor nos sigue haciendo la misma pregunta: Y para ti, ¿quién es Jesús realmente? ¿Es el profeta más ilustrado de la historia? ¿Fue el rey de los judíos? ¿Fue una persona noble que terminó clavado en una cruz por envidia? ¿O es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador de la humanidad, quien está vivo y sentado en su trono reinando por la eternidad?
La gente puede decir lo que quiera, pero hoy Jesús te está haciendo la preguntando a ti: “Y tú, ¿quién dices que soy Yo?” Solo si has recibido a Jesús como Salvador y Señor de tu vida podrás tener una revelación más profunda de su persona y eso debería afectar cada área de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de abril, 2025
“La maravillosa presencia de Dios”
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:5,7.
David sabía que Dios es Omnipresente, que está en todo lugar. En este salmo hace una descripción maravillosa de este atributo divino contándonos algunos detalles que a veces pasamos por alto. Por favor, toma un minuto y lee todo el salmo.
David dice que si él pudiera subir al cielo, allí estaría Dios, y si fuera a las profundidades más bajas de la tierra, también se encontraría con Él. Si pudiera volar como un ave e irse al extremo del mar, Dios lo estaría esperando (¿No leyó Jonás este salmo?).
¿Y si me encuentra la noche en un lugar peligroso? “Si dijera: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,
aun la noche resplandecerá alrededor de mí” (v. 11). ¡Wow! La presencia de Dios es luz que rompe la oscuridad.
¿Se le habrá pasado por alto a Dios algún detalle de tu cuerpo cuando estabas en la matriz de tu madre? Tampoco. Dios estaba allí, entretejiéndote, formándote, y atento a cada detalle. “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (v. 16).
¿Estás preocupado por tu sueño? ¿Crees que Dios se ha olvidado de ti alguna noche? David dice que no. “Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (v. 18). La presencia del Señor está a nuestro lado cuando nos acostamos, y cuando despertamos, sigue allí.
¿Acaso Dios se tomará algún recreo de tu día para olvidarse de ti? Jamás. Si estás tomado de su mano, hoy cumplirá su propósito que ha escrito para ti. Será diferente nuestro día si tomamos conciencia en cada minuto que Dios está a nuestro lado permanentemente. Observa la última frase de este salmo, que creo que debe ser la primera de nuestras mañanas: “Guíame en el camino eterno” (v. 24).
Si Cristo es nuestro Salvador y Señor, y andamos en obediencia delante de Él, deberíamos experimentar paz al saber que Él está a nuestro lado siempre. Su presencia continua también es un gran consuelo. Nunca atravesaremos solos los desafíos o las pruebas pues tenemos plena confianza de que Él siempre nos ayuda, protege y guía.
“Tu presencia me envuelve por completo; tu mano reposa sobre mí” (v.5). ¡Gracias Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de abril, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“No desmayes”
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9.
Josué fue elegido por Dios para ser el sucesor de Moisés. ¡Tremenda responsabilidad! Sin embargo, Dios le dice que debía esforzarse y ser valiente, no tener temor, ni tampoco desmayar. Josué tenía un objetivo desafiante que alcanzar y una congregación difícil de guiar, por eso Dios le da estas instrucciones.
“Desmayar” en hebreo es kjatát que significa “postrado por violencia, derribado por confusión y temor, acobardado, amedrentado, intimidado”. Alude a una persona que se ha quedado en el suelo después de haber recibido un duro golpe. Emocionalmente hablando, es una persona desanimada, desmotivada, deprimida por una situación adversa.
Muchos hombres y mujeres de Dios pasaron por circunstancias tan difíciles que llegaron a sentir que estaban a punto de desmayar. David, en uno de sus Salmos, lo expresó de esta manera: ¡Clamo a ti desde los confines de la tierra, pues ya mi corazón desfallece! Llévame a una roca más alta que yo”. (Salmo 61:2).
Hay personas que nos hacen desmayar. No es fácil sobrellevar relaciones con personas negativas, incrédulas, injustas, hasta burlonas. A veces podemos sentir que no solo estamos perdiendo la paciencia sino nuestro ánimo. Dios sabe cómo motivarnos para seguir adelante. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9).
El mismo Dios que estuvo con Josué está contigo. Y las palabras con las que lo alentó a seguir adelante, son las mismas con las que quiere animarte hoy: “Esfuérzate y se valiente. No temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”.
La confianza frente a los desafíos que nos plantea el Señor nunca viene de nosotros mismos. Cuando creemos en lo que nos ha prometido y no en nuestros sentimientos, Él nos da la capacidad y la valentía para seguir adelante y hacer su voluntad.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de abril, 2025
“Alistados para la batalla”
“El caballo se alista para el día de la batalla; mas Jehová es el que da la victoria.” Proverbios 21:31.
Durante las épocas de conquista, Israel experimentaba esta verdad bíblica cada vez que salía a la guerra. Desde el mismo día que salieron de Egipto, el Señor les dijo que, si confiaban en Él, pelearía por ellos siempre. “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos” (Éxodo 14:14).
Era evidente que Dios les daba la victoria, porque Israel se enfrentaba a ejércitos muy superiores en número, estrategias militares, carros de combate e incluso artilugios de guerra. Sin embargo, no todo lo hacía el Señor, había una parte que debía hacer el pueblo, y Salomón lo dijo así: “El caballo se alista para el día de la batalla”. Hay que alistarse. Esta palabra en hebreo es kun y significa “estar erguido, firme, levantarse, prepararse, arreglar, asegurar, disponer, ordenar”. Esto no lo hace Dios, lo debe hacer el soldado.
Lo primero y más importante que les pedía Dios era prepararse espiritualmente. Sí, antes que el entrenamiento, afilar las espadas o preparar los escudos, y Josué lo sabía muy bien: “Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.” (Josué 3:5). De hecho, muchas veces Israel perdió batallas porque no estaban bien con Dios. El pecado cancelaba las victorias.
No hay diferencia con nuestras luchas espirituales diarias. Necesitamos prepararnos espiritualmente. Dios nos promete victorias si estamos conectados con Él, andando en santidad y ponemos toda nuestra confianza en el Señor. Observa los siguientes versículos:
“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” (Santiago 4:7).
“Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.” (1 Juan 2:14b)
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” (1 Juan 5:4).
“Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18).
¿Cómo está tu relación con el Señor, tu santidad y tu fe? Haz tu parte, y el Señor te dará la victoria en cada una de tus batallas.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de abril, 2025
“Mi Dios suplirá”
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Filipenses 4:19.
Fíjate como empieza este versículo: “Mi Dios”. Pablo puede hacer esta tremenda aseveración porque conoce muy bien al Dador. Es “mi” Dios, a quien sirvo, con quien me relaciono ininterrumpidamente, el que ha provisto tantas veces y lo seguirá haciendo debido a su eterna fidelidad.
El apóstol Pablo estaba preparado para todo: “En todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”. Fil. 4:12. Ni las necesidades ni la abundancia le hacían perder su dependencia de Dios. Su vida estaba completamente rendida a Él y sabía que si algo le faltaba, el Señor lo supliría.
La palabra suplir en griego es pleróo, que significa “repleto, cubierto por encima, satisfacer, llenar, completar”. ¡Aleluya! La medida con la que Dios suple a sus hijos está más allá de lo que podemos imaginar. Como nuestro Padre, asume la responsabilidad de satisfacer nuestras necesidades a su manera y en su tiempo.
“Conforme a sus riquezas en gloria”. Esta frase enfatiza la suficiencia de la provisión de Dios. No hay limitaciones para Él; todo le pertenece. No existe la posibilidad de que cuando lleguemos pidiendo ayuda, el Señor haya distribuido todas las bendiciones que tenía disponibles.
Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, quedamos bajo el maravilloso amparo de su protección y cuidado. Si diariamente ponemos nuestra confianza en Él, podemos estar seguros de que proveerá para todas nuestras necesidades.
¿Estás pasando necesidades? ¿Crees que Dios es tu fuente? Hoy el Señor nos invita a descansar en Él y a vivir en la seguridad de su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de abril, 2025
“Cuenta tus días”
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Salmo 90:12.
En el mismo dispositivo que estás usando para leer este devocional, también tienes una calculadora. ¿Cuándo fue la última vez que la usaste? Quizás para ver tus entradas y salidas del mes, para hacer tus impuestos, para ver cómo están creciendo tus ganancias… O tal vez seas un genio de las matemáticas y no necesites calculadora. Pero todos hacemos cuentas diariamente.
