DEVOCIONALES DIARIOS
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Viernes 7 de noviembre, 2025
“El Dios Admirable” “Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas”. Salmo 77:13-14a. ¿Sabemos exactamente en quién estamos depositando nuestra confianza? Si son personas, debemos considerar la posibilidad de que nos fallen, se equivoquen o cambien de parecer. Si son cosas materiales, puede que se pierdan, las roben, o se echen a perder. Si es dinero, ya sabemos que se puede ir tan rápido como llegó. Sin embargo, al confiar en Dios, sabemos que no cambia y que ¡no hay nadie más grande que Él! El salmista testifica que nuestro Dios es el que hace maravillas. La palabra “maravilla” en hebreo es péle, que significa “milagros, persona admirable, que hace prodigios, que es sorprendente”. ¿Sabías que esta palabra hace referencia directa a Jesucristo? Se encuentra en la profecía de Isaías 9:6: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” El primer nombre que hace referencia al Salvador es “Admirable”, y en hebreo péle. Jesús siempre fue admirado por sus palabras, sus acciones, su influencia, su poder. La gente estaba admirada de su doctrina (Mt. 7:28), de su sabiduría (Mr. 6:2). Incluso el apóstol Pablo dice que seguirá siendo admirado por todos nosotros cuando le veamos cara a cara. (2 Tes. 1:10). Es cierto que cuando atravesamos dificultades nos olvidamos fácilmente del Dios que hace maravillas. Por eso es necesario recordar siempre sus obras. “Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca” (Salmo 105:5). Si Dios ha sido fiel en el pasado, también lo seguirá siendo ahora porque no hay manera de que cambie. Recuerda que “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya! Deposita tu confianza en Él y lo verás obrar en todo aquello que te parece imposible de resolver. “Dios mío, los cielos te alaban por tus grandes hechos; todos los ángeles del cielo hablan de tu fidelidad y solo a ti te honran. Eres un Dios incomparable; ¡eres grande y maravilloso! Señor y Dios del universo, ¡no hay Dios como tú, tan fiel y poderoso!” Salmo 89:6-8. Pastor Pablo Giovanini Más devocionales en el libro "Tiempos de Refrigerio". Puedes adquirirlo por Amazon. |
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Jueves 6 de noviembre, 2025
“Aceptando su dirección”
“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros...” Romanos 8:26.
¡Cuántas veces nos hemos enfrentado a una decisión 50/50! Me refiero al momento en que tenemos frente a nosotros dos opciones buenas, ya sea de trabajo, carrera, lugar donde vivir, ministerio, y no sabemos cuál es la mejor. ¿Qué hacer?
Dios nos ha creado con sentido común para saber qué es lo que se adapta mejor a nuestra personalidad, gustos, necesidades, formación, experiencia, edad, entorno. También nos ha dado una conciencia que nos alerta frente a opciones que no nos edifican espiritualmente. Pero sobre todas las cosas nos ha dado su Espíritu Santo que habita en nuestro espíritu desde el día que aceptamos a Cristo como Salvador y Señor para guiarnos y aconsejarnos.
En la vida nos encontraremos ante la alternativa de escoger entre dos cosas buenas, pero hay una que según el apóstol Pablo “nos conviene”. La palabra griega usada aquí para “conviene” es dei que significa “lo que debe ser, lo preciso”. Hay una opción que encaja perfectamente con los planes de Dios para nuestra vida y el Espíritu Santo quiere ayudarnos a saber cuál es. Pero necesitamos relacionarnos con Él de una manera humilde, sincera y obediente. Si solo queremos tener una “relación utilitaria”, su voz estará apagada en nuestro espíritu.
En una oportunidad escuché esta oración: “Señor, dame la esposa que tú tienes para mí, pero que sea María”. Esto no es pedir dirección para conocer lo que es mejor, sino que Dios apruebe lo que ya decidimos. Si ese es el caso, no deberíamos hacerle “perder tiempo” al Señor porque en realidad solo queremos escuchar nuestra voz.
Si quieres lo mejor de Dios, necesitas rendirte completamente a Él y permitir que el Espíritu Santo te guie. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:25). En otras palabras, si él vive en ti, deja que te ayude a escoger lo que es mejor para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 5 de noviembre, 2025
“Consuelo que alegra el alma”
“En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma”. Salmo 94:19.
Qué complejo es controlar nuestros pensamientos en momentos difíciles. Una preocupación lleva a la otra y resulta en una cadena de pensamientos que abruman nuestra alma. Sabemos que Dios nos ama y que todo ayuda a bien, pero no encontramos sentido a lo que nos sucede. Comenzamos a experimentar ansiedad, temor, confusión y estas emociones parecen tomar el control de nuestra vida.
Si te sirve de algo, no eres el único, no eres la única. Hay muchas personas que se sintieron así pero encontraron la salida. La persona que escribió este salmo nos cuenta lo que hizo cuando su mente estaba saturada de preocupaciones.
Cuando la mente está dividida entre la realidad y la fe, entre las preocupaciones y las promesas bíblicas, hay que recurrir al Señor. Si hay algo que apacigua nuestros pensamientos y nos da paz es el “consuelo” celestial. Fíjate que el salmista dice “tus consolaciones”, evidentemente son las de Dios. La palabra hebrea para consolación es tankjúm que significa “compasión, solaz, suspirar aliviado, cobrar aliento, aliviar el alma”.
El consuelo de Dios es sobrenatural. Cambia la ansiedad por paz, los miedos por valor, el estrés por quietud, de modo que podemos suspirar aliviados porque nuestra alma encuentra el reposo prometido por Dios. Es tan impactante que el salmista dice que trae “alegría al alma”. La palabra hebrea para “alegrar” es shaá y significa “mirar con complacencia; acariciar, agradar, regocijarse, ser mimado”.
¿Qué necesitas recibir hoy? ¿Puedes sentir al Padre Celestial abrazándote? ¿Su mano secando tus lágrimas? ¿Un gozo inexplicable? ¿Impactado por su presencia?
Si puedes entregarle a Dios cada uno de tus pensamientos, tu espíritu tendrá reposo y tu alma se llenará de la alegría celestial. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:3.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 4 de noviembre, 2025
“Sostenidos por su diestra”
“Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido”. Salmo 63:7-8.
Hay tiempos difíciles de sobrellevar que simbólicamente representamos como desiertos. Nos sentimos solos, tratando de ocultarnos de los ataques del enemigo, no vemos mucha vida a nuestro alrededor, no hay agua suficiente para apagar la sed de nuestra alma, no escuchamos ninguna voz más que la nuestra y parece que estamos a punto de desfallecer.
Entonces nos preguntamos: ¿De dónde puedo obtener la fortaleza para atravesar valles de muerte, de tristeza, de pérdidas, de frustración? David nos da la respuesta: “Tu diestra me ha sostenido”. Es la mano de Dios tomando la nuestra, levantándonos, sosteniéndonos y guiándonos a través del desierto hasta llegar al próximo oasis.
Su diestra nos ha “sostenido”. Esta palabra en hebreo es tamák que significa “sustentar, agarrar, mantenerse apegado, ayudar, seguir de cerca, asir, conducir”. Cuando nos tomamos de la mano de Dios, Él no nos suelta nunca, su mano firme nos asegura que no estamos caminando solos y que Él nos conducirá a través de las situaciones que nos toque atravesar.
El Señor nunca está ajeno a lo que nos sucede y nos entiende. De hecho, Jesús pasó también por un desierto, cuarenta días sin tener qué comer y siendo tentado por el diablo. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Jamás te deja solo en tus luchas y quebrantos.
La presencia de Dios no significa solo compañía, Él quiere intervenir en nuestra vida para ayudarnos. El salmista David pudo experimentar la ayuda de Dios cada vez que le buscó. Cuando las situaciones se volvían difíciles, sentía el cuidado sobrenatural como “la sombra de sus alas”. Sabía que Dios estaba tocando su alma y su ánimo era levantado a tiempo.
Renueva tu mente y tu corazón recordando las palabras con las que el Señor quiere hablar hoy a tu vida.
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás...” (Salmo 138:7ª).
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.” (Salmo 139:5).
“Tuyo es el brazo potente; fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.” (Salmo 89:13).
“Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.” (Salmo 37:24).
Extiende tu mano hacia el cielo y dile al Señor: “¡Sé que tu diestra me sostiene!”
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 3 de noviembre, 2025
“Cree y serás salvo, tú y tu casa”
“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Hechos 16:30-32.
No fue nada fácil el comienzo de la iglesia en Filipos. Pablo y Silas terminaron en la cárcel por predicar el evangelio. Sin embargo, Dios intervino de manera sobrenatural provocando un terremoto, rompiendo las cadenas y abriendo las puertas de las celdas. Cuando el carcelero vio semejante intervención divina, cayó de rodillas rendido ante Dios y dijo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”
El mensaje era claro y sencillo: Dios nos ofrece la salvación gratuitamente y por su gracia. La condición es creer que la obra de Cristo en la cruz es el único medio para limpiar todos nuestros pecados y reconciliarnos con Dios.
Es necesario escuchar y creer todo el mensaje del evangelio. Pablo y Silas “les hablaron la palabra del Señor” a todos los que habitaban en la casa del carcelero y cada uno puso su fe en marcha y creyó. El resultado fue que toda la casa alcanzó salvación ese día. ¡El gozo había llegado a ese hogar! Ahora Jesucristo era el centro de sus vidas y a partir de ese momento todo sería diferente.
La Palabra de Dios nos sigue hablando de la misma manera. Tal vez tú ya has creído en Cristo pero tu familia no. Muchas veces debemos tener paciencia, sembrar la Palabra con amor y esperar la obra que hará el Espíritu Santo en sus vidas. Si nos desesperamos y solo los intimidamos con las graves consecuencias que vendrán por no ser cristianos, cerraremos sus corazones a la obra que solo puede hacer el Señor.
Nunca dejes de orar, de interceder por tu familia. Dios les ofrecerá cada día oportunidades para le conozcan. Sigue creyendo, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo y actuando con sabiduría. Él está obrando.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 2 de noviembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Tocar a Jesús"
"Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?" Marcos 5:31
Jesús estaba siendo apretado por la multitud, a tal punto que ya era asfixiante. Todos querían estar al lado del Maestro, abrazarlo, mirarlo a la cara, comprobar quién era realmente. Cualquiera podía apretar al Jesús humano, pero muy pocos podían tocar al Cristo divino.
Una mujer enferma por muchos años, decidió acercarse con fe al Jesús divino. Creía que si solo podía tocar el borde de su manto sería sana. La cultura discriminaba a quienes sufrían su enfermedad y se suponía que no debía estar entre la multitud, pero corrió el riesgo y arrastrándose hasta Jesús, tocó el borde de su manto e inmediatamente fue sana. El Señor se dio cuenta en su espíritu y se detuvo. En medio de una multitud que le “apretaba”, alguien había “tocado” sus vestiduras y poder salió de Él.
La palabra tocar en griego es hapto, que significa conectar, manejar o encender un fuego. Tocamos las perillas de la cocina (estufa) para que se encienda, tocamos el timbre de una casa para que alguien nos abra la puerta, tocamos el ícono de una app en nuestro celular para abrir un mundo de posibilidades. Eso es “tocar”, es actuar sabiendo que algo sucederá.
Jesús no se quejó porque la multitud lo apretaba. Él no tenía problemas de que alguien quisiera comprobar su naturaleza, pero su poder solo se manifestó cuando alguien se acercó a Él con fe.
Hoy, obviamente, no se trata de tocar físicamente al Señor, sino de experimentar lo sobrenatural por fe. Así como la mujer de la historia se propuso llegar a Jesús a pesar de todo, también nosotros debemos movernos con fe hacia Él diariamente. Quizás también debamos superar algunos obstáculos, pero el deseo de encontrarnos con el Señor y experimentarlo debe animarnos a avanzar con determinación.
El poder de Jesús está disponible para sanar nuestro cuerpo y nuestra alma, para restaurar relaciones, para darnos sabiduría, para transformar nuestro carácter. Su poder se manifiesta cuando ponemos en marcha la fe y le permitimos tomar el control de la situación.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 1 de noviembre, 2025
“Victoriosos en las aflicciones”
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33.
La Biblia es clara cuando habla de lo que sucederá en los últimos tiempos. La fe se apagará, el amor se enfriará, las convicciones pasarán por pruebas de fuego, y hasta se levantarán falsos profetas y falsos maestros que se denominarán cristianos pero en realidad Cristo no estará en sus predicaciones y enseñanzas. Jesús dijo que todo esto generará en nosotros aflicciones.
La palabra “aflicción” en griego es thlipsis que significa “presión de todo tipo; estrechez, angustia, persecución, tribulación”. Fíjate que las aflicciones son más espirituales que emocionales o físicas. Nuestro espíritu se aflige por lo que está pasando en nuestra sociedad, en nuestra familia y hasta en la Iglesia de Cristo.
Frente a esta realidad podemos adoptar una de estas posturas: Desánimo y desesperanza creyendo ya no hay nada que hacer, o confianza y esperanza tomando parte activa de los cambios que Jesús quiere hacer. El Señor fue claro al decir que las presiones estarían sobre nosotros, pero debíamos “confiar” en Él. Esta palabra en griego es tharséo que significa “tener valor, ánimo”. Esto es posible porque Jesús está con nosotros y ¡ha vencido al mundo!
El Señor nos ha capacitado a través del Espíritu Santo para ser vencedores. Él nos delegó su autoridad para defender nuestras convicciones, nos da valor para no ser arrastrados por la maldad actual, nos da sabiduría para hablar la verdad a nuestros hijos, y nos impulsa a decir que solo en Él se puede hallar verdadera paz.
A pesar de las noticias que escuchamos a diario, Dios sigue teniendo el control de todas las cosas. Las presiones del mundo podrán cambiar, ¡pero el poder de Jesús no ha cambiado! Su Palabra es la que nos debe sostener aunque la tormenta ruga a nuestro alrededor. “La paz os dejo, mi paz os doy, Yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Juan 14:27.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 31 de octubre, 2025
"Cegar las fuentes al enemigo"
"Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron… ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?"
2 Crónicas 32:2-4
Cuando Ezequías asumió el reinado de Judá, encontró a la nación en un estado espiritual deplorable. Los anteriores reyes habían despojado la casa de Dios e hicieron alianzas con el enemigo y sus dioses. Entonces Ezequías comenzó a limpiar a Jerusalén de la idolatría, a volver a establecer la ley de Dios en el pueblo, a celebrar la Pascua, a poner a los sacerdotes y levitas en sus posiciones según lo que Dios había dicho.
Creo que ya sabes lo que sucede cuando comenzamos a buscar al Señor para restaurar nuestra relación con Él: el enemigo intentará detenernos con todo tipo de estrategias. A él no le conviene que Dios tenga el primer lugar en nuestra vida, por eso se movilizará para detener nuestra búsqueda espiritual. Pero hay algo que podemos hacer para contrarrestar sus ataques tomando el ejemplo de Ezequías.
Cuando el rey de Judá se enteró de que los asirios habían destruido a Samaria y se estaban acercando a Jerusalén, fue proactivo, se adelantó a la situación: cortó todas las fuentes de agua externas para no darles oportunidad de establecerse allí, evitando así ser sitiados por mucho tiempo. Sin agua no podrían sobrevivir. Nunca hay que satisfacer la sed del enemigo.
La Biblia dice que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios porque todo aquel que ha nacido otra vez, no practica el pecado, porque Dios le guarda, y el maligno no le toca (ver 1 Juan 5:18). Pero puede enviarnos sus dardos de fuego con dudas, temor, ansiedad para distraernos y apartarnos de lo que Dios nos ha dicho.
Conociendo las estrategias y artimañas del enemigo, ¡no lo alimentes! ¡No satisfagas sus deseos! ¡Cierra todas las puertas por donde pueda meterse!
Si estás sometido a Dios, resistes al diablo y huirá de ti (ver Santiago 4:7). El Señor Todopoderoso es tu defensa y siempre te ayudará si acudes a Él.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 30 de octubre, 2025
“Nuestro futuro está en las manos de Dios”
“Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.” 2 Reyes 23:5.
El rey Josías fue tremendamente impactado por la Palabra de Dios cuando fueron hallados los antiguos rollos de la ley en el templo. Después de muchos años, el rey volvió a limpiar a Jerusalén de la idolatría y de todo lo relacionado con “los signos del zodíaco”: astrología, adivinación y hechicería. Cuando ellos se volvieron a Dios y pusieron su confianza en Él, volvió la paz y la prosperidad al pueblo.
Los años han pasado y nada ha cambiado. El hombre sigue tratando de interpretar lo que “dicen” los astros sobre su destino. Muchos siguen creyendo que los signos del zodíaco tienen algo que decirles. Millones de personas diariamente consultan el horóscopo para saber lo que les deparará el día y ponen su confianza en ello. ¡Qué engaño del diablo!
Tengo un amigo en Argentina que antes de conocer a Cristo trabajó en un medio de comunicación. Cuando se ausentaba el astrólogo de turno, encargado de decirle a la gente lo que podía espera ese día según su signo zodiacal, le pedían a él que escribiera algo para el horóscopo del día… ¡Imagínate las cosas que inventaba! Podía escribir lo que se le ocurriera, y muchos seguirían al pie de la letra sus disparates.
Es difícil de creer que tantas personas confíen más en lo que supuestamente “dicen” los astros que en lo que dice el Creador de todo lo que existe.
La verdad sobre nuestro futuro la encontramos en la Palabra de Dios. Si necesitamos dirección, consejo o saber lo que podemos esperar en nuestro día a día, solo debemos abrir la Biblia y leer lo que Dios tiene que decirnos. Él es el único que conoce nuestro presente, pasado y futuro. Él único a quien le debemos confiar nuestra vida.
Como dijo David en el Salmo 16:5, 7,11: “Tú, Señor, eres… mi herencia; tú eres quien me sostiene. Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun en las noches me enseña mi conciencia. Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 29 de octubre, 2025
“Una cosa sé”
“Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” Juan 9:25.
Nunca había visto nada, pero de pronto se encontró con Jesús y recuperó la vista. ¡Qué milagro! Su vida fue transformada para siempre a partir de ese momento.
Lo que fue un milagro digno de alabanza, para muchos fue un truco, un engaño. Cuando alguien no quiere creer siempre piensa que todos los demás están equivocados. Los religiosos no querían creer que Jesús era el Mesías, por lo tanto todo lo que hacía estaba bajo escrutinio.
Los fariseos presionaron al ciego para sacarle información que pudiera incriminar a Jesús, pero nada, ninguna pista. El ciego estaba frente a ellos con los ojos bien abiertos relatando su testimonio y la conclusión de los eruditos fue que Jesús era un pecador que se hacía pasar por el Hijo de Dios. A estas palabras el ciego respondió de manera sencilla pero rotunda: “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo”. Quién podía refutar esto. Intentar cambiar esta realidad sería el verdadero fraude.
Podemos pasarnos la vida entera buscando argumentos que nos ayuden a creer, pero lo único que dará lugar a la fe es decidir si realmente queremos creer. Los fariseos tenían frente a ellos al hombre que había recuperado la vista y no querían aceptar la realidad.
¿Qué es lo que tú sabes que nadie puede objetar? ¿Jesús te abrió los ojos a su realidad? ¿Has experimentado transformaciones sobrenaturales en tu conducta, carácter? ¿Puedes dar testimonio de alguna intervención del Señor en tu vida, tu familia o tu trabajo? Jesús actúa constantemente en nuestra vida y entorno, tal vez debamos prestar más atención para no pasar nada por alto.
Muchos nos pedirán razones de nuestra fe y no debemos callar la verdad. Con convicción y firmeza debemos decir que Jesús es real, cambia vidas, hace milagros, y es el único camino para alcanzar salvación. Lo sabemos porque antes éramos “ciegos”, pero ahora vemos claramente. Nada más que añadir.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 28 de octubre, 2025
“Estimado a los ojos de Dios”
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4.
¿Qué vio el Señor en nosotros para amarnos? Sigue siendo la pregunta del millón.
¿Has visto la mirada de una madre ante su hijo recién nacido? Creo que se aproxima un poquito al amor que Dios siente por nosotros. Ella ama a ese bebé sin haberlo visto y sin importar lo que sucederá a partir del momento de su nacimiento. Está dispuesta a dar su vida por alguien que solo llora y pide comida. Sin embargo, sabe que es parte de ella, lo ha llevado en su vientre por varios meses y siente algo que… ¿Cómo explicarlo? No soy madre, pero he visto esa mirada. Si tú eres mamá, entiendes lo que quiero decir.
Dios nos mira con ojos llenos de amor; para Él somos de “gran estima”. Pero no nos confundamos, no somos valiosos por nosotros mismos sino a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Fuimos comprados con su sangre y valemos su misma vida. Además para Él somos “honorables”. Esta palabra en hebreo es kabad que significa “con honor, distinguido, ilustre, insigne, noble, renombrado”. ¡Wow Señor! ¿Así nos ves? ¡Qué amor!
Observa que Dios no dice “yo te amaré”, dice “yo te amé”. Tiempo pasado. Nos ama desde la eternidad y nada ni nadie puede cambiar eso. Su amor es inalterable, infinito, incondicional, ininterrumpido. Dios tiene su mirada sobre ti, no se cansa de contemplarte. Te ama porque te creó, pero además porque te volvió a comprar para que seas doblemente suyo.
Cuando comprendemos que somos amados sin merecerlo, solo podemos corresponder a ese amor entregando nuestra vida al Señor sin reservas. A través de esa relación de amor Padre-hijo llegamos a entender para qué fuimos creados y nos envuelve una profunda seguridad de que el Señor cumplirá sus planes en nuestra vida, hoy y por la eternidad. Si esa es tu confianza, ¿cómo no creer que Él se ocupará de cada detalle de tu vida?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 27 de octubre, 2025
“Lágrimas que producen grandes cosechas”
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” Salmo 126:5.
Los tiempos de alegría muchas veces son precedidos por épocas de lágrimas. El salmista lo sabía muy bien y en este salmo expresa lo que sintió el pueblo de Dios al salir de la cautividad babilónica. Habían perdido seres queridos, tierras, casas, y hasta su misma dignidad, pero Dios les había prometido restauración y su promesa se cumplió. Israel pudo ver la misericordia de Dios no solo en esa época, sino a lo largo de toda su historia.
Las lágrimas derramadas en la presencia de Dios son como semillas que a su tiempo producirán fruto. Jesús dijo que son “bienaventurados los que lloran”, los que reconocen su necesidad espiritual y ponen su vida en las manos de Dios. “Ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4).
Muchas de nuestras lágrimas brotan en tiempos de intercesión por nuestros hijos. Cuando vemos que no toman buenas decisiones, que su fe se tambalea, que escuchan más a sus amigos que no conocen al Señor que al consejo de la Palabra de Dios, que atraviesan situaciones difíciles. Nuestro corazón, como dice Jeremías, parece derramarse como agua. “Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos…” (Lamentaciones 2:19). Jamás Dios pasa por alto las oraciones que hacemos por nuestros hijos.
Otras lágrimas son producto de la frustración que sentimos al ver desaprovechadas las oportunidades que Dios les da a nuestros seres queridos para acercarse a Él. O también por la tristeza que nos produce ver un mundo hundido en toda clase de pecados, que ignora o se burla de Dios.
Aunque haya momentos en que te sientas desalentado, recuerda que las lágrimas que derramadas en la presencia de Dios producirán fruto. No te impacientes, el Señor está obrando. Ningún suspiro, ninguna lágrima, ninguna oración inspirada por el Espíritu de Dios será improductiva.
La respuesta llegará, la promesa se cumplirá. “¡Con regocijo segarán!”. El tiempo de gozo por la respuesta a la oración está cercano. Sigue confiando, Dios siempre cumple sus promesas.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 26 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Tomado de su mano"
"Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso… y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios." Daniel 6:23
Este hombre de Dios ya anciano, tal vez tenía unos 80 años, tuvo que pasar por una prueba muy dura: la acusación de sus compañeros de trabajo. Tú sabes, no todos los que parecen amigos realmente lo son. Quisieron quitarse a Daniel de en medio porque les molestaba su sabiduría, integridad y forma de trabajar. Cuando todos holgazaneaban, Daniel daba lo mejor de sí.
Mientras los demás contaban sus andanzas del fin de semana, él se tomaba un recreo para orar. Claro, las diferencias eran notables, entonces les pareció que lo mejor que podían hacer era deshacerse de él. Lo que no sabían sus enemigos era que si se metían con Daniel, realmente se estaban metiendo con el mismo Señor.
Daniel había “confiado” en su Dios. Esta palabra en hebreo es amán, y significa rendirse, estar firme, ser fiel, permanecer, estar quieto, ir a mano derecha del ayo o llevado por la nodriza. Se aplica a un niño que es llevado de la mano por su tutor. ¡Qué linda imagen para un hijo de Dios! No importa lo difícil que sea el camino, siempre podemos ir tomados de la mano del Señor.
Daniel bajó al foso de los leones agarrado de la mano de Dios, como un niño pequeño agarrado de la mano de su padre. Su confianza en el Señor le daba seguridad. No era la primera vez que lo libraba de una situación peligrosa. La historia bíblica nos dice que Daniel fue salvado y sus enemigos devorados por los leones.
Dios se encarga de hacer justicia en su tiempo y levantar la cabeza de sus hijos cuando han decidido mantenerse firmes y confiando en Él bajo cualquier circunstancia.
Difícilmente pasemos por una situación como la de Daniel, pero las presiones que sufrimos por la envidia y los celos de otros todavía existen. No tengas temor de las amenazas e intimidaciones; sigue actuando con responsabilidad y da lo mejor de ti. Dios siempre estará de tu parte.
Daniel conocía la Palabra de Dios. Seguramente habría leído muchas veces el Salmo 91:11-14. ¡Tenemos al mismo Dios Protector!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 25 de octubre, 2025
“De dónde viene la ayuda”.
“Entonces, aunque quiero hacer el bien, descubro esta ley: que el mal está en mí. Porque, según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero encuentro que hay otra ley en mis miembros, la cual se rebela contra la ley de mi mente y me tiene cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. Romanos 7:21-23.
No sé si te ha pasado que al encontrarte bajo presión haces promesas que en otras circunstancias no harías. Cuando las presiones surgen en la familia, nos comprometemos a pasar más tiempo con ellos. Cuando tienen que ver con nuestra salud, prometemos que vamos a hacer ejercicio y a comer más saludable, incluso estamos dispuestos a renunciar a los ¡chocolates! En lo espiritual, es más de lo mismo… Te pregunto, ¿realmente cumplimos esas promesas? Si los hacemos, ¿por cuánto tiempo? Creo saber la respuesta.
El problema no son las promesas, de acuerdo con lo que dice la Palabra de Dios, el problema está en nuestro interior. Dentro de nosotros conviven dos naturalezas: la natural o carnal que está propensa a hacer las cosas que desagradan a Dios, y la naturaleza espiritual donde habita el Espíritu Santo que nos lleva a hacer la voluntad de Dios. Esa es la lucha que describe el apóstol Pablo en Romanos 7.
Entonces, qué hacer, de dónde viene la ayuda. Jesús dijo que nos convenía que Él ascendiera a los cielos para que el Espíritu Santo viniera a vivir en nosotros para siempre. ¡Él es nuestro Ayudador! En Juan 14:17 leemos: “Estará ‘en’ nosotros”. El mismo Espíritu que ungió a Jesús, que lo capacitó para ser vencedor sobre las tentaciones y le dio dominio propio, ahora nos ayudará a inclinar nuestro corazón hacia el bien.
Pero Él no trabaja solo, lo hace “con” nosotros; se trata de una coparticipación. Debemos buscar su ayuda y someternos a Él, entonces nos dará poder para alinear nuestra voluntad con la de Dios y producirá en nosotros el fruto de la templanza y el dominio propio. Allí está la clave.
Permite que el Espíritu Santo sea tu Ayudador. Recurre a Él cuando luches con tu vieja naturaleza. Él puede producir el “querer como el hacer” lo bueno. No lo intentes solo. Recuerda: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu…” Zacarías 4:6.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 24 de octubre, 2025
“Jehová-Asá”
“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” Isaías 44:2.
Dios no se apartó del mundo después que lo creó. Es una herejía pensar que Dios dejó funcionando al mundo y lo abandonó completamente. En la Biblia podemos leer muchísimos pasajes que hablan de la intervención permanente de Dios y como está llevando a cabo sus planes.
Sin embargo, cuando Israel era disciplinado por sus pecados, pensaban que Dios los olvidaría para siempre, que ya no tendrían oportunidad de recuperar lo perdido. ¡Pero Dios nunca abandona a su pueblo! Y se lo hizo saber a través del profeta Isaías. Si Israel se humillaba y se alejaba de sus malos caminos Dios actuaría con misericordia, gracia y perdón porque era su “Hacedor”.
La palabra hebrea para Hacedor es Asá, que significa: “El que actúa, administra, aprovecha, cambia, concede, construye, dispone, consuma, ejecuta, crea, cumple, designa, favorece, que se ocupa, ordena, el que trabaja con sus manos”. ¡Wow! ¡Que Dios tan activo tenemos! No hay nada que Él no pueda hacer.
La palabra “Asá” está acompañada por la palabra “Formador”, que en el original hebreo significa “moldear; dar forma como el alfarero; determinar; forjar, idear, labrar”. Observa que Isaías dice que Él es nuestro Formador desde el vientre de nuestra madre. Él nos dio características especiales que nos hacen únicos para su gloria. Y no solamente en el aspecto físico, sino también en nuestra personalidad. Nos creó con un propósito y ha intervenido siempre para que sus planes se cumplan en nosotros.
No creas que estamos terminados ni mucho menos. Como el Alfarero, Dios nos sigue formando momento a momento. Puede ser que en este mismo instante esté usando situaciones complejas, difíciles de entender, pero Él sabe exactamente lo que está haciendo, y siempre es bueno. No te ha abandonado.
Dios conoce tu situación y quiere ayudarte. Da lugar a su amor, cuidado, fuerza y visión renovada. ¡Él es tu Hacedor y Formador! Por eso, aplica lo que dice Isaías a tu corazón: ¡No temas, porque Él te ha escogido y cumplirá lo que ha planeado para ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 23 de octubre, 2025
“¿Maestro y Señor, o Señor y Maestro?”
“Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. Juan 13:13-14.
Jesús y los discípulos estaban reunimos para celebrar la Pascua y nadie dio el primer paso para lavar los pies de los demás como era costumbre. A Simón el celote no lo movieron sus fuertes impulsos. Tomás estaba dudando si hacerlo era conveniente. Judas estaba haciendo cálculos para ahorrar agua. Juan pensaba en recostarse sobre el pecho de Jesús bien lejos de sus pies, y Pedro tal vez estaría pensando que él no era el sirviente de nadie. Mientras se miraban unos a otros, Jesús tomó el lebrillo, la toalla y comenzó a hacer el trabajo sucio.
Después de terminar su lección objetiva, Jesús los miró a todos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro…”. ¡Jesús cambió el orden de las palabras! Fue como decirles: “Ustedes me llaman Maestro y Señor y es verdad, porque lo soy, pero el orden es incorrecto. Ustedes siempre esperan que les enseñe lo que deben hacer, que les dé explicaciones del por qué deben servir. A ustedes les encantan mis enseñanzas, pero parece que no las ponen en práctica. Pues sepan que primero soy su Señor y después su Maestro. Primero les digo lo que deben hacer y después, si lo creo conveniente, les doy las explicaciones. Si son mis discípulos deben ser hacedores de la Palabra más que oidores. Si yo, el Señor y Maestro, les he servido, ustedes deben hacerlo también en obediencia a mi mandato”.
Esta enseñanza sigue siendo tan cierta como en esos días. Cada hijo de Dios debe tener claro que Él sigue siendo primero Señor y después Maestro. Un verdadero discípulo obedece a todo lo que Jesús le mande. Si Él dijo que debemos “amarnos unos a otros”, no hay excepciones. Si dijo: “Amarás al Señor tu Dios de todo corazón”, esto no significa amar más las cosas materiales que a Dios. Si dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”, no podemos alterar el orden. Y si dijo que debemos perdonar a todo aquel que nos ofenda, no debemos esperar que primero nos explique por qué.
Te pregunto, ¿qué lugar ocupa el Señor en tu vida? ¿Es tu Señor? ¿Le obedeces sin cuestionamientos, quejas, o reproches? Cuando le hemos rendido todo nuestro ser al Rey de reyes y Señor de señores, nuestra voluntad debe estar sometida a Él. El Señor mismo nos enseñó que aun en las peores circunstancias debemos responder: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 22 de octubre, 2025
“Dios hace cosas tremendas”
“Será cosa tremenda la que yo haré contigo”. Éxodo 34:10b.
Dios hace la diferencia a través de las personas que están dispuestas a creerle y obedecerle. No importa el trasfondo que tengan, su estatus social, nivel económico, profesión. Cuando Dios toma a la persona que quiere usar, hace “cosas tremendas” a través de ella.
Así fue como sucedió con Moisés. Cuando Dios se le apareció en una llama de fuego en medio de una zarza, era un fugitivo de la justicia egipcia, un llanero solitario despreciado por su pueblo, acomplejado por su carácter y forma de hablar, miedoso al extremo. Sin embargo, Dios vio algo en él que nadie veía, ni siquiera el mismo pastor de las ovejas de Jetro.
El Señor lo llama para liberar a su pueblo y, a pesar de su resistencia inicial, creyó que Él libertaria a su pueblo y le obedece. Dios no lo envió solo con promesas sino con evidencia de su poder, con milagros persuasivos que movilizaron el corazón de toda una nación. Cuando la situación se puso difícil al comienzo del viaje a Canaán, Dios le dijo lo que tenía pensado hacer a través de él: “Será cosa tremenda la que yo haré contigo”.
A pesar de su resistencia inicial, Moisés obedeció y Dios lo respaldó haciendo muchos milagros que tocarían el corazón de toda una nación. Dios hizo una cosa tremenda. La expresión “cosa tremenda” en hebreo corresponde a la palabra yaré, que significa “que produce temor, reverencia, susto; asombro, atemorizar; algo estupendo, formidable, maravilloso”.
Dios hizo “cosas tremendas” a través de Moisés y continúa haciéndolas a través de aquellos que están dispuestos a creer y obedecer. Dios busca personas que digan “pronto estoy” (Ro. 1:15), que se sometan a su dirección, que escuchen su voz y respondan con valentía a su llamado.
Este mundo en caos necesita hombres y mujeres que no teman a las provocaciones del enemigo y que hagan evidente el poder de Dios a través de sus vidas para que muchos se rindan a Cristo.
Todo comienza con un llamado de Dios. Algunos responden a una zarza ardiendo, otros a un devocional.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 21 de octubre, 2025
“Plenamente convencido”
“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Romanos 4:20-21.
¿Hasta cuánto tiempo estás dispuesto a esperar por el cumplimiento de una promesa de Dios? Tal vez te parezca demasiado una semana o un mes, pero tenemos el ejemplo de un hombre que supo esperar… ¡hasta los cien años! Creo que ya sabes que estamos hablando de Abraham, el padre de la fe.
Abraham nunca “dudó por incredulidad”. Puede ser que haya dudado acerca del momento, de las formas, incluso alguna vez dudó si Sara sería la madre del hijo que Dios le había prometido, pero nunca pensó que Dios no cumpliría lo que le había dicho. Luchó “esperanza contra esperanza” hasta ver el cumplimiento.
¿Cuál fue el secreto de Abraham para permanecer firme tantos años? El apóstol Pablo nos da la respuesta: Estaba “plenamente convencido”. Esta frase corresponde a una sola palabra griega, pleroforéo, que significa “completamente seguro, ciertísimo; sin espacio para la duda”. Se refiere a una persona que después de haber analizado la situación, ha llegado a la conclusión que no hay manera de que no suceda lo esperado porque todas las evidencias están a su favor.
A través de los años de espera, Abraham fue conociendo más y más a Dios. Cuanto más se acercaba a Él, más crecía su fe. Tuvo que pasar momentos difíciles en su viaje de Ur a Canaán, perdiendo a su padre y dejando a su familia en Harán. Tuvo varios sustos en Canaán, Egipto y la tierra de los filisteos, pero siempre vio la mano poderosa de Dios obrando sobre su vida, familia y posesiones. Sus experiencias con Dios afirmaron su fe. Sabía que cuando Él promete algo lo cumple sí o sí.
Entre otras cosas, aprendemos de la historia de Abraham que si nos hemos encontrado con Dios y Él nos ha dado una promesa, debemos esperar pacientemente su cumplimiento. Nuestra confianza debe estar puesta en Aquel que habló a nuestro corazón.
¿Qué promesas te hizo Dios? ¿Estás plenamente convencido de que Él nunca falla? ¿Crees que Él ha fijado un tiempo para el cumplimiento de las promesas que te hizo y que nada ni nadie pueden cambiar esto? Si nos ocupamos de conocer más a Dios nuestra fe se desarrollará y en consecuencia estaremos preparados y esperando con expectativas lo que el Señor hará.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 20 de octubre, 2021
“Compasión inalterable”
“¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel?... Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión”. Oseas 11:8.
Durante el ministerio del profeta Oseas, la nación de Israel estaba apartada de Dios, volcada a la idolatría y dirigida por líderes corruptos. Si pudiéramos resumir en una palabra la condición del corazón del pueblo sería rebeldía. Sin embargo, ni siquiera en ese estado Dios dejó de amar a su pueblo.
Cada vez que leo el capítulo 11 de Oseas me impacta la descripción que Dios hace de su amor incondicional. Él se coloca en su posición de Padre y dice: “Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí” (v. 2). A pesar de su incipiente rebeldía, “le enseñaba a andar… tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba” (v. 3). Cuando tenían hambre, “puse delante de ellos la comida” (v. 4). Sin embargo, una y otra vez sus hijos le daban la espalda. ¿Qué más hacer con un pueblo que parecía no tener remedio?
Pero Dios nunca se da por vencido. Él usa la expresión “se inflama toda mi compasión” para que podamos entender lo que impulsa su amor. La palabra hebrea para “inflamar” es kamár que significa “estar profundamente afectado por la pasión, conmoverse”. Cuando su pueblo se apartaba de Él, su compasión no le permitía quedarse quieto mientras veía cómo sufría por sus malas decisiones. A pesar de todo, siempre actuó a favor de su pueblo. ¡Qué inmenso amor!
El amor del Padre Celestial es eterno, infinito e inalterable. Dios sigue amando con la misma pasión y actuando con la misma compasión a pesar de nuestra rebeldía y rechazo. Él nos sigue llamando porque quiere relacionarse con nosotros cada día. Sigue proveyendo para nuestras necesidades, nos sigue consolando en momentos difíciles, nos tiende su mano bondadosa cuando caemos y nos toma entre sus brazos ofreciéndonos su tierno cuidado.
¿Cómo es posible estar indiferentes a ese amor? Como verdaderos hijos de Dios debemos corresponderle dándole gracias, alabándole, adorándole y profundizando nuestra relación con Él.
Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Romanos 8:38-39.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 19 de actubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Plata afinada"
"Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata". Salmo 66:10
Muchas veces Dios considera necesario hacernos pasar por diversas pruebas para cumplir algunos propósitos en nuestra vida. La palabra probar en hebreo es bajan y hace referencia a testear metales, investigar, escudriñar o examinar. Si lo pensamos bien, Dios no necesita una prueba para saber cómo estamos, pero nosotros sí.
Dice su Palabra que Él nos afina como a la plata. La palabra “afinar” en hebreo también significa fundir, acrisolar, limpiar; describe el proceso de purificación que lleva a cabo un refinador, calentando el metal y sacando las impurezas que tuviera. En el caso de la plata, cuando se extrae de las minas está llena de escoria que hay que purificar (ver Proverbios 25:4).
La plata es preciada y tiene mayor valor cuanto más se purifica. Los antiguos herreros que trabajaban este metal, decían que la plata estaba purificada y lista para ser sacada del crisol cuando podían ver su rostro reflejado en ella. Creo que ya sabes hacia dónde va la aplicación de esta enseñanza. ¡Exacto! Hasta que nuestro carácter no refleje a Cristo no pasamos la prueba.
Entonces, si al atravesar la primera prueba dejamos de lado la fe en el Señor, hemos fallado el test. Seguramente, y por la misericordia de Dios, nos conceda una segunda oportunidad para terminar la obra que había empezado.
Si hay impurezas que sacar, habrá pruebas que atravesar. Pero debemos saber que Dios nunca nos deja solos en medio de esas presiones. Él está a nuestro lado mientras nos perfecciona y nos capacita para ser vencedores.
En cada prueba somos transformados para parecernos más a Cristo. Pablo dice en 2 Corintios 3:18 que miramos al Señor con la cara descubierta para ser transformados de gloria en gloria.
¿Estás pasando por una prueba severa? ¿Todavía no sabes cuándo terminará? No te concentres solo en las circunstancias, sino en el proceso. El Señor ya preparó la salida y tú podrás honrarle con la transformación que se lleve a cabo en tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 18 de octubre, 2025
“Seguros en un mundo inestable”
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33.
Vivimos en tiempos de mucha incertidumbre. La paz mundial se resquebraja, la salud sigue siendo un tema de preocupación, la economía se tambalea y las preocupaciones por el futuro se acrecientan. Pero hay un pueblo que tiene paz a pesar de las circunstancias porque sabe que la historia la escribe Aquel que reina desde la eternidad hasta la eternidad, en cuyas manos está el destino de todas las cosas. Ese es el pueblo de Dios que ha sido preparado para esta hora.
Sabíamos desde hace mucho tiempo que vendrían “guerras, rumores de guerra”, que “se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mt. 24:6,7), pero Jesús nos dijo que cuando estas cosas comenzaran a suceder, debíamos levantar nuestros ojos al cielo porque de allí vendría nuestra salvación. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” (Lucas 21:28).
Nuestro futuro no depende de lo que digan o hagan los líderes mundiales, ni de los pronósticos de los economistas. Nuestro futuro está definido desde la eternidad. Nuestra vida está controlada por Aquel que tiene contado “aun los cabellos de nuestra cabeza…” (Lucas 12:7a), y quien es la Fuente de nuestro sustento. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19).
Cuando nuestra alma comience a ser afectada por la angustia, ansiedad o temor, debemos poner nuestras cargas a los pies del Señor y permitir que su paz inunde nuestra alma. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:27).
Eres parte del pueblo adquirido por Dios que descansa en su cuidado y manifiesta al mundo en crisis que solo hay esperanza y paz en Aquel que murió para salvarnos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 17 de octubre, 2025
“La Roca de nuestro corazón”
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25-26.
Nuestros sentimientos pueden ser inestables. El fin de semana estamos llenos de gozo y un día después comenzamos a escuchar las noticias, intervenimos en alguna conversación poco amable, somos testigos de las injusticias que ocurren a nuestro alrededor y comenzamos a desestabilizarnos emocionalmente. Le pasó al levita Asaf y lo describe muy bien en este salmo.
Sabemos de la maldad en el mundo por causa del pecado, conocemos como actúa el diablo, somos conscientes de la debilidad humana y la inclinación a hacer lo malo, pero cuando nos toca de cerca, nuestros sentimientos parecen dominar nuestra mente y ya no pensamos claramente. “Nuestra carne y corazón desfallecen”. Cuando algo así nos sucede, debemos actuar con urgencia. ¿Qué hacer entonces?
El salmista lo expresa claramente en el v.17: “Hasta que entrando en el santuario de Dios...” ¡Esa es la respuesta! El santuario ya no se trata de un lugar físico porque ahora somos el templo del Espíritu Santo, eso significa que podemos encontrarnos con el Señor en cualquier lugar y a cualquier hora. Por lo tanto, en los momentos en que nos sentimos desfallecer, debemos correr a la presencia del Señor.
Lo que Dios hace en nuestro interior es afirmar nuestro corazón recordándonos su Palabra. Trae a nuestra memoria sus promesas, no recuerda que Él sigue sentado en su trono y nada está fuera de su control. Él es “la roca de nuestro corazón”.
Es asombroso ver cuánto bien le hizo a Asaf la visita a la casa del Señor. Renovó su confianza y le dio entendimiento y perspectiva eterna. “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza” (v.28).
Cuando la maldad parece tomar control y nuestro ánimo decae, debemos recordar a Quién tenemos de nuestra parte: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?”. Si levantamos nuestra mirada sabremos que no hay nada más alto que el Altísimo, que todo lo ve, que todo sabe y que tiene todo poder para guardarnos seguros en el hueco de su mano.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 16 de octubre, 2025
“Cartas de Cristo”
“Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. 2 Corintios 3:3.
Cada creyente es como una “carta” (epístola en griego) de Cristo, escrita por el Espíritu Santo en su corazón. El mismo Espíritu que inspiró las Escrituras es el que la aplica ahora en el corazón de cada creyente. Eso significa que a través de nuestro carácter, palabras y conducta manifestamos la Palabra de Dios. ¡Somos una Biblia abierta a los demás!
Recordemos, por ejemplo, la epístola a los Romanos. Allí habla de la salvación por la fe, del gozo de una relación profunda con Dios, la transformación diaria de nuestro entendimiento, la conducta irreprensible del creyente, la comunión manifestada por el verdadero amor… Cuando alguien lee esa carta, debe ver lo mismo en nuestra vida. Pablo dice que somos cartas de Cristo “conocidas y leídas por todos los hombres” (v. 2).
Simbólicamente hablando, si hoy Cristo quisiera enviarle una carta a alguien que está pasando momentos difíciles, ¿cómo lo haría? A través de nosotros. Si el Señor quisiera enviarle un mensaje de amor y fe a un enfermo, ¿no lo haría a través de nosotros que somos sus cartas abiertas? Si quisiera enviar un texto a alguien que está perdido y necesita ser salvo, obviamente lo haría a través de nosotros. Por supuesto, el mensaje que leen en la Biblia y ven en nuestra vida es el mismo. Nunca puede haber discrepancias. Quiera Dios que nunca lean un texto diferente al declarado en Su Palabra.
¿Qué versículos de la Biblia pueden ver en ti? ¿Son solo textos de justicia o también reflejan el amor y misericordia del Padre Celestial? ¿Manifiestan la gracia de Dios en tiempos de crisis? ¿Se evidencian palabras de verdad dichas en amor? ¿Pueden otros “leer” en nosotros sobre la paz de Jesús en medio de la desesperación?
Que el Señor nos ayude a ser una Biblia abierta al mundo que necesita una palabra de salvación, de fe, de esperanza, de amor, de gracia y misericordia. Que otros puedan “leer” a Cristo a través de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 15 de octubre, 2025
“No dejes de interceder”
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:18.
A través de este versículo Pablo nos exhorta a orar por los “santos”, es decir, por los hermanos en la fe que pueden estar pasando momentos muy difíciles. El apóstol dice que debemos hacer “súplicas” por ellos. Esta palabra en griego es déesis que significa “petición, rogativa, clamor a favor de otros”. Cuando llegamos a sentir como propias las necesidades de nuestros hermanos, no podemos dejar de orar hasta que el Señor responda.
A veces no sabemos cómo pedir, pero el Espíritu Santo lo hará a través de nosotros. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” (Romanos 8:26). ¡Qué tremenda ayuda! No estamos orando solos.
La oración intercesora nos ayuda a pensar menos en nosotros y a enfocarnos más en los demás, de esa manera podemos tener el mismo sentir de Cristo. “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. (Filipenses 2:4-5).
Corrie ten Boom, escritora y predicadora del siglo XIX, dijo en una oportunidad: "Nunca sabemos cómo Dios responderá nuestras oraciones, pero podemos esperar que Él nos involucre en su plan para la respuesta. Si somos verdaderos intercesores, debemos estar listos a participar en la obra de Dios en favor de las personas por quienes oramos".
Un día estaremos todos delante del trono celestial y sabremos exactamente la diferencia que hizo la oración unida y perseverante. ¡No dejes de interceder!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 14 de octubre, 2025
“El Señor atiende al humilde”
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos. Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:6-7a
David conocía a Dios porque tenía una relación personal y diaria con Él. Podía dar testimonio de su grandeza, pero también de sus intervenciones en los momentos difíciles de su vida. Dios sabe “atendernos” en medio de nuestras necesidades.
La palabra hebrea para “atender” es raá y significa “ver, considerar, levantar, proveer, visitar”. Nosotros usamos mucho esta palabra cuando necesitamos ayuda de un profesional médico o consejero. Decimos: “Hoy mi doctor me puede atender”, o por el contrario, “está ocupado, no me puede atender”. Por supuesto como humanos solo podemos estar en un lugar a la vez, sin embargo, Dios es omnipresente, está disponible para todos sus hijos al mismo tiempo.
El apóstol Pedro lo expresó de esta manera: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones”. (1 Pedro 3:12a). Dios está atento a cada una de nuestras palabras y con toda seguridad atenderá a nuestras súplicas, pero debemos ir a Él con humildad. En el Salmo leemos que “Dios atiende al humilde”, al que dejó su arrogancia y soberbia para someterse a Dios. El que es humilde está dispuesto a obedecer y a darle la gloria al Señor por todo lo que haga.
Por el contrario, el altivo, el orgulloso, el que se eleva por encima de los demás y hasta de Dios mismo, no es atendido por Él. El Señor lo “mira de lejos”, simplemente observa lo que hace, lo deja a su libre albedrio, con la esperanza de que su corazón cambie y decida acercarse a Él.
Cuando atravesamos momentos de angustia podemos ir a Dios con humildad para que nos fortalezca y renueve. El Señor nos atenderá siempre, en toda circunstancia nos mostrará su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 13 de octubre, 2025
“El Alfa y la Omega”
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” Apocalipsis 1:8.
Cuando Juan vio a Jesucristo glorificado mientras se encontraba en la isla de Patmos, cayó como muerto. Fue tremendamente impactado en espíritu, alma y cuerpo. En ese momento, el Señor se le reveló con un nuevo nombre: “El Alfa y la Omega”.
Alfa es la primera letra del alfabeto griego y Omega la última. Es como decir: “De la A a la Z”. Él es antes de todas las cosas y permanecerá más allá de lo que a este viejo mundo le pase. Si Jesús es el Alfa y la Omega, entonces tiene autoridad sobre todo lo que está en el medio de la primera y la última letra. Eso incluye los planes y propósitos para el futuro. Dios dirige los eventos históricos para que todo se cumpla como Él lo ha dispuesto. Hasta el mismo diablo está sujeto a su plan, ya que un día será lanzado al lago de fuego por la eternidad.
El azar no existe para Dios y se ríe de la suerte. ¿Quién puede contender con Jesucristo? ¿Hay alguien que pueda hacerlo desistir de su voluntad? ¿Podrán manipularlo para que cambie sus estándares? Él dirige la historia de la humanidad, pero también cada detalle de nuestra vida.
Jesucristo es “el que es y que era y que ha de venir”. Es el Hijo del Dios eterno y conoce todo lo que hay en cada corazón. Aun así nos ama y fue a la cruz por nosotros.
En el versículo mencionado, Jesús también se define como el “Todopoderoso”, en griego pantokrátor que significa “Gobernante de todo, que sostiene todas las cosas, Aquel que tiene todo en su mano”. Esta palabra solo se aplica al Señor. ¡Aleluya! Él lo sustenta todo. ¿No crees que estamos en las manos de Aquel que tiene todo bajo su control? ¿Acaso podemos pensar que nuestra situación es demasiado “complicada” para el Señor?
“Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” (Isaías 44:6). Pon tu confianza en tu Redentor y dale el control de toda tu vida. Él jamás te fallará.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 12 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"La Palabra de Dios no es negociable"
"Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios,
y delante de Dios, hablamos en Cristo." 2 Corintios 2:17
La palabra “medrar” en griego es kapeleuo y hace referencia al que se dedica a la reventa o a traficar; un comerciante al por menor de bagatelas; o un vendedor de cosas de poco valor. Esta palabra se usaba para referirse a la persona que trataba de conseguir ganancias por medios deshonestos. Además Pablo usa la palabra “falsificar”, que significa una burda imitación o una copia falsa, para referirse a los que adulteran la Palabra de Dios para obtener beneficios.
Los que medraban la Palabra no eran solo grandes predicadores, sino cualquier persona que había recibido el evangelio y lo había cambiado. No siempre el beneficio que se quería obtener era monetario, muchas veces buscaban tener una mejor posición social, laboral o ministerial. Otras para evitar burlas y desprecios de ciertos sectores sociales. Incluso para no ser expulsados de la familia por ir en contra de sus tradiciones. Así que, fuera cual fuera la motivación, quien parcializaba la verdad la estaba adulterando.
En contraste, los que seguimos fielmente el evangelio hablamos de Cristo con sinceridad. La palabra “sinceridad” está ligada a lo que es puro y libre de mezclas. Así es el creyente fiel, habla la verdad sin adulterarla.
Hoy somos presionados por la filosofía de esta cultura a modificar la verdad. Somos presionados por amigos y familiares para dejar de lado los principios cristianos y cambiar nuestra ética y moral. Compañeros de trabajo o de estudios muchas veces tratan de intimidarnos a través de burlas, amenazas y confrontaciones para que dejemos pasar muchas cosas que sabemos que a Dios no le agradan.
Sin embargo, somos llamados a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Aunque muchos cambien la verdad para su propio beneficio, nosotros no lo haremos. Hablaremos siempre con sinceridad de parte de Dios, conscientes de que un día daremos cuenta de nuestras acciones y palabras.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 11 de octubre, 2025
“Somos hijos adoptados”
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15.
Hay un punto de inflexión en nuestra vida que lo cambia todo para siempre y es el momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor. A partir de allí, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y somos declarados en el cielo hijos adoptados de Dios. Creo que a todos nos cuesta entender en plenitud el significado de ser un hijo de Dios.
La palabra griega para “adopción” es huiothesia, un término legal que significa “colocar como hijo, dar los mismos derechos legales que un hijo biológico”. Eso significa que cuando Dios nos adoptó, ¡recibimos los mismos privilegios que su Hijo Jesucristo! Wooowww…
Como el Padre ama a Jesús, nos ama a nosotros. ¡En serio! Él nos ama al máximo y no hay nada que podamos hacer para que nos ame más, ni nada que podamos dejar de hacer para que nos ame menos. ¡Su amor es inalterable!
Alguien dijo: “He visto muchos hijos biológicos abandonados por sus padres, pero nunca vi a un padre abandonar a un hijo adoptivo porque es un hijo buscado”. Así es el amor de Dios por nosotros. El Padre fue capaz de exponer a su Hijo Amado al sufrimiento de la cruz para que millones llegaran a ser sus hijos. Él nos buscó, nos llamó y nos adoptó.
A veces decaemos en la fe, manifestamos algunos signos de rebeldía, parece que la queja vence a la alabanza, y hasta tenemos algunas reacciones de infidelidad, sin embargo, ¡su amor es incondicional! “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Ti. 2:13).
Pero cuidado, que su amor sea incondicional y no cambie no significa que podemos dejar el camino de la santidad sin consecuencias. El infierno está lleno de personas que han sido amados por el Señor pero lo rechazaron y prefirieron seguir sus propios caminos. Nuestro destino eterno está siempre en nuestras manos, por eso Dios nos dio libre albedrio.
El Creador ha decidido que todo lo que es suyo sea también de sus hijos y que lo disfruten eternamente. Nos esperan cielo nuevo y tierra nueva para gobernar y administrar juntamente con Jesucristo. “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” (Ro. 8:17a). ¡Qué promesa maravillosa!
Levántate con la visión de hijo adoptado. Disfruta el amor de Dios para ti. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Jn. 3:1a)
Pastor Pablo Giovanini
Viernes 10 de octubre, 2025
“Cuando mi pie resbala”
“Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba.” Salmo 94:18.
Los que vivimos en New England sabemos lo que significa resbalarse. Estoy seguro que más de una vez hemos experimentado el efecto del hielo en nuestro cuerpo. Nos ponemos las mejores botas antideslizantes, nos agarramos de todo lo que podemos, caminamos como si fuéramos equilibristas, pero en un segundo terminamos en el suelo. Cuanto más confiados estamos, más probable es que nos resbalemos.
El salmista, en el v. 18, no dice “si yo resbalase” como una posibilidad remota. No, él está afirmando que hubo momentos en que su pie resbalaba. La palabra hebrea para “resbalar” es mot que significa “deslizarse, sacudir, caer, temblar, titubear”. Hum… creo que sabemos a qué se refería.
Tenemos claro que debemos permanecer firmes en el camino del Señor. Cuando descubrimos el sendero que nos conduce a la vida eterna y experimentamos la presencia de Dios, no queremos salirnos de este camino. Pero esto no significa que nunca vayamos a tropezar o resbalar. A veces ponemos nuestra mirada en otro lado, algunas dudas comienzan a infiltrarse en nuestra mente, la impaciencia nos juega una mala pasada, la autosuficiencia hace de las suyas y tropezamos en la fe.
Cuando éramos niños e íbamos de la mano de alguien que nos cuidaba, muchas veces tropezábamos pero no nos caíamos. Esa mano fuerte nos sostenía. Pero cuando corríamos por nuestra cuenta y tropezábamos, terminábamos con alguna herida. No es lo mismo resbalar solos que de la mano del Padre. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10). El salmista usa la misma palabra que usó Dios en Isaías: “Sustentado”. En hebreo es saád, que significa “sostener, respaldar, confirmar, confortar”.
Si pensabas que nunca ibas a resbalar pero pasó, Dios lo sabe. Sin embargo, Él no te dará la espalda sino que extenderá su mano para levantarte. No habrá reproches ni condenación. Te ofrecerá una vez más su perdón. Recuerda lo que dijo el salmista: “Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba”. Jamás decaen sus misericordias, al contrario, cada día se renuevan.
Revisa a qué está “aferrada tu mano”, si a las posesiones materiales, a promesas humanas, a personas, a recursos terrenales… o a Dios. Si estás fuertemente tomado de la mano del Señor, quizás resbales, pero nunca te dejará caído. “Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.” (Salmo 37:24). ¡Gracias Señor por sostenernos de tu mano!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 9 de octubre, 2025
“¿Difícil para Dios?”
“He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”. Jeremías 32:27.
Dios le dijo a Jeremías que Jerusalén no se iba a librar de los babilonios porque habían pecado y se olvidaron de Él, pero después de disciplinarlos los restauraría. Para certificar esa promesa Dios le pide a Jeremías que compre una heredad. El profeta quedó desconcertado y le dijo a Dios: “La ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella y que con arietes la atacan para tomarla. Por causa de la espada, del hambre y de la peste ha venido a suceder lo que dijiste que sucedería, ¡y ya lo estás viendo! ¡Señor, Señor! ¿Cómo pudiste decirme que compre para mí el terreno, y que lo pague ante testigos, si la ciudad va a caer en manos de los caldeos?” (vs. 24-25).
Entonces Dios le hace la pregunta que todos deberíamos escuchar cuando nos encontramos en dificultades: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”. La palabra “difícil” en hebreo es palá que significa “hacer algo distinguido, grande, maravilloso, especial, un milagro, cosa portentosa”. ¡Ese es nuestro Dios! Nada lo limita. ¿Cómo puede haber algo difícil para el Todopoderoso? ¡Nada que esté dentro de su voluntad dejará de cumplirse!
Cuando leemos la Palabra de Dios nuestra fe se nutre, madura, crece, se desarrolla. Entonces llegamos a creer que Dios todo lo puede. Victorias milagrosas, sanidades instantáneas, vidas transformadas, intervenciones sobrenaturales… Pregúntale a Lázaro, Sara, Elías, Pedro, Pablo, Josué, Gedeón y a millones de cristianos que experimentamos el poder de Dios por la fe.
Para el Señor no existen las palabras: difícil, imposible, desahuciado, irreparable, perdido. Lo que detiene sus obras maravillosas son: la incredulidad, la duda, el pecado, la rebeldía, la autosuficiencia. Pero cuando alguien se acerca a Dios con fe, se hace realidad lo que parecía imposible.
¿Qué hay de ti? ¿Todavía te parece que es difícil para Dios responder tú petición? ¿Crees que es imposible que cambie tu realidad? El Señor Jesús solo te pide que creas, que pongas toda tu confianza en Él. Todavía sigue diciéndonos: “Para los hombres esto es imposible; pero para Dios todo es posible.” (Mateo 19:26).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 8 de octubre, 2025
“Deléitate en el Señor”
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Salmo 37:4.
David, al final de sus días, nos aconseja por el Espíritu confiar de una manera práctica en Dios. En el Salmo 37 hay mucha sabiduría. La clave para una vida llena de gozo la encontramos en el versículo 4: Debemos aprender a deleitarnos en el Señor.
Deleitarse significa experimentar gran placer y gozo en la presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.
¿Te gozas en el Señor cuando te concede las peticiones de tu corazón o te deleitas antes de eso? ¿Disfrutas más las bendiciones de Dios o al Dios de las bendiciones? El consejo es muy claro: Deleitarse en el Señor es prioritario, lo demás viene por añadidura. Que Dios conceda los deseos de tu corazón es el resultado de una relación amorosa e íntima con Él.
Muchos de los salmos de David fueron escritos mientras se encontraba en el campo, el lugar en donde se encontraba a solas con Dios. Desde muchacho aprendió a disfrutar de esa intimidad especial con el Creador. Sus cantos y oraciones expresan los mayores deseos de su corazón: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).
Las peticiones de David siempre estaban de acuerdo con lo que había en el “corazón de Dios”. De hecho, Dios lo eligió como rey porque tenía esa particularidad: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo” (1 Samuel 13:14b). Indudablemente para tener su corazón hay que pasar tiempo en su presencia, anhelar esos encuentros.
El predicador y escritor Charles Spurgeon dijo sobre este versículo: “No pienses primero en los deseos de tu corazón, sino piensa primero en deleitarte en tu Dios. Si lo has aceptado como tu Señor, es tuyo; así que deléitate en él, y entonces te concederá los deseos de tu corazón”.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 7 de octubre, 2025
“Misericordia incomprensible”
“Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó.” Lucas 22:50.
No sé lo que tú crees, pero yo pienso que Pedro no quería cortarle la oreja al siervo del sacerdote, ¡quería matarlo! Le apuntó a la cabeza y erró. No veo al pescador con habilidades de espadachín, pero cuando se enfrentó a una situación de peligro, reaccionó sin pensarlo demasiado.
Juan fue sumamente preciso al describir la situación: “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.” (Juan 18:10). ¡Fueron momentos imposibles de olvidar!
Sospecho que el siervo del sacerdote fue impactado por el milagro. Debe haber pensado: ¿Cómo es posible que Jesús, a quien fuimos a arrestar, se ocupara de sanar mi herida? ¿Por qué pensó en mi situación en lugar de salir corriendo como lo hicieron los discípulos? Acaso, ¿yo no era un enemigo para Él?
La única respuesta es el amor de Jesús. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:8,10). El Señor fue a la cruz por todos. Por Pedro, por Juan, por su madre María, por Malco, por los soldados romanos, por ti y por mí para salvarnos y darnos vida eterna.
No sabemos nada más de Malco. ¿Habrá aceptado a Jesús como su Salvador? ¿O se habrá burlado de Él en el sanedrín? ¿Se habrá arrepentido de sus pecados? Muchos piensan que si después de este incidente no se lo menciona más, ni siquiera en la tradición judía, no llegó a ser cristiano. Puede ser. Actualmente hay muchos “Malcos” que también fueron sanados y tocados milagrosamente por el Señor y sin embargo siguen indiferentes a Jesús.
El Señor sigue actuando con misericordia, pero no son sus intervenciones poderosas las que salvan. La salvación es el resultado de reconocer que somos pecadores, arrepentirnos de haber fallado a Dios y aceptar que el único que puede perdonarnos y darnos una vida nueva es Jesús. Entonces podremos decir como Jeremías: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 6 de octubre, 2025
“La imaginación del corazón”
“Antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres… Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:14,24.
Me impacta mucho la vida de Jeremías, un siervo que mantuvo firmes sus convicciones aún bajo las peores presiones. Dios lo levantó como profeta para llamar al arrepentimiento a Israel. Lo triste fue que nunca vio conversiones genuinas, más bien parecía que sus hermanos cada vez cerraban más su corazón.
Israel había abandonado a Dios y se había vuelto a los dioses de los pueblos vecinos porque seguía la “imaginación de su corazón”. Jeremías usa muchas veces esta expresión (Jeremías 9:14; 11:8; 13:10; 16:12). La palabra imaginación en hebreo es sherirút y significa “pensamiento torcido, obstinado, imaginar torcidamente, con dureza”. Esto indica que sacamos malas conclusiones cuando tenemos ideas torcidas.
Los israelitas querían seguir sus propios deseos, por lo tanto “acomodaban” a Dios según los parámetros de las culturas paganas. “Si los baales dicen que podemos hacer nuestra vida y después entregarle alguna ofenda para contentarlos, entonces Dios debe ser igual”. “Si Asera dice que se puede fornicar, entonces Dios debe pensar lo mismo”. “Si Moloc dice que podemos sacrificar a nuestros hijos para que nos vaya bien, seguramente a Dios no le parecerá mal”. Ya sabes cuáles fueron las consecuencias de seguir sus “imaginaciones”.
Dios fue claro en el segundo mandamiento cuando escribió con su dedo en piedra: “No te harás imagen”. Pero no solo imágenes de piedra, madera o metal, también imágenes mentales distorsionadas que nos pueden llevar a acomodar la Palabra de Dios según nuestra conveniencia.
Quebramos el segundo mandamiento cuando no vamos a la Palabra para conocer Quién es Él exactamente. Por eso Dios mismo le dice a Jeremías que lo que más anhela es que su pueblo pueda alabarse por “entenderlo y conocerlo”.
Para no tener una relación distorsionada con Dios necesitamos leer la Biblia, la única revelación escrita para todas las razas, culturas, lenguajes y épocas. Ella nos mostrará a Jesucristo, la imagen perfecta del Dios invisible y descubriremos cómo tener una relación verdadera con el Padre Celestial.
Te animo a tomar tiempo para leer la Biblia completa, descubrir a Dios en todas sus facetas: Amor, justicia, santidad, misericordia, gracia, soberanía, compasión, perdón, y poder experimentarlo todos los días de tu vida. Cuando el Dios verdadero se apodera de tu corazón, la pasión por conocerlo crece y el gozo de experimentarlo serán indescriptibles.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 5 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"El propósito de su espera"
"Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios". 2 Crónicas 33:12-13
El rey que más años duró en el trono de Israel fue el peor rey que tuvo en toda su historia. ¡Qué paradoja! Manasés reinó 55 años y Dios dice que no hubo otro rey tan pecador como él. Sin embargo, ¡le permitió vivir más años que a otros reyes que fueron fieles, respetados y consagrados! ¿Por qué? La respuesta está en el corazón de Dios. Él no quería que este hombre se perdiera eternamente en el infierno y le estaba dando más oportunidades para arrepentirse.
Además de hablarle al corazón, Dios le envió mensajeros y profetas a los que despreció, rechazó y enjuició injustamente. Pero finalmente, el Señor permitió que los asirios lo llevaran cautivo por un tiempo a Babilonia, y recién en ese momento reconoció todos sus pecados, le pidió perdón a Dios y pudo volver a Jerusalén para corregir todo el mal que había hecho.
¡Qué maravillosa es la misericordia de Dios! Mientras nosotros lo hubiéramos ajusticiado en los primeros años de su reinado, Dios siguió dándole oportunidades para que se arrepintiera. En la eternidad, cuando todos los hijos de Dios estemos reunidos en su presencia, allí estará Manasés.
El corazón del Señor sigue siendo el mismo, no cambia, su amor y misericordia no tienen fin. Si todavía no ha venido a buscar a su Iglesia es porque está esperando que muchos se arrepientan. Si todavía la persona que más dolor te causa sigue viva y aparentemente feliz, es porque Dios no quiere que se pierda (ver 2 Pedro 3:9). Sin embargo, su justicia sigue activa; el Señor está buscando arrepentimiento o evidencias para el día del juicio.
¿Cómo estás viendo a las personas que no buscan tu bien? ¿Y a tus parientes que se burlan porque eres cristiano? ¿O a los compañeros de trabajo que “te hacen la guerra”? El deseo de Dios es que sean salvos.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 4 de octubre, 2025
“Movidos por el Espíritu”
“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo.” Lucas 2:25-27.
Simeón era distinto a los demás. Sus palabras, actitudes y acciones reflejaban algo sobrenatural en él. Lucas nos dice exactamente de qué se trataba: “El Espíritu Santo estaba sobre él”.
Este hombre tenía una relación estrecha con el Espíritu Santo. Su conducta manifestaba justicia y piedad, pero también esperanza. Sabía que si alguien podía cambiar el rumbo pecaminoso del pueblo era el Ungido de Dios, el Mesías esperado por tantos años. En uno de sus tiempos de oración diaria escuchó la voz de Dios diciéndole que iba a ver con sus propios ojos la llegada del Salvador. ¡Qué relación tan estrecha con Dios!
Esa relación no era teórica sino que se evidenciaba en sus acciones. Simeón era obediente a la voz de Dios. Cuando José y María llevaron al bebé Jesús al templo para dedicarlo, él supo que debía ir urgentemente, fue “movido” por el Espíritu. Al llegar, supo que estaba en presencia del Hijo de Dios y mientras lo sostenía en sus brazos, no solo lo bendijo sino que el mismo Espíritu Santo le dio una palabra profética acerca de la obra redentora que llevaría a cabo el Mesías.
Esta historia es un ejemplo de lo que el Espíritu de Dios hace en los que tienen una relación estrecha con Él. Jesús es el ejemplo perfecto de esa relación. Toda su obra fue hecha impulsado por el Espíritu Santo. Él se “despojó” de toda su gloria para actuar bajo el poder del Espíritu. Entonces, si el Espíritu Santo actuó con poder en Jesús, también lo hará en nosotros.
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. (Juan 16:7). Ahora el Espíritu de Dios habita en todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador. Pero no solo vino para morar, sino a estar activo en nuestra vida cada día.
El propósito de Dios para cada uno de sus hijos es que nos rindamos al gobierno del Espíritu Santo. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." (Gálatas 5:25). En otras palabras, si él vive en ti, ¡deja que te dirija!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 3 de octubre, 2025
“En el día de conflicto”
“Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda.” Salmo 20:1.
Hay días más difíciles que otros, hay momentos en que el mismo diablo parece haber concentrado todos sus ataques sobre nosotros, nuestra familia, trabajo, iglesia, incluso usando a las personas que menos podríamos imaginar. David lo llama el día de “conflicto”. Esta palabra en hebreo es tsará que significa “aprieto, problema, aflicción, angustia, calamidad, tribulación, ataque de un rival”.
Los días de conflicto nos llegan a todos, a veces inesperadamente, otras veces los vemos venir. Sin embargo, si tenemos un corazón como el de David sabremos recurrir al Señor, el único que nos “defiende”. Otra palabra interesante. En hebreo es sagáb que significa “estar elevado, inaccesible, seguro, fuerte; enaltecer, engrandecer, exaltar, levantar.” ¡Wow! ¿Todo eso hace Dios cuando nos defiende? Es mucho más que hacerse cargo del conflicto, el Señor nos pone en alto, en Él estamos seguros y su nombre es exaltado. ¡Aleluya!
Es tremendo cómo Dios transforma un día de conflicto en día de victoria y celebración. Lo que podría destruirnos Dios lo usa para que crezcamos, lo conozcamos más y tengamos más motivos para dar gracias y alabarlo.
Por favor, toma unos minutos más y lee todo el salmo. Parece que el mismo David estuviera orando por nosotros. Él le pide a Dios que nos envíe ayuda (v. 20), que cumpla los deseos de nuestro corazón (v. 4), que nos alegremos en su salvación y conceda todas nuestras peticiones (v. 5). Si tu corazón está conectado con el de Dios, entonces todos tus deseos serán los mismos que los suyos y verás respuestas a tus peticiones porque estarán de acuerdo con su voluntad.
Además, en el v. 8 vemos que hay una gran diferencia entre los que confían en Dios y los que solo lo hacen en sus propios recursos. Cuando tropiezan, no se pueden levantar. Pero el que está sostenido por la mano poderosa de Dios, ¡siempre se levanta! “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie”.
¡Bendito sea Dios nuestro Ayudador!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 2 de octubre, 2025
“Preparar nuestros caminos”
“Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.” 2 Crónicas 27:6.
Tal vez no conozcas mucho la vida del Jotam porque fue un rey de bajo perfil. No buscó glorias humanas ni trató de hacerse de un nombre, pero el registro bíblico nos dice que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”. Eso es lo que cuenta para Dios.
El comienzo de su reinado estuvo marcado por mucho dolor, temor e incertidumbre. Su padre Uzías, había sido un prolífico rey de mucha fama y renombre, pero cometió un pecado terrible ante los ojos de Dios. Su orgullo y soberbia lo llevaron a ofrecer incienso en el templo, algo que solo los sacerdotes podían hacer, y desde ese día quedó leproso hasta su muerte. Jotam vio con sus propios ojos lo que trajo la desobediencia de su padre y aprendió la lección.
Por eso Jotam “preparó sus caminos delante de Jehová su Dios” antes de comenzar a reinar. La palabra hebrea para “preparar” es kun que significa “estar erguido, recto; establecer, arreglar, afirmar, alistar, enderezar, ordenar, hacer seguro”. Esto es lo que tenía en mente el joven rey al presentarle sus caminos al Señor. Él eligió servir a Jehová como su único Dios y ajustó su vida a la Palabra.
Jotam “edificó la puerta mayor de la casa de Jehová” (v. 3). Los buenos reyes siempre se destacaron por reparar y preservar el templo. Dicen los eruditos que “la puerta mayor” era la entrada por donde pasaba el rey para ir a buscar a Dios. “Preparar el camino” fue literal, ese camino lo conectaba diariamente con la presencia de Dios.
El resultado fue que Dios lo hizo fuerte. Pudo edificar ciudades, construir fortalezas y torres que servían de ayuda en la agricultura y estrategia militar (vs. 3-4). También derrotó a todos los enemigos que le hicieron la guerra y debieron pagarle tributo (v. 5).
Así como hizo Jotam, nosotros también debemos preparar nuestros caminos delante de Dios tomando tiempo para orar, escuchar su voz, obedecerlo y actuar con fe.
¿Quieres victorias espirituales? Somete tu vida a Dios. Se debe preparar el camino antes de las batallas, no solo cuando llegan los momentos difíciles. Debemos estar preparados de antemano, para que al llegar los desafíos inesperados, tentaciones o circunstancias difíciles, dependamos de Dios. Nuestra fuerza viene de Dios. ¡Él es nuestra fortaleza!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 1 de octubre, 2025
“No estoy solo”
“He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Juan 16:32.
Los discípulos de Jesús, en momentos de crisis, solo pensaron en “sálvese quien pueda”. Todos habían afirmado que estarían dispuestos a dar la vida por su Maestro, pero cuando la presión fue fuerte, los compromisos se esfumaron.
Siempre hemos escuchado que los verdaderos amigos se ven en los momentos difíciles. Cuando el Señor no enfrentó dificultades los discípulos estuvieron a su lado y fueron sus fieles seguidores. Pero cuando comenzaron los verdaderos problemas, cuando debían velar una hora con Jesús en Getsemaní, enfrentar a la turba o dar su opinión ante el sanedrín, Jesús estaba solo, humanamente hablando.
El Hijo de Dios tenía claro que su hora había llegado y que nadie podía ayudarlo a redimir al ser humano, nadie podía tomar la cruz y morir por los pecados de la humanidad siendo el sustituto perfecto y sin pecado sino solo Él.
Sin embargo, esta situación de soledad de Jesús también tenía el propósito de manifestar al Hijo de Dios hecho hombre. Él entiende lo que nosotros sentimos porque experimentó dolor, sufrimiento, angustia, soledad. Cuando decimos “me quedé solo”, el Señor sabe lo que significa.
Jesús hace una declaración que debemos tener muy en cuenta: “No estoy solo, porque el Padre está conmigo”. ¡Qué tremenda verdad, no solo para Él sino para nosotros! Jesús nos mostró el camino al Padre, nos relacionó con Él, nos enseñó los beneficios de esa relación para que nosotros pudiéramos experimentar esa cercanía.
Muchas veces vamos a atravesar momentos difíciles que parecen conducirnos a la misma muerte. Jesús te entiende, Él lo pasó. Miramos a cada lado y no hay nadie que nos aliente, nadie que esté a nuestro lado… por lo menos visiblemente. En esas circunstancias es que toman un tremendo significado las palabras de Jesús: “¡No estoy solo, porque el Padre está conmigo!”
Nunca estás solo, sientas o no la presencia del Padre, Él ha prometido estar a tu lado siempre. “… He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Apocalipsis 28:20b.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 30 de septiembre, 2025
“La angustia de Dios”
“En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad”. Isaías 63:9.
Si no hubieras leído este versículo, no me creerías que Dios se angustia. ¿Cómo el Todopoderoso puede angustiarse? Lo cierto es que Isaías lo expresa claramente, pero debemos entender bien su significado.
Dios nunca se angustia por temor a lo desconocido, porque Él es omnisciente. No se angustia porque algún plan suyo peligre, porque es Soberano. No se angustia por la furia con la que actúa el diablo, porque Él es el único Rey. Su aflicción es el resultado de ver a sus hijos en angustia. La palabra hebrea para “angustia” es tsará y significa “aprieto, congoja, estar estrecho”. Lo que nosotros sentimos, también lo siente Dios. Él no está ajeno a lo que nos sucede, sabe de nuestros quebrantos y sufrimientos.
Pero Dios no solo sufre con nosotros, sino que se apresura a ayudarnos. Su misma naturaleza lo moviliza a actuar para protegernos como lo hace una gallina con sus polluelos. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro.” (Salmo 91:4).
Pensemos en todo lo que Dios hizo por nosotros para salvarnos de la angustia. “Nos redimió”, fuimos adoptados hijos suyos. Eso significa que le pertenecemos solo a Él.
“Nos trajo” hasta aquí. Él nos ha guiado hasta hoy. Puede ser que no veas con tus ojos físicos sus intervenciones, o que pases por alto esta verdad, pero indudablemente Dios ha movido personas y circunstancias para que hoy tengas una relación con Él.
“Nos levantó todos los días”. Hay momentos en que nos sentimos más en el piso que en las alturas, sin embargo, Él nos levanta. “No dejará para siempre caído al justo.” (Salmo 55:22b). Cada vez que tropezamos extiende su mano para levantarnos y ayudarnos a seguir la carrera que tenemos por delante.
Si comenzaste este día en angustia, tienes que saber que el Señor entiende perfectamente lo que estás sintiendo, y ha preparado una salida. Te levantará y te probará una vez más que te ama y sabe cuidar de ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 29 de septiembre, 2025
“Gustad y ved”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
David estaba en aprietos viviendo en medio de los filisteos cuando escapaba de Saúl pero pudo ver la salvación de Dios en medio de esas circunstancias. Dios lo había librado de todos sus temores porque había puesto su confianza en Él.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
“Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (Vs. 17-19)
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 28 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Guerreros tuertos"
Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel". 1 Samuel 11:2
Israel estaba sitiado por los amonitas y el pueblo creyó que no podrían vencerlos; entonces le dijeron a Nahas, el líder enemigo, que se rendirían si hacían una alianza pacífica con ellos. ¡Qué escena tan triste! Sus enemigos establecieron los términos de esa alianza: Quitarle a cada uno su ojo derecho.
¿Qué quería lograr con esto el enemigo? Por un lado, era una forma de humillar a Israel. Esa marca sería una señal para toda la vida de debilidad, vulnerabilidad y derrota. Por otro lado, los haría incapaces de pelear cualquier otra batalla cuerpo a cuerpo porque perderían visión y percepción de profundidad. Los guerreros siempre llevaban la espada en la mano derecha y el escudo en la izquierda. Durante un combate, al protegerse con el escudo se cubrían también el ojo izquierdo y veían a su enemigo con el derecho; así que si les faltaba el ojo derecho, al cubrirse con el escudo no verían nada.
Hay mucho simbolismo entre los adversarios de Israel y Satanás, el enemigo de Dios y de su pueblo. Es interesante notar que el nombre “Nahas” en el original hebreo significa “serpiente o víbora”. El diablo quiere avergonzarnos, que nos sintamos débiles y vulnerables, que seamos incapaces de pelear las batallas espirituales. Satanás tratará siempre de quitarnos la visión espiritual, que no veamos la manera en la que él se mueve. Por eso es importante mantener nuestros ojos puestos en Cristo (ver Hebreos 12:2).
Satanás es muy astuto y usará a personas para intimidarnos, avergonzarnos y desalentarnos. Manipulará todo lo que tenga a su alcance para que perdamos la fe. Pero sabiendo esto, debemos levantarnos y resistirle. El Espíritu Santo nos da poder para desarticular cada una de sus artimañas.
En el v. 11 leemos que el pueblo rechazó la propuesta, tomó las armas y derrotaron a los amonitas contundentemente. ¡Hay victoria en el Señor! ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 27 de septiembre, 2025
“Cree solamente”
“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. Lucas 8:50.
Jairo, un principal de la sinagoga, vino desesperado a Jesús. No era para menos, su hija de doce años estaba muriendo. Por su posición, seguramente contaba con los mejores médicos de la época, sin embargo, Jesús era su única esperanza. Al escuchar su pedido, el Señor aceptó ir a su casa.
Mientras iban de camino se encontraron con uno de los empleados de Jairo que le dijo: “Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro” (v. 49). ¿Molestia para Jesús? ¡Se nota que no le conocía! El Señor inmediatamente se acercó a este padre desesperado y le dijo: “No temas; cree solamente, y será salva”. La palabra “solamente” requiere especial atención. En griego es el adverbio mónon que proviene de otras palabras que significan “permanecer en una sola cosa, lo único, perseverar, persistir en una cosa”. En otras palabras, Jesús le dice: Solo ten fe y olvídate de lo que se dice por ahí.
Si decimos que confiamos en Jesús, espera que sea solamente en Él. No es Jesús y otras alternativas por las dudas. Nuestra confianza, seguridad y esperanza deben estar puestas solo en las manos del Señor. Jairo puso su fe en Cristo, pero en el camino los comentarios de sus amigos probaron su fe. Aparentemente, mientras había vida podían creer, pero una vez muerta la niña… No sabían que la muerte no era un problema para Aquel que es la “resurrección y la vida”. Si Jesús dijo que la niña sería salva, eso es lo que pasaría.
Cree solamente, sin añadir nada más. Jesús quiere que vayamos a Él con una fe no fingida como Pablo le dice a Timoteo. (2 Timoteo 1:5).
Cree solamente, sin preocuparte de lo que argumenten los que están a tu alrededor.
Cree solamente, como un niño. En cierta ocasión el Maestro puso en medio de sus discípulos a un niño como ejemplo de la fe genuina (Mateo 18:3). Para un niño, lo que Jesús dice lo cumple, y se mantendrá esperando la respuesta.
Cree solamente y luego adórale. Dale gracias de antemano por lo que hará. No temas, lo verás actuando de manera sobrenatural en tu necesidad. ¡Solamente cree!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 26 de septiembre, 2025
“Entresacar lo precioso de lo vil”
“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19.
Al igual que nosotros, Jeremías necesitaba someterse a Dios para ser santificado diariamente. Debía permitir que el Señor examinara cada área de su vida y lo transformara. Sin embargo, había una parte del proceso que era responsabilidad de Jeremías: Entresacar lo precioso de lo vil.
La palabra hebrea para entresacar es yatsá y significa “sacar afuera, arrojar, echar, quitar, quemar”. Era la palabra que se usaba para decir que debía sacarse la basura afuera de la casa y llevarla al lugar donde se quemaba. Si querías mantener tu casa en orden, limpia y sin malos olores había que sacar la basura diariamente.
Yo lo aprendí desde niño. Mi papá me había delegado la tarea de sacar todos los días la basura para que el camión municipal se la llevara. Si en casa había mal olor, yo sería el responsable.
¡Qué buena enseñanza para nuestra vida espiritual! Cada día debemos identificar lo que es “vil” y sacarlo de nuestra vida. En el original, vil es lo inservible, lo indigno, lo que no pasa la prueba de la santidad, lo que es vanidad. En contraste, lo “precioso” es lo valioso, lo que es de alta estima, aquello que trae crecimiento.
En Isaías 5:20 leemos: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo, que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz, que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”. Esta es la realidad en la que vivimos hoy. Cuando no se toma la Palabra de Dios como regla para definir lo que es bueno de lo que es malo, solo podemos esperar caos y sufrimiento. Por eso necesitamos que el Espíritu Santo nos enseñe diariamente a distinguir lo precioso de lo vil.
Cuando guardamos lo inservible en nuestra mente y corazón pronto comenzará a dar “mal olor”. Nuestras actitudes, palabras e intenciones lo evidenciarán. Por otro lado, debemos analizar las fuentes desde donde procede todo lo que vemos y escuchamos. Seamos claros. ¿Cuán “limpio” está nuestro celular y computadora de lo que es basura para nuestra alma? ¿En qué lugares y con quién compartimos nuestro tiempo?
Si encontramos algún vestigio de lo que es vil, debemos pedirle al Señor que nos purifique como lo hizo David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.” (Salmo 51:10). Sigue guardando en tu corazón lo que es precioso a los ojos de Dios, y no te olvides de sacar la basura diariamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 25 de septiembre, 2025
“Tengo todo lo que necesito”
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Eclesiastés 12:13
Entre los muchos propósitos que tiene el libro de Eclesiastés, uno de ellos es ayudarnos a entender que nunca nadie se sintió “realizado” por tener todo lo que deseaba. Salomón es el mejor ejemplo. Él se ocupó de satisfacer todos sus deseos. Tuvo caballos y carruajes de todo tipo y para todos los gustos. Comida en abundancia preparada por los mejores chefs. Levantó los edificios más modernos de la época. Incluso tenía tanto oro que ya no sabía qué hacer con él. Sin embargo, aun teniendo todo lo que deseaba, concluyó que: “Todo es vanidad”.
Entonces, ¿dónde está el secreto de la verdadera felicidad? El mismo Salomón nos da la respuesta: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos”. ¿En serio? ¿No es acaso lo primero que debemos hacer? Él mismo comenzó el libro de Proverbios diciendo: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Eso significa que Salomón, después de haber logrado tantas cosas, se dio en la vida un giro de 360º para quedarse exactamente en el comienzo: Temer a Dios y guardar sus mandamientos. Punto final. Se acabó el discurso. No hay nada más que agregar.
La palabra hebrea para “temer” es yaré, que significa “reverenciar, asombrarse, maravillarse, temible”. Debemos rendirnos ante Dios, hacerlo Señor y dueño de nuestra vida, darle gloria. Además, debemos “guardar sus mandamientos”. Hacer su voluntad debería ser nuestro mayor gozo.
Salomón nos recuerda que un día compareceremos ante el Señor para rendir cuentas de nuestra vida. “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Eclesiastés 12:14). Eso también debería hacernos pensar, y mucho. Salomón desperdició su vida, terminó alejado de Dios adorando a los ídolos de sus mujeres; aunque tal vez, y solo tal vez, este último pasaje de Eclesiastés nos indique que al final se arrepintió de haber malgastado su vida.
En vez de anhelar tantas cosas que creemos que nos harán felices, cambiemos por agradecimiento de lo que ya tenemos. ¡Tenemos al Dios más maravilloso que pudiera haber encontrado!” De Él viene todo lo que necesitamos en esta vida y por la eternidad. ¡Yo ya tengo todo lo que necesito! ¡Soy un bienaventurado! ¿Tú también?
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 24 de septiembre, 2025
"¿Hay algo más que esto?"
Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Hechos 8:27-28
El prominente funcionario de la reina de Etiopía había ido a Jerusalén. No había viajado por cuestiones diplomáticas, acuerdos políticos o tratados comerciales; su propósito era adorar a Dios. Y lo hizo en el maravilloso templo de Herodes, siempre admirado por su arquitectura y esplendor. Estuvo rodeado de toda la parafernalia religiosa, pero nada de eso suplió su necesidad espiritual, su corazón seguía vacío.
Cuando alguien se siente espiritualmente insatisfecho, suele preguntarse: “¿Esto es todo? ¿Hay algo más en la vida cristiana? ¿Y qué tal si…?” ¡Bendita insatisfacción! La única manera de experimentar todo lo que el Señor nos ha prometido es ir a Él y decirle: “Estoy listo Señor, dame más de ti”.
De regreso a su país, mientras este funcionario iba leyendo el pasaje de Isaías 53, alguien se acercó a su carruaje. Era el diácono Felipe que había sido guiado por el Espíritu Santo hasta ese lugar. Cuando le preguntó si sabía lo que estaba leyendo, la respuesta fue negativa. Claro, ningún judío le iba a decir que ese pasaje se refería a los sufrimientos de Jesús, pero Felipe estaba allí con el propósito de explicarle lo que Cristo había hecho. El impacto que produjo esa conversación en el eunuco fue tal, que allí mismo aceptó a Jesús como su Salvador, y al encontrar agua en el camino fue bautizado. ¡Había encontrado lo que necesitaba!
Hay mucha gente que se siente como este funcionario etíope, vacíos espiritualmente, pero interiormente saben que debe haber algo más, y que no se trata de lo que ellos puedan hacer. La única respuesta a esa necesidad es Cristo, pero no a través de un encuentro ocasional con Él, sino de una relación personal, profunda y experimental.
Y tú, ¿te preguntaste alguna vez si hay más? ¿Has pensado de qué se trata la vida abundante que el Señor te prometió? ¿Crees que la estás experimentando? Si eres de los que quieren más del Señor, entonces no te conformes, no te detengas, quita todas las barreras y comienza a buscarle sinceramente. Él te sorprenderá.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 23 de septiembre, 2025
“Tome aliento tu corazón”
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.” Salmo 31:24.
David termina este salmo animando a otros a encontrar lo que él había encontrado en Dios y les pide que no cedan al desaliento sino que pongan su confianza en la fidelidad, amor y justicia del Señor.
A través de las palabras de David sabemos que esperaba que Dios fuera su salvación, su guía, su redención, su protección, el que trajera liberación y renovara sus fuerzas. Por favor, lee todo el salmo y dime si muchas veces nuestras peticiones no son las mismas.
- “Sácame de la red que han escondido para mí” (v. 4).
- “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (v. 9).
- “Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido” (v. 10).
- “No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado” (v. 17).
El salmista nos exhorta a tomar “aliento”. Esta palabra en hebreo es amats que significa “estar alerta, mantenerse de pie con valor, esforzarse, hacerse fuerte, afirmar lo que hemos creído”. Este nuevo aliento que llega a nuestro corazón nos mueve a esperar con expectativas lo que Dios hará. No es una espera pasiva sino activa. Mientras esperamos su respuesta, vislumbramos lo que Dios está por hacer y seguimos hacia adelante.
¡De Él viene nuestra salvación! ¡Pronto la veremos!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 22 de septiembre, 2025
“Bendecidos por su presencia”
“Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.” 2 Samuel 6:11.
El arca de Jehová era también llamado el arca de la presencia de Dios. La construyó Moisés cuando hizo toda la obra del tabernáculo. Cuando Israel conquisto Canaán, en tiempos de Josué, el tabernáculo quedó situado en Silo y permaneció incluso hasta el tiempo del rey Saúl.
David sabía que el arca significaba contar con la misma presencia de Dios y se propuso traerla a Jerusalén donde estaba reinando. Pero la forma que usó para trasladarla no era la permitida por Dios, por lo que una de las personas que la cargaba murió fulminado por tocarla. Fue un día de temor y angustia y David decidió dejarla en la casa de Obed-edom.
El arca quedó en la casa de este levita y resultó que al poco tiempo comenzó a prosperar. Sus rebaños se multiplicaban, todo lo que sembraba crecía. Si lees su biografía sabrás que tenía muchos hijos y todos le servían a Dios. “Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael, el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom. Semaías hijo de Obed también tuvo hijos que fueron jefes de la familia de sus padres. Eran hombres muy valientes y esforzados… Todos estos eran descendientes de Obed Edom. Todos ellos, con sus hijos y hermanos, eran sesenta y dos hombres robustos y fuertes para el servicio.” (1 Crónicas 26:4-6,8).
¡Cuánta bendición para esta familia! El secreto radicaba en… Bueno, ¡no era ningún secreto! ¡El arca de la presencia de Dios residía en su hogar! Cuando David se enteró de esto, estudió en la Palabra cómo debía trasladar el arca y así lo hizo. Ahora todo Israel recibía bendiciones.
¡Qué bueno que ya no necesitamos un arca física para ser bendecidos! Ahora somos bendecidos por Jesucristo. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3).
Pero las bendiciones de Dios son consecuencia de nuestra relación con Él. Todo comienza con una vida de comunión diaria con el Señor. ¡Qué diferente sería el ambiente en nuestros hogares si todos vivieran conscientes de la presencia de Dios en nuestra casa!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 21 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios hace cosas nuevas”
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. Isaías 43:18-19.
Dios mostraría misericordia a su pueblo Israel y lo restauraría, no porque ellos merecieran Su gracia, sino por su incomprensible y maravilloso amor. Las profecías decían que el pueblo sería llevado cautivo por su pecado, pero Dios traería una nueva etapa. Jamás deja en el olvido a quien ama, porque a Dios lo mueve su fidelidad y su amor desbordante. Ahora le dice a su pueblo que debe dejar atrás el pasado, los tiempos malos, las pérdidas, los fracasos, los recuerdos tristes, y mirar hacia adelante.
Dios promete hacer algo nuevo, y se cumpliría al pie de la letra. Ahora vendría una nueva etapa acompañada de milagros extraordinarios. Si Dios había sacado a Israel de Egipto con mano poderosa, ahora los libraría de Babilonia tocando reyes, proveyendo todo lo que iban a necesitar, dándoles protección y cuidado, y abriendo caminos donde no había. Los milagros pasados no se compararían con lo que iba a hacer ahora.
Cuando el Espíritu Santo inspiró a Isaías a escribir esta profecía, no anunció únicamente lo que Dios haría con Israel, sino que abarcaba el plan eterno de Dios, y en ese plan estamos incluidos tú y yo. El Espíritu Santo también pensaba en ti cuando fue escrita esta palabra. ¡El Señor incluyó a todos sus hijos en sus planes maravillosos!
Desde que recibimos a Cristo como Salvador, el Espíritu Santo comienza a hacer cosas nuevas y empieza por hacernos una nueva criatura. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17. A partir de ese momento tenemos la oportunidad de dejar atrás todo lo que nos esclavizaba y disfrutar de una nueva vida.
El apóstol Pablo tenía muy presente todas las promesas de Dios y las aplicaba a su vida constantemente. Él dice que las cosas pasadas ya estaban en el olvido y ahora mira hacia adelante. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:13-14.
No necesitas un suceso extraordinario ni una fecha especial para comenzar a experimentar el cumplimiento de las promesas de Dios. Solo necesitas creer, poner tu confianza en el Señor que es el Dueño de tu vida, y ver cómo te lleva a través del plan que trazó para ti con mano poderosa.
Hoy es el día. ¡Mira a Cristo y ve hacia adelante!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 20 de septiembre, 2025
“La voz de Dios”
“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.” 1 Reyes 19:11.
Una terrible depresión se había apoderado de Elías. Había intentado todo lo que estaba a su alcance para que Israel se arrepintiera de sus pecados y no veía ningún cambio. En medio de la oscuridad de la cueva en la que se había encerrado, Dios se manifestó a su vida.
De repente comenzó a soplar un fuerte viento. Parecía enviado directamente de Dios. ¡Excelente! Este viento hará desaparecer todas las ofrendas y sacrificios paganos que estaban invadiendo la nación, es más, ¡puede arrasar con todos los ídolos! Pero Dios no estaba en el viento.
De pronto todo comenzó a temblar, era un terremoto. Ahora sí, ¡la tierra se tragará a los enemigos de Dios! Eso simplificaría mucho la tarea de Elías. Pero no, Dios no estaba en el terremoto.
¿Y ahora qué? ¡Fuego! Elías acababa de ver con sus propios ojos como Dios había enviado fuego del cielo para consumir el altar. Pero no, tampoco estaba Dios en el fuego.
De pronto escuchó un silbo apacible y delicado. Elías estaba acostumbrado a ver a Dios actuar de formas milagrosas y poderosas, así que un silbo apacible era algo nuevo para él. ¡Pero justamente allí estaba Dios! Ese encuentro trajo la paz que el profeta necesitaba y nueva dirección para su ministerio.
A todos nos puede pasar lo mismo que a Elías, creer que Dios se manifiesta de una única manera, como siempre lo hemos experimentado o nos han contado. Sin embargo, debemos aprender a escuchar al Señor. Él tiene múltiples maneras de hablar a nuestra vida. Muchas veces necesitamos retirarnos del ruido y la actividad frenética para poder escuchar su voz.
Más allá de cómo te sientas, Dios quiere manifestarse a tu vida hoy. Presta atención, mantente en silencio, Él quiere hablarte. Recibirás nuevas fuerzas y dirección detallada sobre lo que el Señor ha preparado para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 19 de septiembre, 2025
“A la puerta”
“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”. Génesis 4:6-7.
Caín le trajo a Dios una ofrenda de frutos de la tierra y estaba ansioso por recibir su aprobación. Sin embargo, el Señor no aceptó su ofrenda. La Biblia no dice por qué Dios la rechazó. Quizá la actitud de Caín fue inapropiada, o quizá su ofrenda no cumplía las normas de Dios. En cambio, recibió con agrado la ofrenda de Abel, su hermano. ¡Qué rabia! El semblante de Caín reflejaba el enojo que sentía.
Entonces Dios, como un Padre amoroso, le preguntó qué le pasaba. Él lo sabía, pero quería que Caín reconociera lo que le estaba molestando. Dios le advirtió sobre el poder destructivo del pecado. Caín tenía ante él la oportunidad de hacer lo correcto o abrir la puerta al pecado que estaba acechándole. La historia bíblica dice que terminó siendo el primer homicida de la tierra.
Todos tenemos que tomar diariamente la decisión de Caín: Hacer el bien o el mal. El pecado está ante la puerta de nuestro corazón. Una puerta es un límite y nosotros somos quienes decidimos lo que dejamos entrar. Hoy, la palabra puerta ya no se refiere solo a una tabla de madera con bisagras, hay también puertas tecnológicas que se abren solo con un clic y que encierran enormes peligros.
Dios le dijo a Caín: “El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo”. Eso significa que cada uno es responsable de controlar sus deseos. Nosotros decidimos si queremos vencer la tentación o dejarnos seducir.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él nos liberta de la esclavitud del pecado y nos da poder a través del Espíritu Santo para ser vencedores. El pecado seguirá estando a la puerta, pero ya no luchamos contra él en nuestras fuerzas. Si le damos lugar al Espíritu Santo nos capacitará para no ser dominados por aquello que nos separa de Dios. La decisión es nuestra.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 18 de septiembre, 2025
“Expuestos a la luz”
“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”. Marcos 4:22.
Jesús conoce a todas las personas. Sabe exactamente lo que hay en cada corazón. En cambio, nosotros, aunque creemos saber todo acerca de lo que guardamos, muchas veces necesitamos que Dios exponga lo que está oculto por nuestro bien y el bien de los que nos rodean.
Si somos humildes y sabemos reconocer nuestros errores, tenemos la posibilidad de corregirlos y restaurar lo hayamos dañado. Sin embargo, la hipocresía lo hace imposible. Cuando hablamos de hipocresía nos referimos a fingir cualidades o sentimientos que en realidad no tenemos. La hipocresía proviene del deseo o la necesidad de esconder nuestros sentimientos o motivaciones reales a los demás, proyectando una imagen falsa o irreal de nosotros mismos.
Fíjate que el Señor declaró las palabras de Marcos 4:22 al principio de su ministerio. Él sabía que multitudes lo iban a seguir, pero que lo abandonarían. Que aquellos que clamarían “Hosanna”, en menos de una semana dirían “crucifícale”. Que un discípulo íntimo lo iba a negar tres veces y otro lo iba a traicionar. Todo esto salió a la luz para que se manifestara lo que había en el corazón de cada persona y tuvieran la oportunidad de arrepentirse. Lamentablemente, no todos hicieron la decisión correcta.
Las palabras de Jesús siguen vigentes. Dios revelará todas las cosas. Él está dando oportunidad para el arrepentimiento. Por amor busca librar de las consecuencias del pecado antes de que sea tarde. Pero el Señor ha fijado un tiempo y si los cambios verdaderos nos llegan, procederá a sacar todo a la luz.
Dios ha querido que este devocional se publicara hoy. Si somos sensibles ante su llamado abandonaremos el pecado y enderezaremos el rumbo. Si seguimos auto justificándonos, creyendo que nadie se dará cuenta de nuestros pensamientos y acciones viviremos en una mentira que no durará mucho. Es más creíble quien se arrepiente voluntariamente que aquel que reconoce un error solo presionado por las evidencias.
Prestemos atención a este pasaje: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:5-7). Estoy seguro que estas palabras no necesitan ninguna explicación.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 17 de septiembre, 2025
“Milagros por etapas”
“Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” Marcos 8:23-25.
Vivimos en el tiempo de lo instantáneo, todo lo queremos ahora; a nadie le gusta esperar. Esta “pauta”, incluso, intentamos aplicarla en nuestra relación con el Señor. Pero es necesario que recordemos, una y otra vez, que Dios es el dueño del tiempo y nada ni nadie puede atrasar o adelantar su “reloj”.
En cierta ocasión le trajeron a Jesús un ciego y le rogaron que le pusiera las manos y lo sanara. Pero había un problema en ese lugar: No había fe. Jesús ya había expresado su dolor por la incredulidad de las personas de Betsaida. (Lucas 10:13).
La gente quería que el Señor pusiera las manos sobre el ciego y resolviera el caso rápidamente, pero Él hizo algo que dejó perplejo a todos, incluso a nosotros al leer la historia casi dos mil años después: ¡Escupió en sus ojos! No parecía ser el método más higiénico y adecuado.
Jesús no sanó instantáneamente a este hombre. ¡Qué frustración para muchos! Quizás algunos se habrán preguntado: ¿Estará perdiendo su poder Jesús? No, de ninguna manera, Él actúa como quiere y en su tiempo.
El Señor comenzó dándole una visión parcial al ciego, pero él no se conformó con esto, permaneció al lado de Jesús hasta que completó el milagro. Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos y ¡vio claramente!
Qué duda cabe que todos queremos una respuesta de Dios ya y ahora, pero a veces el Señor tiene otros planes. Él puede responder oraciones de una vez, pero en otras ocasiones lo hace poco a poco. Siempre actúa de acuerdo con los propósitos que espera cumplir en nuestra vida.
Por eso hoy quiero animarte a que no desmayes ni te des por vencido, espera en Él. El Señor está trabajando en ti. A veces lo hace silenciosamente y otras veces irrumpe con todo su poder, pero nunca faltará a sus promesas. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.” (Salmo 37:5).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 16 de septiembre, 2025
“Guárdame de la toxicidad espiritual”
“Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. Guárdame, oh Jehová, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos… Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia”. Salmo 140:3,4,12,13.
Una persona tóxica es alguien que envenena emocional y espiritualmente a los demás. El salmista David usa la metáfora del veneno debajo de la lengua para describir a personas que destruyen a otros con sus palabras. ¿Conoces a personas así? Estoy seguro que hay alguien así cerca de ti.
Las personas que han guardado resentimiento, amargura, furia y odio en su corazón por años se vuelven tóxicas. Se han acostumbrado tanto a convivir con esos sentimientos que han perdido la capacidad de darse cuenta el daño que les ha ocasionado y lo que le ocasionan a otros. Solo una relación personal con Jesucristo puede sanar ese corazón.
Si lees todo el Salmo 140 descubrirás que David tuvo que enfrentar a este tipo de personas, y lo primero que hizo fue ir a Dios con sus cargas para ser “guardado”. Esta palabra en hebreo es shamár que significa “cercar alrededor, proteger, cuidar, conservar, custodiar, preservar, vigilar”. En la Biblia se habla de “guardar el corazón”, protegerlo, preservarlo para que no sea infectado por el mal. Salomón nos aconseja: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23). Dios protegerá nuestros pensamientos y emociones, pero nosotros debemos cerrar las puertas al mal para que no se infiltre en el corazón. “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.” (Proverbios 19:11).
Debemos aprender a poner límites a las relaciones tóxicas. Es nuestra responsabilidad detener las calumnias, chismes, palabras ofensivas y malas intenciones. Dios promete darnos sabiduría para hablar lo que sea justo a aquel que quiere contaminarnos con sus palabras. “El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.” (Proverbios 11:9).
David ponía su atención en el cuidado del Señor, en su justicia, y no en las maquinaciones carnales que no conducen a nada. Él sabía que Dios tomaría en sus manos su causa y lo defendería.
Si alguien ha logrado inyectar algo de veneno en tu corazón, ve urgentemente al Médico Amado que tiene el antídoto perfecto. Él te mostrará cómo debes proceder y restaurará tu corazón. “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.” (Jeremías 17:14).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 15 de septiembre, 2025
“Confiados en la justicia de Dios”
“Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová”. 1 Samuel 26:23.
David se encontraba en el desierto de Zif escondiéndose del rey Saúl que quería matarlo. Al llegar la noche David fue a espiar el campamento del rey y tanto Saúl como el ejército de tres mil hombres estaban durmiendo “porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.” (v. 12). ¡Tremenda ayuda divina!
David y dos de sus guerreros se acercaron sigilosamente hasta el lugar donde estaba Saúl y uno de ellos le dijo a David: “Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe” (v. 8). Pero David se lo impidió y solo tomaron la lanza y la vasija de agua del rey y se fueron silenciosamente. ¿Habría hecho bien David en dejar vivo a su enemigo? ¿No era esa la oportunidad perfecta para terminar con su persecución?
David tenía una visión diferente. Él sabía que el Señor se iba a encargar de Saúl y esa situación fue permitida para mostrar misericordia y perdón. Al amanecer, David despertó a gritos a Saúl y le mostró su lanza y su vasija como evidencia de que pudo vengarse de él, pero no lo hizo. Saúl solo pudo decir: “He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera” (v. 21). Dicho y hecho. Fue la última vez que Saúl salió a perseguir a David. La historia bíblica dice que Saúl murió en una batalla y David fue rey de Israel.
Esta historia nos enseña que cuando entregamos nuestras causas a Dios, Él nos hace justicia. Pablo, un imitador empedernido de Cristo, dijo: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. (Romanos 12:19-21).
Si alguien ha actuado injustamente contra ti, entrégale esa situación al Señor y espera en Él. La venganza jamás detiene una disputa. Cambia la amargura por la paz y el gozo que el Señor derrama en los corazones de aquellos que esperan y confían en su justicia.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 14 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo haciendo click aquí.
“Renueva un espíritu recto”
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmo 51:10.
David escribe este salmo después de haber sido confrontado por el profeta Natán, quien le habla de los pecados que estaba ocultando: adulterio y asesinato, pecados que se castigaban con la muerte según la Ley de Moisés. Sin embargo, Dios tuvo misericordia al ver su arrepentimiento.
Llama la atención que cuando el profeta habla con el rey, el niño que había sido concebido en adulterio ya había nacido y por lo que nos dice la Biblia, durante ese año no hubo en David ninguna señal de arrepentimiento. Su corazón estaba perdiendo sensibilidad, su conciencia estaba adormecida. Después de haber urdido un plan para que su pecado no saliera a la luz, todo parecía indicar que había funcionado. Pero a Dios no podemos engañarlo. Entonces envía a Natán, quien lo confronta sabiamente y David reacciona y se da cuenta de su condición.
El rey que había tenido un corazón conforme al de Dios ahora se sincera ante Él, se arrepiente, clama por misericordia y le pide que renueve un “espíritu recto dentro de él”. Dios le perdona y restaura espiritualmente, pero las consecuencias del pecado fueron inevitables.
David había perdido la rectitud de espíritu. Se permitió muchas cosas que a Dios no le agradaban. Un desvío aquí, otro desvío allá, y la línea que señalaba lo que era bueno o malo ya no era tan recta.
David es un ejemplo para nosotros. Tal vez nos deslicemos en acciones diferentes, pero son pecados al fin. Si en vez de arrepentirnos inmediatamente tratamos de justificarlos, nuestro espíritu pierde rectitud.
Siempre habrá misericordia y perdón… pero para el que se arrepiente, confiesa su pecado y somete su corazón a Dios para que obre un cambio. Pero si demoramos este paso, nuestro corazón comienza a endurecerse y podemos volvernos insensibles a la voz del Espíritu Santo.
Pidámosle a Dios cada día que perfeccione la santidad en nuestras vidas. Cuando nos sometemos a la obra del Espíritu Santo, cambia nuestro corazón y crece nuestro deseo de vivir en rectitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 13 de septiembre, 2025
“Los que confían en el Señor”
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” Salmo 125:1-2.
Este salmo era un “cántico gradual” usado por los judíos peregrinos que iban a Jerusalén a adorar a Dios por lo menos tres veces al año. Durante el viaje, y llegando a la ciudad capital, entonaban esta canción que expresaba su confianza en Dios.
Las promesas de este salmo son para aquellos que han hecho de Dios su seguridad; los que abandonaron los “montes” en donde depositaban su confianza y decidieron poner sus vidas en las manos del Señor. Todo ídolo, imagen, amuleto, incluso el dinero y los bienes materiales son inútiles a la hora de brindarnos verdadera protección. Pero en Cristo podemos estar seguros, sin importar lo fuerte que sean las tormentas que lleguen a nuestra vida.
Imagínate a los peregrinos subiendo la ladera de la montaña y viendo el imponente monte de Sion frente a ellos. Pasaban los años, generación tras generación entonando este salmo, y el monte permanecía allí, inamovible, inquebrantable, una comparación simbólica del que confía en Dios a pesar de las circunstancias, permanece para siempre.
La Biblia dice que las personas que no depositan su fe en Cristo son como las olas del mar llevadas de una parte a otra, como la arena del desierto, como el tamo que se lleva el viento, pero los que esperan en el Señor, permanecen firmes. Puedes ver los mapas de los siglos pasados y verás que el monte de Sion sigue allí, como un creyente en medio de las tormentas de la vida. Como la cadena continua de montañas alrededor de Jerusalén, así Dios rodea a sus hijos y los preserva de todo daño. Él es un muro de protección para su pueblo.
En uno de sus escritos Martín Lutero dijo sobre estos versículos: “Por encima de nosotros está el cielo; a ambos lados Él es un muro; debajo de nosotros Él es como una roca firme sobre la que nos hallamos; de modo que estamos a salvo y seguros por todos lados. Ahora bien, si Satanás nos lanza sus dardos a través de estas fortificaciones, solo podrá llegar al Señor antes que a nosotros”.
Dios promete rodearte con su protección, no temas, en Él puedes estar seguro siempre. “Yo seré para ……………………. (pon aquí tu nombre) una muralla de fuego que le rodeará” Zacarías 2:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 12 de septiembre, 2025
“En Dios haremos proezas”
“En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.” Salmo 60:12.
David estaba rodeado de ejércitos enemigos. Aunque sus soldados eran diestros y valientes, los enemigos los superaban en número. Sin embargo, David siempre se sometía a Dios, pedía dirección para cada batalla y seguía sus indicaciones.
Cuando leemos sobre las victorias de David en los libros históricos, muchas veces no tenemos detalles de todo lo que debió pasar, en cambio en este salmo sí. De hecho, el título es: “Plegaria pidiendo ayuda contra los enemigos”.
David se encontraba en un aprieto y no veía que llegara la ayuda divina. Se sentía desamparado, incluso creía que Dios estaba enojado con ellos. A pesar de sus sentimientos, clamó a Dios por ayuda porque sabía que la salvación solo podía venir de Él.
Al finalizar su oración, David proclama por fe que harían proezas, significa que no estaba esperando que Dios hiciera todo, sabía que se trataba de una coparticipación con Él. El Señor haría los milagros, pero ellos debían esforzarse y pelear la batalla. No era cuestión de quedarse con los brazos cruzados.
La palabra “proezas” en hebreo es el vocablo kjáil que significa “fuerza, valor, fortaleza, combatir, poderío”. Cuando nos levantamos con fe y confianza en el Señor estamos listos para enfrentar nuestras batallas. Él nos ayuda en los momentos de mucha presión y finalmente podemos ver la acción de Dios a nuestro favor.
Cada día tendremos luchas que enfrentar y debemos levantarnos con fe. Nuestro enemigo no es una persona sino el mismo diablo que viene para hurtar, matar y destruir, pero nunca debemos olvidar que “…mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo”. 1 Juan 4:4b.
Así que no te dejes intimidar, avanza con fe porque ¡en Dios harás proezas!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 11 de septiembre, 2025
“Jesús tiene la respuesta que necesitas”
“Al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego. Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: ‘Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!’ Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: ‘Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!’ Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: ‘¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!’ Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’ El ciego le respondió: ‘Maestro, quiero recobrar la vista’. Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado’. Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.” Marcos 10:46-52.
En este pasaje Marcos nos presenta al Señor Jesús en su último viaje a Jerusalén. Como él mismo había anunciado, su destino era la cruz.
En medio del alboroto que hacía la multitud, el ciego Bartimeo supo que el Señor estaba pasando por la ciudad. Sin duda él había oído hablar de Jesús, de sus enseñanzas, de sus milagros, porque el nombre que usa para llamarlo es “Hijo de David”, una forma de referirse al Mesías.
Inmediatamente comenzó a gritar con el fin de llamar su atención. No quería perderse la oportunidad de acercarse al Señor; pero la gente le decía que dejara de vociferar. ¿Puedes imaginarte a este hombre ciego luchando contra la gente, desorientado, sin saber si Jesús llegaría a escucharlo? A pesar de todo, no desistió, siguió gritando hasta que supo que el Señor lo llamaba.
Bartimeo no perdió un segundo, leemos que arrojó su capa y fue a Jesús. El resultado de poner su fe en marcha no solo fue su sanidad, sino su salvación. En un momento estaba sentado en el camino pidiendo limosna y ahora había decidido seguir a Jesús en el camino.
Déjame preguntarte: ¿Hay cosas que se están interponiendo entre Jesús y tú? ¿Podrían ser esas cosas las que te están privando de las respuestas que necesitas?
Jesús está siempre atento a las voces que se levantan de entre la multitud con el propósito de acercarse a Él. Jesús distingue muy bien las voces de la multitud, de la voz de aquel que clama con fe.
No pierdas la oportunidad de acercarte hoy a Jesús, ábrele tu corazón y cree. En Él encontrarás las respuestas que necesitas.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 10 de septiembre, 2025
“Corazones sanos, instrumentos poderosos”
“Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. 2 Reyes 5:2-3.
El pueblo de Israel se había volcado a la idolatría y la corrupción, y Dios permitió que fueran atacados por los países vecinos con el fin de que se arrepintieran de sus pecados. El ejército sirio invadió en cierta ocasión el norte del territorio y se llevó muchas cosas de valor y a varias personas para que trabajasen como esclavos, entre ellos se encontraba la joven que se menciona en el versículo 2.
Aunque no tenemos muchos datos de ella, podemos imaginarnos lo que vivió. Separada de su familia, prisionera en una cultura muy diferente a la suya, sola, forzada a trabajar para sus captores sin ninguna paga más que la comida. Esta muchacha podría haber desarrollado un gran resentimiento hacia los sirios por todo el mal que le hicieron, sin embargo, decidió ser un instrumento de Dios.
Su amo Naamán padecía de lepra, una enfermedad incurable en ese tiempo, y la joven decidió hablar con la esposa de este hombre para decirle que había esperanza para él. ¿En serio? ¡¿Qué esclavo desearía la salud de aquel que destruyó a su familia?!
Si conoces la historia sabrás que Dios obró un poderoso milagro en Naamán. Fue sanado de su lepra después de zambullirse siete veces en el río Jordán como le indicó el profeta Eliseo. A partir de ese momento, el general prometió que haría de Jehová su Dios. Y todo esto fue posible porque una muchacha con el corazón sano decidió ser luz en medio de las tinieblas. Tremendo ejemplo para nosotros.
Cuántas veces las heridas que otros abrieron en nosotros y que no hemos permitido que Dios sane, siguen movilizándonos hacia la venganza. Seguir prisioneros de recuerdos dolorosos nos roba vida y nos incapacita para ser un instrumento del amor de Dios.
No es fácil entregar aquello que queremos retener como una forma de no olvidar, pero el deseo de Dios es sanar todas nuestras heridas y darnos verdadera libertad. Si nuestro corazón está sano, no habrá nada que impida que compartamos el amor inmerecido que recibimos de Dios con aquellos “Naamanes” que están a nuestro alrededor.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 9 de septiembre, 2025
“El sabio se prepara”
“Haga esto Faraón y ponga gobernadores sobre el país, y tome la quinta parte de lo que produzca la tierra de Egipto durante los siete años de abundancia. Se deben almacenar todos los alimentos de estos buenos años que vienen, y bajo el control del Faraón recogerse y guardarse el trigo para el sustento de las ciudades. Estas provisiones deben quedar almacenadas para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto. Así el país no perecerá de hambre”. Génesis 41:34-36.
¿Sabes que el Faraón recibió estos consejos tan sabios de un esclavo? En serio, un esclavo… Si conoces la historia sabrás que fue Dios quien le dio estas palabras a José, hijo de Jacob. El rey egipcio quedó tan maravillado, que inmediatamente lo nombró gobernador del país. ¡Tremenda la providencia de Dios!
José no solo interpretó a la perfección el sueño del Faraón sino que además le dijo lo que debía hacer. Entendió que ese sueño venía de Dios y había que trazar un plan. Los siete años de vacas gordas no eran para vivir como reyes hasta agotar el stock y después “que sea lo que Dios quiera”. No, había que hacer acopio de alimentos para los siete años de vacas flacas. Ese era el propósito de la revelación.
Las personas inmaduras espiritualmente actúan como dice Pablo en 1 Corintios 15:32b: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos”, olvidando que hay vida más allá de la tumba y que nuestra vida en la tierra es sólo una preparación para la que nunca acabará. Lo que hacemos hoy incide en nuestra eternidad.
¿Qué importancia le damos a la Palabra de Dios? Cuando leemos los pasajes proféticos que anuncian claramente que la maldad aumentará y las cosas se pondrán peor antes del regreso de Cristo, ¿consideramos prepararnos espiritualmente para poder hacer frente a ese tiempo? El Señor dijo que vendrá como “ladrón en la noche”, ¿estamos listos para su venida? ¿Estamos alimentando nuestra fe con la Palabra de Dios, la oración y congregándonos con nuestra familia espiritual?
Los verdaderos creyentes en Cristo nos preparamos a conciencia para los tiempos venideros. Pero también preparamos a la próxima generación para lo que vendrá; predicamos y enseñamos la Palabra de Dios a tiempo y fuera de tiempo.
Nunca tengas temor del futuro porque está en las manos de Dios. Nuestro enfoque no es la preocupación sino la ocupación. No sabemos exactamente qué nos deparará el día de mañana, pero hoy nos preparamos espiritualmente para enfrentar con sabiduría y fe lo que tenemos por delante.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 7 de septiembre, 2025
“Esperanza mía”
Seguramente, la mayoría de los que leen este devocional conocen la historia de Noé. Él, su familia y muchos animales estuvieron dentro de un arca que los protegió del diluvio que acabó con todo.