En este salmo, Moisés, su autor, nos confronta con una realidad: no sabemos “contar nuestros días”. Esto significa que pocas veces, o ninguna, pensamos en cómo estamos usando el tiempo que tenemos de vida. No quiero sonar dramático, pero ¿se te ocurrió pensar que hoy puede ser tu último día de vida? Imagino que no. Creer que nuestra vida en la tierra nunca acabará, o que tenemos muchos años de vida por delante no es de sabios.
Moisés, en los vs. 5 y 6 de este salmo, dice que sus días vuelan y pasan como “la hierba que crece en la mañana. En la mañana florece y crece; a la tarde es cortada, y se seca”. Ay… ¿cuánto tiempo nos queda? ¿A alguien se le ocurrió poner en su pastel de cumpleaños los años que le quedan por vivir? No… nunca descontamos.
Necesitamos “aprender a contar” nuestros días, y para eso debemos prestar atención a la voz del Espíritu Santo. Él está listo para guiar nuestros pasos. Muchas veces nos alertará para que no usemos el tiempo en lo que no conviene, lo que no edifica. De hecho, está usando este devocional para recordarte que la vida es más corta de lo que imaginas. ¿Tienes algún asunto muy importante pendiente? ¿Hay alguna relación que debes restaurar? ¿Puedes decir que has invertido todas las habilidades y talentos que el Señor te dio en lo que Él quiere? ¿Está en orden tu relación con Dios?
La petición de Moisés fue: enséñanos, esto significa que cada día debemos aprender a andar como sabios, no es algo que traigamos con nosotros, debemos adquirir sabiduría.
Si consideramos cada día como parte de un plan perfecto que Dios ha trazado para nuestras vidas, entonces permitiremos que Él dirija cada una de las elecciones y decisiones que hagamos y de esa manera sabremos “contar nuestros días”.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de abril, 2025
“La salvación es del Señor”
“Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío. Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.”
¿Sabes quién escribió estos versículos? ¿Recuerdas en qué situación fueron escritos? Hum… te daré algunas pistas: no fue David ni Salomón. Tampoco fue Asaf ni los hijos de Coré. Si piensas que fue Moisés… tampoco. ¿Quién fue entonces?
Quizás te sorprenda descubrir que esta expresión de alabanza fue escrita por… ¡Jonás! ¡Sí, el profeta que fue tragado por un gran pez! Sus palabras quedaron registradas en Jonás 2:6,7,9 y fueron expresadas mientras se encontraba en el vientre del pez. Fue allí donde reaccionó y se dio cuenta de que había desobedecido a Dios; y luego que hubo orado, ¡el pez lo vomitó en la tierra a la que no quería ir, Nínive!
El profeta conocía muy bien la ley, los mandamientos, y las demandas divinas para que su pueblo fuera “luz a las naciones” y que en la simiente de Abraham fueran benditas todas las familias de la tierra. Pero se mantuvo cerrado y con deseos de venganza. Realmente no quería que los ninivitas fueran salvos. ¡Él quería condenación y castigo! Así fue como terminó en el vientre del pez, pero después de 3 días pudo reconocer que “la salvación es del Señor” y había que compartirla.
No juzguemos tan rápido a Jonás. Nos parecemos bastante a la hora de tener que compartir el evangelio a los que nos hacen la vida difícil, los burladores, los soberbios, los violentos… ¿También hay que predicarle al jefe desconsiderado? ¿Y al vecino insoportable? Bueno… Jonás después de reconocer lo que Dios esperaba de él fue a Nínive, predicó la Palabra y esa generación se arrepintió de sus pecados.
Quiera Dios que reaccionemos a tiempo frente a su llamado de compartir la Palabra con los que lo necesitan. Gracias a Dios que hoy no nos mueve a través de algún monstruo marino, pero quizás podamos descubrir que Él sigue creando oportunidades para que compartamos el mensaje de salvación.
Piensa por un momento, ¿dejaste pasar alguna oportunidad para ayudar a alguien en los últimos días? ¿Te encontraste con alguien que te dijo que se sentía solo, deprimido o con ansiedad? Mira, hay algunas oportunidades que no volverán nunca más, y puede que luego sea tarde para hablarles de Cristo. Si el Espíritu Santo te mueve a hablarle a alguna persona de Cristo, solo obedece y verás que Él te dará las palabras para hacerlo. “…no se preocupen por lo que deben decir, sino sólo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. (Mr. 13:11).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 31 de marzo, 2025
“¿Qué visión tienes de Jesús?”
“Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Apocalipsis 19:16.
Hay muchas personas que solo mantienen en sus mentes la imagen del Jesús bebé. Lo ven con ternura y simpatía, pero les parece una criatura frágil y necesitada de cuidados. En el caso de los hispanos con tradición religiosa, la mayoría tienen la imagen del Jesús sufriente, clavado en la cruz con una corona de espinas, en eterna agonía. Les resulta difícil acerarse a Él porque creen que necesita más ayuda que ellos mismos. Como se escuchó decir a alguien en un cine mientras veía la película La Pasión: “¡Ay, pobre Jesús!”
Sin embargo, hay muchos que pueden vislumbrarlo en todo su poder y gloria. Pueden creer que el Jesús glorioso está sentado en su trono, preparándose para venir a juzgar al mundo y a reinar por la eternidad. Han leído toda la Palabra de Dios y saben, por el relato de Juan en Apocalipsis 1:13-16, cómo se ve nuestro Señor: “Y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”.
Sí, celebramos a Jesús porque sabemos a qué vino al mundo: a salvarnos y a perdonar nuestros pecados (Mateo 1:21). Se hizo hombre con el propósito de identificarse con nosotros, tomar nuestros pecados, crucificarlos en la cruz y regalarnos la vida eterna.
¡Hoy, el Jesús glorioso es el Rey de reyes y Señor de señores, digno de toda alabanza y adoración! En el cielo hay fiesta permanente, ¡cómo no va a haberla también aquí en la tierra!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 30 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Corazón cercado”
“Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios”. Josué 23:11.
La emoción de las primeras conquistas había pasado. Israel ya no comía el maná del cielo sino que disfrutaba de las delicias de la tierra de Canaán. Habían visto la mano poderosa de Dios en todas las batallas, se maravillaron de los acontecimientos sobrenaturales que les acompañaron como el granizo contra los ejércitos enemigos, el río Jordán seco, el sol y la luna manteniéndose en la misma posición hasta acabar una pelea, y tantas promesas cumplidas.
Pero Josué ya era anciano, y conocía muy bien al pueblo. Sabía que debía exhortarlos a cuidar sus corazones para no dejar de hacer la voluntad de Dios. Por eso, antes de morir, les dice que “guardaran” sus almas para amar a Dios fielmente. Esta palabra en hebreo es shamár que significa “cercar alrededor, proteger, cuidar, ser centinela, custodiar, vigilar”. Cuando un campesino quería “guardar” un pedazo de tierra para que el ganado no lo tocara y no se echara a perder lo sembrado, lo cercaba muy bien.
La misma exhortación aplica para nuestras vidas hoy. Sabemos que el diablo no descansa, su propósito es apartarnos del Señor y destruir nuestras vidas. Él tiene muchos recursos y envía sus dardos de fuego a nuestro corazón constantemente a través de mensajes de texto, películas, sitios de internet, redes sociales, y hasta en encuentros personales.
Por eso necesitamos pedirle al Espíritu Santo que nos alerte y nos ayude a mantenernos firme en la fe, pero también debemos ser intencionales y proactivos para guardar nuestro corazón. Debemos hacerlo “diligentemente”. Vamos a tener que decir que “¡no!” a muchas cosas que nos ofrecen diariamente, incluso a favores que nos desvían del Camino o quieren afectar nuestra integridad.
Evaluemos los “enamoramientos” del corazón a cosas superficiales o lo que es peor, a lo que nos destruye. Si tomamos la decisión de amar a Dios por sobre todas las cosas, seguiremos por el camino correcto y nuestro corazón cada día estará más seguro y confiado.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 28 de mazro, 2025
“Respuestas blandas”
“La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.” Proverbios 15:1.
La facilidad para comunicarnos en el presente a través de la tecnología ha facilitado muchas cosas, pero no todas buenas. Hoy vemos a muchos “haters” (odiadores) expresándose con maldad, perversidad y una violencia sin límites. Pero lo que es peor es que las estadísticas han demostrado que hay más interés en este tipo de contenidos, que en aquellos que son positivos, instructivos o que nos acercan a cosas buenas. ¡Qué caos!