Fueron muchos días encerrados. Imagínese las preguntas que le habrán hecho a este hombre de fe: ¿Cuándo parará la lluvia? “Bueno, debemos esperar confiando en Dios”. ¿Y qué tal si el arca falla y empieza a filtrarse el agua? “Tranquilos, Dios está a cargo. Él nos está cuidando”. ¿Y si no nos alcanza la comida? “Tenemos las provisiones suficientes”. ¿Con qué nos vamos a encontrar después de que todo esto pase? “Estamos en las manos de Dios. Él puede hacer todo nuevo”. Noé conocía a Dios (Génesis 6:9) y eso era suficiente para estar confiado.
Dios fue quien dio inicio al diluvio cuando cerró la puerta del arca y quien determinó su fin. Él le había dicho a Noé que serían cuarenta días de lluvia, sin embargo, había que esperar un poco más hasta que todo volviera a la normalidad. Había que ejercitar la paciencia y no desesperar.
“Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra… Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas… y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.” (Génesis 7:17-23).
El arca no tenía ventanas en los costados ni contaba con pantallas HD para ver las noticias. Solo había una abertura… arriba, en el techo, para poner la mirada solo en el Señor. Estoy seguro que al mirar al cielo, Noé recordaría que Dios ayuda a los justos en los días malos.
Hoy, Dios sigue teniendo su mirada puesta sobre su remanente. Vivimos bajo el amparo de su presencia. Él sigue teniendo el control de la historia, por lo tanto, aunque los días sean malos, no hay nada que temer. “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.” Salmo 91:1-2.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 5 de septiembre, 2025
“No te conformes”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 4 de septiembre, 2025
“Tan simple como una vara”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 3 de septiembre, 2025
“Un Salvador personal”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 2 de septiembre, 2025
“Amar sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 1 de septiembre, 2025
“Largo camino te resta”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 31 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El respaldo de Dios”
“Y sucedió que al día siguiente, cuando Moisés volvió al tabernáculo del testimonio, la vara de Aarón, de la familia de Leví, había retoñado y florecido, y tenía renuevos y había producido almendras”. Números 17:8.
La posición de Aarón como sacerdote había sido puesta en tela de juicio por un grupo rebelde del pueblo. Coré y su séquito habían sublevado a Israel diciendo que Dios no hablaba solo por Moisés y Aarón. Entonces el Señor intervino directamente, abrió la tierra y se tragó al grupo sedicioso. Aun así, el pueblo siguió murmurando contra sus líderes.
Para resolver esta situación, el Señor le dijo a Moisés que el jefe de cada tribu trajera una vara de almendro y en ella escribiera el nombre del líder. Para la tribu de Leví estaba la vara de Aarón. Las varas debían permanecer toda la noche en el Tabernáculo y nadie podía entrar.
En menos de veinticuatro horas sucedió algo extraordinario. ¡La vara de almendro de Aarón no solo reverdeció, sino que tenía flores, nuevas ramas e incluso almendras! Todo el pueblo quedó atónito ante la intervención divina. Ahora estaba claro que Dios había elegido a Aarón como sacerdote, y junto con Moisés eran las personas que guiarían a Israel. Fin de la discusión.
Es cierto que el testimonio de Aarón varias veces dejó mucho que desear. Él fue quien construyó el becerro de oro cuando Dios le estaba dando los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí. Está claro que era tan humano como nosotros y varias veces le había fallado al Señor. Sin embargo, para este tiempo, había aprendido muchas lecciones espirituales, entre ellas el ser obediente a Dios de manera inmediata. Por eso el Señor respaldó de manera poderosa su ministerio a pesar de sus errores pasados.
Hay veces que solo una intervención sobrenatural puede llamar la atención de las personas que están ciegas a la obra de Dios. Puede ser que hayamos obedecido al Señor y compartimos con muchos su mensaje de salvación, pero lo único que recibimos son burlas y rechazo. Tal vez sea el momento de que Dios actúe de manera sobrenatural. Él sabe cómo hacerlo. Los milagros, señales y maravillas registradas en la Biblia nos muestran que muchos corazones duros se humillaron y recibieron el mensaje después de una poderosa intervención divina.
Nosotros no podemos cambiar a nadie, pero podemos pedirle al Señor que sensibilice los corazones de los que han escuchado el mensaje para que crean. Si tienes a cargo un ministerio y no estás viendo el fruto que esperas ver, pídele a Dios que intervenga, Él va a respaldarte. Cuando su poder se manifiesta, nadie queda indiferente.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 30 de agosto, 2025
“Promesas en transición”
“Pero en el día que temo, pongo en ti mi confianza. Alabo a Dios por lo que ha prometido. En Dios confío”. Salmo 56:3-4ª.
El subtítulo de este salmo nos puede ayudar a entender el contexto: “Paloma silenciosa en un paraje distante”. David estaba atravesando un tiempo de transición. Había sido ungido para ser rey, pero Saúl aún lo perseguía para matarlo. Tenía la promesa, pero sabía que debía esperar su cumplimiento. Muchas veces tuvo la oportunidad de “ayudar” a Dios matando al rey para ocupar el trono, incluso muchos lo animaron a hacerlo, pero él dijo que jamás tocaría a un ungido de Dios.
Ahora se encontraba huyendo de Saúl a territorio filisteo. ¿Qué sería de su vida, su futuro? David se respondió a sí mismo que podía confiar en el Señor porque cumpliría todo lo que le había prometido.
David se sentía como una “paloma silenciosa en un paraje distante”, haciendo alusión a una paloma mensajera que está a mitad de camino y se detiene para comer, descansar y recuperar fuerzas para continuar con su vuelo. Él sabía que la transición estaba cerca de terminarse y debería continuar con lo que Dios había planeado para su vida.
¿Llevas días preguntándote cuándo cumplirá Dios la promesa que te hizo? ¿Te sientes desalentado? ¿Hay dudas que asaltan tus pensamientos? Quizás hoy es uno de esos días difíciles en donde sientes que en lugar de estar acercándote a la meta te estás alejando. Pues aquí hay una palabra del Señor para ti: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19). Deja que la Palabra de Dios fortalezca tu fe y espera confiado.
Dios siempre interviene a tiempo. Mantén vivas tus expectativas. Proyéctate con fe hacia lo que muy pronto hará el Señor. ¡Dale gracias y alábalo! Él cumple lo que promete.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 29 de agosto, 2025
“Preparando el camino a Jesús”
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” Lucas 1:16-17.
Estos versículos se refieren a Juan el Bautista, quien tuvo la tarea de “preparar el camino” para que la gente recibiera a Jesús como el Salvador. A nosotros también se nos ha delegado la tarea de presentar a Cristo. Observemos las similitudes.
Proclamamos un mensaje de conversión. Como Juan, hablamos de Cristo para “que muchos se conviertan al Señor” (v.16). “Convertirse”, en el original griego, es epistrefo y significa “hacer que una persona se vuelva; dar un giro de 180º”. El mensaje del evangelio dice que Dios perdona los pecados de aquel que se arrepiente y se convierte de sus caminos. Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Proclamamos un mensaje de reconciliación. El pecado separó al hombre de su Creador, pero Jesucristo logró la reconciliación por medio de su sacrificio. Todos aquellos que somos hijos de Dios tenemos también el privilegio de compartir este mensaje. Dice 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
Proclamamos un mensaje de transformación. Solo el poder del Espíritu Santo es capaz de transformar a una persona. El cambio que se requiere es nada menos que una operación divina: mente y corazón nuevos.
¿Cómo es posible llevar adelante semejante tarea? Según los versículos 15-17, Juan el Bautista lo haría con la misma autoridad y poder del Espíritu de Dios que también actuó en Elías. Hoy, este poder también está disponible para todo creyente que se somete al Espíritu Santo. “No se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. Mateo 13:11.
¡Aprovecha este día para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 28 de agosto, 2025
“Cañas cascadas y pábilos que humean”
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento… No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.” Isaías 42:1,3.
Aunque nosotros no estamos muy familiarizados con cañas rotas o pábilos humeantes, sí entendemos la realidad que describen. Una caña cascada y un pábilo extinguido son ejemplos de cosas que parecen inútiles y acabadas. Simbólicamente, la caña y el pábilo representan nuestras vidas y Cristo el único que puede restaurarnos milagrosamente.
Cuando Jesús comenzó su ministerio habló de su obra restauradora. “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón…” (Lucas 4:18). Dios ve un plan eterno detrás de cada persona desanimada, angustiada, deprimida y sin esperanza. El Señor es nuestro ayudador. Trabaja en la “caña cascada” hasta que esté nuevamente fuerte y en el “pábilo” que humea hasta que esté completamente encendido.
Si te sientes herido y quebrantado, Dios no te aplastará ni te echará a un lado como algo inútil, sino que con amor te levantará. Jesús nunca deshecha a los que vienen a Él.
Esta es una palabra del Señor para ti: Dios no permitirá que caigas. Él sabe que tu situación es demasiado para ti, pero te proveerá con fuerza sobrenatural y te dará lo que necesitas para seguir hacia adelante.
¡Levántate y confía! El tiempo ha llegado en que creas que Jesús está contigo en tu tormenta. Desecha las mentiras del diablo. Él está vencido. No importa cuán herido te sientas, el Señor no permitirá que seas derrotado o que el fuego se apague. ¡Tú llama volverá a arder!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 27 de agosto, 2025
“Miraré al Señor”
“Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:6-7.
Miqueas fue llamado a profetizar lo que le sucedería a Israel y a Judá por haberse apartado de los caminos de Dios. Eran tiempos difíciles para alguien que quería ser fiel al Señor. No se podía confiar en los líderes políticos ni religiosos, tampoco en los amigos (v.5) ni en la familia. Increíble. Los justos eran condenados y los ricos opresores actuaban con total impunidad.
Hoy vivimos tiempos parecidos. De hecho Jesús lo profetizó: “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” (Lucas 12:53). Lamentablemente, para muchos seguidores de Jesús, la familia ha dejado de ser el ámbito de protección, seguridad y confianza.
Aunque Miqueas se sentía solo, tomó la mejor decisión de su vida: “Mas yo a Jehová miraré”. Es la manera de no desilusionarse cuando los que se suponen deben apoyarte de manera incondicional en los momentos difíciles, te abandonan. Hebreos nos anima a hacer lo mismo que Miqueas: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:2-3).
Hay momentos en que lo único que podemos hacer por nuestros seres queridos es orar ya que hemos agotado todos los recursos y argumentos posibles para acercarlos al Señor sin ver resultados. Miqueas estaba seguro de que Dios lo oiría y esa debe ser también nuestra seguridad. Debemos interceder sin desanimarnos porque nuestras oraciones hacen la diferencia.
Además Miqueas se propuso no hacer nada que Dios no quisiera. Él prefería esperar hasta que el Señor interviniera: “Esperaré al Dios de mi salvación”. Aunque todo siga igual, sigue esperando hasta que Dios intervenga.
No bajes los brazos. Pon tu mirada en Cristo y continúa orando por tus seres queridos. No estás solo. De hecho, aquí tienes a alguien que te anima a no desmayar con estas palabras que el Señor puso en su corazón.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 26 de agosto, 2025
“Un Mediador perfecto”
“Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio. Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”. Job 9:32-33.
Job estaba sumido en un profundo dolor sin saber las causas de su sufrimiento. Trataba de encontrar una explicación y no la hallaba. Exponía su queja a Dios y no había respuesta. Entonces llegó a esta conclusión: Dios no es humano como yo para entenderme y para que podamos disputar en un juicio. ¡Necesito un Mediador! ¡Wow, qué clamor tan significativo!
Job sentía la gran distancia entre él y Dios, y al no tener respuestas sentía que era tratado injustamente. Había perdido la esperanza de poder exponer su caso delante de Dios y demostrar su inocencia. Tenía un pensamiento muy terrenal: “Dios está en su trono, Todopoderoso, Soberano, Perfecto, Santo, y yo solo soy un ser humano lleno de debilidades que soporta dolor y angustia. Dios no me entiende… ¡Si fuera humano sabría lo que estoy sintiendo!” Entonces expresó un deseo desde lo más profundo de su corazón: “Si hubiera alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”.
El anhelo de Job también está latente en nuestros corazones, aunque ya hace más de 2000 años que tiene respuesta. Lamentablemente Job todavía no sabía del “Arbitro” que iba a llegar, alguien que se identificaría con el ser humano, pero sin pecado, para que pudiera interceder constantemente ante Dios por sus hijos.
¡Jesús es el Mediador entre Dios y nosotros! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). Un hombre perfecto que puede identificarse con nosotros en cualquier aspecto de la vida humana. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).
El Señor te entiende; conoce tus sufrimientos, angustia y dolor y está esperando que te refugies en Él. Recuerda cómo ha obrado en tiempos anteriores en tu vida y ten la seguridad de que esta situación será otra oportunidad para mostrarte su fidelidad. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…” (Deuteronomio 33:27).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 25 de agosto, 2025
“Nunca estamos solos”
“He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20b.
Los discípulos habían disfrutado de la presencia y obra de Jesús por unos tres años y medio, pero ahora debía ascender a los cielos y sentarse en su trono. La despedida era muy dolorosa para sus seguidores, pero el Señor les aseguró que estaría con ellos hasta el fin.
Esta promesa no fue solo para los primeros discípulos, sino para todo seguidor de Cristo en cualquier lugar y en cualquier tiempo de la historia. El problema es que a veces no “sentimos” su presencia y esto nos hace olvidar su promesa. Hay días en que estamos solos, sin amigos, sin familia y pensamos que el Señor también se ha alejado de nosotros. Oramos con la intención de acercarnos a Él y nuestras súplicas parecen monólogos; incluso nuestros oídos espirituales escuchan mejor el “ruido” de las hojas cayendo de los árboles que la voz de Dios. Y nos preguntamos: ¿Será que solo me pasa a mí?
El profeta Elías se sintió solo, también David, Jeremías, Ezequiel, Isaías por mencionar a algunos. Hasta el apóstol Pablo: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta” (2 Timoteo 4:16). Sin embargo, todos ellos sabían que Dios nunca desampara a sus hijos. “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Ti. 4:17).
Jesús conoce muy bien ese sentimiento de soledad. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Sus discípulos lo dejaron solo en Getsemaní, en el sanedrín, en la crucifixión. Hasta en la cruz, humanamente hablando, sintió que el Padre lo había abandonado. ¡Por supuesto que sabe lo que es la soledad!
El Señor nos entiende y sabe lo que necesitamos. De hecho, tal vez este devocional sea una respuesta suya para ti (lo siento si estabas esperando que fuera el ángel Gabriel…). Dios usa lo que tiene a mano para decirte: “No estás solo. Yo estoy contigo y lo estaré todos los días hasta el fin del mundo”. Jesús nunca romperá esta promesa, por lo tanto, hoy puedes encontrar fuerzas en Él.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 24 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Huéspedes de Dios”
“La tierra no podrá venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía. Ustedes son, para mí, forasteros y extranjeros”. Levítico 25:23.
Dios estableció leyes de propiedad muy interesantes para Israel, pero el punto central de estas leyes es que la tierra le pertenece a Dios y Él es quien establece cómo debe administrarse. Dios es el Dueño y su pueblo era extranjero en Su tierra.
La palabra “extranjero” en este versículo es ger y significa “invitado, forastero, morar en tierra ajena”, y hace alusión a personas que eran habitantes temporales o recién llegados. La raíz hebrea de esta palabra significa: “volverse a un lado del camino para hospedarse; residir como invitado; huésped”.
Dios le estaba diciendo a su pueblo: “La tierra es mía, y ustedes son mis huéspedes”. ¡Qué hermosa expresión! Aunque nada nos pertenece, Él decidió compartirlo con nosotros y nuestra responsabilidad es ser administradores fieles de lo que Dios ponga en nuestras manos.
Siempre hemos escuchado decir que “en esta vida estamos de paso”, y eso es exactamente lo que nos enseña la Biblia. El tiempo es corto y enfocarnos únicamente en obtener riquezas y bienes materiales descuidando lo espiritual es cosa de necios. “Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche vienen por tu vida; ¿y quién se quedará con lo que has acumulado?” (Lucas 12:20).
Mientras estemos en este mundo no debemos olvidar que somos huéspedes de Dios. Si vivimos bajo su hospitalidad, Él se encargará de cubrir nuestras necesidades. “Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”. (Salmo 34:9).
Además, tenemos la promesa de vida eterna. Ya no seremos huéspedes sino coherederos con Cristo de todas las cosas bajo su reinado eterno. Hoy tenemos la oportunidad de depender de la hospitalidad de Dios en el lugar donde nos toca vivir, pero con la mirada puesta en la eternidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 23 de agosto, 2025
“¡Anímate!”
“En el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas… Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.” 2 Crónicas 23:1,3.
Atalía, hija del perverso rey Acab, cuando vio que su hijo Ocozías había muerto, ¡mandó matar a todos sus nietos y se autoproclamó reina de Judá! Después de este inicio, imagínate el resto. Idolatría, violencia, injusticia, corrupción, y toda transgresión a la ley de Dios estaban a la orden del día. Pero había una esperanza…
Josabet, una hermana del rey, escondió a un hijo de Ocozías en el templo. Era el único sobreviviente con sangre real para ascender al trono. Lo ocultaron allí por seis años y al fin, Joiada “se animó”.
La palabra animarse en hebreo es kjazác que significa “valentía, obstinarse en reparar, conquistar; alentarse, ceñirse, empuñar, hacerse fuerte, resistir, estar resuelto”. Hoy en día diríamos “ponerse las pilas”, actuar decididamente. La resolución de Joiada cambió la historia. Él “se animó” a ordenar las cosas de acuerdo con la Palabra de Dios. Había que tomar una decisión muy difícil: eliminar a la reina impostora y a todo su séquito para reestablecer el trono a la descendencia de David, y lo hizo. “Entonces Joiada hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor” (v.16).
Después de esto todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes. Entonces Joiada restituyó a los sacerdotes y levitas a sus funciones y puso también porteros a las puertas de la casa de Dios para que no permitieran que entrara nada inmundo. Y finalmente, sentaron al rey en su trono. Leemos en el v. 21 que “se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila”.
Los cambios vinieron porque uno se animó. Alguien no estuvo de acuerdo con que se siguiera ignorando la voluntad de Dios. Hoy el Señor sigue buscando a los Joiadas contemporáneos que se animen a enfrentar el statu quo espiritual actual. Hombres y mujeres que quieran reestablecer los principios de la Palabra de Dios en sus hogares, iglesias, y en todo lugar en donde el Señor les permita ejercer influencia.
Solo cuando ponemos las cosas en el orden que estableció el Señor, gozaremos de la paz y las bendiciones que nos prometió Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 22 de agosto, 2025
“Sanar el manantial”
“Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.” 2 Reyes 2:21-22.
Los profetas que vivían cerca de Jericó se acercaron a Eliseo y le dijeron que, aunque la ciudad donde vivían era buena, el suelo era estéril porque el agua era mala. Aunque plantaran las mejores semillas y pusieran el mejor abono, nada crecería allí.
Para que esas aguas fueran sanadas, Eliseo hizo algo extraño, echó sal, pero no en cualquier lugar sino en los manantiales, es decir, en el lugar desde donde surgía el agua. Había que ir a la raíz del problema. Entonces Dios hizo el milagro y los profetas pudieron vivir en esa ciudad.
Esta historia tiene una importante lección espiritual. Si queremos solucionar un problema, pero no tratamos el “manantial”, cualquier esfuerzo será en vano. Para que se produzcan cambios en nuestra vida debemos enfocarnos en nuestro corazón. Jesús lo dijo de esta manera: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. (Mateo 15:18-19).
Escuché la historia de una persona que cuando oraba en la iglesia siempre repetía lo mismo: “Señor, ¡quita las telarañas que atrapan mi corazón!”. Un día, un hermano, cansado de escuchar esta frase por tanto tiempo, puso una mano en su hombro y oró por él diciendo: “Señor, ¡quita las arañas de su corazón!”
Tratar de “portarnos bien” en nuestras propias fuerzas funcionará por poco tiempo. Los cambios reales en nuestro carácter y conducta comienzan cuando permitimos que el Espíritu Santo trabaje en nuestro corazón. Como sabemos, Él no pone parches, hace todo nuevo, por lo tanto los resultados estarán a la vista. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” (Gálatas 5:22-23).
Si todavía estás luchando con algún aspecto de tu carácter, ve a la raíz del asunto y somételo al Espíritu Santo. La amargura, el resentimiento, la ira, la envidia, los celos, la lujuria, la avaricia solo pueden ser controlados por Él. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." (Gálatas 5:25). ¡Permítele trabajar en tu corazón y verás lo que puede hacer!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 21 de agosto, 2025
“Ni mercaderes ni cambistas”
“Entonces hizo un azote de cuerdas y expulsó del templo a todos, y a las ovejas y bueyes; esparció las monedas de los cambistas y volcó las mesas, y dijo a los que vendían palomas: ‘Saquen esto de aquí, y no conviertan la casa de mi Padre en un mercado’”. Juan 2:15-16.
El templo era un caos. Se escuchaban balidos de animales, los gritos de los vendedores, anuncios de los cambistas de dinero y las quejas de los que venían a adorar a Dios. Era una confusión generalizada y en medio de ese desorden aparece Jesús.
¿Cómo te imaginas al Señor en ese momento? ¿Lleno de ira, dando latigazos a la gente, rompiendo todo y gritando? ¿Realmente fue así?
Jesús no tuvo un arrebato de ira, ni actuó movido por un impulso carnal. En el v. 15 leemos que el Señor se hizo un azote de cuerdas. Un látigo no se arma en unos segundos, tomó un poco de tiempo. Debió trenzar las cuerdas y unirlas fuerte para que no se rompieran. Me imagino a Jesús probando el látigo contra el piso. Entonces empezó a poner las cosas en orden. Echó fuera a todos los que habían convertido el lugar de adoración a Dios en una cueva de ladrones (Mateo 21:13); incluso sacó a los animales. ¡Increíble que estuvieran dentro del templo!
En ningún momento Jesús azotó a una persona. El látigo le sirvió para llamar la atención y mostrar autoridad. Entonces volcó las mesas de los cambistas y reprendió a todo el que estaba haciendo negocios. El Señor tenía derecho a hacerlo por ser judío, pero sobre todo por ser el Hijo de Dios. Una vez que hubo limpiado el templo, entraron los que realmente querían adorar a Dios. Incluso Jesús pudo sanar a mucha gente. “Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó”. (Mateo 21:14).
Siempre mencionamos este pasaje al referirnos a los negocios literales que “mercaderes” del evangelio lleven a cabo en algunos templos actualmente, sin embargo, pocas veces lo aplicamos a nuestra vida personal. Ahora nosotros somos el templo del Espíritu Santo (1 Co. 3:16,17; 6:19) y debemos vigilar que nada se interponga en nuestra relación con el Señor.
Cuidado con ser “cambistas” con Dios: “Dame más y te daré más”. “Responde mi oración para que pueda creer”. “Dame el ministerio que merezco y asistiré regularmente a la iglesia”. Si somos verdaderamente hijos de Dios, nuestra relación con Él no es comercial y tampoco se basa en exigencias de nuestra parte.
No permitamos que nada contamine nuestra devoción al Señor. Que nuestras acciones se correspondan con nuestra identidad: Hijos de un Dios Santo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 20 de agosto, 2025
“Obediencia incondicional”
“También privó a su madre Maaca de ser reina madre porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón.” 1 Reyes 15:13.
El rey Asa hizo lo recto ante los ojos de Dios, pero no fue nada fácil después de lo que heredó de los reyes anteriores. Su padre Abiam fue un rey que desobedeció a Dios cometiendo los mismos pecados que sus abuelos. Pero la situación se puso peor cuando su propia madre Maaca se hizo construir un ídolo de Asera que inducía a cometer los pecados sexuales más aberrantes de esa época. Asa sabía que esto desagradaba a Dios y debía tomar una decisión: Su madre… o Dios.
Para muchos, esta hubiera sido una decisión muy difícil. En nuestras culturas hispanas hemos aprendido a obedecer ciegamente a nuestras madres, sin examinar sus consejos, y con el tiempo quizás nos dimos cuenta que algunas de sus recomendaciones no estaban alineadas con la Palabra de Dios. Pero Asa lo tuvo claro desde el primer momento, debía obedecer a Dios antes que al legado que le habían dejado sus antepasados.
El rey sabía que la idolatría era abominación a Dios; un pecado que traería gravísimas consecuencias. Entonces, no solo deshizo el ídolo de su madre sino que lo quemó públicamente junto al torrente de Cedrón. Todos debían saber que la obediencia al Señor estaba por encima de todo. Además Asa no permitió que su madre asumiera como reina. Piénsalo bien, eran muy duras las decisiones que estaba tomando. No creo que su madre estuviera muy contenta. Sin embargo, la responsabilidad de Asa era que él, su familia y su pueblo le rindieran adoración solo a Dios.
El Señor dejó registrada esta historia con el propósito de recordarnos que nada debe ser más importante que nuestra obediencia a Él. Tenemos el ejemplo también del apóstol Pedro. Cuando él y los discípulos fueron intimidados por el concilio y el sumo sacerdote para que dejaran de predicar la Palabra de Dios, les dijo: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29).
Evaluemos los consejos que otros nos han dado desde que tenemos uso de razón. ¿Están de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿Traen gloria al nombre del Señor? ¿Nos edifican? Que podamos decir como el salmista: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío”. (Salmo 19:14).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 19 de agosto, 2025
“No permitas que te roben”
“Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás… Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová.” 1 Reyes 20:5,13.
Esta historia no es solo el relato de un acontecimiento histórico, sino que tiene como propósito mostrarnos cómo opera el enemigo y la victoria que Dios da a los confían en Él.
El rey de Israel estaba desesperado. El gran ejército de Siria venía contra ellos para despojarlos de todo. Entonces aparece en acción un profeta que le dice a Acab que Dios los entregaría en su mano para que conociera quien era Él. Con la poca fe que le quedaba, el rey se atrevió a enfrentarlos y la victoria fue aplastante (vs.19-21). ¡El Señor les dio la victoria!
Observa la manera en la que el enemigo buscó intimidarlos: “Tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos me darás”. Esta es la manera en la que el diablo sigue intimidando hasta el día de hoy. Satanás es denominado por Jesús como el ladrón que viene para “matar, hurtar y destruir” y está empecinado en arrebatarte todo lo que Dios te ha dado (Juan 10:10).
Muchas veces sus ataques comienzan con cuestiones materiales: “Tu oro y plata me darás”. Cuando nuestras finanzas, bienes o trabajo están en peligro, analicemos las causas, el origen de la situación. A veces es el resultado de nuestras malas decisiones, pero en otras oportunidades son ataques del enemigo para robarnos las bendiciones de Dios.
Satanás no se quedará satisfecho solo con robarnos bienes materiales, él quiere arrasarlo todo. Está enfocado en destruir tu familia. “Tus mujeres y tus hijos me darás” le dijo el enemigo al rey de Israel. Por eso necesitamos estar alertas y no darle ningún lugar en nuestro hogar. Debemos intervenir a tiempo si identificamos su intromisión.
No permitas que el diablo te robe el amor que te unió a tu cónyuge. No dejes que tus hijos se pierdan al ser presionados por programas educativas ateos, entretenimiento que desprecia los valores bíblicos, o compañías que influyen negativamente sobre sus vidas. Actúa enseguida. Enséñales a tus hijos a relacionarse con Dios, a experimentar su amor y a reconocer los ataques de Satanás.
Recuerda que nuestra lucha no es “contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12), pero bajo la sangre de Jesús ¡somos más que vencedores!
Enfrenta tus batallas en oración y con la autoridad que te delegó el Señor para deshacer todo ataque del diablo.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 18 de agosto, 2025
“Jehová Kadosh”
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” Levítico 19:2.
Los nombres de Dios revelan su carácter. Uno de ellos es “El Santo”, del hebreo kadosh que significa “sagrado, apartado del pecado, pureza de carácter”. El Señor es santo y demanda que toda persona que se relacione con Él también lo sea.
Desde que los israelitas supieron esto intentaron estar a la altura de este requerimiento, pero fracasaron en todos sus intentos. Los sacrificios no eran suficientes para cubrir todos sus pecados. En menos de 24 horas el oferente volvía a pecar y debía presentar otro sacrificio. Es que el problema estaba en la naturaleza interior del ser humano.
Entonces el remedio vino directamente del cielo. Jehová Kadosh envió a su Santo Hijo para ser el sacrificio perfecto y definitivo. Toda persona que recibe por la fe a Jesús como su Salvador es perdonada instantáneamente y Dios la ve como si nunca hubiera pecado. ¡Al fin santos delante de Dios! “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.” (Hebreos 2:11).
Para que esta obra no sea efectiva solo el día de haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, Dios envió al Espíritu Santo para habitar dentro de los que hemos sido justificados. De esta manera, Él mismo nos sigue santificando diariamente hasta pasar a la eternidad. “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
Pero hay una parte que debemos hacer nosotros en colaboración con el Espíritu Santo, y es abandonar el deseo de pecar y someternos a Su control para que nuestras decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 7:1).
El proceso de santificación se completará cuando estemos en la presencia de Dios, en ese momento seremos perfectos. Lo que parecía imposible, Dios lo ha hecho posible, así que: “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.” Isaías 12:6.
¡Gracias Señor por salvarnos y santificarnos por tu Espíritu!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 17 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios permanece fiel”
“Palabra fiel es esta… si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo”. 2 Timoteo 2:11a,13.
La palabra fiel en griego es pistós que significa “digno de confianza, fiable”. Esta palabra se aplicaba a las personas que se mostraban fieles en la tramitación de negocios, la ejecución de mandatos o el desempeño de funciones oficiales. Todo el mundo podía estar tranquilo cuando una persona que era pistós estaba a cargo.
Por la manera en que nos relacionamos cotidianamente, podemos llegar a concluir que Dios es fiel mientras nosotros lo seamos. ¡Tremendo error! Dios tiene otro corazón. Él entregó a Su Hijo para salvarnos aunque no lo merecíamos. Nos dio vida cuando habíamos elegido la perdición. Decidió amarnos cuando nosotros éramos sus enemigos. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:8,10).
También podemos llegar a pensar que la fidelidad de Dios tiene límites. Quizás hemos visto personas alejarse de nosotros porque no cubrimos sus expectativas o porque les fallamos de alguna manera y podemos llegar a creer que Dios será fiel mientras no nos equivoquemos en algo. Segundo error. Dios nos ama incondicionalmente y su fidelidad es inalterable.
Hemos visto tristemente como algunas personas faltan a su palabra, e incluso rompen promesas de fidelidad fácilmente. Pero Dios no es así. Él siempre cumple su Palabra. Sus promesas son fieles y verdaderas. “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deuteronomio 7:9).
El Señor ha sido fiel hasta aquí, y tenemos la promesa de que Él no cambia: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).
Haz memoria de las bendiciones que recibiste del Señor y dale gracias por su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 16 de agosto, 2025
“En un abrir y cerrar de ojos”
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” Mateo 24:40-42.
La Segunda Venida de Cristo será repentina y sorpresiva. No habrá oportunidad de reflexión, ni de arrepentimiento de último minuto. La elección que ya hayamos hecho determinará nuestro destino eterno.
El propósito de Jesús al referirse a su regreso no es estimular predicciones ni cálculos acerca de la fecha sino advertirnos que debemos estar preparados.
El arrebatamiento sucederá en un día normal. La gente estará trabajando, comiendo, durmiendo, estudiando, leyendo devocionales… y “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos… los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” 1 Corintios 15:52.
¿Te has puesto a pensar que sucedería si Cristo viniera a buscarnos ahora mismo?
Si el arrebatamiento fuese hoy…
Deberíamos estar en plena comunión con el Señor. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”. 1 Juan 1:6.
Deberíamos estar comprometidos con nuestra santificación, porque sin santidad nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14).
Deberíamos estar usando nuestros talentos naturales y dones espirituales para servir al Señor, porque no podemos “enterrar” lo que se nos asignó.
Deberíamos haber arreglado toda “cuenta pendiente”. Romanos 12:18: “En cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. Como hijos de Dios debemos promover la concordia y no estar enredados en pleitos y peleas.
Deberíamos haber compartido el evangelio con las personas que están a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, de estudio, incluso con aquellos desconocidos a los que el Espíritu Santo nos impulsó a hablarles de Cristo.
Pero no podemos vivir en el “deberíamos”, tenemos que vivir y tomar decisiones aquí y ahora, como si el Señor volviera hoy. “Entiendan lo siguiente: Si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, se mantendría alerta y no dejaría que asaltara su casa. Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen”. Mateo 24:43-44.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 15 de agosto, 2025
“Sobre sus alas”
“Así como el águila revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, y extiende sus alas y los levanta y los sostiene sobre sus plumas, así también el Señor los guió sin la ayuda de ningún dios extraño”. Deuteronomio 32:11-12.
Dios le dijo a Moisés que debía subir al Monte Nebo y ver la tierra prometida desde allí porque se lo iba a llevar a su presencia. Unos días antes Moisés compuso un canto para que el pueblo aprendiera de memoria y una vez que ya no estuviera, recordara sus enseñanzas.
A través de este precioso himno, Moisés describió las maneras en que Dios creó, formó, condujo y estableció a su pueblo usando como ejemplo la manera en que el águila enseña a volar a sus pichones.
En primer lugar dice que “revolotea sobre el nido”. El águila sabe muy bien cuando sus crías ya están listas para usar sus alas. El problema es que hay mucha comodidad en el nido. Los pichones están listos para volar pero prefieren seguir en ese lugar sin hacer ningún esfuerzo. Entonces el águila sabe que necesitan una buena sacudida y los arroja fuera del nido. “Wow, ¡qué desalmada!”, dirían los que no saben lo que sucede, pero esta madre sabe que si sus polluelos permanecen en el nido nunca aprenderán a volar. Dios muchas veces hace lo mismo. Cuando ve que sus hijos deciden permanecer en una zona de comodidad espiritual permite circunstancias que los ayuden a recordar que deben usar su fe.
“Anima a sus pichones a volar”. Mientras los principiantes voladores se ven forzados a usar sus alitas, el águila los acompaña en esos primeros vuelos. No hay simulador, el bautismo de vuelo se hace directamente en el aire. Entonces algunos de los pichones comienzan a protestar: “¡Sálvame mamá, me estás dejando solo!”. “¿Qué te sucede, es que ya no me amas?”. “¿Por qué a mí si mis hermanos siguen en el nido?”. El águila nunca deja solos a sus pichones, siempre está cerca de ellos, pero no interviene hasta que empiezan a mover sus alas. También Dios permite desafíos y situaciones difíciles para que nosotros llevemos su Palabra de la teoría a la práctica, sin embargo, nunca nos abandona.
“Extiende sus alas y los levanta y los sostiene sobre sus plumas”. Cuando la clase número uno parece que terminara con el pico del pichón clavado en el suelo, el águila vuela rápidamente, extiende sus alas y su cría cae sobre sus plumas. Entonces remonta vuelo una vez más y deja caer otra vez a su pichón para que siga practicando y perfeccionando su vuelo. Una y otra vez repite este procedimiento hasta que aprende a volar. Cuando nuestra fe parece desvanecerse, Dios también interviene a tiempo para ayudarnos a crecer. Nunca nos dejará caer, siempre llegará a tiempo para socorrernos.
No sé en qué etapa de entrenamiento te encuentres, pero Dios quiere que sigas desarrollando tu fe, que vayas más alto. Él siempre estará contigo. Podrás experimentar algunas “subidas y bajadas”, pero sus brazos eternos te sostendrán. No dejes que la pereza te impida llevar a cabo los planes que el Señor trazó para tu vida. ¡Atrévete a volar!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 14 de agosto, 2025
“Un remanente preservado con propósito”
“Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces. Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre.” Salmo 12:6-7.
Sabemos por la Palabra de Dios que la maldad se multiplicará en los últimos tiempos. ¿Esto significa que desaparecerá la bondad en la tierra? No. No mientras la Iglesia de Cristo esté aquí siendo sal y luz. ¿Pero no te parece que la Iglesia está cada día más tibia, a punto de desaparecer? Sin embargo, Dios siempre ha preservado a un remanente fiel. Siempre ha sido así a lo largo de la historia.
El “remanente” está conformado por aquellos que permanecen fieles a Dios y a los principios de su Palabra. El Señor le habló sobre un remanente a Elías cuando Israel se encontraba en una situación espiritual deplorable en tiempos de Acab (1 Reyes 19:18). También al rey Ezequías cuando estaban a punto de ser destruidos por los asirios (2 Reyes 19:4, 31). Y Dios continuó hablando de este remanente en tiempos de Isaías (Is. 10:21), de Josías (2 Cr. 34:9, 21), de Jeremías (Jer. 23:3), de Ezequiel (Ez. 9:8); se lo mencionó a Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Sofonías, Zacarías… y también al apóstol Pablo. Esto es lo que dijo en Romanos 11:5: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”.
Pero hay otra realidad paralela a esta, y es que muchos están abandonando sus convicciones. Esto es lo que veía David cuando escribió el Salmo 12: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres” (v.1). David miraba a su alrededor y solo veía personas retrocediendo.
A pesar de esta triste condición, no estamos solos. Dios tiene fieles en todas partes del mundo. Él los preserva, cuida, capacita y dirige para ser luz a la nueva generación. Por eso enseñamos, predicamos, aconsejamos, y exhortamos hasta el día en que el Señor venga por nosotros.
¿Eres parte del remanente? Entonces estás involucrado en la formación de la próxima generación para que conozca, ame al Señor y viva Su Palabra.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 13 de agosto, 2025
“El día está por llegar”
“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.” Génesis 41:38, 40, 46.
Y llegó el día… El jefe de la cárcel y varios sirvientes del rey entraron a la celda donde estaba José y comenzaron a prepararlo para comparecer ante el Faraón. El gobernante había solicitado su presencia para que le interpretara un sueño.
El corazón de José, seguramente, latía con mucha fuerza y por su mente habrán pasado miles de imágenes de su pasado reciente. Ya hacía ¡13 años! que su vida había cambiado para siempre. Sus hermanos lo habían vendido como esclavo y nunca más volvió a ver a su padre. Cuando las cosas parecían mejorar en la casa del general Potifar, es acusado falsamente por su esposa y termina en la cárcel. Allí tuvo la oportunidad de interpretar un sueño al copero del rey y cuando salió de la prisión, José le pidió que se acordará de él, pero ya habían pasado dos años y no tenía ninguna noticia.
Después de todos esos años, ahora está delante del Faraón y el Espíritu Santo lo capacita para interpretar su sueño y aconsejarle lo que debía hacer en los años venideros. Tal fue el asombro del rey que dijo: “Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú” (v.39), y en ese mismo momento nombró a José gobernador de Egipto. En un segundo pasó de esclavo a gobernante.
La miseria quedó atrás, el desamparo y la soledad también, ahora José tenía su propio despacho, un carro, provisión, personas que lo asistían y también comenzó a formar su propia familia. Así es el Señor. Su providencia es real.
Los años más difíciles de José sirvieron para formarlo y prepararlo para ese momento. Ni un día más ni uno menos. Era el tiempo perfecto de Dios. Los sueños que José tuvo en su adolescencia se hicieron realidad porque Dios siempre cumple sus promesas.
Quizás te sientas identificado con José porque el tiempo pasa y Dios todavía no responde tu petición. Tal vez hasta hayas pensado que se olvidó de ti y de las promesas que te hizo. Pero esta historia te demuestra lo contrario. Dios está trabajando en ti y alrededor de ti. Hay situaciones que aún necesitan ser ajustadas y el Señor lo está haciendo. El Espíritu Santo quiere que sepas que “el día está por llegar”.
Todo tiene su tiempo, su momento y su hora nos dice Eclesiastés. No te desanimes, no bajes los brazos, no dejes de orar y creer. ¿Y si el día de tu respuesta fuera hoy?
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 12 de agosto, 2025
“No te duermas”
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia… Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.” Génesis 15:6,12.
Dios le dijo a Abram que le daría una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo, y para confirmar esta promesa el patriarca debía presentar un sacrificio y esperar en la presencia del Señor. Así que el padre de la fe preparó el altar y los animales para el sacrificio y esperó, pero solo había silencio. Siguió esperando y nada. Miraba hacia los cielos pero no había respuesta.
Entonces Abram tuvo sueño. Sí, el padre de la fe empezó a dormirse durante el tiempo devocional… La palabra “sueño” en hebreo es tardemá que significa “letargo, entorpecer”. ¿Te resulta familiar? Por supuesto, seguramente durante un tiempo de oración, en donde nos hemos acercado al Señor con el deseo de escucharlo, de pronto el sueño parece dominarnos.
Abram no solo tenía sueño, también sentía temor porque podía ser atacado por un animal salvaje. Entonces, en ese momento, Dios intervino dándole una revelación tremenda de lo que le acontecería a su descendencia en los próximos ¡cuatrocientos años! ¡Menos mal que el patriarca pudo mantenerse despierto! Allí mismo Dios hace un pacto con Abram prometiéndole, no solo una innumerable descendencia a través de la que Él se iba a glorificar, sino también la configuración del territorio que le daría por haberle creído.
¡Qué aplicación tan clara para nosotros! Cuántas veces nos hemos presentado ante el Señor con nuestras preguntas, peticiones e inquietudes y creemos que Él nos va a responder, pero durante la espera entramos en un período de adormecimiento, letargo, y finalmente se produce la desconexión con el Señor. Él se ha quedado con la respuesta en sus labios porque no hemos podido perseverar hasta escuchar su voz.
En el Salmo 40:1 leemos: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. David sabía que la clave para escuchar a Dios era permanecer con paciencia en su presencia. Muchas veces el Señor nos prueba para saber hasta qué punto estamos interesados en conocer lo que tiene que decirnos. Toda espera que Él permite tiene un propósito.
No permitas que el adormecimiento se apodere de tu alma. Sigue orando, intercediendo, clamando, que el Señor ha oído tus ruegos y la respuesta está en camino.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 11 de agosto, 2025
“Persevera en la Palabra”
“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” 2 Juan 1:9.
El apóstol Juan estaba preocupado por la proliferación de falsas enseñanzas que se estaban infiltrando en la iglesia. Ya lo había profetizado el Señor, pero ahora lo estaba viendo con sus propios ojos. La tercera generación de creyentes que había surgido en Pentecostés, comenzaba a abandonar las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Entonces Juan declara con contundencia: “Si alguien se extravía de la doctrina, no tiene a Dios”. La palabra extraviar en griego es proago que significa “conducirse hacia adelante, adelantarse”. Cuando alguien se extravía, normalmente pensamos que se ha desviado del camino que seguía o ha retrocedido, sin embargo, la palabra original nos indica que es alguien que ha ido más allá de lo establecido, que traspasó los límites señalados.
Cuando era niño (¡y sí, hace muchos años atrás!) recuerdo haber visto los resultados de un grave accidente automovilístico cuando regresaba de un campamento. La imagen de las personas que estaban siendo atendidas por los servicios de emergencia está en mi memoria hasta hoy. Al día siguiente supe la causa del choque: Uno de los vehículos trató de adelantar al otro de manera ilegal en lugar de permanecer en su carril.
En la vida cristiana, la impaciencia también nos puede llevar a tomar decisiones que luego tengamos que lamentar. Cuando alguien comienza a ir más allá de lo que Dios estableció en su Palabra para obtener lo que quiere sin importar las consecuencias, se meterá en graves problemas. Y si continúa actuando de esa manera, finalmente va a extraviarse. Como menciona Juan, esa persona ya “no tiene a Dios”.
El Señor espera que nos mantengamos fieles a Él en cualquier circunstancia. Y para eso, debemos comprometernos a obedecerle siempre en lugar de frustrarnos o tratar de manipular las circunstancias para conseguir lo que deseamos.
Seguir al Señor requiere obediencia a Su Palabra y sensibilidad al Santo Espíritu. Él nos ha provisto todo lo necesario para mantenernos firmes y perseverando, pero debemos elegir caminar en el poder de su Espíritu cada día.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 10 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mirando por lo de los otros”
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.” Filipenses 2:4-5.
Directa o indirectamente la cultura pone mucho énfasis en los éxitos individuales, la búsqueda del placer y el bienestar personal, mirar por nuestros propios intereses, y esto hace que las personas cada vez piensen menos en su prójimo y se debilite la solidaridad. Sin embargo, Jesús nos enseñó, no solo con sus palabras sino con su propio ejemplo, a renunciar al egoísmo para poder servir a los que nos necesitan.
El apóstol Pablo, uno de los grandes imitadores del Señor, nos exhorta en este pasaje bíblico a tener el mismo sentir de Jesús, es decir, genuino interés por los demás.
Pensemos. ¿Con cuánta frecuencia abandonamos el egoísmo por el bien de los demás? ¿Me importan más mis derechos que bendecir al prójimo? ¿Espero recibir algo a cambio de ofrecer ayuda? ¿Siento más satisfacción cuando me sirven o cuando sirvo?
Vencer al egoísmo comienza con una decisión. Jesús lo dijo claramente: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. (Lucas 9:23). Negarse a uno mismo no es un consejo para algunos líderes espirituales sino un mandamiento para todo cristiano verdadero. Quien ha aprendido a someter su egoísmo podrá ser un instrumento útil en las manos del Señor.
Dios está interesado en las necesidades temporales y espirituales de quienes nos rodean y nosotros somos los instrumentos que Él quiere usar.
El Señor quiere desarrollar en sus hijos un espíritu generoso y la disposición a hacer lo que nos pida. Prestemos atención a las necesidades de los que nos rodean y brindemos la ayuda que Dios ponga en nuestras manos, de esa manera el mundo será testigo del amor de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 8 de agosto, 2025
“No te vencerán”
“Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes”. Jeremías 15:20-21.
Como cristianos, somos presionados constantemente por nuestra cultura a alejarnos de la ley de Dios, a tolerar el pecado y abandonar los valores bíblicos. Por eso, más que nunca, necesitamos convicciones firmes, valor y una fe inalterable.
No podemos extrañarnos del comportamiento antagonista del sistema contra los que permanecen fieles a la verdad divina. Ya lo dijo Jesús: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo… el mundo os aborrece.” (Juan 15:19). También lo dijo el apóstol Juan: “Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece”. (1 Juan 3:13). Puede ser que muchas personas se levanten en contra nuestra para presionarnos a cambiar nuestros valores, pero Dios ha prometido fortalecernos en todo tiempo para permanecer firmes.
El Señor será un muro fortificado de bronce a nuestro alrededor. No hay manera de derribarlo. Un muro de piedra se puede desmantelar piedra por piedra, pero no uno de bronce. Dios es nuestra protección contra todos los ataques que puedan venir contra nosotros.
“Pelearán contra ti pero no te vencerán”. Nadie dijo que no vamos a tener que enfrentar situaciones difíciles, pero la promesa es que nadie nos vencerá. El Poderoso Gigante está con nosotros y tenemos la victoria asegurada.
“Yo estoy contigo para guardarte y defenderte”. ¡Amen, así será! Su presencia será evidente sobre nosotros en todo tiempo. No hay momento ni circunstancia en que Dios nos abandone. ¡Él mismo nos defenderá! Cuando le damos nuestra causa a Dios, interviene con su justicia y levanta nuestra cabeza.
“Te libraré de la mano de los malos”. Gente mala hubo y habrá en esta vida, pero el Dios que no cambia seguirá librando a sus hijos de sus ataques.
No tengas temor, Dios es tu Ayudador. La promesa que le dio a Jeremías sigue vigente. “Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”. (Jeremías 1:19).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 7 de agosto, 2025
“Vivificados”
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:7a
David sabía muy bien lo que es vivir bajo presiones que producen angustia. Las pruebas que ha tenido que pasar han sido muy variadas, pero en cada una de ellas vio la liberación de Dios. Presiones del enemigo, presiones de la familia, presiones del pueblo, presiones de los líderes. Era un experto en angustias.
La fe y confianza de David en Dios son dignas de imitar. En momentos difíciles donde la angustia llegaba a su pico más alto, podía declarar su confianza en Dios, con la seguridad de que de Él venía su salvación. Sabía que podía recurrir al Señor porque Él lo iba a “vivificar”.
La palabra vivificar en hebreo es kjaiá que significa “dar vida o revivir; avivar, conservar, infundir, reanimar, resucitar”. Cuando parece que la angustia nos quita el último aliento, cuando todo parece terminado, ¡Dios trae nueva vida!
¡De cuántas situaciones Dios libró a David! Observa todos los salmos que describe la liberación de Dios en tiempo oportuno. Cuando el salmista estaba pasando por situaciones de injusticia donde parecía que iba a perderlo todo, confiaba en la justicia divina y Dios lo vivificaba: “Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia.” (Salmo 143:11).
¡Qué buena enseñanza para nosotros! Cuando estamos en angustia, además de recurrir a la oración, debemos alimentar nuestra alma con la Palabra de Dios. En el Salmo 119, el autor menciona 10 veces que la Palabra vivifica su alma. “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.” (Salmo 119:25). ¡Su Palabra vivifica nuestro espíritu!
En su obra en la cruz Jesús logró la redención de todo aquel que cree en Él y le otorga vida eterna. Hoy somos renovados continuamente por el Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu. Jesús lo envió para hacer realidad su vida abundante en nosotros: “…mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6). En tiempos de angustia, Él tiene los recursos para renovarnos, fortalecernos, mostrarnos la salida, y llenarnos de su gozo inquebrantable.
Si estás pasando por angustias, recuerda que tienes al Dios que vivifica. Cuando todo parece haber muerto, Él lo resucita, cuando parezca que tus fuerzas se agotaron, Él trae renovación, cuando la fe desmaya, la aviva con el fuego del Espíritu. Proclama con certeza la obra del Dios Todopoderoso en ti: “¡Tú me vivificarás!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 6 de agosto, 2025
“El que se humilla será enaltecido”
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Lucas 14:11.
En cierta ocasión, Jesús fue invitado a comer a la casa de un gobernante fariseo y al ver como las personas intentaban ocupar los mejores lugares de la mesa, el Señor aprovechó la situación para enseñar acerca de la humildad con estas palabras: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.
La palabra “humillar” viene del latín humiliare (de aquí humus) que significa “hacer que uno se postre, obligar a reconocer su bajeza ante otro, postrarse”. Bajar el orgullo hasta el humus (suelo) para reconocer que otros pueden tener mayor honor. En términos bíblicos, morir a nuestra carne para permitir que el Espíritu controle nuestra vida.
Sin embargo, los mensajes que recibimos diariamente nos invitan a actuar como si todo girara alrededor nuestro, como si todo se tratara de nosotros; incluso, en algunos lugares donde se predica la Palabra de Dios se ha infiltrado la idea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. Nada más alejado de lo que el Señor nos ha enseñado y demostrado con su propia vida.
En Filipenses 2:5-8 leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
El pasaje comienza diciendo que debemos “tener la misma actitud que tuvo Cristo” ¿Cuáles es esa actitud? La humildad. Como hijos de Dios debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses para poder pensar en el bien de los demás.
Mira algunas de las promesas que Dios le hace a aquel que realmente camina en humildad:
“Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23b.
“Dios da gracia a los humildes.” Santiago 4:6b.
“Comerán los humildes, y serán saciados...”. Salmo 22:26a.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde...”. Salmo138:6.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15.
Algunos que hoy parecen muy “grandes” desaparecerán en el futuro; otros que reciben reconocimiento en este tiempo, no tendrán recompensas eternas. Pero los que se conducen con humildad, el Señor lo enaltecerá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 5 de agosto, 2025
“Amplio en perdonar”
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” Isaías 55:7.
No hay carga más pesada que la culpa por haber pecado; y es aún peor si le hemos fallado a Dios en algo sobre lo que ya le pedimos perdón varias veces. ¿Cómo deshacernos de ese peso? ¿Podremos compensar a Dios haciendo buenas obras o “castigándonos” de alguna manera? ¿Será que habremos agotado las oportunidades de ser perdonados por Dios?
Hay una respuesta divina a todas estas preguntas que no deja de asombrarme: El Dios nuestro es “amplio” en perdonar a todo aquel que se arrepiente sinceramente.
La palabra amplio en hebreo es rabá que significa “aumentar, abundante, colmar, dar demasiado, ensanchar, exceder, mayor, mucho, multiplicar, numeroso”. No hay cantidad de pecados que la gracia de Dios no pueda alcanzar. Si el pecado abunda, sobreabunda la gracia divina (Romanos 5:20).
Por supuesto no debemos tomar su gracia livianamente, como un permiso para seguir viviendo en pecado. El apóstol Pablo lo dijo de esta manera: “¿Seguiremos pecando para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?” (Romanos 6:1-2). El Espíritu Santo no solo nos da convicción cuando pecamos, sino también poder para vencer toda tentación. ¡Hay victoria sobre el pecado!
Cuando Dios perdona, olvida. No guarda rencor ni tiene deseos de venganza contra el arrepentido. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” (Miqueas 7:18).
El perdón de Dios está disponible ahora mismo. Cristo dio su vida para hacerte libre, así que no te quedes encadenado a la culpa.
Si hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, ese gozo también estará en el corazón del arrepentido. ¡Bendito sea Dios que es amplio en perdonar!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 4 de agosto, 2025
“Dios responde cuando le invocamos”
“Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas. Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida”. Lamentaciones 3:57-58.
El libro de Lamentaciones fue escrito por Jeremías después de que los babilonios destruyeran Jerusalén, mataran a una gran parte del pueblo, se llevaran deportados a varios y dejaran a unos pocos en una ciudad destruida, entre ellos, Jeremías. En medio de esa desolación, hace la oración registrada en los vs. 57 y 58.
A este profeta le tocó vivir durante el tiempo más difícil de Israel. Pasó varios años anunciando la caída de la santa ciudad, exhortando al pueblo al arrepentimiento sin ver resultados. Hubo una conspiración contra su vida, intentaron matarlo, lo metieron en la cárcel, en una cisterna, se burlaron continuamente de su mensaje, hasta el rey quemó un rollo que le envió con una palabra de Dios. En medio de esa situación tan difícil invocó a Dios y recibió la respuesta que necesitaba.
Dios se acercó en el momento que oró. Jeremías pudo sentir su presencia. Dios nunca desampara a sus hijos y siempre responde cuando clamamos a él. De hecho, le dijo al profeta que hiciera eso: “Clama a mí, y yo te responderé”. (Jeremías 33:3).
Dios trae paz y seguridad al que confía en Él. Le dijo a Jeremías: “No temas”. Cuando Dios nos dice esto significa que tiene el control, sabe lo que está sucediendo y está interviniendo a nuestro favor.
Dios es nuestro abogado defensor. Todas nuestras causas están en sus manos. Cuando somos objeto de alguna injusticia podemos descansar sabiendo que Él se ha hecho cargo de nuestra situación y hará la diferencia entre los justos e injustos.
Dios redime nuestra vida. Sabe cómo rescatarnos del hoyo más profundo. Jeremías lo experimentó en carne propia. Cuando fue puesto en una cisterna para que muriera, Dios envió un grupo de personas temerosas que lo libraron de ese terrible final.
Jeremías, por ser levita, conocía los salmos y más de una vez habrá venido a su mente este pasaje: “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. (Salmo 50:15). Si estás atravesando un día de angustia, invoca el nombre del Señor Todopoderoso porque intervendrá oportunamente y tendrás otro motivo más para honrar y alabar a Dios. Él está atento a tu oración.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 3 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Las palabras de Jesús”
“Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron: ¿Por qué no lo trajeron? ¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! -contestaron los guardias.” Juan 7:45-46.
Muchas veces los religiosos intentaron echarle mano a Jesús pero no pudieron. Estaban tan enojados con el Señor por decirles la verdad, que solo querían deshacerse de Él para acallar el mensaje intranquilizador de sus conciencias. Pero no había caso, una y otra vez fallaban en sus intentos. No sabían que la hora de Dios para que Jesucristo entregase su vida no había llegado.
En cierta ocasión enviaron a la “policía” de esa época para arrestar a Jesús, pero las palabras que estos hombres escucharon del Señor produjeron tal convicción en sus vidas que regresaron sin Él porque no encontraron ningún motivo para arrestarlo.
Las mismas palabras de Jesús son apreciadas por corazones espiritualmente sensibles y odiadas por corazones duros. El Señor sabe quiénes son los que habrán de creer y también quiénes rendirán sus vidas completamente a Él. Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.” (Juan 6:63-64).
El Señor sigue hablando. Sus palabras quedaron registradas en la Biblia para seguir transmitiendo vida. Él sigue salvando, libertando, restaurando y sanando, pero se requiere fe para que cada una de sus promesas se haga realidad en nosotros. Nuestra respuesta a sus palabras hará la diferencia. Si podemos creer que ellas todo cambiará en nuestra vida.
Quiera Dios que nuestra respuesta sea la misma que la de sus discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Juan 6:68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 1 de agosto, 2025
“Dios redimirá mi vida”
“Ninguno de ellos puede salvar a su hermano, ni dar nada a Dios a cambio de su vida. El rescate de una vida tiene un alto precio, y ningún dinero será jamás suficiente para que siga con vida para siempre y nunca llegue a experimentar la muerte. Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomará consigo”. Salmo 49:7-9,15.
Humanamente hablando, los hijos de Coré tenían razón. No había persona en este mundo que pudiera redimir ni pagar el rescate por su vida, por lo tanto el hombre estaba destinado a la muerte eterna. Sin embargo, hay una expresión profética en este Salmo: “Dios redimirá mi vida del poder del Seol”. Y así fue, Jesús lo hizo posible al morir en la cruz. “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Hebreos 9:12).
¡Cuántas gracias debemos darle al Señor por su obra redentora! Lo que era imposible para el ser humano Dios lo hizo posible al enviar a su Hijo. Jesús se despojó de toda su gloria y se hizo hombre, igual a nosotros pero sin pecado, para hacernos libres. “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” (Colosenses 2:14).
Hay una parte de la redención que todavía no se ha completado y es la destrucción total de la muerte. Un día, los cristianos que murieron serán resucitados con cuerpos transformados al igual que los creyentes que estemos vivos en ese momento y seremos llevados por Cristo a su gloria eterna. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
El plan de Dios es perfecto, y la redención de Jesucristo también lo es. Pronto nos uniremos al coro celestial para adorar al Rey de reyes y Señor de señores eternamente: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.” (Apocalipsis 5:9).
Espero que estés listo para ese día. Jesús vendrá en las nubes a buscar a los que le recibieron como su Salvador, le aman y esperan su venida. No busques señales, ya están cumplidas. En cualquier momento, “en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” (1 Corintios 15:52). ¡Ven Señor Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 31 de julio, 2025
“La voz del Espíritu Santo”
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan 14:26).
El Espíritu Santo ha venido a morar en el corazón de todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador y Señor de su vida. Habita en nosotros con muchos propósitos y uno de ellos es hablar a nuestro espíritu.
Desde que el Espíritu Santo irrumpió en la Iglesia a partir de Hechos 2, ha sido notorio que Él habla permanentemente a los creyentes. No se expresa a través una voz audible a nuestros oídos, sino que es esa voz interior que debemos aprender a reconocer.
Presta atención a los siguientes pasajes bíblicos: “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan”. (Hch. 10:19). “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar”. (Hch. 11:12). “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. (Hch. 13:2). “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.” (Hch. 21:11). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:7ª). El Espíritu Santo habla a todo aquel que le quiere oír.
Aprendemos a escuchar… escuchando. No se trata de tomar un curso, sino de desarrollar nuestros oídos espirituales a través de una comunión diaria con el Espíritu Santo. Él te hablará y nada de lo que te diga se contradecirá con la Palabra de Dios. Esto te servirá también para distinguir Su voz de otras voces.
Dedica suficiente tiempo a la comunión con el Espíritu Santo. Él no hablará con nadie que tenga prisa. Permítele enseñarte las cosas profundas y ocultas de Dios. Cuanto más nos rindamos a Él, más transformados seremos a imagen de Cristo, más dispuestos estaremos a llevar a cabo la voluntad de Dios y mejor equipados para servirle.
Ser guiados por el Espíritu Santo debe ser el estilo de vida de todo hijo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de julio, 2025
“Acallar nuestra alma”
“En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho”. Salmo 62:1-2.
¿Te has dado cuenta que los salmistas son totalmente sinceros cuando expresan lo que sienten? Ellos describen su estado de ánimo con muchos detalles, hablan sobre sus debilidades, pero también enfatizan su confianza en Dios a pesar de todo lo que les acontece.
David había aprendido a “acallar su alma”. La palabra acallar en hebreo es dumiyá que significa “estar en quietud; silenciosamente; estar quieto, tener confianza”. Muchas voces llegan a nuestros oídos físicos y espirituales y debemos silenciarlas para poder escuchar la única voz que necesitamos oír, la del Señor. Si hay una salida a una situación desesperante, una puerta abierta a un gran desafío, o una palabra de sabiduría para tomar una decisión, se encuentra exclusivamente en el Señor.
David se conocía muy bien, sabía que sus debilidades habían podido con él más de una vez, por eso dice: “No resbalaré mucho”. Tal vez estaba pensando que podía llegar a resbalar otra vez. La palabra resbalar en hebreo es mot que significa “oscilar, deslizarse, sacudir, caer, temblar, titubear”. Sin embargo, tres versículos más adelante su confianza empieza a crecer y declara: “Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré”. Ahora sí su fe está puesta totalmente en Dios.
¡Qué gran verdad para aplicar a nuestras vidas! Debemos aprender a acallar nuestra alma para escuchar al Señor y reposar en Él. Alguien dijo: “Dios puede lograr mucho más a través de un espíritu rendido, que nosotros en veinticuatro horas de actividad frenética”. Cuando somos capaces de eliminar toda distracción para poder enfocar nuestra atención en el Señor, entonces encontraremos el descanso y las respuestas que necesitamos.
“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza…” Isaías 30:15.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de julio, 2025
“Cánticos de liberación”
“Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Salmo 32:7.
¡Qué descanso trae a nuestra alma saber que hemos sido perdonados por Dios! Esta es la declaración de David en este salmo. Son muy bienaventurados aquellos que han sido justificados. Ahora sabemos que Dios puso nuestros pecados sobre Jesucristo en el Calvario y nos liberó del peso de la culpa.
David nos dice que Dios era su “refugio”. Esta palabra en hebreo es séter que significa “bajo cubierta, escondedero, esconder, oculto, rodear, secretamente”. Cuando los susurros maliciosos del diablo o recuerdos de nuestra vieja y pecaminosa historia vienen a nuestra mente, estamos escondidos, protegidos bajo la cubierta de la cruz. Ahora Dios ya no nos ve como injustos, sino como sus hijos. ¡Él mismo es nuestra protección!
Dios nos guarda de la angustia y otras veces en la angustia. Cuando enfrentamos situaciones difíciles o consecuencias de decisiones pasadas, Dios guarda nuestro corazón. El Espíritu Santo siempre tiene una palabra reconfortante, una promesa que aplica a nuestra situación que nos levanta y nos ayuda a seguir adelante.
Somos rodeados con cánticos de “liberación”. En hebreo esta palabra es palát que significa “librar, guardar, libertar, salvar, dar seguridad”. El Espíritu Santo nos envuelve no solo con pensamientos de justicia sino también con cánticos de alabanza. Muchas veces nos trae a memoria alguna canción que hemos aprendido en la iglesia que nos recuerda lo que Cristo hizo por nosotros. Cuando alabamos a Dios estamos recordando sus grandes obras. “¡Grande y Fuerte es nuestro Dios!” ¡Eres Todopoderoso, eres Grande y Majestuoso!” “¡Te doy gloria, gloria, a ti Jesús!”
Este Salmo termina así: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” (v. 11). Le alabamos y nos gozamos por la maravillosa seguridad que llena nuestro corazón: Somos hijos de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de julio, 2025
“La Fuente de todo bien”
“La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que las aves?” Lucas 12:23-24.
A mis vecinos les encanta colocar comederos en los árboles para que los pájaros vengan a sus jardines y patios. No estoy seguro que lo hagan por la preservación de la vida animal, sino más bien para disfrutar de los maravillosos colores de las aves y también de sus cantos.
En cierta ocasión me puse a observar los diferentes alimentos para aves que estaban a la venta. Me sorprendí de la cantidad de productos. Hay de todo para todos… excepto para cuervos. ¡Quién quisiera alimentar a los cuervos! No tienen bellos colores, su canto es irritante y destruyen los cultivos. Nadie quiere darles de comer. Bueno, nadie no… Dios sí. Él se encarga de que cada día tengan lo que necesitan. “¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes por falta de comida?” (Job 38:41).
Jesús dijo específicamente que si Él cuida de los cuervos, ¡cómo no lo que hará con sus hijos amados! Para Dios somos extremadamente valiosos, tanto que envió a su Hijo a morir por nosotros.
Es cierto que tenemos la responsabilidad de trabajar para procurarnos nuestro sustento, sin embargo, Dios promete que suplirá lo que nos falte cuando atravesemos momentos difíciles. Nuestra verdadera seguridad está en el Señor. Ya sea que tengamos muchos o pocos, deberíamos estar tranquilos porque Él es nuestro proveedor.
Sin embargo, hay algo más importante que el alimento y el vestido. “La vida es más que la comida”. La palabra vida en griego es psyje que hace referencia al alma, allí donde está nuestra conciencia, voluntad, sentimientos, pensamientos. El alma es lo que Dios santifica diariamente para que nuestro carácter se parezca más al del Señor. Entonces debemos preocuparnos por alimentar primero la psyje. Un alma bien alimentada sabe pedir a Dios con fe y está confiada en su cuidado.
El principio fundamental sigue siendo el mismo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mi vida en tus manos”
“En tu mano están mis tiempos…” Salmo 31:15.
Cuando David escribió este Salmo estaba pasando por grandes presiones.
La palabra hebrea usada aquí para tiempo es “et” que significa “años, hora, mientras, tarde”; pero también significa “época, estación, temporada”. David expresa que ya sean momentos o tiempos buenos, de paz y abundancia, o tiempos malos, de presiones e inestabilidad, todos están en las manos de Dios. ¡Qué declaración! David podía confiar que Dios estaba en control de su vida en cualquier temporada.
Todos pasamos tiempos difíciles, y la Palabra de Dios nos enseña a poner todo en las manos del Señor. Él es el único que sabe bien por lo que estamos atravesando, y también el que nos mostrará la salida. Mientras tanto, recordemos que Dios todo lo permite con propósito.
Las temporadas de escasez nos hacen buscar a Dios. Esos tiempos son los propicios para verle obrar milagros. Pero también habrá temporadas de abundancia donde deberemos saber administrar correctamente, ser generosos y ayudar a los necesitados.
El apóstol Pablo también nos enseña con su vida a estar preparados para todo tiempo: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:12-12). ¡El Señor era quien lo sostenía en todas sus temporadas!
¿Cómo definirías tu temporada actual? ¿Estás seguro que has puesto este tiempo en las manos del Señor?
Aférrate a la realidad de que tú y las temporadas cambiarán, pero Dios siempre será el mismo. Eso significa que no te fallará. El Señor jamás se olvidará de ti, está a tu lado siempre. ¡Grande es su fidelidad!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 25 de julio, 2025
“Ejemplo de servicio”
“De los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot…Y todos éstos estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios.” 1 Crónicas 25:3.
Lamentablemente muchos se saltean las genealogías de la Biblia porque no ven su propósito. En el versículo citado tenemos un buen ejemplo para darnos cuenta de su importancia. Se menciona a Hemán y aparecen los nombres de sus catorce hijos. Si prestamos atención, descubriremos por qué Dios decidió incluirlos en la Biblia.
Tal vez te sorprenda saber quién es Hemán. Su padre se llamaba Joel y su abuelo… ¡Samuel! (1 Cr. 6:33). ¡Quién no conoce al profeta que ungió a David para ser rey! Lo cierto es que este nieto podría haber vivido a la sombra de la gran figura de su abuelo, pero lo que Hemán recibió desde niño lo llevó a amar a Dios y a decidir servirle con entusiasmo y excelencia.
Lo llamativo es que tuvo ¡catorce hijos y tres hijas! Si tú estás preocupado por uno o dos, imagínate lo que fue criar a 17. A pesar del desafío, este levita tomó tiempo para enseñarles música a sus hijos, un instrumento a cada uno, y los ensambló para formar una orquesta. ¡Debería sonar muy bien la “Heman’s Sons Band”! Ministraban en la presencia de Dios y lo hacían con excelencia. Esa era la medida para servir en el Templo en los tiempos de David. Nadie que no tuviera pasión por el Señor pasaba el umbral de la casa de Dios.
La historia de Hemán debe motivarnos a ser responsables de la parte que nos toca: Llevar a nuestros hijos a los pies de Cristo para que tengan una fuerte y viva relación con Él y anhelen servirle.
Si todavía no eres padre o madre, prepárate. Si lo eres, no te canses de sembrar en la vida de tus hijos. Motívalos a amar y a tener experiencias reales con Jesucristo. No estás solo, el Espíritu Santo te dará sabiduría, paciencia, discernimiento y autoridad.
¡Qué tus hijos puedan ver en ti, el privilegio y el gozo de servir al Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de julio, 2025
“Inmutables promesas”
“Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.” Hebreos 6:17-18.
De todos los atributos de Dios, en el libro de Hebreos se señala su inmutabilidad. Esta palabra en griego significa “que no puede ser cambiado o alterado”. Nadie ni nada puede cambiar a Dios. Él es eterno, sabio, misericordioso, fiel, justo, santo, amoroso, bondadoso, fiel, y lo seguirá siendo por la eternidad.
Hay “dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta”, sus promesas y su juramento de cumplirlas. La palabra promesa en griego es epangelía que significa “anuncio de algo que vendrá; asentimiento, seguridad divina de algo bueno”. Cuando Dios declara que algo va a suceder, sucederá. Todo lo que ha establecido desde la eternidad se cumplirá al pie de la letra. ¡Qué seguridad y descanso es saber que es imposible que Dios mienta!
Alguien contó las promesas que Dios dejó registradas en la Biblia y según sus cálculos, hay 3573. Cuántas ¿no? Pero realmente no me moviliza la cantidad exacta de promesas que pueda haber, mi mayor anhelo es que se cumplan en mi vida, en mi familia y en cada hijo de Dios.
Cuando leemos la Palabra esperando que el Señor nos hable, el Espíritu Santo nos mostrará esas promesas y nos dará convicción de que se han escrito para nosotros. La fe sólida se establece al estudiar y creer lo que Dios nos dice. Según Hebreos, eso nos da un “fortísimo consuelo” para mantenernos unidos a Cristo, nuestra esperanza.
Vivimos en un mundo caracterizado por el cambio; nosotros mismos cambiamos, pero el Señor sigue siendo el mismo. Podemos confiar en Él porque su Palabra nos confirma su inmutabilidad. Recuerda: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya! ¡Dios nunca ha cambiado y seguirá interviniendo en nuestras vidas!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de julio, 2025
“Devoción incomprendida”
“Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”. 1 Samuel 1:12-17.
No todo el mundo entenderá nuestra relación con el Señor. Algunos pueden juzgarnos mal o llegar a conclusiones desacertadas por sus ideas preconcebidas, estereotipos o la opinión o presión de la mayoría. Le pasó a Ana, la madre de Samuel. Mientras estaba en el santuario, se retiró a un lugar apartado para orar. Ella anhelaba tener un hijo. Su clamor era profundo, su oración estaba cargada de angustia debido a su esterilidad, pero no se oían sus palabras, solo movía los labios. Entonces el sumo sacerdote, al verla, sacó una conclusión apresurada: “Está ebria”. Sin duda habló sin ninguna guía de Dios.
¿Qué hubiéramos contestado si estuviésemos en el lugar de Ana? Ella actuó con humildad y mansedumbre, explicándole a Elí lo que le estaba ocurriendo. Al fin, su oración fue contestada, tuvo a hijo Samuel y se lo entregó al mismo sumo sacerdote que hacía un tiempo la había confundido con una ebria.
Nosotros también podemos enfrentarnos a personas que nos juzguen de manera equivocada. Tenemos que saber que no todos comprenderán nuestro amor y devoción al Señor, nuestros anhelos espirituales más elevados, nuestras peticiones más intensas. “No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender”. Isaías 44:18.
No dejes de orar por lo que digan los demás. No cambies tu devoción para ser aceptado por otros que no están conectados con el Señor. Sigue creciendo en la verdad. Derrama tu corazón en su presencia y no dejes de creer. Si te aferras y confías en lo que Dios te ha dicho, podrás ver las respuestas a muchas de tus peticiones para la gloria del Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de julio, 2025
“La barrera de la mitad”
“Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar… Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.” Nehemías 4:6,10-11.
El trabajo iba maravillosamente bien, todos trabajaban con mucho ánimo, energía y entusiasmo… pero al llegar a la mitad de la construcción, se detuvieron. Los trabajadores comenzaron a pensar en lo que les faltaba hacer y se desanimaron.
A todos nos puede pasar que lleguemos a la “barrera de la mitad” y en lugar de ver lo que logramos con la ayuda de Dios, ponemos la atención en lo que nos falta y dejamos de esforzarnos y creer.
Cuando el pueblo estaba construyendo el muro, los enemigos comenzaron a desanimarlos, a burlarse de ellos, a decirles que era muy complicado terminar la obra y también peligroso. ¡Menos mal que estaba Nehemías, el líder que siempre veía el vaso medio lleno! Él se movía con fe, valor y determinación, y sabía que Dios les daría los recursos y las fuerzas para completar la obra. “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible”, le decía al pueblo. A partir de ese momento, los trabajadores volvieron a construir hasta que terminaron el muro.
Cada vez que nos proponemos “edificar”, ya sea nuestra vida, a nuestra familia, iglesia, amigos, vecinos, y familiares, el diablo, enemigo de Dios y de su pueblo, busca desanimarnos para que dejemos todo a medias. Nehemías sabía esto y no estuvo dispuesto a aceptar las amenazas de sus enemigos, ni las quejas del pueblo y les animó a trabajar. La historia nos dice que el muro se construyó en 52 días y los enemigos no pudieron entrar más a Jerusalén porque estaba protegida.
Si estás enfrentando tu propia “barrera de la mitad”, recuerda todo lo que Dios ha hecho hasta aquí por ti, sus intervenciones, sus milagros, su ayuda, su fidelidad. Ahora levántate y termina lo que empezaste. Aprópiate de las palabras de Nehemías: “El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos”. (Nehemías 2:20). ¡Toma nuevas fuerzas y sigue adelante!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de julio, 2025
“Levanta tus ojos al cielo”
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25-26.
Asaf era un adorador permanente en Jerusalén. No se había ofrecido como voluntario para estar en el ministerio de alabanza y adoración, sino que estaba consagrado y dedicado al servicio del Señor todos los días de su vida. Sin embargo, como hombre, tenía debilidades y temores.
Debemos estar agradecidos con Asaf por ser tan sincero al hablar de sus sentimientos. En este Salmo menciona que muchas veces su cuerpo y su alma parecían “desfallecer”. Esta palabra en hebreo es kalá que significa “acabar, cesar, decaer, desmayar, desvanecer, marchitar, secar”. Muchas veces se sintió frustrado por lo que veía y fue impactado física y emocionalmente. Sin embargo, volvía a levantarse porque amaba a Dios más que a nada. Para el salmista su bien era estar cerca del Señor.
De él también podemos aprender que nuestra mirada debe elevarse a los cielos. Si solo miramos las circunstancias que nos presionan, el diablo ganará ventaja. Recordemos que Satanás busca debilitarnos para tener oportunidad de dañarnos.
También el escritor del Salmo 121 nos dice que debemos alzar nuestros ojos al cielo cuando nos sentimos desfallecer: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. (vs.1-2). Su ayuda no vendría de los “montes”, sino del que creó los montes y todo lo que hay en el cielo y en la tierra.
Si te sientes decaído, puede ser que ni siquiera tengas fuerzas para susurrar una oración, pero aunque no puedas pronunciar una palabra, te animo a levantar tus ojos al cielo y hablarle a Jesús en tu espíritu. Solo dile: “Señor, ayúdame. Esto es demasiado para mí. No puedo hacer nada excepto poner mi fe en ti. Confío que vendrás en mi ayuda”.
Asaf termina el Salmo 73 con estas palabras: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza…” (v.28).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Muchos días sin orar”
“Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez.” Jonás 2:1.
Jonás era un hombre de Dios, comprometido con predicar la Palabra, pero cuando supo que por su predicación sus enemigos podían arrepentirse y librarse del castigo, hizo su maleta y viajó en sentido contrario a su llamado.
Conocemos la historia. Durante su viaje se levantó una gran tempestad y el capitán del barco lo fue a buscar para que orara. Pero cómo iba a orar… si sabía que lo que estaba sucediendo era su culpa por intentar huir de Dios. Finalmente pidió que lo arrojaran al mar para que la tormenta se aquietara. Seguro pensó que ya no tendría que preocuparse por lo que Dios le había encomendado. Pero no fue así…
Jonás pasó tres días y tres noches en el vientre del pez (Jonás 1:18) sin orar… Recién al final del tercer día reaccionó y decidió hablar con Dios. El capítulo 2 registra la oración de Jonás.
Todos podemos tener la actitud de Jonás en ciertas circunstancias. Creemos que si dejamos de orar el Señor se dará cuenta de que estamos enojados por no responder a lo que le pedimos y así quizás “reaccione y cambie de opinión”. ¿En serio? Si quienes necesitan la oración somos nosotros no Dios. Alejarnos del Señor es perder totalmente el rumbo.
Otras veces dejamos de orar porque hemos desobedecido a Dios y creemos que hasta no “pagar” por nuestro error e intentar arreglar las cosas por nuestra cuenta, no podemos ir a su presencia. Pero Dios es claro en su Palabra: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9).
A pesar de nuestros errores, Dios no puede dejar de amarnos, no puede dejar de ser fiel, es parte de su misma naturaleza. “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Ti. 2:13). Por eso nos busca, y si es necesario envía alguna “tempestad” para hacernos reaccionar.
Si te sientes distanciado de Dios, no des más vueltas, solo vuelve a Él. El Señor te está esperando. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20).
Él es paciente y persiste en su intento de llegar a nosotros. ¿Le abrirás la puerta de tu corazón?
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de julio, 2025
“En días de adversidad”
“¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?” Salmo 49:5.
Hay días que quisiéramos que nunca lleguen. Preferimos escondernos, irnos al otro extremo del mundo y no tener que lidiar con los problemas que se avecinan o desafíos que parecen superarnos. A esos días el salmista los define como “de adversidad”. En hebreo es la palabra rah que se traduce primeramente como “malo”, sin embargo tiene muchas acepciones que detallan como pueden ser esos días: “Aflicción, agravio, calamidad, calumnia, desastre, desgracia, difícil, doloroso, duro, fastidioso, injusto, malestar, malicia, molesto, penoso, terrible, triste”. Creo que todos hemos pasado algún “día de adversidad”, pero ¿cómo lo afrontamos?
A los días de adversidad hay que enfrentarlos en oración. Dios puede mostrarnos el propósito por el cual enfrentamos esa época difícil y la salida que tiene preparada. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con fe. El salmista se pregunta: ¿Por qué he de temer? No está diciendo que tiene temor, sino que se dice a sí mismo: “No tienes por qué sentir miedo. ¡Vives bajo el cuidado de Dios! Cuántas veces el Señor intervino en una situación que parecía no tener solución.
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con valentía. Son días que sirven para saber cómo está nuestra fe, nuestra dependencia, nuestro sometimiento a los propósitos perfectos de Dios. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con el poder del Espíritu Santo. Todos los recursos que necesitamos para vencer vienen de Él. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6)
Recuerda que hemos sido redimidos por Cristo, le pertenecemos a Él y ha prometido estar con nosotros todos los días. Nuestras vidas están en sus manos. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. (Salmo 62:5).
Pastor Pablo Giovanini
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Juves 17 de julio, 2025
“Una generación que conozca a Dios”
“Y murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová… Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía a Dios, ni sabía lo que había hecho por Israel.” Jueces 2:8-10.
¡Qué triste comienzo en Canaán! Había que consolidar y extender la conquista y la generación que le seguía a Josué no había visto las obras poderosas que Dios había hecho por su pueblo, y tampoco lo buscaron para conocerlo.
Fundamentalmente el propósito de incluir relatos como estos en la Biblia es dejarnos saber lo que sucede cuando no sembramos en nuestros hijos la Palabra de Dios, cuando no los motivamos a tener una relación viva con el Señor y no les damos ejemplo ni los acompañamos a dar sus primeros pasos hacia Dios.
Nuestro mundo está desenfrenándose a pasos agigantados. Los agentes educativos que en otro tiempo compartían la responsabilidad, junto con la familia, de enseñar y reforzar los valores éticos y morales, hoy, en su gran mayoría, son los promotores de un nuevo concepto de libertad y tolerancia que va directamente en contra de todo principio establecido por Dios. Incluso los padres se ven amenazados cuando intentan hacer prevalecer los valores cristianos que enseñan a sus hijos. No hace falta ser profeta para decir que la próxima generación tendrá que luchar intensamente para mantenerse firme en la fe.
¿Qué anhelamos para nuestros hijos? ¿Qué valores le estamos transmitiendo a la próxima generación? ¿Tenemos claro que si ellos no son capaces de conocer al Señor estarán perdidos? Nuestros niños, adolescentes y jóvenes necesitan experimentar a Dios. No alcanza con relatarles historias bíblicas, deben probar en sus propias vidas el poder de Dios. Si ellos no lo ven primero en nosotros, nunca lo anhelarán.
Debemos volver al tiempo de oración en familia; la lectura de la Biblia debe formar parte de las actividades diarias; y tener conversaciones espirituales que nos motiven a crecer debería ser algo normal. Observa las palabras que Pablo le habla a Timoteo como si fuera un padre conversando con su hijo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza… ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas…” (1 Timoteo 4:12-15).
Es hora de levantarnos y hacer la parte que nos toca. No importa si todavía no eres padre o madre, puedes prepararte para los próximos años o animar a otros que ya lo son para que actúen con responsabilidad cristiana.
Nunca olvidemos que lo que sembramos eso es lo que vamos a cosechar. No dejemos de sembrar, “pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.” (Gálatas 6:9).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de julio, 2025
“Mirar a Dios”
“Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.” Salmo 34:5.
Este salmo fue escrito por David después de haber experimentado el cuidado de Dios en medio de los filisteos. Su relato nos detalla cómo intervino Dios de manera poderosa cuando él decidió poner su confianza en el Señor.
Mirar a Jesús no es un evento único. Hebreos nos dice que debemos hacerlo constantemente: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. (Hebreos 12:2-3). Para perseverar, no cansarnos ni desmayar, debemos mantener nuestra mirada en Cristo.
En la práctica significa cambiar nuestro enfoque. En lugar de poner la mirada en las personas que nos prometieron ayuda, en las circunstancias para ver si son favorables, en los recursos que tenemos disponibles, o en nuestras propias capacidades y experiencia, es mirar con fe al Señor y recordar quién es Él.
Cuando ponemos nuestra mirada en el Señor nuestros rostros se iluminan, cambia nuestro semblante.
Cuando la carga se va de nuestra mente y corazón, cuando nos sentimos seguros en Dios, esto se refleja en nuestra apariencia. Los demás pueden ver esperanza y paz en nuestro rostro.
Nadie que haya confiado en Dios puede lamentarse de ello, ninguna persona que decida poner toda su confianza en el Todopoderoso podrá llegar a sentirse defraudado o avergonzado. David sabía que Dios jamás abandonaría a aquel que confía en Él. Dios sería su ayudador y le haría justicia a su tiempo.
Levanta tu mirada a Aquel que está sentado en su trono; al que todo lo sabe y todo lo puede, y descansa en su amor y cuidado.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de julio, 2025
“Libres de maldición”
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” Gálatas 3:13-14.
El sacrificio de Jesús en la cruz fue perfecto. Esto significa que no debemos añadirle acciones de ningún tipo a su obra redentora. ¡Todo lo que necesitábamos para ser salvos ya fue provisto por Jesucristo! No hay nada que completar. ¡Aleluya!
Para muchos este concepto bíblico está claro en la teoría, pero en la práctica se contradicen. La culpa, la vergüenza y el temor nos pueden jugar una mala pasada y podemos terminar creyendo las mentiras con las que Satanás busca esclavizarnos espiritualmente.
En la mayoría de las culturas hispanas, la consulta a brujos, santeros, médiums, parece ser normal. Muchos se acercan a estas personas para que les ayuden con problemas de salud, relaciones rotas, venganzas, deshacer maldiciones generacionales, entre otras cosas. El diablo, el dios de este siglo, ha cegado el entendimiento de la gente para que crean más en cuestiones esotéricas que en la Palabra de Dios. Incluso muchos cristianos son capaces de leer el horóscopo para saber cómo les irá en el día… y después leen la Biblia. Ay…
Haber vivido en estos ambientes ha condicionado la fe de muchos cristianos, y aunque creen que Jesús tiene poder para salvar, piensan que ciertas historias de su pasado relacionadas con la hechicería y maldiciones, siguen siendo parte de su vida. Frente a semejante mentira del infierno, debemos recordar el pasaje con el comenzamos. Cristo murió en la cruz para llevarse toda maldición sobre Él, y esta fue una obra perfecta y completa. No hay ningún mal que la cruz no haya podido cancelar. Toda persona es libre desde el mismo momento que acepta a Cristo como su Salvador y Señor. Ya no hay lugar para el enemigo porque el Espíritu Santo viene a hacer morada en ella. “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, le guarda y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18).
No permitas que Satanás y sus demonios te hagan dudar del sacrificio perfecto de Jesús en la cruz. No permitas que aquellos que distorsionan la Palabra Dios con el fin de manipularte te mantengan esclavizado. Pablo nos exhorta: “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” (1 Corintios 7:23). El apóstol no está hablando de la esclavitud literal sino espiritual. Y otra vez: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas 5:1).
Toma tiempo para alabar, adorar y agradecer al Señor por su sacrificio perfecto, porque te ha redimido, se llevó toda tu culpa, tu vergüenza, tus temores y te ha hecho una nueva criatura. ¡Bendito sea Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de julio, 2025
“Insondables e inescrutables caminos”
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Romanos 11:33.
Si no pusiéramos la cita a estas palabras, seguramente pensaríamos que se trata de un salmo de David, pero son palabras del apóstol Pablo. A través de ellas el apóstol alaba a Dios por la perfección de sus planes eternos.
Los caminos de Dios son “inescrutables”, significa que no pueden ser comprendidos plenamente por el ser humano. Aun así, cuando pasamos por experiencias difíciles de explicar y no llegamos a entenderlas plenamente, nuestra fe nos dice que Dios sabe lo que está haciendo. Él no actúa de manera arbitraria, sino que gobierna nuestras vidas con perfecta sabiduría, justicia y amor.
Cuando leemos las historias de hombres y mujeres como Abraham, Moisés, José, Ester, Rut, Elías, Daniel, Pablo y tantos otros que aceptaron ser guiados por Dios, aun cuando atravesaron circunstancias que en principio fueron difíciles de entender, se rindieron al Señor y siguieron confiando y alabándole.
Ahora nosotros leemos sus historias y no tenemos ninguna duda acerca de lo perfecto que fueron los planes y propósitos de Dios. No hubo ningún error. Como tampoco hay equivocación en lo que Dios está haciendo con tu vida y con la mía aunque a veces no lo entendamos.
En Isaías 55:8-11 Dios mismo nos dice: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir…así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié”.
Teniendo en cuenta que Dios quiere lo mejor para sus hijos, descansemos en su sabiduría, misericordia y amor infinitos. Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El Dios de la gloria”
“Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré”. Hechos 7:2-3.
¿Qué anhelamos, la gloria de Dios o al Dios de la gloria? Esteban lo tenía muy claro. Cuando hace referencia a nuestro Señor, él lo llama “el Dios de la gloria”.
Israel fue impactado, movido, sostenido y maravillado por la gloria de Dios. La habían visto manifestada desde que salieron de Egipto a través de acciones sobrenaturales. Las diez plagas marcaron la diferencia entre ellos y los paganos. Vieron el mar Rojo abrirse de manera poderosa, lo mismo que el Jordán, para entrar a la tierra prometida. Caminaron por cuarenta años bajo una nube de gloria que les servía de sombra de día y fuego de noche. Fueron testigos de su manifestación en el tabernáculo y luego en el Templo. Ningún israelita quedó indiferente ante la manifestación de la gloria de Dios.
Incluso el apóstol Pablo hace alusión de esa gloria al mencionar los privilegios que había recibido Israel y aun así le desobedecían y rechazaban permanentemente. “Ellos son el pueblo de Israel, de ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.” (Romanos 9:4). Estaban tan enfocados en la gloria de Dios que olvidaron al Dios de la gloria.
Pero Esteban era diferente. Había conocido a Dios a través de Jesucristo. Relacionarse diariamente con Él hizo que su gloria sea simplemente una consecuencia, un reflejo de esa relación profunda. Esto fue tan evidente que cuando Esteban comenzó a hablar a los miembros del concilio, todos “vieron su rostro como el rostro de un ángel.” (Hechos 6:15). Al terminar su discurso: “Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (v. 55). Allí estaba Jesús, esperándolo con los brazos abiertos mientras lo apedreaban. ¡Dios lo recibió en su misma gloria!
Y nosotros, ¿anhelamos solo ver su gloria de vez en cuando, o nuestra pasión es conocer a Cristo? ¿Nos conformamos con los milagros de Dios o anhelamos ver al Dios de los milagros? ¿Buscamos las añadiduras del Reino de Dios y su justicia, o queremos encuentros diarios con el Rey de los cielos? Es cuestión de prioridades.
Hoy podemos cambiar nuestra perspectiva y enfocarnos verdaderamente en la persona de Jesucristo para construir una relación más profunda con Él. Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. (Filipenses 3:8).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de julio, 2025
“Ora hasta que algo suceda”
“Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.” 1 Reyes 17:21-22.
Elías pasó los tres años de la sequía que profetizó en la casa de una viuda y su hijo. Seguramente, el tiempo compartido, fomentó un ambiente familiar en la casa, por eso no resulta difícil imaginar lo que sintió cuando el muchacho se enfermó gravemente y murió.
¿Qué pensamientos habrán pasado por la mente de Elías en ese momento? ¿Qué pensaríamos nosotros? ¿Por qué Dios permite una situación tan dramática cuando esa viuda estaba dando hospedaje a un siervo de Dios? ¿Ya no se podía hacer nada? No para Elías. Él tomó el cuerpo del muchacho y lo llevó a su aposento. Allí comenzó a orar a Dios: “Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?” (v. 20). No puede ser. Entonces Elías clamó a Dios para que le devolviera la vida.
Dios no respondió a la primera oración. Elías se tendió sobre el muchacho una vez y no sucedió nada. Habrá sido extraño para él, ya que al orar por lluvia, llovió y cuando pidió que cayera fuego del cielo Dios lo envió inmediatamente. Pero en este caso no tuvo respuesta a la primera vez... Entonces lo intentó por segunda vez y tampoco sucedió nada. Una tercera vez, y al fin el muchacho revivió.
Muchas veces Dios quiere ver constancia en nuestra oración, por eso, si dejamos de orar después de hacerlo solo una vez, es muy posible que la respuesta no llegue. Podemos recordar la parábola de la viuda y el juez injusto que Jesús contó “sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1). Al finalizar esta parábola el Señor nos deja esta enseñanza: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia.” (Lucas 18:7-8). Por eso también el apóstol Pablo nos exhorta a ser “constantes en la oración” (Ro. 12:12).
No renuncies a tus peticiones si no son respondidas inmediatamente. Persiste en orar; clama una y otra vez, hasta que el Señor te responda. “Yo amo al Señor porque él me escucha, porque oye mi voz cargada de súplicas. El Señor se digna escucharme; por eso lo invocaré mientras viva”. (Salmo 116:1-2).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de julio, 2025
“Aquí estoy, dando vueltas”
“Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.” Jeremías 18:3.
El alfarero trabaja sobre una rueda, un plato giratorio que le permite crear diferentes vasijas. Si personificáramos al barro, quizás le escucharíamos decir:
“Aquí estoy, dando vueltas. Creo que es la vuelta número setenta y cinco y no tengo forma, sigo siendo el mismo barro amasado por el maestro, solo que estoy más mojado, más blando, más dúctil… pero no mucho más. ¿Tantas vueltas para esto? ¿Solo para ser más manejable? Aunque parece que ahora puede darme alguna forma. Bueno, sigo dando vueltas…
Ya pasó la vuelta ciento cinco, ciento seis, y ahora el alfarero está apretándome, demasiado fuerte para mi gusto. ¡Me está haciendo un agujero! Ay… Vuelta ciento cincuenta. Parece que el agujero es para darme altura y ser capaz de contener algo.
Vuelta doscientos. ¿Tantas vueltas? ¿No habría sido más sencillo formarme en la vuelta veinte? Empiezo a descubrir que el alfarero disfruta teniéndome en sus manos, moldeándome, diseñándome. Puedo ver su sonrisa de satisfacción. ¿Será que el propósito de su trabajo sobre mí es agradarle o será el producto terminado? Hmmm, parece que son las dos cosas…
Vuelta trescientos. ¡Recién me doy cuenta que hay un espejo detrás del alfarero! Puedo verme en él. ¡Pero si ya tengo forma! Soy un hermoso jarrón. Wow… no sabía que para esto había que dar tantas vueltas.
Ahora el alfarero me toma en sus manos con cuidado y me lleva a un lugar especial… ¡Debe ser la sala más agradable de su taller! Me acerca a una caja extraña, abre una puerta, y me mete adentro… ¡un horno de fuego! Ay…
Uf, uf, ya salí de allí y ahora el alfarero comienza a decorarme; hace dibujos muy delicados y los pinta con pinturas especiales. ¡Qué diseño!
Una vez que se secó la pintura, me envolvió en un hermoso papel y me llevó afuera del taller donde me entregó a una persona que estaba sentada en una silla de ruedas. Pude ver su cara de felicidad. Entonces se acercó alguien, me llenó de agua y puso en mi interior flores frescas. Ahora estoy al lado de esta abuela, viéndola sonreír diariamente. Aunque seguramente disfruta más de las flores que de mí, yo me siento satisfecho porque estoy cumpliendo la misión con la que me hizo mi creador”.
¿Y qué tal tú? ¿Sabes que estás siendo diseñado por el Gran Alfarero? No sé por qué vuelta vas, pero ninguna es en vano. Todo el proceso tiene el propósito de agradar a Dios. Quizás todavía no veas una forma definida, pero no desesperes, Dios tiene un diseño eterno para tu vida. Mientras tanto, disfruta de estar en las manos del Maestro Eterno. ¿Puedes decir como el salmista “el Señor cumplirá su propósito en mi”?
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de julio, 2025
“Remando con gran fatiga”
“Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.” Marcos 6:48.
Las intervenciones sobrenaturales de Dios se hacen patentes cuando sus hijos están pasando por necesidades. Así sucedió en esta historia. El milagro fue extraordinario: ¡Jesús caminó sobre el agua!
Los apóstoles llevaban bastante tiempo remando con el viento en contra. El Señor les había pedido que cruzaran al otro lado, pero sus esfuerzos parecían inútiles. El viento soplaba más reciamente, a tal punto que parecían estancados en medio de la tormenta. Sin embargo, es importante notar, que no retrocedieron.
Marcos dice que Jesús los vio, espiritualmente, que remaban con “gran fatiga”. Esta palabra en griego es basanízo que significa “afligido, atormentado, azotado, agobiado, sentirse torturado”. El sentimiento de los discípulos no era tanto de preocupación sino de agobio y frustración por no poder avanzar ni un milímetro. Imagínatelos: “¡Agarren los baldes, saquen más agua!” Y parecía que había más agua adentro del barco que afuera. “¡Bajen las velas, atenla al mástil!” Pero todos los aparejos parecían flamear como banderas en la tempestad. Todas sus habilidades y experiencias marítimas no les estaban ayudando en nada. Estaban parados, estáticos, estancados, y eso era muy frustrante.
¿Te sientes así, como los discípulos en medio de la tormenta? ¿Estás pasando por situaciones difíciles y nada parece avanzar? ¿Te sientes estancado, inmóvil, paralizado por la situación? Quizás tú también te estés sintiendo un poco “basanízo”. Jesús te entiende, sabe cómo te sientes, pero no se quedará solo con comprenderte, ¡Él intervendrá a tu favor! Jesús es capaz de caminar sobre el agua para ir a ayudarte.
El Maestro llegó en el momento justo para ayudar a sus discípulos. De pronto… ¡se adelantó! ¿A dónde va Jesús? ¿Nos dejará solos? Por supuesto que no. Jesús se subió al barco y calmó la tempestad en un segundo. ¡Aleluya! Él nunca llega tarde, sus tiempos son perfectos y sigue cumpliendo sus propósitos en medio de nuestras tormentas.
Jesús tiene el control de cualquier tempestad y si clamas a Él se asegurará de que llegues a puerto seguro. ¡Anticipa tu milagro!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de julio, 2025
“Lugares más altos”
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” Mateo 17:1-2.
Jesús jamás hizo acepción de personas, pero hubo eventos en los que solo participaron Pedro, Jacobo y Juan. ¿Por qué? Porque ellos querían más. Deseaban conocer más al Señor, experimentarlo más, recibir todo lo que Jesús quería darles. El Señor no hizo la diferencia, ellos la hicieron con respecto al resto de los discípulos. Aprendemos entonces que el que busca más, recibe más.
A estos buscadores de todo lo que podían recibir de Dios, el Señor se les revela de una manera especial, única. Eso fue lo que sucedió en aquel monte alto. Literalmente el versículo dice que Jesús los “llevó”. Esta palabra en griego es anafero y significa “conducir a personas a un lugar más elevado”. Interesante. Para experimentar la gloria de Dios debemos ser conducidos a lugares más altos, espiritualmente hablando.
¿Por qué algunos escuchan la voz del Espíritu Santo y otros no? ¿Por qué son pocos los que se atreven a creer toda la Palabra de Dios? ¿A qué se debe que no son muchos los que tienen experiencias extraordinarias en Su presencia? ¿Acaso Dios hace acepción de personas? No, nunca. Los que buscan más, reciben más. Pertenecen al grupo de los buscadores incansables de la plenitud de Dios, los que no se conforman con un cristianismo nominal, los que están dispuestos a vender todo por la perla de gran precio, los que se atreven a dar unos pasos sobre el agua mientras los demás miran.
A ellos Jesús los conduce a lugares más altos; más allá de aquellos que se conforman solo con los panes y los peces, más allá de los que hacen oraciones solo cuando tiene alguna necesidad. Son a los que tienen hambre de Él a quienes se manifiesta con poder y tiene una mayor intimidad con Dios.
Dios sigue buscando hombres y mujeres que anhelen más de Él, que quieran seguir creciendo. A ellos les dará a conocer su poder y su gloria. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová.” Jer. 29:12-14a.
¿Eres uno de ellos?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de julio, 2025
“¿Quién quita la piedra?”
“Dijo Jesús: ‘Quiten la piedra’. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: ‘Señor, hiede ya, pues ha estado allí cuatro días’. Jesús le dijo: ‘¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios’?” Juan 11:39-40.
Marta conocía muy bien la Palabra de Dios, incluyendo la escatología. Podía decir con toda convicción que su hermano Lázaro iba a resucitar… en el día postrero.
¿Qué le pasó a Marta? Ella estaba segura que no había nada imposible para Jesús. De hecho, momentos antes le había dicho: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (v. 27). Pero ahora estaba frente al sepulcro de Lázaro.
Entonces el Señor da esta orden: “¡Quiten la piedra!”. ¿Qué…? “Señor, hiede ya, pues ha estado allí cuatro días. Podría haber sucedido durante las primeras horas de su muerte, pero ya lleva cuatro días en el sepulcro… Creo que es mejor dejar todo como está…”
Muchos conocen lo que dice la Biblia acerca del poder ilimitado de Dios y hasta lo alaban por ser el Todopoderoso, pero otra cosa es creer que puede actuar aquí y ahora.
Jesús nunca nos pone frente a una situación que solo puede resolverse mediante un milagro si no tiene algo entre manos. A Marta debió decirle: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Era importante que recordara todo lo que había escuchado de Jesús, pero era aún más importante que lo creyera, porque la fe es la clave para ver a Dios moverse de manera sobrenatural.
Muchos quieren “ver para creer”, pero Jesús dice que “si crees, verás”. Con esto el Señor enfatiza una vez más la importancia de la fe. Por eso, el que tiene fe es el que corre primero para quitar la piedra. La fe verdadera aplica la Palabra de Dios en el mismo momento de la necesidad, no espera.
Todos conocemos el final de la historia. El Señor resucitó a Lázaro ¡porque no hay nada imposible para Dios!
¿Qué milagro hará el Señor en ti hoy? Atrévete y quita tu piedra.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Cuando las cebollas te hacen llorar”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos”. Números 11:4-5.
Es cierto que las cebollas te hacen llorar cuando las pelas, pero en este caso, las cebollas hacían llorar al pueblo de Israel porque las extrañaban. Increíble. No lloraban solo por las cebollas, sino también por la carne, el pescado, los pepinos, los melones, los puerros, los ajos… ¡Por todo el supermercado!
Los descendientes de Jacob habían sido libres de la esclavitud egipcia, llamado “el horno de hierro” (Dt. 4:20). Después de más de cuatrocientos años bajo el régimen del Faraón, Dios los hizo libres haciendo milagros extraordinarios. Además, se ocupó de que no les faltara nada. Cada día caía del cielo el pan que necesitaban. No tenían que cosechar trigo, ni molerlo, ni amasar, ni cocinar. Solo ir a las “panaderías del desierto” y retirar el pan gratis. Sin embargo, después de varios días, comenzaron a quejarse.
Los viejos recuerdos nos pueden jugar una mala pasada. El pueblo hebreo dijo “nos acordamos” de lo que comíamos en Egipto… ¡y adiós al espíritu de alabanza! ¿Puedes imaginarlos llorando por la comida? ¡Qué rápido olvidaron la esclavitud, las angustias, los dolores, el sufrimiento!
A veces nos parecemos bastante a los israelitas a la hora de olvidar lo que Dios hizo por nosotros. Nos acostumbramos tanto a sus bendiciones que nos olvidamos que antes de conocer a Cristo vivíamos bajo la esclavitud del pecado y estábamos siendo conducidos por el diablo a la condenación eterna. Somos engañados con demasiada facilidad por el enemigo, y llegamos a pensar que los pecadores son “más bendecidos” que nosotros…
No olvidemos que los que añoraron demasiado su vieja vida sufrieron las consecuencias. Miles de ellos perecieron en el desierto por no poner su mirada en el Señor. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Ro. 15:4a). Debemos reaccionar a tiempo y recordar de dónde nos sacó el Señor para no volver atrás.
Resiste las tentaciones del enemigo. Cambia la queja por alabanza. Reemplaza la incredulidad por fe. Dispone tu corazón para que el Espíritu Santo te hable. La vida abundante solo podrás disfrutarla si permaneces en Cristo. Ya sabes, para atrás, ni para tomar impulso.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de julio, 2025
“Formidables obras”
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” Salmo 139:14
¿Puedes reconocer lo que Dios ha hecho por ti esta semana? Cuando Él actúa, no podemos quedar indiferentes. Cuando lo reconocemos como el Hacedor de maravillas, nos quedamos anonadados por sus intervenciones poderosas.
David, el autor de este salmo, reflexiona acerca de los planes, propósitos y sobre todo los designios de Dios. Él sabía que su vida estaba ligada a lo que Dios había pensado desde la eternidad que haría con él. Vivía con la certeza de que “Jehová cumpliría su propósito en él”.
Al ver que Dios interviene aun en los detalles más pequeños de su andar cotidiano, no se olvida de agradecer, alabar y adorar a su Creador. Le dice a Dios que sus obras son “formidables”. Esta palabra en su original hebreo es el vocablo yaré que significa “temer; reverenciar, estar asombrado, algo tremendo, estupendo”. Se refiere a un suceso que te ha sorprendido tanto que te ha dejado con la boca abierta.
Súmale a “formidable” la palabra “maravillosas”, que en hebreo es palá y tiene el significado de “algo grande que causa admiración, un milagro, una cosa portentosa”. ¡Woooooww! ¡Aleluya! ¡Nadie como el Señor!
Necesitamos alabar a Dios, fuimos creados para alabanza de su gloria. Si pasas un día sin reconocer su grandeza, comienzas a sentirte insatisfecho, con un vacío interior. Pero cuanto más tiempo pasas bajo la presencia de Jesús, más te identificas con esta palabra: “Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.” (Salmo 80:7). Por eso necesitamos renovar nuestra alabanza diariamente. Reconocer a Dios en todo lo que hace. Eso te llena de gozo.
David decía: “…y mi alma lo sabe muy bien”. ¿Y qué tal la tuya? ¿Puede tu alma hoy alegrarse en el Señor, a pesar de lo que puedas estar viviendo? ¿Qué tal si cambias tus quejas, frustraciones y tristeza por un tiempo de alabanza? No, no es una locura. Es la manera de fortalecer tu fe y seguir confiando en la dirección del Todopoderoso.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de julio, 2025
“No te canses de hacer el bien”
“No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9.
Y sí, a veces nos cansamos de vencer con el bien el mal sin que se produzcan cambios. Hasta llegamos a pensar si vale la pena tanto esfuerzo.
Hay situaciones que nos agotan, nos quitan toda nuestra energía y terminamos el día consumidos físicamente, exhaustos mentalmente, y casi casi, fatigados espiritualmente. Nos vamos a dormir con la esperanza de recuperarnos, pero sabemos que a la mañana siguiente nos espera un día similar. Lo único que nos alienta es saber que estamos haciendo la voluntad Dios y que nuestra vida sigue rendida a sus pies. Sin embargo, no deja de surgir ese pensamiento de abandonarlo todo, de dejar de lado la bondad para actuar de otra manera...
El apóstol Pablo no fue inmune a estos sentimientos, incluso en una ocasión llegó a decir: “…porque fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida” (2 Corintios 1:8). Sin duda, nosotros no tenemos tareas, situaciones ni personas que sean más desgastantes que las que él vivió. Si prestamos atención a sus palabras, veremos que siempre nos impulsa a seguir adelante a pesar de todo, a no descorazonarnos, a no desmayar y a seguir haciendo el bien.
El apóstol también sabía que los resultados de todos sus esfuerzos no siempre se verían inmediatamente. Así como se debe esperar que las semillas crezcan, maduren y produzcan fruto, también debemos aguardar con paciencia los resultados de lo que hacemos para el Señor. Pero de una cosa podemos estar seguros: Vamos a cosechar lo que sembremos. “No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará”. (Gálatas 6:7).
Dios sabe recompensar a los que obran el bien en su Nombre, aquí y en la eternidad. Todo está anotado en su libro. “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:12).
¡No te canses de hacer el bien! ¡Dios ha puesto su mirada en ti! Pronto verás la bendita cosecha de tu servicio al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de julio, 2025
“Me levantaré e iré a mi Padre”
“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. Lucas 15:18.
El hijo pródigo tuvo que tocar fondo. Cuando se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, reaccionó. Ya había desperdiciado todos sus bienes, no le quedaba nada, ni siquiera dignidad. Ya no había esperanzas para él.
Pero, “volvió en sí”, recapacitó, un pensamiento cruzó su mente: ‘La única salida es volver a la casa de mi padre’. Se armó de valor y regresó ¿Para qué seguir perdiendo más tiempo?
La mayoría conoce como termina la parábola. El hijo retornó al hogar, fue recibido por su padre y hubo una gran celebración porque decidió cambiar la muerte por la vida.
¿Te encuentras lejos del Padre Celestial? ¿Quisieras regresar a Él? Es necesario que reconozcas tu situación, le pidas perdón por tus pecados, y creas en su amor incondicional. El Padre te está esperando con los brazos abiertos para celebrar ese encuentro contigo.
No pierdas más tiempo, “levántate y ve al Padre”. Acércate confiado a su presencia. “En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” Efesios 1:7. En Dios no hay reproches ni venganza cuando nos volvemos a Él arrepentidos.
No esperes más confirmaciones, más señales, o circunstancias especiales para reconocer que Dios te está hablando. Es tiempo de volver a casa. El Padre está esperándote.
“Pero el padre les dijo a sus siervos: ‘Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Vayan luego a buscar el becerro gordo, y mátenlo; y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado’. Y comenzaron a regocijarse” (vs. 22-24).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de julio, 2025
“Autoridad delegada”
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19.
Jesús fue claro al decirle a sus discípulos que los estaba enviando a compartir el evangelio a los pueblos vecinos de Galilea, y que su poder y autoridad iban con ellos. Debían creer y moverse en base a lo que el Señor les había prometido.
Sus seguidores volvieron asombrados por el cumplimiento de su palabra. Enfermos fueron sanados, necesidades satisfechas, milagros y señales los acompañaban, e incluso los demonios se les sujetaban en el nombre de Jesús.
Hoy, necesitamos apropiarnos de la misma promesa que Jesús les hizo a sus discípulos: “Os doy potestad”. La lucha espiritual es real, el diablo sigue trabajando para debilitar nuestra fe y hacernos caer en tentación, pero no debemos olvidar que el Señor nos dio potestad para deshacer todas sus artimañas.
La palabra “potestad” se traduce del vocablo griego exousía que significa “privilegio, fuerza, capacidad, competencia, libertad, maestría para tener control, influencia delegada”. El Rey de universo te concede a ti, como hijo de Dios, la capacidad de tomar control, en el nombre de Jesús, sobre cualquier fuerza del enemigo. Es el Nombre sobre todo nombre que tiene toda autoridad sobre los cielos, la tierra y lo que hay debajo de ella. ¡Aleluya! Su misma autoridad te fue delegada a ti.
Esa autoridad es tan poderosa que ninguna fuerza del enemigo puede hacerte “daño”. Esta palabra en griego es adikéo y se refiere a aquello que es injusto, a lo que hace mal moral, social o físicamente, que produce agravio o maltrato de todo tipo. Es decir, que en el nombre de Jesús Satanás y sus secuaces no pueden dañar ni tu alma, ni tu espíritu, ni a tu cuerpo. ¡Estás cubierto por Jesús!
No te dejes intimidar por las mentiras del enemigo. Jesús ha perdonado todos tus pecados y te ha justificado por su sangre. El poder y la autoridad de Cristo están en ti. Recuerda: “el que está en ti es más grande que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4b).
Pastor Pablo Giovanini
Jueves 6 de noviembre, 2025
“Aceptando su dirección”
“De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues no sabemos qué nos conviene pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros...” Romanos 8:26.
¡Cuántas veces nos hemos enfrentado a una decisión 50/50! Me refiero al momento en que tenemos frente a nosotros dos opciones buenas, ya sea de trabajo, carrera, lugar donde vivir, ministerio, y no sabemos cuál es la mejor. ¿Qué hacer?
Dios nos ha creado con sentido común para saber qué es lo que se adapta mejor a nuestra personalidad, gustos, necesidades, formación, experiencia, edad, entorno. También nos ha dado una conciencia que nos alerta frente a opciones que no nos edifican espiritualmente. Pero sobre todas las cosas nos ha dado su Espíritu Santo que habita en nuestro espíritu desde el día que aceptamos a Cristo como Salvador y Señor para guiarnos y aconsejarnos.
En la vida nos encontraremos ante la alternativa de escoger entre dos cosas buenas, pero hay una que según el apóstol Pablo “nos conviene”. La palabra griega usada aquí para “conviene” es dei que significa “lo que debe ser, lo preciso”. Hay una opción que encaja perfectamente con los planes de Dios para nuestra vida y el Espíritu Santo quiere ayudarnos a saber cuál es. Pero necesitamos relacionarnos con Él de una manera humilde, sincera y obediente. Si solo queremos tener una “relación utilitaria”, su voz estará apagada en nuestro espíritu.
En una oportunidad escuché esta oración: “Señor, dame la esposa que tú tienes para mí, pero que sea María”. Esto no es pedir dirección para conocer lo que es mejor, sino que Dios apruebe lo que ya decidimos. Si ese es el caso, no deberíamos hacerle “perder tiempo” al Señor porque en realidad solo queremos escuchar nuestra voz.
Si quieres lo mejor de Dios, necesitas rendirte completamente a Él y permitir que el Espíritu Santo te guie. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:25). En otras palabras, si él vive en ti, deja que te ayude a escoger lo que es mejor para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 5 de noviembre, 2025
“Consuelo que alegra el alma”
“En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma”. Salmo 94:19.
Qué complejo es controlar nuestros pensamientos en momentos difíciles. Una preocupación lleva a la otra y resulta en una cadena de pensamientos que abruman nuestra alma. Sabemos que Dios nos ama y que todo ayuda a bien, pero no encontramos sentido a lo que nos sucede. Comenzamos a experimentar ansiedad, temor, confusión y estas emociones parecen tomar el control de nuestra vida.
Si te sirve de algo, no eres el único, no eres la única. Hay muchas personas que se sintieron así pero encontraron la salida. La persona que escribió este salmo nos cuenta lo que hizo cuando su mente estaba saturada de preocupaciones.
Cuando la mente está dividida entre la realidad y la fe, entre las preocupaciones y las promesas bíblicas, hay que recurrir al Señor. Si hay algo que apacigua nuestros pensamientos y nos da paz es el “consuelo” celestial. Fíjate que el salmista dice “tus consolaciones”, evidentemente son las de Dios. La palabra hebrea para consolación es tankjúm que significa “compasión, solaz, suspirar aliviado, cobrar aliento, aliviar el alma”.
El consuelo de Dios es sobrenatural. Cambia la ansiedad por paz, los miedos por valor, el estrés por quietud, de modo que podemos suspirar aliviados porque nuestra alma encuentra el reposo prometido por Dios. Es tan impactante que el salmista dice que trae “alegría al alma”. La palabra hebrea para “alegrar” es shaá y significa “mirar con complacencia; acariciar, agradar, regocijarse, ser mimado”.
¿Qué necesitas recibir hoy? ¿Puedes sentir al Padre Celestial abrazándote? ¿Su mano secando tus lágrimas? ¿Un gozo inexplicable? ¿Impactado por su presencia?
Si puedes entregarle a Dios cada uno de tus pensamientos, tu espíritu tendrá reposo y tu alma se llenará de la alegría celestial. “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:3.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 4 de noviembre, 2025
“Sostenidos por su diestra”
“Porque has sido mi socorro, y así en la sombra de tus alas me regocijaré. Está mi alma apegada a ti; tu diestra me ha sostenido”. Salmo 63:7-8.
Hay tiempos difíciles de sobrellevar que simbólicamente representamos como desiertos. Nos sentimos solos, tratando de ocultarnos de los ataques del enemigo, no vemos mucha vida a nuestro alrededor, no hay agua suficiente para apagar la sed de nuestra alma, no escuchamos ninguna voz más que la nuestra y parece que estamos a punto de desfallecer.
Entonces nos preguntamos: ¿De dónde puedo obtener la fortaleza para atravesar valles de muerte, de tristeza, de pérdidas, de frustración? David nos da la respuesta: “Tu diestra me ha sostenido”. Es la mano de Dios tomando la nuestra, levantándonos, sosteniéndonos y guiándonos a través del desierto hasta llegar al próximo oasis.
Su diestra nos ha “sostenido”. Esta palabra en hebreo es tamák que significa “sustentar, agarrar, mantenerse apegado, ayudar, seguir de cerca, asir, conducir”. Cuando nos tomamos de la mano de Dios, Él no nos suelta nunca, su mano firme nos asegura que no estamos caminando solos y que Él nos conducirá a través de las situaciones que nos toque atravesar.
El Señor nunca está ajeno a lo que nos sucede y nos entiende. De hecho, Jesús pasó también por un desierto, cuarenta días sin tener qué comer y siendo tentado por el diablo. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15). Jamás te deja solo en tus luchas y quebrantos.
La presencia de Dios no significa solo compañía, Él quiere intervenir en nuestra vida para ayudarnos. El salmista David pudo experimentar la ayuda de Dios cada vez que le buscó. Cuando las situaciones se volvían difíciles, sentía el cuidado sobrenatural como “la sombra de sus alas”. Sabía que Dios estaba tocando su alma y su ánimo era levantado a tiempo.
Renueva tu mente y tu corazón recordando las palabras con las que el Señor quiere hablar hoy a tu vida.
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás...” (Salmo 138:7ª).
“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.” (Salmo 139:5).
“Tuyo es el brazo potente; fuerte es tu mano, exaltada tu diestra.” (Salmo 89:13).
“Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.” (Salmo 37:24).
Extiende tu mano hacia el cielo y dile al Señor: “¡Sé que tu diestra me sostiene!”
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 3 de noviembre, 2025
“Cree y serás salvo, tú y tu casa”
“Y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” Hechos 16:30-32.
No fue nada fácil el comienzo de la iglesia en Filipos. Pablo y Silas terminaron en la cárcel por predicar el evangelio. Sin embargo, Dios intervino de manera sobrenatural provocando un terremoto, rompiendo las cadenas y abriendo las puertas de las celdas. Cuando el carcelero vio semejante intervención divina, cayó de rodillas rendido ante Dios y dijo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”
El mensaje era claro y sencillo: Dios nos ofrece la salvación gratuitamente y por su gracia. La condición es creer que la obra de Cristo en la cruz es el único medio para limpiar todos nuestros pecados y reconciliarnos con Dios.
Es necesario escuchar y creer todo el mensaje del evangelio. Pablo y Silas “les hablaron la palabra del Señor” a todos los que habitaban en la casa del carcelero y cada uno puso su fe en marcha y creyó. El resultado fue que toda la casa alcanzó salvación ese día. ¡El gozo había llegado a ese hogar! Ahora Jesucristo era el centro de sus vidas y a partir de ese momento todo sería diferente.
La Palabra de Dios nos sigue hablando de la misma manera. Tal vez tú ya has creído en Cristo pero tu familia no. Muchas veces debemos tener paciencia, sembrar la Palabra con amor y esperar la obra que hará el Espíritu Santo en sus vidas. Si nos desesperamos y solo los intimidamos con las graves consecuencias que vendrán por no ser cristianos, cerraremos sus corazones a la obra que solo puede hacer el Señor.
Nunca dejes de orar, de interceder por tu familia. Dios les ofrecerá cada día oportunidades para le conozcan. Sigue creyendo, obedeciendo a la voz del Espíritu Santo y actuando con sabiduría. Él está obrando.
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” (Jeremías 33:3).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 2 de noviembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Tocar a Jesús"
"Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?" Marcos 5:31
Jesús estaba siendo apretado por la multitud, a tal punto que ya era asfixiante. Todos querían estar al lado del Maestro, abrazarlo, mirarlo a la cara, comprobar quién era realmente. Cualquiera podía apretar al Jesús humano, pero muy pocos podían tocar al Cristo divino.
Una mujer enferma por muchos años, decidió acercarse con fe al Jesús divino. Creía que si solo podía tocar el borde de su manto sería sana. La cultura discriminaba a quienes sufrían su enfermedad y se suponía que no debía estar entre la multitud, pero corrió el riesgo y arrastrándose hasta Jesús, tocó el borde de su manto e inmediatamente fue sana. El Señor se dio cuenta en su espíritu y se detuvo. En medio de una multitud que le “apretaba”, alguien había “tocado” sus vestiduras y poder salió de Él.