Aunque no hace falta la tecnología para escuchar palabras hirientes, degradantes, o violentas. En cualquier momento puedes ser parte de una conversación tóxica. ¿Qué vas a hacer entonces? ¿Cómo vas a responder? La Palabra de Dios nos dice que nuestra respuesta a expresiones duras tiene que ser “blanda”. Pero, ¿esto no es debilidad? ¿No significa que perdemos autoridad? No, la verdad bíblica dice que no. La palabra “blanda” en hebreo es el vocablo rac que significa “suavizar, conmover, enternecer”. Somos llamados a dar respuestas afables, que apaguen el fuego del odio, que quiten el resentimiento, que sean un muro de contención a este río de violencia.
Lo contrario a rac (blanda) es etseb (áspera), palabra que connota cólera, enojo, escozor, rasguño, herida del cuerpo o del alma. Si respondes a una agresión con etseb, vas a hacer subir el furor, y la discusión será interminable. No es el camino que debemos seguir.
¿Quiénes pueden dar respuestas rac? Los sabios para Dios. Proverbios 15:2 dice: “La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces”. Por favor, léete todo el capítulo 15 de Proverbios. Al finalizarlo encontrarás el secreto de un sabio verdadero: “El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; y a la honra precede la humildad.” (v. 33).
No necesitas el placer de ver aplastado a tu enemigo con comentarios ásperos. En cambio, sentirás la satisfacción de haber hecho la voluntad de Dios cuando tus respuestas sean apacibles y te mantengas en el camino de la sabiduría.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 27 de marzo, 2025
“Nuestros pies en la red”
“Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red”. Salmo 25:15.
Hay días que nos enredamos con asuntos improductivos, inútiles, que no edifican. Lo que es peor, nos atrapan sentimientos que no vienen del Señor, sino que son el resultado de haber creído mentiras del diablo. Todo esto nos incapacita para avanzar. Parece cumplirse lo que dijo el salmista: nuestros pies están enredados.
Observemos la descripción que hace David de su situación.
V. 16. “Estoy solo y afligido”. ¿El rey David solo? ¿No estaba rodeado de miles de personas que lo apoyaban constantemente? Sí, pero aun así experimentó soledad. Por eso va a Dios y le implora que mire su situación y tenga misericordia de él.
V. 17. “Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas”. Estaba pasando por situaciones que lo llenaban de angustia y congoja, en el original significa “sentirse asfixiado”. Las presiones eran grandes y necesitaba que Dios le diera paz y descanso.
V. 18ª. “Mira mi aflicción y mi trabajo…”. Todos tenemos que trabajar, pero comienza a ser un problema cuando solo nos produce aflicción y no vemos resultados. Por eso necesitamos urgente la guía y dirección del Espíritu Santo para estar seguros de estar invirtiendo bien nuestro tiempo y esfuerzos.
V. 18b. “…y perdona todos mis pecados”. David reconoce que ha cometidos pecados que inquietan su alma. Solo el arrepentimiento genuino nos conecta otra vez con Dios y podemos experimentar la paz de su perdón.
V. 19. “Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado, y con odio violento me aborrecen”. Hay personas que solo quieren vernos caer. ¿Qué hacer cuando sabemos que nosotros no podemos cambiar a nadie? Clamar al Señor como lo hizo David: “Guarda mi alma, y líbrame” (v. 20ª)
Dios es el único que puede tomar las situaciones que nos enredan, detienen y hasta asfixian y cambiarlas en victorias, pero debemos confiar en Él. El salmista lo expresó así: “No sea yo avergonzado, porque en ti confié” (v. 20b). ¿Cómo está tu confianza en el Señor? Pon tu fe en Cristo, y Él hará una salida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 26 de marzo, 2025
“Libres del lazo del cazador”
“Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros.” Salmo 124:7
Tenía un primo al que le gustaba cazar pájaros jilgueros. Colocaba en el patio de su casa a uno de ellos en una jaula y al otro lado una jaula con comida llamada “trampera". Cuando algún jilguero entraba en ella, la jaula se cerraba rápidamente. ¿Cómo era atraído a esa trampa? Por el canto del ave encerrada. Un apuesto jilguero atrapado por el canto seductor de una jilguerita. Mmm… me suena haber escuchado esta historia entre los humanos.
David compara al alma con un ave (ya lo había hecho en el Salmo 11:1). Él sabía lo que era ser atraído hacia una trampa del enemigo, caer en ella y quedar atrapado por mucho tiempo. Así sucede con el pecado. Cuando el alma es seducida por una tentación y cedemos, caemos en la trampa y sufrimos las trágicas consecuencias.
Dios no quiere que nuestras almas vivan atrapadas por los engaños del diablo, por eso ha provisto una salida y es a través del sacrificio de Jesucristo. “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). ¡Jesús ha roto el lazo que nos tenía esclavizados!
Ahora, por su sacrificio, podemos escapar del pecado y de la culpa. La palabra “escapar” en hebreo es malat y sigifica “librar o rescatar; fugar, huir, libertar, salvar”. Malat también significa “sacar jóvenes”, es decir, liberar a los jóvenes que están atrapados. ¡Jesús les da vida! Él es el único que puede dar libertad. “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). ¡Aleluya!
Si te sientes atrapado por una tentación o por la culpa debido a malas decisiones que en algún momento hiciste, debes ir a los brazos de Jesús para alcanzar plena libertad. Su poder rompe las ataduras del diablo. Su amor es restaurador. Su guía es segura. ¡Jesús rompe el lazo del cazador!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 25 de marzo, 2025
“Lo único que permanece”
“La hierba se seca, y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre.” Isaías 40:8.
¿Cuál es el mayor legado que podemos dejar a este mundo? Si el Señor se tarda en venir, ¿qué le dejamos a la próxima generación? ¿Cómo te gustaría que te recuerden cuando ya no estés?
Podemos pensar en muchas cosas, pero lo que puede hacer una diferencia tendrá que venir de Dios. Él dice que su Palabra es la que permanece para siempre, lo demás se seca, se marchita.
Empecemos por nosotros. ¿Qué transformaciones están produciendo en ti las verdades bíblicas? No hay mejor explicación de la Palabra que la que se refleja a través de nuestra conducta. ¿Lo que decimos es lo mismo que vivimos?
Si queremos hacer una diferencia en nuestra familia, debemos compartirles la Palabra de Dios. Nuestros hijos necesitan escuchar quién es Jesús, por qué murió en la cruz, y por qué solo su sacrificio perdona nuestros pecados y nos hace justos delante de Dios. Necesitan saber que necesitamos tener encuentros diarios con Él; y también deben saber que Cristo viene pronto a buscar a su Iglesia verdadera.
Nuestros familiares y amigos necesitan saber lo que dice la Palabra de Dios. Es lo que producirá cambios en sus vidas. Jesús dijo que sus palabras son “espíritu y vida” (Juan 6:63).
Lo que recibiste hoy de Dios compártelo con alguien. Eso es lo que realmente podrá hacer una diferencia en los que te escuchen y determinará también su futuro. “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. Juan 5:24.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 24 de marzo, 2025
“Si el Señor volviera hoy”
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” Mateo 24:40-42.
La Segunda Venida de Cristo será repentina y sorpresiva. No habrá oportunidad de reflexión, ni de arrepentimiento de último minuto. La elección que ya hayamos hecho determinará nuestro destino eterno.
El propósito de Jesús al referirse a su regreso no es estimular predicciones ni cálculos acerca de la fecha, sino advertirnos que debemos estar preparados.
El arrebatamiento sucederá en un día normal. La gente estará trabajando, comiendo, durmiendo, estudiando, leyendo devocionales… y “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos… los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” 1 Corintios 15:52.
¿Te has puesto a pensar que sucedería si Cristo viniera a buscarnos ahora mismo? Si el rapto fuese hoy…
Deberíamos estar en plena comunión con el Señor. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”. 1 Juan 1:6.
Deberíamos estar comprometidos con nuestra santificación, porque sin santidad nadie verá al Señor. Hebreos 12:14.
Deberíamos estar usando nuestros talentos naturales y dones espirituales para servir al Señor, porque no podemos “enterrar” lo que se nos asignó.
Deberíamos haber arreglado toda “cuenta pendiente”. Romanos 12:18: “En cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. Como hijos de Dios debemos promover la concordia y no estar enredados en pleitos y peleas.
Deberíamos haber compartido el evangelio con las personas que están a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, de estudio, incluso con aquellos desconocidos a los que el Espíritu Santo nos impulsó a hablarles de Cristo.
Pero no podemos vivir en el “deberíamos”, tenemos que vivir y tomar decisiones aquí y ahora, como si el Señor volviera hoy. “Entiendan lo siguiente: Si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, se mantendría alerta y no dejaría que asaltara su casa. Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen”. Mateo 24:43-44.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 23 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mimados por Dios”
“Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.” Isaías 66:12.
Este pasaje tiene una doble referencia. Proféticamente se cumplirá cuando venga el Mesías y restaure por completo a Israel; pero hoy, se aplica a cada hijo de Dios que pone su fe diariamente en el Padre Celestial.
Muchas veces la religión ha sembrado la idea de que Dios es un anciano de larga barba blanca con el ceño fruncido, listo para enviar fuego del cielo a todo aquel que no ora más de cuatro horas por día y lee cien capítulos de la Biblia. ¡Qué imagen más alejada de la realidad! Según el mismo Hijo Eterno que conoce al Padre como nadie, dice que su amor y su misericordia se extienden sobre cada uno de sus hijos. Incluso está esperando con los brazos abiertos a los hijos pródigos que deciden regresar a su casa.
Veamos las maravillosas promesas que encierra este pasaje de Isaías.
Lo primero que menciona es que Dios “extiende paz como un río” a los que regresan a Él. “El Dios de paz y de amor estará con vosotros.” (2 Corintios 13:11). Al estar en el seno del Padre nos sentimos protegidos, cuidados y confiados gracias a la paz que derrama en nuestro corazón y al amor que experimentamos.
Continúa diciendo que los hijos de Dios serán alimentados por Él, como una madre alimenta a sus hijos. Una promesa de provisión.
“En los brazos seréis traídos”. ¡Cuántas veces nos cansamos de caminar! Como un niño pequeño le pedimos al Padre que nos levante y Él extiende sus brazos para sostenernos y darnos descanso.
“Sobre las rodillas seréis mimados”. ¡Qué expresión más tierna! La palabra “mimado” en hebreo es shaá que significa “mirar con complacencia, acariciar, agradar, fijar la mirada, regocijarse”. Wow… qué maneras más maravillosas de demostrarte cuánto te ama el Señor.
Cuando estás en la presencia de Dios, solo puedes sentirte amado. Puedes imaginarlo mirándote por largo tiempo, con una sonrisa en su cara, disfrutando del momento y reconfortando tu alma.
Necesitas hacer una pausa. Deja por un momento lo que estás haciendo y conéctate con el Señor. Experimenta su amor que sobrepasa todo entendimiento. ¡Eres un hijo mimado por Dios!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 21 de marzo, 2025
“Serás salvo, tú y tu casa”
“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Hechos 16:31.
Pablo y Silas habían ido a Filipos siguiendo la dirección del Espíritu Santo; sin embargo, terminaron en la cárcel de la ciudad. Si yo fuera Silas le hubiera preguntado a Pablo: ¿Estabas seguro de que debíamos venir a esta ciudad? ¿Fue Dios quién te dirigió? ¿No habrá sido el diablo? Bueno, la verdad es que tanto Pablo como Silas sabían que eso era propósito de Dios. En vez de quejarse, comenzaron a cantar y alabar a Dios hasta que un terremoto milagroso los liberó, y para abreviar la historia, el carcelero le preguntó a estos siervos de Dios qué debía hacer para ser salvo. La respuesta fue: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.
Observa los planes y propósitos de Dios. Pablo y Silas terminaron presos en Filipos porque había un carcelero que necesitaba salvación. No solo él, sino toda su familia; y por este hecho comenzó la iglesia de los filipenses. El carcelero escuchó la Palabra de Dios y creyó. Ese mismo día, toda su familia se bautizó como señal de haber aceptado el mensaje del evangelio.
¿Qué hay de ti? ¿Te ha hablado Dios con esta misma promesa? Si prestamos atención a lo que nos dice la Escritura, sabremos que para que una promesa se cumpla, muchas veces nosotros debemos hacer una parte. En este caso, sembrar la Palabra de Dios. Fíjate que Dios no produce plantas con solo declarar una verdad. ¡Hay que sembrar!
Si creemos que nuestra casa será salva, entonces nosotros somos los responsables de hablar de Jesús a nuestra familia. Por eso, déjame darte tres recomendaciones:
Debes hacerlo con regularidad, continuidad. No alcanza con hablar a la familia una vez y “que sea lo que Dios quiera”. Debes persistir en sembrar y regar la semilla. Mira lo que Dios les dice a los padres: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:6-9).
Habla la verdad con amor. “Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15). Decir versículos bíblicos con ira, amargura o miedo, no permite que la semilla penetre en el corazón de nadie. Nuestras palabras deben ser acompañadas con amor y paciencia.
Cree tú mismo lo que dice Dios. No solo debes dar testimonio con tus palabras, debes demostrar lo que crees con tu conducta. Nuestra familia nos conoce muy bien, saben si vivimos lo que creemos.
No te canses de sembrar la verdad con amor. Dios dará el crecimiento. Haz tu parte y cree que tu familia será salva.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 20 de marzo, 2025
“Recupera lo robado”
“Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.” 1 Samuel 30:6.
¿Te han robado alguna vez? A mí me asaltaron a mano armada tres veces. Da escalofríos solo recordar un revólver calibre 32 apuntándome en la cabeza. Sin embargo, Dios siempre resguardó mi vida; incluso, en una de esas oportunidades, pude hablarle de Cristo al ladrón.
La situación de David fue mucho peor. Había sido llamado para ir a una guerra en donde no debía estar, y al regresar, la ciudad donde vivía y su ejército, había sido saqueado. Se llevaron todo: mujeres, niños, bienes materiales, hasta los alimentos. Imagínate el cuadro. Los “valientes de David” estaban tan dolidos que pensaron en apedrearlo. ¡Wow, qué seguidores más inestables! Pero la situación era desesperante. ¿Qué iba a hacer ahora David?
“Pero David se fortaleció en Dios”. Fortalecerse en hebreo es kjazác que significa “agarrarse fuerte, ser valiente, conquistar, ampararse, reanimarse, reparar, sostenerse”. Antes de hacer algo, David se agarró de Dios. Obtuvo fuerzas, sabiduría, valentía y determinación para recuperar todo lo que el enemigo les había robado. Al final de la historia, leemos que obtuvo un botín mayor que el que se habían llevado. ¡Qué tremenda es la ayuda divina!
Aprendemos mucho de esta historia. Como David, podemos angustiarnos mucho por lo que el diablo, el enemigo de Dios, nos ha robado, o decidimos levantarnos y fortalecernos en Dios.
El Señor ya nos advirtió que el “el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir...” (Juan 10:10a). El trata de hurtarnos la fe, la paz, el gozo, la esperanza, pero también nuestra familia, hijos, cónyuges, relaciones, ministerios, bienes materiales. Sin embargo, Jesús vino para darnos vida abundante.
Por eso, ya no más lamentos y angustias que te paralizan. Hoy es día de levantarte y fortalecerte en Dios. El Señor quiere que clames a Él y des pasos de fe para recuperar lo que el enemigo te robó. ¡Tu Poderoso Gigante pelea tus batallas! ¡Él ya venció al enemigo!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 19 de marzo, 2025
“Una palabra de ánimo”
“He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.” Isaías 40:10.
Cuando servimos al Señor, una de las estrategias del diablo para desenfocarnos, debilitarnos y hacernos desistir es desanimarnos. Comenzamos a pensar que nada produce resultados, que las oraciones no tienen respuesta, que lo que sembramos cae en tierra de pedregales, que a nuestras palabras se las lleva el viento…
Dios nos conoce, sabe cómo nos sentimos, por eso en momentos críticos nos recuerda una promesa, nos da una palara de ánimo y nos renueva las fuerzas para seguir adelante. Todos necesitamos una palabra de aliento porque hay mucho camino por recorrer, muchas montañas que escalar, muchos valles que cruzar.
A través de Isaías, hoy el Señor nos recuerda que cuando hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance, Dios hará lo sobrenatural, “vendrá con poder”. Muchas veces nos cansamos de tratar de hacer lo que solo Dios puede hacer. Nosotros no hacemos milagros. No transformamos a nadie. No somos la fuente de provisión. ¡Solo Dios es el Todopoderoso! No solo es agotador tratar de tomar su lugar sino que nos destruye. Hay una viejo refrán que dice: “El que se mete a redentor, muere crucificado”. Cuidado, nosotros no podemos hacer las obras que solo hace Cristo.
Nuestra parte es confiar en Él, entonces veremos su “brazo enseñorear”, tomar el control, dirigirnos hacia adelante. Eso nos da descanso. Nos recuerda que Alguien mayor que nosotros está en control de todas las cosas.
Si somos obedientes y servimos al Señor con fidelidad, entonces veremos la última parte de este versículo cumplida en nosotros: “su recompensa viene con él”. El Señor nos recuerda que nada de lo que hagamos para Él se quedará sin su recompensa eterna. Dios es justo y sabe galardonar a cada uno según su obra.