La palabra tocar en griego es hapto, que significa conectar, manejar o encender un fuego. Tocamos las perillas de la cocina (estufa) para que se encienda, tocamos el timbre de una casa para que alguien nos abra la puerta, tocamos el ícono de una app en nuestro celular para abrir un mundo de posibilidades. Eso es “tocar”, es actuar sabiendo que algo sucederá.
Jesús no se quejó porque la multitud lo apretaba. Él no tenía problemas de que alguien quisiera comprobar su naturaleza, pero su poder solo se manifestó cuando alguien se acercó a Él con fe.
Hoy, obviamente, no se trata de tocar físicamente al Señor, sino de experimentar lo sobrenatural por fe. Así como la mujer de la historia se propuso llegar a Jesús a pesar de todo, también nosotros debemos movernos con fe hacia Él diariamente. Quizás también debamos superar algunos obstáculos, pero el deseo de encontrarnos con el Señor y experimentarlo debe animarnos a avanzar con determinación.
El poder de Jesús está disponible para sanar nuestro cuerpo y nuestra alma, para restaurar relaciones, para darnos sabiduría, para transformar nuestro carácter. Su poder se manifiesta cuando ponemos en marcha la fe y le permitimos tomar el control de la situación.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 1 de noviembre, 2025
“Victoriosos en las aflicciones”
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33.
La Biblia es clara cuando habla de lo que sucederá en los últimos tiempos. La fe se apagará, el amor se enfriará, las convicciones pasarán por pruebas de fuego, y hasta se levantarán falsos profetas y falsos maestros que se denominarán cristianos pero en realidad Cristo no estará en sus predicaciones y enseñanzas. Jesús dijo que todo esto generará en nosotros aflicciones.
La palabra “aflicción” en griego es thlipsis que significa “presión de todo tipo; estrechez, angustia, persecución, tribulación”. Fíjate que las aflicciones son más espirituales que emocionales o físicas. Nuestro espíritu se aflige por lo que está pasando en nuestra sociedad, en nuestra familia y hasta en la Iglesia de Cristo.
Frente a esta realidad podemos adoptar una de estas posturas: Desánimo y desesperanza creyendo ya no hay nada que hacer, o confianza y esperanza tomando parte activa de los cambios que Jesús quiere hacer. El Señor fue claro al decir que las presiones estarían sobre nosotros, pero debíamos “confiar” en Él. Esta palabra en griego es tharséo que significa “tener valor, ánimo”. Esto es posible porque Jesús está con nosotros y ¡ha vencido al mundo!
El Señor nos ha capacitado a través del Espíritu Santo para ser vencedores. Él nos delegó su autoridad para defender nuestras convicciones, nos da valor para no ser arrastrados por la maldad actual, nos da sabiduría para hablar la verdad a nuestros hijos, y nos impulsa a decir que solo en Él se puede hallar verdadera paz.
A pesar de las noticias que escuchamos a diario, Dios sigue teniendo el control de todas las cosas. Las presiones del mundo podrán cambiar, ¡pero el poder de Jesús no ha cambiado! Su Palabra es la que nos debe sostener aunque la tormenta ruga a nuestro alrededor. “La paz os dejo, mi paz os doy, Yo no la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. Juan 14:27.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 31 de octubre, 2025
"Cegar las fuentes al enemigo"
"Viendo, pues, Ezequías la venida de Senaquerib, y su intención de combatir a Jerusalén, tuvo consejo con sus príncipes y con sus hombres valientes para cegar las fuentes de agua que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron… ¿Por qué han de hallar los reyes de Asiria muchas aguas cuando vengan?"
2 Crónicas 32:2-4
Cuando Ezequías asumió el reinado de Judá, encontró a la nación en un estado espiritual deplorable. Los anteriores reyes habían despojado la casa de Dios e hicieron alianzas con el enemigo y sus dioses. Entonces Ezequías comenzó a limpiar a Jerusalén de la idolatría, a volver a establecer la ley de Dios en el pueblo, a celebrar la Pascua, a poner a los sacerdotes y levitas en sus posiciones según lo que Dios había dicho.
Creo que ya sabes lo que sucede cuando comenzamos a buscar al Señor para restaurar nuestra relación con Él: el enemigo intentará detenernos con todo tipo de estrategias. A él no le conviene que Dios tenga el primer lugar en nuestra vida, por eso se movilizará para detener nuestra búsqueda espiritual. Pero hay algo que podemos hacer para contrarrestar sus ataques tomando el ejemplo de Ezequías.
Cuando el rey de Judá se enteró de que los asirios habían destruido a Samaria y se estaban acercando a Jerusalén, fue proactivo, se adelantó a la situación: cortó todas las fuentes de agua externas para no darles oportunidad de establecerse allí, evitando así ser sitiados por mucho tiempo. Sin agua no podrían sobrevivir. Nunca hay que satisfacer la sed del enemigo.
La Biblia dice que Satanás no puede tocar a un hijo de Dios porque todo aquel que ha nacido otra vez, no practica el pecado, porque Dios le guarda, y el maligno no le toca (ver 1 Juan 5:18). Pero puede enviarnos sus dardos de fuego con dudas, temor, ansiedad para distraernos y apartarnos de lo que Dios nos ha dicho.
Conociendo las estrategias y artimañas del enemigo, ¡no lo alimentes! ¡No satisfagas sus deseos! ¡Cierra todas las puertas por donde pueda meterse!
Si estás sometido a Dios, resistes al diablo y huirá de ti (ver Santiago 4:7). El Señor Todopoderoso es tu defensa y siempre te ayudará si acudes a Él.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 30 de octubre, 2025
“Nuestro futuro está en las manos de Dios”
“Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.” 2 Reyes 23:5.
El rey Josías fue tremendamente impactado por la Palabra de Dios cuando fueron hallados los antiguos rollos de la ley en el templo. Después de muchos años, el rey volvió a limpiar a Jerusalén de la idolatría y de todo lo relacionado con “los signos del zodíaco”: astrología, adivinación y hechicería. Cuando ellos se volvieron a Dios y pusieron su confianza en Él, volvió la paz y la prosperidad al pueblo.
Los años han pasado y nada ha cambiado. El hombre sigue tratando de interpretar lo que “dicen” los astros sobre su destino. Muchos siguen creyendo que los signos del zodíaco tienen algo que decirles. Millones de personas diariamente consultan el horóscopo para saber lo que les deparará el día y ponen su confianza en ello. ¡Qué engaño del diablo!
Tengo un amigo en Argentina que antes de conocer a Cristo trabajó en un medio de comunicación. Cuando se ausentaba el astrólogo de turno, encargado de decirle a la gente lo que podía espera ese día según su signo zodiacal, le pedían a él que escribiera algo para el horóscopo del día… ¡Imagínate las cosas que inventaba! Podía escribir lo que se le ocurriera, y muchos seguirían al pie de la letra sus disparates.
Es difícil de creer que tantas personas confíen más en lo que supuestamente “dicen” los astros que en lo que dice el Creador de todo lo que existe.
La verdad sobre nuestro futuro la encontramos en la Palabra de Dios. Si necesitamos dirección, consejo o saber lo que podemos esperar en nuestro día a día, solo debemos abrir la Biblia y leer lo que Dios tiene que decirnos. Él es el único que conoce nuestro presente, pasado y futuro. Él único a quien le debemos confiar nuestra vida.
Como dijo David en el Salmo 16:5, 7,11: “Tú, Señor, eres… mi herencia; tú eres quien me sostiene. Por eso te bendigo, Señor, pues siempre me aconsejas, y aun en las noches me enseña mi conciencia. Tú me enseñas el camino de la vida; con tu presencia me llenas de alegría; ¡estando a tu lado seré siempre dichoso!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 29 de octubre, 2025
“Una cosa sé”
“Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.” Juan 9:25.
Nunca había visto nada, pero de pronto se encontró con Jesús y recuperó la vista. ¡Qué milagro! Su vida fue transformada para siempre a partir de ese momento.
Lo que fue un milagro digno de alabanza, para muchos fue un truco, un engaño. Cuando alguien no quiere creer siempre piensa que todos los demás están equivocados. Los religiosos no querían creer que Jesús era el Mesías, por lo tanto todo lo que hacía estaba bajo escrutinio.
Los fariseos presionaron al ciego para sacarle información que pudiera incriminar a Jesús, pero nada, ninguna pista. El ciego estaba frente a ellos con los ojos bien abiertos relatando su testimonio y la conclusión de los eruditos fue que Jesús era un pecador que se hacía pasar por el Hijo de Dios. A estas palabras el ciego respondió de manera sencilla pero rotunda: “Una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo”. Quién podía refutar esto. Intentar cambiar esta realidad sería el verdadero fraude.
Podemos pasarnos la vida entera buscando argumentos que nos ayuden a creer, pero lo único que dará lugar a la fe es decidir si realmente queremos creer. Los fariseos tenían frente a ellos al hombre que había recuperado la vista y no querían aceptar la realidad.
¿Qué es lo que tú sabes que nadie puede objetar? ¿Jesús te abrió los ojos a su realidad? ¿Has experimentado transformaciones sobrenaturales en tu conducta, carácter? ¿Puedes dar testimonio de alguna intervención del Señor en tu vida, tu familia o tu trabajo? Jesús actúa constantemente en nuestra vida y entorno, tal vez debamos prestar más atención para no pasar nada por alto.
Muchos nos pedirán razones de nuestra fe y no debemos callar la verdad. Con convicción y firmeza debemos decir que Jesús es real, cambia vidas, hace milagros, y es el único camino para alcanzar salvación. Lo sabemos porque antes éramos “ciegos”, pero ahora vemos claramente. Nada más que añadir.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 28 de octubre, 2025
“Estimado a los ojos de Dios”
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.” Isaías 43:4.
¿Qué vio el Señor en nosotros para amarnos? Sigue siendo la pregunta del millón.
¿Has visto la mirada de una madre ante su hijo recién nacido? Creo que se aproxima un poquito al amor que Dios siente por nosotros. Ella ama a ese bebé sin haberlo visto y sin importar lo que sucederá a partir del momento de su nacimiento. Está dispuesta a dar su vida por alguien que solo llora y pide comida. Sin embargo, sabe que es parte de ella, lo ha llevado en su vientre por varios meses y siente algo que… ¿Cómo explicarlo? No soy madre, pero he visto esa mirada. Si tú eres mamá, entiendes lo que quiero decir.
Dios nos mira con ojos llenos de amor; para Él somos de “gran estima”. Pero no nos confundamos, no somos valiosos por nosotros mismos sino a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Fuimos comprados con su sangre y valemos su misma vida. Además para Él somos “honorables”. Esta palabra en hebreo es kabad que significa “con honor, distinguido, ilustre, insigne, noble, renombrado”. ¡Wow Señor! ¿Así nos ves? ¡Qué amor!
Observa que Dios no dice “yo te amaré”, dice “yo te amé”. Tiempo pasado. Nos ama desde la eternidad y nada ni nadie puede cambiar eso. Su amor es inalterable, infinito, incondicional, ininterrumpido. Dios tiene su mirada sobre ti, no se cansa de contemplarte. Te ama porque te creó, pero además porque te volvió a comprar para que seas doblemente suyo.
Cuando comprendemos que somos amados sin merecerlo, solo podemos corresponder a ese amor entregando nuestra vida al Señor sin reservas. A través de esa relación de amor Padre-hijo llegamos a entender para qué fuimos creados y nos envuelve una profunda seguridad de que el Señor cumplirá sus planes en nuestra vida, hoy y por la eternidad. Si esa es tu confianza, ¿cómo no creer que Él se ocupará de cada detalle de tu vida?
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 27 de octubre, 2025
“Lágrimas que producen grandes cosechas”
“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” Salmo 126:5.
Los tiempos de alegría muchas veces son precedidos por épocas de lágrimas. El salmista lo sabía muy bien y en este salmo expresa lo que sintió el pueblo de Dios al salir de la cautividad babilónica. Habían perdido seres queridos, tierras, casas, y hasta su misma dignidad, pero Dios les había prometido restauración y su promesa se cumplió. Israel pudo ver la misericordia de Dios no solo en esa época, sino a lo largo de toda su historia.
Las lágrimas derramadas en la presencia de Dios son como semillas que a su tiempo producirán fruto. Jesús dijo que son “bienaventurados los que lloran”, los que reconocen su necesidad espiritual y ponen su vida en las manos de Dios. “Ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4).
Muchas de nuestras lágrimas brotan en tiempos de intercesión por nuestros hijos. Cuando vemos que no toman buenas decisiones, que su fe se tambalea, que escuchan más a sus amigos que no conocen al Señor que al consejo de la Palabra de Dios, que atraviesan situaciones difíciles. Nuestro corazón, como dice Jeremías, parece derramarse como agua. “Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos…” (Lamentaciones 2:19). Jamás Dios pasa por alto las oraciones que hacemos por nuestros hijos.
Otras lágrimas son producto de la frustración que sentimos al ver desaprovechadas las oportunidades que Dios les da a nuestros seres queridos para acercarse a Él. O también por la tristeza que nos produce ver un mundo hundido en toda clase de pecados, que ignora o se burla de Dios.
Aunque haya momentos en que te sientas desalentado, recuerda que las lágrimas que derramadas en la presencia de Dios producirán fruto. No te impacientes, el Señor está obrando. Ningún suspiro, ninguna lágrima, ninguna oración inspirada por el Espíritu de Dios será improductiva.
La respuesta llegará, la promesa se cumplirá. “¡Con regocijo segarán!”. El tiempo de gozo por la respuesta a la oración está cercano. Sigue confiando, Dios siempre cumple sus promesas.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 26 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Tomado de su mano"
"Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso… y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios." Daniel 6:23
Este hombre de Dios ya anciano, tal vez tenía unos 80 años, tuvo que pasar por una prueba muy dura: la acusación de sus compañeros de trabajo. Tú sabes, no todos los que parecen amigos realmente lo son. Quisieron quitarse a Daniel de en medio porque les molestaba su sabiduría, integridad y forma de trabajar. Cuando todos holgazaneaban, Daniel daba lo mejor de sí.
Mientras los demás contaban sus andanzas del fin de semana, él se tomaba un recreo para orar. Claro, las diferencias eran notables, entonces les pareció que lo mejor que podían hacer era deshacerse de él. Lo que no sabían sus enemigos era que si se metían con Daniel, realmente se estaban metiendo con el mismo Señor.
Daniel había “confiado” en su Dios. Esta palabra en hebreo es amán, y significa rendirse, estar firme, ser fiel, permanecer, estar quieto, ir a mano derecha del ayo o llevado por la nodriza. Se aplica a un niño que es llevado de la mano por su tutor. ¡Qué linda imagen para un hijo de Dios! No importa lo difícil que sea el camino, siempre podemos ir tomados de la mano del Señor.
Daniel bajó al foso de los leones agarrado de la mano de Dios, como un niño pequeño agarrado de la mano de su padre. Su confianza en el Señor le daba seguridad. No era la primera vez que lo libraba de una situación peligrosa. La historia bíblica nos dice que Daniel fue salvado y sus enemigos devorados por los leones.
Dios se encarga de hacer justicia en su tiempo y levantar la cabeza de sus hijos cuando han decidido mantenerse firmes y confiando en Él bajo cualquier circunstancia.
Difícilmente pasemos por una situación como la de Daniel, pero las presiones que sufrimos por la envidia y los celos de otros todavía existen. No tengas temor de las amenazas e intimidaciones; sigue actuando con responsabilidad y da lo mejor de ti. Dios siempre estará de tu parte.
Daniel conocía la Palabra de Dios. Seguramente habría leído muchas veces el Salmo 91:11-14. ¡Tenemos al mismo Dios Protector!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 25 de octubre, 2025
“De dónde viene la ayuda”.
“Entonces, aunque quiero hacer el bien, descubro esta ley: que el mal está en mí. Porque, según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero encuentro que hay otra ley en mis miembros, la cual se rebela contra la ley de mi mente y me tiene cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros”. Romanos 7:21-23.
No sé si te ha pasado que al encontrarte bajo presión haces promesas que en otras circunstancias no harías. Cuando las presiones surgen en la familia, nos comprometemos a pasar más tiempo con ellos. Cuando tienen que ver con nuestra salud, prometemos que vamos a hacer ejercicio y a comer más saludable, incluso estamos dispuestos a renunciar a los ¡chocolates! En lo espiritual, es más de lo mismo… Te pregunto, ¿realmente cumplimos esas promesas? Si los hacemos, ¿por cuánto tiempo? Creo saber la respuesta.
El problema no son las promesas, de acuerdo con lo que dice la Palabra de Dios, el problema está en nuestro interior. Dentro de nosotros conviven dos naturalezas: la natural o carnal que está propensa a hacer las cosas que desagradan a Dios, y la naturaleza espiritual donde habita el Espíritu Santo que nos lleva a hacer la voluntad de Dios. Esa es la lucha que describe el apóstol Pablo en Romanos 7.
Entonces, qué hacer, de dónde viene la ayuda. Jesús dijo que nos convenía que Él ascendiera a los cielos para que el Espíritu Santo viniera a vivir en nosotros para siempre. ¡Él es nuestro Ayudador! En Juan 14:17 leemos: “Estará ‘en’ nosotros”. El mismo Espíritu que ungió a Jesús, que lo capacitó para ser vencedor sobre las tentaciones y le dio dominio propio, ahora nos ayudará a inclinar nuestro corazón hacia el bien.
Pero Él no trabaja solo, lo hace “con” nosotros; se trata de una coparticipación. Debemos buscar su ayuda y someternos a Él, entonces nos dará poder para alinear nuestra voluntad con la de Dios y producirá en nosotros el fruto de la templanza y el dominio propio. Allí está la clave.
Permite que el Espíritu Santo sea tu Ayudador. Recurre a Él cuando luches con tu vieja naturaleza. Él puede producir el “querer como el hacer” lo bueno. No lo intentes solo. Recuerda: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu…” Zacarías 4:6.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 24 de octubre, 2025
“Jehová-Asá”
“Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.” Isaías 44:2.
Dios no se apartó del mundo después que lo creó. Es una herejía pensar que Dios dejó funcionando al mundo y lo abandonó completamente. En la Biblia podemos leer muchísimos pasajes que hablan de la intervención permanente de Dios y como está llevando a cabo sus planes.
Sin embargo, cuando Israel era disciplinado por sus pecados, pensaban que Dios los olvidaría para siempre, que ya no tendrían oportunidad de recuperar lo perdido. ¡Pero Dios nunca abandona a su pueblo! Y se lo hizo saber a través del profeta Isaías. Si Israel se humillaba y se alejaba de sus malos caminos Dios actuaría con misericordia, gracia y perdón porque era su “Hacedor”.
La palabra hebrea para Hacedor es Asá, que significa: “El que actúa, administra, aprovecha, cambia, concede, construye, dispone, consuma, ejecuta, crea, cumple, designa, favorece, que se ocupa, ordena, el que trabaja con sus manos”. ¡Wow! ¡Que Dios tan activo tenemos! No hay nada que Él no pueda hacer.
La palabra “Asá” está acompañada por la palabra “Formador”, que en el original hebreo significa “moldear; dar forma como el alfarero; determinar; forjar, idear, labrar”. Observa que Isaías dice que Él es nuestro Formador desde el vientre de nuestra madre. Él nos dio características especiales que nos hacen únicos para su gloria. Y no solamente en el aspecto físico, sino también en nuestra personalidad. Nos creó con un propósito y ha intervenido siempre para que sus planes se cumplan en nosotros.
No creas que estamos terminados ni mucho menos. Como el Alfarero, Dios nos sigue formando momento a momento. Puede ser que en este mismo instante esté usando situaciones complejas, difíciles de entender, pero Él sabe exactamente lo que está haciendo, y siempre es bueno. No te ha abandonado.
Dios conoce tu situación y quiere ayudarte. Da lugar a su amor, cuidado, fuerza y visión renovada. ¡Él es tu Hacedor y Formador! Por eso, aplica lo que dice Isaías a tu corazón: ¡No temas, porque Él te ha escogido y cumplirá lo que ha planeado para ti!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 23 de octubre, 2025
“¿Maestro y Señor, o Señor y Maestro?”
“Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. Juan 13:13-14.
Jesús y los discípulos estaban reunimos para celebrar la Pascua y nadie dio el primer paso para lavar los pies de los demás como era costumbre. A Simón el celote no lo movieron sus fuertes impulsos. Tomás estaba dudando si hacerlo era conveniente. Judas estaba haciendo cálculos para ahorrar agua. Juan pensaba en recostarse sobre el pecho de Jesús bien lejos de sus pies, y Pedro tal vez estaría pensando que él no era el sirviente de nadie. Mientras se miraban unos a otros, Jesús tomó el lebrillo, la toalla y comenzó a hacer el trabajo sucio.
Después de terminar su lección objetiva, Jesús los miró a todos y les dijo: “Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro…”. ¡Jesús cambió el orden de las palabras! Fue como decirles: “Ustedes me llaman Maestro y Señor y es verdad, porque lo soy, pero el orden es incorrecto. Ustedes siempre esperan que les enseñe lo que deben hacer, que les dé explicaciones del por qué deben servir. A ustedes les encantan mis enseñanzas, pero parece que no las ponen en práctica. Pues sepan que primero soy su Señor y después su Maestro. Primero les digo lo que deben hacer y después, si lo creo conveniente, les doy las explicaciones. Si son mis discípulos deben ser hacedores de la Palabra más que oidores. Si yo, el Señor y Maestro, les he servido, ustedes deben hacerlo también en obediencia a mi mandato”.
Esta enseñanza sigue siendo tan cierta como en esos días. Cada hijo de Dios debe tener claro que Él sigue siendo primero Señor y después Maestro. Un verdadero discípulo obedece a todo lo que Jesús le mande. Si Él dijo que debemos “amarnos unos a otros”, no hay excepciones. Si dijo: “Amarás al Señor tu Dios de todo corazón”, esto no significa amar más las cosas materiales que a Dios. Si dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y las demás cosas serán añadidas”, no podemos alterar el orden. Y si dijo que debemos perdonar a todo aquel que nos ofenda, no debemos esperar que primero nos explique por qué.
Te pregunto, ¿qué lugar ocupa el Señor en tu vida? ¿Es tu Señor? ¿Le obedeces sin cuestionamientos, quejas, o reproches? Cuando le hemos rendido todo nuestro ser al Rey de reyes y Señor de señores, nuestra voluntad debe estar sometida a Él. El Señor mismo nos enseñó que aun en las peores circunstancias debemos responder: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 22 de octubre, 2025
“Dios hace cosas tremendas”
“Será cosa tremenda la que yo haré contigo”. Éxodo 34:10b.
Dios hace la diferencia a través de las personas que están dispuestas a creerle y obedecerle. No importa el trasfondo que tengan, su estatus social, nivel económico, profesión. Cuando Dios toma a la persona que quiere usar, hace “cosas tremendas” a través de ella.
Así fue como sucedió con Moisés. Cuando Dios se le apareció en una llama de fuego en medio de una zarza, era un fugitivo de la justicia egipcia, un llanero solitario despreciado por su pueblo, acomplejado por su carácter y forma de hablar, miedoso al extremo. Sin embargo, Dios vio algo en él que nadie veía, ni siquiera el mismo pastor de las ovejas de Jetro.
El Señor lo llama para liberar a su pueblo y, a pesar de su resistencia inicial, creyó que Él libertaria a su pueblo y le obedece. Dios no lo envió solo con promesas sino con evidencia de su poder, con milagros persuasivos que movilizaron el corazón de toda una nación. Cuando la situación se puso difícil al comienzo del viaje a Canaán, Dios le dijo lo que tenía pensado hacer a través de él: “Será cosa tremenda la que yo haré contigo”.
A pesar de su resistencia inicial, Moisés obedeció y Dios lo respaldó haciendo muchos milagros que tocarían el corazón de toda una nación. Dios hizo una cosa tremenda. La expresión “cosa tremenda” en hebreo corresponde a la palabra yaré, que significa “que produce temor, reverencia, susto; asombro, atemorizar; algo estupendo, formidable, maravilloso”.
Dios hizo “cosas tremendas” a través de Moisés y continúa haciéndolas a través de aquellos que están dispuestos a creer y obedecer. Dios busca personas que digan “pronto estoy” (Ro. 1:15), que se sometan a su dirección, que escuchen su voz y respondan con valentía a su llamado.
Este mundo en caos necesita hombres y mujeres que no teman a las provocaciones del enemigo y que hagan evidente el poder de Dios a través de sus vidas para que muchos se rindan a Cristo.
Todo comienza con un llamado de Dios. Algunos responden a una zarza ardiendo, otros a un devocional.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 21 de octubre, 2025
“Plenamente convencido”
“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Romanos 4:20-21.
¿Hasta cuánto tiempo estás dispuesto a esperar por el cumplimiento de una promesa de Dios? Tal vez te parezca demasiado una semana o un mes, pero tenemos el ejemplo de un hombre que supo esperar… ¡hasta los cien años! Creo que ya sabes que estamos hablando de Abraham, el padre de la fe.
Abraham nunca “dudó por incredulidad”. Puede ser que haya dudado acerca del momento, de las formas, incluso alguna vez dudó si Sara sería la madre del hijo que Dios le había prometido, pero nunca pensó que Dios no cumpliría lo que le había dicho. Luchó “esperanza contra esperanza” hasta ver el cumplimiento.
¿Cuál fue el secreto de Abraham para permanecer firme tantos años? El apóstol Pablo nos da la respuesta: Estaba “plenamente convencido”. Esta frase corresponde a una sola palabra griega, pleroforéo, que significa “completamente seguro, ciertísimo; sin espacio para la duda”. Se refiere a una persona que después de haber analizado la situación, ha llegado a la conclusión que no hay manera de que no suceda lo esperado porque todas las evidencias están a su favor.
A través de los años de espera, Abraham fue conociendo más y más a Dios. Cuanto más se acercaba a Él, más crecía su fe. Tuvo que pasar momentos difíciles en su viaje de Ur a Canaán, perdiendo a su padre y dejando a su familia en Harán. Tuvo varios sustos en Canaán, Egipto y la tierra de los filisteos, pero siempre vio la mano poderosa de Dios obrando sobre su vida, familia y posesiones. Sus experiencias con Dios afirmaron su fe. Sabía que cuando Él promete algo lo cumple sí o sí.
Entre otras cosas, aprendemos de la historia de Abraham que si nos hemos encontrado con Dios y Él nos ha dado una promesa, debemos esperar pacientemente su cumplimiento. Nuestra confianza debe estar puesta en Aquel que habló a nuestro corazón.
¿Qué promesas te hizo Dios? ¿Estás plenamente convencido de que Él nunca falla? ¿Crees que Él ha fijado un tiempo para el cumplimiento de las promesas que te hizo y que nada ni nadie pueden cambiar esto? Si nos ocupamos de conocer más a Dios nuestra fe se desarrollará y en consecuencia estaremos preparados y esperando con expectativas lo que el Señor hará.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 20 de octubre, 2021
“Compasión inalterable”
“¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel?... Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión”. Oseas 11:8.
Durante el ministerio del profeta Oseas, la nación de Israel estaba apartada de Dios, volcada a la idolatría y dirigida por líderes corruptos. Si pudiéramos resumir en una palabra la condición del corazón del pueblo sería rebeldía. Sin embargo, ni siquiera en ese estado Dios dejó de amar a su pueblo.
Cada vez que leo el capítulo 11 de Oseas me impacta la descripción que Dios hace de su amor incondicional. Él se coloca en su posición de Padre y dice: “Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí” (v. 2). A pesar de su incipiente rebeldía, “le enseñaba a andar… tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba” (v. 3). Cuando tenían hambre, “puse delante de ellos la comida” (v. 4). Sin embargo, una y otra vez sus hijos le daban la espalda. ¿Qué más hacer con un pueblo que parecía no tener remedio?
Pero Dios nunca se da por vencido. Él usa la expresión “se inflama toda mi compasión” para que podamos entender lo que impulsa su amor. La palabra hebrea para “inflamar” es kamár que significa “estar profundamente afectado por la pasión, conmoverse”. Cuando su pueblo se apartaba de Él, su compasión no le permitía quedarse quieto mientras veía cómo sufría por sus malas decisiones. A pesar de todo, siempre actuó a favor de su pueblo. ¡Qué inmenso amor!
El amor del Padre Celestial es eterno, infinito e inalterable. Dios sigue amando con la misma pasión y actuando con la misma compasión a pesar de nuestra rebeldía y rechazo. Él nos sigue llamando porque quiere relacionarse con nosotros cada día. Sigue proveyendo para nuestras necesidades, nos sigue consolando en momentos difíciles, nos tiende su mano bondadosa cuando caemos y nos toma entre sus brazos ofreciéndonos su tierno cuidado.
¿Cómo es posible estar indiferentes a ese amor? Como verdaderos hijos de Dios debemos corresponderle dándole gracias, alabándole, adorándole y profundizando nuestra relación con Él.
Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor”. Romanos 8:38-39.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 19 de actubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Plata afinada"
"Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata". Salmo 66:10
Muchas veces Dios considera necesario hacernos pasar por diversas pruebas para cumplir algunos propósitos en nuestra vida. La palabra probar en hebreo es bajan y hace referencia a testear metales, investigar, escudriñar o examinar. Si lo pensamos bien, Dios no necesita una prueba para saber cómo estamos, pero nosotros sí.
Dice su Palabra que Él nos afina como a la plata. La palabra “afinar” en hebreo también significa fundir, acrisolar, limpiar; describe el proceso de purificación que lleva a cabo un refinador, calentando el metal y sacando las impurezas que tuviera. En el caso de la plata, cuando se extrae de las minas está llena de escoria que hay que purificar (ver Proverbios 25:4).
La plata es preciada y tiene mayor valor cuanto más se purifica. Los antiguos herreros que trabajaban este metal, decían que la plata estaba purificada y lista para ser sacada del crisol cuando podían ver su rostro reflejado en ella. Creo que ya sabes hacia dónde va la aplicación de esta enseñanza. ¡Exacto! Hasta que nuestro carácter no refleje a Cristo no pasamos la prueba.
Entonces, si al atravesar la primera prueba dejamos de lado la fe en el Señor, hemos fallado el test. Seguramente, y por la misericordia de Dios, nos conceda una segunda oportunidad para terminar la obra que había empezado.
Si hay impurezas que sacar, habrá pruebas que atravesar. Pero debemos saber que Dios nunca nos deja solos en medio de esas presiones. Él está a nuestro lado mientras nos perfecciona y nos capacita para ser vencedores.
En cada prueba somos transformados para parecernos más a Cristo. Pablo dice en 2 Corintios 3:18 que miramos al Señor con la cara descubierta para ser transformados de gloria en gloria.
¿Estás pasando por una prueba severa? ¿Todavía no sabes cuándo terminará? No te concentres solo en las circunstancias, sino en el proceso. El Señor ya preparó la salida y tú podrás honrarle con la transformación que se lleve a cabo en tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 18 de octubre, 2025
“Seguros en un mundo inestable”
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33.
Vivimos en tiempos de mucha incertidumbre. La paz mundial se resquebraja, la salud sigue siendo un tema de preocupación, la economía se tambalea y las preocupaciones por el futuro se acrecientan. Pero hay un pueblo que tiene paz a pesar de las circunstancias porque sabe que la historia la escribe Aquel que reina desde la eternidad hasta la eternidad, en cuyas manos está el destino de todas las cosas. Ese es el pueblo de Dios que ha sido preparado para esta hora.
Sabíamos desde hace mucho tiempo que vendrían “guerras, rumores de guerra”, que “se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mt. 24:6,7), pero Jesús nos dijo que cuando estas cosas comenzaran a suceder, debíamos levantar nuestros ojos al cielo porque de allí vendría nuestra salvación. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.” (Lucas 21:28).
Nuestro futuro no depende de lo que digan o hagan los líderes mundiales, ni de los pronósticos de los economistas. Nuestro futuro está definido desde la eternidad. Nuestra vida está controlada por Aquel que tiene contado “aun los cabellos de nuestra cabeza…” (Lucas 12:7a), y quien es la Fuente de nuestro sustento. “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19).
Cuando nuestra alma comience a ser afectada por la angustia, ansiedad o temor, debemos poner nuestras cargas a los pies del Señor y permitir que su paz inunde nuestra alma. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” (Juan 14:27).
Eres parte del pueblo adquirido por Dios que descansa en su cuidado y manifiesta al mundo en crisis que solo hay esperanza y paz en Aquel que murió para salvarnos.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 17 de octubre, 2025
“La Roca de nuestro corazón”
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25-26.
Nuestros sentimientos pueden ser inestables. El fin de semana estamos llenos de gozo y un día después comenzamos a escuchar las noticias, intervenimos en alguna conversación poco amable, somos testigos de las injusticias que ocurren a nuestro alrededor y comenzamos a desestabilizarnos emocionalmente. Le pasó al levita Asaf y lo describe muy bien en este salmo.
Sabemos de la maldad en el mundo por causa del pecado, conocemos como actúa el diablo, somos conscientes de la debilidad humana y la inclinación a hacer lo malo, pero cuando nos toca de cerca, nuestros sentimientos parecen dominar nuestra mente y ya no pensamos claramente. “Nuestra carne y corazón desfallecen”. Cuando algo así nos sucede, debemos actuar con urgencia. ¿Qué hacer entonces?
El salmista lo expresa claramente en el v.17: “Hasta que entrando en el santuario de Dios...” ¡Esa es la respuesta! El santuario ya no se trata de un lugar físico porque ahora somos el templo del Espíritu Santo, eso significa que podemos encontrarnos con el Señor en cualquier lugar y a cualquier hora. Por lo tanto, en los momentos en que nos sentimos desfallecer, debemos correr a la presencia del Señor.
Lo que Dios hace en nuestro interior es afirmar nuestro corazón recordándonos su Palabra. Trae a nuestra memoria sus promesas, no recuerda que Él sigue sentado en su trono y nada está fuera de su control. Él es “la roca de nuestro corazón”.
Es asombroso ver cuánto bien le hizo a Asaf la visita a la casa del Señor. Renovó su confianza y le dio entendimiento y perspectiva eterna. “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza” (v.28).
Cuando la maldad parece tomar control y nuestro ánimo decae, debemos recordar a Quién tenemos de nuestra parte: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?”. Si levantamos nuestra mirada sabremos que no hay nada más alto que el Altísimo, que todo lo ve, que todo sabe y que tiene todo poder para guardarnos seguros en el hueco de su mano.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 16 de octubre, 2025
“Cartas de Cristo”
“Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón”. 2 Corintios 3:3.
Cada creyente es como una “carta” (epístola en griego) de Cristo, escrita por el Espíritu Santo en su corazón. El mismo Espíritu que inspiró las Escrituras es el que la aplica ahora en el corazón de cada creyente. Eso significa que a través de nuestro carácter, palabras y conducta manifestamos la Palabra de Dios. ¡Somos una Biblia abierta a los demás!
Recordemos, por ejemplo, la epístola a los Romanos. Allí habla de la salvación por la fe, del gozo de una relación profunda con Dios, la transformación diaria de nuestro entendimiento, la conducta irreprensible del creyente, la comunión manifestada por el verdadero amor… Cuando alguien lee esa carta, debe ver lo mismo en nuestra vida. Pablo dice que somos cartas de Cristo “conocidas y leídas por todos los hombres” (v. 2).
Simbólicamente hablando, si hoy Cristo quisiera enviarle una carta a alguien que está pasando momentos difíciles, ¿cómo lo haría? A través de nosotros. Si el Señor quisiera enviarle un mensaje de amor y fe a un enfermo, ¿no lo haría a través de nosotros que somos sus cartas abiertas? Si quisiera enviar un texto a alguien que está perdido y necesita ser salvo, obviamente lo haría a través de nosotros. Por supuesto, el mensaje que leen en la Biblia y ven en nuestra vida es el mismo. Nunca puede haber discrepancias. Quiera Dios que nunca lean un texto diferente al declarado en Su Palabra.
¿Qué versículos de la Biblia pueden ver en ti? ¿Son solo textos de justicia o también reflejan el amor y misericordia del Padre Celestial? ¿Manifiestan la gracia de Dios en tiempos de crisis? ¿Se evidencian palabras de verdad dichas en amor? ¿Pueden otros “leer” en nosotros sobre la paz de Jesús en medio de la desesperación?
Que el Señor nos ayude a ser una Biblia abierta al mundo que necesita una palabra de salvación, de fe, de esperanza, de amor, de gracia y misericordia. Que otros puedan “leer” a Cristo a través de tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 15 de octubre, 2025
“No dejes de interceder”
“Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” Efesios 6:18.
A través de este versículo Pablo nos exhorta a orar por los “santos”, es decir, por los hermanos en la fe que pueden estar pasando momentos muy difíciles. El apóstol dice que debemos hacer “súplicas” por ellos. Esta palabra en griego es déesis que significa “petición, rogativa, clamor a favor de otros”. Cuando llegamos a sentir como propias las necesidades de nuestros hermanos, no podemos dejar de orar hasta que el Señor responda.
A veces no sabemos cómo pedir, pero el Espíritu Santo lo hará a través de nosotros. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” (Romanos 8:26). ¡Qué tremenda ayuda! No estamos orando solos.
La oración intercesora nos ayuda a pensar menos en nosotros y a enfocarnos más en los demás, de esa manera podemos tener el mismo sentir de Cristo. “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. (Filipenses 2:4-5).
Corrie ten Boom, escritora y predicadora del siglo XIX, dijo en una oportunidad: "Nunca sabemos cómo Dios responderá nuestras oraciones, pero podemos esperar que Él nos involucre en su plan para la respuesta. Si somos verdaderos intercesores, debemos estar listos a participar en la obra de Dios en favor de las personas por quienes oramos".
Un día estaremos todos delante del trono celestial y sabremos exactamente la diferencia que hizo la oración unida y perseverante. ¡No dejes de interceder!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 14 de octubre, 2025
“El Señor atiende al humilde”
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos. Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:6-7a
David conocía a Dios porque tenía una relación personal y diaria con Él. Podía dar testimonio de su grandeza, pero también de sus intervenciones en los momentos difíciles de su vida. Dios sabe “atendernos” en medio de nuestras necesidades.
La palabra hebrea para “atender” es raá y significa “ver, considerar, levantar, proveer, visitar”. Nosotros usamos mucho esta palabra cuando necesitamos ayuda de un profesional médico o consejero. Decimos: “Hoy mi doctor me puede atender”, o por el contrario, “está ocupado, no me puede atender”. Por supuesto como humanos solo podemos estar en un lugar a la vez, sin embargo, Dios es omnipresente, está disponible para todos sus hijos al mismo tiempo.
El apóstol Pedro lo expresó de esta manera: “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones”. (1 Pedro 3:12a). Dios está atento a cada una de nuestras palabras y con toda seguridad atenderá a nuestras súplicas, pero debemos ir a Él con humildad. En el Salmo leemos que “Dios atiende al humilde”, al que dejó su arrogancia y soberbia para someterse a Dios. El que es humilde está dispuesto a obedecer y a darle la gloria al Señor por todo lo que haga.
Por el contrario, el altivo, el orgulloso, el que se eleva por encima de los demás y hasta de Dios mismo, no es atendido por Él. El Señor lo “mira de lejos”, simplemente observa lo que hace, lo deja a su libre albedrio, con la esperanza de que su corazón cambie y decida acercarse a Él.
Cuando atravesamos momentos de angustia podemos ir a Dios con humildad para que nos fortalezca y renueve. El Señor nos atenderá siempre, en toda circunstancia nos mostrará su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 13 de octubre, 2025
“El Alfa y la Omega”
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.” Apocalipsis 1:8.
Cuando Juan vio a Jesucristo glorificado mientras se encontraba en la isla de Patmos, cayó como muerto. Fue tremendamente impactado en espíritu, alma y cuerpo. En ese momento, el Señor se le reveló con un nuevo nombre: “El Alfa y la Omega”.
Alfa es la primera letra del alfabeto griego y Omega la última. Es como decir: “De la A a la Z”. Él es antes de todas las cosas y permanecerá más allá de lo que a este viejo mundo le pase. Si Jesús es el Alfa y la Omega, entonces tiene autoridad sobre todo lo que está en el medio de la primera y la última letra. Eso incluye los planes y propósitos para el futuro. Dios dirige los eventos históricos para que todo se cumpla como Él lo ha dispuesto. Hasta el mismo diablo está sujeto a su plan, ya que un día será lanzado al lago de fuego por la eternidad.
El azar no existe para Dios y se ríe de la suerte. ¿Quién puede contender con Jesucristo? ¿Hay alguien que pueda hacerlo desistir de su voluntad? ¿Podrán manipularlo para que cambie sus estándares? Él dirige la historia de la humanidad, pero también cada detalle de nuestra vida.
Jesucristo es “el que es y que era y que ha de venir”. Es el Hijo del Dios eterno y conoce todo lo que hay en cada corazón. Aun así nos ama y fue a la cruz por nosotros.
En el versículo mencionado, Jesús también se define como el “Todopoderoso”, en griego pantokrátor que significa “Gobernante de todo, que sostiene todas las cosas, Aquel que tiene todo en su mano”. Esta palabra solo se aplica al Señor. ¡Aleluya! Él lo sustenta todo. ¿No crees que estamos en las manos de Aquel que tiene todo bajo su control? ¿Acaso podemos pensar que nuestra situación es demasiado “complicada” para el Señor?
“Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios.” (Isaías 44:6). Pon tu confianza en tu Redentor y dale el control de toda tu vida. Él jamás te fallará.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 12 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"La Palabra de Dios no es negociable"
"Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios,
y delante de Dios, hablamos en Cristo." 2 Corintios 2:17
La palabra “medrar” en griego es kapeleuo y hace referencia al que se dedica a la reventa o a traficar; un comerciante al por menor de bagatelas; o un vendedor de cosas de poco valor. Esta palabra se usaba para referirse a la persona que trataba de conseguir ganancias por medios deshonestos. Además Pablo usa la palabra “falsificar”, que significa una burda imitación o una copia falsa, para referirse a los que adulteran la Palabra de Dios para obtener beneficios.
Los que medraban la Palabra no eran solo grandes predicadores, sino cualquier persona que había recibido el evangelio y lo había cambiado. No siempre el beneficio que se quería obtener era monetario, muchas veces buscaban tener una mejor posición social, laboral o ministerial. Otras para evitar burlas y desprecios de ciertos sectores sociales. Incluso para no ser expulsados de la familia por ir en contra de sus tradiciones. Así que, fuera cual fuera la motivación, quien parcializaba la verdad la estaba adulterando.
En contraste, los que seguimos fielmente el evangelio hablamos de Cristo con sinceridad. La palabra “sinceridad” está ligada a lo que es puro y libre de mezclas. Así es el creyente fiel, habla la verdad sin adulterarla.
Hoy somos presionados por la filosofía de esta cultura a modificar la verdad. Somos presionados por amigos y familiares para dejar de lado los principios cristianos y cambiar nuestra ética y moral. Compañeros de trabajo o de estudios muchas veces tratan de intimidarnos a través de burlas, amenazas y confrontaciones para que dejemos pasar muchas cosas que sabemos que a Dios no le agradan.
Sin embargo, somos llamados a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. Aunque muchos cambien la verdad para su propio beneficio, nosotros no lo haremos. Hablaremos siempre con sinceridad de parte de Dios, conscientes de que un día daremos cuenta de nuestras acciones y palabras.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 11 de octubre, 2025
“Somos hijos adoptados”
“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15.
Hay un punto de inflexión en nuestra vida que lo cambia todo para siempre y es el momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador y Señor. A partir de allí, el Espíritu Santo viene a morar en nosotros y somos declarados en el cielo hijos adoptados de Dios. Creo que a todos nos cuesta entender en plenitud el significado de ser un hijo de Dios.
La palabra griega para “adopción” es huiothesia, un término legal que significa “colocar como hijo, dar los mismos derechos legales que un hijo biológico”. Eso significa que cuando Dios nos adoptó, ¡recibimos los mismos privilegios que su Hijo Jesucristo! Wooowww…
Como el Padre ama a Jesús, nos ama a nosotros. ¡En serio! Él nos ama al máximo y no hay nada que podamos hacer para que nos ame más, ni nada que podamos dejar de hacer para que nos ame menos. ¡Su amor es inalterable!
Alguien dijo: “He visto muchos hijos biológicos abandonados por sus padres, pero nunca vi a un padre abandonar a un hijo adoptivo porque es un hijo buscado”. Así es el amor de Dios por nosotros. El Padre fue capaz de exponer a su Hijo Amado al sufrimiento de la cruz para que millones llegaran a ser sus hijos. Él nos buscó, nos llamó y nos adoptó.
A veces decaemos en la fe, manifestamos algunos signos de rebeldía, parece que la queja vence a la alabanza, y hasta tenemos algunas reacciones de infidelidad, sin embargo, ¡su amor es incondicional! “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Ti. 2:13).
Pero cuidado, que su amor sea incondicional y no cambie no significa que podemos dejar el camino de la santidad sin consecuencias. El infierno está lleno de personas que han sido amados por el Señor pero lo rechazaron y prefirieron seguir sus propios caminos. Nuestro destino eterno está siempre en nuestras manos, por eso Dios nos dio libre albedrio.
El Creador ha decidido que todo lo que es suyo sea también de sus hijos y que lo disfruten eternamente. Nos esperan cielo nuevo y tierra nueva para gobernar y administrar juntamente con Jesucristo. “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” (Ro. 8:17a). ¡Qué promesa maravillosa!
Levántate con la visión de hijo adoptado. Disfruta el amor de Dios para ti. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1 Jn. 3:1a)
Pastor Pablo Giovanini
Viernes 10 de octubre, 2025
“Cuando mi pie resbala”
“Cuando yo decía: Mi pie resbala, tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba.” Salmo 94:18.
Los que vivimos en New England sabemos lo que significa resbalarse. Estoy seguro que más de una vez hemos experimentado el efecto del hielo en nuestro cuerpo. Nos ponemos las mejores botas antideslizantes, nos agarramos de todo lo que podemos, caminamos como si fuéramos equilibristas, pero en un segundo terminamos en el suelo. Cuanto más confiados estamos, más probable es que nos resbalemos.
El salmista, en el v. 18, no dice “si yo resbalase” como una posibilidad remota. No, él está afirmando que hubo momentos en que su pie resbalaba. La palabra hebrea para “resbalar” es mot que significa “deslizarse, sacudir, caer, temblar, titubear”. Hum… creo que sabemos a qué se refería.
Tenemos claro que debemos permanecer firmes en el camino del Señor. Cuando descubrimos el sendero que nos conduce a la vida eterna y experimentamos la presencia de Dios, no queremos salirnos de este camino. Pero esto no significa que nunca vayamos a tropezar o resbalar. A veces ponemos nuestra mirada en otro lado, algunas dudas comienzan a infiltrarse en nuestra mente, la impaciencia nos juega una mala pasada, la autosuficiencia hace de las suyas y tropezamos en la fe.
Cuando éramos niños e íbamos de la mano de alguien que nos cuidaba, muchas veces tropezábamos pero no nos caíamos. Esa mano fuerte nos sostenía. Pero cuando corríamos por nuestra cuenta y tropezábamos, terminábamos con alguna herida. No es lo mismo resbalar solos que de la mano del Padre. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” (Isaías 41:10). El salmista usa la misma palabra que usó Dios en Isaías: “Sustentado”. En hebreo es saád, que significa “sostener, respaldar, confirmar, confortar”.
Si pensabas que nunca ibas a resbalar pero pasó, Dios lo sabe. Sin embargo, Él no te dará la espalda sino que extenderá su mano para levantarte. No habrá reproches ni condenación. Te ofrecerá una vez más su perdón. Recuerda lo que dijo el salmista: “Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba”. Jamás decaen sus misericordias, al contrario, cada día se renuevan.
Revisa a qué está “aferrada tu mano”, si a las posesiones materiales, a promesas humanas, a personas, a recursos terrenales… o a Dios. Si estás fuertemente tomado de la mano del Señor, quizás resbales, pero nunca te dejará caído. “Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque Jehová sostiene su mano.” (Salmo 37:24). ¡Gracias Señor por sostenernos de tu mano!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 9 de octubre, 2025
“¿Difícil para Dios?”
“He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?”. Jeremías 32:27.
Dios le dijo a Jeremías que Jerusalén no se iba a librar de los babilonios porque habían pecado y se olvidaron de Él, pero después de disciplinarlos los restauraría. Para certificar esa promesa Dios le pide a Jeremías que compre una heredad. El profeta quedó desconcertado y le dijo a Dios: “La ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella y que con arietes la atacan para tomarla. Por causa de la espada, del hambre y de la peste ha venido a suceder lo que dijiste que sucedería, ¡y ya lo estás viendo! ¡Señor, Señor! ¿Cómo pudiste decirme que compre para mí el terreno, y que lo pague ante testigos, si la ciudad va a caer en manos de los caldeos?” (vs. 24-25).
Entonces Dios le hace la pregunta que todos deberíamos escuchar cuando nos encontramos en dificultades: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”. La palabra “difícil” en hebreo es palá que significa “hacer algo distinguido, grande, maravilloso, especial, un milagro, cosa portentosa”. ¡Ese es nuestro Dios! Nada lo limita. ¿Cómo puede haber algo difícil para el Todopoderoso? ¡Nada que esté dentro de su voluntad dejará de cumplirse!
Cuando leemos la Palabra de Dios nuestra fe se nutre, madura, crece, se desarrolla. Entonces llegamos a creer que Dios todo lo puede. Victorias milagrosas, sanidades instantáneas, vidas transformadas, intervenciones sobrenaturales… Pregúntale a Lázaro, Sara, Elías, Pedro, Pablo, Josué, Gedeón y a millones de cristianos que experimentamos el poder de Dios por la fe.
Para el Señor no existen las palabras: difícil, imposible, desahuciado, irreparable, perdido. Lo que detiene sus obras maravillosas son: la incredulidad, la duda, el pecado, la rebeldía, la autosuficiencia. Pero cuando alguien se acerca a Dios con fe, se hace realidad lo que parecía imposible.
¿Qué hay de ti? ¿Todavía te parece que es difícil para Dios responder tú petición? ¿Crees que es imposible que cambie tu realidad? El Señor Jesús solo te pide que creas, que pongas toda tu confianza en Él. Todavía sigue diciéndonos: “Para los hombres esto es imposible; pero para Dios todo es posible.” (Mateo 19:26).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 8 de octubre, 2025
“Deléitate en el Señor”
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Salmo 37:4.
David, al final de sus días, nos aconseja por el Espíritu confiar de una manera práctica en Dios. En el Salmo 37 hay mucha sabiduría. La clave para una vida llena de gozo la encontramos en el versículo 4: Debemos aprender a deleitarnos en el Señor.
Deleitarse significa experimentar gran placer y gozo en la presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.
¿Te gozas en el Señor cuando te concede las peticiones de tu corazón o te deleitas antes de eso? ¿Disfrutas más las bendiciones de Dios o al Dios de las bendiciones? El consejo es muy claro: Deleitarse en el Señor es prioritario, lo demás viene por añadidura. Que Dios conceda los deseos de tu corazón es el resultado de una relación amorosa e íntima con Él.
Muchos de los salmos de David fueron escritos mientras se encontraba en el campo, el lugar en donde se encontraba a solas con Dios. Desde muchacho aprendió a disfrutar de esa intimidad especial con el Creador. Sus cantos y oraciones expresan los mayores deseos de su corazón: “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre” (Salmo 16:11).
Las peticiones de David siempre estaban de acuerdo con lo que había en el “corazón de Dios”. De hecho, Dios lo eligió como rey porque tenía esa particularidad: “Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo” (1 Samuel 13:14b). Indudablemente para tener su corazón hay que pasar tiempo en su presencia, anhelar esos encuentros.
El predicador y escritor Charles Spurgeon dijo sobre este versículo: “No pienses primero en los deseos de tu corazón, sino piensa primero en deleitarte en tu Dios. Si lo has aceptado como tu Señor, es tuyo; así que deléitate en él, y entonces te concederá los deseos de tu corazón”.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 7 de octubre, 2025
“Misericordia incomprensible”
“Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó.” Lucas 22:50.
No sé lo que tú crees, pero yo pienso que Pedro no quería cortarle la oreja al siervo del sacerdote, ¡quería matarlo! Le apuntó a la cabeza y erró. No veo al pescador con habilidades de espadachín, pero cuando se enfrentó a una situación de peligro, reaccionó sin pensarlo demasiado.
Juan fue sumamente preciso al describir la situación: “Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco.” (Juan 18:10). ¡Fueron momentos imposibles de olvidar!
Sospecho que el siervo del sacerdote fue impactado por el milagro. Debe haber pensado: ¿Cómo es posible que Jesús, a quien fuimos a arrestar, se ocupara de sanar mi herida? ¿Por qué pensó en mi situación en lugar de salir corriendo como lo hicieron los discípulos? Acaso, ¿yo no era un enemigo para Él?
La única respuesta es el amor de Jesús. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros… Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.” (Romanos 5:8,10). El Señor fue a la cruz por todos. Por Pedro, por Juan, por su madre María, por Malco, por los soldados romanos, por ti y por mí para salvarnos y darnos vida eterna.
No sabemos nada más de Malco. ¿Habrá aceptado a Jesús como su Salvador? ¿O se habrá burlado de Él en el sanedrín? ¿Se habrá arrepentido de sus pecados? Muchos piensan que si después de este incidente no se lo menciona más, ni siquiera en la tradición judía, no llegó a ser cristiano. Puede ser. Actualmente hay muchos “Malcos” que también fueron sanados y tocados milagrosamente por el Señor y sin embargo siguen indiferentes a Jesús.
El Señor sigue actuando con misericordia, pero no son sus intervenciones poderosas las que salvan. La salvación es el resultado de reconocer que somos pecadores, arrepentirnos de haber fallado a Dios y aceptar que el único que puede perdonarnos y darnos una vida nueva es Jesús. Entonces podremos decir como Jeremías: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (Lamentaciones 3:22-23).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 6 de octubre, 2025
“La imaginación del corazón”
“Antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres… Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová”. Jeremías 9:14,24.
Me impacta mucho la vida de Jeremías, un siervo que mantuvo firmes sus convicciones aún bajo las peores presiones. Dios lo levantó como profeta para llamar al arrepentimiento a Israel. Lo triste fue que nunca vio conversiones genuinas, más bien parecía que sus hermanos cada vez cerraban más su corazón.
Israel había abandonado a Dios y se había vuelto a los dioses de los pueblos vecinos porque seguía la “imaginación de su corazón”. Jeremías usa muchas veces esta expresión (Jeremías 9:14; 11:8; 13:10; 16:12). La palabra imaginación en hebreo es sherirút y significa “pensamiento torcido, obstinado, imaginar torcidamente, con dureza”. Esto indica que sacamos malas conclusiones cuando tenemos ideas torcidas.
Los israelitas querían seguir sus propios deseos, por lo tanto “acomodaban” a Dios según los parámetros de las culturas paganas. “Si los baales dicen que podemos hacer nuestra vida y después entregarle alguna ofenda para contentarlos, entonces Dios debe ser igual”. “Si Asera dice que se puede fornicar, entonces Dios debe pensar lo mismo”. “Si Moloc dice que podemos sacrificar a nuestros hijos para que nos vaya bien, seguramente a Dios no le parecerá mal”. Ya sabes cuáles fueron las consecuencias de seguir sus “imaginaciones”.
Dios fue claro en el segundo mandamiento cuando escribió con su dedo en piedra: “No te harás imagen”. Pero no solo imágenes de piedra, madera o metal, también imágenes mentales distorsionadas que nos pueden llevar a acomodar la Palabra de Dios según nuestra conveniencia.
Quebramos el segundo mandamiento cuando no vamos a la Palabra para conocer Quién es Él exactamente. Por eso Dios mismo le dice a Jeremías que lo que más anhela es que su pueblo pueda alabarse por “entenderlo y conocerlo”.
Para no tener una relación distorsionada con Dios necesitamos leer la Biblia, la única revelación escrita para todas las razas, culturas, lenguajes y épocas. Ella nos mostrará a Jesucristo, la imagen perfecta del Dios invisible y descubriremos cómo tener una relación verdadera con el Padre Celestial.
Te animo a tomar tiempo para leer la Biblia completa, descubrir a Dios en todas sus facetas: Amor, justicia, santidad, misericordia, gracia, soberanía, compasión, perdón, y poder experimentarlo todos los días de tu vida. Cuando el Dios verdadero se apodera de tu corazón, la pasión por conocerlo crece y el gozo de experimentarlo serán indescriptibles.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 5 de octubre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"El propósito de su espera"
"Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios". 2 Crónicas 33:12-13
El rey que más años duró en el trono de Israel fue el peor rey que tuvo en toda su historia. ¡Qué paradoja! Manasés reinó 55 años y Dios dice que no hubo otro rey tan pecador como él. Sin embargo, ¡le permitió vivir más años que a otros reyes que fueron fieles, respetados y consagrados! ¿Por qué? La respuesta está en el corazón de Dios. Él no quería que este hombre se perdiera eternamente en el infierno y le estaba dando más oportunidades para arrepentirse.
Además de hablarle al corazón, Dios le envió mensajeros y profetas a los que despreció, rechazó y enjuició injustamente. Pero finalmente, el Señor permitió que los asirios lo llevaran cautivo por un tiempo a Babilonia, y recién en ese momento reconoció todos sus pecados, le pidió perdón a Dios y pudo volver a Jerusalén para corregir todo el mal que había hecho.
¡Qué maravillosa es la misericordia de Dios! Mientras nosotros lo hubiéramos ajusticiado en los primeros años de su reinado, Dios siguió dándole oportunidades para que se arrepintiera. En la eternidad, cuando todos los hijos de Dios estemos reunidos en su presencia, allí estará Manasés.
El corazón del Señor sigue siendo el mismo, no cambia, su amor y misericordia no tienen fin. Si todavía no ha venido a buscar a su Iglesia es porque está esperando que muchos se arrepientan. Si todavía la persona que más dolor te causa sigue viva y aparentemente feliz, es porque Dios no quiere que se pierda (ver 2 Pedro 3:9). Sin embargo, su justicia sigue activa; el Señor está buscando arrepentimiento o evidencias para el día del juicio.
¿Cómo estás viendo a las personas que no buscan tu bien? ¿Y a tus parientes que se burlan porque eres cristiano? ¿O a los compañeros de trabajo que “te hacen la guerra”? El deseo de Dios es que sean salvos.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 4 de octubre, 2025
“Movidos por el Espíritu”
“Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. Y movido por el Espíritu, vino al templo.” Lucas 2:25-27.
Simeón era distinto a los demás. Sus palabras, actitudes y acciones reflejaban algo sobrenatural en él. Lucas nos dice exactamente de qué se trataba: “El Espíritu Santo estaba sobre él”.
Este hombre tenía una relación estrecha con el Espíritu Santo. Su conducta manifestaba justicia y piedad, pero también esperanza. Sabía que si alguien podía cambiar el rumbo pecaminoso del pueblo era el Ungido de Dios, el Mesías esperado por tantos años. En uno de sus tiempos de oración diaria escuchó la voz de Dios diciéndole que iba a ver con sus propios ojos la llegada del Salvador. ¡Qué relación tan estrecha con Dios!
Esa relación no era teórica sino que se evidenciaba en sus acciones. Simeón era obediente a la voz de Dios. Cuando José y María llevaron al bebé Jesús al templo para dedicarlo, él supo que debía ir urgentemente, fue “movido” por el Espíritu. Al llegar, supo que estaba en presencia del Hijo de Dios y mientras lo sostenía en sus brazos, no solo lo bendijo sino que el mismo Espíritu Santo le dio una palabra profética acerca de la obra redentora que llevaría a cabo el Mesías.
Esta historia es un ejemplo de lo que el Espíritu de Dios hace en los que tienen una relación estrecha con Él. Jesús es el ejemplo perfecto de esa relación. Toda su obra fue hecha impulsado por el Espíritu Santo. Él se “despojó” de toda su gloria para actuar bajo el poder del Espíritu. Entonces, si el Espíritu Santo actuó con poder en Jesús, también lo hará en nosotros.
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré”. (Juan 16:7). Ahora el Espíritu de Dios habita en todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador. Pero no solo vino para morar, sino a estar activo en nuestra vida cada día.
El propósito de Dios para cada uno de sus hijos es que nos rindamos al gobierno del Espíritu Santo. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." (Gálatas 5:25). En otras palabras, si él vive en ti, ¡deja que te dirija!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 3 de octubre, 2025
“En el día de conflicto”
“Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre del Dios de Jacob te defienda.” Salmo 20:1.
Hay días más difíciles que otros, hay momentos en que el mismo diablo parece haber concentrado todos sus ataques sobre nosotros, nuestra familia, trabajo, iglesia, incluso usando a las personas que menos podríamos imaginar. David lo llama el día de “conflicto”. Esta palabra en hebreo es tsará que significa “aprieto, problema, aflicción, angustia, calamidad, tribulación, ataque de un rival”.
Los días de conflicto nos llegan a todos, a veces inesperadamente, otras veces los vemos venir. Sin embargo, si tenemos un corazón como el de David sabremos recurrir al Señor, el único que nos “defiende”. Otra palabra interesante. En hebreo es sagáb que significa “estar elevado, inaccesible, seguro, fuerte; enaltecer, engrandecer, exaltar, levantar.” ¡Wow! ¿Todo eso hace Dios cuando nos defiende? Es mucho más que hacerse cargo del conflicto, el Señor nos pone en alto, en Él estamos seguros y su nombre es exaltado. ¡Aleluya!
Es tremendo cómo Dios transforma un día de conflicto en día de victoria y celebración. Lo que podría destruirnos Dios lo usa para que crezcamos, lo conozcamos más y tengamos más motivos para dar gracias y alabarlo.
Por favor, toma unos minutos más y lee todo el salmo. Parece que el mismo David estuviera orando por nosotros. Él le pide a Dios que nos envíe ayuda (v. 20), que cumpla los deseos de nuestro corazón (v. 4), que nos alegremos en su salvación y conceda todas nuestras peticiones (v. 5). Si tu corazón está conectado con el de Dios, entonces todos tus deseos serán los mismos que los suyos y verás respuestas a tus peticiones porque estarán de acuerdo con su voluntad.
Además, en el v. 8 vemos que hay una gran diferencia entre los que confían en Dios y los que solo lo hacen en sus propios recursos. Cuando tropiezan, no se pueden levantar. Pero el que está sostenido por la mano poderosa de Dios, ¡siempre se levanta! “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie”.
¡Bendito sea Dios nuestro Ayudador!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 2 de octubre, 2025
“Preparar nuestros caminos”
“Así que Jotam se hizo fuerte, porque preparó sus caminos delante de Jehová su Dios.” 2 Crónicas 27:6.
Tal vez no conozcas mucho la vida del Jotam porque fue un rey de bajo perfil. No buscó glorias humanas ni trató de hacerse de un nombre, pero el registro bíblico nos dice que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová”. Eso es lo que cuenta para Dios.
El comienzo de su reinado estuvo marcado por mucho dolor, temor e incertidumbre. Su padre Uzías, había sido un prolífico rey de mucha fama y renombre, pero cometió un pecado terrible ante los ojos de Dios. Su orgullo y soberbia lo llevaron a ofrecer incienso en el templo, algo que solo los sacerdotes podían hacer, y desde ese día quedó leproso hasta su muerte. Jotam vio con sus propios ojos lo que trajo la desobediencia de su padre y aprendió la lección.
Por eso Jotam “preparó sus caminos delante de Jehová su Dios” antes de comenzar a reinar. La palabra hebrea para “preparar” es kun que significa “estar erguido, recto; establecer, arreglar, afirmar, alistar, enderezar, ordenar, hacer seguro”. Esto es lo que tenía en mente el joven rey al presentarle sus caminos al Señor. Él eligió servir a Jehová como su único Dios y ajustó su vida a la Palabra.
Jotam “edificó la puerta mayor de la casa de Jehová” (v. 3). Los buenos reyes siempre se destacaron por reparar y preservar el templo. Dicen los eruditos que “la puerta mayor” era la entrada por donde pasaba el rey para ir a buscar a Dios. “Preparar el camino” fue literal, ese camino lo conectaba diariamente con la presencia de Dios.
El resultado fue que Dios lo hizo fuerte. Pudo edificar ciudades, construir fortalezas y torres que servían de ayuda en la agricultura y estrategia militar (vs. 3-4). También derrotó a todos los enemigos que le hicieron la guerra y debieron pagarle tributo (v. 5).
Así como hizo Jotam, nosotros también debemos preparar nuestros caminos delante de Dios tomando tiempo para orar, escuchar su voz, obedecerlo y actuar con fe.
¿Quieres victorias espirituales? Somete tu vida a Dios. Se debe preparar el camino antes de las batallas, no solo cuando llegan los momentos difíciles. Debemos estar preparados de antemano, para que al llegar los desafíos inesperados, tentaciones o circunstancias difíciles, dependamos de Dios. Nuestra fuerza viene de Dios. ¡Él es nuestra fortaleza!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 1 de octubre, 2025
“No estoy solo”
“He aquí la hora viene, y ha venido ya, en que seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo”. Juan 16:32.
Los discípulos de Jesús, en momentos de crisis, solo pensaron en “sálvese quien pueda”. Todos habían afirmado que estarían dispuestos a dar la vida por su Maestro, pero cuando la presión fue fuerte, los compromisos se esfumaron.
Siempre hemos escuchado que los verdaderos amigos se ven en los momentos difíciles. Cuando el Señor no enfrentó dificultades los discípulos estuvieron a su lado y fueron sus fieles seguidores. Pero cuando comenzaron los verdaderos problemas, cuando debían velar una hora con Jesús en Getsemaní, enfrentar a la turba o dar su opinión ante el sanedrín, Jesús estaba solo, humanamente hablando.
El Hijo de Dios tenía claro que su hora había llegado y que nadie podía ayudarlo a redimir al ser humano, nadie podía tomar la cruz y morir por los pecados de la humanidad siendo el sustituto perfecto y sin pecado sino solo Él.
Sin embargo, esta situación de soledad de Jesús también tenía el propósito de manifestar al Hijo de Dios hecho hombre. Él entiende lo que nosotros sentimos porque experimentó dolor, sufrimiento, angustia, soledad. Cuando decimos “me quedé solo”, el Señor sabe lo que significa.
Jesús hace una declaración que debemos tener muy en cuenta: “No estoy solo, porque el Padre está conmigo”. ¡Qué tremenda verdad, no solo para Él sino para nosotros! Jesús nos mostró el camino al Padre, nos relacionó con Él, nos enseñó los beneficios de esa relación para que nosotros pudiéramos experimentar esa cercanía.
Muchas veces vamos a atravesar momentos difíciles que parecen conducirnos a la misma muerte. Jesús te entiende, Él lo pasó. Miramos a cada lado y no hay nadie que nos aliente, nadie que esté a nuestro lado… por lo menos visiblemente. En esas circunstancias es que toman un tremendo significado las palabras de Jesús: “¡No estoy solo, porque el Padre está conmigo!”
Nunca estás solo, sientas o no la presencia del Padre, Él ha prometido estar a tu lado siempre. “… He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”. Apocalipsis 28:20b.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 30 de septiembre, 2025
“La angustia de Dios”
“En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad”. Isaías 63:9.
Si no hubieras leído este versículo, no me creerías que Dios se angustia. ¿Cómo el Todopoderoso puede angustiarse? Lo cierto es que Isaías lo expresa claramente, pero debemos entender bien su significado.
Dios nunca se angustia por temor a lo desconocido, porque Él es omnisciente. No se angustia porque algún plan suyo peligre, porque es Soberano. No se angustia por la furia con la que actúa el diablo, porque Él es el único Rey. Su aflicción es el resultado de ver a sus hijos en angustia. La palabra hebrea para “angustia” es tsará y significa “aprieto, congoja, estar estrecho”. Lo que nosotros sentimos, también lo siente Dios. Él no está ajeno a lo que nos sucede, sabe de nuestros quebrantos y sufrimientos.
Pero Dios no solo sufre con nosotros, sino que se apresura a ayudarnos. Su misma naturaleza lo moviliza a actuar para protegernos como lo hace una gallina con sus polluelos. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro.” (Salmo 91:4).
Pensemos en todo lo que Dios hizo por nosotros para salvarnos de la angustia. “Nos redimió”, fuimos adoptados hijos suyos. Eso significa que le pertenecemos solo a Él.
“Nos trajo” hasta aquí. Él nos ha guiado hasta hoy. Puede ser que no veas con tus ojos físicos sus intervenciones, o que pases por alto esta verdad, pero indudablemente Dios ha movido personas y circunstancias para que hoy tengas una relación con Él.
“Nos levantó todos los días”. Hay momentos en que nos sentimos más en el piso que en las alturas, sin embargo, Él nos levanta. “No dejará para siempre caído al justo.” (Salmo 55:22b). Cada vez que tropezamos extiende su mano para levantarnos y ayudarnos a seguir la carrera que tenemos por delante.
Si comenzaste este día en angustia, tienes que saber que el Señor entiende perfectamente lo que estás sintiendo, y ha preparado una salida. Te levantará y te probará una vez más que te ama y sabe cuidar de ti.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 29 de septiembre, 2025
“Gustad y ved”
“Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.” Salmo 34:8.
David estaba en aprietos viviendo en medio de los filisteos cuando escapaba de Saúl pero pudo ver la salvación de Dios en medio de esas circunstancias. Dios lo había librado de todos sus temores porque había puesto su confianza en Él.
El salmista alaba a Dios por sus obras y anima al lector a experimentar lo mismo que él estaba sintiendo. Nos dice que debemos “gustar” a Dios. Esta palabra en hebreo es taám y significa “probar, percibir”. Podemos escuchar muchos argumentos a favor o en contra de la bondad de Dios, pero la única manera de tener una opinión propia es experimentando su bondad.
El salmista también nos exhorta a “ver” a Dios. En hebreo es la palabra raá que además de “mirar”, también significa “atender, buscar, considerar, contemplar, discernir, entender, examinar, explorar, reflexionar”. Expresa la idea de usar la vista con el fin de comprobar y analizar minuciosamente. Así que además de experimentar a Dios, también podemos reflexionar acerca de sus obras y los resultados de sus intervenciones sobrenaturales.
Gustar y ver son dos verbos que implican el uso de nuestros sentidos. Necesitamos encuentros personales con el Señor para poder experimentar los beneficios de estar en su presencia. Interactuar espiritualmente con el Señor llena nuestro corazón de paz y gozo.
“Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias. Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.” (Vs. 17-19)
Los hijos de Dios tenemos uno de los más grandes privilegios que se nos haya concedido, el derecho, la confianza y la libertad de entrar a la presencia del Señor en cualquier momento. Aprovecha este privilegio y pasa tiempo con Él. El Señor quiere conversar contigo, corazón a corazón, sobre cualquiera y todos tus asuntos.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 28 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
"Guerreros tuertos"
Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel". 1 Samuel 11:2
Israel estaba sitiado por los amonitas y el pueblo creyó que no podrían vencerlos; entonces le dijeron a Nahas, el líder enemigo, que se rendirían si hacían una alianza pacífica con ellos. ¡Qué escena tan triste! Sus enemigos establecieron los términos de esa alianza: Quitarle a cada uno su ojo derecho.
¿Qué quería lograr con esto el enemigo? Por un lado, era una forma de humillar a Israel. Esa marca sería una señal para toda la vida de debilidad, vulnerabilidad y derrota. Por otro lado, los haría incapaces de pelear cualquier otra batalla cuerpo a cuerpo porque perderían visión y percepción de profundidad. Los guerreros siempre llevaban la espada en la mano derecha y el escudo en la izquierda. Durante un combate, al protegerse con el escudo se cubrían también el ojo izquierdo y veían a su enemigo con el derecho; así que si les faltaba el ojo derecho, al cubrirse con el escudo no verían nada.
Hay mucho simbolismo entre los adversarios de Israel y Satanás, el enemigo de Dios y de su pueblo. Es interesante notar que el nombre “Nahas” en el original hebreo significa “serpiente o víbora”. El diablo quiere avergonzarnos, que nos sintamos débiles y vulnerables, que seamos incapaces de pelear las batallas espirituales. Satanás tratará siempre de quitarnos la visión espiritual, que no veamos la manera en la que él se mueve. Por eso es importante mantener nuestros ojos puestos en Cristo (ver Hebreos 12:2).
Satanás es muy astuto y usará a personas para intimidarnos, avergonzarnos y desalentarnos. Manipulará todo lo que tenga a su alcance para que perdamos la fe. Pero sabiendo esto, debemos levantarnos y resistirle. El Espíritu Santo nos da poder para desarticular cada una de sus artimañas.
En el v. 11 leemos que el pueblo rechazó la propuesta, tomó las armas y derrotaron a los amonitas contundentemente. ¡Hay victoria en el Señor! ¡Aleluya!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 27 de septiembre, 2025
“Cree solamente”
“Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva”. Lucas 8:50.
Jairo, un principal de la sinagoga, vino desesperado a Jesús. No era para menos, su hija de doce años estaba muriendo. Por su posición, seguramente contaba con los mejores médicos de la época, sin embargo, Jesús era su única esperanza. Al escuchar su pedido, el Señor aceptó ir a su casa.
Mientras iban de camino se encontraron con uno de los empleados de Jairo que le dijo: “Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro” (v. 49). ¿Molestia para Jesús? ¡Se nota que no le conocía! El Señor inmediatamente se acercó a este padre desesperado y le dijo: “No temas; cree solamente, y será salva”. La palabra “solamente” requiere especial atención. En griego es el adverbio mónon que proviene de otras palabras que significan “permanecer en una sola cosa, lo único, perseverar, persistir en una cosa”. En otras palabras, Jesús le dice: Solo ten fe y olvídate de lo que se dice por ahí.
Si decimos que confiamos en Jesús, espera que sea solamente en Él. No es Jesús y otras alternativas por las dudas. Nuestra confianza, seguridad y esperanza deben estar puestas solo en las manos del Señor. Jairo puso su fe en Cristo, pero en el camino los comentarios de sus amigos probaron su fe. Aparentemente, mientras había vida podían creer, pero una vez muerta la niña… No sabían que la muerte no era un problema para Aquel que es la “resurrección y la vida”. Si Jesús dijo que la niña sería salva, eso es lo que pasaría.
Cree solamente, sin añadir nada más. Jesús quiere que vayamos a Él con una fe no fingida como Pablo le dice a Timoteo. (2 Timoteo 1:5).
Cree solamente, sin preocuparte de lo que argumenten los que están a tu alrededor.
Cree solamente, como un niño. En cierta ocasión el Maestro puso en medio de sus discípulos a un niño como ejemplo de la fe genuina (Mateo 18:3). Para un niño, lo que Jesús dice lo cumple, y se mantendrá esperando la respuesta.
Cree solamente y luego adórale. Dale gracias de antemano por lo que hará. No temas, lo verás actuando de manera sobrenatural en tu necesidad. ¡Solamente cree!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 26 de septiembre, 2025
“Entresacar lo precioso de lo vil”
“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19.
Al igual que nosotros, Jeremías necesitaba someterse a Dios para ser santificado diariamente. Debía permitir que el Señor examinara cada área de su vida y lo transformara. Sin embargo, había una parte del proceso que era responsabilidad de Jeremías: Entresacar lo precioso de lo vil.
La palabra hebrea para entresacar es yatsá y significa “sacar afuera, arrojar, echar, quitar, quemar”. Era la palabra que se usaba para decir que debía sacarse la basura afuera de la casa y llevarla al lugar donde se quemaba. Si querías mantener tu casa en orden, limpia y sin malos olores había que sacar la basura diariamente.
Yo lo aprendí desde niño. Mi papá me había delegado la tarea de sacar todos los días la basura para que el camión municipal se la llevara. Si en casa había mal olor, yo sería el responsable.
¡Qué buena enseñanza para nuestra vida espiritual! Cada día debemos identificar lo que es “vil” y sacarlo de nuestra vida. En el original, vil es lo inservible, lo indigno, lo que no pasa la prueba de la santidad, lo que es vanidad. En contraste, lo “precioso” es lo valioso, lo que es de alta estima, aquello que trae crecimiento.
En Isaías 5:20 leemos: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo, que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz, que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”. Esta es la realidad en la que vivimos hoy. Cuando no se toma la Palabra de Dios como regla para definir lo que es bueno de lo que es malo, solo podemos esperar caos y sufrimiento. Por eso necesitamos que el Espíritu Santo nos enseñe diariamente a distinguir lo precioso de lo vil.
Cuando guardamos lo inservible en nuestra mente y corazón pronto comenzará a dar “mal olor”. Nuestras actitudes, palabras e intenciones lo evidenciarán. Por otro lado, debemos analizar las fuentes desde donde procede todo lo que vemos y escuchamos. Seamos claros. ¿Cuán “limpio” está nuestro celular y computadora de lo que es basura para nuestra alma? ¿En qué lugares y con quién compartimos nuestro tiempo?
Si encontramos algún vestigio de lo que es vil, debemos pedirle al Señor que nos purifique como lo hizo David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.” (Salmo 51:10). Sigue guardando en tu corazón lo que es precioso a los ojos de Dios, y no te olvides de sacar la basura diariamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 25 de septiembre, 2025
“Tengo todo lo que necesito”
“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” Eclesiastés 12:13
Entre los muchos propósitos que tiene el libro de Eclesiastés, uno de ellos es ayudarnos a entender que nunca nadie se sintió “realizado” por tener todo lo que deseaba. Salomón es el mejor ejemplo. Él se ocupó de satisfacer todos sus deseos. Tuvo caballos y carruajes de todo tipo y para todos los gustos. Comida en abundancia preparada por los mejores chefs. Levantó los edificios más modernos de la época. Incluso tenía tanto oro que ya no sabía qué hacer con él. Sin embargo, aun teniendo todo lo que deseaba, concluyó que: “Todo es vanidad”.
Entonces, ¿dónde está el secreto de la verdadera felicidad? El mismo Salomón nos da la respuesta: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos”. ¿En serio? ¿No es acaso lo primero que debemos hacer? Él mismo comenzó el libro de Proverbios diciendo: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Eso significa que Salomón, después de haber logrado tantas cosas, se dio en la vida un giro de 360º para quedarse exactamente en el comienzo: Temer a Dios y guardar sus mandamientos. Punto final. Se acabó el discurso. No hay nada más que agregar.
La palabra hebrea para “temer” es yaré, que significa “reverenciar, asombrarse, maravillarse, temible”. Debemos rendirnos ante Dios, hacerlo Señor y dueño de nuestra vida, darle gloria. Además, debemos “guardar sus mandamientos”. Hacer su voluntad debería ser nuestro mayor gozo.
Salomón nos recuerda que un día compareceremos ante el Señor para rendir cuentas de nuestra vida. “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” (Eclesiastés 12:14). Eso también debería hacernos pensar, y mucho. Salomón desperdició su vida, terminó alejado de Dios adorando a los ídolos de sus mujeres; aunque tal vez, y solo tal vez, este último pasaje de Eclesiastés nos indique que al final se arrepintió de haber malgastado su vida.
En vez de anhelar tantas cosas que creemos que nos harán felices, cambiemos por agradecimiento de lo que ya tenemos. ¡Tenemos al Dios más maravilloso que pudiera haber encontrado!” De Él viene todo lo que necesitamos en esta vida y por la eternidad. ¡Yo ya tengo todo lo que necesito! ¡Soy un bienaventurado! ¿Tú también?
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 24 de septiembre, 2025
"¿Hay algo más que esto?"
Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. Hechos 8:27-28
El prominente funcionario de la reina de Etiopía había ido a Jerusalén. No había viajado por cuestiones diplomáticas, acuerdos políticos o tratados comerciales; su propósito era adorar a Dios. Y lo hizo en el maravilloso templo de Herodes, siempre admirado por su arquitectura y esplendor. Estuvo rodeado de toda la parafernalia religiosa, pero nada de eso suplió su necesidad espiritual, su corazón seguía vacío.
Cuando alguien se siente espiritualmente insatisfecho, suele preguntarse: “¿Esto es todo? ¿Hay algo más en la vida cristiana? ¿Y qué tal si…?” ¡Bendita insatisfacción! La única manera de experimentar todo lo que el Señor nos ha prometido es ir a Él y decirle: “Estoy listo Señor, dame más de ti”.
De regreso a su país, mientras este funcionario iba leyendo el pasaje de Isaías 53, alguien se acercó a su carruaje. Era el diácono Felipe que había sido guiado por el Espíritu Santo hasta ese lugar. Cuando le preguntó si sabía lo que estaba leyendo, la respuesta fue negativa. Claro, ningún judío le iba a decir que ese pasaje se refería a los sufrimientos de Jesús, pero Felipe estaba allí con el propósito de explicarle lo que Cristo había hecho. El impacto que produjo esa conversación en el eunuco fue tal, que allí mismo aceptó a Jesús como su Salvador, y al encontrar agua en el camino fue bautizado. ¡Había encontrado lo que necesitaba!
Hay mucha gente que se siente como este funcionario etíope, vacíos espiritualmente, pero interiormente saben que debe haber algo más, y que no se trata de lo que ellos puedan hacer. La única respuesta a esa necesidad es Cristo, pero no a través de un encuentro ocasional con Él, sino de una relación personal, profunda y experimental.
Y tú, ¿te preguntaste alguna vez si hay más? ¿Has pensado de qué se trata la vida abundante que el Señor te prometió? ¿Crees que la estás experimentando? Si eres de los que quieren más del Señor, entonces no te conformes, no te detengas, quita todas las barreras y comienza a buscarle sinceramente. Él te sorprenderá.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 23 de septiembre, 2025
“Tome aliento tu corazón”
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón.” Salmo 31:24.
David termina este salmo animando a otros a encontrar lo que él había encontrado en Dios y les pide que no cedan al desaliento sino que pongan su confianza en la fidelidad, amor y justicia del Señor.
A través de las palabras de David sabemos que esperaba que Dios fuera su salvación, su guía, su redención, su protección, el que trajera liberación y renovara sus fuerzas. Por favor, lee todo el salmo y dime si muchas veces nuestras peticiones no son las mismas.
- “Sácame de la red que han escondido para mí” (v. 4).
- “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (v. 9).
- “Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido” (v. 10).
- “No sea yo avergonzado, oh Jehová, ya que te he invocado” (v. 17).
El salmista nos exhorta a tomar “aliento”. Esta palabra en hebreo es amats que significa “estar alerta, mantenerse de pie con valor, esforzarse, hacerse fuerte, afirmar lo que hemos creído”. Este nuevo aliento que llega a nuestro corazón nos mueve a esperar con expectativas lo que Dios hará. No es una espera pasiva sino activa. Mientras esperamos su respuesta, vislumbramos lo que Dios está por hacer y seguimos hacia adelante.
¡De Él viene nuestra salvación! ¡Pronto la veremos!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 22 de septiembre, 2025
“Bendecidos por su presencia”
“Y estuvo el arca de Jehová en casa de Obed-edom geteo tres meses; y bendijo Jehová a Obed-edom y a toda su casa.” 2 Samuel 6:11.
El arca de Jehová era también llamado el arca de la presencia de Dios. La construyó Moisés cuando hizo toda la obra del tabernáculo. Cuando Israel conquisto Canaán, en tiempos de Josué, el tabernáculo quedó situado en Silo y permaneció incluso hasta el tiempo del rey Saúl.
David sabía que el arca significaba contar con la misma presencia de Dios y se propuso traerla a Jerusalén donde estaba reinando. Pero la forma que usó para trasladarla no era la permitida por Dios, por lo que una de las personas que la cargaba murió fulminado por tocarla. Fue un día de temor y angustia y David decidió dejarla en la casa de Obed-edom.
El arca quedó en la casa de este levita y resultó que al poco tiempo comenzó a prosperar. Sus rebaños se multiplicaban, todo lo que sembraba crecía. Si lees su biografía sabrás que tenía muchos hijos y todos le servían a Dios. “Los hijos de Obed-edom: Semaías el primogénito, Jozabad el segundo, Joa el tercero, el cuarto Sacar, el quinto Natanael, el sexto Amiel, el séptimo Isacar, el octavo Peultai; porque Dios había bendecido a Obed-edom. Semaías hijo de Obed también tuvo hijos que fueron jefes de la familia de sus padres. Eran hombres muy valientes y esforzados… Todos estos eran descendientes de Obed Edom. Todos ellos, con sus hijos y hermanos, eran sesenta y dos hombres robustos y fuertes para el servicio.” (1 Crónicas 26:4-6,8).
¡Cuánta bendición para esta familia! El secreto radicaba en… Bueno, ¡no era ningún secreto! ¡El arca de la presencia de Dios residía en su hogar! Cuando David se enteró de esto, estudió en la Palabra cómo debía trasladar el arca y así lo hizo. Ahora todo Israel recibía bendiciones.
¡Qué bueno que ya no necesitamos un arca física para ser bendecidos! Ahora somos bendecidos por Jesucristo. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo”. (Efesios 1:3).
Pero las bendiciones de Dios son consecuencia de nuestra relación con Él. Todo comienza con una vida de comunión diaria con el Señor. ¡Qué diferente sería el ambiente en nuestros hogares si todos vivieran conscientes de la presencia de Dios en nuestra casa!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 21 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios hace cosas nuevas”
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”. Isaías 43:18-19.
Dios mostraría misericordia a su pueblo Israel y lo restauraría, no porque ellos merecieran Su gracia, sino por su incomprensible y maravilloso amor. Las profecías decían que el pueblo sería llevado cautivo por su pecado, pero Dios traería una nueva etapa. Jamás deja en el olvido a quien ama, porque a Dios lo mueve su fidelidad y su amor desbordante. Ahora le dice a su pueblo que debe dejar atrás el pasado, los tiempos malos, las pérdidas, los fracasos, los recuerdos tristes, y mirar hacia adelante.
Dios promete hacer algo nuevo, y se cumpliría al pie de la letra. Ahora vendría una nueva etapa acompañada de milagros extraordinarios. Si Dios había sacado a Israel de Egipto con mano poderosa, ahora los libraría de Babilonia tocando reyes, proveyendo todo lo que iban a necesitar, dándoles protección y cuidado, y abriendo caminos donde no había. Los milagros pasados no se compararían con lo que iba a hacer ahora.
Cuando el Espíritu Santo inspiró a Isaías a escribir esta profecía, no anunció únicamente lo que Dios haría con Israel, sino que abarcaba el plan eterno de Dios, y en ese plan estamos incluidos tú y yo. El Espíritu Santo también pensaba en ti cuando fue escrita esta palabra. ¡El Señor incluyó a todos sus hijos en sus planes maravillosos!
Desde que recibimos a Cristo como Salvador, el Espíritu Santo comienza a hacer cosas nuevas y empieza por hacernos una nueva criatura. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17. A partir de ese momento tenemos la oportunidad de dejar atrás todo lo que nos esclavizaba y disfrutar de una nueva vida.
El apóstol Pablo tenía muy presente todas las promesas de Dios y las aplicaba a su vida constantemente. Él dice que las cosas pasadas ya estaban en el olvido y ahora mira hacia adelante. “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:13-14.
No necesitas un suceso extraordinario ni una fecha especial para comenzar a experimentar el cumplimiento de las promesas de Dios. Solo necesitas creer, poner tu confianza en el Señor que es el Dueño de tu vida, y ver cómo te lleva a través del plan que trazó para ti con mano poderosa.
Hoy es el día. ¡Mira a Cristo y ve hacia adelante!
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 20 de septiembre, 2025
“La voz de Dios”
“Él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.” 1 Reyes 19:11.
Una terrible depresión se había apoderado de Elías. Había intentado todo lo que estaba a su alcance para que Israel se arrepintiera de sus pecados y no veía ningún cambio. En medio de la oscuridad de la cueva en la que se había encerrado, Dios se manifestó a su vida.
De repente comenzó a soplar un fuerte viento. Parecía enviado directamente de Dios. ¡Excelente! Este viento hará desaparecer todas las ofrendas y sacrificios paganos que estaban invadiendo la nación, es más, ¡puede arrasar con todos los ídolos! Pero Dios no estaba en el viento.
De pronto todo comenzó a temblar, era un terremoto. Ahora sí, ¡la tierra se tragará a los enemigos de Dios! Eso simplificaría mucho la tarea de Elías. Pero no, Dios no estaba en el terremoto.
¿Y ahora qué? ¡Fuego! Elías acababa de ver con sus propios ojos como Dios había enviado fuego del cielo para consumir el altar. Pero no, tampoco estaba Dios en el fuego.
De pronto escuchó un silbo apacible y delicado. Elías estaba acostumbrado a ver a Dios actuar de formas milagrosas y poderosas, así que un silbo apacible era algo nuevo para él. ¡Pero justamente allí estaba Dios! Ese encuentro trajo la paz que el profeta necesitaba y nueva dirección para su ministerio.
A todos nos puede pasar lo mismo que a Elías, creer que Dios se manifiesta de una única manera, como siempre lo hemos experimentado o nos han contado. Sin embargo, debemos aprender a escuchar al Señor. Él tiene múltiples maneras de hablar a nuestra vida. Muchas veces necesitamos retirarnos del ruido y la actividad frenética para poder escuchar su voz.
Más allá de cómo te sientas, Dios quiere manifestarse a tu vida hoy. Presta atención, mantente en silencio, Él quiere hablarte. Recibirás nuevas fuerzas y dirección detallada sobre lo que el Señor ha preparado para tu vida.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 19 de septiembre, 2025
“A la puerta”
“Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él”. Génesis 4:6-7.
Caín le trajo a Dios una ofrenda de frutos de la tierra y estaba ansioso por recibir su aprobación. Sin embargo, el Señor no aceptó su ofrenda. La Biblia no dice por qué Dios la rechazó. Quizá la actitud de Caín fue inapropiada, o quizá su ofrenda no cumplía las normas de Dios. En cambio, recibió con agrado la ofrenda de Abel, su hermano. ¡Qué rabia! El semblante de Caín reflejaba el enojo que sentía.
Entonces Dios, como un Padre amoroso, le preguntó qué le pasaba. Él lo sabía, pero quería que Caín reconociera lo que le estaba molestando. Dios le advirtió sobre el poder destructivo del pecado. Caín tenía ante él la oportunidad de hacer lo correcto o abrir la puerta al pecado que estaba acechándole. La historia bíblica dice que terminó siendo el primer homicida de la tierra.
Todos tenemos que tomar diariamente la decisión de Caín: Hacer el bien o el mal. El pecado está ante la puerta de nuestro corazón. Una puerta es un límite y nosotros somos quienes decidimos lo que dejamos entrar. Hoy, la palabra puerta ya no se refiere solo a una tabla de madera con bisagras, hay también puertas tecnológicas que se abren solo con un clic y que encierran enormes peligros.
Dios le dijo a Caín: “El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo”. Eso significa que cada uno es responsable de controlar sus deseos. Nosotros decidimos si queremos vencer la tentación o dejarnos seducir.
Cuando recibimos a Jesús como nuestro Salvador y Señor, Él nos liberta de la esclavitud del pecado y nos da poder a través del Espíritu Santo para ser vencedores. El pecado seguirá estando a la puerta, pero ya no luchamos contra él en nuestras fuerzas. Si le damos lugar al Espíritu Santo nos capacitará para no ser dominados por aquello que nos separa de Dios. La decisión es nuestra.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 18 de septiembre, 2025
“Expuestos a la luz”
“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz”. Marcos 4:22.
Jesús conoce a todas las personas. Sabe exactamente lo que hay en cada corazón. En cambio, nosotros, aunque creemos saber todo acerca de lo que guardamos, muchas veces necesitamos que Dios exponga lo que está oculto por nuestro bien y el bien de los que nos rodean.
Si somos humildes y sabemos reconocer nuestros errores, tenemos la posibilidad de corregirlos y restaurar lo hayamos dañado. Sin embargo, la hipocresía lo hace imposible. Cuando hablamos de hipocresía nos referimos a fingir cualidades o sentimientos que en realidad no tenemos. La hipocresía proviene del deseo o la necesidad de esconder nuestros sentimientos o motivaciones reales a los demás, proyectando una imagen falsa o irreal de nosotros mismos.
Fíjate que el Señor declaró las palabras de Marcos 4:22 al principio de su ministerio. Él sabía que multitudes lo iban a seguir, pero que lo abandonarían. Que aquellos que clamarían “Hosanna”, en menos de una semana dirían “crucifícale”. Que un discípulo íntimo lo iba a negar tres veces y otro lo iba a traicionar. Todo esto salió a la luz para que se manifestara lo que había en el corazón de cada persona y tuvieran la oportunidad de arrepentirse. Lamentablemente, no todos hicieron la decisión correcta.
Las palabras de Jesús siguen vigentes. Dios revelará todas las cosas. Él está dando oportunidad para el arrepentimiento. Por amor busca librar de las consecuencias del pecado antes de que sea tarde. Pero el Señor ha fijado un tiempo y si los cambios verdaderos nos llegan, procederá a sacar todo a la luz.
Dios ha querido que este devocional se publicara hoy. Si somos sensibles ante su llamado abandonaremos el pecado y enderezaremos el rumbo. Si seguimos auto justificándonos, creyendo que nadie se dará cuenta de nuestros pensamientos y acciones viviremos en una mentira que no durará mucho. Es más creíble quien se arrepiente voluntariamente que aquel que reconoce un error solo presionado por las evidencias.
Prestemos atención a este pasaje: “Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.” (1 Juan 1:5-7). Estoy seguro que estas palabras no necesitan ninguna explicación.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 17 de septiembre, 2025
“Milagros por etapas”
“Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Él, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan. Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.” Marcos 8:23-25.
Vivimos en el tiempo de lo instantáneo, todo lo queremos ahora; a nadie le gusta esperar. Esta “pauta”, incluso, intentamos aplicarla en nuestra relación con el Señor. Pero es necesario que recordemos, una y otra vez, que Dios es el dueño del tiempo y nada ni nadie puede atrasar o adelantar su “reloj”.
En cierta ocasión le trajeron a Jesús un ciego y le rogaron que le pusiera las manos y lo sanara. Pero había un problema en ese lugar: No había fe. Jesús ya había expresado su dolor por la incredulidad de las personas de Betsaida. (Lucas 10:13).
La gente quería que el Señor pusiera las manos sobre el ciego y resolviera el caso rápidamente, pero Él hizo algo que dejó perplejo a todos, incluso a nosotros al leer la historia casi dos mil años después: ¡Escupió en sus ojos! No parecía ser el método más higiénico y adecuado.
Jesús no sanó instantáneamente a este hombre. ¡Qué frustración para muchos! Quizás algunos se habrán preguntado: ¿Estará perdiendo su poder Jesús? No, de ninguna manera, Él actúa como quiere y en su tiempo.
El Señor comenzó dándole una visión parcial al ciego, pero él no se conformó con esto, permaneció al lado de Jesús hasta que completó el milagro. Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos y ¡vio claramente!
Qué duda cabe que todos queremos una respuesta de Dios ya y ahora, pero a veces el Señor tiene otros planes. Él puede responder oraciones de una vez, pero en otras ocasiones lo hace poco a poco. Siempre actúa de acuerdo con los propósitos que espera cumplir en nuestra vida.
Por eso hoy quiero animarte a que no desmayes ni te des por vencido, espera en Él. El Señor está trabajando en ti. A veces lo hace silenciosamente y otras veces irrumpe con todo su poder, pero nunca faltará a sus promesas. “Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.” (Salmo 37:5).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 16 de septiembre, 2025
“Guárdame de la toxicidad espiritual”
“Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. Guárdame, oh Jehová, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos… Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia”. Salmo 140:3,4,12,13.
Una persona tóxica es alguien que envenena emocional y espiritualmente a los demás. El salmista David usa la metáfora del veneno debajo de la lengua para describir a personas que destruyen a otros con sus palabras. ¿Conoces a personas así? Estoy seguro que hay alguien así cerca de ti.
Las personas que han guardado resentimiento, amargura, furia y odio en su corazón por años se vuelven tóxicas. Se han acostumbrado tanto a convivir con esos sentimientos que han perdido la capacidad de darse cuenta el daño que les ha ocasionado y lo que le ocasionan a otros. Solo una relación personal con Jesucristo puede sanar ese corazón.
Si lees todo el Salmo 140 descubrirás que David tuvo que enfrentar a este tipo de personas, y lo primero que hizo fue ir a Dios con sus cargas para ser “guardado”. Esta palabra en hebreo es shamár que significa “cercar alrededor, proteger, cuidar, conservar, custodiar, preservar, vigilar”. En la Biblia se habla de “guardar el corazón”, protegerlo, preservarlo para que no sea infectado por el mal. Salomón nos aconseja: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. (Proverbios 4:23). Dios protegerá nuestros pensamientos y emociones, pero nosotros debemos cerrar las puertas al mal para que no se infiltre en el corazón. “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.” (Proverbios 19:11).
Debemos aprender a poner límites a las relaciones tóxicas. Es nuestra responsabilidad detener las calumnias, chismes, palabras ofensivas y malas intenciones. Dios promete darnos sabiduría para hablar lo que sea justo a aquel que quiere contaminarnos con sus palabras. “El hipócrita con la boca daña a su prójimo; mas los justos son librados con la sabiduría.” (Proverbios 11:9).
David ponía su atención en el cuidado del Señor, en su justicia, y no en las maquinaciones carnales que no conducen a nada. Él sabía que Dios tomaría en sus manos su causa y lo defendería.
Si alguien ha logrado inyectar algo de veneno en tu corazón, ve urgentemente al Médico Amado que tiene el antídoto perfecto. Él te mostrará cómo debes proceder y restaurará tu corazón. “Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.” (Jeremías 17:14).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 15 de septiembre, 2025
“Confiados en la justicia de Dios”
“Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra el ungido de Jehová”. 1 Samuel 26:23.
David se encontraba en el desierto de Zif escondiéndose del rey Saúl que quería matarlo. Al llegar la noche David fue a espiar el campamento del rey y tanto Saúl como el ejército de tres mil hombres estaban durmiendo “porque un profundo sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos.” (v. 12). ¡Tremenda ayuda divina!
David y dos de sus guerreros se acercaron sigilosamente hasta el lugar donde estaba Saúl y uno de ellos le dijo a David: “Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe” (v. 8). Pero David se lo impidió y solo tomaron la lanza y la vasija de agua del rey y se fueron silenciosamente. ¿Habría hecho bien David en dejar vivo a su enemigo? ¿No era esa la oportunidad perfecta para terminar con su persecución?
David tenía una visión diferente. Él sabía que el Señor se iba a encargar de Saúl y esa situación fue permitida para mostrar misericordia y perdón. Al amanecer, David despertó a gritos a Saúl y le mostró su lanza y su vasija como evidencia de que pudo vengarse de él, pero no lo hizo. Saúl solo pudo decir: “He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera” (v. 21). Dicho y hecho. Fue la última vez que Saúl salió a perseguir a David. La historia bíblica dice que Saúl murió en una batalla y David fue rey de Israel.
Esta historia nos enseña que cuando entregamos nuestras causas a Dios, Él nos hace justicia. Pablo, un imitador empedernido de Cristo, dijo: “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. (Romanos 12:19-21).
Si alguien ha actuado injustamente contra ti, entrégale esa situación al Señor y espera en Él. La venganza jamás detiene una disputa. Cambia la amargura por la paz y el gozo que el Señor derrama en los corazones de aquellos que esperan y confían en su justicia.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 14 de septiembre, 2025
Puedes ver el sermón del domingo haciendo click aquí.
“Renueva un espíritu recto”
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmo 51:10.
David escribe este salmo después de haber sido confrontado por el profeta Natán, quien le habla de los pecados que estaba ocultando: adulterio y asesinato, pecados que se castigaban con la muerte según la Ley de Moisés. Sin embargo, Dios tuvo misericordia al ver su arrepentimiento.
Llama la atención que cuando el profeta habla con el rey, el niño que había sido concebido en adulterio ya había nacido y por lo que nos dice la Biblia, durante ese año no hubo en David ninguna señal de arrepentimiento. Su corazón estaba perdiendo sensibilidad, su conciencia estaba adormecida. Después de haber urdido un plan para que su pecado no saliera a la luz, todo parecía indicar que había funcionado. Pero a Dios no podemos engañarlo. Entonces envía a Natán, quien lo confronta sabiamente y David reacciona y se da cuenta de su condición.
El rey que había tenido un corazón conforme al de Dios ahora se sincera ante Él, se arrepiente, clama por misericordia y le pide que renueve un “espíritu recto dentro de él”. Dios le perdona y restaura espiritualmente, pero las consecuencias del pecado fueron inevitables.
David había perdido la rectitud de espíritu. Se permitió muchas cosas que a Dios no le agradaban. Un desvío aquí, otro desvío allá, y la línea que señalaba lo que era bueno o malo ya no era tan recta.
David es un ejemplo para nosotros. Tal vez nos deslicemos en acciones diferentes, pero son pecados al fin. Si en vez de arrepentirnos inmediatamente tratamos de justificarlos, nuestro espíritu pierde rectitud.
Siempre habrá misericordia y perdón… pero para el que se arrepiente, confiesa su pecado y somete su corazón a Dios para que obre un cambio. Pero si demoramos este paso, nuestro corazón comienza a endurecerse y podemos volvernos insensibles a la voz del Espíritu Santo.
Pidámosle a Dios cada día que perfeccione la santidad en nuestras vidas. Cuando nos sometemos a la obra del Espíritu Santo, cambia nuestro corazón y crece nuestro deseo de vivir en rectitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 13 de septiembre, 2025
“Los que confían en el Señor”
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” Salmo 125:1-2.
Este salmo era un “cántico gradual” usado por los judíos peregrinos que iban a Jerusalén a adorar a Dios por lo menos tres veces al año. Durante el viaje, y llegando a la ciudad capital, entonaban esta canción que expresaba su confianza en Dios.
Las promesas de este salmo son para aquellos que han hecho de Dios su seguridad; los que abandonaron los “montes” en donde depositaban su confianza y decidieron poner sus vidas en las manos del Señor. Todo ídolo, imagen, amuleto, incluso el dinero y los bienes materiales son inútiles a la hora de brindarnos verdadera protección. Pero en Cristo podemos estar seguros, sin importar lo fuerte que sean las tormentas que lleguen a nuestra vida.
Imagínate a los peregrinos subiendo la ladera de la montaña y viendo el imponente monte de Sion frente a ellos. Pasaban los años, generación tras generación entonando este salmo, y el monte permanecía allí, inamovible, inquebrantable, una comparación simbólica del que confía en Dios a pesar de las circunstancias, permanece para siempre.
La Biblia dice que las personas que no depositan su fe en Cristo son como las olas del mar llevadas de una parte a otra, como la arena del desierto, como el tamo que se lleva el viento, pero los que esperan en el Señor, permanecen firmes. Puedes ver los mapas de los siglos pasados y verás que el monte de Sion sigue allí, como un creyente en medio de las tormentas de la vida. Como la cadena continua de montañas alrededor de Jerusalén, así Dios rodea a sus hijos y los preserva de todo daño. Él es un muro de protección para su pueblo.
En uno de sus escritos Martín Lutero dijo sobre estos versículos: “Por encima de nosotros está el cielo; a ambos lados Él es un muro; debajo de nosotros Él es como una roca firme sobre la que nos hallamos; de modo que estamos a salvo y seguros por todos lados. Ahora bien, si Satanás nos lanza sus dardos a través de estas fortificaciones, solo podrá llegar al Señor antes que a nosotros”.
Dios promete rodearte con su protección, no temas, en Él puedes estar seguro siempre. “Yo seré para ……………………. (pon aquí tu nombre) una muralla de fuego que le rodeará” Zacarías 2:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 12 de septiembre, 2025
“En Dios haremos proezas”
“En Dios haremos proezas, y él hollará a nuestros enemigos.” Salmo 60:12.
David estaba rodeado de ejércitos enemigos. Aunque sus soldados eran diestros y valientes, los enemigos los superaban en número. Sin embargo, David siempre se sometía a Dios, pedía dirección para cada batalla y seguía sus indicaciones.
Cuando leemos sobre las victorias de David en los libros históricos, muchas veces no tenemos detalles de todo lo que debió pasar, en cambio en este salmo sí. De hecho, el título es: “Plegaria pidiendo ayuda contra los enemigos”.
David se encontraba en un aprieto y no veía que llegara la ayuda divina. Se sentía desamparado, incluso creía que Dios estaba enojado con ellos. A pesar de sus sentimientos, clamó a Dios por ayuda porque sabía que la salvación solo podía venir de Él.
Al finalizar su oración, David proclama por fe que harían proezas, significa que no estaba esperando que Dios hiciera todo, sabía que se trataba de una coparticipación con Él. El Señor haría los milagros, pero ellos debían esforzarse y pelear la batalla. No era cuestión de quedarse con los brazos cruzados.
La palabra “proezas” en hebreo es el vocablo kjáil que significa “fuerza, valor, fortaleza, combatir, poderío”. Cuando nos levantamos con fe y confianza en el Señor estamos listos para enfrentar nuestras batallas. Él nos ayuda en los momentos de mucha presión y finalmente podemos ver la acción de Dios a nuestro favor.
Cada día tendremos luchas que enfrentar y debemos levantarnos con fe. Nuestro enemigo no es una persona sino el mismo diablo que viene para hurtar, matar y destruir, pero nunca debemos olvidar que “…mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo”. 1 Juan 4:4b.
Así que no te dejes intimidar, avanza con fe porque ¡en Dios harás proezas!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 11 de septiembre, 2025
“Jesús tiene la respuesta que necesitas”
“Al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego. Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: ‘Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!’ Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: ‘Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!’ Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: ‘¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!’ Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’ El ciego le respondió: ‘Maestro, quiero recobrar la vista’. Jesús le dijo: ‘Vete, tu fe te ha salvado’. Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.” Marcos 10:46-52.
En este pasaje Marcos nos presenta al Señor Jesús en su último viaje a Jerusalén. Como él mismo había anunciado, su destino era la cruz.
En medio del alboroto que hacía la multitud, el ciego Bartimeo supo que el Señor estaba pasando por la ciudad. Sin duda él había oído hablar de Jesús, de sus enseñanzas, de sus milagros, porque el nombre que usa para llamarlo es “Hijo de David”, una forma de referirse al Mesías.
Inmediatamente comenzó a gritar con el fin de llamar su atención. No quería perderse la oportunidad de acercarse al Señor; pero la gente le decía que dejara de vociferar. ¿Puedes imaginarte a este hombre ciego luchando contra la gente, desorientado, sin saber si Jesús llegaría a escucharlo? A pesar de todo, no desistió, siguió gritando hasta que supo que el Señor lo llamaba.
Bartimeo no perdió un segundo, leemos que arrojó su capa y fue a Jesús. El resultado de poner su fe en marcha no solo fue su sanidad, sino su salvación. En un momento estaba sentado en el camino pidiendo limosna y ahora había decidido seguir a Jesús en el camino.
Déjame preguntarte: ¿Hay cosas que se están interponiendo entre Jesús y tú? ¿Podrían ser esas cosas las que te están privando de las respuestas que necesitas?
Jesús está siempre atento a las voces que se levantan de entre la multitud con el propósito de acercarse a Él. Jesús distingue muy bien las voces de la multitud, de la voz de aquel que clama con fe.
No pierdas la oportunidad de acercarte hoy a Jesús, ábrele tu corazón y cree. En Él encontrarás las respuestas que necesitas.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 10 de septiembre, 2025
“Corazones sanos, instrumentos poderosos”
“Y de Siria habían salido bandas armadas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán. Esta dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. 2 Reyes 5:2-3.
El pueblo de Israel se había volcado a la idolatría y la corrupción, y Dios permitió que fueran atacados por los países vecinos con el fin de que se arrepintieran de sus pecados. El ejército sirio invadió en cierta ocasión el norte del territorio y se llevó muchas cosas de valor y a varias personas para que trabajasen como esclavos, entre ellos se encontraba la joven que se menciona en el versículo 2.
Aunque no tenemos muchos datos de ella, podemos imaginarnos lo que vivió. Separada de su familia, prisionera en una cultura muy diferente a la suya, sola, forzada a trabajar para sus captores sin ninguna paga más que la comida. Esta muchacha podría haber desarrollado un gran resentimiento hacia los sirios por todo el mal que le hicieron, sin embargo, decidió ser un instrumento de Dios.
Su amo Naamán padecía de lepra, una enfermedad incurable en ese tiempo, y la joven decidió hablar con la esposa de este hombre para decirle que había esperanza para él. ¿En serio? ¡¿Qué esclavo desearía la salud de aquel que destruyó a su familia?!
Si conoces la historia sabrás que Dios obró un poderoso milagro en Naamán. Fue sanado de su lepra después de zambullirse siete veces en el río Jordán como le indicó el profeta Eliseo. A partir de ese momento, el general prometió que haría de Jehová su Dios. Y todo esto fue posible porque una muchacha con el corazón sano decidió ser luz en medio de las tinieblas. Tremendo ejemplo para nosotros.
Cuántas veces las heridas que otros abrieron en nosotros y que no hemos permitido que Dios sane, siguen movilizándonos hacia la venganza. Seguir prisioneros de recuerdos dolorosos nos roba vida y nos incapacita para ser un instrumento del amor de Dios.
No es fácil entregar aquello que queremos retener como una forma de no olvidar, pero el deseo de Dios es sanar todas nuestras heridas y darnos verdadera libertad. Si nuestro corazón está sano, no habrá nada que impida que compartamos el amor inmerecido que recibimos de Dios con aquellos “Naamanes” que están a nuestro alrededor.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 9 de septiembre, 2025
“El sabio se prepara”
“Haga esto Faraón y ponga gobernadores sobre el país, y tome la quinta parte de lo que produzca la tierra de Egipto durante los siete años de abundancia. Se deben almacenar todos los alimentos de estos buenos años que vienen, y bajo el control del Faraón recogerse y guardarse el trigo para el sustento de las ciudades. Estas provisiones deben quedar almacenadas para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto. Así el país no perecerá de hambre”. Génesis 41:34-36.
¿Sabes que el Faraón recibió estos consejos tan sabios de un esclavo? En serio, un esclavo… Si conoces la historia sabrás que fue Dios quien le dio estas palabras a José, hijo de Jacob. El rey egipcio quedó tan maravillado, que inmediatamente lo nombró gobernador del país. ¡Tremenda la providencia de Dios!
José no solo interpretó a la perfección el sueño del Faraón sino que además le dijo lo que debía hacer. Entendió que ese sueño venía de Dios y había que trazar un plan. Los siete años de vacas gordas no eran para vivir como reyes hasta agotar el stock y después “que sea lo que Dios quiera”. No, había que hacer acopio de alimentos para los siete años de vacas flacas. Ese era el propósito de la revelación.
Las personas inmaduras espiritualmente actúan como dice Pablo en 1 Corintios 15:32b: “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos”, olvidando que hay vida más allá de la tumba y que nuestra vida en la tierra es sólo una preparación para la que nunca acabará. Lo que hacemos hoy incide en nuestra eternidad.
¿Qué importancia le damos a la Palabra de Dios? Cuando leemos los pasajes proféticos que anuncian claramente que la maldad aumentará y las cosas se pondrán peor antes del regreso de Cristo, ¿consideramos prepararnos espiritualmente para poder hacer frente a ese tiempo? El Señor dijo que vendrá como “ladrón en la noche”, ¿estamos listos para su venida? ¿Estamos alimentando nuestra fe con la Palabra de Dios, la oración y congregándonos con nuestra familia espiritual?
Los verdaderos creyentes en Cristo nos preparamos a conciencia para los tiempos venideros. Pero también preparamos a la próxima generación para lo que vendrá; predicamos y enseñamos la Palabra de Dios a tiempo y fuera de tiempo.
Nunca tengas temor del futuro porque está en las manos de Dios. Nuestro enfoque no es la preocupación sino la ocupación. No sabemos exactamente qué nos deparará el día de mañana, pero hoy nos preparamos espiritualmente para enfrentar con sabiduría y fe lo que tenemos por delante.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 7 de septiembre, 2025
“Esperanza mía”
Seguramente, la mayoría de los que leen este devocional conocen la historia de Noé. Él, su familia y muchos animales estuvieron dentro de un arca que los protegió del diluvio que acabó con todo.
Fueron muchos días encerrados. Imagínese las preguntas que le habrán hecho a este hombre de fe: ¿Cuándo parará la lluvia? “Bueno, debemos esperar confiando en Dios”. ¿Y qué tal si el arca falla y empieza a filtrarse el agua? “Tranquilos, Dios está a cargo. Él nos está cuidando”. ¿Y si no nos alcanza la comida? “Tenemos las provisiones suficientes”. ¿Con qué nos vamos a encontrar después de que todo esto pase? “Estamos en las manos de Dios. Él puede hacer todo nuevo”. Noé conocía a Dios (Génesis 6:9) y eso era suficiente para estar confiado.
Dios fue quien dio inicio al diluvio cuando cerró la puerta del arca y quien determinó su fin. Él le había dicho a Noé que serían cuarenta días de lluvia, sin embargo, había que esperar un poco más hasta que todo volviera a la normalidad. Había que ejercitar la paciencia y no desesperar.
“Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra… Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas… y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.” (Génesis 7:17-23).
El arca no tenía ventanas en los costados ni contaba con pantallas HD para ver las noticias. Solo había una abertura… arriba, en el techo, para poner la mirada solo en el Señor. Estoy seguro que al mirar al cielo, Noé recordaría que Dios ayuda a los justos en los días malos.
Hoy, Dios sigue teniendo su mirada puesta sobre su remanente. Vivimos bajo el amparo de su presencia. Él sigue teniendo el control de la historia, por lo tanto, aunque los días sean malos, no hay nada que temer. “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.” Salmo 91:1-2.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 5 de septiembre, 2025
“No te conformes”
“¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre. Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. Éxodo 33:16-18.
Moisés había recibido la peor noticia que alguien le podía dar. Dios le dijo que debido a la terquedad de Israel, Él ya no estaría en medio de ellos sino que enviaría a su ángel. Al escuchar esto le suplicó: “Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres tu camino… y mira que esta gente es pueblo tuyo”. (Ex. 33:13).
Moisés le pide a Dios que le muestre su camino. Necesitaba dirección de Dios, saber qué hacer en situaciones críticas, tener sabiduría para dirigir a su pueblo. Dios le respondió diciéndole que le acompañaría siempre. ¡Aleluya! ¡Qué respuesta llena de misericordia y gracia! Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho solo con que le mostrara el camino.
Entonces le pide a Dios que su presencia se manifieste en su vida y en el pueblo. “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” (Ex. 33:15-16). Moisés no quería solo la dirección de Dios, ¡él anhelaba caminar diariamente con Él! Y Dios vuelve a responderle afirmativamente. Pero Moisés no se conformó solo con su presencia, quería más.
Ahora le pide a Dios que le muestre su gloria. “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria”. (Ex. 33:18). ¡Y el Señor le concede su petición! Su gloria se hace visible y Moisés contempla las espaldas de Dios, algo que ningún ser humano había visto. ¡Qué tremenda manifestación! Los encuentros de Moisés con Dios fueron tan extraordinarios, tan sobrenaturales que cuando salía de su presencia su rostro estaba iluminado.
La vida de Moisés nos enseña a no conformarnos con migajas espirituales. A veces solo buscamos “su camino”, o estamos contentos con recibir solo un poco de sabiduría, pero quizás nunca experimentamos “su presencia” maravillosa. ¿Y qué de “su gloria”? ¿Cuánto más podemos experimentar de Dios en nuestra vida?
No te conformes con un devocional. No estés satisfecho con el único milagro que experimentaste hace varios años atrás. Busca a Dios. Sumérgete más profundo en su presencia. Devora Su Palabra. No te pierdas lo que Él tiene preparado para ti. Esto solo será un anticipo de lo que significará vivir eternamente rodeado de su gloria y verlo cara a cara en toda su plenitud.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 4 de septiembre, 2025
“Tan simple como una vara”
“Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo: Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob.” Éxodo 4:2-5.
La tarea que Dios le encomendó a Moisés era complicada… bueno, imposible humanamente hablando. Librar de la esclavitud egipcia a un pueblo de casi tres millones de personas no era tarea para un hombre. Creo que cualquiera de nosotros hubiera sentido lo mismo que Moisés. Sin embargo, ¡el Señor hace posible lo imposible!
Moisés ya le había expresado a Dios en dos oportunidades que no era la persona indicada para esa tarea, y por tercera vez le presenta una excusa para no aceptar ese llamado: “Dios, nadie creerá que me encontré contigo”. Y el Señor, con la paciencia que le caracteriza, le pregunta: “¿Qué es eso que tienes en tu mano?” Por supuesto, Dios lo sabía, pero estaba a punto de mostrarle lo que haría a través de una sencilla vara. Entonces le pidió que la tirara a la tierra y se convirtió en una culebra y luego que la tomara por la cola y volvió a ser una vara.
Una simple vara… Con ella Dios hizo maravillas. Su vara se comió a las culebras de los magos (Ex. 7:12), convirtió el río Nilo en sangre (Ex. 7:20), hizo subir ranas de ríos, arroyos y estanques (Ex. 8:5), plaga de piojos (Ex. 8:16), granizo (Ex. 9:23), langostas (Ex. 10:13), dividió el mar Rojo (Ex. 14:16) y logró la victoria contra Amalec. “Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano”. (Ex. 17:9,11). La vara de Moisés se transformó en la vara de Dios.
¿Qué tienes hoy en tus manos que pueda serle útil a Dios para manifestar su poder? ¿Cuál es tu “vara”? Él disfruta mucho usando cosas simples con propósitos extraordinarios. ¿Cuáles son las cosas que llamas simples: tu voz, un bolígrafo, un lápiz, un martillo, un instrumento musical? Moisés nunca se imaginó el poder que su simple cayado tendría al convertirse en la vara de Dios, pero Él le enseñó una importante lección que también nos quiere enseñar a nosotros.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 3 de septiembre, 2025
“Un Salvador personal”
“Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” Lucas 6:17-19.
No es de extrañarse que grandes multitudes siguieran a Jesús. ¡Quién no quisiera estar con Él aunque sea unos minutos! Los Evangelios destacan que se ocupaba de todos, ¡sí, de todos! Él sabía los nombres de cada uno y también cuáles eran sus necesidades.
Si lees otros pasajes te darás cuenta que el Señor trataba cada caso personalmente. Nunca envió una palabra de sanidad o liberación para una región. No, el Señor tenía contacto directo con los que venían a Él. Los miraba a los ojos y les daba una palabra. Él quería una relación personal con cada uno. Si alguna vez mandó una palabra para sanar a alguien fue porque ya había tenido contacto con el que vino a pedir ayuda. Pregúntale a la mujer siro fenicia o al centurión romano. Siempre hubo contacto directo.
Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Siempre fue, es y seguirá siendo un Salvador personal. Él conoce a cada uno de sus hijos; no solo sus nombres sino sus anhelos más íntimos, sus necesidades, sus debilidades y fortalezas. Sigue dando palabras de ánimo, esperanza, fortaleza, palabras que guían. También nos corrige individualmente cuando nos deslizamos, nos trae de vuelta al redil cuando nos descarriamos, y venda nuestras heridas cuando nos lastimamos.