No permitas que el cansancio, la monotonía o la resignación invadan tu corazón. Cristo viene pronto y tu recompensa con Él. Nada de lo que haces es en vano. Un día verás los frutos que ha producido una palabra tuya, una acción solidaria, una ayuda oportuna. “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” (Gálatas 6:9). No desmayes, hay recompensa para tu trabajo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 18 de marzo, 2025
“Te alabo 7 veces al día”
“Siete veces al día te alabo a causa de tus justos juicios”. Salmo 119:164.
Si tomamos el promedio de horas que aprovecha una persona por día, quitando las horas de descanso, para identificarnos con el salmista deberíamos estar cantando alguna alabanza cada 2 horas. ¿Hacemos esto? Mmm… no lo creo, por lo menos audiblemente. Quizás cantemos “en nuestra mente”…
La palabra “alabar” usada en este pasaje es jalál que significa “dar un sonido claro, brillar, celebrar, aclamar, cantar, glorificar, júbilo”. Bueno, definitivamente no es cantar bajito o con el pensamiento, es exaltar a Dios con júbilo.
Si lees el contexto, podrás descubrir por qué el salmista le cantaba a Dios de esta manera, ¡y siete veces al día! Veamos algunas de las cosas que motivaban su alabanza.
V. 162: Se gozaba en la Palabra de Dios al descubrir verdades espirituales para su vida. ¡Me encantaría ver algún video en el cielo de los tiempos devocionales que tenía este salmista! Realmente disfrutaba estar en la presencia de Dios.
V. 165: Por la paz que Dios le da a los que le obedecen, porque pueden caminar confiados sin tropezar. ¡Cómo no alabar a Dios si nuestro corazón puede sentirse seguro y confiado en su Palabra!
V. 166: Por la salvación. Teníamos un destino de perdición, pero Jesús lo cambió desde que le recibimos como Salvador y Señor. ¡Alabado sea Él por su obra perfecta en la cruz!
V. 167: Cantaba porque amaba sus mandamientos y se complacía en obedecerlos. ¡Qué bendición es cumplir los mandatos del Señor! Nos libra de tantos dolores de cabeza…
V. 168: Alababa a Dios porque sabía que si todas sus decisiones estaban de acuerdo con su Palabra, podría esperar un final feliz. Cada día el salmista se proponía vivir con el gozo de Dios, y antes de tomar una decisión, oraba, meditaba y se cercioraba de hacer su voluntad.
Comienza tu día alabando. Ojalá que tengas siete o más oportunidades de hacerlo. Suceden cosas maravillosas en nuestra vida cuando alabamos al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 17 de marzo, 2025
“Tú eres valioso para Dios”
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir… con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. 1 Pedro 1:18-19
Tú eres muy valioso. Fuiste comprado con la “sangre preciosa de Cristo”. ¿Sabes el alto costo de esa sangre?
El mundo no entiende, no conoce, no sabe de “negocios eternos”. Pueden ponerle precio a un automóvil, una casa, una joya, pero no pueden valorar el alma de una persona. Solo Dios lo sabe y puede hacerlo. Él consideró que tu vida era tan valiosa que no tuvo reparos en enviar a su Hijo Unigénito a pagar el costo en la cruz (Juan 3:16).
Jesús no vino al mundo para salvar un territorio, al arrecife de coral, a una empresa multinacional o a los osos polares. Todo eso tiene su valor, pero no se comparan con una vida humana. Es increíble que celebrities e influencers hagan campañas para salvar a los pulpos mientras día a día mueren miles de niños por abortos despiadados. Este mundo no sabe apreciar el valor de la vida. Hay muchos que hablan y filosofan sobre ella, pero no la conocen. Nunca han tenido un encuentro real con la Vida (Juan 14:6) como para entender que los humanos sin Cristo estamos perdidos.
Tú eres diferente. Desde que recibiste a Jesucristo como tu Salvador y Señor, eres un hijo de Dios (Juan 1:12). Millones de ángeles en el cielo hicieron fiesta ese día. Tú has sido y eres el motivo de las fiestas eternas en los cielos (Lucas 15:7). Tienes un propósito que cumplir en esta vida. Dios te ha diseñado en la eternidad y sus planes se desarrollarán en ti porque has puesto tu fe en Él. Recibes ayuda extraordinaria. El mismo Espíritu Santo que habita en ti es tu Consejero, Ayudador, Amigo fiel. Además te capacita con poder para ser vencedor en cada uno de tus días.
Tú tienes que valorar lo que Cristo ha hecho, hace y hará en ti. No puedes permitir que nadie te quite el valor que Dios te ha dado. Pablo le dice a su discípulo: “Nadie te menosprecie” (Tito 2:15). Puede que muchos se burlen de ti por ser cristiano, pero deberás dejar pasar esas ofensas para que ninguna se instale en tu corazón. No le creas a las mentiras del enemigo. Escucha lo que Dios dice de ti en Isaías 43:4: “Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Levanta tus ojos al cielo, que de allí viene tu identidad. ¡Eres hijo amado del Padre Eterno!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 16 de marzo, 2025
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“El día de mi retoño”
“…Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi liberación.” Job 14:14
Hay una realidad espiritual que acontece alrededor nuestro que no podemos verla a menos que Dios quiera revelarla. Pasamos pruebas severas, enfrentamos tentaciones, vienen desafíos inesperados que no habíamos planeado, y llegan a nuestra vida con el propósito de que crezcamos en la fe. Le pasó a Job, pero nunca imaginó que las pruebas iban a ser tan duras.
Job buscó y buscó en su corazón si había alguna situación que él hubiera generado para merecerlo, si algún pecado no hubiera confesado, si hubiera faltado a algunos de los mandamientos de Dios, pero nada podía quebrar el fundamento de su integridad. Vinieron tres amigos para consolarlo, y terminaron siendo jueces condenatorios dando solo argumentos humanos para tratar de dar una explicación a algo que desconocían. Al fin, Job sabe que de esas pruebas tan duras solo podía librarlo el Señor.
La confianza de este hombre en Dios fue total, a tal punto que proclama que iba a esperar si fuera necesario hasta el último día de su vida con tal de ver la liberación divina. La palabra “liberación” en hebreo es kjalifá que tiene el significado de “alternación, mudar, cambiar el turno, pasar, saltar, renovar, retoñar”. Me encanta la palabra “retoñar”. En la región de New England donde vivimos, los inviernos arrasan con toda la vegetación. Si tú vieras por primera vez las tormentas de nieve y sintieras los 20 grados bajo cero, pensarías que nada verde volvería a crecer. Sin embargo, en cada primavera las plantas vuelven a “retoñar”, los árboles florecen y reverdecen. Como dice Eclesiastés, “todo tiene su tiempo”.
Job tenía su fe puesta en el Señor de manera tal que aunque estuviera pasando los peores inviernos, sabía que un día todo volvería a retoñar. De hecho, su confianza era tan firme que se atrevió a decir: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” (Job 13:15). Wow, Job, ¡qué confianza!
No estoy seguro de que tú estés pasando las mismas pruebas que Job, pero quizás te sientas muy familiarizado con él. No te identifiques solo con sus pruebas como para consolarte de manera temporal. Aprópiate de su fe y esperanza. Job esperó pacientemente hasta el día en que llegó su liberación, el día de su retoño. Dios fue quien lo vindicó, levantó su cabeza, y además le prosperó mucho más de lo que tenía antes de las pruebas.
¿Sabes que tu día de liberación llegará? ¿Tienes tu confianza puesta en Cristo hasta las últimas consecuencias? ¿Le has entregado todas tus cargas a Él, tus temores, fracasos, angustias? Hoy el Señor quiere renovar tu fe, recordarte que sus promesas se cumplirán en el momento oportuno. Espera con paciencia la intervención divina, porque tu tiempo de retoño será maravilloso.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 14 de marzo, 2025
“En tierra de aflicción”
“Y llamó el nombre del segundo, Efraín; porque dijo: Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.” Génesis 41:52
Inmigrante involuntario. Eso fue José, el hijo predilecto de Jacob. Por ser obediente a su padre, fue a ver cómo estaban sus hermanos sin saber que terminaría vendido como esclavo a unos mercaderes madianitas. Invisiblemente, el camino providencial de Dios tenía a Egipto como destino. De la casa de Potifar, a la cárcel, y de allí a gobernador de Egipto. No creas que todo pasó muy rápido. No, fueron trece largos años de sufrimiento, dolor, agotamiento, castigo, soledad, desprecio y olvido. Para José, Egipto fue la tierra de su aflicción.