Jesús tiene mucho que decirnos, mucho que darnos, pero es necesario querer ir a su encuentro. Jesús no iba casa por casa rogándole a la gente que creyera en Él. El Señor respondía a los que “venían a Él”.
¡Cuántas veces habremos dejado a Jesús con las palabras en su boca! ¡Cuántas bendiciones se quedaron en sus manos porque no teníamos tiempo para Él, estábamos demasiado ocupados! Ser parte de la “multitud” no es suficiente para ser bendecido, Jesús quiere atendernos de manera personal.
Presta atención, ajusta tus oídos espirituales. ¿Puedes escucharlo? Creo que te está llamando por tu nombre. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap. 3:20). Parece que tienes una invitación a una cena ininterrumpida con el Rey. Yo que tú no me la perdería.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 2 de septiembre, 2025
“Amar sabiamente”
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo”. Filipenses 1:9-10.
Debemos estar agradecidos por personas como el apóstol Pablo que pueden abrir sus corazones y expresar sinceramente lo que sienten dirigidos por el Señor. Este hombre de Dios dice que estaba orando constantemente por los hermanos y hermanas de Filipos para que su amor abunde “en ciencia y conocimiento”.
Generalmente escuchamos que nuestro amor debe abundar más en buenas obras, pero el enfoque del apóstol es otro. Él desea que cada miembro del cuerpo de Cristo pueda tener un amor anclado a la Palabra de Dios, equilibrado por el conocimiento espiritual, dirigido por el consejo del Espíritu Santo. Interesante punto. No es cuestión de seguir la frase de Agustín de Hipona que dijo: “Ama y haz lo que quieras”. Necesitamos darle un curso correcto a nuestro amor, porque en nombre del amor podemos estar haciendo cosas fuera de la voluntad de Dios.
Nuestro máximo referente de amor sin duda es Dios, que entregó a su propio hijo para salvarnos y colmarnos de bendiciones cada día. Sin embargo, Él mismo tiene un carácter santo que no le permite ser displicente, permisivo y condescendiente con el pecado. Por eso es que nos ha dejado por escrito su voluntad en la Biblia para que lo imitemos a Él como hijos amados (Ef. 5:1). Si Dios ama de manera perfecta, ¿por qué nosotros haríamos cosas que Él ha prohibido?
El propósito de ajustar nuestro amor al conocimiento de Dios es que podamos siempre “aprobar lo mejor”. La palabra aprobar en griego es dokimadzo que significa “poner a prueba, saber distinguir, examinar correctamente, distinguir lo bueno de lo malo”. Necesitamos saber aprobar lo correcto. Pablo dice en Romanos 14:22: “Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba”.
Necesitamos amar más, pero sabiamente. Los parámetros del verdadero amor no están en la filosofía actual, donde se confunde el amor con tolerancia, indiferencia, displicencia y libertinaje. El Espíritu Santo nos llevará siempre a la Palabra de Dios, nos recordará versículos apropiados y oportunos para actuar con sabiduría en relación con nuestro cónyuge, nuestros hijos, familiares, compañeros de trabajo y estudios, amigos y hermanos en Cristo.
El resultado será “sinceros e irreprensibles”. Un hijo de Dios que aprueba lo mejor siempre será sincero, sin ocultar la verdad pero dicha con amor (Ef.4:15). Será un instrumento del amor y misericordia de Dios. Además irreprensible. Nadie tiene nada de qué agarrarse para acusarlo. Su testimonio estará sometido a Dios y respaldado por Su Palabra. Porque al fin lo que más importará será que seamos aprobados por el Dios que sabe amar verdaderamente.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 1 de septiembre, 2025
“Largo camino te resta”
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta”. 1 Reyes 19:7.
Elías fue un tremendo hombre de Dios. Por su palabra podía hacer llover o decretar una sequía, hacer caer fuego del cielo, resucitar muertos, dividir un río con su manto, sin embargo, fue vulnerable al desaliento, intimidado por el acoso de la reina Jezabel y quebrantado por el sentimiento de soledad porque “era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras.” (Santiago 5:17).
En ese estado de frustración, agotamiento y tristeza profundos se fue para salvar su vida a Horeb, el monte de Dios y durante el trayecto, hizo la peor oración que puede hacer un cristiano: “¡Señor, quítame la vida!” Elías quería soluciones rápidas a las dificultades que estaba enfrentando en su ministerio, y como desde su punto de vista las cosas no prosperaban, entonces pensó que lo mejor era que Dios lo llevara a su presencia. Por supuesto Dios no respondió a esa oración. Nunca lo haría. De hecho, la respuesta divina fue ¡darle más trabajo!
El Señor se manifestó de manera sobrenatural al profeta a través de un silbo apacible y le dio la orden de salir de esa cueva y continuar con su ministerio. (1 Reyes 19:15-18). Muchos años después Dios arrebató a Elías y lo llevó a su presencia, pero fue en el tiempo que Él había determinado, ni un minuto antes ni un minuto después.
Dios tiene un plan perfecto para cada uno de sus hijos y se cumplirá en el tiempo que Él ha estipulado. (Salmo 139:16). Es verdad que puede haber tramos del camino que sean más difíciles que otros, pero si aceptamos someternos al Señor y obedecerlo nos capacitará para enfrentar lo que sea. Además, debemos recordar que nunca estaremos solos porque el Señor nos dijo que estaría con nosotros siempre.
Te pregunto: ¿Te estás moviendo en la dirección que el Señor quiere o te has encerrado en una “cueva”? Las respuestas que necesitas no las encontrarás en el “encierro”, así que te animo a levantarte, recuperar fuerzas y seguir adelante “porque largo camino te resta”.
“Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas.” Salmo 84:5.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 31 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“El respaldo de Dios”
“Y sucedió que al día siguiente, cuando Moisés volvió al tabernáculo del testimonio, la vara de Aarón, de la familia de Leví, había retoñado y florecido, y tenía renuevos y había producido almendras”. Números 17:8.
La posición de Aarón como sacerdote había sido puesta en tela de juicio por un grupo rebelde del pueblo. Coré y su séquito habían sublevado a Israel diciendo que Dios no hablaba solo por Moisés y Aarón. Entonces el Señor intervino directamente, abrió la tierra y se tragó al grupo sedicioso. Aun así, el pueblo siguió murmurando contra sus líderes.
Para resolver esta situación, el Señor le dijo a Moisés que el jefe de cada tribu trajera una vara de almendro y en ella escribiera el nombre del líder. Para la tribu de Leví estaba la vara de Aarón. Las varas debían permanecer toda la noche en el Tabernáculo y nadie podía entrar.
En menos de veinticuatro horas sucedió algo extraordinario. ¡La vara de almendro de Aarón no solo reverdeció, sino que tenía flores, nuevas ramas e incluso almendras! Todo el pueblo quedó atónito ante la intervención divina. Ahora estaba claro que Dios había elegido a Aarón como sacerdote, y junto con Moisés eran las personas que guiarían a Israel. Fin de la discusión.
Es cierto que el testimonio de Aarón varias veces dejó mucho que desear. Él fue quien construyó el becerro de oro cuando Dios le estaba dando los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí. Está claro que era tan humano como nosotros y varias veces le había fallado al Señor. Sin embargo, para este tiempo, había aprendido muchas lecciones espirituales, entre ellas el ser obediente a Dios de manera inmediata. Por eso el Señor respaldó de manera poderosa su ministerio a pesar de sus errores pasados.
Hay veces que solo una intervención sobrenatural puede llamar la atención de las personas que están ciegas a la obra de Dios. Puede ser que hayamos obedecido al Señor y compartimos con muchos su mensaje de salvación, pero lo único que recibimos son burlas y rechazo. Tal vez sea el momento de que Dios actúe de manera sobrenatural. Él sabe cómo hacerlo. Los milagros, señales y maravillas registradas en la Biblia nos muestran que muchos corazones duros se humillaron y recibieron el mensaje después de una poderosa intervención divina.
Nosotros no podemos cambiar a nadie, pero podemos pedirle al Señor que sensibilice los corazones de los que han escuchado el mensaje para que crean. Si tienes a cargo un ministerio y no estás viendo el fruto que esperas ver, pídele a Dios que intervenga, Él va a respaldarte. Cuando su poder se manifiesta, nadie queda indiferente.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 30 de agosto, 2025
“Promesas en transición”
“Pero en el día que temo, pongo en ti mi confianza. Alabo a Dios por lo que ha prometido. En Dios confío”. Salmo 56:3-4ª.
El subtítulo de este salmo nos puede ayudar a entender el contexto: “Paloma silenciosa en un paraje distante”. David estaba atravesando un tiempo de transición. Había sido ungido para ser rey, pero Saúl aún lo perseguía para matarlo. Tenía la promesa, pero sabía que debía esperar su cumplimiento. Muchas veces tuvo la oportunidad de “ayudar” a Dios matando al rey para ocupar el trono, incluso muchos lo animaron a hacerlo, pero él dijo que jamás tocaría a un ungido de Dios.
Ahora se encontraba huyendo de Saúl a territorio filisteo. ¿Qué sería de su vida, su futuro? David se respondió a sí mismo que podía confiar en el Señor porque cumpliría todo lo que le había prometido.
David se sentía como una “paloma silenciosa en un paraje distante”, haciendo alusión a una paloma mensajera que está a mitad de camino y se detiene para comer, descansar y recuperar fuerzas para continuar con su vuelo. Él sabía que la transición estaba cerca de terminarse y debería continuar con lo que Dios había planeado para su vida.
¿Llevas días preguntándote cuándo cumplirá Dios la promesa que te hizo? ¿Te sientes desalentado? ¿Hay dudas que asaltan tus pensamientos? Quizás hoy es uno de esos días difíciles en donde sientes que en lugar de estar acercándote a la meta te estás alejando. Pues aquí hay una palabra del Señor para ti: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19). Deja que la Palabra de Dios fortalezca tu fe y espera confiado.
Dios siempre interviene a tiempo. Mantén vivas tus expectativas. Proyéctate con fe hacia lo que muy pronto hará el Señor. ¡Dale gracias y alábalo! Él cumple lo que promete.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 29 de agosto, 2025
“Preparando el camino a Jesús”
“Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.” Lucas 1:16-17.
Estos versículos se refieren a Juan el Bautista, quien tuvo la tarea de “preparar el camino” para que la gente recibiera a Jesús como el Salvador. A nosotros también se nos ha delegado la tarea de presentar a Cristo. Observemos las similitudes.
Proclamamos un mensaje de conversión. Como Juan, hablamos de Cristo para “que muchos se conviertan al Señor” (v.16). “Convertirse”, en el original griego, es epistrefo y significa “hacer que una persona se vuelva; dar un giro de 180º”. El mensaje del evangelio dice que Dios perdona los pecados de aquel que se arrepiente y se convierte de sus caminos. Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.
Proclamamos un mensaje de reconciliación. El pecado separó al hombre de su Creador, pero Jesucristo logró la reconciliación por medio de su sacrificio. Todos aquellos que somos hijos de Dios tenemos también el privilegio de compartir este mensaje. Dice 2 Corintios 5:20: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.”
Proclamamos un mensaje de transformación. Solo el poder del Espíritu Santo es capaz de transformar a una persona. El cambio que se requiere es nada menos que una operación divina: mente y corazón nuevos.
¿Cómo es posible llevar adelante semejante tarea? Según los versículos 15-17, Juan el Bautista lo haría con la misma autoridad y poder del Espíritu de Dios que también actuó en Elías. Hoy, este poder también está disponible para todo creyente que se somete al Espíritu Santo. “No se preocupen por lo que deben decir, sino solo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo”. Mateo 13:11.
¡Aprovecha este día para cumplir con la misión que Dios nos ha encomendado!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 28 de agosto, 2025
“Cañas cascadas y pábilos que humean”
“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento… No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.” Isaías 42:1,3.
Aunque nosotros no estamos muy familiarizados con cañas rotas o pábilos humeantes, sí entendemos la realidad que describen. Una caña cascada y un pábilo extinguido son ejemplos de cosas que parecen inútiles y acabadas. Simbólicamente, la caña y el pábilo representan nuestras vidas y Cristo el único que puede restaurarnos milagrosamente.
Cuando Jesús comenzó su ministerio habló de su obra restauradora. “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón…” (Lucas 4:18). Dios ve un plan eterno detrás de cada persona desanimada, angustiada, deprimida y sin esperanza. El Señor es nuestro ayudador. Trabaja en la “caña cascada” hasta que esté nuevamente fuerte y en el “pábilo” que humea hasta que esté completamente encendido.
Si te sientes herido y quebrantado, Dios no te aplastará ni te echará a un lado como algo inútil, sino que con amor te levantará. Jesús nunca deshecha a los que vienen a Él.
Esta es una palabra del Señor para ti: Dios no permitirá que caigas. Él sabe que tu situación es demasiado para ti, pero te proveerá con fuerza sobrenatural y te dará lo que necesitas para seguir hacia adelante.
¡Levántate y confía! El tiempo ha llegado en que creas que Jesús está contigo en tu tormenta. Desecha las mentiras del diablo. Él está vencido. No importa cuán herido te sientas, el Señor no permitirá que seas derrotado o que el fuego se apague. ¡Tú llama volverá a arder!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 27 de agosto, 2025
“Miraré al Señor”
“Porque el hijo deshonra al padre, la hija se levanta contra la madre, la nuera contra su suegra, y los enemigos del hombre son los de su casa. Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá”. Miqueas 7:6-7.
Miqueas fue llamado a profetizar lo que le sucedería a Israel y a Judá por haberse apartado de los caminos de Dios. Eran tiempos difíciles para alguien que quería ser fiel al Señor. No se podía confiar en los líderes políticos ni religiosos, tampoco en los amigos (v.5) ni en la familia. Increíble. Los justos eran condenados y los ricos opresores actuaban con total impunidad.
Hoy vivimos tiempos parecidos. De hecho Jesús lo profetizó: “Estará dividido el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra su nuera, y la nuera contra su suegra.” (Lucas 12:53). Lamentablemente, para muchos seguidores de Jesús, la familia ha dejado de ser el ámbito de protección, seguridad y confianza.
Aunque Miqueas se sentía solo, tomó la mejor decisión de su vida: “Mas yo a Jehová miraré”. Es la manera de no desilusionarse cuando los que se suponen deben apoyarte de manera incondicional en los momentos difíciles, te abandonan. Hebreos nos anima a hacer lo mismo que Miqueas: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.” (Hebreos 12:2-3).
Hay momentos en que lo único que podemos hacer por nuestros seres queridos es orar ya que hemos agotado todos los recursos y argumentos posibles para acercarlos al Señor sin ver resultados. Miqueas estaba seguro de que Dios lo oiría y esa debe ser también nuestra seguridad. Debemos interceder sin desanimarnos porque nuestras oraciones hacen la diferencia.
Además Miqueas se propuso no hacer nada que Dios no quisiera. Él prefería esperar hasta que el Señor interviniera: “Esperaré al Dios de mi salvación”. Aunque todo siga igual, sigue esperando hasta que Dios intervenga.
No bajes los brazos. Pon tu mirada en Cristo y continúa orando por tus seres queridos. No estás solo. De hecho, aquí tienes a alguien que te anima a no desmayar con estas palabras que el Señor puso en su corazón.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 26 de agosto, 2025
“Un Mediador perfecto”
“Dios no es un mortal como yo, por eso no puedo discutir con él ni llevarlo a juicio. Si tan solo hubiera un mediador entre nosotros, alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”. Job 9:32-33.
Job estaba sumido en un profundo dolor sin saber las causas de su sufrimiento. Trataba de encontrar una explicación y no la hallaba. Exponía su queja a Dios y no había respuesta. Entonces llegó a esta conclusión: Dios no es humano como yo para entenderme y para que podamos disputar en un juicio. ¡Necesito un Mediador! ¡Wow, qué clamor tan significativo!
Job sentía la gran distancia entre él y Dios, y al no tener respuestas sentía que era tratado injustamente. Había perdido la esperanza de poder exponer su caso delante de Dios y demostrar su inocencia. Tenía un pensamiento muy terrenal: “Dios está en su trono, Todopoderoso, Soberano, Perfecto, Santo, y yo solo soy un ser humano lleno de debilidades que soporta dolor y angustia. Dios no me entiende… ¡Si fuera humano sabría lo que estoy sintiendo!” Entonces expresó un deseo desde lo más profundo de su corazón: “Si hubiera alguien que pudiera acercarnos el uno al otro”.
El anhelo de Job también está latente en nuestros corazones, aunque ya hace más de 2000 años que tiene respuesta. Lamentablemente Job todavía no sabía del “Arbitro” que iba a llegar, alguien que se identificaría con el ser humano, pero sin pecado, para que pudiera interceder constantemente ante Dios por sus hijos.
¡Jesús es el Mediador entre Dios y nosotros! “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” (1 Timoteo 2:5). Un hombre perfecto que puede identificarse con nosotros en cualquier aspecto de la vida humana. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.” (Hebreos 4:15).
El Señor te entiende; conoce tus sufrimientos, angustia y dolor y está esperando que te refugies en Él. Recuerda cómo ha obrado en tiempos anteriores en tu vida y ten la seguridad de que esta situación será otra oportunidad para mostrarte su fidelidad. “El Dios eterno es tu refugio, y sus brazos eternos te sostienen…” (Deuteronomio 33:27).
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 25 de agosto, 2025
“Nunca estamos solos”
“He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20b.
Los discípulos habían disfrutado de la presencia y obra de Jesús por unos tres años y medio, pero ahora debía ascender a los cielos y sentarse en su trono. La despedida era muy dolorosa para sus seguidores, pero el Señor les aseguró que estaría con ellos hasta el fin.
Esta promesa no fue solo para los primeros discípulos, sino para todo seguidor de Cristo en cualquier lugar y en cualquier tiempo de la historia. El problema es que a veces no “sentimos” su presencia y esto nos hace olvidar su promesa. Hay días en que estamos solos, sin amigos, sin familia y pensamos que el Señor también se ha alejado de nosotros. Oramos con la intención de acercarnos a Él y nuestras súplicas parecen monólogos; incluso nuestros oídos espirituales escuchan mejor el “ruido” de las hojas cayendo de los árboles que la voz de Dios. Y nos preguntamos: ¿Será que solo me pasa a mí?
El profeta Elías se sintió solo, también David, Jeremías, Ezequiel, Isaías por mencionar a algunos. Hasta el apóstol Pablo: “En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta” (2 Timoteo 4:16). Sin embargo, todos ellos sabían que Dios nunca desampara a sus hijos. “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (2 Ti. 4:17).
Jesús conoce muy bien ese sentimiento de soledad. “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”. Sus discípulos lo dejaron solo en Getsemaní, en el sanedrín, en la crucifixión. Hasta en la cruz, humanamente hablando, sintió que el Padre lo había abandonado. ¡Por supuesto que sabe lo que es la soledad!
El Señor nos entiende y sabe lo que necesitamos. De hecho, tal vez este devocional sea una respuesta suya para ti (lo siento si estabas esperando que fuera el ángel Gabriel…). Dios usa lo que tiene a mano para decirte: “No estás solo. Yo estoy contigo y lo estaré todos los días hasta el fin del mundo”. Jesús nunca romperá esta promesa, por lo tanto, hoy puedes encontrar fuerzas en Él.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 24 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Huéspedes de Dios”
“La tierra no podrá venderse a perpetuidad, porque la tierra es mía. Ustedes son, para mí, forasteros y extranjeros”. Levítico 25:23.
Dios estableció leyes de propiedad muy interesantes para Israel, pero el punto central de estas leyes es que la tierra le pertenece a Dios y Él es quien establece cómo debe administrarse. Dios es el Dueño y su pueblo era extranjero en Su tierra.
La palabra “extranjero” en este versículo es ger y significa “invitado, forastero, morar en tierra ajena”, y hace alusión a personas que eran habitantes temporales o recién llegados. La raíz hebrea de esta palabra significa: “volverse a un lado del camino para hospedarse; residir como invitado; huésped”.
Dios le estaba diciendo a su pueblo: “La tierra es mía, y ustedes son mis huéspedes”. ¡Qué hermosa expresión! Aunque nada nos pertenece, Él decidió compartirlo con nosotros y nuestra responsabilidad es ser administradores fieles de lo que Dios ponga en nuestras manos.
Siempre hemos escuchado decir que “en esta vida estamos de paso”, y eso es exactamente lo que nos enseña la Biblia. El tiempo es corto y enfocarnos únicamente en obtener riquezas y bienes materiales descuidando lo espiritual es cosa de necios. “Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche vienen por tu vida; ¿y quién se quedará con lo que has acumulado?” (Lucas 12:20).
Mientras estemos en este mundo no debemos olvidar que somos huéspedes de Dios. Si vivimos bajo su hospitalidad, Él se encargará de cubrir nuestras necesidades. “Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen”. (Salmo 34:9).
Además, tenemos la promesa de vida eterna. Ya no seremos huéspedes sino coherederos con Cristo de todas las cosas bajo su reinado eterno. Hoy tenemos la oportunidad de depender de la hospitalidad de Dios en el lugar donde nos toca vivir, pero con la mirada puesta en la eternidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 23 de agosto, 2025
“¡Anímate!”
“En el séptimo año se animó Joiada, y tomó consigo en alianza a los jefes de centenas… Y toda la multitud hizo pacto con el rey en la casa de Dios. Y Joiada les dijo: He aquí el hijo del rey, el cual reinará, como Jehová ha dicho respecto a los hijos de David.” 2 Crónicas 23:1,3.
Atalía, hija del perverso rey Acab, cuando vio que su hijo Ocozías había muerto, ¡mandó matar a todos sus nietos y se autoproclamó reina de Judá! Después de este inicio, imagínate el resto. Idolatría, violencia, injusticia, corrupción, y toda transgresión a la ley de Dios estaban a la orden del día. Pero había una esperanza…
Josabet, una hermana del rey, escondió a un hijo de Ocozías en el templo. Era el único sobreviviente con sangre real para ascender al trono. Lo ocultaron allí por seis años y al fin, Joiada “se animó”.
La palabra animarse en hebreo es kjazác que significa “valentía, obstinarse en reparar, conquistar; alentarse, ceñirse, empuñar, hacerse fuerte, resistir, estar resuelto”. Hoy en día diríamos “ponerse las pilas”, actuar decididamente. La resolución de Joiada cambió la historia. Él “se animó” a ordenar las cosas de acuerdo con la Palabra de Dios. Había que tomar una decisión muy difícil: eliminar a la reina impostora y a todo su séquito para reestablecer el trono a la descendencia de David, y lo hizo. “Entonces Joiada hizo un pacto con todo el pueblo y con el rey, de que ellos serían el pueblo del Señor” (v.16).
Después de esto todo el pueblo entró en el templo de Baal y lo derribaron, y también sus altares; e hicieron pedazos sus imágenes. Entonces Joiada restituyó a los sacerdotes y levitas a sus funciones y puso también porteros a las puertas de la casa de Dios para que no permitieran que entrara nada inmundo. Y finalmente, sentaron al rey en su trono. Leemos en el v. 21 que “se regocijó todo el pueblo del país; y la ciudad estuvo tranquila”.
Los cambios vinieron porque uno se animó. Alguien no estuvo de acuerdo con que se siguiera ignorando la voluntad de Dios. Hoy el Señor sigue buscando a los Joiadas contemporáneos que se animen a enfrentar el statu quo espiritual actual. Hombres y mujeres que quieran reestablecer los principios de la Palabra de Dios en sus hogares, iglesias, y en todo lugar en donde el Señor les permita ejercer influencia.
Solo cuando ponemos las cosas en el orden que estableció el Señor, gozaremos de la paz y las bendiciones que nos prometió Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 22 de agosto, 2025
“Sanar el manantial”
“Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.” 2 Reyes 2:21-22.
Los profetas que vivían cerca de Jericó se acercaron a Eliseo y le dijeron que, aunque la ciudad donde vivían era buena, el suelo era estéril porque el agua era mala. Aunque plantaran las mejores semillas y pusieran el mejor abono, nada crecería allí.
Para que esas aguas fueran sanadas, Eliseo hizo algo extraño, echó sal, pero no en cualquier lugar sino en los manantiales, es decir, en el lugar desde donde surgía el agua. Había que ir a la raíz del problema. Entonces Dios hizo el milagro y los profetas pudieron vivir en esa ciudad.
Esta historia tiene una importante lección espiritual. Si queremos solucionar un problema, pero no tratamos el “manantial”, cualquier esfuerzo será en vano. Para que se produzcan cambios en nuestra vida debemos enfocarnos en nuestro corazón. Jesús lo dijo de esta manera: “Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias”. (Mateo 15:18-19).
Escuché la historia de una persona que cuando oraba en la iglesia siempre repetía lo mismo: “Señor, ¡quita las telarañas que atrapan mi corazón!”. Un día, un hermano, cansado de escuchar esta frase por tanto tiempo, puso una mano en su hombro y oró por él diciendo: “Señor, ¡quita las arañas de su corazón!”
Tratar de “portarnos bien” en nuestras propias fuerzas funcionará por poco tiempo. Los cambios reales en nuestro carácter y conducta comienzan cuando permitimos que el Espíritu Santo trabaje en nuestro corazón. Como sabemos, Él no pone parches, hace todo nuevo, por lo tanto los resultados estarán a la vista. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza...” (Gálatas 5:22-23).
Si todavía estás luchando con algún aspecto de tu carácter, ve a la raíz del asunto y somételo al Espíritu Santo. La amargura, el resentimiento, la ira, la envidia, los celos, la lujuria, la avaricia solo pueden ser controlados por Él. "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu." (Gálatas 5:25). ¡Permítele trabajar en tu corazón y verás lo que puede hacer!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 21 de agosto, 2025
“Ni mercaderes ni cambistas”
“Entonces hizo un azote de cuerdas y expulsó del templo a todos, y a las ovejas y bueyes; esparció las monedas de los cambistas y volcó las mesas, y dijo a los que vendían palomas: ‘Saquen esto de aquí, y no conviertan la casa de mi Padre en un mercado’”. Juan 2:15-16.
El templo era un caos. Se escuchaban balidos de animales, los gritos de los vendedores, anuncios de los cambistas de dinero y las quejas de los que venían a adorar a Dios. Era una confusión generalizada y en medio de ese desorden aparece Jesús.
¿Cómo te imaginas al Señor en ese momento? ¿Lleno de ira, dando latigazos a la gente, rompiendo todo y gritando? ¿Realmente fue así?
Jesús no tuvo un arrebato de ira, ni actuó movido por un impulso carnal. En el v. 15 leemos que el Señor se hizo un azote de cuerdas. Un látigo no se arma en unos segundos, tomó un poco de tiempo. Debió trenzar las cuerdas y unirlas fuerte para que no se rompieran. Me imagino a Jesús probando el látigo contra el piso. Entonces empezó a poner las cosas en orden. Echó fuera a todos los que habían convertido el lugar de adoración a Dios en una cueva de ladrones (Mateo 21:13); incluso sacó a los animales. ¡Increíble que estuvieran dentro del templo!
En ningún momento Jesús azotó a una persona. El látigo le sirvió para llamar la atención y mostrar autoridad. Entonces volcó las mesas de los cambistas y reprendió a todo el que estaba haciendo negocios. El Señor tenía derecho a hacerlo por ser judío, pero sobre todo por ser el Hijo de Dios. Una vez que hubo limpiado el templo, entraron los que realmente querían adorar a Dios. Incluso Jesús pudo sanar a mucha gente. “Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó”. (Mateo 21:14).
Siempre mencionamos este pasaje al referirnos a los negocios literales que “mercaderes” del evangelio lleven a cabo en algunos templos actualmente, sin embargo, pocas veces lo aplicamos a nuestra vida personal. Ahora nosotros somos el templo del Espíritu Santo (1 Co. 3:16,17; 6:19) y debemos vigilar que nada se interponga en nuestra relación con el Señor.
Cuidado con ser “cambistas” con Dios: “Dame más y te daré más”. “Responde mi oración para que pueda creer”. “Dame el ministerio que merezco y asistiré regularmente a la iglesia”. Si somos verdaderamente hijos de Dios, nuestra relación con Él no es comercial y tampoco se basa en exigencias de nuestra parte.
No permitamos que nada contamine nuestra devoción al Señor. Que nuestras acciones se correspondan con nuestra identidad: Hijos de un Dios Santo.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 20 de agosto, 2025
“Obediencia incondicional”
“También privó a su madre Maaca de ser reina madre porque había hecho un ídolo de Asera. Además deshizo Asa el ídolo de su madre, y lo quemó junto al torrente de Cedrón.” 1 Reyes 15:13.
El rey Asa hizo lo recto ante los ojos de Dios, pero no fue nada fácil después de lo que heredó de los reyes anteriores. Su padre Abiam fue un rey que desobedeció a Dios cometiendo los mismos pecados que sus abuelos. Pero la situación se puso peor cuando su propia madre Maaca se hizo construir un ídolo de Asera que inducía a cometer los pecados sexuales más aberrantes de esa época. Asa sabía que esto desagradaba a Dios y debía tomar una decisión: Su madre… o Dios.
Para muchos, esta hubiera sido una decisión muy difícil. En nuestras culturas hispanas hemos aprendido a obedecer ciegamente a nuestras madres, sin examinar sus consejos, y con el tiempo quizás nos dimos cuenta que algunas de sus recomendaciones no estaban alineadas con la Palabra de Dios. Pero Asa lo tuvo claro desde el primer momento, debía obedecer a Dios antes que al legado que le habían dejado sus antepasados.
El rey sabía que la idolatría era abominación a Dios; un pecado que traería gravísimas consecuencias. Entonces, no solo deshizo el ídolo de su madre sino que lo quemó públicamente junto al torrente de Cedrón. Todos debían saber que la obediencia al Señor estaba por encima de todo. Además Asa no permitió que su madre asumiera como reina. Piénsalo bien, eran muy duras las decisiones que estaba tomando. No creo que su madre estuviera muy contenta. Sin embargo, la responsabilidad de Asa era que él, su familia y su pueblo le rindieran adoración solo a Dios.
El Señor dejó registrada esta historia con el propósito de recordarnos que nada debe ser más importante que nuestra obediencia a Él. Tenemos el ejemplo también del apóstol Pedro. Cuando él y los discípulos fueron intimidados por el concilio y el sumo sacerdote para que dejaran de predicar la Palabra de Dios, les dijo: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29).
Evaluemos los consejos que otros nos han dado desde que tenemos uso de razón. ¿Están de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿Traen gloria al nombre del Señor? ¿Nos edifican? Que podamos decir como el salmista: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío”. (Salmo 19:14).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 19 de agosto, 2025
“No permitas que te roben”
“Volviendo los mensajeros otra vez, dijeron: Así dijo Ben-adad: Yo te envié a decir: Tu plata y tu oro, y tus mujeres y tus hijos me darás… Y he aquí un profeta vino a Acab rey de Israel, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿Has visto esta gran multitud? He aquí yo te la entregaré hoy en tu mano, para que conozcas que yo soy Jehová.” 1 Reyes 20:5,13.
Esta historia no es solo el relato de un acontecimiento histórico, sino que tiene como propósito mostrarnos cómo opera el enemigo y la victoria que Dios da a los confían en Él.
El rey de Israel estaba desesperado. El gran ejército de Siria venía contra ellos para despojarlos de todo. Entonces aparece en acción un profeta que le dice a Acab que Dios los entregaría en su mano para que conociera quien era Él. Con la poca fe que le quedaba, el rey se atrevió a enfrentarlos y la victoria fue aplastante (vs.19-21). ¡El Señor les dio la victoria!
Observa la manera en la que el enemigo buscó intimidarlos: “Tu plata y tu oro, tus mujeres y tus hijos me darás”. Esta es la manera en la que el diablo sigue intimidando hasta el día de hoy. Satanás es denominado por Jesús como el ladrón que viene para “matar, hurtar y destruir” y está empecinado en arrebatarte todo lo que Dios te ha dado (Juan 10:10).
Muchas veces sus ataques comienzan con cuestiones materiales: “Tu oro y plata me darás”. Cuando nuestras finanzas, bienes o trabajo están en peligro, analicemos las causas, el origen de la situación. A veces es el resultado de nuestras malas decisiones, pero en otras oportunidades son ataques del enemigo para robarnos las bendiciones de Dios.
Satanás no se quedará satisfecho solo con robarnos bienes materiales, él quiere arrasarlo todo. Está enfocado en destruir tu familia. “Tus mujeres y tus hijos me darás” le dijo el enemigo al rey de Israel. Por eso necesitamos estar alertas y no darle ningún lugar en nuestro hogar. Debemos intervenir a tiempo si identificamos su intromisión.
No permitas que el diablo te robe el amor que te unió a tu cónyuge. No dejes que tus hijos se pierdan al ser presionados por programas educativas ateos, entretenimiento que desprecia los valores bíblicos, o compañías que influyen negativamente sobre sus vidas. Actúa enseguida. Enséñales a tus hijos a relacionarse con Dios, a experimentar su amor y a reconocer los ataques de Satanás.
Recuerda que nuestra lucha no es “contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12), pero bajo la sangre de Jesús ¡somos más que vencedores!
Enfrenta tus batallas en oración y con la autoridad que te delegó el Señor para deshacer todo ataque del diablo.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 18 de agosto, 2025
“Jehová Kadosh”
“Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.” Levítico 19:2.
Los nombres de Dios revelan su carácter. Uno de ellos es “El Santo”, del hebreo kadosh que significa “sagrado, apartado del pecado, pureza de carácter”. El Señor es santo y demanda que toda persona que se relacione con Él también lo sea.
Desde que los israelitas supieron esto intentaron estar a la altura de este requerimiento, pero fracasaron en todos sus intentos. Los sacrificios no eran suficientes para cubrir todos sus pecados. En menos de 24 horas el oferente volvía a pecar y debía presentar otro sacrificio. Es que el problema estaba en la naturaleza interior del ser humano.
Entonces el remedio vino directamente del cielo. Jehová Kadosh envió a su Santo Hijo para ser el sacrificio perfecto y definitivo. Toda persona que recibe por la fe a Jesús como su Salvador es perdonada instantáneamente y Dios la ve como si nunca hubiera pecado. ¡Al fin santos delante de Dios! “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.” (Hebreos 2:11).
Para que esta obra no sea efectiva solo el día de haber recibido a Cristo como nuestro Salvador, Dios envió al Espíritu Santo para habitar dentro de los que hemos sido justificados. De esta manera, Él mismo nos sigue santificando diariamente hasta pasar a la eternidad. “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” (1 Corintios 6:11).
Pero hay una parte que debemos hacer nosotros en colaboración con el Espíritu Santo, y es abandonar el deseo de pecar y someternos a Su control para que nuestras decisiones estén alineadas con la voluntad de Dios. “Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. (2 Corintios 7:1).
El proceso de santificación se completará cuando estemos en la presencia de Dios, en ese momento seremos perfectos. Lo que parecía imposible, Dios lo ha hecho posible, así que: “Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.” Isaías 12:6.
¡Gracias Señor por salvarnos y santificarnos por tu Espíritu!
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 17 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Dios permanece fiel”
“Palabra fiel es esta… si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo”. 2 Timoteo 2:11a,13.
La palabra fiel en griego es pistós que significa “digno de confianza, fiable”. Esta palabra se aplicaba a las personas que se mostraban fieles en la tramitación de negocios, la ejecución de mandatos o el desempeño de funciones oficiales. Todo el mundo podía estar tranquilo cuando una persona que era pistós estaba a cargo.
Por la manera en que nos relacionamos cotidianamente, podemos llegar a concluir que Dios es fiel mientras nosotros lo seamos. ¡Tremendo error! Dios tiene otro corazón. Él entregó a Su Hijo para salvarnos aunque no lo merecíamos. Nos dio vida cuando habíamos elegido la perdición. Decidió amarnos cuando nosotros éramos sus enemigos. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida” (Romanos 5:8,10).
También podemos llegar a pensar que la fidelidad de Dios tiene límites. Quizás hemos visto personas alejarse de nosotros porque no cubrimos sus expectativas o porque les fallamos de alguna manera y podemos llegar a creer que Dios será fiel mientras no nos equivoquemos en algo. Segundo error. Dios nos ama incondicionalmente y su fidelidad es inalterable.
Hemos visto tristemente como algunas personas faltan a su palabra, e incluso rompen promesas de fidelidad fácilmente. Pero Dios no es así. Él siempre cumple su Palabra. Sus promesas son fieles y verdaderas. “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deuteronomio 7:9).
El Señor ha sido fiel hasta aquí, y tenemos la promesa de que Él no cambia: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).
Haz memoria de las bendiciones que recibiste del Señor y dale gracias por su fidelidad.
Pastor Pablo Giovanini
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Sábado 16 de agosto, 2025
“En un abrir y cerrar de ojos”
“Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.” Mateo 24:40-42.
La Segunda Venida de Cristo será repentina y sorpresiva. No habrá oportunidad de reflexión, ni de arrepentimiento de último minuto. La elección que ya hayamos hecho determinará nuestro destino eterno.
El propósito de Jesús al referirse a su regreso no es estimular predicciones ni cálculos acerca de la fecha sino advertirnos que debemos estar preparados.
El arrebatamiento sucederá en un día normal. La gente estará trabajando, comiendo, durmiendo, estudiando, leyendo devocionales… y “en un momento, en un abrir y cerrar de ojos… los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” 1 Corintios 15:52.
¿Te has puesto a pensar que sucedería si Cristo viniera a buscarnos ahora mismo?
Si el arrebatamiento fuese hoy…
Deberíamos estar en plena comunión con el Señor. “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad”. 1 Juan 1:6.
Deberíamos estar comprometidos con nuestra santificación, porque sin santidad nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14).
Deberíamos estar usando nuestros talentos naturales y dones espirituales para servir al Señor, porque no podemos “enterrar” lo que se nos asignó.
Deberíamos haber arreglado toda “cuenta pendiente”. Romanos 12:18: “En cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. Como hijos de Dios debemos promover la concordia y no estar enredados en pleitos y peleas.
Deberíamos haber compartido el evangelio con las personas que están a nuestro alrededor, familia, amigos, compañeros de trabajo, de estudio, incluso con aquellos desconocidos a los que el Espíritu Santo nos impulsó a hablarles de Cristo.
Pero no podemos vivir en el “deberíamos”, tenemos que vivir y tomar decisiones aquí y ahora, como si el Señor volviera hoy. “Entiendan lo siguiente: Si el dueño de una casa supiera exactamente a qué hora viene un ladrón, se mantendría alerta y no dejaría que asaltara su casa. Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen”. Mateo 24:43-44.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 15 de agosto, 2025
“Sobre sus alas”
“Así como el águila revolotea sobre el nido y anima a sus polluelos a volar, y extiende sus alas y los levanta y los sostiene sobre sus plumas, así también el Señor los guió sin la ayuda de ningún dios extraño”. Deuteronomio 32:11-12.
Dios le dijo a Moisés que debía subir al Monte Nebo y ver la tierra prometida desde allí porque se lo iba a llevar a su presencia. Unos días antes Moisés compuso un canto para que el pueblo aprendiera de memoria y una vez que ya no estuviera, recordara sus enseñanzas.
A través de este precioso himno, Moisés describió las maneras en que Dios creó, formó, condujo y estableció a su pueblo usando como ejemplo la manera en que el águila enseña a volar a sus pichones.
En primer lugar dice que “revolotea sobre el nido”. El águila sabe muy bien cuando sus crías ya están listas para usar sus alas. El problema es que hay mucha comodidad en el nido. Los pichones están listos para volar pero prefieren seguir en ese lugar sin hacer ningún esfuerzo. Entonces el águila sabe que necesitan una buena sacudida y los arroja fuera del nido. “Wow, ¡qué desalmada!”, dirían los que no saben lo que sucede, pero esta madre sabe que si sus polluelos permanecen en el nido nunca aprenderán a volar. Dios muchas veces hace lo mismo. Cuando ve que sus hijos deciden permanecer en una zona de comodidad espiritual permite circunstancias que los ayuden a recordar que deben usar su fe.
“Anima a sus pichones a volar”. Mientras los principiantes voladores se ven forzados a usar sus alitas, el águila los acompaña en esos primeros vuelos. No hay simulador, el bautismo de vuelo se hace directamente en el aire. Entonces algunos de los pichones comienzan a protestar: “¡Sálvame mamá, me estás dejando solo!”. “¿Qué te sucede, es que ya no me amas?”. “¿Por qué a mí si mis hermanos siguen en el nido?”. El águila nunca deja solos a sus pichones, siempre está cerca de ellos, pero no interviene hasta que empiezan a mover sus alas. También Dios permite desafíos y situaciones difíciles para que nosotros llevemos su Palabra de la teoría a la práctica, sin embargo, nunca nos abandona.
“Extiende sus alas y los levanta y los sostiene sobre sus plumas”. Cuando la clase número uno parece que terminara con el pico del pichón clavado en el suelo, el águila vuela rápidamente, extiende sus alas y su cría cae sobre sus plumas. Entonces remonta vuelo una vez más y deja caer otra vez a su pichón para que siga practicando y perfeccionando su vuelo. Una y otra vez repite este procedimiento hasta que aprende a volar. Cuando nuestra fe parece desvanecerse, Dios también interviene a tiempo para ayudarnos a crecer. Nunca nos dejará caer, siempre llegará a tiempo para socorrernos.
No sé en qué etapa de entrenamiento te encuentres, pero Dios quiere que sigas desarrollando tu fe, que vayas más alto. Él siempre estará contigo. Podrás experimentar algunas “subidas y bajadas”, pero sus brazos eternos te sostendrán. No dejes que la pereza te impida llevar a cabo los planes que el Señor trazó para tu vida. ¡Atrévete a volar!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 14 de agosto, 2025
“Un remanente preservado con propósito”
“Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces. Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre.” Salmo 12:6-7.
Sabemos por la Palabra de Dios que la maldad se multiplicará en los últimos tiempos. ¿Esto significa que desaparecerá la bondad en la tierra? No. No mientras la Iglesia de Cristo esté aquí siendo sal y luz. ¿Pero no te parece que la Iglesia está cada día más tibia, a punto de desaparecer? Sin embargo, Dios siempre ha preservado a un remanente fiel. Siempre ha sido así a lo largo de la historia.
El “remanente” está conformado por aquellos que permanecen fieles a Dios y a los principios de su Palabra. El Señor le habló sobre un remanente a Elías cuando Israel se encontraba en una situación espiritual deplorable en tiempos de Acab (1 Reyes 19:18). También al rey Ezequías cuando estaban a punto de ser destruidos por los asirios (2 Reyes 19:4, 31). Y Dios continuó hablando de este remanente en tiempos de Isaías (Is. 10:21), de Josías (2 Cr. 34:9, 21), de Jeremías (Jer. 23:3), de Ezequiel (Ez. 9:8); se lo mencionó a Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Sofonías, Zacarías… y también al apóstol Pablo. Esto es lo que dijo en Romanos 11:5: “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia”.
Pero hay otra realidad paralela a esta, y es que muchos están abandonando sus convicciones. Esto es lo que veía David cuando escribió el Salmo 12: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres” (v.1). David miraba a su alrededor y solo veía personas retrocediendo.
A pesar de esta triste condición, no estamos solos. Dios tiene fieles en todas partes del mundo. Él los preserva, cuida, capacita y dirige para ser luz a la nueva generación. Por eso enseñamos, predicamos, aconsejamos, y exhortamos hasta el día en que el Señor venga por nosotros.
¿Eres parte del remanente? Entonces estás involucrado en la formación de la próxima generación para que conozca, ame al Señor y viva Su Palabra.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 13 de agosto, 2025
“El día está por llegar”
“Y dijo Faraón a sus siervos: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú. Era José de edad de treinta años cuando fue presentado delante de Faraón rey de Egipto; y salió José de delante de Faraón, y recorrió toda la tierra de Egipto.” Génesis 41:38, 40, 46.
Y llegó el día… El jefe de la cárcel y varios sirvientes del rey entraron a la celda donde estaba José y comenzaron a prepararlo para comparecer ante el Faraón. El gobernante había solicitado su presencia para que le interpretara un sueño.
El corazón de José, seguramente, latía con mucha fuerza y por su mente habrán pasado miles de imágenes de su pasado reciente. Ya hacía ¡13 años! que su vida había cambiado para siempre. Sus hermanos lo habían vendido como esclavo y nunca más volvió a ver a su padre. Cuando las cosas parecían mejorar en la casa del general Potifar, es acusado falsamente por su esposa y termina en la cárcel. Allí tuvo la oportunidad de interpretar un sueño al copero del rey y cuando salió de la prisión, José le pidió que se acordará de él, pero ya habían pasado dos años y no tenía ninguna noticia.
Después de todos esos años, ahora está delante del Faraón y el Espíritu Santo lo capacita para interpretar su sueño y aconsejarle lo que debía hacer en los años venideros. Tal fue el asombro del rey que dijo: “Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú” (v.39), y en ese mismo momento nombró a José gobernador de Egipto. En un segundo pasó de esclavo a gobernante.
La miseria quedó atrás, el desamparo y la soledad también, ahora José tenía su propio despacho, un carro, provisión, personas que lo asistían y también comenzó a formar su propia familia. Así es el Señor. Su providencia es real.
Los años más difíciles de José sirvieron para formarlo y prepararlo para ese momento. Ni un día más ni uno menos. Era el tiempo perfecto de Dios. Los sueños que José tuvo en su adolescencia se hicieron realidad porque Dios siempre cumple sus promesas.
Quizás te sientas identificado con José porque el tiempo pasa y Dios todavía no responde tu petición. Tal vez hasta hayas pensado que se olvidó de ti y de las promesas que te hizo. Pero esta historia te demuestra lo contrario. Dios está trabajando en ti y alrededor de ti. Hay situaciones que aún necesitan ser ajustadas y el Señor lo está haciendo. El Espíritu Santo quiere que sepas que “el día está por llegar”.
Todo tiene su tiempo, su momento y su hora nos dice Eclesiastés. No te desanimes, no bajes los brazos, no dejes de orar y creer. ¿Y si el día de tu respuesta fuera hoy?
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 12 de agosto, 2025
“No te duermas”
“Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia… Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.” Génesis 15:6,12.
Dios le dijo a Abram que le daría una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo, y para confirmar esta promesa el patriarca debía presentar un sacrificio y esperar en la presencia del Señor. Así que el padre de la fe preparó el altar y los animales para el sacrificio y esperó, pero solo había silencio. Siguió esperando y nada. Miraba hacia los cielos pero no había respuesta.
Entonces Abram tuvo sueño. Sí, el padre de la fe empezó a dormirse durante el tiempo devocional… La palabra “sueño” en hebreo es tardemá que significa “letargo, entorpecer”. ¿Te resulta familiar? Por supuesto, seguramente durante un tiempo de oración, en donde nos hemos acercado al Señor con el deseo de escucharlo, de pronto el sueño parece dominarnos.
Abram no solo tenía sueño, también sentía temor porque podía ser atacado por un animal salvaje. Entonces, en ese momento, Dios intervino dándole una revelación tremenda de lo que le acontecería a su descendencia en los próximos ¡cuatrocientos años! ¡Menos mal que el patriarca pudo mantenerse despierto! Allí mismo Dios hace un pacto con Abram prometiéndole, no solo una innumerable descendencia a través de la que Él se iba a glorificar, sino también la configuración del territorio que le daría por haberle creído.
¡Qué aplicación tan clara para nosotros! Cuántas veces nos hemos presentado ante el Señor con nuestras preguntas, peticiones e inquietudes y creemos que Él nos va a responder, pero durante la espera entramos en un período de adormecimiento, letargo, y finalmente se produce la desconexión con el Señor. Él se ha quedado con la respuesta en sus labios porque no hemos podido perseverar hasta escuchar su voz.
En el Salmo 40:1 leemos: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. David sabía que la clave para escuchar a Dios era permanecer con paciencia en su presencia. Muchas veces el Señor nos prueba para saber hasta qué punto estamos interesados en conocer lo que tiene que decirnos. Toda espera que Él permite tiene un propósito.
No permitas que el adormecimiento se apodere de tu alma. Sigue orando, intercediendo, clamando, que el Señor ha oído tus ruegos y la respuesta está en camino.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 11 de agosto, 2025
“Persevera en la Palabra”
“Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” 2 Juan 1:9.
El apóstol Juan estaba preocupado por la proliferación de falsas enseñanzas que se estaban infiltrando en la iglesia. Ya lo había profetizado el Señor, pero ahora lo estaba viendo con sus propios ojos. La tercera generación de creyentes que había surgido en Pentecostés, comenzaba a abandonar las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Entonces Juan declara con contundencia: “Si alguien se extravía de la doctrina, no tiene a Dios”. La palabra extraviar en griego es proago que significa “conducirse hacia adelante, adelantarse”. Cuando alguien se extravía, normalmente pensamos que se ha desviado del camino que seguía o ha retrocedido, sin embargo, la palabra original nos indica que es alguien que ha ido más allá de lo establecido, que traspasó los límites señalados.
Cuando era niño (¡y sí, hace muchos años atrás!) recuerdo haber visto los resultados de un grave accidente automovilístico cuando regresaba de un campamento. La imagen de las personas que estaban siendo atendidas por los servicios de emergencia está en mi memoria hasta hoy. Al día siguiente supe la causa del choque: Uno de los vehículos trató de adelantar al otro de manera ilegal en lugar de permanecer en su carril.
En la vida cristiana, la impaciencia también nos puede llevar a tomar decisiones que luego tengamos que lamentar. Cuando alguien comienza a ir más allá de lo que Dios estableció en su Palabra para obtener lo que quiere sin importar las consecuencias, se meterá en graves problemas. Y si continúa actuando de esa manera, finalmente va a extraviarse. Como menciona Juan, esa persona ya “no tiene a Dios”.
El Señor espera que nos mantengamos fieles a Él en cualquier circunstancia. Y para eso, debemos comprometernos a obedecerle siempre en lugar de frustrarnos o tratar de manipular las circunstancias para conseguir lo que deseamos.
Seguir al Señor requiere obediencia a Su Palabra y sensibilidad al Santo Espíritu. Él nos ha provisto todo lo necesario para mantenernos firmes y perseverando, pero debemos elegir caminar en el poder de su Espíritu cada día.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 10 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mirando por lo de los otros”
“No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús.” Filipenses 2:4-5.
Directa o indirectamente la cultura pone mucho énfasis en los éxitos individuales, la búsqueda del placer y el bienestar personal, mirar por nuestros propios intereses, y esto hace que las personas cada vez piensen menos en su prójimo y se debilite la solidaridad. Sin embargo, Jesús nos enseñó, no solo con sus palabras sino con su propio ejemplo, a renunciar al egoísmo para poder servir a los que nos necesitan.
El apóstol Pablo, uno de los grandes imitadores del Señor, nos exhorta en este pasaje bíblico a tener el mismo sentir de Jesús, es decir, genuino interés por los demás.
Pensemos. ¿Con cuánta frecuencia abandonamos el egoísmo por el bien de los demás? ¿Me importan más mis derechos que bendecir al prójimo? ¿Espero recibir algo a cambio de ofrecer ayuda? ¿Siento más satisfacción cuando me sirven o cuando sirvo?
Vencer al egoísmo comienza con una decisión. Jesús lo dijo claramente: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. (Lucas 9:23). Negarse a uno mismo no es un consejo para algunos líderes espirituales sino un mandamiento para todo cristiano verdadero. Quien ha aprendido a someter su egoísmo podrá ser un instrumento útil en las manos del Señor.
Dios está interesado en las necesidades temporales y espirituales de quienes nos rodean y nosotros somos los instrumentos que Él quiere usar.
El Señor quiere desarrollar en sus hijos un espíritu generoso y la disposición a hacer lo que nos pida. Prestemos atención a las necesidades de los que nos rodean y brindemos la ayuda que Dios ponga en nuestras manos, de esa manera el mundo será testigo del amor de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 8 de agosto, 2025
“No te vencerán”
“Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes”. Jeremías 15:20-21.
Como cristianos, somos presionados constantemente por nuestra cultura a alejarnos de la ley de Dios, a tolerar el pecado y abandonar los valores bíblicos. Por eso, más que nunca, necesitamos convicciones firmes, valor y una fe inalterable.
No podemos extrañarnos del comportamiento antagonista del sistema contra los que permanecen fieles a la verdad divina. Ya lo dijo Jesús: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo… el mundo os aborrece.” (Juan 15:19). También lo dijo el apóstol Juan: “Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece”. (1 Juan 3:13). Puede ser que muchas personas se levanten en contra nuestra para presionarnos a cambiar nuestros valores, pero Dios ha prometido fortalecernos en todo tiempo para permanecer firmes.
El Señor será un muro fortificado de bronce a nuestro alrededor. No hay manera de derribarlo. Un muro de piedra se puede desmantelar piedra por piedra, pero no uno de bronce. Dios es nuestra protección contra todos los ataques que puedan venir contra nosotros.
“Pelearán contra ti pero no te vencerán”. Nadie dijo que no vamos a tener que enfrentar situaciones difíciles, pero la promesa es que nadie nos vencerá. El Poderoso Gigante está con nosotros y tenemos la victoria asegurada.
“Yo estoy contigo para guardarte y defenderte”. ¡Amen, así será! Su presencia será evidente sobre nosotros en todo tiempo. No hay momento ni circunstancia en que Dios nos abandone. ¡Él mismo nos defenderá! Cuando le damos nuestra causa a Dios, interviene con su justicia y levanta nuestra cabeza.
“Te libraré de la mano de los malos”. Gente mala hubo y habrá en esta vida, pero el Dios que no cambia seguirá librando a sus hijos de sus ataques.
No tengas temor, Dios es tu Ayudador. La promesa que le dio a Jeremías sigue vigente. “Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte”. (Jeremías 1:19).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 7 de agosto, 2025
“Vivificados”
“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”. Salmo 138:7a
David sabía muy bien lo que es vivir bajo presiones que producen angustia. Las pruebas que ha tenido que pasar han sido muy variadas, pero en cada una de ellas vio la liberación de Dios. Presiones del enemigo, presiones de la familia, presiones del pueblo, presiones de los líderes. Era un experto en angustias.
La fe y confianza de David en Dios son dignas de imitar. En momentos difíciles donde la angustia llegaba a su pico más alto, podía declarar su confianza en Dios, con la seguridad de que de Él venía su salvación. Sabía que podía recurrir al Señor porque Él lo iba a “vivificar”.
La palabra vivificar en hebreo es kjaiá que significa “dar vida o revivir; avivar, conservar, infundir, reanimar, resucitar”. Cuando parece que la angustia nos quita el último aliento, cuando todo parece terminado, ¡Dios trae nueva vida!
¡De cuántas situaciones Dios libró a David! Observa todos los salmos que describe la liberación de Dios en tiempo oportuno. Cuando el salmista estaba pasando por situaciones de injusticia donde parecía que iba a perderlo todo, confiaba en la justicia divina y Dios lo vivificaba: “Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia.” (Salmo 143:11).
¡Qué buena enseñanza para nosotros! Cuando estamos en angustia, además de recurrir a la oración, debemos alimentar nuestra alma con la Palabra de Dios. En el Salmo 119, el autor menciona 10 veces que la Palabra vivifica su alma. “Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.” (Salmo 119:25). ¡Su Palabra vivifica nuestro espíritu!
En su obra en la cruz Jesús logró la redención de todo aquel que cree en Él y le otorga vida eterna. Hoy somos renovados continuamente por el Espíritu Santo que mora en nuestro espíritu. Jesús lo envió para hacer realidad su vida abundante en nosotros: “…mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3:6). En tiempos de angustia, Él tiene los recursos para renovarnos, fortalecernos, mostrarnos la salida, y llenarnos de su gozo inquebrantable.
Si estás pasando por angustias, recuerda que tienes al Dios que vivifica. Cuando todo parece haber muerto, Él lo resucita, cuando parezca que tus fuerzas se agotaron, Él trae renovación, cuando la fe desmaya, la aviva con el fuego del Espíritu. Proclama con certeza la obra del Dios Todopoderoso en ti: “¡Tú me vivificarás!”
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 6 de agosto, 2025
“El que se humilla será enaltecido”
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido.” Lucas 14:11.
En cierta ocasión, Jesús fue invitado a comer a la casa de un gobernante fariseo y al ver como las personas intentaban ocupar los mejores lugares de la mesa, el Señor aprovechó la situación para enseñar acerca de la humildad con estas palabras: “El que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido”.
La palabra “humillar” viene del latín humiliare (de aquí humus) que significa “hacer que uno se postre, obligar a reconocer su bajeza ante otro, postrarse”. Bajar el orgullo hasta el humus (suelo) para reconocer que otros pueden tener mayor honor. En términos bíblicos, morir a nuestra carne para permitir que el Espíritu controle nuestra vida.
Sin embargo, los mensajes que recibimos diariamente nos invitan a actuar como si todo girara alrededor nuestro, como si todo se tratara de nosotros; incluso, en algunos lugares donde se predica la Palabra de Dios se ha infiltrado la idea de que Dios existe para satisfacer todos nuestros deseos egoístas. Nada más alejado de lo que el Señor nos ha enseñado y demostrado con su propia vida.
En Filipenses 2:5-8 leemos: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
El pasaje comienza diciendo que debemos “tener la misma actitud que tuvo Cristo” ¿Cuáles es esa actitud? La humildad. Como hijos de Dios debemos estar dispuestos a mirar más allá de nuestros propios intereses para poder pensar en el bien de los demás.
Mira algunas de las promesas que Dios le hace a aquel que realmente camina en humildad:
“Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.” Proverbios 29:23b.
“Dios da gracia a los humildes.” Santiago 4:6b.
“Comerán los humildes, y serán saciados...”. Salmo 22:26a.
“Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde...”. Salmo138:6.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. Isaías 57:15.
Algunos que hoy parecen muy “grandes” desaparecerán en el futuro; otros que reciben reconocimiento en este tiempo, no tendrán recompensas eternas. Pero los que se conducen con humildad, el Señor lo enaltecerá a su tiempo.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 5 de agosto, 2025
“Amplio en perdonar”
“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.” Isaías 55:7.
No hay carga más pesada que la culpa por haber pecado; y es aún peor si le hemos fallado a Dios en algo sobre lo que ya le pedimos perdón varias veces. ¿Cómo deshacernos de ese peso? ¿Podremos compensar a Dios haciendo buenas obras o “castigándonos” de alguna manera? ¿Será que habremos agotado las oportunidades de ser perdonados por Dios?
Hay una respuesta divina a todas estas preguntas que no deja de asombrarme: El Dios nuestro es “amplio” en perdonar a todo aquel que se arrepiente sinceramente.
La palabra amplio en hebreo es rabá que significa “aumentar, abundante, colmar, dar demasiado, ensanchar, exceder, mayor, mucho, multiplicar, numeroso”. No hay cantidad de pecados que la gracia de Dios no pueda alcanzar. Si el pecado abunda, sobreabunda la gracia divina (Romanos 5:20).
Por supuesto no debemos tomar su gracia livianamente, como un permiso para seguir viviendo en pecado. El apóstol Pablo lo dijo de esta manera: “¿Seguiremos pecando para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?” (Romanos 6:1-2). El Espíritu Santo no solo nos da convicción cuando pecamos, sino también poder para vencer toda tentación. ¡Hay victoria sobre el pecado!
Cuando Dios perdona, olvida. No guarda rencor ni tiene deseos de venganza contra el arrepentido. “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” (Miqueas 7:18).
El perdón de Dios está disponible ahora mismo. Cristo dio su vida para hacerte libre, así que no te quedes encadenado a la culpa.