“Aflicción” en hebreo es oní que significa “depresión, miseria, angustia, esfuerzo, pobreza”. ¿Tienes alguna circunstancia, persona, situación o lugar que signifique para ti una “tierra de aflicción”? Puede ser que incluso hayas tenido altas expectativas de un nuevo comienzo y de pronto, en solo tres días, todo se vino abajo y terminaste solo, sin ayuda, desprotegido, sin recursos. Quizás pusiste tu confianza en una persona y te defraudó. Me atrevo a decir que hasta tuviste una supuesta “palabra de Dios” que alguien te dio, creíste que era revelación y terminaste muy mal… Por lo menos hasta ahora.
De pronto, en un minuto todo puede cambiar, como le pasó a José. Hay un tiempo señalado en el reloj de Dios que dice “ahora es el comienzo de la fructificación”. A partir de ese momento, comienzas a ver cambios favorables que tú no controlas, se abren puertas que parecían cerradas, hay personas que empiezan a mirarte de manera positiva. Quizás estabas orando y clamando a Dios que te sacara de la tierra de aflicción, y resulta ser que esa misma tierra es… ¡de fructificación!
“Fructificación” es hebreo es pará que significa “llevar fruto”, es decir, producir resultados favorables como manifestación de la gracia de Dios. Esos resultados pueden ser espirituales, emocionales, materiales, ministeriales. Para que una planta produzca fruto hay que darle tiempo. Cuando recién está creciendo y echando raíces, hay que abonarla, podarla, regarla, quitarle insectos dañinos, hasta que llega el día del primer fruto. ¡Qué alegría para el que ha cultivado con tanto esmero esa planta! Vale la pena el esfuerzo.
El secreto es permanecer con esperanza, mantener la fe a pesar de la realidad, afirmar la confianza en Dios que tiene el control de todo, sin dejar de esperar en su Providencia y Soberanía, porque sus planes son lo mejor que nos puede pasar en esta vida. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” (Jeremías 29:11).
Dios me guio a escribir este devocional para ti, para animarte en fe, levantarte el espíritu y recordarte las promesas que Él te ha hecho. Dios quiere fructificarte en la tierra de aflicción. Tu fe manifestará la expectativa de lo que el Señor hará a partir de hoy.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 13 de marzo, 2025
“Muro de fuego”
“Yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor, y para gloria estaré en medio de ella.” Zacarías 2:5
Si tú le hubieras tomado una fotografía a Jerusalén en tiempos del profeta Zacarías, tendrías un panorama desolador; no encontrarías ningún lado bueno para fotografiar. Después de casi 70 años, la ciudad se veía destruida, quemada, abandonada, producto del ataque de los babilonios en el 586 a.C. Si miraras todos los días esa foto podrías llegar a pensar que ya no habría posibilidad de reconstrucción de la ciudad que en sus tiempos de apogeo llegó a ser la más esplendorosa del mundo.
La profecía decía que los cautivos iban a regresar y que Dios haría el milagro de la restitución. Mucho más que el ave Fénix, Jerusalén se volvería a levantar, pero ahora no con gloria humana sino divina. Por esa misma ciudad caminaría el Mesías. Sin embargo, para que la profecía tuviera cumplimiento, había una parte que el pueblo de Dios debía hacer: trabajar duro para reconstruir.
¿Cómo comenzar si ni siquiera tenían protección de los enemigos? ¿Cómo empezar a sembrar en un lugar desbastado por los robos de las naciones vecinas? ¿Valía la pena comenzar sin protección? Todas estas preguntas impedían al pueblo marchar hacia adelante. Entonces Dios les respondió con una promesa que tuvo su cumplimiento en ese tiempo y sigue siendo real hoy para su pueblo. Él mismo sería un muro de fuego a su alrededor. ¡Qué tremenda promesa! Les hacía recordar la muralla de fuego que había puesto entre los israelitas y el ejército de Faraón cuando salieron de Egipto. Había que confiar en esa promesa y poner manos a la obra.
La historia de Esdras y Nehemías nos dicen que reconstruyeron el templo, la ciudad y las murallas, y en el proceso Dios intervino milagrosamente. ¡Él siempre cumple sus promesas!
Estoy seguro que esta palabra de Dios es para ti. Tienes muchas fotos en tu mente de fracasos pasados, de proyectos que se cayeron, de una devastación del enemigo en tu alma, incluso parece que solo quedaron cenizas de tu relación con Dios. ¡Hoy es día de recomenzar! Dios te da una promesa y debes apropiártela. Desde hoy en adelante, el Señor mismo será un muro de fuego alrededor de ti, protegiéndote, animándote, respaldándote, si tomas la decisión de creerle y actuar en base a su promesa.
No tengas miedo, su muro es impenetrable. No tengas vergüenza, su intervención levanta tu cabeza. No te detengas, Dios mismo pelea tus batallas. Eres más que vencedor en Cristo. Confía que Jehová de los ejércitos está de tu lado, y su promesa es ser un muro de fuego a tu alrededor.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 12 de marzo, 2025
“Fuerzas para comenzar”
“Así ha dicho Ezequías: Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia; porque los hijos están a punto de nacer, y la que da a luz no tiene fuerzas… por tanto, eleva oración por el remanente que aún queda”. 2 Reyes 19:3-4
Los habitantes de Jerusalén en el tiempo del rey Ezequías estaban gozando de prosperidad, paz y crecimiento. Las familias estaban estables y muchas de ellas con la ilusión de un nuevo miembro en la casa. Las embarazadas habían hecho sus baby showers y todo parecía ir a ritmo de fiesta. ¡Qué ilusiones generan los bebés a punto de nacer! Pero algo sucedió que conmovió a toda la ciudad. Los asirios habían llegado con todo su ejército con la intención de tomar la ciudad, matar a los líderes y llevarse cautivos a los niños. La idea de un futuro terrible mató la ilusión de muchos hogares hebreos, a tal punto que el rey expresa: “la que da a luz no tiene fuerzas”. Ya empezaban a surgir preguntas como: ¿qué haremos con nuestros hijos? ¿cómo los alimentaremos? ¿y si se los llevan cautivos? Incluso alguien podría haber pensado para qué traer hijos a este mundo lleno de dolor. A las madres parturientas les estaba faltando las fuerzas. La única solución era clamar a Dios para que la ayuda venga del cielo.
Si lees la historia verás cómo el Señor intervino poderosamente dando liberación extraordinaria. Ni un solo asirio sobrevivió. Ya las familias podían celebrar sus nacimientos, sus cumpleaños y la esperanza de un futuro seguro en las manos de Dios.
Pensemos en nosotros y nuestra realidad. ¡Qué animados estamos cuando nos hemos motivado para comenzar una nueva atapa! Tal vez inconscientemente recordamos los días en que comenzábamos un cuaderno nuevo: escribíamos prolijo y sin manchas, por lo menos los primeros tres días antes de que los extremos de las hojas comenzaran a enrizarse. Nos encanta comenzar un nuevo tiempo lleno de esperanza. Nuestras ilusiones crecen y damos rienda suelta a nuestra imaginación.
Sin embargo, para comenzar una nueva etapa no solo hace falta motivación inicial sino fuerzas para emprenderla. Cuando vienen las dificultades, la oposición, los desafíos, problemas inesperados, parece que no tenemos la fuerza para que nuestros proyectos salgan a la luz, que nuestras resoluciones se lleven a cabo, que nuestras determinaciones espirituales se concreten. Parece que es fácil “concebir” ideas fantásticas, pero otra cosa es que “den a luz” bajo presión. Necesitamos ayuda sobrenatural.
¿Cómo estás tú? ¿Está naciendo en ti una fe dependiente de Dios? ¿Tienes la motivación de emprender nuevas cosas para Dios? Necesitas “elevar tu oración” pidiendo las fuerzas espirituales para alcanzar la victoria. Para que una nueva etapa nazca, la tenemos que acompañar de fuerzas del Espíritu para no detenernos más. Que nada ni nadie te quite el impulso de agradar a Dios con tu vida entera.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 11 de marzo, 2025
“Dios me oirá”
“Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:6-7.
Miqueas fue llamado a profetizar lo que le sucedería a Israel y a Judá por haberse apartado de los caminos de Dios. Eran tiempos difíciles para alguien que quería ser fiel al Señor. No se podía confiar en los líderes políticos ni religiosos, tampoco en los amigos (v.5) ni en la familia. Los justos eran condenados y los ricos opresores actuaban con total impunidad.
Hoy vivimos tiempos parecidos. De hecho, Jesús lo profetizó: “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” (Lucas 12:53). Lamentablemente, para muchos seguidores de Jesús, la familia ha dejado de ser el ámbito de protección, seguridad y confianza.
Aunque Miqueas se sentía solo, tomó la mejor decisión de su vida: “Mas yo a Jehová miraré”. Es la manera de no desilusionarse cuando los que se suponen deben apoyarte de manera incondicional en los momentos difíciles, te abandonan. Hebreos nos anima a hacer lo mismo que Miqueas: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:2-3).
Hay momentos en que lo único que podemos hacer por nuestros seres queridos es orar ya que hemos agotado todos los recursos y argumentos posibles para acercarlos al Señor sin ver resultados. Miqueas estaba seguro de que Dios lo oiría y esa debe ser también nuestra seguridad.
No bajes los brazos. Pon tu mirada en Cristo y continúa orando por tus seres queridos. Tus oraciones hacen la diferencia.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 10 de marzo, 2025
“No edites la Verdad”
“Compra la verdad, y no la vendas.” Proverbios 23:23.
Siempre pensamos que antes de compartir lo que escribimos es necesario “editar”. Antes de que el libro de devocionales “Tiempos de Refrigerio” fuera publicado, tuvo que ser editado. Había muchas palabras que podían interpretarse de manera diferente para alguna cultura, mal interpretarse en otras, frases que podían traer confusión, en fin, un sinnúmero de correcciones necesarias para que quien lo leyera, tuviera claro lo que el autor quiso decir.
Para nuestro diccionario, editar significa “preparar la publicación de un texto, una revista o un libro, cuidando su forma y contenido y añadiendo en ocasiones notas o comentarios”. En muchos casos, la edición es tan exhaustiva que queda poco del original.
En cierta ocasión, varios líderes de diferentes denominaciones y religiones se reunieron para compartir el Padrenuestro, la oración modelo de Jesús. Pero alguien comenzó a argumentar que no estaba tan seguro de que Dios estuviera en los cielos. Otro dio una versión diferente de cómo santificar su Nombre. Un liberal también alegó que era difícil aceptar que su reino viniera físicamente al mundo y que su voluntad jamás se haría en la tierra como en el cielo. Uno tras otro dio su punto de vista sobre la oración de Jesús… En fin, la conclusión de esa reunión fue que la única frase del Padrenuestro aceptada por todos era “Padre nuestro”, y nada más. ¡Qué terrible es cuando editamos la Verdad de Dios con nuestras ideas!
Dios nos dice en su Palabra que debemos adquirir su Verdad y no venderla. En otras palabras, no es negociable. Se acepta o se rechaza, pero no se “edita”. Dios es nuestro Padre si somos sus hijos, y la única manera de llegar a serlo es a través de Jesucristo. No hay manera de llegar a Él por otros caminos. Jesús es el Camino. Nadie tiene el derecho de editar esta verdad establecida por el Creador.
No podemos parcializar la Verdad. Observa el Salmo 119:160: “La suma de tu palabra es verdad”. La vida cristiana no está basada en un solo versículo. Nos basamos en la suma de todo lo que Dios ha dicho.
Tampoco podemos añadir algo más a la Verdad de Dios. También esto está claro en la Biblia: “No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, y seas hallado mentiroso.” (Proverbios 30:6).
Tienes la Verdad, no la edites. Dios no necesita corrección. ¡Vive su Palabra!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 8 de marzo, 2025
“Perdió todo por un dólar”
“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. Lucas 12:15.
Jaime era un cristiano gozoso, servicial, trabajador, muy responsable en el cuidado de su familia y obediente a Dios en todo. Un día le ofrecieron un trabajo en el que ganaría un dólar más la hora. Empezó a hacer cuentas, y vio que con ese aumento podría pagar la cuota de un nuevo automóvil. Pero Jaime no consideró que el nuevo trabajo le quedaba más lejos y que eso le robaría tiempo para estar con su familia.
Al poco tiempo, Jaime pensó que si añadía otro dólar más a sus ganancias podía pagar la cuota de un pequeño bote para salir a pescar los fines de semana con su familia. Aunque la pesca no era el deporte favorito de sus hijos, le permitiría pasar tiempo con ellos. Pero no podía pedir un aumento de sueldo, entonces la solución fue trabajar horas extras, lo que hizo que al llegar a su casa solo pudiera ver a sus hijos durmiendo; pero se consolaba pensando que los vería al día siguiente.
Luego del carro y el bote, siguieron otras cosas, pero necesitaba ganar un dólar más para cubrir esos gastos. Entonces decidió trabajar los fines de semana. “El Señor entiende -pensó-. Si por unas semanas no voy a la iglesia y miro los servicios por internet es lo mismo”. Entonces dejó de congregarse y su esposa e hijos asistían solos a la iglesia.
Con el tiempo comenzaron los problemas en la familia, y Jaime solo podía pensar que nadie valoraba los esfuerzos que estaba haciendo. Entonces empezó a compartir más tiempo con una compañera de trabajo que parecía más divertida, comprensible y cariñosa que su esposa… Tal vez puedas imaginar el resto de la historia…
Jaime perdió a su esposa, a sus hijos, su iglesia y su relación con Dios. Y todo comenzó por ganar un dólar más. En realidad, el problema no fue el dinero, sino la avaricia, la ambición desmedida terminó atrapándolo.
Crecer y prosperar financieramente no es malo, pero si lo hacemos sin contar con la sabiduría que Dios promete darnos, terminaremos cambiando las prioridades, atrapados en el materialismo y perdiendo lo que es realmente valioso.
Jesús terminó su mensaje con un principio que debe regir nuestra vida: “Mas buscad primeramente el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas” (v. 31). Si Dios está en primer lugar en tu vida, entonces lo siguiente debe ser tu familia. Las demás cosas, si confías en Él, las añadirá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 7 de marzo, 2025
“El enemigo tiene un límite”
“Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron... Dios es el que me ciñe de poder… Quien adiestra mis manos para la batalla”. Salmo 18:4,32,34.
Hay días espiritualmente malos, en donde sentimos que el diablo lanzó todo su arsenal sobre nosotros. David lo expresó con esta frase: “Torrentes de perversidad me atemorizaron”. En el original hebreo dice “torrentes de Belial”, la misma palabra que usa el apóstol Pablo para hablar de Satanás (2 Corintios 6:15).
También el profeta Isaías hace una descripción similar. “Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (Isaías 59:19b). Tanto David como Isaías mencionan que el enemigo de Dios y de su pueblo en algunos momentos fue contra ellos como un río furioso, moviéndose con mucho ímpetu. Sin embargo, nunca pasó, ni podrá pasar más allá del límite que Dios le ha establecido.
Tienes que saber que en la cruz Jesús le quitó toda autoridad al diablo y a sus huestes. “Despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15). Aunque ya ha sido derrotado por Cristo, todavía está bajo “libertad condicional” hasta que llegue el día de su sentencia final. Mientras tanto, “el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).
El salmista David dice que frente a esas batallas, Dios nos ciñe de poder. ¡Aleluya! ¡Satanás no puede avanzar cuando ejercemos la autoridad espiritual que nos fue delegada por Dios! Hay poder del Espíritu Santo sobre nosotros para ser vencedores. “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo” (Hechos 1:8).
Aunque experimentes un día malo, con ataques semejantes a un río impetuoso, permanece firme en la posición de victoria que Cristo te concedió. Satanás no puede hacer nada contra un hijo de Dios que vive en obediencia al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 6 de marzo, 2025
“La obediencia es superior a la opinión”
“Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, para que esto sea señal entre vosotros”. Josué 4:4-6ª.
Doce hombres entraron al río Jordán, cada uno con una gran piedra en sus hombros. Estaban pisando en seco en medio de un río que se había abierto milagrosamente por mandato divino. Mientras estos hombres llevaban sus piedras al centro del río podían ver las paredes de agua como si un cristal detuviera su paso. Uno a uno, fueron dejando sus rocas hasta levantar un altar que se conservó por mucho tiempo como testimonio del poder de Dios.
Cuarenta años antes de este evento, Dios también había escogido a doce hombres, uno de cada tribu, para observar la tierra de Canaán y dar una descripción de lo que Dios les había prometido. Pero fracasaron porque atemorizaron al pueblo al decirles lo imposible que sería la misión. Dios nunca les pidió sus opiniones, solo les dio un mandato, y al no creer en lo que Él les había prometido, ninguno de esa generación entró a la tierra prometida.
¡Qué diferentes fueron los hombres enviados por Josué! Sus opiniones personales estaban sujetas a la obediencia. Si Dios les había dado la orden de pisar el Jordán, eso había que hacer. No se movían por el criterio de la mayoría, sino por mandato de Dios.