Si hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, ese gozo también estará en el corazón del arrepentido. ¡Bendito sea Dios que es amplio en perdonar!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 4 de agosto, 2025
“Dios responde cuando le invocamos”
“Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas. Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida”. Lamentaciones 3:57-58.
El libro de Lamentaciones fue escrito por Jeremías después de que los babilonios destruyeran Jerusalén, mataran a una gran parte del pueblo, se llevaran deportados a varios y dejaran a unos pocos en una ciudad destruida, entre ellos, Jeremías. En medio de esa desolación, hace la oración registrada en los vs. 57 y 58.
A este profeta le tocó vivir durante el tiempo más difícil de Israel. Pasó varios años anunciando la caída de la santa ciudad, exhortando al pueblo al arrepentimiento sin ver resultados. Hubo una conspiración contra su vida, intentaron matarlo, lo metieron en la cárcel, en una cisterna, se burlaron continuamente de su mensaje, hasta el rey quemó un rollo que le envió con una palabra de Dios. En medio de esa situación tan difícil invocó a Dios y recibió la respuesta que necesitaba.
Dios se acercó en el momento que oró. Jeremías pudo sentir su presencia. Dios nunca desampara a sus hijos y siempre responde cuando clamamos a él. De hecho, le dijo al profeta que hiciera eso: “Clama a mí, y yo te responderé”. (Jeremías 33:3).
Dios trae paz y seguridad al que confía en Él. Le dijo a Jeremías: “No temas”. Cuando Dios nos dice esto significa que tiene el control, sabe lo que está sucediendo y está interviniendo a nuestro favor.
Dios es nuestro abogado defensor. Todas nuestras causas están en sus manos. Cuando somos objeto de alguna injusticia podemos descansar sabiendo que Él se ha hecho cargo de nuestra situación y hará la diferencia entre los justos e injustos.
Dios redime nuestra vida. Sabe cómo rescatarnos del hoyo más profundo. Jeremías lo experimentó en carne propia. Cuando fue puesto en una cisterna para que muriera, Dios envió un grupo de personas temerosas que lo libraron de ese terrible final.
Jeremías, por ser levita, conocía los salmos y más de una vez habrá venido a su mente este pasaje: “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”. (Salmo 50:15). Si estás atravesando un día de angustia, invoca el nombre del Señor Todopoderoso porque intervendrá oportunamente y tendrás otro motivo más para honrar y alabar a Dios. Él está atento a tu oración.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 3 de agosto, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Las palabras de Jesús”
“Cuando los guardias del templo regresaron sin haber arrestado a Jesús, los principales sacerdotes y los fariseos les preguntaron: ¿Por qué no lo trajeron? ¡Jamás hemos oído a nadie hablar como él! -contestaron los guardias.” Juan 7:45-46.
Muchas veces los religiosos intentaron echarle mano a Jesús pero no pudieron. Estaban tan enojados con el Señor por decirles la verdad, que solo querían deshacerse de Él para acallar el mensaje intranquilizador de sus conciencias. Pero no había caso, una y otra vez fallaban en sus intentos. No sabían que la hora de Dios para que Jesucristo entregase su vida no había llegado.
En cierta ocasión enviaron a la “policía” de esa época para arrestar a Jesús, pero las palabras que estos hombres escucharon del Señor produjeron tal convicción en sus vidas que regresaron sin Él porque no encontraron ningún motivo para arrestarlo.
Las mismas palabras de Jesús son apreciadas por corazones espiritualmente sensibles y odiadas por corazones duros. El Señor sabe quiénes son los que habrán de creer y también quiénes rendirán sus vidas completamente a Él. Jesús dijo: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar.” (Juan 6:63-64).
El Señor sigue hablando. Sus palabras quedaron registradas en la Biblia para seguir transmitiendo vida. Él sigue salvando, libertando, restaurando y sanando, pero se requiere fe para que cada una de sus promesas se haga realidad en nosotros. Nuestra respuesta a sus palabras hará la diferencia. Si podemos creer que ellas todo cambiará en nuestra vida.
Quiera Dios que nuestra respuesta sea la misma que la de sus discípulos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. (Juan 6:68-69).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 1 de agosto, 2025
“Dios redimirá mi vida”
“Ninguno de ellos puede salvar a su hermano, ni dar nada a Dios a cambio de su vida. El rescate de una vida tiene un alto precio, y ningún dinero será jamás suficiente para que siga con vida para siempre y nunca llegue a experimentar la muerte. Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque él me tomará consigo”. Salmo 49:7-9,15.
Humanamente hablando, los hijos de Coré tenían razón. No había persona en este mundo que pudiera redimir ni pagar el rescate por su vida, por lo tanto el hombre estaba destinado a la muerte eterna. Sin embargo, hay una expresión profética en este Salmo: “Dios redimirá mi vida del poder del Seol”. Y así fue, Jesús lo hizo posible al morir en la cruz. “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.” (Hebreos 9:12).
¡Cuántas gracias debemos darle al Señor por su obra redentora! Lo que era imposible para el ser humano Dios lo hizo posible al enviar a su Hijo. Jesús se despojó de toda su gloria y se hizo hombre, igual a nosotros pero sin pecado, para hacernos libres. “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” (Colosenses 2:14).
Hay una parte de la redención que todavía no se ha completado y es la destrucción total de la muerte. Un día, los cristianos que murieron serán resucitados con cuerpos transformados al igual que los creyentes que estemos vivos en ese momento y seremos llevados por Cristo a su gloria eterna. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1 Tesalonicenses 4:16-17).
El plan de Dios es perfecto, y la redención de Jesucristo también lo es. Pronto nos uniremos al coro celestial para adorar al Rey de reyes y Señor de señores eternamente: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación.” (Apocalipsis 5:9).
Espero que estés listo para ese día. Jesús vendrá en las nubes a buscar a los que le recibieron como su Salvador, le aman y esperan su venida. No busques señales, ya están cumplidas. En cualquier momento, “en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” (1 Corintios 15:52). ¡Ven Señor Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 31 de julio, 2025
“La voz del Espíritu Santo”
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan 14:26).
El Espíritu Santo ha venido a morar en el corazón de todo aquel que ha recibido a Cristo como Salvador y Señor de su vida. Habita en nosotros con muchos propósitos y uno de ellos es hablar a nuestro espíritu.
Desde que el Espíritu Santo irrumpió en la Iglesia a partir de Hechos 2, ha sido notorio que Él habla permanentemente a los creyentes. No se expresa a través una voz audible a nuestros oídos, sino que es esa voz interior que debemos aprender a reconocer.
Presta atención a los siguientes pasajes bíblicos: “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan”. (Hch. 10:19). “Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar”. (Hch. 11:12). “Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. (Hch. 13:2). “Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles.” (Hch. 21:11). “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 2:7ª). El Espíritu Santo habla a todo aquel que le quiere oír.
Aprendemos a escuchar… escuchando. No se trata de tomar un curso, sino de desarrollar nuestros oídos espirituales a través de una comunión diaria con el Espíritu Santo. Él te hablará y nada de lo que te diga se contradecirá con la Palabra de Dios. Esto te servirá también para distinguir Su voz de otras voces.
Dedica suficiente tiempo a la comunión con el Espíritu Santo. Él no hablará con nadie que tenga prisa. Permítele enseñarte las cosas profundas y ocultas de Dios. Cuanto más nos rindamos a Él, más transformados seremos a imagen de Cristo, más dispuestos estaremos a llevar a cabo la voluntad de Dios y mejor equipados para servirle.
Ser guiados por el Espíritu Santo debe ser el estilo de vida de todo hijo de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 30 de julio, 2025
“Acallar nuestra alma”
“En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. Él solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré mucho”. Salmo 62:1-2.
¿Te has dado cuenta que los salmistas son totalmente sinceros cuando expresan lo que sienten? Ellos describen su estado de ánimo con muchos detalles, hablan sobre sus debilidades, pero también enfatizan su confianza en Dios a pesar de todo lo que les acontece.
David había aprendido a “acallar su alma”. La palabra acallar en hebreo es dumiyá que significa “estar en quietud; silenciosamente; estar quieto, tener confianza”. Muchas voces llegan a nuestros oídos físicos y espirituales y debemos silenciarlas para poder escuchar la única voz que necesitamos oír, la del Señor. Si hay una salida a una situación desesperante, una puerta abierta a un gran desafío, o una palabra de sabiduría para tomar una decisión, se encuentra exclusivamente en el Señor.
David se conocía muy bien, sabía que sus debilidades habían podido con él más de una vez, por eso dice: “No resbalaré mucho”. Tal vez estaba pensando que podía llegar a resbalar otra vez. La palabra resbalar en hebreo es mot que significa “oscilar, deslizarse, sacudir, caer, temblar, titubear”. Sin embargo, tres versículos más adelante su confianza empieza a crecer y declara: “Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré”. Ahora sí su fe está puesta totalmente en Dios.
¡Qué gran verdad para aplicar a nuestras vidas! Debemos aprender a acallar nuestra alma para escuchar al Señor y reposar en Él. Alguien dijo: “Dios puede lograr mucho más a través de un espíritu rendido, que nosotros en veinticuatro horas de actividad frenética”. Cuando somos capaces de eliminar toda distracción para poder enfocar nuestra atención en el Señor, entonces encontraremos el descanso y las respuestas que necesitamos.
“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza…” Isaías 30:15.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 29 de julio, 2025
“Cánticos de liberación”
“Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás”. Salmo 32:7.
¡Qué descanso trae a nuestra alma saber que hemos sido perdonados por Dios! Esta es la declaración de David en este salmo. Son muy bienaventurados aquellos que han sido justificados. Ahora sabemos que Dios puso nuestros pecados sobre Jesucristo en el Calvario y nos liberó del peso de la culpa.
David nos dice que Dios era su “refugio”. Esta palabra en hebreo es séter que significa “bajo cubierta, escondedero, esconder, oculto, rodear, secretamente”. Cuando los susurros maliciosos del diablo o recuerdos de nuestra vieja y pecaminosa historia vienen a nuestra mente, estamos escondidos, protegidos bajo la cubierta de la cruz. Ahora Dios ya no nos ve como injustos, sino como sus hijos. ¡Él mismo es nuestra protección!
Dios nos guarda de la angustia y otras veces en la angustia. Cuando enfrentamos situaciones difíciles o consecuencias de decisiones pasadas, Dios guarda nuestro corazón. El Espíritu Santo siempre tiene una palabra reconfortante, una promesa que aplica a nuestra situación que nos levanta y nos ayuda a seguir adelante.
Somos rodeados con cánticos de “liberación”. En hebreo esta palabra es palát que significa “librar, guardar, libertar, salvar, dar seguridad”. El Espíritu Santo nos envuelve no solo con pensamientos de justicia sino también con cánticos de alabanza. Muchas veces nos trae a memoria alguna canción que hemos aprendido en la iglesia que nos recuerda lo que Cristo hizo por nosotros. Cuando alabamos a Dios estamos recordando sus grandes obras. “¡Grande y Fuerte es nuestro Dios!” ¡Eres Todopoderoso, eres Grande y Majestuoso!” “¡Te doy gloria, gloria, a ti Jesús!”
Este Salmo termina así: “Alegraos en Jehová y gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.” (v. 11). Le alabamos y nos gozamos por la maravillosa seguridad que llena nuestro corazón: Somos hijos de Dios.
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 28 de julio, 2025
“La Fuente de todo bien”
“La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que las aves?” Lucas 12:23-24.
A mis vecinos les encanta colocar comederos en los árboles para que los pájaros vengan a sus jardines y patios. No estoy seguro que lo hagan por la preservación de la vida animal, sino más bien para disfrutar de los maravillosos colores de las aves y también de sus cantos.
En cierta ocasión me puse a observar los diferentes alimentos para aves que estaban a la venta. Me sorprendí de la cantidad de productos. Hay de todo para todos… excepto para cuervos. ¡Quién quisiera alimentar a los cuervos! No tienen bellos colores, su canto es irritante y destruyen los cultivos. Nadie quiere darles de comer. Bueno, nadie no… Dios sí. Él se encarga de que cada día tengan lo que necesitan. “¿Quién prepara al cuervo su alimento, cuando sus polluelos claman a Dios, y andan errantes por falta de comida?” (Job 38:41).
Jesús dijo específicamente que si Él cuida de los cuervos, ¡cómo no lo que hará con sus hijos amados! Para Dios somos extremadamente valiosos, tanto que envió a su Hijo a morir por nosotros.
Es cierto que tenemos la responsabilidad de trabajar para procurarnos nuestro sustento, sin embargo, Dios promete que suplirá lo que nos falte cuando atravesemos momentos difíciles. Nuestra verdadera seguridad está en el Señor. Ya sea que tengamos muchos o pocos, deberíamos estar tranquilos porque Él es nuestro proveedor.
Sin embargo, hay algo más importante que el alimento y el vestido. “La vida es más que la comida”. La palabra vida en griego es psyje que hace referencia al alma, allí donde está nuestra conciencia, voluntad, sentimientos, pensamientos. El alma es lo que Dios santifica diariamente para que nuestro carácter se parezca más al del Señor. Entonces debemos preocuparnos por alimentar primero la psyje. Un alma bien alimentada sabe pedir a Dios con fe y está confiada en su cuidado.
El principio fundamental sigue siendo el mismo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 27 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Mi vida en tus manos”
“En tu mano están mis tiempos…” Salmo 31:15.
Cuando David escribió este Salmo estaba pasando por grandes presiones.
La palabra hebrea usada aquí para tiempo es “et” que significa “años, hora, mientras, tarde”; pero también significa “época, estación, temporada”. David expresa que ya sean momentos o tiempos buenos, de paz y abundancia, o tiempos malos, de presiones e inestabilidad, todos están en las manos de Dios. ¡Qué declaración! David podía confiar que Dios estaba en control de su vida en cualquier temporada.
Todos pasamos tiempos difíciles, y la Palabra de Dios nos enseña a poner todo en las manos del Señor. Él es el único que sabe bien por lo que estamos atravesando, y también el que nos mostrará la salida. Mientras tanto, recordemos que Dios todo lo permite con propósito.
Las temporadas de escasez nos hacen buscar a Dios. Esos tiempos son los propicios para verle obrar milagros. Pero también habrá temporadas de abundancia donde deberemos saber administrar correctamente, ser generosos y ayudar a los necesitados.
El apóstol Pablo también nos enseña con su vida a estar preparados para todo tiempo: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:12-12). ¡El Señor era quien lo sostenía en todas sus temporadas!
¿Cómo definirías tu temporada actual? ¿Estás seguro que has puesto este tiempo en las manos del Señor?
Aférrate a la realidad de que tú y las temporadas cambiarán, pero Dios siempre será el mismo. Eso significa que no te fallará. El Señor jamás se olvidará de ti, está a tu lado siempre. ¡Grande es su fidelidad!
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 25 de julio, 2025
“Ejemplo de servicio”
“De los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hanani, Eliata, Gidalti, Romanti-ezer, Josbecasa, Maloti, Hotir y Mahaziot…Y todos éstos estaban bajo la dirección de su padre en la música, en la casa de Jehová, con címbalos, salterios y arpas, para el ministerio del templo de Dios.” 1 Crónicas 25:3.
Lamentablemente muchos se saltean las genealogías de la Biblia porque no ven su propósito. En el versículo citado tenemos un buen ejemplo para darnos cuenta de su importancia. Se menciona a Hemán y aparecen los nombres de sus catorce hijos. Si prestamos atención, descubriremos por qué Dios decidió incluirlos en la Biblia.
Tal vez te sorprenda saber quién es Hemán. Su padre se llamaba Joel y su abuelo… ¡Samuel! (1 Cr. 6:33). ¡Quién no conoce al profeta que ungió a David para ser rey! Lo cierto es que este nieto podría haber vivido a la sombra de la gran figura de su abuelo, pero lo que Hemán recibió desde niño lo llevó a amar a Dios y a decidir servirle con entusiasmo y excelencia.
Lo llamativo es que tuvo ¡catorce hijos y tres hijas! Si tú estás preocupado por uno o dos, imagínate lo que fue criar a 17. A pesar del desafío, este levita tomó tiempo para enseñarles música a sus hijos, un instrumento a cada uno, y los ensambló para formar una orquesta. ¡Debería sonar muy bien la “Heman’s Sons Band”! Ministraban en la presencia de Dios y lo hacían con excelencia. Esa era la medida para servir en el Templo en los tiempos de David. Nadie que no tuviera pasión por el Señor pasaba el umbral de la casa de Dios.
La historia de Hemán debe motivarnos a ser responsables de la parte que nos toca: Llevar a nuestros hijos a los pies de Cristo para que tengan una fuerte y viva relación con Él y anhelen servirle.
Si todavía no eres padre o madre, prepárate. Si lo eres, no te canses de sembrar en la vida de tus hijos. Motívalos a amar y a tener experiencias reales con Jesucristo. No estás solo, el Espíritu Santo te dará sabiduría, paciencia, discernimiento y autoridad.
¡Qué tus hijos puedan ver en ti, el privilegio y el gozo de servir al Señor!
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 24 de julio, 2025
“Inmutables promesas”
“Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.” Hebreos 6:17-18.
De todos los atributos de Dios, en el libro de Hebreos se señala su inmutabilidad. Esta palabra en griego significa “que no puede ser cambiado o alterado”. Nadie ni nada puede cambiar a Dios. Él es eterno, sabio, misericordioso, fiel, justo, santo, amoroso, bondadoso, fiel, y lo seguirá siendo por la eternidad.
Hay “dos cosas inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta”, sus promesas y su juramento de cumplirlas. La palabra promesa en griego es epangelía que significa “anuncio de algo que vendrá; asentimiento, seguridad divina de algo bueno”. Cuando Dios declara que algo va a suceder, sucederá. Todo lo que ha establecido desde la eternidad se cumplirá al pie de la letra. ¡Qué seguridad y descanso es saber que es imposible que Dios mienta!
Alguien contó las promesas que Dios dejó registradas en la Biblia y según sus cálculos, hay 3573. Cuántas ¿no? Pero realmente no me moviliza la cantidad exacta de promesas que pueda haber, mi mayor anhelo es que se cumplan en mi vida, en mi familia y en cada hijo de Dios.
Cuando leemos la Palabra esperando que el Señor nos hable, el Espíritu Santo nos mostrará esas promesas y nos dará convicción de que se han escrito para nosotros. La fe sólida se establece al estudiar y creer lo que Dios nos dice. Según Hebreos, eso nos da un “fortísimo consuelo” para mantenernos unidos a Cristo, nuestra esperanza.
Vivimos en un mundo caracterizado por el cambio; nosotros mismos cambiamos, pero el Señor sigue siendo el mismo. Podemos confiar en Él porque su Palabra nos confirma su inmutabilidad. Recuerda: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (Hebreos 13:8). ¡Aleluya! ¡Dios nunca ha cambiado y seguirá interviniendo en nuestras vidas!
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 23 de julio, 2025
“Devoción incomprendida”
“Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino. Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Jehová. No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora. Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho”. 1 Samuel 1:12-17.
No todo el mundo entenderá nuestra relación con el Señor. Algunos pueden juzgarnos mal o llegar a conclusiones desacertadas por sus ideas preconcebidas, estereotipos o la opinión o presión de la mayoría. Le pasó a Ana, la madre de Samuel. Mientras estaba en el santuario, se retiró a un lugar apartado para orar. Ella anhelaba tener un hijo. Su clamor era profundo, su oración estaba cargada de angustia debido a su esterilidad, pero no se oían sus palabras, solo movía los labios. Entonces el sumo sacerdote, al verla, sacó una conclusión apresurada: “Está ebria”. Sin duda habló sin ninguna guía de Dios.
¿Qué hubiéramos contestado si estuviésemos en el lugar de Ana? Ella actuó con humildad y mansedumbre, explicándole a Elí lo que le estaba ocurriendo. Al fin, su oración fue contestada, tuvo a hijo Samuel y se lo entregó al mismo sumo sacerdote que hacía un tiempo la había confundido con una ebria.
Nosotros también podemos enfrentarnos a personas que nos juzguen de manera equivocada. Tenemos que saber que no todos comprenderán nuestro amor y devoción al Señor, nuestros anhelos espirituales más elevados, nuestras peticiones más intensas. “No saben ni entienden; porque cerrados están sus ojos para no ver, y su corazón para no entender”. Isaías 44:18.
No dejes de orar por lo que digan los demás. No cambies tu devoción para ser aceptado por otros que no están conectados con el Señor. Sigue creciendo en la verdad. Derrama tu corazón en su presencia y no dejes de creer. Si te aferras y confías en lo que Dios te ha dicho, podrás ver las respuestas a muchas de tus peticiones para la gloria del Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 22 de julio, 2025
“La barrera de la mitad”
“Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar… Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra.” Nehemías 4:6,10-11.
El trabajo iba maravillosamente bien, todos trabajaban con mucho ánimo, energía y entusiasmo… pero al llegar a la mitad de la construcción, se detuvieron. Los trabajadores comenzaron a pensar en lo que les faltaba hacer y se desanimaron.
A todos nos puede pasar que lleguemos a la “barrera de la mitad” y en lugar de ver lo que logramos con la ayuda de Dios, ponemos la atención en lo que nos falta y dejamos de esforzarnos y creer.
Cuando el pueblo estaba construyendo el muro, los enemigos comenzaron a desanimarlos, a burlarse de ellos, a decirles que era muy complicado terminar la obra y también peligroso. ¡Menos mal que estaba Nehemías, el líder que siempre veía el vaso medio lleno! Él se movía con fe, valor y determinación, y sabía que Dios les daría los recursos y las fuerzas para completar la obra. “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible”, le decía al pueblo. A partir de ese momento, los trabajadores volvieron a construir hasta que terminaron el muro.
Cada vez que nos proponemos “edificar”, ya sea nuestra vida, a nuestra familia, iglesia, amigos, vecinos, y familiares, el diablo, enemigo de Dios y de su pueblo, busca desanimarnos para que dejemos todo a medias. Nehemías sabía esto y no estuvo dispuesto a aceptar las amenazas de sus enemigos, ni las quejas del pueblo y les animó a trabajar. La historia nos dice que el muro se construyó en 52 días y los enemigos no pudieron entrar más a Jerusalén porque estaba protegida.
Si estás enfrentando tu propia “barrera de la mitad”, recuerda todo lo que Dios ha hecho hasta aquí por ti, sus intervenciones, sus milagros, su ayuda, su fidelidad. Ahora levántate y termina lo que empezaste. Aprópiate de las palabras de Nehemías: “El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos”. (Nehemías 2:20). ¡Toma nuevas fuerzas y sigue adelante!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 21 de julio, 2025
“Levanta tus ojos al cielo”
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. Salmo 73:25-26.
Asaf era un adorador permanente en Jerusalén. No se había ofrecido como voluntario para estar en el ministerio de alabanza y adoración, sino que estaba consagrado y dedicado al servicio del Señor todos los días de su vida. Sin embargo, como hombre, tenía debilidades y temores.
Debemos estar agradecidos con Asaf por ser tan sincero al hablar de sus sentimientos. En este Salmo menciona que muchas veces su cuerpo y su alma parecían “desfallecer”. Esta palabra en hebreo es kalá que significa “acabar, cesar, decaer, desmayar, desvanecer, marchitar, secar”. Muchas veces se sintió frustrado por lo que veía y fue impactado física y emocionalmente. Sin embargo, volvía a levantarse porque amaba a Dios más que a nada. Para el salmista su bien era estar cerca del Señor.
De él también podemos aprender que nuestra mirada debe elevarse a los cielos. Si solo miramos las circunstancias que nos presionan, el diablo ganará ventaja. Recordemos que Satanás busca debilitarnos para tener oportunidad de dañarnos.
También el escritor del Salmo 121 nos dice que debemos alzar nuestros ojos al cielo cuando nos sentimos desfallecer: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”. (vs.1-2). Su ayuda no vendría de los “montes”, sino del que creó los montes y todo lo que hay en el cielo y en la tierra.
Si te sientes decaído, puede ser que ni siquiera tengas fuerzas para susurrar una oración, pero aunque no puedas pronunciar una palabra, te animo a levantar tus ojos al cielo y hablarle a Jesús en tu espíritu. Solo dile: “Señor, ayúdame. Esto es demasiado para mí. No puedo hacer nada excepto poner mi fe en ti. Confío que vendrás en mi ayuda”.
Asaf termina el Salmo 73 con estas palabras: “Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza…” (v.28).
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 20 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Muchos días sin orar”
“Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez.” Jonás 2:1.
Jonás era un hombre de Dios, comprometido con predicar la Palabra, pero cuando supo que por su predicación sus enemigos podían arrepentirse y librarse del castigo, hizo su maleta y viajó en sentido contrario a su llamado.
Conocemos la historia. Durante su viaje se levantó una gran tempestad y el capitán del barco lo fue a buscar para que orara. Pero cómo iba a orar… si sabía que lo que estaba sucediendo era su culpa por intentar huir de Dios. Finalmente pidió que lo arrojaran al mar para que la tormenta se aquietara. Seguro pensó que ya no tendría que preocuparse por lo que Dios le había encomendado. Pero no fue así…
Jonás pasó tres días y tres noches en el vientre del pez (Jonás 1:18) sin orar… Recién al final del tercer día reaccionó y decidió hablar con Dios. El capítulo 2 registra la oración de Jonás.
Todos podemos tener la actitud de Jonás en ciertas circunstancias. Creemos que si dejamos de orar el Señor se dará cuenta de que estamos enojados por no responder a lo que le pedimos y así quizás “reaccione y cambie de opinión”. ¿En serio? Si quienes necesitan la oración somos nosotros no Dios. Alejarnos del Señor es perder totalmente el rumbo.
Otras veces dejamos de orar porque hemos desobedecido a Dios y creemos que hasta no “pagar” por nuestro error e intentar arreglar las cosas por nuestra cuenta, no podemos ir a su presencia. Pero Dios es claro en su Palabra: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9).
A pesar de nuestros errores, Dios no puede dejar de amarnos, no puede dejar de ser fiel, es parte de su misma naturaleza. “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.” (2 Ti. 2:13). Por eso nos busca, y si es necesario envía alguna “tempestad” para hacernos reaccionar.
Si te sientes distanciado de Dios, no des más vueltas, solo vuelve a Él. El Señor te está esperando. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” (Apocalipsis 3:20).
Él es paciente y persiste en su intento de llegar a nosotros. ¿Le abrirás la puerta de tu corazón?
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 18 de julio, 2025
“En días de adversidad”
“¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare?” Salmo 49:5.
Hay días que quisiéramos que nunca lleguen. Preferimos escondernos, irnos al otro extremo del mundo y no tener que lidiar con los problemas que se avecinan o desafíos que parecen superarnos. A esos días el salmista los define como “de adversidad”. En hebreo es la palabra rah que se traduce primeramente como “malo”, sin embargo tiene muchas acepciones que detallan como pueden ser esos días: “Aflicción, agravio, calamidad, calumnia, desastre, desgracia, difícil, doloroso, duro, fastidioso, injusto, malestar, malicia, molesto, penoso, terrible, triste”. Creo que todos hemos pasado algún “día de adversidad”, pero ¿cómo lo afrontamos?
A los días de adversidad hay que enfrentarlos en oración. Dios puede mostrarnos el propósito por el cual enfrentamos esa época difícil y la salida que tiene preparada. “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33:3).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con fe. El salmista se pregunta: ¿Por qué he de temer? No está diciendo que tiene temor, sino que se dice a sí mismo: “No tienes por qué sentir miedo. ¡Vives bajo el cuidado de Dios! Cuántas veces el Señor intervino en una situación que parecía no tener solución.
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con valentía. Son días que sirven para saber cómo está nuestra fe, nuestra dependencia, nuestro sometimiento a los propósitos perfectos de Dios. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. (2 Timoteo 1:7).
A los días de adversidad hay que enfrentarlos con el poder del Espíritu Santo. Todos los recursos que necesitamos para vencer vienen de Él. “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Zacarías 4:6)
Recuerda que hemos sido redimidos por Cristo, le pertenecemos a Él y ha prometido estar con nosotros todos los días. Nuestras vidas están en sus manos. “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza”. (Salmo 62:5).
Pastor Pablo Giovanini
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Juves 17 de julio, 2025
“Una generación que conozca a Dios”
“Y murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová… Y murió también toda esa generación, y se reunió con sus antepasados. Después de ellos vino otra generación que no conocía a Dios, ni sabía lo que había hecho por Israel.” Jueces 2:8-10.
¡Qué triste comienzo en Canaán! Había que consolidar y extender la conquista y la generación que le seguía a Josué no había visto las obras poderosas que Dios había hecho por su pueblo, y tampoco lo buscaron para conocerlo.
Fundamentalmente el propósito de incluir relatos como estos en la Biblia es dejarnos saber lo que sucede cuando no sembramos en nuestros hijos la Palabra de Dios, cuando no los motivamos a tener una relación viva con el Señor y no les damos ejemplo ni los acompañamos a dar sus primeros pasos hacia Dios.
Nuestro mundo está desenfrenándose a pasos agigantados. Los agentes educativos que en otro tiempo compartían la responsabilidad, junto con la familia, de enseñar y reforzar los valores éticos y morales, hoy, en su gran mayoría, son los promotores de un nuevo concepto de libertad y tolerancia que va directamente en contra de todo principio establecido por Dios. Incluso los padres se ven amenazados cuando intentan hacer prevalecer los valores cristianos que enseñan a sus hijos. No hace falta ser profeta para decir que la próxima generación tendrá que luchar intensamente para mantenerse firme en la fe.
¿Qué anhelamos para nuestros hijos? ¿Qué valores le estamos transmitiendo a la próxima generación? ¿Tenemos claro que si ellos no son capaces de conocer al Señor estarán perdidos? Nuestros niños, adolescentes y jóvenes necesitan experimentar a Dios. No alcanza con relatarles historias bíblicas, deben probar en sus propias vidas el poder de Dios. Si ellos no lo ven primero en nosotros, nunca lo anhelarán.
Debemos volver al tiempo de oración en familia; la lectura de la Biblia debe formar parte de las actividades diarias; y tener conversaciones espirituales que nos motiven a crecer debería ser algo normal. Observa las palabras que Pablo le habla a Timoteo como si fuera un padre conversando con su hijo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza… ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti… Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas…” (1 Timoteo 4:12-15).
Es hora de levantarnos y hacer la parte que nos toca. No importa si todavía no eres padre o madre, puedes prepararte para los próximos años o animar a otros que ya lo son para que actúen con responsabilidad cristiana.
Nunca olvidemos que lo que sembramos eso es lo que vamos a cosechar. No dejemos de sembrar, “pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos.” (Gálatas 6:9).
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 16 de julio, 2025
“Mirar a Dios”
“Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados.” Salmo 34:5.
Este salmo fue escrito por David después de haber experimentado el cuidado de Dios en medio de los filisteos. Su relato nos detalla cómo intervino Dios de manera poderosa cuando él decidió poner su confianza en el Señor.
Mirar a Jesús no es un evento único. Hebreos nos dice que debemos hacerlo constantemente: “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”. (Hebreos 12:2-3). Para perseverar, no cansarnos ni desmayar, debemos mantener nuestra mirada en Cristo.
En la práctica significa cambiar nuestro enfoque. En lugar de poner la mirada en las personas que nos prometieron ayuda, en las circunstancias para ver si son favorables, en los recursos que tenemos disponibles, o en nuestras propias capacidades y experiencia, es mirar con fe al Señor y recordar quién es Él.
Cuando ponemos nuestra mirada en el Señor nuestros rostros se iluminan, cambia nuestro semblante.
Cuando la carga se va de nuestra mente y corazón, cuando nos sentimos seguros en Dios, esto se refleja en nuestra apariencia. Los demás pueden ver esperanza y paz en nuestro rostro.
Nadie que haya confiado en Dios puede lamentarse de ello, ninguna persona que decida poner toda su confianza en el Todopoderoso podrá llegar a sentirse defraudado o avergonzado. David sabía que Dios jamás abandonaría a aquel que confía en Él. Dios sería su ayudador y le haría justicia a su tiempo.
Levanta tu mirada a Aquel que está sentado en su trono; al que todo lo sabe y todo lo puede, y descansa en su amor y cuidado.
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 15 de julio, 2025
“Libres de maldición”
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” Gálatas 3:13-14.
El sacrificio de Jesús en la cruz fue perfecto. Esto significa que no debemos añadirle acciones de ningún tipo a su obra redentora. ¡Todo lo que necesitábamos para ser salvos ya fue provisto por Jesucristo! No hay nada que completar. ¡Aleluya!
Para muchos este concepto bíblico está claro en la teoría, pero en la práctica se contradicen. La culpa, la vergüenza y el temor nos pueden jugar una mala pasada y podemos terminar creyendo las mentiras con las que Satanás busca esclavizarnos espiritualmente.
En la mayoría de las culturas hispanas, la consulta a brujos, santeros, médiums, parece ser normal. Muchos se acercan a estas personas para que les ayuden con problemas de salud, relaciones rotas, venganzas, deshacer maldiciones generacionales, entre otras cosas. El diablo, el dios de este siglo, ha cegado el entendimiento de la gente para que crean más en cuestiones esotéricas que en la Palabra de Dios. Incluso muchos cristianos son capaces de leer el horóscopo para saber cómo les irá en el día… y después leen la Biblia. Ay…
Haber vivido en estos ambientes ha condicionado la fe de muchos cristianos, y aunque creen que Jesús tiene poder para salvar, piensan que ciertas historias de su pasado relacionadas con la hechicería y maldiciones, siguen siendo parte de su vida. Frente a semejante mentira del infierno, debemos recordar el pasaje con el comenzamos. Cristo murió en la cruz para llevarse toda maldición sobre Él, y esta fue una obra perfecta y completa. No hay ningún mal que la cruz no haya podido cancelar. Toda persona es libre desde el mismo momento que acepta a Cristo como su Salvador y Señor. Ya no hay lugar para el enemigo porque el Espíritu Santo viene a hacer morada en ella. “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, le guarda y el maligno no le toca.” (1 Juan 5:18).
No permitas que Satanás y sus demonios te hagan dudar del sacrificio perfecto de Jesús en la cruz. No permitas que aquellos que distorsionan la Palabra Dios con el fin de manipularte te mantengan esclavizado. Pablo nos exhorta: “Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” (1 Corintios 7:23). El apóstol no está hablando de la esclavitud literal sino espiritual. Y otra vez: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” (Gálatas 5:1).
Toma tiempo para alabar, adorar y agradecer al Señor por su sacrificio perfecto, porque te ha redimido, se llevó toda tu culpa, tu vergüenza, tus temores y te ha hecho una nueva criatura. ¡Bendito sea Jesús!
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 14 de julio, 2025
“Insondables e inescrutables caminos”
“¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Romanos 11:33.
Si no pusiéramos la cita a estas palabras, seguramente pensaríamos que se trata de un salmo de David, pero son palabras del apóstol Pablo. A través de ellas el apóstol alaba a Dios por la perfección de sus planes eternos.
Los caminos de Dios son “inescrutables”, significa que no pueden ser comprendidos plenamente por el ser humano. Aun así, cuando pasamos por experiencias difíciles de explicar y no llegamos a entenderlas plenamente, nuestra fe nos dice que Dios sabe lo que está haciendo. Él no actúa de manera arbitraria, sino que gobierna nuestras vidas con perfecta sabiduría, justicia y amor.
Cuando leemos las historias de hombres y mujeres como Abraham, Moisés, José, Ester, Rut, Elías, Daniel, Pablo y tantos otros que aceptaron ser guiados por Dios, aun cuando atravesaron circunstancias que en principio fueron difíciles de entender, se rindieron al Señor y siguieron confiando y alabándole.
Ahora nosotros leemos sus historias y no tenemos ninguna duda acerca de lo perfecto que fueron los planes y propósitos de Dios. No hubo ningún error. Como tampoco hay equivocación en lo que Dios está haciendo con tu vida y con la mía aunque a veces no lo entendamos.
En Isaías 55:8-11 Dios mismo nos dice: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen germinar y producir…así también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié”.
Teniendo en cuenta que Dios quiere lo mejor para sus hijos, descansemos en su sabiduría, misericordia y amor infinitos. Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 13 de julio, 2025
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“El Dios de la gloria”
“Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré”. Hechos 7:2-3.
¿Qué anhelamos, la gloria de Dios o al Dios de la gloria? Esteban lo tenía muy claro. Cuando hace referencia a nuestro Señor, él lo llama “el Dios de la gloria”.
Israel fue impactado, movido, sostenido y maravillado por la gloria de Dios. La habían visto manifestada desde que salieron de Egipto a través de acciones sobrenaturales. Las diez plagas marcaron la diferencia entre ellos y los paganos. Vieron el mar Rojo abrirse de manera poderosa, lo mismo que el Jordán, para entrar a la tierra prometida. Caminaron por cuarenta años bajo una nube de gloria que les servía de sombra de día y fuego de noche. Fueron testigos de su manifestación en el tabernáculo y luego en el Templo. Ningún israelita quedó indiferente ante la manifestación de la gloria de Dios.
Incluso el apóstol Pablo hace alusión de esa gloria al mencionar los privilegios que había recibido Israel y aun así le desobedecían y rechazaban permanentemente. “Ellos son el pueblo de Israel, de ellos son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas.” (Romanos 9:4). Estaban tan enfocados en la gloria de Dios que olvidaron al Dios de la gloria.
Pero Esteban era diferente. Había conocido a Dios a través de Jesucristo. Relacionarse diariamente con Él hizo que su gloria sea simplemente una consecuencia, un reflejo de esa relación profunda. Esto fue tan evidente que cuando Esteban comenzó a hablar a los miembros del concilio, todos “vieron su rostro como el rostro de un ángel.” (Hechos 6:15). Al terminar su discurso: “Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (v. 55). Allí estaba Jesús, esperándolo con los brazos abiertos mientras lo apedreaban. ¡Dios lo recibió en su misma gloria!
Y nosotros, ¿anhelamos solo ver su gloria de vez en cuando, o nuestra pasión es conocer a Cristo? ¿Nos conformamos con los milagros de Dios o anhelamos ver al Dios de los milagros? ¿Buscamos las añadiduras del Reino de Dios y su justicia, o queremos encuentros diarios con el Rey de los cielos? Es cuestión de prioridades.
Hoy podemos cambiar nuestra perspectiva y enfocarnos verdaderamente en la persona de Jesucristo para construir una relación más profunda con Él. Que podamos decir como el apóstol Pablo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. (Filipenses 3:8).
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 11 de julio, 2025
“Ora hasta que algo suceda”
“Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.” 1 Reyes 17:21-22.
Elías pasó los tres años de la sequía que profetizó en la casa de una viuda y su hijo. Seguramente, el tiempo compartido, fomentó un ambiente familiar en la casa, por eso no resulta difícil imaginar lo que sintió cuando el muchacho se enfermó gravemente y murió.
¿Qué pensamientos habrán pasado por la mente de Elías en ese momento? ¿Qué pensaríamos nosotros? ¿Por qué Dios permite una situación tan dramática cuando esa viuda estaba dando hospedaje a un siervo de Dios? ¿Ya no se podía hacer nada? No para Elías. Él tomó el cuerpo del muchacho y lo llevó a su aposento. Allí comenzó a orar a Dios: “Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?” (v. 20). No puede ser. Entonces Elías clamó a Dios para que le devolviera la vida.
Dios no respondió a la primera oración. Elías se tendió sobre el muchacho una vez y no sucedió nada. Habrá sido extraño para él, ya que al orar por lluvia, llovió y cuando pidió que cayera fuego del cielo Dios lo envió inmediatamente. Pero en este caso no tuvo respuesta a la primera vez... Entonces lo intentó por segunda vez y tampoco sucedió nada. Una tercera vez, y al fin el muchacho revivió.
Muchas veces Dios quiere ver constancia en nuestra oración, por eso, si dejamos de orar después de hacerlo solo una vez, es muy posible que la respuesta no llegue. Podemos recordar la parábola de la viuda y el juez injusto que Jesús contó “sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1). Al finalizar esta parábola el Señor nos deja esta enseñanza: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia.” (Lucas 18:7-8). Por eso también el apóstol Pablo nos exhorta a ser “constantes en la oración” (Ro. 12:12).
No renuncies a tus peticiones si no son respondidas inmediatamente. Persiste en orar; clama una y otra vez, hasta que el Señor te responda. “Yo amo al Señor porque él me escucha, porque oye mi voz cargada de súplicas. El Señor se digna escucharme; por eso lo invocaré mientras viva”. (Salmo 116:1-2).
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 10 de julio, 2025
“Aquí estoy, dando vueltas”
“Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda.” Jeremías 18:3.
El alfarero trabaja sobre una rueda, un plato giratorio que le permite crear diferentes vasijas. Si personificáramos al barro, quizás le escucharíamos decir:
“Aquí estoy, dando vueltas. Creo que es la vuelta número setenta y cinco y no tengo forma, sigo siendo el mismo barro amasado por el maestro, solo que estoy más mojado, más blando, más dúctil… pero no mucho más. ¿Tantas vueltas para esto? ¿Solo para ser más manejable? Aunque parece que ahora puede darme alguna forma. Bueno, sigo dando vueltas…
Ya pasó la vuelta ciento cinco, ciento seis, y ahora el alfarero está apretándome, demasiado fuerte para mi gusto. ¡Me está haciendo un agujero! Ay… Vuelta ciento cincuenta. Parece que el agujero es para darme altura y ser capaz de contener algo.
Vuelta doscientos. ¿Tantas vueltas? ¿No habría sido más sencillo formarme en la vuelta veinte? Empiezo a descubrir que el alfarero disfruta teniéndome en sus manos, moldeándome, diseñándome. Puedo ver su sonrisa de satisfacción. ¿Será que el propósito de su trabajo sobre mí es agradarle o será el producto terminado? Hmmm, parece que son las dos cosas…
Vuelta trescientos. ¡Recién me doy cuenta que hay un espejo detrás del alfarero! Puedo verme en él. ¡Pero si ya tengo forma! Soy un hermoso jarrón. Wow… no sabía que para esto había que dar tantas vueltas.
Ahora el alfarero me toma en sus manos con cuidado y me lleva a un lugar especial… ¡Debe ser la sala más agradable de su taller! Me acerca a una caja extraña, abre una puerta, y me mete adentro… ¡un horno de fuego! Ay…
Uf, uf, ya salí de allí y ahora el alfarero comienza a decorarme; hace dibujos muy delicados y los pinta con pinturas especiales. ¡Qué diseño!
Una vez que se secó la pintura, me envolvió en un hermoso papel y me llevó afuera del taller donde me entregó a una persona que estaba sentada en una silla de ruedas. Pude ver su cara de felicidad. Entonces se acercó alguien, me llenó de agua y puso en mi interior flores frescas. Ahora estoy al lado de esta abuela, viéndola sonreír diariamente. Aunque seguramente disfruta más de las flores que de mí, yo me siento satisfecho porque estoy cumpliendo la misión con la que me hizo mi creador”.
¿Y qué tal tú? ¿Sabes que estás siendo diseñado por el Gran Alfarero? No sé por qué vuelta vas, pero ninguna es en vano. Todo el proceso tiene el propósito de agradar a Dios. Quizás todavía no veas una forma definida, pero no desesperes, Dios tiene un diseño eterno para tu vida. Mientras tanto, disfruta de estar en las manos del Maestro Eterno. ¿Puedes decir como el salmista “el Señor cumplirá su propósito en mi”?
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 9 de julio, 2025
“Remando con gran fatiga”
“Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.” Marcos 6:48.
Las intervenciones sobrenaturales de Dios se hacen patentes cuando sus hijos están pasando por necesidades. Así sucedió en esta historia. El milagro fue extraordinario: ¡Jesús caminó sobre el agua!
Los apóstoles llevaban bastante tiempo remando con el viento en contra. El Señor les había pedido que cruzaran al otro lado, pero sus esfuerzos parecían inútiles. El viento soplaba más reciamente, a tal punto que parecían estancados en medio de la tormenta. Sin embargo, es importante notar, que no retrocedieron.
Marcos dice que Jesús los vio, espiritualmente, que remaban con “gran fatiga”. Esta palabra en griego es basanízo que significa “afligido, atormentado, azotado, agobiado, sentirse torturado”. El sentimiento de los discípulos no era tanto de preocupación sino de agobio y frustración por no poder avanzar ni un milímetro. Imagínatelos: “¡Agarren los baldes, saquen más agua!” Y parecía que había más agua adentro del barco que afuera. “¡Bajen las velas, atenla al mástil!” Pero todos los aparejos parecían flamear como banderas en la tempestad. Todas sus habilidades y experiencias marítimas no les estaban ayudando en nada. Estaban parados, estáticos, estancados, y eso era muy frustrante.
¿Te sientes así, como los discípulos en medio de la tormenta? ¿Estás pasando por situaciones difíciles y nada parece avanzar? ¿Te sientes estancado, inmóvil, paralizado por la situación? Quizás tú también te estés sintiendo un poco “basanízo”. Jesús te entiende, sabe cómo te sientes, pero no se quedará solo con comprenderte, ¡Él intervendrá a tu favor! Jesús es capaz de caminar sobre el agua para ir a ayudarte.
El Maestro llegó en el momento justo para ayudar a sus discípulos. De pronto… ¡se adelantó! ¿A dónde va Jesús? ¿Nos dejará solos? Por supuesto que no. Jesús se subió al barco y calmó la tempestad en un segundo. ¡Aleluya! Él nunca llega tarde, sus tiempos son perfectos y sigue cumpliendo sus propósitos en medio de nuestras tormentas.
Jesús tiene el control de cualquier tempestad y si clamas a Él se asegurará de que llegues a puerto seguro. ¡Anticipa tu milagro!
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 8 de julio, 2025
“Lugares más altos”
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” Mateo 17:1-2.
Jesús jamás hizo acepción de personas, pero hubo eventos en los que solo participaron Pedro, Jacobo y Juan. ¿Por qué? Porque ellos querían más. Deseaban conocer más al Señor, experimentarlo más, recibir todo lo que Jesús quería darles. El Señor no hizo la diferencia, ellos la hicieron con respecto al resto de los discípulos. Aprendemos entonces que el que busca más, recibe más.
A estos buscadores de todo lo que podían recibir de Dios, el Señor se les revela de una manera especial, única. Eso fue lo que sucedió en aquel monte alto. Literalmente el versículo dice que Jesús los “llevó”. Esta palabra en griego es anafero y significa “conducir a personas a un lugar más elevado”. Interesante. Para experimentar la gloria de Dios debemos ser conducidos a lugares más altos, espiritualmente hablando.
¿Por qué algunos escuchan la voz del Espíritu Santo y otros no? ¿Por qué son pocos los que se atreven a creer toda la Palabra de Dios? ¿A qué se debe que no son muchos los que tienen experiencias extraordinarias en Su presencia? ¿Acaso Dios hace acepción de personas? No, nunca. Los que buscan más, reciben más. Pertenecen al grupo de los buscadores incansables de la plenitud de Dios, los que no se conforman con un cristianismo nominal, los que están dispuestos a vender todo por la perla de gran precio, los que se atreven a dar unos pasos sobre el agua mientras los demás miran.
A ellos Jesús los conduce a lugares más altos; más allá de aquellos que se conforman solo con los panes y los peces, más allá de los que hacen oraciones solo cuando tiene alguna necesidad. Son a los que tienen hambre de Él a quienes se manifiesta con poder y tiene una mayor intimidad con Dios.
Dios sigue buscando hombres y mujeres que anhelen más de Él, que quieran seguir creciendo. A ellos les dará a conocer su poder y su gloria. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová.” Jer. 29:12-14a.
¿Eres uno de ellos?
Pastor Pablo Giovanini
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Lunes 7 de julio, 2025
“¿Quién quita la piedra?”
“Dijo Jesús: ‘Quiten la piedra’. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: ‘Señor, hiede ya, pues ha estado allí cuatro días’. Jesús le dijo: ‘¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios’?” Juan 11:39-40.
Marta conocía muy bien la Palabra de Dios, incluyendo la escatología. Podía decir con toda convicción que su hermano Lázaro iba a resucitar… en el día postrero.
¿Qué le pasó a Marta? Ella estaba segura que no había nada imposible para Jesús. De hecho, momentos antes le había dicho: “Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” (v. 27). Pero ahora estaba frente al sepulcro de Lázaro.
Entonces el Señor da esta orden: “¡Quiten la piedra!”. ¿Qué…? “Señor, hiede ya, pues ha estado allí cuatro días. Podría haber sucedido durante las primeras horas de su muerte, pero ya lleva cuatro días en el sepulcro… Creo que es mejor dejar todo como está…”
Muchos conocen lo que dice la Biblia acerca del poder ilimitado de Dios y hasta lo alaban por ser el Todopoderoso, pero otra cosa es creer que puede actuar aquí y ahora.
Jesús nunca nos pone frente a una situación que solo puede resolverse mediante un milagro si no tiene algo entre manos. A Marta debió decirle: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Era importante que recordara todo lo que había escuchado de Jesús, pero era aún más importante que lo creyera, porque la fe es la clave para ver a Dios moverse de manera sobrenatural.
Muchos quieren “ver para creer”, pero Jesús dice que “si crees, verás”. Con esto el Señor enfatiza una vez más la importancia de la fe. Por eso, el que tiene fe es el que corre primero para quitar la piedra. La fe verdadera aplica la Palabra de Dios en el mismo momento de la necesidad, no espera.
Todos conocemos el final de la historia. El Señor resucitó a Lázaro ¡porque no hay nada imposible para Dios!
¿Qué milagro hará el Señor en ti hoy? Atrévete y quita tu piedra.
Pastor Pablo Giovanini
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Domingo 6 de julio, 2025
Puedes ver el sermón del domingo a partir de las 11 am haciendo click aquí.
“Cuando las cebollas te hacen llorar”
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos”. Números 11:4-5.
Es cierto que las cebollas te hacen llorar cuando las pelas, pero en este caso, las cebollas hacían llorar al pueblo de Israel porque las extrañaban. Increíble. No lloraban solo por las cebollas, sino también por la carne, el pescado, los pepinos, los melones, los puerros, los ajos… ¡Por todo el supermercado!
Los descendientes de Jacob habían sido libres de la esclavitud egipcia, llamado “el horno de hierro” (Dt. 4:20). Después de más de cuatrocientos años bajo el régimen del Faraón, Dios los hizo libres haciendo milagros extraordinarios. Además, se ocupó de que no les faltara nada. Cada día caía del cielo el pan que necesitaban. No tenían que cosechar trigo, ni molerlo, ni amasar, ni cocinar. Solo ir a las “panaderías del desierto” y retirar el pan gratis. Sin embargo, después de varios días, comenzaron a quejarse.
Los viejos recuerdos nos pueden jugar una mala pasada. El pueblo hebreo dijo “nos acordamos” de lo que comíamos en Egipto… ¡y adiós al espíritu de alabanza! ¿Puedes imaginarlos llorando por la comida? ¡Qué rápido olvidaron la esclavitud, las angustias, los dolores, el sufrimiento!
A veces nos parecemos bastante a los israelitas a la hora de olvidar lo que Dios hizo por nosotros. Nos acostumbramos tanto a sus bendiciones que nos olvidamos que antes de conocer a Cristo vivíamos bajo la esclavitud del pecado y estábamos siendo conducidos por el diablo a la condenación eterna. Somos engañados con demasiada facilidad por el enemigo, y llegamos a pensar que los pecadores son “más bendecidos” que nosotros…
No olvidemos que los que añoraron demasiado su vieja vida sufrieron las consecuencias. Miles de ellos perecieron en el desierto por no poner su mirada en el Señor. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Ro. 15:4a). Debemos reaccionar a tiempo y recordar de dónde nos sacó el Señor para no volver atrás.
Resiste las tentaciones del enemigo. Cambia la queja por alabanza. Reemplaza la incredulidad por fe. Dispone tu corazón para que el Espíritu Santo te hable. La vida abundante solo podrás disfrutarla si permaneces en Cristo. Ya sabes, para atrás, ni para tomar impulso.
Pastor Pablo Giovanini
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Viernes 4 de julio, 2025
“Formidables obras”
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” Salmo 139:14
¿Puedes reconocer lo que Dios ha hecho por ti esta semana? Cuando Él actúa, no podemos quedar indiferentes. Cuando lo reconocemos como el Hacedor de maravillas, nos quedamos anonadados por sus intervenciones poderosas.
David, el autor de este salmo, reflexiona acerca de los planes, propósitos y sobre todo los designios de Dios. Él sabía que su vida estaba ligada a lo que Dios había pensado desde la eternidad que haría con él. Vivía con la certeza de que “Jehová cumpliría su propósito en él”.
Al ver que Dios interviene aun en los detalles más pequeños de su andar cotidiano, no se olvida de agradecer, alabar y adorar a su Creador. Le dice a Dios que sus obras son “formidables”. Esta palabra en su original hebreo es el vocablo yaré que significa “temer; reverenciar, estar asombrado, algo tremendo, estupendo”. Se refiere a un suceso que te ha sorprendido tanto que te ha dejado con la boca abierta.
Súmale a “formidable” la palabra “maravillosas”, que en hebreo es palá y tiene el significado de “algo grande que causa admiración, un milagro, una cosa portentosa”. ¡Woooooww! ¡Aleluya! ¡Nadie como el Señor!
Necesitamos alabar a Dios, fuimos creados para alabanza de su gloria. Si pasas un día sin reconocer su grandeza, comienzas a sentirte insatisfecho, con un vacío interior. Pero cuanto más tiempo pasas bajo la presencia de Jesús, más te identificas con esta palabra: “Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él.” (Salmo 80:7). Por eso necesitamos renovar nuestra alabanza diariamente. Reconocer a Dios en todo lo que hace. Eso te llena de gozo.
David decía: “…y mi alma lo sabe muy bien”. ¿Y qué tal la tuya? ¿Puede tu alma hoy alegrarse en el Señor, a pesar de lo que puedas estar viviendo? ¿Qué tal si cambias tus quejas, frustraciones y tristeza por un tiempo de alabanza? No, no es una locura. Es la manera de fortalecer tu fe y seguir confiando en la dirección del Todopoderoso.
Pastor Pablo Giovanini
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Jueves 3 de julio, 2025
“No te canses de hacer el bien”
“No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9.
Y sí, a veces nos cansamos de vencer con el bien el mal sin que se produzcan cambios. Hasta llegamos a pensar si vale la pena tanto esfuerzo.
Hay situaciones que nos agotan, nos quitan toda nuestra energía y terminamos el día consumidos físicamente, exhaustos mentalmente, y casi casi, fatigados espiritualmente. Nos vamos a dormir con la esperanza de recuperarnos, pero sabemos que a la mañana siguiente nos espera un día similar. Lo único que nos alienta es saber que estamos haciendo la voluntad Dios y que nuestra vida sigue rendida a sus pies. Sin embargo, no deja de surgir ese pensamiento de abandonarlo todo, de dejar de lado la bondad para actuar de otra manera...
El apóstol Pablo no fue inmune a estos sentimientos, incluso en una ocasión llegó a decir: “…porque fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida” (2 Corintios 1:8). Sin duda, nosotros no tenemos tareas, situaciones ni personas que sean más desgastantes que las que él vivió. Si prestamos atención a sus palabras, veremos que siempre nos impulsa a seguir adelante a pesar de todo, a no descorazonarnos, a no desmayar y a seguir haciendo el bien.
El apóstol también sabía que los resultados de todos sus esfuerzos no siempre se verían inmediatamente. Así como se debe esperar que las semillas crezcan, maduren y produzcan fruto, también debemos aguardar con paciencia los resultados de lo que hacemos para el Señor. Pero de una cosa podemos estar seguros: Vamos a cosechar lo que sembremos. “No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará”. (Gálatas 6:7).
Dios sabe recompensar a los que obran el bien en su Nombre, aquí y en la eternidad. Todo está anotado en su libro. “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” (Apocalipsis 22:12).
¡No te canses de hacer el bien! ¡Dios ha puesto su mirada en ti! Pronto verás la bendita cosecha de tu servicio al Señor.
Pastor Pablo Giovanini
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Miércoles 2 de julio, 2025
“Me levantaré e iré a mi Padre”
“Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”. Lucas 15:18.
El hijo pródigo tuvo que tocar fondo. Cuando se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, reaccionó. Ya había desperdiciado todos sus bienes, no le quedaba nada, ni siquiera dignidad. Ya no había esperanzas para él.
Pero, “volvió en sí”, recapacitó, un pensamiento cruzó su mente: ‘La única salida es volver a la casa de mi padre’. Se armó de valor y regresó ¿Para qué seguir perdiendo más tiempo?
La mayoría conoce como termina la parábola. El hijo retornó al hogar, fue recibido por su padre y hubo una gran celebración porque decidió cambiar la muerte por la vida.
¿Te encuentras lejos del Padre Celestial? ¿Quisieras regresar a Él? Es necesario que reconozcas tu situación, le pidas perdón por tus pecados, y creas en su amor incondicional. El Padre te está esperando con los brazos abiertos para celebrar ese encuentro contigo.
No pierdas más tiempo, “levántate y ve al Padre”. Acércate confiado a su presencia. “En él tenemos redención por medio de su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” Efesios 1:7. En Dios no hay reproches ni venganza cuando nos volvemos a Él arrepentidos.
No esperes más confirmaciones, más señales, o circunstancias especiales para reconocer que Dios te está hablando. Es tiempo de volver a casa. El Padre está esperándote.
“Pero el padre les dijo a sus siervos: ‘Traigan la mejor ropa, y vístanlo. Pónganle también un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Vayan luego a buscar el becerro gordo, y mátenlo; y comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y lo hemos hallado’. Y comenzaron a regocijarse” (vs. 22-24).
Pastor Pablo Giovanini
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Martes 1 de julio, 2025
“Autoridad delegada”
“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19.
Jesús fue claro al decirle a sus discípulos que los estaba enviando a compartir el evangelio a los pueblos vecinos de Galilea, y que su poder y autoridad iban con ellos. Debían creer y moverse en base a lo que el Señor les había prometido.
Sus seguidores volvieron asombrados por el cumplimiento de su palabra. Enfermos fueron sanados, necesidades satisfechas, milagros y señales los acompañaban, e incluso los demonios se les sujetaban en el nombre de Jesús.
Hoy, necesitamos apropiarnos de la misma promesa que Jesús les hizo a sus discípulos: “Os doy potestad”. La lucha espiritual es real, el diablo sigue trabajando para debilitar nuestra fe y hacernos caer en tentación, pero no debemos olvidar que el Señor nos dio potestad para deshacer todas sus artimañas.
La palabra “potestad” se traduce del vocablo griego exousía que significa “privilegio, fuerza, capacidad, competencia, libertad, maestría para tener control, influencia delegada”. El Rey de universo te concede a ti, como hijo de Dios, la capacidad de tomar control, en el nombre de Jesús, sobre cualquier fuerza del enemigo. Es el Nombre sobre todo nombre que tiene toda autoridad sobre los cielos, la tierra y lo que hay debajo de ella. ¡Aleluya! Su misma autoridad te fue delegada a ti.
Esa autoridad es tan poderosa que ninguna fuerza del enemigo puede hacerte “daño”. Esta palabra en griego es adikéo y se refiere a aquello que es injusto, a lo que hace mal moral, social o físicamente, que produce agravio o maltrato de todo tipo. Es decir, que en el nombre de Jesús Satanás y sus secuaces no pueden dañar ni tu alma, ni tu espíritu, ni a tu cuerpo. ¡Estás cubierto por Jesús!
No te dejes intimidar por las mentiras del enemigo. Jesús ha perdonado todos tus pecados y te ha justificado por su sangre. El poder y la autoridad de Cristo están en ti. Recuerda: “el que está en ti es más grande que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4b).
Pastor Pablo Giovanini
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