Tremenda lección para nosotros. Muchas veces nuestra percepción de la realidad se contradice con lo que Dios nos está diciendo y resolvemos actuar de acuerdo con lo que percibimos humanamente, olvidándonos de lo que Dios nos habló. ¡Qué error! Actuar fuera de lo que Dios nos dice solo nos aleja de lo que nos ha prometido. Cuando Dios habla, hay que hacer silencio y obedecer. Esa siempre ha sido la clave de toda victoria. Menos opiniones y más pasos de fe.
¿Qué promesas te ha dado Dios? ¿Vas a discutir con Él o te vas a mover en dirección a esas promesas? Dios sigue abriendo “Jordanes” a aquellos que le obedecen.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 5 de marzo, 2025
“¿Izquierda o derecha?”
“Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda… Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas este ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Lucas 23:33, 39-42.
Dos ladrones fueron crucificados al lado de Jesús, uno a la derecha y el otro a la izquierda. El malhechor de la derecha se dirigió a Jesús burlonamente, tentándole para que se bajara de la cruz y los librara a ellos también de esa terrible sentencia. Este hombre es un prototipo de las personas que hablan de Jesús como si fuera un simple mortal. No creen que es el Hijo de Dios. Hacen comentarios sarcásticos y se burlan de los que creen en Él. No tienen interés en la vida eterna, solo creen en lo temporal. La palabra Dios está en sus bocas solo si se encuentran en apuros.
El ladrón de la izquierda es diferente. Sabe que es culpable y merece el castigo. Está arrepentido, aunque entiende que es demasiado tarde para reparar los daños que provocó. Sin embargo, pone su esperanza en Jesús. Para él es evidente que el Señor está recibiendo un castigo que no merece. Su único pedido es que se acuerde de Él en su reino. La respuesta de Jesús a estas sencillas palabras fue: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Te pregunto: ¿De qué lado estás tú? La discusión no es si eres un pecador a los ojos de Dios. Eso está claro; todos hemos nacido bajo pecado y separados de Dios. La pregunta es si eres la persona de la derecha o de la izquierda. La posición del primero te lleva a la condenación eterna, pero del otro lado hay esperanza de vida eterna.
El mensaje sigue siendo el mismo: “La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:7b-9).
¡Haz la decisión correcta!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 4 de marzo, 2025
“Alumbra hacia adelante”
“Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero.” Números 8:2
Dios le ordenó a Moisés construir un candelero de oro con siete brazos y en cada uno de ellos había una lámpara que debía estar encendida permanentemente en el lugar santo del tabernáculo. Llama la atención la disposición que tenían las lámparas. No estaban allí para alumbrar a los costados o hacia atrás; debían alumbrar hacia adelante. Interesante.
Tiene una buena aplicación para nuestra vida. Dios es luz y alumbra nuestro caminar diario. Nos ha dado su Palabra que es “lumbrera a nuestro camino” (Salmo 119). La luz está enfocada hacia adelante. Dios no quiere que retrocedamos o nos quedemos detenidos en situaciones que no nos ayudan a crecer. Debemos seguir su luz y avanzar.
El apóstol Pablo lo tenía claro: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14). ¿Sabes cuántas historias oscuras tuvo el apóstol persiguiendo a la iglesia? ¿Cuántos motivos para culparse por lo que había hecho en el pasado? Sin embargo, sabía que el Señor lo había perdonado y ahora tenía una nueva vida. La luz estaba iluminando hacia adelante.
Muchos hermanos de la iglesia de Corinto tenían un pasado cargado de pecados. Fíjate lo que dice 1 Corintios 6:9-11: “No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos…” Habían vivido dejando mucho que desear según la ley de Dios. Pero ahora habían recibido a Jesucristo como Salvador y Señor de sus vidas, sus pecados fueron perdonados, y eran hijos de Dios. Terminemos de leer el versículo 11: “…mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”. ¡Aleluya! ¡Ahora libres el pecado podían mirar hacia adelante y construir un nuevo rumbo en Cristo!
¿Y tú? ¿Eres más propenso a enfocarte en el pasado que en el presente y el futuro? ¿Te paralizan tus viejas historias al punto de detenerte y no avanzar? ¿Las malas decisiones que has tomado hace mucho tiempo todavía están vivas en tu memoria que no te ayudan a mirar hacia adelante?
Hoy el Señor te recuerda que tus pecados han sido perdonados, tu pasado está crucificado con Cristo y tienes un nuevo camino para avanzar hacia adelante. ¡Sigue la luz de Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 3 de marzo, 2025
“Sabios para el bien, ingenuos para el mal”
“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.” Romanos 16:19.
El apóstol Pablo les escribe a los hermanos de Roma con mucho gozo porque mostraban obediencia a Dios en todo lo que hacían y ese testimonio recorría el mundo. Sin embargo, conocía muy bien el contexto que les rodeaba. En la capital del imperio todo estaba centralizado en el placer, la lujuria y el desenfreno.
¿Te resulta familiar esto? Por supuesto, son las mismas cosas a las que nos enfrentamos cada día porque el “príncipe de este mundo” es el mismo de todos los tiempos. Satanás está detrás de la filosofía que impera en el mundo con el mismo propósito de siempre: Cegar el entendimiento de las personas enredándolas en los placeres del mundo para alejarlas del plan de salvación de Dios.
Sabiendo esto, el apóstol Pablo da dos consejos a los que debemos prestar mucha atención: “Ser sabios para el bien e ingenuos para el mal”.
Debemos ser “sabios” para el bien, sofós en griego, que significa “ser claro, sensato, sagaz, de carácter cauto; prudente, cuerdo”. En estos tiempos es necesario proceder con prudencia. Analizar muy bien todo antes de tomar cualquier decisión. Es preferible esperar para estar seguros de lo que el Señor quiere, que actuar precipitadamente y meternos en problemas.
Además debemos ser “ingenuos” para el mal. En griego es la palabra akéraios que significa “sin mezcla, inocente, sencillo”. Esta palabra está relacionada con una expresión usada para decir que algo no estaba mezclado con otra cosa. Así es como el apóstol aconseja a no mezclarse con el mal, ni siquiera un poco, porque ese ínfimo porcentaje será el veneno mortal que nos perjudique por completo.
Cuidado que el orden de los factores en este caso sí altera el producto. No seamos ingenuos para el bien y sabios para el mal. En Isaías 5:20 leemos: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”
La Palabra de Dios es la verdad objetiva y absoluta para todos, por eso necesitamos hacer decisiones que estén respaldadas por la Palabra, no por las circunstancias o emociones.
Deja que el Espíritu Santo te guie a toda verdad y que tu obediencia al Señor sea un claro testimonio que le hable al mundo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 2 de marzo, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Agua para el sediento”
“En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” Juan 7:37-38
¡Qué desesperación produce tener sed y no hallar nada para beber! Recuerdo en mi niñez haber ido a una zona suburbana para jugar al fútbol con mis amigos de la iglesia. Estuvimos mucho tiempo bajo el sol y nadie había llevado agua para beber. Hasta que alguien recordó que había una canilla de agua potable cerca. Corrimos a ese lugar y desesperados bebimos agua hasta saciarnos. Nunca había sentido una satisfacción tan grande después de haber experimentado la sed más profunda. ¿Tienes alguna historia parecida a esta? Entonces sabes de qué estoy hablando.
Dios usa muchas veces en su Palabra el ejemplo de la sed para simbolizar los deseos y las necesidades profundas del alma que solo puede saciar Él. No hay ninguna fuente fuera del Señor que pueda hacer esto. Sin embargo, a veces pensamos que es posible.
Tenemos el ejemplo del pueblo de Israel, muchas veces creyó que podía arreglárselas sin Dios y sufrió las consecuencias. El profeta Jeremías lo dijo de esta manera: “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua”. (Jeremías 2:3). La sed interior jamás fue satisfecha desconectados de la Fuente Eterna.
Sin Dios nos resquebrajamos, nos secamos y todo muere. Lo único que puede revertir esta condición es ir al Manantial de Vida que es Cristo.
¿Te sientes seco interiormente? ¿Tu sed espiritual no se ha apagado? ¿Has buscado fuera del Señor calmar tu sed y solo estás más sediento? Jesús te llama a volver a Él. Nunca echa fuera al que se acerca arrepentido y reconociendo su necesidad. Jesús te sigue diciendo: “Si tienes sed, ven a mí y bebe del agua de vida”. En el Señor, hay abundancia y satisfacción plena. No es solo un poco de agua, correrán ríos de agua viva desde tu interior.
Pastor Pablo Giovanini